Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

【About the altercation】

̶  ¡Hey, hey! ¡¿Quién está listo para-?! – El rubio dejo de hablar apenas noto que no había nadie afuera esperándolo – ¿Bruce? – Miro a todas partes y no pudo localizar al asiático por ningún lado.

Algo molesto empezó a buscarlo por los alrededores del Arcade, sosteniendo la pelota con un brazo junto a su cuerpo.

̶  ¡Bruce! ¿Estas acá? – Pregunto mientras se agachaba cerca de unos arbustos.

Se paro en medio de la calle.

̶  ¿Ya te fuiste con el estúpido de Blake? – Preguntó algo fastidiado, pero en realidad, no esperaba respuesta.

Luego de unos segundos pensado en lo que debería de hacer a continuación se dio un golpe en al frente con su palma libre.

¨Pero que idiota, de seguro está en la cancha de baloncesto detrás del Arcade¨.

Rodeo el local decorado gratuitamente por los vándalos del pueblo con grafitis de toda índole. Unos muy novatos, otros más avanzados, simplones, obscenos, declaraciones de amor, simples garabatos, etc. Noto a un tipo en skate que practicaba cerca de la pared algunos trucos, parecía esperar a alguien.

Efectivamente, el azabache estaba en la cancha. Observaba pacíficamente a la colina que empezaba apenas terminaba el concreto y el bosque que la rodeaba. En realidad, esta parte del pueblo era algo boscosa pues estaba un poco a las afueras del pueblo.

Claro que escucho los pasos reconocibles del ojiazul. Sin embargo, no se volteo a mirarlo.

̶  ¡Aquí estas! Oye, juguemos de una vez, no tenemos tanto tiempo. Reglas de calle ¿Va?

̶  No, no va – Bruce se dio la vuelta y cruzo los brazos; y le dedico esa mirada reprobatoria bastante seria que el ojiazul tanto temía. Su sonrisa felina desapareció al instante.

̶  ¿Qué pasa?

̶  ¿Qué clase de salvajada acabas de cometer allí adentro? Dime ¿Acaso no te importa en absoluto todo lo que te hablo? – Dio un paso al frente y Hopper aparto la vista, algo intimidado. Intimidado porque se trataba de Bruce, nada más – Vance, si sigues así mi padre me prohibirá verte de nuevo. Y tú sabes perfectamente como es él ¿Acaso no te importa lo suficiente nuestra amistad como para arriesgarte tanto? ¡¿Siquiera conoces a ese tipo?! ¡Es tres cabezas y media más grande que tú! ¡Pudo haberte matado! ¡No lo he visto nunca aquí! No puedes lanzarte así como así a pelearte, joder, sé que eres un impulsivo pero ... – Yamada se mordió el labio inferior, intentando contener su frustración. Claro que estaba enfadado con su amigo, pero más que nada, frustrado. Frustrado porque ya lo había intentado todo para cambiarle el carácter al ojiazul ¡Y funcionaba! Funciono hasta hoy. Desde mimos hasta terapia, pero parecía que el rubio no le importaba muy en el fondo.

̶  ¿Pero ... ? – Lo animó a continuar, decaído.

̶  Pero esto no puede seguir así. Te he dado demasiadas segundas oportunidades y has colmado mi paciencia – Bruce exhalo fuertemente y se acercó al más bajo, colocando una de sus manos en su hombro – Te quiero Vance, eres una parte importante de mi vida ... Pero eres un delincuente ¿Lo entiendes? Esto no tiene nada bueno por ningún lado.

¨Eres un delincuente¨.

̶  No puedo dejar de ser como soy. Si yo no me defiendo, nadie más lo hará – Vance apartó la mano de su hombro – Creí que lo entendías.

̶  ¡Me esfuerzo por entenderlo, pero no lo estás haciendo nada fácil! No digo que, no te defiendas cuando te agreden ¡Pero hay otras maneras! – El asiático se alejó, el ambiente se sentía mucho más frio que antes.

̶  No creo que pueda rehacer mi reputación, ojitos. Si no respondo como ya están acostumbrados a que responda, me creerán débil y empezarán a abusar de mí. Lo aprendí a las malas ... Y tú estabas ahí – Esta vez era el turno de Vance para dedicarle una mirada dolida.

Bruce no contestó.

̶  Ten – Vance le lanzó la pelota sin mucha fuerza, aterrizando esta en las manos del ojinegro – Diviértete con Finney.

