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𝐎𝟖𝟐┃Un calido beso eléctrico

✦ ˑ CHAPTER O82 (💌) ᶻ 𝗓 𐰁

★ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)꩜ !❛ No cierres los ojos, por favor..

LA LUCHA ENTRE NETERO Y MERUEM CONTINUABA, el humano más fuerte contra la bestia más fuerte de la actualidad. Para alegría de ambos, los dos eran combatientes dignos y fuertes, y fue una pelea larga y llena de momentos decisivos. No fue hasta que una impresionante explosión detuvo lo que sucedía a la mitad de la nada, demostrando de esa forma que la raza humana no debía ser subestimada.

Con la tecnología adecuada, era posible producir en masa pequeñas bombas en muy poco tiempo. Debido a la forma de la nube de humo, era llamada Rosa en Miniatura. Después de que una de las bombas fuera usada en una ciudad, matando a más de once millones de personas, se firmó un tratado internacional prohibiendo su producción. ¿Los humanos y las hormigas eran tan diferentes? Cuando Netero decidió usar su último recurso, pudo haberse hecho esa pregunta, pero ya no era posible saberlo. Con aquella bomba, el destino de la humanidad fue escrito.

La guardia real salió directo a la explosión sin pensarlo, dejando atrás a Pitou y a los demás cazadores. ¿Acaso Netero había muerto? Cuando Ikalgo salió de las profundidades del castillo, encontró el palacio hecho pedazos, y su curiosidad lo guio hasta Killua y Palm. El ojiazul tenía una murada acelerada, mientras que la mujer simplemente era diferente. Los tres decidieron sentarse en unos escombros.

― ¡Me alegra verte! Volviste con nosotros. ― Dijo el pulpo, intentando hacer sentir mejor a la mujer que ahora lucia completamente diferente ― Entonces, tal como planeamos, te llevaré a Peijing esta noche.

― No, dice que quiere quedarse. ― Interrumpió Killua y asomo una mueca un poco molesta. ― Bueno, puede ser de utilidad en batalla. De hecho, en términos de poder ofensivo, lo más seguro es que me dé una paliza.

Esa declaración dejo sorprendido a Ikalgo.

― La verdad me gustaría ver a Gon enseguida, pero esperaré. Respetaré sus deseos. ― Al ver la cara confundida del pulpo, el ojiazul explico las palabras de Palm.

― Ha decidido enfrentarse con Pitou solo... Es de esos que cuando toma una decisión, no la cambia. Pero actúa lo mejor posible cuando las circunstancias son como esperaba. Así que solo debemos evitar interferir.

― Pero, ¿Y si...?

― Sí, lo sé. Si está en problemas iremos a ayudarlo... ― Un silencio los cubrió por unos segundos. Sin necesidad de decirlo, los tres entendían que su fuerza no era suficiente para ayuda. Como un pinchazo, los ojos de Ikalgo se iluminaron con preocupación.

― ¿Qué hay de Jisoo? No he escuchado nada de ella desde que entramos al castillo. ― Dijo, y Killua se levantó de repente. Aquel nombre lograba alterar todos los sentidos del asesino. Su rostro era completamente serio, pero tan frágil como si pudiera empezar a llorar en cualquier momento y romperse. Su puño se aferró con cuidado a un pequeño líquido, y asintió con firmeza.

― Iré a ayudar a Jisoo. ― Dijo, y eso respondió todas las preguntas de Ikalgo, quien prefirió no decir nada. La mirada de Killua era obvia, él quería ir solo y enfrentarse a lo que sea que encontrara. ― Ustedes busquen a Knuckle y a los demás.

Palm frunció sus labios levemente, observando a Killua de reojo.

― Killua. ― Lo llamo, y el ojiazul desvío su mirada. ― A pesar de lo que encuentres, no permitas que te derrumba.

Las posibilidades de que Jisoo aún viviera eran mínimas, y el peligro de que aquello sucediera eran aterradores. Al intercambiar miradas con Ikalgo, el pulpo entendió lo que pensaba sin decir nada. Killua asintió como si nada ocurriera, y levanto su mirada con firmeza. No podía esperar más para verla y sostener su mano nuevamente, pero las posibilidades de que aquello ocurriera cada vez parecía más lejana.

― Después de eso nos reuniremos con todos y decidiremos qué hacer. ― Dijo antes de comenzar a caminar, para luego correr en dirección a la torre donde Jisoo había desaparecido. 

