A la persona que te mereces.
A la persona que te mereces.
Única Parte.
Norma Jean John.
Supongo que el corazón es el verdadero villano de las historias.
Aún recuerdo la primera vez que lo ví.
Con ese traje negro tan casual y esa mirada aburrida, arrogante e incluso diría, caprichosa.
Hwang Sun-oh.
Parado entre tanta multitud con unas gafas gruesas de sol, cruzado de brazos, de pie con pulcritud, esperando desesperado a qué algo pasara frente a sus ojos. Lo que fuera.
Tal vez un disturbio impresionante que había en los aeropuertos como pasaba en las películas. Probablemente que una chica apareciera, quien le robará el aliento.
No le ocurrió nada.
Sin embargo, a mi si paso algo...
Él fué quién me pasó.
Ese día en el aeropuerto, cuando llegue a la ciudad todo era nuevo para mi, por supuesto. La gente, el lugar, también los sentimientos.
Podrías impresionarte de cuánta información recaudaba mi cabeza cada que volteaba a un lugar diferente. Claro que con tantas personas pasando de aquí para allá, uno podría confundirse fácilmente, pero no con él ahí.
Su rostro era algo que podrías recordar pronto, que te marcaba.
Y claro que lo hizo.
Para siempre.
¿Pero quién diría que él también me estaría esperando a mi? No de la misma manera, no. Sun-oh estaba obligado a mí y yo ni pudiera percatar que aquel chico lindo de pelo negro era mi compañía oficial por almenos dos meses.
Diablos, debí congelarme cuando lo observé y debí ponerme colorada cuando me acerque lo suficiente.
—Debes ser Norma Jean John —me dijo recuperando la postura cansada.
Sonreí con plenitud, apenas dejando la vergüenza que podría emanar mi rostro.
—Señor Hwang —salude sin pensar, en ese entonces, antes de saber su nombre creí que de verdad era el gran señor —. Un gusto conocerlo al fin.
Me incline torpemente. Tal cual ellos hacían.
—No —nego con la cabeza y yo me confundí por completo.
¿Cómo no debía serlo? Si él chófer tenía cargado un cartel con mi nombre. Y coincidía con la descripción. Hasta lo había visto en fotos.
—¿Humh?
Alargó un suspiro y se sacó las gafas.
—Su hijo, soy su hijo —el pesar se veía regado por todo el cuerpo, tanto que le costó saludarme tradicionalmente, lo hizo flojo —. Mi padre tenía que recogerla, pero le atravesó un contratiempo. ¿Nos vamos ya?
Así que pensé, obviamente era tan descarado y grosero. Las primeras impresiones después del rostro llevan grandes sorpresas, pero las últimas impresiones después del alma, lo eran aún más. Por lo tanto no me límite ha dar algún resumen sobre la personalidad.
Solamente me di cuenta que lo habían arrastrado hasta a mí en contra de su propia voluntad.
Asentí levemente y el chófer tomo mi maleta.
—Un gusto, mi nombre es Norma Jean John —mientras caminábamos a la salida.
Ni siquiera me volteo a ver.
—Sun-oh.
Y esas pocas palabras me dieron mucho en que pensar aquellos minutos primerisos de nuestra reunión. ¿A caso todos eran así de fríos? Pensaba, pero si lo eran. Nada más que Sun-oh tenía algo diferente, estaba roto.
No le di mucha importancia ¿Saben? Por un minuto había creído que la gente era diferente. Creí que por lo menos serían más educados, aunque aquí también tenían hijos mimados que odiaban hacer cosas por su propia voluntad. Debía ser un estereotipo, quien sabe. Evite indagar más.
Me quedé quieta mentalmente sobre eso.
Estaba roto ¿Y que? No me incumbia su vida.
Bueno, al menos debí quedarme con ese pensamiento a lo largo del viaje, una idea segura, aunque no lo hice.
