
🕸️𝙑𝙄. 𝘾𝙤𝙣𝙛𝙞𝙖𝙣𝙯𝙖 𝙖 𝙘𝙞𝙚𝙜𝙖𝙨
📅29 de agosto, 2023
🌍 Milán, Italia.
Llegó a la habitación de Lando con el corazón aun saliéndose del pecho, no solamente porque la adrenalina de haber frustrado un robo aún le corría por el cuerpo, sino porque había regresado al hotel corriendo tan rápido como le era posible, y había descubierto que era bastante más rápido de lo que podía correr antes del incidente con la araña, pero a ese punto ya nada le sorprendía, lo único que le faltaba era brillar en la oscuridad.
Llamó a la puerta un par de veces, intentando calmarse, aunque su respiración aún era irregular y sentía las palmas de las manos sudadas. Escuchó pasos del otro lado y un segundo después la puerta se abrió revelando a Lando con el cabello alborotado, la expresión del británico se volvió una de pura confusión al ver el estado en el que se encontraba su compañero.
—¿Qué te pasó? —preguntó con una ceja levantada, tomando la bolsa de comida— ¿Corriste una maratón?
—Algo así —respondió Oscar, esforzándose por sonar natural, aunque su voz todavía temblaba un poco.
—¿Estás bien?
Oscar asintió rápidamente, entrando a la habitación mientras se quitaba la chaqueta.
—Sí, sí, solo... tuve que correr para evitar que cerraran el lugar. No quería decepcionarte con tu lasaña espectacular.
Incluso para él, aquella excusa sonaba a una muy mala, sin embargo, pareció ser suficiente para Lando, quien simplemente le sonrió y le regaló una palmada en el pecho como si estuviera orgulloso de su hazaña.
—Eres un héroe —dijo Lando con entusiasmo —Voy a poner tu nombre en una plaquita dorada que diga Héroe Nacional: trajo lasaña caliente.
Cada vez que repetía esa palabra a Oscar se le revolvía el estómago.
La palabra héroe llevaba demasiado peso consigo, Oscar era un aficionado de la historia y, sobre todo, de los post en Reddit que filtraban información sobre las misiones de los superhéroes a los que tanto aclamaba la gente; por ello sabía bien que el ser un héroe siempre implicaba una responsabilidad tan grande que incluso para esas personas resultaba difícil. Oscar admiraba a los héroes, claro que sí, cuando era niño su cuarto estaba repleto de cosas del Capitán América; sin embargo, nunca creyó que él mismo se encontraría siquiera lo suficientemente cerca de tener con todos los dilemas morales que significaban ser uno.
—¿Estás bien, Os? — preguntó Norris mientras sacaba los contenedores de comida de la bolsa.
—¿Eh? Sí, sí— respondió, demasiado rápido, forzando una sonrisa —Solo... estoy cansado, supongo.
Esta vez Lando no creyó del todo sus palabras y se dejó caer sobre uno de los sillones de la suite, haciéndole un gesto a Oscar para que se sentara también, el australiano asintió y se sentó en el mismo sillón, pero un poco más lejos.
—¿Seguro que todo está bien, amigo?
El tono condescendiente del mayor le hizo fruncir el ceño, no sabía que era lo que lo tenía así de preocupado y, honestamente, no podía evitar ponerse en alerta pues el hecho de que alguien más descubriera su secreto solamente complicaría más las cosas.
—¿Por qué me preguntas eso?
—Bueno... desde que terminó el parón de verano has estado.... diferente, te noto un poco fuera de ti y me preocupa.
Sintió el pecho apretarse; Lando tenía razón, claro que la tenía, pero eso no hacía más fácil el tener que pensar en una excusa, en una mentira que sonara suficientemente creíble y, al mismo tiempo, no lo hiciera parecer aún más sospechoso.
—Supongo que... solo han sido semanas intensas —murmuró —Lo de Lily, el regreso a la pista... además por estas fechas siempre recuerdo a mi papá y... Tú sabes.
—Así que es eso— murmuró comprendiendo —Lo siento mucho, Os. No quiero que te sientas juzgado ni nada de eso... Pero sé que tan exigentes son en McLaren y si notan estos comportamientos van a querer ponerse estrictos...