(🌕)

Los demonios se transforman en el ser más hermoso de la tierra para agradarle a los humanos, y esa era la descripción más acertada que se le podría dar a un Doragon.

En medio de la oscura torre, una pequeña niña de vestido blanco lloraba tirada en el suelo. Un pequeño rayo de luz que se colaba por los cristales rotos la iluminaba, permitiendo ver con claridad sus brazos llenos de cortadas y los moretones en su rostro. Era un monstruo, los niños del pueblo la golpeaban cada vez que aparecía para jugar con ellos, pero ella se lo merecía, ¿no? Después de todo, había hecho cosas muy malas, como nacer.

¿Cómo lo había olvidado? Sus recuerdos eran más claros que antes, y su odio incrementaba. Un monstruo, eso era lo único que era. Una niña incapaz de amar y ser amada, un error, una persona horrible que le había hecho mucho daño a su familia. Una y otra vez, golpeaba el cuerpo muerto de Hebe, lastimando sus puños que eran desgarrados por la fuerza de sus golpes, mientras las lágrimas caían por sus mejillas sin detenerse.

― Solo soy un monstruo... ¡¿Por qué tuve que nacer?! ― Gritaba, lastimando su garganta, mientras se ahogaba en sus propias lágrimas. Como si fuera un cuchillo, los recuerdos que alguna vez fueron escondidos en lo más profundo de su memoria ahora salían con fuerza, causando muchos daños. Cosas de las que no debía saber dañaban su corazón, cegando su autocontrol.

Su cabeza comenzaba a dolerle, sus memorias junto a sus amigos parecían falsas, como un invento de su cabeza para llenar su vacío. La maldición de Hebe y su transformación dañaban su pequeño cuerpo, y cada vez más sus fuerzas aumentaban para llegar a un límite y desmoronarse. La adrenalina de una verdadera bestia aún controlaba sus acciones, y por eso no se daba cuenta de todo el daño que ella misma se provocaba.

― Gane... ¿No? Entonces, ¿por qué se siente tan doloroso? ― Susurro, y con fuerza agarró su cabeza. Su corazón latía tan rápido que estaba a punto de explotar. ― Soy una bestia igual que ellos...

Al ver sus manos llenas de sangre, su llanto solo incremento, y llena de rabia, golpeó nuevamente el suelo. Con el reflejo de las ventanas rotas encontró su figura desecha, y un nudo se formó en su garganta. El eco de una voz interrumpió sus pensamientos por apenas unos segundos.

― ¡Jisoo! ― Lo observo de reojo, y era él. Su pálida piel tenía moretones y cortadas, su pelo blanco era un desastre, y sus ojos la observaban con tanto alivio que por un momento sintió su preocupación desaparecer. Él dio un paso lleno de duda, como si lo que viera frente a él fuera falso, para luego de unos segundos acercarse más rápido.

― No te acerques... Por favor. ― Susurro, sin darse cuenta, su voz salió fracturada a causa de su llanto. Aun así, Killua retomó su camino, sin dejar de verla ni un segundo. ― No te acerques... ¡Detente!

Y tapó su rostro adolorido con ambas manos, sin importarle el daño que podría hacerse a sí misma. Su piel ardía como el fuego, sentía como la sangre se escurría, y su piel fracturada era aterradora. Ahora lo recordaba con claridad, no era la primera vez que le sucedía... No era la primera vez que actuaba como una bestia.

― Soy un monstruo... ― Aseguro, y sin darse cuenta, se aferró a su piel con fuerza, lastimando su frente con sus largas garras. No escucho ningún paso, pero sabía que estaba frente a ella, y la forma en la que agarró sus muñecas con tanta calma hizo que sus lágrimas salieran con más intensidad.

― Jisoo... No hagas eso, te estás lastimando. ― La llamó, mientras agarraba con cuidado las muñecas de la joven. Con cuidado se arrodilló frente a ella, sin apartar la mirada ni un momento. Con solo ver su rostro asustado y adolorido, las lágrimas se asomaron por sus ojos claros. Realmente habían lastimado a Jisoo, su abdomen no dejaba de sangrar, su cuello estaba rojo, y uno de sus ojos estaba completamente dañado por una apuñalada. ― L-lo siento... Me demoré mucho.

Con cuidado la rodeo con sus brazos, acercándola con mucha delicadeza, y de inmediato Jisoo se escondió en su cálido cuello, y no pudo controlar las lágrimas que continuaron bajando. Sus manos temblaban, cada vez estaban más pálidas y frías, pero ninguno de los dos se daba cuenta.

