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🕸️𝙄. 𝙇𝙖 𝙢𝙤𝙧𝙙𝙚𝙙𝙪𝙧𝙖

🗓️ 8 de agosto, 2023
🌏 Melbourne, Australia.

OSCAR NO TENÍA NADA QUE HACER AHÍ. Por supuesto, el chico era un genio y era verdad que eso le había ganado un lugar en la universidad mucho antes que a la mayoría de su generación. Sin embargo, había dejado de lado todos los asuntos escolares desde el momento en que ascendió a Fórmula 2; la categoría era significativamente más demandante que cualquier otra competencia de automovilismo en la que hubiera estado antes y llegó al punto en el que tuvo que decidir si quería seguir persiguiendo la carrera de automovilismo o si se centraría en sus estudios. Al final del día la adrenalina había ganado el dilema y Oscar terminó decantándose por los autos y la velocidad, así que ahora más que nunca se rehusaba a volver a la vida entre libros y tareas.

Pero había sido Lily quien le había pedido ir, su Lily, y Oscar era prácticamente incapaz de negarse a cualquier cosa que su mejor amiga le pidiera.

Así que estaba ahí, en un tour por una de las empresas de tecnología más importantes de Australia con ella, porque al parecer no había mejor manera de pasar el parón veraniego que esa. Tampoco era como que se quejara demasiado, los temas de la conferencia a la que habían asistido le resultaron interesantes y había entendido todos y cada uno de ellos como si estuvieran hablándole de los colores del arcoíris; pero, ante todo, la cosa que más disfrutaba era pasar tiempo con Lily.

—Nos conseguí café— la cantarina voz de su amiga le hizo volver a centrar su atención en el mundo real.

Oscar parpadeó un par de veces, alejando finalmente su mirada del enorme ventanal para posarla sobre ella, la chica le estaba ofreciendo un pequeño vaso blanco.

—Genial— murmuró tomando el vaso de café—¿A qué hora termina esto?

La castaña rodó los ojos, sonriendo de lado y negando con la cabeza, ella sabía que Oscar no era muy adepto a las actividades que no requerían de un significativo gasto de energía. La adrenalina era lo suyo y estaba claro que no lo iba a encontrar en un tour científico.

—Por mucho le queda media hora— dijo revisando su reloj, antes de darle un trago a su café —Pero estaba pensando en hacer una parada antes.

La chica lo miró en esa manera que, Oscar sabía, significaba que estaba a punto de meterlos en problemas. El joven piloto le lanzó inmediatamente una mirada de advertencia, misma que Lily ignoró deliberadamente antes de caminar en una dirección opuesta a la del grupo del tour.

—¡Lily! ¡Lils! — la llamó en voz baja para intentar detenerla, sin embargo, no lo logró y pronto la castaña ya estaba corriendo por el pasillo —Carajo...

Aquella era la dinámica de Oscar y Lily, ella se metía en problemas y él la salvaba; había sido así desde que se habían conocido en secundaria, cuando Oscar todavía intentaba balancear la escuela con el ser piloto y Lily, al ser una de las pocas que estaba en cursos avanzados como él, era la única que le ayudaba a conseguir trabajos y tareas.

Eran bastante cercanos y Oscar no podía negar la evidente atracción que sentía por la chica, sin embargo, se había obligado a sí mismo a mantenerlo en secreto pues él en realidad no quería perder la amistad que tenía con Lily; aunado a eso Oscar siempre tenía una suerte pésima con las chicas por lo que sabía que aún si se atreviera a decirle aquello seguramente saldría muy mal. Y, sobre todo, no se sentía incómodo viviendo de aquel modo, de todas formas, era como si estuvieran en una relación pues hacían todo juntos, por algo estaban ahí en ese momento.

—Lily...— habló nuevamente, esta vez bajando el volumen de su voz y tratando de actuar natural para no levantar sospechas.

Después de un minuto logró divisarla, entrando a un lugar que parecía justamente un lugar en el que ellos no deberían de estar, cosa que hizo que a Oscar se le acelerara el corazón y aun así la siguió con la intención de sacarla de ahí.

