𝐎𝟕𝐎┃Amigos otra vez
✦ ˑ CHAPTER O70 (🫀) ᶻ 𝗓 𐰁
★ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)⚔️ !❛ lo frustrante que es ser débil...
― ¡¿QUÉ LE PASÓ A TU CARA, KILLUA?! ― El aterrador grito de Gon logró despertar a Jisoo, quien se levantó de golpe totalmente asustada, con el sudor bajando por su frente y sus ojos rosas bien abiertos. Jisoo podría jurar que acababa de despertar de una pesadilla o un hermoso sueño, se sentía extraña, quería seguir durmiendo.
― ¡¿Qué pasó?! ¿¡Por qué gritas!? ― Con su mirada busco a Gon de forma desesperada, encontrándolo aún sentado en su cama, luego desvió su mirada, encontrando algo que también logró sacarle un grito preocupado. Killua estaba dándole la espalda, pero tan pronto se dio la vuelta, Jisoo dejó escapar un bajo grito. ― ¡¿Qué ocurrió?! ¡Tu rostro está...!
Después de todo lo que había ocurrido ayer, definitivamente, las cosas habían cambiado. Permaneció un rato en silencio, observando el semblante asustado de la ojirosa. La conversación que tuvo con Bisky apareció en su cabeza, lo pensó en segundos, y con algo de nerviosismo intento bromear, como antes acostumbraban a hacer antes.
― ¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Acaso me veo tan bien? No pensé que te dejaría sin palabras. ― Dijo con algo de burla, mientras una sonrisa que no logro notar aparecía. Tenía una mejilla inflamada, sus labios también estaban algo adoloridos, su mejilla tenía una curita, y probablemente faltaban muchas más heridas por descubrir.
Pero Jisoo no respondió. La joven ojirosa permaneció en silencio, observándolo con sus dos grandes ojos rosas fijos en él, sin ningún tipo de expresión, mientras su cabeza se llenaba de pensamientos. Envuelta aún en sus cobijas, no dijo nada, y Killua empezó a sentirse nervioso, tanto así que sus mejillas se enrojecieron.
― ¡I-idiota! ¡Di algo por lo menos! ¿¡Los ratones te comieron la lengua o qué!?
Observándolo nuevamente en silencio, sus manos empezaron a temblar. No había sido una pesadilla, realmente había sucedido... Sus mejillas se sonrojaron, y con nerviosismo recordó lo que había dicho aquella noche. "Recházame y vuelve a ser mi amigo" ¿Acaso realmente había dicho eso? La cabeza de Jisoo explotó, y un raro sentimiento revolvió su estómago.
― Estoy loca... ― Susurro, con sus ojos bien abiertos.
Había olvidado la parte más obvia, en medio del desespero no había logrado pensar. Ahora sería más difícil para ella olvidar sus sentimientos si Killua decidía tratarla como antes. Tal vez lo mejor para ambos era evitarse, al menos mientras sus sentimientos desaparecían.
Un bajo quejido confundido involuntario salió de sus labios, y eso solo logró confundir aún más a los dos jóvenes que la observaban atentamente. Sus manos se estamparon contra sus propias mejillas, y dejando escapar un bajo grito, agarró una almohada y enterró su cabeza. Seguido de esto, levantó un poco su mirada y apuntó a Killua de forma acusadora.
― ¡Eres un tonto! ― Exclamó con molestia. De inmediato, el peliverde y el ojiazul se vieron entre ellos confundidos. Nuevamente, Jisoo escondió su mirada, mientras hablaba sin pensar, con sus comentarios honestos y atrevidos. ― ¡Pensé que me ignorarías! ¿¡Acaso te das cuenta de lo que acaba de pasar!? ¡Me hablaste como antes! ¿Quieres que me siga enamorando? ¡Por eso eres un tonto!
― ¿Ah? ― Fue lo único que salió de sus labios de un color pálido mientras aún procesaba las palabras de su compañera. A pesar de su larga conversación con Bisky, donde pensó que lo había entendido todo, ahora se encontraba frente a un problema. Las niñas realmente eran difíciles de entender. Sin darse cuenta, ambos empezaron a discutir. ― ¿Qué? ¡¿Ahora qué? ¿¡Porque eres tan difícil de entender!? ¡Esa noche tú misma dijiste que-
― ¡No soy difícil de entender! ― Se quejó, y recibió una mueca. ― ¡Bueno, tal vez un poquito!