Oscar ladeó la cabeza, mirándolo con curiosidad por unos segundos.
—Sé que la presión no le hace bien a ningún individuo y no quisiera que te pongan a ti bajo esa presión— dijo con una mueca —Si lo hacen, querrás irte a otro equipo y me agradas mucho como para que deje pasar eso por alto.
La preocupación de Lando sonaba tan genuina que logró conmover a Oscar y también hacerlo sentir culpable pues quiso, por una fracción de segundo, confesarle todo lo que le estaba pasando para que pudiera comprender el por qué actuaba de esa manera tan fuera de si mismo. Sin embargo, sabía que no podía, quizás cuando hablara con la doctora Palmer y ella lo ayudara podría considerar hacerlo, mientras tanto lo mejor era que guardara silencio al respecto.
—Que gran manera de decir que somos amigos, Lando— le sonrió para transmitirle un poco de tranquilidad —Estoy bien, de verdad. Solo necesito... recuperar la rutina.
—Eso no va a ser un problema, mañana podemos ir al gimnasio juntos a bajar toda esta lasaña.
El australiano soltó una risita, sintiéndose claramente más tranquilo de lo que se sentía cuando llegó al hotel y agradeció internamente que Lando tuviera la capacidad de sacarlo de sus múltiples preocupaciones aun si fuera por un minuto.
Honestamente, de no ser por Logan, Lily y Lando estaría volviéndose loco... más de lo que ya estaba en esos momentos.
📅30 de agosto, 2023
🌍 Milán, Italia.
SU SONRISA SE ENSANCHÓ DE INMEDIATO CUANDO LOGRÓ SINTONIZAR EL CANAL DE NOTICIAS DE SU PAÍS EN LA TELEVISIÓN. Agradecía enormemente a la tecnología con la que contaban hoy en día pues de no tenerla, se habría perdido aquello.
Su madre le había llamado temprano, haciendo alarde del logro de la castaña, sin siquiera detenerse a preguntar por su hijo, cosa que él claramente le reprochó a modo de broma; lo que sucedía era que a Lily le harían una entrevista pues había sido la única de su generación que tenía un contrato en puerta con Stark Industries y aquello por supuesto había llamado la atención de los medios tanto nacionales como internacionales.
Se había sorprendido en primera instancia, pues bien sabía que a la chica no le gustaban ese tipo de cosas, luego se enteró por su madre que sus maestros prácticamente la habían obligado a aceptar la entrevista como agradecimiento a la universidad así que ahora Lily estaba condenada a pasar la siguiente hora contestando preguntas sobre su futuro, su trayectoria académica y, por supuesto, sobre lo que significaba para ella tener un contrato firmado con la empresa tecnológica más grande del mundo.
No pudo evitar que unos cuantos suspiros se le escaparan mientras miraba la pantalla y, aunque estaba disfrutando realmente de verla desenvolverse con tanta naturalidad a pesar de su nerviosismo, no podía esperar que terminara para poder llamarla.
Así lo hizo, en el momento en el que la entrevista llegó a su fin, Oscar se apresuró a tomar su teléfono y marcó el número de Lily, esperó apenas un par de segundos antes de que ella respondiera.
—¿La viste? — preguntó completamente emocionada antes de siquiera decir "hola"
Una risita se le escapó de los labios y negó suavemente con la cabeza.
—Por supuesto que la vi— dijo aun sonriendo —¿Por qué no me contaste antes?
—Quería que fuera una sorpresa, así que le pedí a tu madre que te avisara cuando estuviera a punto de empezar.
—Pues sí que fue una sorpresa— coincidió asintiendo —Pero lo hiciste fenomenal, Lils, me siento muy orgulloso de todo lo que has logrado.
—Significa mucho para mí que digas eso— Oscar no podía verla, pero era claro que estaba sonriendo —Sabes que nunca me ha gustado la atención desmedida de los medios de comunicación
—Pero lo manejaste muy bien, te veías tranquila, para nada afectada por los diez mil reflectores que seguro tenías encima y solo tropezaste con tus palabras un par de veces.
—No me estás ayudando con mi ego, Piastri. — dijo fingiendo estar ofendida
—Solo digo que, si eso fue tu versión nerviosa, entonces el mundo no está preparado para verte realmente confiada.