Era un cuarto enorme en el que pudo notar cientos de pequeños tubos de vidrio, acomodados cuidadosamente en altos anaqueles de metal, formados uno detrás de otro, bajo luces de neón; los tubos tenían etiquetas que contenían números y letras, parecían claves de control, aunque claramente ninguno de los dos sabía lo que era aquello, no tardaron mucho en averiguarlo pues la naturaleza curiosa de Lily la llevó a acercarse mucho más a los anaqueles.

—¡Ozzy, mira! — exclamó la castaña señalando los tubos —¡Son insectos!

Oscar frunció el ceño mientras se acercaba al lugar que su amiga apuntaba, por un instante no lo creyó, pero luego supo que hablaba en serio cuando vio de cerca un par de escarabajos. Se preguntaba para que tenían tantos animales en un lugar que operaba en su totalidad en soluciones tecnológicas.

—Lils... Esto no me da buena espina— murmuró mientras miraba a todos lados

—¿Sugieres que vayamos a investigar? — preguntó mirándolo de manera traviesa.

—Sugiero que nos vayamos de aquí antes de que nos encuentren— la chica hizo una mueca y Oscar rodó los ojos

Claro que ella no hizo caso alguno y en su lugar tomó la cámara que llevaba colgada alrededor del cuello, preparándola para tomar algunas fotos de los pequeños insectos que estaban ahí, algunos de ellos tenían colores fascinantes y claramente Lily no iba a perder la oportunidad de fotografiar aquello.

Oscar seguía mirando hacia la entrada, cerciorándose de que nadie entrara y los atrapara, fue entonces que vio a dos hombres acercarse. Era claro que trabajaban allí, la bata de laboratorio que portaban los delataba y el australiano entró en pánico porque no había manera de que salieran por esa puerta sin ser vistos así que sin previo aviso cubrió la boca de Lily con su mano mientras que con su otro brazo la tomaba de la cintura para tirar de ella y esconderse detrás de uno de los anaqueles.

Lily lo miró confundida y completamente asustada, pero él le hizo una seña para que no dijera ni una sola palabra.

Los hombres entraron y se pararon frente una de las líneas de tubos, tomaron un par e hicieron algunas anotaciones antes de volver a ponerlos en su lugar, hicieron lo mismo un par de veces más y para ambos chicos aquello estaba durando una eternidad.
No estaban en la mejor posición y a Lily se le estaba acalambrando la pierna, Oscar notó rápidamente las muecas de dolor de su amiga y lo mucho que estaba intentando mantener la posición.

Oscar hizo una evaluación rápida de su posición, entendió entonces que si Lily estiraba la pierna golpearía la parte baja de uno de los anaqueles, cosa que seguramente causaría un gran estruendo en el mejor de los casos o, en el peor, provocaría que algunos de los tubos cayeran al suelo.
Estiró su mano para detener la pierna de Lily, pero no lo hizo a tiempo pues la castaña no pudo aguantar más y su pierna simplemente se deslizó con fuerza hacia adelante, golpeando el anaquel.

Los reflejos de Oscar eran indudablemente mejores que los de Lily así que tan pronto como vio el anaquel tambalearse, no dudo en ponerse sobre el cuerpo de su amiga. Tal y como había predicho, algunos frascos cayeron al suelo y uno de ellos se estrelló directamente contra su cuello. Oscar no le dio bastante importancia pues de inmediato se puso de pie, tomando a Lily de la mano para levantarla también y empezó a correr puesto que las alarmas habían empezado a sonar de manera estridente y las luces se habían vuelto de color rojo, aunado a eso los hombres ya estaban buscando a quien fuera que había hecho aquel desastre.

A Oscar le sorprendió mucho ver la puerta abierta, sin embargo, no era momento para cuestionar la seguridad de aquel lugar, por lo que simplemente corrió hacia la salida tan rápido como pudo, que en realidad era bastante debido a su condición física.
En cuanto salieron de aquel lugar había muchos más guardias que ya se dirigían en su dirección así que no tuvieron otra opción más que volver a correr por sus vidas.

—¡Ya no puedo, Oscar! — se quejó la chica mientras intentaba con todas sus fuerzas seguirle el ritmo a su mejor amigo —¡Oscar!