Seguí los pasos de ambas personalidades hasta el estacionamiento donde los autos apartaban en fila recta y el que destacaba más por lo lujoso era de ellos, obviamente. Negro, reluciente, nuevo. Todo lo que me había imaginado cuando escuché de aquella familia. La cuál me tenía sorprendida y hasta el día de hoy, agobiada.
Luego, sin previo aviso, el sonido destronante del corazón real, se hizo presente.
Ese instante, en el momento correcto del lugar más preciso.
Todo cambió.
El algoritmo correcto apareció.
Los pixeles del amor volaron.
Mi perdición total.
Sonó.
Su celular hizo ruido.
Tantas veces.
Y como yo era una simple novata, no entendí. Hasta ese momento me mantenía ingenua, fresca, completa.
«Ring, Ring»
Vibró más de díez veces y yo lo alcancé con la mirada curiosa.
—¿No vas a contestar? —sugeri por el sonido.
Sun-oh detuvo los pasos apresurados, mirándome está vez con el seño fruncido. «Que molesta es está loca» pudo pensar por el gesto que lanzaba.
Me sentí aún más cohibida.
Pero saco su celular del bolsillo y observó las notificaciones, aún manteniendo la misma expresión nefasta.
Cuando terminó, subió los ojos a mi rostro con detenimiento.
Pude ser la chica más torpe en ese instante. Y las mejillas se calentaron de pronto. Cuando volcó los safiros negros que utilizaba para ver.
¿Había dicho una mala palabra y ni cuenta me dí?
—Escuche que sonaba...
Movio el cuerpo con desdén, mostrándome la pantalla del Smartphone sin pudor.
—¿Que? —contesto —¿Te refieres a mi Love Alarm?
Uff...
Tan solo si no me hubiera hablado de ella.
Nada de esto hubiera ocurrido.
Pero lo hizo.
Me preguntaba ¿Love alarm? ¿Que es eso? Un videojuego probablemente. ¿Verdad?
—Suena curioso —respondi alegre, quien sabe porque —. ¿Es una aplicación de citas?
Abrió la boca con impresión y por primera vez abandono el semblante tan serio a uno sorpresivo.
—¿Qué...? ¿No sabe...? ¿No tienes Love Alarm? ¿Sabes lo que es? —Cuestiono con rapidez, abrumando mi pobre cabeza por tantas preguntas inútiles.
—¿Tendría? —arque la ceja y acomode mi bolso, mientras tantas gente pasaba a nuestro lado y la alarma de su teléfono seguía sonando casi haciéndolo explotar.
Estaba vez el chófer esperaba impaciente, no le importo al chico, es decir, no parecía importarle nada de todos modos.
—Crei que serías menos extraña —se quejo y apagó el celular —. Es una aplicación que suena cuando ha alguien le gustas a menos de 10 metros de distancia.
Una aplicación para decir tus sentimientos... ¿A caso era real? O ¿Una broma?
Me había impactado bastante. Jamás había escuchado algo así, hasta ese día. Era bastante raro... «sonara si le gustas ha alguien a menos de diez metros» ¿Podría ser real?
—¿Lo dices enserio? —exclame sorprendida y reaccionó molesto —. Es decir, parece extraño. Eso es todo, creo que la tecnología ha ido lejos ¿No?
Pude verme tonta cuando creía haberme visto tierna, podría decirse que hasta torpe, aunque no tuviera la culpa de no mantener la vanguardia hacia las aplicaciones coreanas. Aún así el pelinegro no lo dejo pasar. Se notaba la frustración en el rostro blanquisco que portaba. Tan relevante.
Después de todo ese rato me había percatado de aún más cosas sobre él. 1) que era extremadamente alto. 2) Era más guapo de cerca. 3) la arrogancia lo alejaba por completo 4) y esa expresión de dolor no ayudaba.
Aún así, por eso nos quedamos más rato parados sin decir nada. En cuanto el tiempo pasaba, a él no parecía afectarle, como si se detuviera cada que quisiera e ignoraba ese movimiento recurrente de todos alrededor. Incluyendo mi presencia.
