Habían pasado dos semanas desde la última visita de Jisung y, para su consternación, se encontraba en el mismo camino sin rumbo de regreso al mismo temido hospital. No podía soportar la naturaleza persistente de sus padres, pero estaba algo aliviado de estar fuera de la casa, por decir lo menos.

"Aquí vamos de nuevo".

Jisung entró al edificio y saludó a la mujer en la recepción, como siempre. No perdió tiempo en subir los escalones necesarios para llegar a la parte del hospital donde casi había llegado hacía tanto tiempo. En minutos, el mostrador de información estaba en su punto de mira, y por primera vez en mucho tiempo, había ido a él.

Habló con una mujer pequeña allí, y después de varios minutos, Jisung se alejó del escritorio, con algunas hojas de papel en la mano. Empezó a caminar por el pasillo, suspirando pesadamente, con la intención de correr a casa.

―¡Hey! ¡Hey, eres tú!

La voz familiar hizo que la garganta de Jisung se apretara. Otro suspiro fue forzado a salir, incluso más pesado esta vez. Dio la vuelta.

―Minho

―Mejillitas ―él sonrió de oreja a oreja.

―No me llames así ―Jisung metió las sábanas en su bolsillo.

―Pensé que habías dicho que nunca más volverías a poner un pie aquí ―había algo extraño en la emoción de su tono.

―No dije exactamente eso...

―¡Pero estaba implícito!

Jisung entrecerró los ojos.

―Sí, estaba implícito

La sonrisa de Minho nunca abandonó su rostro, y sus párpados cansados ​​contradecían su expresión facial.

"¿Por qué siempre debo toparme con los extraños?"

―Entonces, ¿qué te trae aquí de nuevo?

―Podría preguntarte lo mismo... ―Los labios de Jisung se torcieron hacia un lado.

Cejas negras y gruesas levantadas sobre tonalidades azabache.― Se supone que debo estar aquí, en realidad.

Jisung bostezó.― ¿Interno?

―No, paciente ―Su sonrisa era desconcertante.

En silencio, el hombre de cabello oscuro frunció el ceño.― He sido insensible...

Una risa brotó de Minho.― No, no lo has hecho. No te preocupes por eso

Aunque había estado vestido con ropa normal e informal, tras un examen más detallado, había algo realmente enfermizo en él. Estaba más pálido que los demás que caminaban por los pasillos, y tenía círculos oscuros y suaves debajo de sus ojos.

Jisung se aseguró de no mirar.

―Sé que no vas a preguntar, así que te lo haré saber. Por lo que he oído, los médicos dicen que lo que sea que tengo se llama... ¿FFI? ―Minho se cruzó de brazos. Mantuvo un aire a su alrededor como si estuviera teniendo una conversación normal sobre el clima.― ¿Insomnio familiar fatal? Si no recuerdo mal.

Un escalofrío recorrió la columna de Jisung. Nunca antes había oído hablar de esa enfermedad. Le preocupó lo suficiente como para sacarle algunas palabras.

―No creo que quiera preguntar sobre los síntomas de esta enfermedad―. Bueno, incluso si quisieras, no tendría una respuesta para ti ―otra risa―. Todo lo que puedo decir es que dormir no es tan fácil como antes ―lo que normalmente le habría dolido a alguien decir, lo dijo con facilidad y con la misma sonrisa para empezar.

Jisung no pudo evitar casi devolverle la sonrisa, sus labios apenas se torcieron. Miró en dirección a Minho, esta vez a él.― ¿Estás aquí todos los días?

―¡Por supuesto! He estado aquí por alrededor de... Cuatro semanas ahora―parpadeó lentamente.

―Ya veo... ―Jisung asintió una vez. No se intercambiaron palabras por un momento, y pronto, la corta cantidad de silencio se volvió incómoda.― Bueno, me iré ahora

"Ciérralo, no lo dejes entrar. Está enfermo".

―Ah-uh, un segundo-

La mandíbula de Jisung se apretó.― Me tengo que ir, Minho ―empezó su camino.

"Por favor, no insistas."

―Por favor escucha ―con las manos a los costados, Minho se inclinó―. Por favor, solo tomará un segundo.

Jisung era directo, pero no despiadado. Resopló y se dio la vuelta.― ¿Qué pasa? Realmente tengo que irme.

Con los ojos iluminados, Minho enderezó la espalda y metió la mano en el bolsillo. Sacó un teléfono y, ante el temor de Jisung, le pidió su número de teléfono.

¿Qué iba a hacer? ¿Qué iba a decir? Jisung literalmente no encontró nada especial en Minho. ¿Por qué esta persona enferma le había tomado cariño de repente? No quería nada más que alejarlo, tirar los formularios y nunca volver a poner un pie en ese hospital, pero por alguna razón extraña e irritante , a Jisung le resultaba difícil negarse a Minho. Lo intentaba, realmente lo intentaba, pero simplemente no podía.

―Yo... no... normalmente envío mensajes de texto ―murmuró Jisung. Miró el teléfono de Minho. No podía mirarlo a la cara―, a menudo estoy ocupado. Mantenerse en contacto conmigo no sería una buena idea.

Observó los dedos de Minho enroscarse alrededor del teléfono y su mano retrocedió lentamente.

―Pero- ―Jisung se sorprendió a sí mismo con esa sola palabra.Todavía podía ver la mano de Minho, y se había congelado en su lugar― supongo que podría encontrar algo de tiempo para hablar de vez en cuando ―levantó la vista y su mirada encontró la de Minho. Esos ojos azabache brillaban.

Ingresó su número rápidamente y luego le entregó el teléfono a Minho, la sección del nombre estaba vacía.

―Gracias. ―su voz estaba llena de emoción cuando procedió a ingresar el nombre de su nuevo contacto. Jisung observó de cerca cómo Minho pronunciaba y escribía el nombre,

"Mejillitas". Minho estuvo cerca de salvar el contacto antes de que Jisung hablara.

―No tienes que poner eso ―él suspiró―. Es... Jisung.