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𝐎𝟕𝟑 ┃Dulce como Chocorobots

✦ ˑ CHAPTER O73 (💌) ᶻ 𝗓 𐰁

★ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)꩜ !❛ Charla de media noche...

EN CUESTIÓN DE MINUTOS LLEGARON AL HOTEL DONDE SE QUEDABAN. A pesar de estar lejos, el aura densa y tenebrosa les dio la bienvenida. Ambos se miran asustados, y sin tener que abrir la boca, saben que están pensando lo mismo. Gon está solo en territorio enemigo.

Y estaban en lo cierto. Apenas entraron a la habitación oscura, encontraron a Gon arrodillado, con miles de hojas en la habitación, tinta en la mano, y una pequeña vela que iluminaba su trabajo. Palm permanencia a un lado, con un cuchillo en su mano y un rostro aterrador, con una cara de que se comería a Gon en cualquier momento. Al parecer, su cita había salido bien hasta que Gon le confesó que prefería mantenerse concentrado en su entrenamiento, y Palm no lo tomó de la mejor manera.

En un fuerte intercambio de palabras entre Palm y Killua, la situación se descontroló. Palm parecía una bomba a punto de estallar, y Killua aceleraba el proceso con cada palabra que salía de sus labios. Jisoo agarró a Gon de la mano, preparada para escapar, pero el albino tomó la delantera, y en apenas unos segundos, agarró a sus amigos como costales y salió corriendo tan rápido como un rayo.

Los tres jóvenes salieron de la casa estampando la puerta, mientras eran perseguidos por una loca y furiosa Palm.

― ¡¿En qué pensabas?! ¡Nos va a matar! ― Exclama Jisoo, con una mueca aterrada. Killua la escucha, pero se limita a observar a sus espaldas y provocar aún más a la mujer, todo mientras le ofrecía la mirada más molesta que podía.

― ¡Atrápanos si puedes, idiota!

― ¡Esperen! ― Grita la mujer, con su largo cabello desordenado y el afilado cuchillo en una de sus manos. A pesar de sus esfuerzos por correr, lentamente empezaba a ser adelantada, hasta que los jóvenes se escaparon de su vista.

― No lo hagas, Killua... Solo la estás enfadando más. ― Luego de un largo tiempo, Gon dice sus primeras palabras. De inmediato, Jisoo pone toda su atención en él para ver si se encuentra en buen estado.

― ¡Si nos libramos de ella, nunca la volveremos a ver! Solo tenemos que llamar a Knuckle y decirle que nos encontraremos en alguna otra parte.

― Voy a volver. ― Responde Gon, sin importarle las palabras de su amigo albino.

― ¡Gon! ¿Hablas en serio? ― Cuestiona la ojirosa, con una mueca totalmente confundida. ― ¡No vas a hacer eso! ¿Estás loco?

― ¡Hablo en serio, voy a volver!

― ¡¿Acaso quieres morir?! Cuando bajes la guardia, aunque no es una gran luchadora, ¡te dará una puñalada por la espalda! ― Gon deja escapar una risa al escuchar las palabras del ojiazul, y niega de un lado a otro, muy seguro de sí mismo. La pelinegra tapó su rostro rendida, mientras el albino seguía regañando al peliverde.

Y mientras ellos seguían corriendo, Palm estaba a punto de enloquecer más de lo que ya estaba. Volvió al lugar donde se quedaban, sacó un objeto de piedra con una bola de cristal morada, y arañó sus brazos hasta derramar sangre sobre el cristal. Recitando unas palabras, encontró la ubicación exacta de Killua. Decidida, busco todos los cuchillos de la cocina, los amarró en sus hombros y espalda, y salió corriendo. Pero tan pronto abrió la puerta, encontró a un hombre alto de gafas y pelo negro. De inmediato, Palm se congeló.

― ¿Dónde están los niños?

― C-cierto... Se fueron al hotel que tiene un logo con tres círculos. ― Tan pronto recibió la respuesta, el hombre marcó un número en su teléfono y llamó a su compañero. Los siguientes dos días serían importantes, pues en ese tiempo los jóvenes serían observados para determinar si estaban listos para ver a Kite, quien está bajo el control enemigo.

(🌕)

Jisoo golpeó su frente contra la mesa del restaurante, mientras recostaba sus brazos cruzados frente ella. Estaba cansada, y empezaba a quedarse dormida. Gon y Killua hablaban sobre lo que había sucedido hace unos minutos, pero la pelinegra no lograba entender nada por lo somnolienta que se sentía. Con pereza observó el restaurante, notando como estaba ocupado por muchas parejas.

