𝐎𝟖𝟏┃Una nueva identidad
✦ ˑ CHAPTER O81 (💌) ᶻ 𝗓 𐰁
★ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)꩜ !❛ El antídoto de la vida...
KILLUA CONOCÍA ese sentimiento a la perfección, alguien lo estaba siguiendo y considerando la sensación familiar, era alguien que lo conocía. Estaba escondido detrás de una pared en la esquina, y con el reflejo de su yoyó intento descubrir de quién se trataba. Una mujer alta de piel pálida caminaba lentamente hacia su dirección, y no tardó en reconocerla. Estaba claro que Palm ya no era la misma persona, y eso perturbó muchísimo a Killua.
La sola transformación de aquella mujer afectaría a Gon y eso cambiaría los planes de la misión por completo, por supuesto, sus nervios congelaron su sangre por un momento. Rápidamente, salió de su escondite y dio la cara.
― ¿Eres Palm? ― Pregunto. Probablemente, la mujer estaba usando la clarividencia, lo que significaba que probablemente aún los recordaba. Esa era la única respuesta a porque lo había localizado tan rápido.
― Killua, ¿no? ― Lentamente, al escuchar eso, el albino comenzó a acercarse. Palm continuó hablando, lamentándose en lo que se había transformado. Hasta estar más cerca, los ojos de Killua notaron un pequeño frasco transparente con un líquido que Palm sostenía con firmeza. ― ¿Dónde está Gon? ¿Crees que me odiara cuando vea en lo que me he convertido?
― Gon no juzga a la gente por su apariencia. Y estás asumiendo que ahora mismo te odia.
― Siempre tan malicioso... Bueno, no importa. No tengo nada que ganar con tu piedad. ¿Dónde está Gon?
― ¿Qué tienes en la mano?
― El antídoto para curar a Jisoo de la maldición, Roman me lo entregó y luego desapareció. ― Respondió como si nada, y nuevamente evitó el tema. ― ¿Dónde está Gon?
― Gon está con Pitou. Él... ― De inmediato guardó silencio. ¿Por qué Palm lo podía ver a él pero no a Gon? Su ceño se frunció levemente, y entendió que probablemente la mujer estaba diciendo algunas mentiras. ― ¿Me has encontrado por pura suerte?
Palm mintió, intentando desviar la pregunta, pero Killua no permitió aquello. Con insistencia, el ojiazul pidió que su pregunta fuera respondida, y eso molestó con locura a la mujer.
― Le preguntaré por última vez. ¿Dónde está Gon?
― No pienso decírtelo. Eres mi enemiga, ¿verdad? ― Con agilidad, agarró su yoyó con el puño. Los ojos de la mujer se volvieron rojos, y reaccionó como un animal ante la respuesta negativa. Su largo cabello comenzó a envolver su cuerpo. Levantó su puño, mostrando cómo el pequeño objeto de cristal empezaba a fracturarse.
― Si no me lo dices, romperé este frasco. ¡Sin esto, tu amada Jisoo morirá y no podrás hacer nada para evitarlo! ― Comenzó a hablar con una transformación completamente nueva. ― ¡Cuando estoy llena de ira, debería dejar que mis emociones tomen el control!
Era peligrosa, su aura había cambiado por completo y su figura también.
― Debería dejar que todo saliera en vez de reprimirlo. ¡Desatando mi deseo de matarte!|
Killua la golpeó sin piedad con su yoyó, pero el pequeño aparato se rompió en mil pedazos con solo tocar el brazo de Palm. Tan pronto eso sucedió, un enfrentamiento comenzó. El cuerpo de Palm parecía el de una araña.
― ¿Morirás sin decir nada? ¡¿Morirás después de hablar?! ― Killua se estrelló contra una de las paredes, sin defenderse en ningún momento. Con una sonrisa enferma, Palm se acercó a él. ― ¿O simplemente morirás?
Nuevamente, el albino logró esquivar el ataque, pero estaba preocupado. No podía dejar que la pelea se alargara porque estaba en desventaja, pero al mismo tiempo, no podía permitir que Palm encontrará a Gon, quien apenas podía controlar sus emociones. Su encuentro solo sería negativo.
― ¡Palm! ¡¿Por qué buscas a Gon?! Dependiendo del porqué, podría decirte dónde está, y tú me darás ese frasco de cristal.
― ¿¡Qué?! ¿Por qué lo preguntas ahora? No tengo ninguna razón. Solo quiero verlo, probablemente esté cerca. Yo misma lo encontraré cuando te mate.
