
🕸️𝙄𝙑. 𝘼𝙘𝙚𝙡𝙚𝙧𝙖𝙙𝙤
📅25 de agosto, 2023
🌍 Países Bajos.
📍Circuito de Zandvoort.
HONESTAMENTE TENÍA MIEDO DE VOLVERSE A SUBIR AL AUTO; las cosas habían cambiado significativamente desde la última vez que estuvo tras el volante, él había cambiado y aunque había decido dejar ese tema de lado al menos por ese fin de semana, no podía ignorar los evidentes cambios físicos que había en él, especialmente cuando todos parecían querer repetírselos hasta el cansancio.
—¿Está todo bien? — preguntó su ingeniero de carrera, dando un par de golpecitos en su casco.
—Si...Todo bien— respondió con una débil sonrisa, pero la inseguridad en su voz lo delató.
—Oye— Tom Stalland, el hombre que hablaba en su oído cada carrera, se agachó hasta alcanzar su nivel en el auto —Sé que estás nervioso después de un mes de no correr, pero no es algo que se olvida fácilmente.
Quería decirle que ese no era el problema, quería decirle que en realidad no sabía cómo su nuevo yo mejorado respondería en la pista, que tenía miedo de causar un problema al auto o, peor aún, causar un accidente.
—Si... lo sé— murmuró suavemente, asintiendo.
El hombre le sonrió y le dio un par de palmadas en el hombro para animarlo y aunque Oscar lo agradeció, no hicieron mucho tranquilizándolo. Bajó la visera de su casco e inhaló profundamente antes de finalmente salir a la pista y, una vez estuvo ahí, se dio cuenta de que era... demasiado.
Podía escuchar no solo el rugir del motor de su propio auto sino el de los demás también y no de la manera en que siempre lo hacía sino de una forma más clara y molesta, escuchaba también el clamor de las personas en las gradas como si estuvieran junto a él, como si cada voz y cada sonido se filtraran directamente en su cabeza sin ninguna barrera.
Intentó concentrarse, enfocarse en la pista frente a él, pero su visión también parecía diferente. Cada curva, cada marca en el asfalto, cada reflejo de luz le llegaba con una nitidez abrumadora. Era como si su cerebro estuviera procesando todo a una velocidad imposible, como si cada pequeño detalle fuera más importante de lo que realmente era.
Sus manos se tensaron sobre el volante.
—Oscar, todo bien allá dentro? — la voz de Tom sonó en su oído, pero esta vez le pareció demasiado fuerte, retumbando en su cabeza con un eco desagradable.
—Sí... todo bien —respondió, aunque incluso a él mismo le sonó falso.
No. No estaba bien.
El auto de adelante se movió bruscamente en su línea y Oscar sintió que el tiempo se ralentizaba por una fracción de segundo. Pudo ver con una claridad aterradora la vibración en las llantas del otro auto, el leve desplazamiento del alerón trasero, la manera en que la luz del sol reflejaba en el casco del piloto.
Su respiración se aceleró.
Algo estaba muy mal.
Sin embargo, ese algo que estaba muy mal, parecía estar muy bien pues logró reaccionar antes de que su mente terminara de procesarlo.
Giró el volante con una precisión que nunca antes había sentido, como si su cuerpo supiera exactamente qué hacer sin que él tuviera que pensarlo. Se desvió ligeramente, esquivando el pequeño cambio de trayectoria del auto frente a él sin perder velocidad ni estabilidad.
—Okay, parece que si está todo bien— dijo Tom —Eso pudo haber sido un choque, lo manejaste increíble.
—Gracias— murmuró, aunque ni siquiera estaba seguro de cómo era que lo había hecho.
Las siguientes vueltas fueron de la misma manera, con su mente procesando la información a una velocidad alarmante pero que se traducía en él haciendo movimientos precisos que seguramente estaban impresionando a muchos en el box y en las tribunas, aunque a él lo tenían más que aterrado.
Y entonces su sufrimiento se detuvo. Alguno de los otros autos en la pista derrapó y se estrelló contra una de las barreras, no fue nada grave, pero el desastre fue suficiente para que decidieran anunciar una bandera roja y, debido a que el tiempo en el reloj de la primera practica ya era muy poco, la opción de reanudarla quedaba descartada.