― Hoy todo el mundo decidió tener una cita... ― Susurro, y sin darse cuenta capto la completa atención de ambos chicos, quienes observaron curiosos a Jisoo. Era fácil notar cómo la joven podría quedarse dormida en cualquier momento. ― Ya me quiero ir a dormir, ¿dónde nos quedaremos hoy?

― No podemos volver, nos quedaremos en este hotel. ― Respondió Killua, y pico la frente de Jisoo. La ojirosa frunció sus labios y arrugó su nariz, disgustada. ― Uh, si te quedas dormida no te voy a cargar.

― No necesito que me cargues. ¿Qué habitación nos tocó? Voy a ir siguiendo, me voy a dormir en cualquier momento. ― Aviso, y de inmediato se levantó de la silla, tambaleándose suavemente. Al tiempo, Gon le ofreció una mirada para nada sutil a Killua, quien no dudó en levantarse.

― Oh, pensé que harías mala cara... Es verdad que estás muy extraño. ― Dijo el peliverde con una pequeña sonrisa, mientras que Killua frunció sus cejas con un suave sonrojo y una mueca molesta.

― ¿¡Por qué hacen tanto escándalo con eso!? ¡No estoy extraño!

― Sí, sí. No estás extraño. ― Asintió Jisoo con sarcasmo, moviendo su mano de un lado a otro. ― Tranquilo, Gon. Estaré bien, puedo cuidarme sola, no necesito que me acompañe si no quiere.

El peliverde asintió, entendiendo con una suave sonrisa, mientras que a sus lados, sus dos amigos se ofrecían extrañas muecas burlonas y molestas. En casos como este, su instinto no fallaba, y Gon tenía una idea.

― ¡Está bien, ya esta tarde! Sigan los dos mientras yo reclamo las sábanas extra para las camas. ― Sin darle opciones a sus amigos, empujó a ambos por la espalda, invitándolos a la salida del restaurante. Con una gran sonrisa, los despidió para luego dejarlos solos. ― ¡Espero que puedan reconciliarse, nos vemos luego!

Y dejó a los dos jóvenes solos, con un ambiente incómodo, a media noche, en la mitad de la calle. El hotel quedaba al lado, así que en silencio se dirigieron a la entrada, y recorrieron los largos pasillos del edificio. Jisoo caminaba con seguridad, intentando mantenerse despierta, mientras que Killua la observaba con cuidado. Era triste como no podían ser capaces de mantener una conversación divertida, como antes solía suceder. La pared que los separaba fue destruida cuando la ojirosa se tropezó torpemente, y antes de que Killua pudiera hacer algo, cayó al suelo, provocando un ruido doloroso.

― U-uh... ― Susurro, con una mueca molesta en su rostro. Mientras se levantaba, no tardó en escuchar una carcajada del albino, quien tapó sus labios para evitar reírse fuerte.

― ¡No es chistoso! ― Lo señalo con molestia.

― ¡Si lo es!

― ¡Hump! ― Resoplo molesta, levantándose con una mueca apenada, para luego caminar rápidamente, intentando dejar atrás al ojiazul, quien rápidamente la siguió, aun con una risita en sus labios, sin apartar su mirada de ella. Mientras que Jisoo se sentía terriblemente apenada, Killua solo podía perderse en sus pensamientos sobre ella, como todo un adolescente enamorado. ― ¿Por qué me miras con esos ojos?

― ¿Qué ojos? ― Pregunto inocentemente, caminando lo suficientemente rápido como para caminar a su lado, cuando de repente Jisoo se detuvo. Aprovechando esto, se acercó aún más a ella, acercando sus rostros. De inmediato, sintió la fría mano de Jisoo apartándolo de ella, mientras ladeaba su cabeza pensativa, con sus ojos cerrados. Nuevamente, Killua dejó escapar una suave risa al ver lo adormilada que estaba su amiga. ― ¿En serio no quieres que te cargue? La caída de antes realmente me dio lástima.

― ¡Tonto! Puedo caminar sola. ― Exclamó rápidamente, caminando nuevamente, pero mucho más lento. Sin previo aviso, sintió un brazo colarse bajo su brazo, por su cintura. Con una mirada apenada, dejó escapar un suave grito, apartando al ojiazul con algo de brusquedad. ― ¡Killua, hablo en serio! ¡Esto es mala idea!