—Ay, ya cállate —respondió Lily, luego se quedó en silencio un par de segundos y se aclaró la garganta —De hecho, me alegra que te haya gustado mi primera aparición pública porque estoy planeando hacer otra muy pronto y quiero tu... opinión sincera.
Aquello logró avivar la curiosidad del piloto y se acomodó en el sofá como si eso le ayudara a prestar mejor atención a las palabras que su amiga estaba por pronunciar.
—¿Das una entrevista y de pronto ya eres una celebridad? — bromeó un poco, soltando una risita nerviosa —Dime que es lo que tienes en mente.
—Quería que esto fuera más una sorpresa, pero sé también que vas a querer controlar todos los detalles para que salga perfecto y sé que eres obsesivo con ese tipo de situaciones así que pensé que lo mejor sería decirte desde antes; no será una sorpresa ya que lo sabrás, pero estoy segura de que te gustará saberlo y...
—Dios, Lily, habla ya o me vas a volver loco.
—Está bien. Lo diré — tomó aire, como si necesitara reunir valor para hablar, pero en realidad estaba tratando de controlar sus emociones casi desbordantes —Estoy pensando en ir a verte a la próxima carrera. En persona.
Oscar se quedó en silencio por un par de segundos que se sintieron casi eternos, por un momento se preguntó si quizás estaba jugando con él.
—¿Hablas en serio? ¿Vendrás? Es decir ¿irás a Singapur?
—Si, supuse que sería lindo acompañarte... Sé que la carrera en Países Bajos no fue lo que esperabas y.... estuvo todo ese asunto de Daniel... Quería ir este mismo fin de semana, pero aún tengo algunos proyectos pendientes y un par de exámenes, pero para la fecha del GP de Singapur estaré lo suficientemente libre para escaparme una semana y viajar contigo.
—¿Qué? ¿Toda la semana? ¿Vendrás toda la semana?
—Si... a menos que no quieras, en ese caso...
—¡No! — la interrumpió casi en un grito —Es decir si... Me refiero a que... me encantaría que me acompañaras toda la semana.
Del otro lado de la línea, Lily soltó una risita debido a la manera en que él parecía tropezar con sus palabras debido a la emoción, aquello logró hacerle sentir mariposas en el estómago, pero contuvo sus emociones.
—Entonces estaré ahí toda la semana— le aseguró —¿Volverás a Woking luego de Italia?
—Si, si... tengo que hacer algunas pruebas en el simulador y la nueva doctora me hará algunas pruebas físicas así que estaré ahí en cuanto esto termine.
—¡Genial! Entonces quizás te encuentre directamente en Singapur y...
—Ven a Woking conmigo ¿puedes? Un par de días antes si es posible...
No sabía porque le había pedido eso, pero algo dentro de sí le gritaba que necesitaba a Lily si iba a enfrentarse a lo que fuera que la doctora Palmer tenía para decirle; incluso si ella no tenía idea de todo lo que estaba pasando con él, la necesitaba ahí, nadie nunca podría darle el nivel de apoyo que Lily le daba.
—Uhm... bueno...
—No te preocupes por los vuelos, yo pagaré todo— se apresuró a decir.
—Oscar, sabes que no me gustaría que hicieras eso.
—Lo sé, lo sé, pero quiero hacerlo, quiero que estés ahí. Y si eso implica hacer lo que sea necesario para facilitarlo, lo haré.
—Tampoco quisiera distraerte del trabajo, sé que las pruebas en el simulador son super importantes para ustedes y no....
—Lily, si es necesario me iré a Woking apenas ponga un pie fuera del circuito el domingo para poder hacer las pruebas con la antelación suficiente. No importan los horarios, ni el cansancio, yo... solo quiero verte.
Oscar no pudo verla, pero el rostro de la castaña se tornó de color carmesí y ella tuvo que sostenerse contra la pared porque las palabras tan sinceras del chico. Sabía que entre ellos las cosas nunca irían más allá de la maravillosa amistad que tenían, pero era imposible evitar que el corazón le corriera a mil por hora cada vez que él le hablaba con ese cariño que hacía pensar que era lo más importante de su mundo.
—Está bien— dijo con un hilo de voz, causado por el nerviosismo, luego se aclaró la garganta y habló de nuevo —Iré a Woking contigo.