Agradeció internamente y aunque aún le quedaban dos sesiones de prácticas, al menos podría descansar un momento antes de volver a la pista y tener que enfrentar todo de nuevo.
Oscar apagó el motor y se dejó caer contra el respaldo del asiento. Su mente seguía funcionando a una velocidad vertiginosa, pero su cuerpo pudo relajarse por un instante. Había sido un bombardeo de sensaciones, de percepciones que no sabía cómo manejar.
—Que gran movimiento fue ese— le dijo Mark acercándose a él.
—Gracias— sonrió a medias, intentando tranquilizarse un poco y dejar atrás la carga sensorial —Yo no... mi estilo de manejo está igual que siempre ¿verdad? ¿No...cambió nada?
El hombre frunció el ceño ligeramente y negó con la cabeza, poniéndole una mano sobre el hombro y dándole un ligero apretón que pretendía tranquilizarlo.
—Nadie cambia su estilo de manejo de la noche a la mañana, Oscar. Todo se ve bien en la pista y en las telemetrías, no tienes que preocuparte tanto, hijo.
Sorprendentemente las palabras tan seguras de Mark lo tranquilizaron lo suficiente como para hacerlo soltar un suspiro aliviado que incluso le provocó una ligera sonrisa.
—Todo está bien— le repitió.
Y por un momento estuvo a punto de creerle.
SU TRANQUILIDAD NO PODÍA DURAR DEMASIADO, hacía un tiempo que llevaba dándose cuenta de que al parecer la vida siempre quería ponerlo a prueba no importaba que tan irrelevante fuera la situación.
Sus sentidos seguían demasiado alterados, demasiado enfocados en cada pequeña cosa que pasaba a su alrededor y, aunque durante la primera practica libre aquello básicamente lo había salvado de un choque, en la segunda sesión hizo todo lo contrario.
Se sentía tan sobre estimulado que en el momento en el que quiso dejar de concentrarse en tantas cosas a la vez, perdió el control del auto. Estaba seguro que, a ojos de los demás todo había ocurrido en apenas un abrir y cerrar de ojo, pero para él fue terriblemente detallado.
Su rueda resbaló sobre el asfalto con un chirrido que le lastimó los oídos, el auto se derrapó unos metros hacia la derecha e impactó directo contra el muro de contención. Sabía que el choque no había sido fatal y que los daños no eran terribles, pero aquello no lo tranquilizaba.
Fue entonces que una descarga de adrenalina le invadió, de la misma manera en que lo había hecho el día que salvó a Lily del impacto del auto, todos sus sentidos se enfocaron en el auto blanco que pasaba la misma curva en la que él había perdido el control. Era Ricciardo y su auto se deslizó casi de la misma manera en que el de Oscar; el menor hizo los cálculos en su cabeza con tanta rapidez que casi le provocó una jaqueca. Si seguía aquella trayectoria, Daniel se estrellaría directo contra su auto.
Y entonces se movió.
No sabía cómo, ni cuándo, ni siquiera qué tan rápido lo hizo. Solo que su cuerpo reaccionó antes de que su mente pudiera darle la orden.
Desabrochó el cinturón en un solo tirón, sus manos se aferraron a los bordes del habitáculo, y en un parpadeo ya estaba fuera.
Debió haberlo hecho tan rápido que ni siquiera Daniel se dio cuenta pues con una maniobra del volante hizo que su auto terminara estrellándose contra la barrera de contención a solo un par de metros del auto naranja para evitar golpearlo.
"OSCAR ¿ESTÁS BIEN?" la voz de Tom retumbó en su oído, aquello hizo que los sentidos de Oscar volvieran a funcionar con normalidad.
—Si... Si estoy bien— murmuró, aunque no estaba seguro de aquella conclusión.
Su mirada estaba fija en el auto de Ricciardo, su respiración agitada y el corazón latiéndole con tanta fuerza que creía que se le saldría del pecho. El piloto de Alpha Tauri finalmente sacó una de sus manos y levantó un pulgar para indicarle que estaba bien, solo entonces Oscar soltó un suspiro de alivio.