― ¿Qué pasa? No te voy a dejar caer.

― ¡No es eso! La anterior vez que me cargaste dije cosas... cosas raras.

― Todo el tiempo dices cosas raras.

― ¡Pero esa vez dije cosas que te avergonzaron! ¡No quiero molestarte! ― Pero el albino decidió no prestarle atención a eso, y levantó a Jisoo con mucho cuidado. Con una mano bajo sus piernas y otra en su cintura, la cargó como si se tratara de una princesa. Jisoo frunció su ceño, y golpeó el hombro del ojiazul, mientras un suave sonrojo se apoderaba de sus mejillas. Su cabeza estaba a la altura de los hombros del albino, casi recostada sobre él. Killua caminaba despacio, con una sonrisa en sus labios, una vista que realmente alteraba el corazón de Jisoo. ― No pensé que fueras tan malo. ¿Por qué haces esto?

― No quiero que te desmayes a mitad del pasillo, solo te estoy cargando. ― Explicó, sintiendo un suave sonrojo empezar a subir por sus mejillas. Escuchar a Jisoo hablando en su oído, recostada sobre su hombro, provocaba miles de mariposas en su estómago. Era la primera vez que tenían ese tipo de cercanía después de tanto tiempo, pero la ojirosa no parecía tan feliz como él.

― Puede que solo me estés cargando, pero tú aún me gustas, y se siente diferente... En cambio, yo no te gusto, y ya me rechazaste... ¿Estás jugando conmigo? ― Al escuchar eso, los pasos de Killua se detuvieron suavemente. ― ¡Me haces sentir muy triste cuando haces esto! Si no te gusto, bájame de tus brazos.

Pero, ignorando esas palabras, Killua continuó caminando, sin bajarla de sus brazos. Por el contrario, la cargó aún mejor, levantando aún más a la pelinegra, y asegurando su agarre.

― No seas tonta... ― Susurro, y Jisoo frunció sus cejas nuevamente. ― Agárrate bien, si te mueves tanto los dos nos caeremos al suelo.

Killua dejó escapar una suave risa, y eso solo logró sonrojar aún más a la pelinegra, quien frunció su ceño y desvió su mirada hacia sus espaldas. No podía caer en la trampa, porque después de todo, la decisión de dejar sus sentimientos por Killua aún seguía en pie.

Él no la amaba, y eso lo tenía muy en claro.

― No soy tonta. ― Se quejó. Dejando escapar un suspiro, frunció sus cejas oscuras y negó de un lado a otro con decisión. ― Tú eres tonto... Bájame ya, voy a caminar sola.

Killua frenó sus pasos nuevamente, y una mueca algo dolida apareció en su rostro. Los ojos de Jisoo no mentían, realmente las cosas habían cambiado, y apenas era consciente de que tan grave era. Jisoo bajó con cuidado, y permaneció en silencio, con su mirada agachada. Nuevamente, una pared de piedra empezó a construirse entre ellos.

― Está bien... No haré nada que no quieras. ― Con las manos en sus bolsillos, Killua levantó sus hombros, fingiendo desinterés, cuando realmente se sentía decepcionado. Jisoo realmente estaba molesta con él. Los pasillos aún seguían en total silencio, y en medio de la noche, ambos estaban solos. ¿Por qué era tan incómodo? ¿Por qué se sentía diferente?

― Bien... Mejor apurémonos, Gon ya debe haberse adelantado. ― Dijo, y comenzó a caminar, sin ver los ojos del joven en ningún momento. Los labios del albino se fruncieron levemente, y sus ojos azules titilaban con nerviosismo. Jisoo se alejaba cada vez más y lo dejaba atrás. ¿En qué momento todo empezó a detenerse? ¿En qué momento las miradas dulces y las tontas sonrisas desaparecieron? Tal vez el amor era una pérdida de tiempo, pero eso no le importaba si estaba con Jisoo... Pero no tenía ni idea de qué hacer.

Sentados en una fuente, en el centro de la ciudad, los tres jóvenes abrían las envolturas de sus Chocorobots. La mañana era tranquila, y mientras ellos pasaban un día normal, uno de los estudiantes de Morel los vigilaba muy de lejos.

― ¡Ah! ¿Otra vez? Ya es el tercero. ― Exclamó con molestia mientras guardaba la pequeña figura del robot color azul claro con detalles rojos.