—Gracias, te prometo que la pasaremos bien y...
Antes de que pudiera continuar hablando, la puerta de su habitación se abrió de golpe y, aunque por un momento se asustó por la intromisión, pudo relajarse cuando se dio cuenta que se trataba de Logan, que había llegado apenas el día anterior y cuyo equipo se hospedaba en el mismo hotel que McLaren.
—Tienes que ver esto, tienes que ver esto — dijo arrancándole el control remoto de las manos.
—Oye— lo regañó en voz baja, negando con la cabeza ante la actitud de su amigo.
—¿Ese es Logan? — preguntó Lily al otro lado
—Si, es él... — murmuró, mientras veía al estadounidense cambiar canales como si su vida dependiera de ello
—Mira la televisión, mira la televisión— insistió Logan, señalando la pantalla como si estuviera por anunciarse el fin del mundo.
—Lils tengo que dejarte ¿sí? Te llamaré después para arreglar lo de tu viaje, lo prometo.
—Está bien. Dile a Logan que la próxima vez toque la puerta como una persona decente y salúdamelo.
—Lo haré. Te quiero.
Una vez que colgó la llamada, tomó el cojín más cercano que tenía y se lo lanzó al rubio directamente a la cabeza.
—¿Cuál es tu puto problema? — se quejó Oscar frunciendo el ceño —No puedes entrar a mi habitación y simplemente...
—¡Ahí! — casi gritó al tiempo de dejaba el control remoto en la mesa antes de sentarse junto a él.
El australiano finalmente prestó atención a lo que Logan tan efusivamente quería mostrarle y entonces comprendió el porqué de la urgencia. Era un canal de noticias locales en el que una reportera hablaba con rapidez, Oscar apenas fue capaz de distinguir algunas palabras, sin embargo, no necesitó mucho de ellas pues el video que se reproducía una y otra vez le dejaba claro de que estaban hablando.
Era una grabación, de muy mala calidad tomando en cuenta que era 2023, donde podía percibirse una escena que Oscar reconoció de inmediato como el asalto que había frustrado apenas la noche anterior. Su rostro no era visible para nada por el ángulo en el que estaba colocada la cámara, pero era clara la manera en que golpeaba al asaltante para luego desaparecer por lo alto del edificio, escalando torpemente la pared de este.
—Oscar... ¿eres tú?
—Si... Si, soy yo.
No había ningún sentido en mentirle, siendo que Logan tenía pleno conocimiento de su condición actual era más que obvio que había hecho las conexiones obvias.
El estadounidense finalmente soltó el aire que había estado conteniendo.
—Joder, amigo... —murmuró, pasándose una mano por el cabello —¿Qué demonios estabas pensando?
—No lo sé. Yo estaba ahí y solo... pasó. El tipo estaba robando y.... no pude quedarme de brazos cruzados
—Tienes que tener más cuidado, Osc. Esto no es un juego. Hoy fue un canal local, mañana puede ser la CNN. ¿Y si alguien empieza a buscarte? ¿Y si Paragon te encuentra?
Sargeant no sonaba molesto, pero si terriblemente preocupado y Oscar fue capaz de ver el miedo en sus ojos por una fracción de segundo. El australiano bajó la mirada, sintiendo una punzada de culpa en el pecho y es que en ese momento no había pensado en ello, pero saber que su amigo se preocupaba de aquella manera le recordó que en realidad estaba metido en un problema grave y que su futuro era incierto con aquellos poderes que había adquirido.
—Lo sé... tienes razón —dijo al fin, con la voz más baja —Fue estúpido. Solo... no podía dejar que ese tipo se saliera con la suya. Estaba asustando a una chica y.... por un segundo, pensé en lo que le hicieron a papá. No pensé, solo actué.
La voz le tembló cuando mencionó a su padre, aquello hizo que Logan dejara a un lado la preocupación y se acercara más, apoyando una mano en el hombro de Oscar.
—Amigo, todo esto es una puta locura— soltó con tanta sinceridad que logró arrancarle una risa breve al piloto de McLaren —Ni siquiera yo entiendo que está pasando, pero te prometo que te ayudaré a resolverlo ¿de acuerdo? Todo estará bien mientras mantengas un perfil bajo, al menos hasta que encontremos una solución a tus problemas.