La ayuda no tardó más de un par de segundos en llegar, ayudaron a Daniel a salir de su auto y la manera en la que sostenía su mano izquierda contra su pecho para inmovilizarla lo preocupó de sobremanera y sintió un nudo en la garganta.
Los subieron a ambos al mismo auto para llevarlos directo al servicio médico y Oscar no esperó ni un segundo para hablar con él.
—¿Estás bien? ¿Tu mano está bien? Lo siento...
—Creo que está rota— murmuró con evidente dolor, pero con una pequeña sonrisa que Oscar fue capaz de notar a través de su visera levantada —¿Tú estás bien?
—Si... No fue grave.
—Lo siento, niño, estabas en mi punto ciego— suspiró finalmente, acomodándose en el asiento del auto, sintiendo un alivio ahora que el momento de tensión había pasado —Eso pudo haber terminado peor.
—Pero, tu mano...
—Era golpear el muro o golpearte directamente a ti, creo que el hecho de que me haya jodido la mano es la mejor manera en la que pudo haber terminado esto.
Oscar asintió, había algo de verdad en las palabras del mayor, pero no podía evitar sentirse terriblemente culpable por toda la situación. Sabía que hubiera podido evitar toda aquella catástrofe si solo hubiera aguantado un poco más aquella mescolanza de estímulos sensoriales.
—Pero... tú saliste del auto ¿no? Cuando te vi estabas fuera ¿cómo lo hiciste tan rápido? — preguntó Daniel frunciendo el ceño.
—Uhm... Yo... ¿una descarga de adrenalina?
El mayor soltó una carcajada y asintió sin poder creer todo lo que había pasado en tan solo unos minutos.
—Si, supongo que eso suele pasar— dijo encogiéndose de hombros— Bueno, niño, al menos ahora tienes una historia para contar.
Oscar soltó una risita y asintió, aunque decir que lo había encontrado gracioso sería una mentira.
El auto frenó frente al centro médico, y Oscar sintió el nudo en su estómago apretarse otra vez. Fuera lo que fuera lo que le estaba pasando, tenía que averiguarlo antes de que algo peor ocurriera.
—CARAJO, AMIGO ¿ESTÁS BIEN? — FUE LO PRIMERO QUE LE PREGUNTÓ LOGAN EN CUANTO LO VIO LLEGAR.
—Si, estoy bien— asintió sonriendo — Él que está pasándola mal es Daniel, se rompió la mano.
Logan hizo una mueca de dolor.
—Esos accidentes son una mierda— dijo negando con la cabeza —¿Estás seguro que estás bien?
—Estás muy preocupado, suenas como mi mamá— bromeó empujándolo del hombro sin fuerza —Has tenido más choques graves tú que yo.
—¡Hey, pero mírame! — exclamó abriendo los brazo y dando una vuelta —Estoy entero ¿no?
—Supongo que los golpes solo han afectado tu cerebro entonces, deberías revisarte— bromeó, sintiéndose inmediatamente más relajado.
Logan siempre tenía la habilidad de hacer que Oscar se olvidara de sus problemas, había sido de esa manera desde que eran niños y realmente agradecía que las cosas no hubieran cambiado mucho en todos esos años. La idea de que quizás él sabría cómo ayudarlo a resolver lo que estaba pasando en su vida le cruzó por la mente y aunque quiso decírselo de inmediato, decidió que sería mejor prepararlo para ello.
Después de todo, Logan era su mejor amigo y las posibilidades de que él lo juzgara eran increíblemente bajas, también lo eran las posibilidades de que realmente pudiera hacer algo para ayudarlo, pero mantener aquello en secreto le estaba pesando más de lo que hubiera esperado y de verdad necesitaba que alguien le dijera que no estaba volviéndose loco.
—¿Quieres ir a.... cenar hoy?
—¿Me estás invitando a una cita o por qué estás nervioso? — preguntó el estadounidense arqueando una ceja y mirándolo con fingida coquetería.