La mujer intentó golpearlo otra vez con la misma feracidad de antes, estaba dispuesta a matarlo y era evidente. El frasco en su mano estaba a punto de explotar, y si las palabras de Palm eran correctas, aquel pequeño objeto realmente era importante. Pero en ese instante, debía preocuparse más por Gon, quien ahora enfrentaba un nuevo problema: Palm.
― ¡Lo siento! ¡Me asuste y te llame enemiga, pero sigues siendo Palm! Gon está sufriendo ahora. Una persona que respeta mucho fue transformada por completo. Le arrebataron su alma a esa persona. ― La mujer lo escuchó en silencio. ― Y ahora, Gon se está enfrentando al responsable. Si te presentas ante Gon con esa forma... Él... perderá la cabeza. Así que llámalo primero por su nombre. Debes decir "Gon". Esa es mi condición... Necesito que la aceptes. Gon estaba muy preocupado por ti, dale algo de tranquilidad.
En realidad, solo estaba haciendo tiempo. Killua no tenía la intención de que se vieran. Esa era la idea, un solo plan, aun así, pequeñas lágrimas comenzaron a caer de sus mejillas mientras hablaba, y sus ojos azules brillaron.
― Ayúdame a hacer que se sienta mejor... ¡Eres la única que puede hacerlo ahora! Nadie más puede hacerlo. ¡Yo no puedo ayudarlo! ― Cuando dijo esas palabras, lo que guardaba estalló. Sus piernas flaquearon y cayó al suelo, mientras el río de lágrimas se desbordaba por sus ojos claros.
Una pequeña mariposa apareció detrás de la cabeza de Palm, ordenándolo que lo asesinara. La mujer cerró su puño, y de forma inesperada, destruyó la mariposa que le daba órdenes. Podían matarla, pero ni así estaría dispuesta a ayudar a las hormigas. Su armadura de cabello desapareció, y observó al ojiazul con calma.
― Killua, gracias. Había un muro dentro de mi cabeza. Mis emociones y mi cuerpo estaban separados. No podía hacer nada, me pasaba desde que desperté, tú destruiste la barrera. No digas que no puedes ayudar a los demás. ― Susurro, y con cuidado extendió el frasco de cristal. ― Si puedo hacer algo para ayudar a Gon y Jisoo, seré feliz por hacerlo. Pero no lo olvides... Tú eres la persona que ellos más necesitan...
(🌕)
HORAS ANTES
Roman se detuvo, sus cejas se fruncieron, demostrando desconfianza. Un sujeto de pelo dorado y ojos claros estaba frente a él, extendiendo un pequeño frasco de cristal con un curioso líquido en su interior. El pelirrojo frunció sus labios, conocía muy bien quién era, Navier le había contado al respecto.
― Ayuda a Jisoo... ― Susurro, y ese fue motivo suficiente para no acabar con su vida en un instante. El sujeto parecía confundido y notoriamente arrepentido. Por su piel comenzaban a aparecer marcas de serpientes, como si se tratara de una maldición. Por supuesto, Hebe no dejaría que aquel joven escapara tan fácilmente después de haber sido traicionada. Dio un paso más, y sus rodillas flaquearon. ― Solo se lo tienes que dar de beber, por lo menos tiene que saborearlo, y no morirá.
― ¿Qué te hace pensar que voy a confiar en tus palabras? Eso que tienes en tus manos puede ser veneno. ― La cruel respuesta que dio logró erizar la piel del joven rubio, quien cada vez más parecía ser consumido por el veneno en su cuerpo, y la sangre que comenzaba a caer de sus ojos era prueba de ello. ― Nunca confiaría en un Doragon...
― Eres uno de ellos, lo supe cuando vi tus ojos. ― Susurro Zeth, y escupió sangre con fuerza. Los ojos de Roman eran hermosos, tan angelicales como los de un Doragon. ― Una de las víctimas de Hebe... Un mestizo. Eso ahora no importa...
― Si importa. ― Dijo. Estaba frente a una oportunidad de oro, podía obtener información sobre los demás mestizos regados en el mundo. Cisney había encontrado información sobre un negocio turbio que estaba dispuesto a destruir.
― Hebe se encarga de perseguirlos y matarlos, los más jóvenes son vendidos por mucho dinero... Los adultos mueren por una maldición, una que ella es capaz de crear con su sangre, y la misma por la que voy a morir.
― ¿Cómo te puedo creer?
― ¿No lo ves? Estoy muriendo, es la consecuencia de traicionar a Hebe. Si fuera mentira esto no estaría pasando. ― Su voz cada vez era más suave, estaba llegando a su límite.