― ¿Por lo menos estás saboreando la comida? ¡Te comiste el chocolate de un solo mordisco! ― Jisoo dejó escapar una risa, mientras comía lentamente el chocolate. Killua le ofreció una mueca, cuando de repente, se acercó aún más a ella, dispuesto a ver qué muñeco le salía. ― ¡Espera! ¡Pareces un niño pequeño!

― ¡Oh, es de color dorado! ― La voz de Gon llamó por completo la atención del ojiazul.

― ¡Uno secreto! ¡Si lo subastas en la red puedes sacar buen dinero!

― Oh, entonces puedes quedártelo.

― No me interesa. ― Respondió con una pequeña mueca, para luego continuar comiendo sus chocolates. Gon ladeo su cabeza con sorpresa, pues su amigo parecía diferente.

― ¿Ha pasado algo?

― ¿Uh? No, nada en concreto. ― Respondió, con una sonrisa animada. Gon y Jisoo se vieron entre ellos con una mirada algo confundida. De repente, Killua se levantó. ― ¡Vamos al gimnasio!

― Amaneciste muy feliz, ¿no? ― Opinó la pelinegra, con una pequeña sonrisa. El albino se limitó a sonreír, y con mucha energía, agarró la mano de Jisoo para levantarla de su asiento.

― ¡Oye! ¡¿Q-que haces?!

― ¡Vamos, rápido!

Gon observó a sus amigos con una pequeña sonrisa, mientras caminaba detrás de ellos con diversión. El dulce sabor del chocorobot era casi tan dulce como la forma en la que sus amigos se miraban, con esos ojos tan cariñosos pero temerosos. Una larga historia los esperaba.

(🌕)

Y mientras la situación se complicaba, muy lejos de ese lugar, Ryoma comenzaba su recuperación en la Finca de las Amapolas, un lugar sagrado para los Doragon, donde Navier tenía todo preparado para su llegada. A pesar de que estaba funcionando, su recuperación no era posible hasta que la culpable de la maldición muriera, y por eso su corazón seguiría pudriéndose. Jisoo estaba dispuesta a matar a la culpable, y sin darse cuenta, también vengaría a su madre y a muchas almas inocentes de niños mestizos y mujeres inocentes que han sido asesinadas por Hebe, y su obsesión por la perfección.

― ¡Oye, Ryoma-san! ¡La niña rara otra vez te escribió una carta! ― Un pequeño infante de pelo dorado y ojos tan brillantes como el oro entro a la habitación con entusiasmo, estrellándose contra las piernas del mayor, quien permanencia sentada en una silla mecedora, con una sonrisa.

― ¿Sí? Déjame ver. ― Pidió con una pequeña sonrisa, y agarro el delicado papel con cuidado, abriendo el sobre con emoción. Mientras él leía la carta, el pequeño niño intentaba ver el contenido lleno de curiosidad.

― ¡Oh, es Jisoo! ¿Es verdad que tiene el pelo tan negro como la noche? ¡Es genial! ¡Una Doragon con el pelo negro, debe ser muy poderosa! Mi mamá dice que Navier se pintó el pelo de negro por Jisoo... ¡Yo también me lo quiero pintar! Aunque mi mamá me mataría, creo que mejor no... ― El pequeño niño hablaba con brillos en sus ojos, mientras que Ryoma lo escuchaba con una tierna sonrisa. ― ¡Jisoo derrotara a la malvada abuela Hebe y regresara victoriosa! Algún día me gustaría conocerla, ¡Podría enseñarme todo lo que sabe! Ese increíble poder de fuego que hederó de la poderosa guerrea Alyra, ¿en serio es su hija? ¡Es genial!

Y mientras Jisoo se enfrentaba a su familia, Ryoma se encargaba de crear aliados y demostrarle la verdad a muchos de los Doragon alrededor del mundo, empezando por los del lugar en el que se encontraba. A pesar de ser mestiza, Jisoo era una niña pura y llena de amor, una niña valiente y fuerte, una mujer digna de apellidarse Doragon. La hija mestiza de Alyra Doragon haría historia, y rompería el reinado lleno de tiranía de Hebe Doragon.

Estaba pensando en Editar Hunter y la historia de Jisoo otra vez, pero esta vez no pondré los capítulos en borradores. Empezaré a modificar algunas partes de la historia sin que se den cuenta jaja.

Lamento la demora!! No tenía nada inspiración y estaba muy desanimada, pero volví!! Ya quiero empezar a escribir los desastrosos intentos de Killua para recibir atención de Jisoo JAJA

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