—Ay eres imposible ¿quieres ir a la puta cena o no? — dijo exasperado, rodando los ojos.
El rubio explotó en carcajadas y le dio un ligero golpe en las costillas, mismo que Oscar le regresó con menos fuerza.
—Por supuesto que quiero ir a cenar contigo, terroncito— le dijo sonriendo y Oscar hizo una mueca ante el apodo —¿A dónde vamos a ir?
—Ya se me ocurrirá algo, le pediré recomendaciones a Max y te enviaré los detalles.
—Me parece perfecto.
Oscar asintió sonriendo. Esperaba no arruinarlo todo al contarle lo que estaba pasando.
CONVENCER A SU MAMÁ DE QUE NO ERA NECESARIO TOMAR UN VUELO HASTA PAÍSES BAJOS PARA ASEGURARSE QUE ESTABA BIEN LE COSTÓ AL MENOS UNA HORA DE SU TIEMPO, tuvo que hablar con ella mientras se bañaba y se alistaba para la cena que tendría con Logan.
Cuando entró la llamada de Lily supo que al menos convencerla a ella sería infinitamente más fácil pues la chica era mucho más racional que su madre.
—Ozzy ¿estás bien? Apenas pude ver las prácticas— dijo inmediatamente después de que su rostro apareciera en la pantalla.
Oscar sonrió casi de inmediato al verla; era obvio que acababa de salir de la cama, tenía el cabello hecho un desastre y los ojos hinchados, lo cual, conociendo a Lily, le decía que seguramente había pasado la mayor parte de la noche estudiando y apenas había dormido un par de horas.
—Sabes que no es importante que veas cada parte del fin de semana de carrera ¿verdad? Con que veas la carrera del domingo es suficiente.
—Si dile eso a mí fanatismo y veamos si te hace caso— dijo antes de bostezar, haciéndolo reír —¿Estás bien? — repitió
—Estoy bien Lils, no me pasó nada.
—¿Seguro?
—¿Por qué te mentiría?
—Porque no te gusta que la gente te vea mal— se encogió de hombros — Así que más te vale responderme con la verdad.
—Estoy bien, Lils—repitió con una risita mientras negaba con la cabeza, luego dejo de reír y una mueca de preocupación se dibujó en su rostro—Daniel se lastimó la mano...
—Y sabes que eso no es tu culpa ¿verdad?
Se quedó en silencio un par de segundos, Lily lo conocía a la perfección, incluso si no tenía idea de lo que estaba ocurriendo con él, sabía que de alguna u otra forma Oscar tendía a adjudicarse problemas que no le correspondían y a culparse de ellos así fuera de manera indirecta.
—No estoy tan seguro de eso...
—¿Cómo podría ser tu culpa, tonto? — murmuró pasándose una mano por el rostro para eliminar cualquier rastro de cansancio —Tu trabajo es uno donde los riesgos siempre son altos y eso incluye que en cualquier momento podrías chocar o alguien podría chocar contra ti...
—Lo sé... pero si yo no hubiera perdido el control, Daniel no habría tenido que hacer esa maniobra.
—Ozzy —su voz sonó más suave, casi como si estuviera tratando con un niño—, si seguimos ese razonamiento, entonces cada accidente en la historia de la Fórmula 1 sería culpa de alguien más por haber estado en el camino. ¿Eso tiene sentido para ti?
—No... pero...
—No hay peros. Fue un accidente, ¿ok? Daniel es un piloto increíble, sabía lo que estaba haciendo, y tomó la mejor decisión posible. Si de verdad estuviera molesto contigo, ya lo habrías notado.
—Supongo que tienes razón...
—Obvio que tengo razón, siempre la tengo —respondió con una sonrisa satisfecha. Oscar rodó los ojos con diversión. —Ahora dime ¿por qué tan arreglado?
—Voy a ir a cenar con Logan— dijo de inmediato, no queriendo crear la impresión de que saldría con alguien más —Tenemos que ponernos al corriente sobre algunas cosas que pasaron durante el verano.
—Ya veo— asintió sonriendo —En fin... solo quería llamarte para saber cómo estabas después de lo que pasó, pero creo que ahora volveré a la cama.