Se dio la vuelta y se fue. Yamada miro hacia el suelo y se sintió bastante culpable. Si, había estado allí y estarlo solo le recordaba lo jodido que podía ser el mundo incluso con personas como Vance, de apariencia temida y reputación por los suelos. Recordarlo no lo hizo sentirse mejor.

Observó como Vance se alejaba en dirección hacia el Arcade, giro en la esquina y se perdió de vista.

Los susurros y chismes que se oían con regularidad en la escuela. Los pequeños apodos que evolucionaron a insultos y luego a golpes. Bruce estuvo allí, con él, cuando todo eso ocurrió. Vance apenas había demostrado debilidad (Y ni siquiera eso, simplemente se mantenía callado y no reaccionaba a las provocaciones de los demás, tan solo se alejaba) por unos días y ya se había vuelto el blanco de las burlas por parte de los cursos mayores al suyo. Probablemente venganza, pero en el peor momento posible.

No pudo siquiera tener unos días de paz para reflexionar y procesar todos los eventos ocurridos los días pasados. El secuestro, la soledad, la horrible oscuridad, el hambre y el frio y las largas sesiones de tortura por parte de su verdugo. Incluso para su carácter duro y de gruesa coraza, se encontraba algo conmocionado y definitivamente esto lo había afectado en lo más profundo.

Precisamente él había sido testigo de como el Raptor se llevaba a aquellos dos chicos más jóvenes que él al piso de arriba, escuchaba algo de movimiento y no los volvía a ver de vuelta. La carne que encontró luego de romper aquel refrigerador le trajo un muy mal presentimiento.

Eso solo lo sabia Bruce, Vance no se atrevió a decirle nada a la policía o a los padres de Billy y Griffin sobre sus sospechas. Quizá porque tenia demasiado miedo o porque no quería mortificar más a los afligidos padres. Ni siquiera se lo dijo a Robin o Finney.

Pero volviendo a lo principal, el tiempo para reflexionar y reconocer todo lo que había ocurrido no fue mucho. Y cuando ese muchacho de ultimo año lo empujo contra los casilleros y trató de robarle algo de su dinero del almuerzo, el ojiazul dejo su pequeño estado silencioso para lanzarse en un frenesí de furia y fuego.

Y lo había hecho por él.

Se aferraba a su brazo constantemente y no se separaba de su lado. También sabia él por qué; el Raptor les había dicho que, luego de encargarse de Finney, Bruce sería el siguiente porque sabia que era importante para el ojiazul y esto lo haría por el puro placer de la venganza al haberle roto la pared. Luego de matarlo y llevarse a Robin a ocupar la vieja habitación de Finney (Con el cuerpo de Finney todavía dentro) dejaría su cadáver pudrirse a los pies del rubio. Luego de eso, ya no bajaría más. Su temporada de secuestros habría culminado por ahora y terminaba con su ultima victima rubia, futuramente muerta por inanición.

Verdaderamente era un monstruo.

Esa hora que se quedaron esperando los tres a que la puerta se abriera fue eterna. Conjeturaron cientos de planes, cada uno más desesperado que el anterior. Escenarios imaginarios y técnicas confusas que ninguno de los tres comprendía al cien por ciento.

El tiempo se hacía demasiado largo y era demasiado corto. Robin se encontraba pegado a la puerta tratando de escuchar cualquier cosa y lamentándose por la presunta muerte de su mejor amigo. No había más lagrimas para derramar, todas habían sido consumidas por el paso del tiempo. Bruce se resigno a su muerte, de hecho, la espera lo estaba volviendo loco ¿Por qué no acababa ya? ¿Por qué no se dignaba a terminar? Dentro de si mismo se juraba que, si el Raptor no aparecía dentro de los próximos diez minutos, él mismo se rompería la cabeza con la tapa del váter y así acabar con toda esta chifladura.

Estaba en la esquina del sótano, cansado de pelear y cansado de existir. De existir allí, quiero decir. Ni siquiera pensaba en su familia y la vida que no viviría, porque hacerlo solo lo haría llorar más y en sus últimos momentos no quería entregarse a la desesperación.

Tan solo estaba allí, existiendo.

¨ ¿Tienes frio? ¨ Le pregunto el ojiazul parado frente a él, extrañamente calmado. No, calmado no, derrotado. Abatido. Incluso si sacara fuerzas sobrehumanas en el ultimo segundo la sola idea de perder al asiático hacia su espíritu flaquear.