Sabía que no podía dejarla atrás, nunca lo haría, pero también sabía que debían seguir corriendo o las cosas iban a terminar muy mal para ambos. Sin pensarlo mucho, Oscar se las ingenió para colocar a Lily sobre su espalda, pensó que si tenía la fuerza necesaria para conducir un auto a más de trescientos kilómetros por hora también tenía la fuerza para correr unos cuantos metros con su amiga sobre él.

Intentó ir lo más rápido que pudo y logró salir del edificio, la castaña se aferraba a él con todas sus fuerzas y trataba de moverse lo menos posible para no dificultarle la tarea a su amigo.

Finalmente llegaron al parque que se encontraba frente a aquel lugar y Oscar se apresuró a bajar a Lily, quitándole de inmediato la chaqueta de cuero rosa que llevaba puesta.

—¿Qué haces? — preguntó la castaña, mirándolo como si se hubiera vuelto loco, cosa que solo empeoró cuando lanzó la chaqueta a un bote de basura —¡OSCAR!

—Debemos evitar que nos reconozcan y solo tenemos esta oportunidad.

Le colocó la capucha de la sudadera que llevaba puesta y luego acomodó rápidamente su cabello dentro de esta para evitar que los mechones rosas saltaran a la vista inmediatamente.
Él mismo se quitó el gorro de McLaren que llevaba y lo lanzó dentro del bote de basura, disculpándose internamente con su equipo por haber hecho eso, se quitó la chaqueta negra y se quedó únicamente en sudadera.

—Dejaremos de correr ¿De acuerdo? — Lily asintió —Ven.

Oscar entrelazó sus manos y comenzó a caminar lentamente por el parque.

El corazón de la castaña comenzó a latir con más fuerza que cuando estaban corriendo y es que aquella era la primera que Oscar la tomaba de la mano de esa manera y, aunque sabía que no significaba nada pues estaban prácticamente corriendo por sus vidas, no pudo evitar sentir el nerviosismo que todo mundo siente cuando tiene ese tipo de cercanía con la persona que le gusta.

Lily seguía bastante atenta a las personas que estaban siguiéndolos y se puso aún más nerviosa cuando notó a los guardias llegar al parque, por inercia apretó la mano de Oscar y este miró hacia donde ella estaba mirando.

—Tranquila, no nos han visto— le aseguró en voz baja —Haz como si habláramos de cualquiera cosa.

—¿De cualquier cosa?

La mirada de la chica seguía viajando nerviosamente a los guardias que ya se habían separado para buscarlos y Oscar sabía que cualquier actitud sospechosa los delataría así que se detuvo y tomó el rostro de Lily con ambas manos.

—Vamos a quedarnos así hasta que se vayan ¿Okay? — la castaña asintió torpemente, mirándolo fijamente, Lily estaba demasiado nerviosa por la situación así que soltó una risita haciendo que Oscar frunciera el ceño —¿Qué?

—No lo sé, estoy nerviosa— dijo entre pequeñas carcajadas que terminaron por contagiar a Oscar, que aún sostenía su rostro —Lo siento.

El chico levantó la mirada sutilmente y escaneó su alrededor, soltó un suspiro cargado de tranquilidad cuando notó que los guardias se habían ido ya.

—Un día harás que nos maten, Lily Morgan— comentó soltándola.

—Eso no pasará porque tú estarás ahí para salvarnos— dijo fingiendo que no le había asustado el hecho de haber sido perseguidos —Deberíamos irnos a casa antes de que nos meta en otro problema

Oscar asintió suavemente y luego volvió a suspirar, tratando de controlar los nervios que lo habían embargado un par de minutos antes.

—Sí, vámonos ya.

MIENTRAS CAMINABAN DE REGRESO A CASA Lily no dejó de disculparse por haberlos –casi– metido en un problema enorme, pero Oscar intentaba tranquilizarla diciendo que nada había pasado a mayores y que ambos estaban más que bien; y aunque le costó un poco de trabajo, terminó por convencerla de que no estaba molesto con ella.

—Tiraste mi chaqueta— comentó casualmente la castaña, haciendo una mueca.