—Honestamente deberías, tienes cara de muerta.
—Gracias, Oscar, tú sí que sabes halagar a una chica— bromeó mientras volvía a bostezar —Necesito estudiar para los exámenes finales porque no me puedo permitir reprobar una materia y perder la oferta de trabajo en Stark Industries.
—¿Reprobar una materia? ¿Tú? Es una antítesis, Lily.
—No puedo arriesgarme— dijo encogiéndose de hombros.
—Lo harás increíble, lo sé. No hay nadie más inteligente que tú...
—Quizás solamente tú.
—No Lils, por algo yo estoy manejando autos y tú estás por cambiar el mundo de la tecnología.
—Si, tomaré eso como motivación para seguir estudiando— otro bostezo la interrumpió —Pero lo haré más tarde.
—Ve a dormir.
—Adiós Ozzy, suerte en la clasificación— dijo agitando su mano frente a la pantalla —Te quiero.
—Y yo a ti.
Oscar sonrió levemente cuando la pantalla se oscureció. Sus conversaciones con Lily siempre lograban calmarlo, hacerle ver las cosas desde otra perspectiva, aunque la sensación de culpa aún se aferraba a su pecho.
Dejó el teléfono sobre la mesa y se pasó una mano por el rostro. Aún tenía que terminar de arreglarse antes de su cena con Logan, pero su mente seguía dando vueltas en lo que había pasado en la pista y en general en como su vida se había vuelto el peor de los desastres.
Soltó un suspiró y asintió. Lo hablaría con Logan, él seguramente podría ofrecerle un consejo, él lo ayudaría con lo que fuera que estaba pasándole.
HABÍAN DECIDIDO UN RESTAURANTE BASTANTE SENCILLO, uno de los restaurantes internacionales de los que Max les había recomendado; además no era un lugar muy visitado así que podrían tener una cena tranquila sin la interrupción de miradas curiosas y peticiones de fotos y autógrafos.
—¿Me extrañaste? —bromeó Logan al llegar, dejándose caer en la silla frente a él con una sonrisa.
—¿De qué hablas? Te vi hace unas horas— dijo frunciendo el ceño.
—Pero no me viste durante todas las vacaciones— murmuró fingiendo un puchero —Decidiste irte a tu casa como todo un aburrido.
—Le prometí a Lily que haríamos cosas juntos— le recordó y rodó los ojos cuando una sonrisita burlona apareció en el rostro del rubio —No, no empieces con eso otra vez... — le advirtió apuntándolo con el dedo.
—¡Yo no empiezo con nada! — exclamó levantando las manos en señal de rendición —No es como que esté insinuando nada, es una realidad. Estás enamorado de Lily y todo mundo lo sabe menos ella.
—Ya te lo dije, es mi mejor amiga, no pienso arruinar una amistad tan genial por algo que podría ni siquiera funcionar.
Había repetido aquello casi hasta el cansancio, aunque ya no sabía si lo decía para convencer a los demás o para convencerse a sí mismo de que es era la razón detrás de su renuencia a confesarse y no el hecho de que, en el fondo, le aterraba el hecho de que Lily pudiera rechazarlo e inmediato.
Logan apoyó los codos sobre la mesa y lo miró con una ceja arqueada, claramente nada convencido con la narrativa que Oscar intentaba forzar
—Claro, claro, amigo —dijo con una sonrisita divertida —Sigue diciéndote eso.
—¿Sabes qué? No voy a discutir esto contigo —masculló, acomodándose en su asiento —Mejor dime qué hiciste tú en las vacaciones. ¿Algo emocionante? ¿O te la pasaste coqueteando con todo lo que respira como de costumbre?
—¿Acaso hay otra manera de vivir?
—Eres imposible ¿Qué pasó con la chica de recursos humanos con la que estabas saliendo?
Logan hizo una mueca y se encogió de hombros, tomando la copa de agua frente a él para darle un trago.
—Terminamos antes de que empezaran las vacaciones— murmuró con simpleza.
—¿Qué? Pero tú parecías muy interesado en ella...