¨Un poco¨ Le contestó. Sabía que haría Vance, se sentaría a su lado y se acurrucaría muy junto para darle algo de calor. Era algo que empezaron a hacer días después de estar encerrados a solas. El frio y la humedad allí dentro eran insoportables al estar rodeados solo de hormigón, ni un triste colchón sobre el cual descansar. Habían tomado cada uno un ala de la habitación y cada día que pasaba solo se acercaban más y más, hasta que simplemente no se dijeron nada y se sentaron justo en el medio del cuarto, apoyado uno en el otro. Entonces, el frio perdió algo de fuerza. Acurrucarse para guardar calor, como los pingüinos.

Precisamente hizo eso, y sentirlo tan cerca lo reconforto. En el fondo, también le dolía el irse porque sabría que el rubio estaría destrozado.

Robin y Bruce se permitían llorar a solas o en presencia de los demás. La situación lo ameritaba y nadie reclamaba nada. Hopper, por otro lado, nunca demostró estar deprimido por su reclusión allí dentro. Abatido quizá sí, pero nunca permitiría que Arellano, Yamada o el Raptor lo escucharan llorar. No le daría esa satisfacción a ese maldito, ni siquiera cuando lo torturaba.

Pero esa noche sintió algo de humedad bajar por su mano derecha, en forma de gotas, aterrizar contra el polvoso suelo y dejar una mancha húmeda en el cemento. Apenas y movió la cabeza para observarlo en silencio, sin ningún comentario que agregar.

Era como si el mar se le escapara por los ojos. Pero no un mar furioso, desesperado o agitado. Era simplemente la aceptación de la derrota y el entendimiento que, por más que se esforzara, hallaría más paz en aceptar su muerte que en intentar retrasarla.

¨No quiero que mueras¨ Dijo, y la voz no le tembló ni un ápice. Se secó la lagrimas con el dorso de la mano y tocio un poco. Bruce le acaricio el cabello.

Esos diez minutos se transformaron en veinticinco. Entonces Robin les dijo que estaba escuchando movimiento detrás de la puerta y que tomaran sus posiciones. Era un plan echo a las carreras que ni siquiera había entrado en detalles.

Robin insistió en que él seria quien usara la tapa de cerámica del inodoro a modo de defensa, pero Vance lo desestimo rápidamente. Si alguien iba a matar a ese monstruo seria él.

Arellano se puso al lado derecho de la puerta, en posición de pelea. Vance estaba del otro lado medio agachado para sorprenderlo y derribarlo con la tapa. Y Bruce estaba escondido en el baño, tratando de dejar de temblar por el pánico.

Lo que paso después solo quedaría como una anécdota por parte del más joven de esa patrulla de policías, del como entro a ese sótano a investigar y un chico muchos años menor a él lo desmayo tras un fuerte golpe en la parte trasera de la cabeza con un objeto contundente. De no ser por los rápidos reflejos del oficial que iba detrás de él fácilmente Vance pudo haber muerto tras recibir un montón de disparos al confundirlo con una amenaza.

Pero volviendo al punto clave, muchas de las cosas que hacia lo había hecho por él. El acurrucarse a su lado, el golpe con la tapa del baño, el hecho de que se escapara de la mirada de los paramédicos que lo estaban atendiendo y corriera tras la ambulancia que lo trasladaba a un hospital para alcanzarlo, las peleas en la escuela ... La pelea hoy.

No estaba orgulloso de la mitad de todas esas cosas, pero no dejaban de haber sido por él. Incluso si la carga era muy pesada, no podía negar que una de las razones por las que el ojiazul no se había ido del pueblo ya era por él.

Quizá suena muy narcisista, pero es algo que solo ellos dos podían entender.

Bruce apretó la pelota de basquetbol entre sus dedos, ejerciendo presión.

¨ ¿Alguien más tiene algún problema conmigo y Bruce, ah? ¨ Su nombre agregado era una advertencia para los demás, porque al igual que Robin y Finney, si se metían con uno se metían con el otro y entre los dos les caían a palos. O bueno, eso solo era con Blake y Arellano. Lo único que él podía hacer era tratar de arreglar el conflicto civilizadamente o bajo amenazas pasivo-agresivas.

Muchas veces esas formas no funcionaban, terminaba por contárselo al rubio y este lo arreglaba ¨a su manera¨.

Estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos. Relajo los hombros (Ni se había dado cuenta de que los tenia tan tensos) y camino de vuelta al Arcade para disculparse. Llamarlo delincuente no estuvo bien, incluso si era en parte verdad.