― Soy un monstruo... ― Susurró con dificultad, fundiéndose completamente en los brazos de Killua, quien se dejó caer en el suelo solo para cargarla con más cuidado. El ojiazul no la soltaba, y respiraba su aroma con calma, como si fuera el último abrazo que podrían darse en un largo tiempo.

― No digas eso. ― Dijo, y se separó levemente, observando el doloroso rostro de Jisoo. Sus ojos recorrieron cada parte de ella, hasta su ojo ensangrentado con una dolorosa herida, hasta sus labios rosas que estaban algo secos. Hermosa, y esa era la única palabra para describirla, y de solo ver que aún respiraba, sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad. Con cuidado pasó sus pulgares por las mejillas de la joven, y pico su nariz sólo para asegurarse de tener su atención. ― Los monstruos no son tan hermosos. ¿No sabías?

Nuevamente, Jisoo se escondió en el cuello de Killua, llorando con fuerza, como una pequeña niña dolida, y al escuchar aquel doloroso sonido, para el ojiazul fue imposible no dejar caer algunas lágrimas que poco a poco también se transformaron en un llanto.

― Gracias, Killua... ― Susurro, y lentamente se alejaron para que sus rostros se encontraran. Los ojos azules del chico brillaron, y con cuidado sus frentes se chocaron. El amor en sus miradas era indescriptible, y solo eso fue suficiente para que la ojirosa lograra tranquilizarse. Pero con eso, su resistencia a tantas heridas empezaba a desaparecer, y la consecuencia de perder tanta sangre le cobraba factura. Las lágrimas en el rostro de Jisoo desaparecían, y su respiración agitada comenzaba a tranquilizarse.

― Oye... ― Susurro, y una pequeña sonrisa se asomó en sus labios que lentamente perdían su color rosa. A pesar de que Killua la observaba en silencio con tanta atención, todas las pistas de que algo andaba mal pasaron desapercibidas.

― ¿Uhm? ¿Qué ocurre? ― Preguntó, mientras con mucho cuidado buscaba las manos de Jisoo, quien nuevamente dejó escapar una pequeña risita.

― Cuando todo esto termine... ¿Me darás un beso? ― Pregunto, y logró que las mejillas de Killua se colorearán de un suave tono rosa.

― ¿Por qué no ahora? ― Inquirió, solo para hacer reír a la ojirosa, quien con cuidado se recargó en el hombro del chico.

― Estoy muy cansada... ― Su voz salió muy suave, y en ese momento, cuando sus manos por fin se entrelazaron, Killua lo entendió. Estaba fría, casi congelada, y su corazón cada vez era más silencioso. Intento actuar con calma, ignorando el nudo que se formó en su garganta. Jisoo estaba muriendo en sus brazos.

― Abre tu boca un momento. ― Pidió, mientras sacaba el pequeño frasco de cristal. Jisoo obedeció, y las pequeñas gotas tocaron su lengua, provocando un pequeño cosquilleo y un alivio inmediato. El joven rompió su camisa, y rápidamente envolvió el abdomen de la ojirosa, quien luchaba por no perder la conciencia.

― No cierres tus ojos... ― Su corazón se detuvo por un momento al sentir su piel congelada. La observó con más atención, ella estaba a punto de cerrar los ojos, y noto el charco de sangre en el que estaban. De inmediato se separó levemente, y la preocupación inundó su rostro. ― Jisoo, ¡Jisoo! No cierres los ojos.

― Será solo un momento... No pasará nada malo. ― Aseguró la joven, pero la mueca asustada en los labios de Killua no se tranquilizaba. ― ¿Por qué estás tan frío?

Era ella, y hasta ese momento lo entendió. Había tomado el antídoto, ¿por qué sentía que su vida dejaba su cuerpo? Killua aún intentaba detener la sangre, pero era imposible, y a pesar de todos sus esfuerzos, las ojeras en el rostro de Jisoo cada vez eran más fuertes.

― No quiero morir... ― Susurro, y agarró la mano del ojiazul. Con cuidado sus párpados comenzaban a cerrarse, y todo se volvía borroso. Sentía como su vida se iba, y no podía hacer nada para detenerlo.