—Si, bueno, resulta que ella tenía reglas muy raras.
Oscar lo miró confundido y frunció el ceño.
—¿Reglas?
—Ya sabes... cosas como "no coquetear con la mesera cuando estás en una cita con tu novia" y "no desaparecer por dos días sin avisar" ese tipo de cosas que si no hiciera no sería yo mismo
—Logan... — le reprochó con una mueca de fastidio.
—Ya sé, ya sé — agitó la mano para restarle importancia —Pero no puedo arriesgarme a perder mi esencia.
—Quizás deberías arriesgarte a ser un ser humano decente en una relación.
—Quizás lo haga algún día, hasta entonces seguiré disfrutando de la vida.
Oscar negó con la cabeza y suspiró con fuerza, dejándose caer en el respaldo de su asiento.
—¿Y qué hay de ti? — preguntó el rubio tratando de desviar el tema y la atención —¿Hiciste algo divertido? Además de admirar a Lily, claro...
—Bueno...
Aquella simple pregunta logró ponerlo lo suficientemente nervioso como para que desviara la mirada y tamborileara los dedos sobre la mesa. Su actitud avivó la curiosidad de Logan quien se acomodó mejor en su asiento para mirarlo fijamente.
El hecho de tener su mirada encima no fue mejor, se preguntaba si realmente sería buena idea contarle, porque, aunque sabía que Logan no podía resolverlo de manera inmediato, sabía que al menos ya no tendría que averiguar todo él solo.
—¿Qué sucedió?
—Lily y yo fuimos a una conferencia en Paragon... Ya sabes la empresa de tecnología australiana.
—Nerds.
—¿Y lo dices tú? Eres el mayor fan de Tony Stark.
—Stark Industries produce la mejor tecnología en el mundo— señaló con seriedad —Además...yo no voy a conferencias de tecnología.
—Porque no las entiendes— lo molestó y Logan simplemente se encogió de hombros sin dejar que eso le afectara lo suficiente —Bueno... la cosa es que, tú sabes que ella es muy curiosa y que siempre está buscando algo que le llame la atención.
—Si...
—Vio una puerta abierta en uno de los laboratorios y eso para Morgan significa "puedes pasar" así que lo hizo y yo entré para sacarla de ahí. Era un lugar lleno de insectos en pequeños tubos, parecía que los estaban estudiando o algo así. La cosa es que obviamente nos atraparon y tuvimos que salir corriendo de ahí.
Para ese punto de la conversación, Logan no entendía con claridad porque Oscar estaba contándole eso o porque parecía tan nervioso de relatar aquel suceso y mientras más lo escuchaba hablar más se confundía.
Su mente se hizo un desastre de información que Oscar parloteó y de lo que solo pudo entender que lo había mordido un araña y que cosas extrañas estaban pasando, pero no podía comprender que tenía que ver una cosa con la otra y como eso se relacionaba con la visita que habían hecho a Paragon.
—Espera, espera, no estoy entendiendo un carajo— se quejó, pasándose la mano por el rostro con visible frustración y es que su amigo se veía tan preocupado que en realidad necesitaba entender con claridad.
—Está bien, intentaré explicarlo mejor.
—Por favor —rogó Logan, apoyando los codos en la mesa con total atención.
Oscar tomó un sorbo de agua y carraspeó antes de continuar.
—Lily y yo nos metimos en un laboratorio donde estaban estudiando insectos. Y cuando intenté sacarla de ahí, una de ellas se salió de su contenedor y... me mordió.
—Okay, te sigo hasta ahí— dijo haciéndole una seña para que esperara —¿Por qué actúas como si eso fuera el fin del mundo? No creo que fuera venenosa o ya no estarías aquí.
—El hecho de que esté vivo no significa que esté bien ¿sabes?
—Entonces desarrolla.
Oscar soltó un suspiro y miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera prestando demasiada atención. Se inclinó un poco sobre la mesa y bajó la voz.
—Desde que me mordió... han estado pasando cosas raras.
—Define "cosas raras" —pidió Logan con una ceja arqueada.
—En realidad creo que sería mejor si te lo muestro...