Oscar la miró, sintiéndose completamente culpable pues sabía cuánto amaba Lily su chaqueta de cuero rosa y, en el calor del momento, no había pensado con claridad, pero ahora que lo recordaba se sentía el peor amigo del universo entero.

—Compraré otra para ti, lo juro— se disculpó mirándola como si estuviera suplicando —No lo pensé demasiado así que solamente actúe ¿Me perdonas?

—Sí, te perdono, pero voy a necesitar esa chaqueta de vuelta— le advirtió apuntándole con el dedo, Oscar asintió —¿Crees que podamos conseguir una chaqueta rosa que diga "McLaren"? No me gusta mucho el color naranja.

—Puedo conseguirla para ti si prometes que irás a las carreras después del parón de verano.

Lily hizo una mueca, en realidad no era una fanática de la atención mediática y, conociendo el mundillo en el que se desenvolvía su mejor amigo, sabía de antemano que entrar en este solamente la pondría en la mira de cientos de personas que ya estaban mirando de cerca a Oscar.

A Oscar no le molestaba que Lily no asistiera a las carreras, pues sabía que veía todas y cada una de ellas, sin embargo, mentiría si dijera que no le hacía ilusión verla apoyándolo en los boxes enfundada en una camiseta de color naranja o usando una gorra que ostentara el número 81.

—No lo sé...

—Sé que sientes que todo mundo te mirará— Oscar comenzó a caminar de espaldas, mirándola mientras fingía tomarle fotografías con una cámara imaginaria —Pero en realidad me estarán viendo a mí, la estrella del momento.

Lily rodó los ojos, sin poder reprimir la carcajada que abandonó sus labios inmediatamente.

—Piénsalo, Lils— habló nuevamente Oscar, esta vez tomando un tono más serio —Estás por graduarte, pronto serás de las mejores ingenieras en electromecánica que el mundo haya visto ¿No te gustaría tener contactos que te puedan conseguir buenas entrevistas?

—Tú eres mi contacto, Ozzy— aclaró

—Estoy segura que si te paras en cualquier escudería y hablas un momento con cualquier persona ellos te adorarán y cuando les muestres que eres la persona más lista del planeta querrán tenerte.

—¿Tú crees? — preguntó algo insegura, considerando lo que decía su amigo.

—¡Por supuesto! — exclamó estando completamente seguro de lo que hablaba —Yo solamente tengo que decir "Ella es mi amiga Lily" y tú conocimiento y carisma harán el resto.

Un sonrojo apenas visible se apoderó del rostro de Lily, claro que Oscar fue consciente de ello porque la conocía a la perfección y aquello le robó una pequeña sonrisa nerviosa.

—Bueno... Lo consideraré, quizás asista a una de esas carreras tuyas— asintió, haciendo que las expectativas de Oscar se elevaran—¿De verdad crees que soy la persona más inteligente del mundo?

—Claro que sí ¿Lo dudas?

—No dudo que sea inteligente... Pero seguro hay personas mucho más inteligentes ¿Qué hay de Tony Stark? Él es muy listo y también es un superhéroe.

—¿No fuiste tú quién se ganó una beca por parte de Stark Industries?

—¿Y eso que tiene que ver?

—El ego de ese hombre es enorme, Lils; y en el reporte que hizo para tu universidad dijo algo sobre que eras la genio más grande de tu generación. Alabó tu cerebro tantas veces que temí que iba a hacerte cientos de estudios para saber porque eras tan lista.

Lily soltó una carcajada y negó con la cabeza, sintiéndose algo cohibida al recordar con claridad algunas de las interacciones que había tenido con el millonario.

—Créeme, eres muy lista— le repitió —Por algo tú seguiste con la ingeniería y yo me dediqué a correr autos. — dijo encogiéndose de hombros.

—Quizás algún día yo haga los autos que tu conduces.

—Nada me gustaría más— la sonrisa que se dibujó en el rostro de Oscar era una de puro orgullo —Por ello tienes que venir a mis carreras, si los directivos de McLaren son inteligentes te ofrecerán un puesto.

—¿Y sí no lo son?