― ¿Poquito? ¡Me pides como desesperada que vuelva a actuar como antes y ahora no quieres!
― ¡No digas nada! ¡No quiero escuchar eso!
― ¡¿Lo ves?! ¡Eres difícil de entender, estás loca!
― ¡Tú estás loco! ¡¿Por qué luego de evitarme me hablas?! ¡Es raro!
― ¡¿Acaso eso no es lo que querías?! ¡Niña rara!
― ¡Tonto!
― ¡¿Acaso es el único insulto que conoces?! ¡Dime algo más!
― ¡Infantil y fastidioso!
― ¡Eres demasiado molesta!
― ¿¡Entonces porque insistes en hacer lo que te pedí!? ¿Acaso no escuchaste? ¡No me hables porque volverás a lastimarme! ― Dijo con molestia, y al escuchar eso, Killua pauso sus insultos por un momento. Con sus mejillas rojas, Jisoo dejó escapar todas sus sentimientos como un río desbordado.― ¡Sí, quiero seguir siendo tu amiga! Pero en este momento, no creo que pueda ser solo tu amiga. ¿Cómo es que no te das cuenta? ¡Me gustas! ¡Y tú me rechazaste! Si seguimos como antes, solo me pondré triste y molesta.
Y cerró sus ojos con fuerza. La habitación permaneció en silencio, lo que logró llenar de nervios a la pelinegra. Tal vez la amistad que algún día tuvieron no volvería pronto, y eso Killua lo entendía muy bien. Sus puños se cerraron con fuerza, y reprimió la tristeza que sentía.
― Umm... ¡O-olvídalo! ― Dijo Jisoo rápidamente, Pero el albino negó con una suave exclamación.
― En realidad, tienes razón. ― Dijo. Si seguían como antes, no solo Jisoo saldría lastimada, él también, y mucho más de lo que le gustaría creer. Estaba decidido a dejar sus sentimientos, solo si eso significaba salvar a su primer y más cálido amor.
Jisoo levantó su cabeza con sorpresa, y ambos permanecieron en un incómodo silencio por algunos segundos. Durante ese tiempo, ninguno apartó la mirada. En ese momento, Gon entendió lo que alguna vez su maestra le dijo. Los ojos de las personas nunca mienten, y la de sus dos amigos brillaban con tristeza y algo de amor.
― ¿Lo ves? No soy difícil de entender. ― Susurro Jisoo, y dejó escapar una suave risa que escondía su tristeza.
― ¡Idiota! Soy el único que te entiende.
― ¿Uh? ¡No digas eso!
La discusión finalizó luego de que Jisoo le lanzó la almohada con la que se escondía y se escabulló entre sus cobijas, de esa forma, Killua no pudo lanzarle la almohada. Gon dejó escapar una carcajada nerviosa, mientras una sonrisa aparecía en sus labios. Hace rato no escuchaba aquel tipo de discusiones, tal vez era buena señal, o eso pensaba.
― Veo que se están reconciliando, eso es bueno. ― Dijo Gon, y Killua frunció su ceño con molestia, mientras cruzaba sus brazos.
― ¿Eso crees? Acabamos de decidir mantenernos distanciados. ― Dijo con algo de sarcasmo, mientras el peliverde asentía con entusiasmo.
― ¿Quién sabe? Cualquier cosa puede suceder.
― A propósito, ¿te encuentras bien?
― ¡Sí, perfectamente! ― Efectivamente, Gon aún lograba usar su aura a la perfección. ― Jisoo también amaneció con mucha energía, ¡Estamos bien!
― Esa goril- ¡No, es gracias a los masajes de esa viej- ― Antes de poder terminar sus palabras, tapo su boca de repente, para luego suspirar. Las amenazas de su maestra nunca se olvidaban. ― Casi lo digo, faltó muy poco...
― ¿Faltó muy poco? ― Repitió Gon, pero Killua se mantuvo en silencio con una pequeña mueca. Aquella noche sería difícil de olvidar, no solo había enfrentado a su maestra, también había encontrado la respuesta a muchas dudas que no sabía que tenía. Tenía estrictamente prohibido hablar de eso.