― ¡Jisoo, no cierres tus ojos! ― Pequeñas gotas de agua cayeron sobre sus mejillas, y el suave sonido de un llanto resonó en la solitaria habitación. Killua sentía como la persona que amaba dejaba de vivir, y tantos sentimientos en su interior solo podían salir por medio de las lágrimas. Estaba desesperado. ― ¡D-despierta! ¡Jisoo!

Tan pronto terminó de vendar su abdomen, recargo con cuidado el cuerpo de Jisoo sobre su pecho, cargándola con sus brazos y recostándola lentamente, sin soltarla en ningún momento.

― No me dejes, Jisoo... ― La joven apenas podía seguir respirando, la voz de Killua aún la mantenía despierta. El joven insultó en voz baja sin saber qué hacer. ― ¡Todo estará bien! Te llevaré con un doctor, ¡La ranita te puede ayudar! Solo no cierres tus ojos... Resiste un poco más... Por favor.

― Killua...

― ¡Eso es! Háblame, no pierdas la conciencia.

― ¿Te digo cualquier cosa? ― Susurro, y pico con cuidado la mejilla del ojiazul. Sus palabras salieron como un último suspiro. ― Te amo.

― ¿Ah? ― Una pequeña exclamación de sorpresa salió de sus labios al escuchar aquello, y sin darse cuenta, las lágrimas que caían por sus mejillas incrementaron, y el llanto que tanto había reprimido finalmente pudo salir. Con fuerza abrazo a Jisoo, pero con tanta delicadeza como si se tratara de una burbuja o una hermosa flor de cristal. Como si rogara, habló en su cuello. ― No me dejes, Jisoo... Tienes que vivir, por favor... No me abandones.

― No voy a morir, Killua... ― Susurro, y con mucho esfuerzo rodeo el cuello del albino, consintiendo su cabello blanco con cuidado. ― No quiero dejarte...

Y sus miradas tristes se encontraron, ambos con lágrimas en sus ojos. Sus frentes se chocaron, y un suave suspiro abandonó sus labios secos. Los dedos del ojiazul recorrieron sus mejillas con cuidado, y su respiración chocó contra la suya. Los hermosos ojos de Jisoo perdían el color con cada segundo que pasaba, y eso destrozaba su corazón por completo.

― No llores... ― Susurro Jisoo, limpiando las lágrimas que se escurría por el rostro de Killua, pero aquella acción logró lo contrario.

― No me dejes... Por favor, no lo hagas. ― Cada una de sus palabras era un ruego, porque sabía que un futuro a su lado era cada vez más lejano.

― Aunque yo no esté...

― ¡No digas estupideces! No vas a morir, yo te voy a molestar toda la vida... ¡Viviremos muy felices! Tendremos muchas citas, todas las que quieras...

Tantos recuerdos juntos pasaban frente a sus ojos como una película, su risa, sus sonrojos, sus cálidas manos, sus ojos que siempre lo miraban, su aroma, su largo cabello negro, su voz... Ella era como las estrellas de su noche, pero sin ella, su noche se sumiría en la oscuridad para siempre.

Jisoo lo observaba llorar en silencio, sus hermosos ojos azules estaban empapados en lágrimas de dolor, y sus suaves lamentos rompían su corazón. Nunca antes lo había visto llorar de esa forma, el cruel, pero tierno Killua estaba completamente destrozado. La delgada línea de la vida era un misterio, y el destino era simplemente aterrador. Con sus últimas fuerzas, decidió decir algo más.

Una vez mi padre dijo que un beso dado con amor puede quitar el dolor de las personas... ¿Te gustaría intentarlo?

No necesito más palabras para que Killua usará su última esperanza, y con sus ojos llenos de lágrimas, decidió no rendirse. Con cuidado levantó el mentón de la joven, y con mucho cuidado acercó su rostro. Sus narices se rozaron provocando un suave cosquilleo. Muchas veces estuvieron a esa distancia, pero esta vez, el sentimiento era diferente. Finalmente, sus labios inocentes e inexpertos se encontraron en un pequeño beso. Una pequeña corriente eléctrica chocó la piel de Jisoo al sentir los labios de Killua sobre los suyos, mientras que el ojiazul sintió la fría piel de la joven.

Un primer beso aferrado a la vida, cargado de miles de sentimientos de dos jóvenes enamorados que aún tenían la esperanza de poder tener un final feliz. 

Casi lloro escribiendo esto. Como hace rato no escribía, me quedo menos triste de lo planeado jajajs igual el resultado quedo potente. ¡Espero que les haya gustado! Gracias por votar y comentar, los amo mucho. <33

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