—Entonces tendré que rogar que me den un asiento en el equipo que te contrate— dijo simplemente, sin perder la sonrisa —Es obvio que ese auto sería un cohete así que prefiero ser parte de tu equipo que tener que competir contra un auto hecho por ti.

La tarde ya había comenzado a caer en Melbourne cuando ambos llegaron a la entrada de la casa de Lily, que no quedaba muy lejos de la casa de Oscar, la puesta de sol era la señal de ambos para regresar; en especial para Lily, cuyo padre no la dejaba salir más tarde que eso y Oscar no se atrevería nunca a retar al jefe de la policía.

—Este es nuestro destino— dijo Piastri, deteniéndose frente a la puerta.

—De nuevo te agradezco por haberme salvado allá— le dijo sonriendo

—Ay no agradezcas, es algo de todos los días— Lily soltó una carcajada —¿Tienes algo que hacer mañana? Quería salir a esa nueva cafetería.

—¿La de las luces de neón? — Oscar asintió —No tengo nada que hacer mañana.

—Entonces pasaré por ti temprano.

—Hecho.

Lily tocó el timbre de su casa y su padre abrió casi inmediatamente.

—Buenas tardes, señor Morgan— saludó Oscar, igual de nervioso que la primera vez que lo conoció

—Hola, Oscar ¿Te quedas a cenar?

—Me encantaría, pero prometí cenar con mis hermanas— se disculpó apenado

—No hay problema, te esperamos mañana, entonces— Oscar asintió y el hombre le sonrió —Gracias por traer a Lily a casa.

—No agradezca, es cosa de todos los días— Lily lo miró y él le guiñó un ojo de manera burlona —Nos vemos mañana.

HABÍA ALGO MUY RARO CON ÉL, no sabía que era, pero justo después de cenar había comenzado a sentirse terriblemente mal. Su cuerpo estaba temblando ligeramente como si tuviera frío, temió que le estuviera dando fiebre y, como no quería preocupar a su madre decidió que lo mejor era retirarse a su habitación; una vez ahí se tomó la temperatura, notando que en realidad su temperatura estaba unos cuantos grados más baja de lo normal.

Le dolía la cabeza y sentía el cuerpo entumecido de una manera que nunca antes había sentido, era como si sus músculos se estuvieran atrofiando segundo a segundo. Se preguntaba si quizás había sido el hecho de que había corrido por una distancia considerable mientras cargaba a Lily en su espalda, pero aquello sería ridículo; sus entrenamientos eran, sin duda, mucho más demandantes que eso, por lo que no tenía sentido alguno.

Decidió que tomar un baño seguramente lo relajaría, se tomaría un ibuprofeno antes de dormir y al otro día se sentiría como nuevo.

Fue cuando se estaba desvistiendo que observó algo caer al suelo en cuanto se quitó la camiseta, por curiosidad se agachó a recogerlo y se sorprendió de mala manera al notar que lo que acababa de tomar entre sus dedos era una araña; estaba muerta, pero no por ello lo asustó menos, sobre todo porque era un tipo de araña que él nunca había visto en su vida, lo cual era decir mucho pues había visto los arácnidos más horrorosos del mundo, después de todo vivía en Australia.

Era de color naranja brillante, con algunas manchas grises y negras. Oscar recordó inmediatamente la cantidad de insectos y arácnidos que había visto en los tubos esa misma tarde, recordó también la manera en que algunos de los tubos habían caído sobre su espalda cuando trató de proteger a Lily.

Corrió de vuelta a su cuarto, buscando un pequeño frasco para meter a la araña, cuando lo consiguió volvió a encerrarse en su baño, dejó el frasco sobre el tocador y de inmediato comenzó a inspeccionar su cuerpo en búsqueda de alguna mordedura, misma que encontró casi inmediatamente, en el costado derecho de su cuello.

Apenas era visible, un pequeño bulto rojo que no lucía nada aparatoso, tampoco le daba comezón alguna así que Oscar comenzaba a cuestionarse si la araña era venenosa y si justo ahora estaría muriendo. Se tranquilizó a sí mismo y se miró al espejo, en realidad se sentía mal, pero no mal al grado de estar agonizando, era más como el inicio de un fuerte resfriado.

—No es para tanto— murmuró mientras terminaba de desvestirse —No estás muriendo.

Se sumergió lentamente en el agua caliente, estremeciéndose ante el contraste de temperatura con su piel fría. Cuando estuvo sumergido hasta el cuello cerró los ojos suavemente por lo que le parecieron apenas unos segundos. La pesadez en su cuerpo se hizo presente una vez más y el sueño comenzó a vencerlo; entre su ensoñación tuvo visiones de pequeñas arañas que escalaban su cuerpo lentamente hasta llegar a su rostro, cubriéndolo por completo hasta que le fue imposible respirar. Oscar dio una bocanada de aire, despertando de golpe mientras manoteaba incesantemente pues la sensación de ahogo lo estaba desesperando, además de que la sensación de las arañas arrastrándose sobre su piel era insoportable. Finalmente abrió los ojos, encontrándose a sí mismo de vuelta en el baño.

El agua estaba helada, haciéndole saber que llevaba ya un rato ahí, cosa que definitivamente lo extraño pues para él no habían pasado más de unos cuantos segundos. Salió de la bañera y rápidamente se colocó la bata, lo primero que hizo fue tomar su teléfono para revisar la hora.

Eran cerca de las 3:40 de la madrugada. Cuando Oscar se metió a bañar eran apenas las nueve.

Era imposible que hubiera dormido tanto. Era imposible que hubiera dormido tanto dentro de la bañera.

Su estómago rugió, tenía hambre, lo cual también era extraño pues había cenado bastante bien, para la segunda vez que escuchó un ruido dentro de su estómago decidió bajar a la cocina y hurgar en el refrigerador. El pastel de carne que su madre había preparado para la cena— del cual había sobrado bastante— se veía demasiado apetitoso para él y no le importó que no estuviera caliente pues devoró de inmediato todo lo que había sobrado.

—¿Oscar? — la voz de su madre llamó su atención —¿Qué haces despierto, hijo?

—Tenía hambre— respondió con la boca llena de comida —No me sentía bien.

—De acuerdo— Nicole se pasó la mano por el rostro — Dios, me espantaste.

La mujer caminó hasta su hijo mayor y colocó una de sus manos sobre la frente de este, asintiendo suavemente al comprobar que no tenía fiebre.

—¿Por qué no vuelves a la cama, Os? Si por la mañana te sientes mal iremos al doctor de inmediato ¿De acuerdo?

—De acuerdo, mamá— susurró, cerrando la puerta del refrigerador y limpiándose torpemente la boca con una servilleta —Lamento haberte despertado, Má.

Oscar dejó un beso en el cabello de su madre y volvió a su cuarto, arrastrando los pies al caminar. Su cuerpo seguía sintiéndose pesado, pero al menos el dolor de cabeza había desaparecido. Abrió las cobijas y se metió en ellas, sintiéndose inmediatamente cómodo, cerró los ojos y se dejó envolver por la calidez de su cama.

Se quedó dormido casi después de que su cabeza tocó su almohada, ignorando por completo lo que sucedía en su interior.

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Hey! It's your friendly neighbor, Stardust:

Bien, este fue el primer capítulo de esta historia, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo. Sé que es un poco corto, pero prefiero hacerlos de esta extensión ya que será una historia ya de por si corta como para hacer capítulos demasiado extensos.

En fin, recuerden que valoro muchos sus comentarios pues es la manera en que yo puedo saber lo que piensan de la historia así que no se abstengan de comentar.

Muchas gracias por estar leyendo esto y por llegar hasta acá. Nos vemos en la siguiente actualización, si quieren saber la fecha pueden ir a seguirme a instagram y ahí encontrarán mis calendarios de actualización.

En fin, nos leemos pronto.

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Spider-Fact #1: En el universo en el que nos encontramos en esta historia Oscar nunca debió ser mordido por la araña, en realidad era Lily quien debía serlo; sin embargo Oscar nunca dejaría que nada le pasara a ella así que evitó el curso natural de la línea del tiempo al evitar que los tubos que contenían a la araña cayeran sobre ella, convirtiéndose en una anomalía.

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