Y también en parte el rubio tenía razón ¿Cómo podría rehacer su reputación desde cero? Seria muy extraño si de la noche a la mañana Vance Hopper empezara a repartir flores y abrazos y a dar la otra mejilla cuando alguien se metiera con él. El único plan que tenia algo de sentido era, según sus propias palabras, ¨Fingir mi muerte y mudarme a otro estado en el que comenzar desde cero¨.

En el camino iba rebotando la pelota para distraerse mientras pensaba una disculpa ¿Qué podría hacer? ¿Ir detrás de él, abrazarlo y decirle lo mucho que lo estimaba así tuviera un pequeñísimo problema de autocontrol? ¿Debería disculparse comprándole alguna golosina? Sabia que el ojiazul tenia prohibido el consumo de azúcar y quizá eso lo animara un poco.

Miraba al suelo mientras se acercaba más a la puerta. Echó un vistazo por el rabillo del ojo y noto por el gran ventanal principal del local al rubio jugando en una de las maquinas. Solo fue un segundo, pero verlo lo animo casi al instante.

Iba a abrir la puerta de no ser porque alguien saliendo de la tienda lo hizo primero, lo que ocasiono que diera un pequeño grito de sorpresa y un brinco hacia atrás. De inmediato sus ojos negros conectaron con los de color avellana de alguien más bajo que él. Y no estaba solo.

̶  ¡Bruce! ¡Aquí estas! Te dije que Bruce nunca rompe sus promesas – Dijo Finney, mientras le daba un par de codazos amistosos al latino a su lado.

̶  Hola Bruce – Saludo el de bandana, estirando la mano.

̶  Ah, eh ... Uh, hola – Algo confundido, el asiático solo correspondió el saludo torpemente mientras no dejaba de mirar a la ventana detrás de ambos chicos.

̶  ¿Quieres jugar baloncesto? – Inquirió el castaño mientras señalaba el objeto entre sus manos.

̶  Pensé que jugaríamos en el Arcade – Comentó el mexicano.

Un minuto ¿Jugaríamos?

̶  Oh ¿Robin también se nos une? – Pregunto, ahora algo alicaído y dejando de mirar el ventanal.

̶  Uhm, bueno ... Es que, se pego a mi como una garrapata y no me soltó hasta que le dije que si podía venir – Se excusó Blake, sonriendo nerviosamente.

̶  ¡Eso no es cierto! Me metí a su cuarto y- – Finney le cubrió la boca con una de sus manos. Robin no intento quitársela, tan solo la lamio. Blake se apartó al segundo.

̶  ¡Ew! ¡No hagas eso!

̶  ¿Te metiste a su cuarto y... ? – Prosiguió Bruce, levantando una ceja con aire estoico.

̶  Y el enseñe que la matemática no tiene ciencia – Respondió con simpleza mientras reía un poco al observar como el castaño restregaba su palma por la pernera de sus pantalones frenéticamente.

̶  Entendible – Respondió el asiático esta vez, alzándose de hombros.

̶  Bueno ¿Vamos a jugar? – Insistió Robin, arrebatándole la pelota de entre los dedos en apenas un segundo – Tú serás bueno en el beisbol, pero yo te aplastare en el básquet – Dijo divertido, guiñando un ojo con confianza.

̶  No le creas Brucey; Robin es mucho ruido, pero pocas nueces – Dijo el castaño, dándole un golpe en el pecho amistosamente. Mientras Robin alardeaba sobre sus habilidades con la pelota a un lado, Finney bajo tímidamente una de sus manos a la muñeca del asiático. Dudo si en bajar más y tomarlo de la mano, lo descarto en un santiamén – Ven, vamos – Tiro de su brazo para guiarlo hacia la cancha detrás del Arcade – Luego de cansarnos podemos ir a por algo de beber y a jugar adentro – Señalo el interior del local con la cabeza, lo que le recordó a Bruce que había ido a hacer en ese mismo instante.

Finney estaba algo impaciente así que empezó a correr con Bruce detrás, y este ultimo dio un vistazo hacia el ventanal antes de desaparecer detrás de la pared y la esquina.

Sus ojos azules como el hielo conectaron con los suyos, miraba hacia su persona sin dejar de jugar. Esto hizo al asiático temblar un segundo. Lo miraban en un gran vacío, sin transmitir nada.

Luego de que salió de su radar de visión, Vance simplemente volvió la vista hacia la máquina, sin nada más que comentar. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro