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𝐎𝟕𝟒 ┃Travesuras del destino

✦ ˑ CHAPTER O74 (💌) ᶻ 𝗓 𐰁

★ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)꩜ !❛ Verdaderos sentimientos de amistad...

KITE YA NO ERA LA PERSONA QUE ALGUNA VEZ CONOCIERON. Su largo cabello gris permanencia desordenado, su pálida piel estaba llena de dolorosas cicatrices, sus ojos estaban perdidos y lastimados. Parecía una máquina, moviéndose lentamente, en una posición de ataque, como un animal salvaje. Había sido utilizado para entrenar a las Quimera, y en el proceso fue gravemente lastimado, a tal punto en el que parecía una persona totalmente diferente.

Como una máquina, estaba programada para atacar a todo aquel que se le acercara.

― Kite... ― El pecho de Gon subía y bajaba bruscamente, su nariz se arrugó suavemente, y pequeñas gotas de agua empezaron a aparecer en sus ojos.

Un paso, y luego dos más. A pesar del peligro, Gon se acercó lentamente a su amigo.

― Kite... Tranquilo. No pasa nada. ― Con sus brazos abiertos, quiso darle un abrazo, pero un puño en su mejilla lo detuvo. Aun así, no se rindió, y volvió a acercarse. Jisoo no apartó su mirada en ningún momento, y sus ojos rosas brillaban de tristeza al ver la escena frente a ella. La frente del peliverde empezó a gotear de un fuerte color rojo que salpicó el suelo. ― Hace rato que no me golpeabas... Eso me dolió mucho...

Nuevamente, empezó a ser golpeado, y aunque eran ataques robóticos y predecibles, Gon decidió no hacer nada para detenerlo. Probablemente, el peliverde no sabía qué más hacer en medio del desespero, pero esa era una realidad que habían creado y a la que debían enfrentarse. Killua frunció sus labios, y continuó viendo todo con atención. Los golpes no eran duros, ese no era Kite...

Finalmente, se agachó para esquivar un puñetazo, y tan pronto se levantó, rodeó con sus brazos el pecho de Kite, en un desesperado abrazo.

― Lo siento, Kite. Es nuestra culpa que estés así... Descansa un poco. Nosotros nos encargaremos del resto... ― Y lentamente se separó, notando con sorpresa como su amigo había dejado de atacarlo. Gon, al no poder usar Nen por su encuentro con Knuckle, no podía ver lo que sucedía. Como una máquina, Kite activo el nivel dos de combate.

― ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo lo detuvieron? ― Preguntó, sin apartar su mirada de Kite.

― Tuvimos que herirlo gravemente. No nos quedó alternativa, pero lo siento muchísimo... ― Respondió Shoot. ― Si te apartas de él, no atacará.

No podía soportarlo, el sentimiento era horrible, y no sabía cómo sacarlo. Con fuerza, Gon apretó sus puños y frunció sus cejas, mientras su cuerpo temblaba suavemente.

― Kite... Espera un poco más. ― Susurro, y se dio la vuelta, empezando a alejarse, manteniendo su mirada agachada. ― Pronto te devolveré a la normalidad...

Y cuando Gon levantó su mentón, su rostro lleno de ira dejó sin palabras a todos. Sus ojos brillaban de molestia, era una expresión nueva en él, y era realmente aterrador.

― Killua, Jisoo... Quiero ese para mí. ― Aviso, y luego de eso, abandonó la oscura habitación. La ojirosa frunció sus labios, y bajó su mirada suavemente. Estaban en una situación delicada, y el tiempo no los esperaba. No tenían tiempo para distraerse, debían prepararse, y ser capaces de enfrentar a la muerte.

Durante los siguientes días, Jisoo pudo encontrarse con Roman, quien le llevaba algunas noticias, y más importante, no paró de entrenar con Cisney. Perfeccionó su técnica de sangre, su fuerza, resistencia, y estrategia. Su meta era clara: Salvaría a su padre, y eliminaría a Hebe, aunque le costara la vida.

― El plan de Hebe es asesinarte y hacerlo ver como un accidente... De esa forma murió Alyra, y de esa forma tu padre fue envenenado. ― Cisney tomó un sorbo de su café caliente, y recostó su mentón sobre sus nudillos. ― Pero nosotros nos adelantaremos... Y tengo algunos regalos de Navier que facilitan este proceso.

― ¿Cómo haremos eso...? ― preguntó Jisoo, acercándose a su tío, quien asomó una pequeña sonrisa.

― Los años de trabajo sucio que Hebe ha escondido serán expuestos ante los jefes de la familia... ¡Y todo gracias a la valiosa información que Navier le sacó a su molesto primo! ― Con una sonrisa malvada, Cisney dejó escapar una carcajada llena de felicidad. Jisoo se limitó a sonreír con una pequeña mueca nerviosa. ― Puede que sea mi madre, pero la haré pagar por matar a mi hermana... Y hacer sufrir a miles de personas inocentes.

Al escuchar eso, la ojirosa se congeló como una piedra. ¿Acaso su tío había dicho eso? El malvado e intimidante Cisney Doragon parecía tener sentimientos.

― ¿Trabajo sucio?

― Sí. Navier encontró pruebas de que Hebe es la responsable de pagar misiones para asesinar mestizos... Durante todos estos años, el escuadrón de Hebe, se ha encargado de matar personas inocentes... Y, además, es la asesina de tu madre.

Tomando otro sorbo de café, el hombre de atractivas facciones negó de un lado a otro. Y no solo había hecho eso, pero era otro tipo de información que Jisoo no necesitaba saber, o al menos no por ahora. Los actos de Hebe eran mucho más atroces y despiadados. Era una mujer traicionera que vendido a su propia familia.

― ¿Y sabes qué ocurrirá después de ser expuesta? ¡Le darán a los Guerreros Dorados la misión de matarla! ¡Y yo soy el líder del escuadrón de los Guerreros Dorados! ― Cisney no podía estar más feliz. Jisoo rio nerviosa, observando el café en sus manos. Al parecer, cada vez que su tío tomaba café, su humor resplandecía, y cumplía efectos parecidos al alcohol. ― ¡Y tú, mi pequeña guerrera, vas a vencerla en un duelo! De esa forma, a pesar de ser mestiza, ¡te ganarás el respeto de la familia Doragon!

― Bueno, en realidad, es un buen plan. ― Opino Jisoo, y una sonrisa sincera apareció en su rostro. ― ¡Y si los Doragon me reconocen, podría heredar el puesto de mi madre! Y de esa forma... Me aseguraré de que los errores de Hebe no se repitan.

Cisney dejó escapar una suave sonrisa, y con cuidado, posó su mano sobre la cabeza de la pelinegra. A pesar de todo, la pequeña era la viva imagen de su hermana fallecida, quien, definitivamente, estaría muy orgullosa de las grandes cosas que su pequeña hija estaba logrando. 

(🌕)

Una semana había pasado, y algunas cosas habían cambiado. En aquel momento se encontraban en un tren que se dirigía a la República de Gorteau Este, acompañados de todos los cazadores, quienes aún se debatían si era buena idea haber llevado a los menores. Pero ellos parecían tigres hambrientos, y podían defenderse solos. Jisoo agarró con cuidado la mejilla de Gon, quien no podía quedarse quieto por estar jugando cartas con Killua.

― ¡Solo falta una! ¡Solo una! ― Jisoo ladeo su cabeza con leve molestia, mientras intentaba pegar la curita en la frente de Gon. El peliverde hacía su mejor esfuerzo por ayudar, pero el juego estaba tan entretenido que hacía movimientos bruscos sin darse cuenta. Finalmente, pudo dejarla en su lugar, y un suspiro aliviado salió de sus labios.

― Oye, teñida. ― La voz de Killua la llamó con exageración. El albino señaló una mancha rojiza en su frente, y como si fuera la peor herida del mundo, pidió una curita. En realidad, era una excusa barata para recibir atención de la ojirosa, pero totalmente diferente a como se lo imaginaba, Jisoo golpeó su frente con fuerza, dejando la curita en el acto.

Y no era la primera vez que pasaban cosas como esas, probablemente, Gon tuvo que presenciar los inútiles intentos de Killua por llamar la atención de Jisoo toda la semana. Y aunque a veces funcionaba, la ojirosa se negaba y retrocedía. Los papeles se habían invertido. Mientras Killua intentaba avanzar, Jisoo daba grandes pasos hacia atrás.

Ahora estaban en un restaurante de la ciudad, donde el calor, olor a comida, y el fuerte sonido del televisor eran los protagonistas. Todos mantenían su mirada fija en el noticiero, mientras comían algunos platos tradicionales.

¿Cuál es la razón para esta ráfaga de actividad que se ha observado recientemente en Gorteau Este? El líder supremo Ming Jol-Ik ha invitado personalmente a todos los ciudadanos para que se reúnan en la capital Peijing, para celebrar el nacimiento de la nación dentro de diez días.

Nunca se había visto una invitación de esta escala. Desde bebés a enfermos, han sido animados para participar en una celebración que durará tres días. Podría ser para dar un importante anuncio, o solo por distracción.

La realidad era diferente. Probablemente, el 99% de los humanos que asistan a aquel encuentro serían asesinados por las hormigas quimeras. Debían detener eso antes de que la celebración comenzará, sólo tenían diez días. Por otro lado, Netero también estaba presente, y lo demostró dándoles su primera orden.

Dividanse en tres parejas y alejen a los guardias reales del Rey. La noche anterior a la celebración dará comienzo la operación de medianoche.

Pronto se hizo de noche, y oficialmente, Gon podía volver a usar Nen. Aun así, Morel no estaba convencido de que él peliverde estaba listo. Juntando todos sus malos recuerdos, el cazador comenzó a mostrar su bestial fuerza. Sus ojos brillantes se apagaron, y un fuerte viento sacudió a todos los presentes. Jisoo no escondió su preocupación, y al ver a Killua, supo que él pensaba lo mismo.

Estaba perdiendo el control.

― Gon, ya es suficiente. ― De repente, Killua posó su mano sobre la espalda de su amigo, y toda la fuerza que sacudía las palmeras y tensaba el ambiente desapareció por completo. Luego, observo de reojo a Morel. ― ¿Verdad, viejo?

― Cl-claro...

― O-oh... ¡Killua, muchas gracias! ― Gon pareció despertar de su trance, y asintió rápidamente. Con toda su característica actitud, se dio la vuelta para ofrecerle una disculpa al mayor. ― ¡Lo siento mucho, Morel-san! ¡Estaba a punto de matarte!

El hombre se limitó a sonreír sin esconder la sorpresa que le había generado la situación. Definitivamente, Gon estaba preparado. Ahora era momento de dividirse, como Netero había ordenado. Los menores se encargarían de Neferpitou, como lo habían pedido. Knuckle, Roman y Shoot se encargarían de Menthuthuyoupi. Y por último, Knov y Morel de Shaiapouf. Al mismo tiempo, Jisoo se enfrentaría a Hebe como una misión oficial de su importante apellido.

El mundo estaba sumergiéndose en un desastroso problema. Los humanos empezaban a ser asesinados por animales de características humanas, conocidas como Hormigas Quimera.

Temiendo que los daños sean aún mayores, desde el gobierno solicitaron que la Asociación de Cazadores los extermine, y además, también recurrieron a una de sus más poderosas fuerzas. La poderosa familia de guerreros dorados también se unía a la batalla. 

(🌕)

¿Cómo habían llegado a eso? Jisoo mantenía su mirada en el suelo, como si fuera lo más interesante del mundo, mientras sentía como Killua sostenía sus muñecas con delicadeza. No tenía por qué sentirse nerviosa, pero el suave cosquilleo en su estómago y el sonrojo en sus mejillas era algo que no podía controlar. Era molesto, realmente era desesperante como no podía deshacerse de las mariposas en su estómago.

Luego recordaba como había tomado su decisión, y sentía como los nervios lentamente se alejaban, y se transformaban en molestia. Aquel joven de hipnotizantes ojos azules como el mar era un simple niño fastidioso que simplemente no sentía lo mismo por ella.