Oscar asintió lentamente, aferrándose a las palabras de su amigo como si fueran una cuerda en medio del caos. Quizás eso era lo que más necesitaba en ese momento.
📅4 de septiembre, 2023
🌍 Woking, Inglaterra
EL GRAN PREMIO DE MONZA ERA ALGO DIGNO DE OLVIDAR, o al menos así lo creía Oscar y es que, luego de haber clasificado séptimo y haber terminado doceavo, lo único que quería era enterrar ese fin de semana en un rincón oscuro de su memoria dedicado a su trayectoria en la Fórmula 1, el mismo donde guardaba también la carrera principal del Gran Premio de Bélgica, todo el fin de semana en Miami y, por supuesto, el fiasco que fue su primera carrera con McLaren.
El ritmo del coche simplemente no había estado ahí, las estrategias no funcionaron y, para colmo, seguía sin poder adaptarse a las nuevas sensaciones que embargaban su cuerpo, lo que hizo que nuevamente perdiera la concentración y saliera de la pista antes de rebasar, lo que le había costado una penalización de cinco segundos.
Aún con todo eso, decidió que lo dejaría atrás y se enfocaría en la siguiente carrera. McLaren era un equipo que podía ser competitivo y si ellos habían creído en Oscar entonces lo menos que podía hacer él era creer en que llegarían ahí algún día.
Su manera de dejarlo atrás fue regresar a Woking de inmediato y lanzarse de lleno a las pruebas en el simulador. Si algo podía controlar, era cuánto trabajo ponía en mejorar. No podía cambiar lo que había pasado en Monza, pero podía asegurarse de que no volviera a repetirse. Ese día había llegado a medio día, en especial porque no le permitieron llegar mucho más temprano pues también debía descansar.
Trabajó duró en el simulador, después atendió a la sesión de información que todo el equipo tenía al regresar de los fines de semana de carrera, también se involucró en ofrecer su perspectiva respecto a algunas cuantas mejoras mecánicas que podrían implementarse en los monoplazas y antes de dar por terminar el día, volvió un rato más al simulador. Luego, cuando el lugar estuvo un poco más vacío, decidió que era un buen momento para finalmente enfrentarse a la doctora Palmer y aunque en ese momento hubiese querido que Logan estuviera ahí para darle apoyo moral, se limitó a avisarle por medio de un mensaje que fue respondido casi de inmediato.
Las manos le temblaban ligeramente mientras se dirigía al consultorio, aún no estaba completamente seguro de como abordaría el tema, lo único que sabía era que debía proteger su integridad y la de las personas que lo rodeaban a como diera lugar y si la doctora Palmer representaba cualquier tipo de amenaza entonces debía estar preparado para actuar.
Tocó la puerta un par de veces y casi de inmediato se hizo presente la voz de la mujer en el interior, dándole permiso para entrar.
Entró con pasos firmes, pero su espalda cargaba una tensión visible. La doctora Palmer lo recibió con una sonrisa leve, sentada tras su escritorio, con un par de carpetas a un lado y una taza de té entre las manos.
—Oscar. Qué gusto verte por aquí— dijo, señalando la silla frente a ella —Pensé que tomarías este par de días para recuperarte de la carrera, según sé es lo que está marcado tanto en tu agenda como en la de Lando.
—No me he sentido cómodo en el auto— se encogió de hombros al tiempo que se sentaba, sin sentirse del todo relajado —Además necesito adelantar un poco de trabajo, tengo cosas que hacer...
—¿Más importantes que esto? — preguntó sorprendida la pelirroja, alzando una ceja.
No le gustaba la manera en que parecía querer indagar en su vida de manera amistosa; Oscar pensaba que, si estaba ahí, era porque alguien la había enviado y seguramente tendrían mucha más información de él que el equipo.
El australiano simplemente asintió con una sonrisa forzada, Christine se dio cuenta de esto y también sonrió incomoda.
—Pero dime que te trae aquí ¿Te sientes bien? ¿Tienes alguna cuestión medica?
Oscar se tensó más, si es que eso era posible. Y es que aquella fachada de amabilidad que la doctora le regalaba le hacía hervir la sangre; él sabía que estaba ahí para investigarlo a él y el hecho de que tratara de esconderlo con tanta vehemencia le revolvía el estómago.