― ¿Por qué razón tienes un antídoto? ― Nuevamente, lanzo una pregunta. Zeth lo ignoró, y continuó explicando el proceso con los últimos alientos que le quedaban antes de desplomarse inconsciente.
― Cállate y agarra el antídoto. ― Masculló con molestia. ― Agradece que te lo doy para salvar a Jisoo, desde un inicio puede usarlo para no morir. Ese líquido es como la regeneración en un frasco, cumple con todas las condiciones, y ayuda a evitar la muerte de una persona muy fatigada... pero solo funciona con los Doragon, aunque Jisoo es mestiza, vale la pena intentarlo...
Roman se acercó, y sostuvo los hombros del joven de pelo dorado. Zeth empezó a toser con fuerza y empujó al pelirrojo.
― ¡No te acerques!
― Estás maldito... ― Susurro Roman, entendiendo lo que sucedía. Aquel Doragon había sido infectado por la misma enfermedad de Ryoma. ― ¿Por qué haces esto?
―Te advertí que no te acercaras. Ahora tú también morirás.
― Tienes la cura en tus manos. ¿Por qué no...?
― Yo no merezco vivir... ― Y finalmente, sus párpados se cerraron. Todo se volvió negro, mientras sentía como miles de agujas picaban todo su cuerpo. A pesar de ser seres fuertes y hermosos, los Doragon son bestias codiciosas y crueles, guerreros dispuestos a traicionar para cumplir sus objetivos. Aquella joven de ojos rosas era la última oportunidad para cambiar eso. Román se acercó con cuidado, y tocó la fría piel del Doragon. Estaba muerto.
Y como Zeth le había advertido, la maldición logró esconderse en su cuerpo y causar efectos rápidamente, amenazando su vida también. Por esa razón estaba tan agitado, porque sabía que no le quedaba mucho tiempo. Si así de fuerte era la maldición, Jisoo estaba en problemas.
El rostro de Román simplemente era aterrador. Su característica sonrisa confiada y coqueta había desaparecido, ahora estaba aterrado y parecía muy apurado. Palm recordaba cómo el joven apenas había nombrado a Jisoo y le había entregado un frasco de cristal, para luego salir corriendo en busca de la pelinegra, quien, según sus palabras, estaba en peligro. Antes de marcharse, le había dejado una última petición a Palm.
― Dile a Killua que Jisoo necesita ayuda. ― Dijo, dejando el frasco en las manos de la mujer, quien observaba a su compañero con preocupación. Ella no era la indicada para una tarea como esa, pero aquel pelirrojo confiaba en ella.
― ¿Por qué no lo haces tú? ― Pregunto, evitando que Roman se marchara.
― Porque voy a morir.
(🌕)
Como una bestia salvaje, Jisoo destruía las paredes por simple gusto. Sus brazos estaban llenos de sangre, sangre que lamió con su lengua para luego comenzar a reírse. Los recuerdos eran más claros que antes, pero sus sentimientos acumulados terminaban transformándose en rabia. A pesar de estar ganando, se estaba perdiendo a ella misma, y la maldición comenzaba a consumir su cuerpo.
― Puede que me mates, pero tú morirás conmigo. ― Y con esas palabras, Hebe se levantó del suelo para darle un último golpe que no funcionó. Jisoo estaba perdida, como un lobo salvaje, comenzó a golpear a Hebe sin piedad mientras las lágrimas se escurrían por sus ojos.
Tantos recuerdos habían golpeado su cabeza que no podía controlarse, se había olvidado por completo de los demás, y los malos sentimientos ahora guiaban cada uno de sus actos. Le dolía, pero no podía liberarse. La sangre no paraba de brotar, y empezaba a perder la conciencia. Era injusto, la llave a sus recuerdos comenzaba a abrir la puerta, y eso no era bueno. Recuerdos dolorosos y crueles inundaban sus ojos, aquella mujer frente a ella era la culpable de muchas cosas inimaginables... ¿Quién pensaría que durante su infancia ambas rieron como si nada ocurriera?
Sus garras atravesaron el corazón de Hebe, y con solo susurrar algunas palabras, la sangre explotó y manchó las paredes. El fuego era tan ardiente que comenzó a volverse cenizas. ¿Acaso de esa forma había muerto su madre? Un corazón dejó de latir, un último suspiro abandonó su cuerpo, y de esa forma, Jisoo asesinó a alguien por primera vez, y su locura comenzó.
― Ayuda...
Hace rato no subo capítulo, últimamente estoy muy ocupada con muchos trabajos, entrenamientos, y salidas. Espero que le haya gustado!! En el próximo capítulo va a aparecer algo que muchos esperan.
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