Aun así, seguían siendo amigos.

― Ya, ya, tranquilo, estoy bien, ― Aviso Jisoo, alejando sus muñecas de Killua, quien arqueó sus cejas, no muy convencido. Su importante misión empezaba, y para eso habían tenido que caminar por el bosque, hasta llegar a un pantano que tendrían que cruzar. El suelo encharcado, el pasto alto y la noche le daban la bienvenida a los cientos de ranas del lugar, y por supuesto, Jisoo no toleraba eso.

― Casi te resbalas, y este lugar está lleno de ranas... ¿En serio vas a estar bien? ― Sus ojos demostraban sincera preocupación, y sus brazos cerca de ella por si se resbalaba lograban ponerla un poco nerviosa. Claro, era de noche, y en aquel sitio alejado de la ciudad, cualquier paso en falso podría ser peligroso, y lo era aún más al ser un pantano, lleno de pozos de agua disfrazados de plantas.

― Si... ― Respondió, pero su voz salió en un suave suspiro nervioso. Esta vez, Killua asintió con sarcasmo, y Jisoo frunció su ceño con molestia. ― ¡Es en serio! Además, tengo que dejar ese tonto miedo... ― Killua observó en silencio como la ojirosa se detenía y fruncía sus labios rosas mientras cerraba sus puños y observaba el suelo. Una pequeña sonrisa enternecida se escapó de su boca al ver lo decidida que se encontraba. ― Esos niños fastidiosos que empezaron todo... ¡No les daré el gusto, las ranas me van a dejar de dar miedo!

― ¿Por qué te molestaban tanto? ¿Cómo es que no los detuviste con algún golpe? ― Pregunto el ojiazul, y la pelinegra ladeo la cabeza, buscando la respuesta.

― Bueno... En realidad todo empezó porque me sentía sola. Quería jugar con los niños de la isla, y no salió bien. ― Explico, y un suave suspiro salió de sus labios. Mientras hablaba, caminaba con cuidado, intentando no ensuciar mucho sus zapatos de lodo. ― Claro, yo estaba tan emocionada de tener nuevos amigos que no entendía eso, hasta que empezaron a... Tú sabes.

― Asustarte con ranas muertas... Qué idiotas. ― Susurro con molestia, y Jisoo asintió con una exclamación.

― Qué idiotas... Luego de eso no podía ver una rana, oh, y nunca volví a buscarlo- ¡Uh! ― Un paso apresurado y sintió como uno de sus pies se deslizaba por el barro, lo que por poco la hace caer de espaldas contra un charco de mal olor. Sus párpados se cerraron de golpe. Una mano sobre su espalda la salvó, y un fuerte sonrojo explotó en sus mejillas al darse cuenta de lo que sucedía.

Bueno, en realidad esa no era la razón de su fuerte sonrojo. Por alguna razón, durante la caída, sus manos pararon en el pecho de Killua, y un poco más abajo. ¿Desde cuándo era tan fuerte? Y lo más importante. ¡¿Por qué estaba pensando en eso?! Luego de unos segundos escuchó una suave risa del albino, y lentamente abrió sus párpados, aún con una mueca en su rostro sonrojado.

Era de noche, Killua probablemente no lo notaría. Ese pensamiento tranquilizó un poco más a la joven, que lentamente quitó de forma temblorosa sus manos.

― ¿Ves? No mentía cuando dije que te resbalarías. ― Como si nada, el ojiazul le dio un suave golpe sobre su frente, pero la ojirosa aún seguía en silencio, como si estuviera en una especie de burbuja con sus pensamientos y opiniones. Era imposible para Jisoo no dejar de pensar en eso. ― ¡Oye! ¿Por qué te sonrojas tanto?

― ¿Desde cuándo haces tanto ejercicio...? ― Fue lo único que pudo salir de sus labios, y ahora el confundido era Killua. Un silencio incómodo se formó entre ellos, y lentamente, el albino pareció entender lo que había sucedido, y como respuesta, un brusco sonrojo llegó a sus pálidas mejillas, y un golpe de sorpresa daño todos sus reflejos y pensamientos. Con cada idea que llegaba a su dudosa imaginación, el sonrojo se volvía más, y más fuerte.