Por eso no pudo controlarse y las palabras salieron de sus labios antes de que pudiera detenerlas.
—¿Por qué no deja la actuación a un lado, doctora Palmer? — preguntó con cierto rencor en su voz.
Ella lo miró confundida, ladeando la cabeza, con una expresión genuinamente descolocada; tanto, que si se lo preguntaran él incluso dudaría de todo lo se suponía que sabía.
—¿De qué hablas, Oscar? Yo...
—¿Qué hace una conocida doctora genetista trabajando para un equipo de Fórmula 1?
Aquello definitivamente la puso en alerta.
—Entiendo que estés un poco confundido, pero en realidad es bastante común que esas cosas sucedan y...
—No, quiero la verdad.
La pelirroja frunció ligeramente el ceño mientras sigilosamente bajaba su mano hasta el primer cajón de su escritorio pues, aunque la misión a la que la habían enviado no requería que lastimara de ninguna manera al joven piloto, ella sabía que lo más importante era su integridad física y si tenía que neutralizarlo entonces lo haría sin dudarlo.
Oscar lo notó, claro que lo notó. Sus sentidos eran demasiado agudos ahora como para no percibir el ligero movimiento, el mínimo temblor en el cajón, la aceleración casi imperceptible de su respiración. Sin dudarlo se atrevió a lanzar un disparo de telaraña hacia su mano, dejándola inmóvil sobre la manija del cajón.
Supo casi de inmediato que aquello había sido un error pues básicamente le había confirmado a Christine cualquier cosa que ella pudiera estar investigando respecto a él, pero no había tenido más opción para detener cualquier ataque en su contra.
—Solo quiero la verdad— pidió, sintiendo un nudo formarse en su garganta, le temblaban las manos y tenía los ojos enrojecidos.
Palmer lo miró por un par de segundos, era claro que tenía miedo lo cual no cuestionaba, era lo más normal en su situación, ella lo entendía perfectamente. Dejó escapar un suspiró y negó con la cabeza suavemente, como si estuviera a punto de hacer o decir algo que sabía que no debía y es que no podía evitar sentirse culpable.
—Oscar... no estoy aquí para lastimarte, al contrario.
—¿Quién te envió?
—Asumo que tienes conocimiento de S.H.I.E.L.D.
Un escalofrío le recorrió el cuello. Él sabía, por supuesto que sabía. Solo alguien que vivía debajo de una roca podía no tener conocimiento acerca de esa agencia. Si pensaba que el ser buscado por Paragon sería un problema, el hecho de que S.H.I.E.L.D estuviera detrás suyo acababa de garantizar que el problema había escalado a proporciones gigantescas. Eran las ligas mayores.
Oscar tragó saliva con dificultad, sintiendo que su garganta se cerraba. El aire del consultorio le pareció de repente mucho más denso, casi imposible de respirar, incluso pensó que estaba a punto de desmayarse.
—¿Por qué? —alcanzó a preguntar, su voz quebrada por el miedo y la incredulidad.
Christine mantuvo la calma, aunque por dentro podía ver el caos en los ojos del joven piloto. Sabía que tenía que manejar aquello con delicadeza, no debía ser fácil para él.
—No queremos hacerte daño —repitió con suavidad —Tenemos gente dentro de Paragon que nos alertó de la situación, Draven no es ignorante al respecto y también está buscándote. No sabemos qué tan peligrosa se pueda volver tu condición y necesitamos mantenerte vigilado...
—¿Vigilado? —repitió, con un dejo de furia contenida —¿Así que soy un experimento para ustedes?
—Lo que pasó en Paragon fue un accidente, Oscar. Estabas en el lugar y momento menos indicado. Sin embargo, lo que ellos hacen es peligroso y ahora que existes tú, tienen la prueba contundente de que sus experimentos funcionan y ellos tienen la clave para crear un ejército de humanos mejorados. Y eso te convierte en su objetivo más valioso... o su mayor amenaza.
Oscar negó lentamente con la cabeza, como si eso pudiera deshacer lo que acababa de escuchar. Su respiración era agitada, el corazón golpeándole con fuerza el pecho.
—Yo no pedí esto— susurró —Yo no quiero ser parte de esto. No soy un héroe. Yo no... No quiero esto.
