⌜Minho⌟

La clase finalizó, por lo que tomé mis pertenencias y salí del aula.

Hace unos días, Hyunjin se acercó a mí para pedirme información sobre la bella porrista que lo dejó cautivado y obviamente, no le dije nada al respecto. Yo no planeo estar en medio de esas tonterías sin sentido que están yendo por un muy mal camino.

La verdad es que no entiendo en que lío se ha metido por sí mismo, pero tampoco tengo el deseo de ayudarle a abrir los ojos a la cruel realidad que lo abofeteará en el mejor momento.

—Hola.

—Hola— respondí sin pensarlo dos veces. Y cuando me percaté de la identidad de la persona, no pude evitar rodar los ojos. —¿Qué quieres?

—He venido a verte. ¿Qué hay de malo con ello?

Deseo darle un merecido puñetazo en su rostro que ha sido tallado por los mismos dioses de la perfección —según los estudiantes de la universidad—. Considero que Hyunjin es atractivo, pero es más que evidente que nunca me enamoraría de un tipo como él a causa de que es todo lo contrario a lo que deseo en una pareja.

—Será mejor que me dejes en paz— le advertí con tono serio.

Hyunjin mostró una radiante sonrisa antes de decir con auténtica seguridad—: No lo haré. Por cierto, ¿a dónde te diriges?

—Eso no es de tu incumbencia...

—¿Alguna vez has visitado el salón del arte?

«Ignorar lo que le digo le sale de maravilla», no pude evitar pensar.

—No.

—¿Por qué no?

—¿No es obvio? — el peligris negó con la cabeza, por lo que dije—: No estoy interesado en el arte. ¿Ya me puedes dejar en paz?

Es tan molesto como una piedra en el zapato.

Aunque, pensándolo bien, esta es la primera vez que tenemos una "conversación civilizada" sin que haya puños de por medio, o malas palabras... «¿Debería darle un puñetazo para que me deje en paz?», me pregunté en silencio mientras observaba al peligris que no dudó en mostrar una radiante sonrisa. Sí, la respuesta es que debería golpearlo. 

—Ya no tienes más clases, ¿por qué no me acompañas al salón del arte?

El dichoso salón del arte solo puede ser visitado por estudiantes que son parte de el, de lo contrario, tienes prohibida la entrada pues se considera un lugar sagrado por todos los futuros artistas.

—Hwang, ¿crees que tengo interés en ver las bolitas y palitos que dibujas? — le pregunté con tono burlón.

—Necesito una opinión seria y concisa sobre esas bolitas y palitos que dibujo. ¿Por qué no me ayudas un poco? Tan pronto veas mi portafolio, te dejaré ir y no te molestaré más— me aseguró.

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No pude evitar mirar alrededor tan pronto entré al majestuoso salón del arte. No cabe duda de que todos los que son miembros cuentan con grandes habilidades. Admito que nunca he sentido interés en dibujar, pintar... o como se diga porque no cuento con el "don" para crear arte.

Afortunadamente, no se encuentra nadie más que nosotros dos en el salón del arte, por lo que me puedo sentir más cómodo y tranquilo.

Hwang caminó hasta su lugar, tomó un portafolio y no dudé en tomarlo para darle un vistazo. Creía que sus dibujos no valdrían la pena, pero me equivoqué por completo al pensar en esa gran tontería pues cada uno de ellos es arte. 

—¿En verdad lo dibujaste tu? — le pregunté sin elevar la mirada del portafolio.

—Sí. Todos ellos— respondió con orgullo. —¿Qué tal? ¿Se ven bien?

—Son magníficos— admití tras encontrarme con su mirada y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo por completo.