― ¡¿A-ah?! ¡¿C-cómo puedes ser tan idiota?! ¡Idiota! ¡Y-yo entreno todos los días! ¡Por eso soy tan fuerte! ¡Tengo muchos músculos, y- ― Esta vez, por estar retrocediendo sin mirar, él fue el que estuvo a punto de resbalarse y enterrar su cabeza en el barro, pero Jisoo actuó a tiempo, y con fuerza agarró la camisa de Killua. Todo pasó en segundos. Con una mueca aún más nerviosa, lentamente, el ojiazul levantó su mirada, encontrando de frente los preocupados ojos de la niña que le gusta. Lo único que pudo decir salió de sus labios en forma de autodefensa por el choque de emociones que atacaban su inexperto corazón. ― ¡O-oye! ¡¿Qué haces, atrevida?!

― ¡¿A-atrevida?! ― De golpe, y con un molesto rubor en toda su cara, Jisoo soltó la camisa de su amigo sin darse cuenta, quien en medio del desespero agarro la mano de la pelinegra, quien en vez de ayudarlo no pudo controlar su equilibrio, y gracias al barro, terminó cayendo sobre él. Todo iba de mal en peor, y el característico sonido de un golpe lo confirmó.

En silencio, ninguno sabía qué hacer para romper la tensión de la situación. El barro había salpicado sus rostros y ropa, sobre todo la de Killua, quien estaba totalmente acostado en el suelo, pero lo único en lo que él podía pensar era en sus ojos mirándose bajo la luz de la luna, y en cómo su amiga parecía ser muy linda. Realmente había pasado mucho tiempo desde que algo como eso les había sucedido, era otra vez el destino divirtiéndose con sus bromas que solo los metían en aprietos.

― ¡Chicos! ¿Dónde están? ― La voz de Gon sonó a lo lejos, y cada vez parecía estar más cerca. De inmediato, ambos entraron en pánico. Al mismo tiempo intentaron levantarse, pero eso les costó más de lo esperado.

― Ugh, córrete, pesas mucho.

― ¿Es en serio? ¡¿No que entrenadas todos los días?!

― ¿¡U-uh!? S-solo córrete, esto es incómodo.

Con cuidado, Jisoo intentó levantarse, y sin caer en cuenta apoyó sus manos en el pecho de Killua, manchándolo de tierra en el proceso. El albino se limitó a cerrar sus ojos con fuerza, mientras intentaba ignorar como el sonrojo en sus mejillas parecía alcanzar niveles nunca antes vistos.

― ¡Oh! Por fin los encuentro... ― Entre las gigantescas ramas, un chico de pelo verde apareció con una sonrisa que lentamente se transformó en una mueca confundida. Killua en el suelo, con sus brazos apoyados a los lados y su pecho levantado, con una mirada aterrada pero con un suave color rojo en sus mejillas, y Jisoo sobre él, ambos llenos de barro y mal olor. ― Uhm... Bueno...

― ¡No es lo que crees! ― Grito Killua con fuerza, pero Gon ladeo su cabeza con sorpresa.

― ¿Qué debería creer? Se resbalaron por el barro, ¿no?― Pregunto con sinceridad, y de inmediato Jisoo le ofreció una mirada totalmente molesta al albino.

― Y me dices atrevida a mí... ― Susurro, y Killua sintió la fuerte necesidad de enterrar su cabeza en el barro para escapar de la penosa situación.

― ¡Idiota!

Rápidamente, la joven se levantó, y como pudo quito el barro de sus piernas, esta vez con mucho cuidado para no caerse. Gon se acercó para ayudarlos, mientras reía por la situación. Lo que más risa le causaba al pequeño peliverde era la mueca que Killua no podía borrar de su cara. Probablemente, Jisoo ahora pensaría cosas malas de él, y eso era lo último que quería. Estaba perdido... 

Disculpen los errores de ortografía!  Tengo mucho sueño como para releer todo TT

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