—Nadie en su sano juicio lo querría, Oscar. Pero desafortunadamente o afortunadamente te pasó a ti y ahora debes lidiar con ello ¿No quieres ser un héroe? Bien, no lo seas, pero por el momento tienes que sobrevivir y protegerte de ellos y sobre todo no dejar que obtengan lo que está en tu ADN.
—Mi vida es lo suficientemente pública, ellos saben quién soy y donde estoy ¿por qué no han venido aún? ¿qué los detiene?
—Paragon tiene recursos, pero no son los únicos que buscan lo que tienes —dijo finalmente, su tono más serio, casi preocupado —Draven no ha venido aún porque están evaluando sus opciones, necesita saber con seguridad que el ADN modificado de la araña se haya acoplado con éxito al ADN humano, si ellos fueran a cazarte sin una prueba contundente llamarían la atención de todo el mundo justamente por tu estatus de celebridad y es algo que no les conviene.
Oscar asintió lentamente, procesando lo que Christine le había dicho. El temor, la incertidumbre, y la ansiedad seguían nublando su mente y aunque ella seguía hablando, no era capaz de encontrar nada de confort en ellas. No le estaba asegurando que las cosas serían mejores, no le estaba prometiendo ninguna solución, únicamente lo estaba informando del inminente peligro que le esperaba.
—¿Qué se supone que haga ahora? —preguntó, sonando mucho más derrotado de lo que hubiera esperado.
—Primero vas a necesitar entender a la perfección todo lo que te está sucediendo. Necesito hacerte análisis específicos, que nos permitan ver qué tanto ha cambiado tu fisiología, tu fuerza, tu velocidad, tus reflejos... y si hay algún efecto secundario que no hayamos detectado todavía
—Y S.H.I.E.L.D va a tener esa información de primera mano ¿No?
—No podemos protegerte si no sabemos con exactitud con qué estamos tratando. — Christine suspiró audiblemente —Sé que es difícil confiar, sobre todo porque vine aquí y me presenté contigo basándome en mentiras en su mayoría, pero tienes que creerme cuando te digo que no queremos lastimarte.
El australiano suspiró con pesadez, sintiéndose de pronto atrapado entre opciones que no le parecían las mejores y que implicaban cierto nivel de riesgo. No importaba en manos de quien estuviera, si las cosas salían mal él sería el único afectado y necesitaba garantizar su bienestar antes que cualquier otra cosa.
—Hagamos algo... te dejaré hacer los análisis, pero tienes que prometerme que no los enviaras a S.H.I.E.L.D.
—Oscar...
—Al menos no aun, esperemos a quea que sepamos exactamente qué está pasando conmigo —insistió, mirándola con firmeza —Quiero tener la oportunidad de decidir qué hacer con esa información antes de que alguien más la use en mi contra.
Christine lo observó por unos segundos, como si evaluara cuánta flexibilidad podía permitirse. Finalmente, asintió con seriedad, porque después de todo era lo menos que podía hacer por él siendo que nada de lo que estaba ocurriendo era culpa suya.
—Está bien —aceptó en voz baja —No enviaré nada hasta que tengamos respuestas claras... y te prometo que tú serás el primero en saberlo.
—Bien— murmuró, pasando una mano por su cabello en un gesto nervioso —¿Qué necesitas que haga?
—Primero que me quites esta cosa de la mano— dijo mirando la telaraña que aun mantenía su mano adherida al cajón.
—Ah, sí, perdón— dijo extendiéndose hacia enfrente para liberarla.
Una vez que estuvo libre, Christine se miró la mano, analizando los restos de tejido que quedaron sobre su piel.
—Y ahora los análisis— le sonrió ampliamente.
Oscar no pudo hacer nada más que asentir y tratar de sonreírle también, pero todo aquello se sentía tan surreal que estaba empezando a marearlo y no sabía si quería seguir adelante o simplemente salir corriendo y pretender que nada de eso estaba pasando.
Christine pareció notar su tensión, porque su expresión se suavizó un poco.
—No vamos a hacer nada invasivo hoy, lo prometo —aseguró con voz calmada
—Está bien... — susurró
—Confía en mí, Oscar, lo vas a superar. Eres más fuerte de lo que crees.
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