—Cuando sugeriste que fuéramos a un lugar sin tanta gente pensé que me llevarías a tu auto— admitió Logan manteniéndose pegado a la pared.
Oscar lo había convencido de ir a la azotea de su hotel, Logan ni siquiera sabía como era que había conseguido el permiso de subir hasta allá, aunque suponía que tenía que ver con dinero.
—No te hubiera podido mostrar en el auto.
—Así empiezan las películas de terror, hermano— negó con la cabeza y se cruzó de brazos —Sobre todo las que tienen escenas de sexo innecesarias.
—¿Puedes callarte un segundo? — le pidió frustrado —Esto es serio.
—¡Estoy nervioso!
—Yo debería estar nervioso.
—¿Por qué? ¿Qué vas a hacer? — preguntó, su voz comenzando a llenarse de pánico —¿Oscar?
El australiano inhaló profundamente y exhaló con fuerza, soltando todo el aire contenido por la boca, se giró para mirar la aguja del edificio, su estómago se revolvió y luego de reconsiderarlo un par de veces finalmente se decidió. Extendió su manos como había estado practicando, en dirección a la estructura metálica frente a sí.
—¿Qué estás haciendo? — Logan dio un paso hacia él, pero se detuvo cuando Oscar flexionó los dedos.
Por un segundo, nada pasó. Luego, un sonido seco cortó el aire y algo salió disparado de sus muñecas. Logan apenas tuvo tiempo de parpadear antes de ver el delgado hilo plateado adherirse a la aguja del edificio; por si aquello no fuera suficiente, su amigo se atrevió a tirar de los hilos con la suficiente fuerza para impulsarse hacia arriba.
El rubio sintió su alma abandonar su cuerpo cuando vio a Oscar volar por los aires un par de metros sobre su cabeza y aterrizar perfectamente en el primer nivel de la aguja, que si bien no era demasiado alto de donde ellos estaban, en comparación con el suelo era una caída que aseguraba la muerte.
—¡¿Estás loco, imbécil?! —gritó Logan, sin saber si reír o llorar —¡Baja de ahí! ¡Te vas a matar! — pidió, llevándose las manos al cabello mientras caminaba en círculos como león enjaulado.
—Bien— aceptó el castaño.
Logan nuevamente sintió su sangre helarse cuando lo vio bajar de la estructura metálica, simplemente gateando en paralelo a esta, cosa que no entendía como estaba haciendo. En realidad, no entendí ni una mínima parte de lo que estaba ocurriendo.
—Me volví loco ¿no? Seguramente es por los erizos que comí ayer, eran venenosos y ahora estoy alucinando.
Oscar sonrió casi como si estuviera disculpándose por el espectáculo al tiempo que caminaba de regreso junto a él.
—Te dije que estaban pasando cosas raras— murmuró, sin saber que otra explicación darle al respecto.
—¡Te vi volar, maldito lunático! ¡Y ahora estabas gateando por metal vertical como si fueras una cucaracha! ¿Cómo demonios hiciste eso?
—Yo no... No lo sé— admitió, sintiéndose más vulnerable de lo que hubiera querido —Solo sé que es debido a la araña y no sé si esto es para siempre o si va a pasar o si... o si se volverá peor
Algo en el interior de Logan se removió de manera desagradable, su impresión inicial cedió por un momento dando paso a la preocupación que lo embargó al ver a su amigo tan asustado al respecto.
—No tienes que saberlo todo ahora, Os— Logan habló con una calma que no sentía, acercándose un paso más a él —Pero necesitas hablar con alguien que pueda ayudarte. Esto no es algo con lo que puedas lidiar solo.
—¿Y qué voy a decirles? ¿"Hola, me mordió una araña y ahora trepo paredes"? — su tono era de frustración. — Nadie me va a creer. Ni siquiera yo mismo puedo creerlo.
—Tal vez hay algo más detrás de esto. Y aunque sea raro, tenemos que ir a un médico o alguien que entienda de... bueno, de cosas raras.
—¿Y dónde encuentro uno de esos?
—Es hora de una investigación, amigo, una muy...muy detallada.
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