Sun-oh abrió la boca para contestar.
Entonces se abrió una de la puertas del coche y alguien bajo.
—¿Que rayos hacen ahí parados? ¡Tenemos que llegar a tiempo para la cena! —grito un señor de treinta y tantos años, interrumpiendo cualquier inspiración del joven para hablar —. ¡Uh, hola señorita Jean John!
Me sonrió simpático aquel chico de aspecto despreocupado pero aludido por la puntualidad de su posible jefe.
A él lo resumí como treinton preocupon de pocos intereses.
Volte esta vez emocionada por conocer ha alguien amable y saludé con un gesto de mano.
—El gusto es mío.
Escuché un suspiro de Sun-oh.
—Minjae deja de coquetear ¿Bien? —le dijo dando un pequeño golpe a su hombro y paso de largo para abrir una puerta del auto. Antes de subirse y sin dirigirle un vistazo volvió a decir: —Y su nombre es Norma Jean John.
Cerro la puerta.
—Subire su equipaje señorita Norma Jean John —me dijo el hombre distrayendo mis pensamientos —. Usted suba por favor.
—Digame Najean —hable apenada —Asi me dicen mis amigos.
El hombre se sonrojo asintiendo.
Quise darle la mano, pero era primerisa y había recordado que eso sería como una gran grosería infernal, me detuve a tiempo. Je.
—Minjae —inclino la cabeza —Para servirte Najean.
El chófer me abrió la otra puerta trasera y subí, encontrándome con el cuerpo del joven frío de apariencia generosa quien cruzaba sus brazos, creando una barrera. Más tarde Minjae subió del lado del copiloto.
—Una disculpa si hice sonar su Love Alarm, señorita Najean —mordio su labio apenado.
Me tomo por sorpresa pero por alguna razón, después de lo que dijo el chico sobre la aplicación; me sentí alagada.
—Oh, no importa...
—Ella no tiene la aplicación, no te emociones —interrumpio el pelinegro volviendo con las gafas oscuras.
Ambos lo miramos rápidamente.
—¿No tienes Love Alarm? —pregunto incrédulo, en tanto el carro avanzaba.
Cuando salimos del estacionamiento, observé el paisaje distraída y cuando pude recordar giré hacia los caballeros, mientras por el rabillo del ojos veía lo más que pudiera. Cómo los edificios, los habitantes y la más hermosa vegetación.
—Asi es —rei ingenua —. No sabía que existía algo así. En América usamos una aplicación distinta pero de lejos tiene la misma función —esta vez saque mi celular del bolsillo y lo ensendi para mostrarles mi descubrimiento, aunque el asistente fue el único que prestó atención interesado —. Hace un recuento de todos tus contactos y te dice con quién congenias más, en pocas palabras te dice a la persona que te mereces. Aunque nada de saber los sentimientos por el otro, claro. Así debe ser más fácil ¿No? ¿Conseguir pareja? Evitar que te rompan el corazón.
Niña tonta... Estaba tan equivocada.
Sun-oh rodo el cuello por puro fastidio. Cómo lo había hecho la mayoría del viaje hasta la mansión.
—Aburrido —escupio irritado y se quedó callado.
En ese instante, pudo alejarse de mi a nivel sentimental, lo había logrado y hubiera funcionado con éxito, si no le hubiera pillado mirándome, debajo de esas gafas.
De no a ver sido por eso, se habrían evitado tragedias.
Lo pille.
Ese fue el error.
Y aún después de todo me preguntaba.
Si yo hubiera tenido Love Alarm en ese momento.
¿Su alarma habría sonado?
¿Mi alarma lo habría hecho?
Nota/: Este es un fragmento de lo que iba a ser esta novela pero por alguna razón jamás termine de escribir. Aún así publique está parte porque me gustó mucho como quedó y también tengan la oportunidad de leer un poco de lo que escribo, gracias por pasarse un ratito. 💙
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