― ¿Ya conoces tu debilidad? ― Aquella noche se encontraban en la sala, frente a la cocina. Killua respiraba con pesadez, mientras de su mejilla brotaba un hilo de sangre, resultado de un pequeño corte. Bisky, con una forma adulta y musculosa, lo observaba fijamente. ― Te rindes demasiado pronto. Eres demasiado cauto a la hora de luchar. Cuando te encuentras con un enemigo y consideras que es más fuerte que tú, siempre luchas con la idea de escapar.
Las pupilas de Killua temblaron levemente, y su cuerpo se tensó al escuchar aquella verdad. La mayor frunció sus cejas levemente, y continuó.
― Me doy cuenta de que no es tu culpa, es culpa de quienquiera que te enseño a luchar. Los hábitos grabados en tu cuerpo y alma no son fáciles de eliminar. Pero hay algo que sí puedo decirte. ― El joven levantó su mirada automáticamente, con curiosidad. Con cautela noto como Bisky fruncía sus cejas y le ofrecía una mirada llena de seriedad. ― En algún momento abandonarás a Gon y Jisoo a su suerte.
Sus ojos azules eran tan aterradores y oscuros como un agujero negro, su piel tensa declaro que no le gusto lo que escucho. Su maestra continuó, y con todas sus palabras reprendió a Killua y su pensamiento de perdedor. Si en el siguiente encuentro no Venecia a Shoot, tendría que dejar que sus amigos se marcharan sin él. Luego llegaron los otros tipos de regaños, y el tema de su relación con Jisoo llegó, y las cosas se pusieron peores.
― Si te tragas todo lo que sientes, al final te ahogas. Te estás ahogando, escondes tus verdaderos sentimientos y te lamentas en silencio. ¿Realmente esto es lo que quieres? ― No respondió, pero mantuvo su mirada fija. No mentía cuando decía estar a punto de enloquecer, pues la voz en su cabeza era más fastidiosa que antes, y lo obligaba a estar lejos de ella. Sí, tenía miedo, no quería perder a Jisoo. Prefería mil veces contemplarla de lejos, como un objeto valioso en una vitrina, que verla muerta, y nunca volver a escuchar su voz.
― Lo sé muy bien... ― Susurro. Estaba consciente de lo que podría suceder, la amistad que antes tuvieron no volvería a ser la misma, lo sabía muy bien. En un momento tan cauteloso como en el que se encontraban, empezaban a alejarse cada vez más, y con el tiempo la oportunidad de arreglar las cosas desaparecía. Por ahora, lo único que podría hacer era vencer a Shoot, y empezar a olvidar todas las tontas fantasías que por un momento creyó que podrían ser reales.
La tarde empezaba a llegar, las heridas de Killua desaparecían, el sol se escondía, y Ryoma empacaba su poco equipaje. Jisoo permanecía en silencio, frente a la puerta del apartamento, mientras observaba como su padre hablaba por teléfono con su tío. Sus ojos rosas permanecen serios.
― Es hora. ― Susurro Ryoma, y extendió sus brazos. De inmediato, Jisoo lo abrazó con fuerza, aun sin decir ninguna palabra. El cuerpo de su padre ahora era más delgado, sus costillas resaltan y el brillo de su piel desaparecía. Aun así, el mayor le ofrecía una sonrisa que solo un padre orgulloso podría tener. La enfermedad avanzaba sin detenerse, los remedios ya no funcionaban, y la pequeña ojirosa empezaba a desesperarse.
Su padre tendría que irse por un tiempo. Según Cisney, un grupo de personas especializadas podrían cuidar a su padre, y mantenerlo con vida. Sus labios rosas temblaron, mientras abrazaba a su padre. Un tormento de pensamientos volvían a preocuparla, y sin poder evitarlo, un susurro similar a una súplica salió de sus labios.
― No te mueras... Por favor.
― Jisoo, estoy orgulloso de ti. ― Respondió el hombre, con voz cariñosa. De sus ojos rosas, iguales a los de su pequeña creación, empezaron a salir pequeñas lágrimas. ― Y si algo me llegara a pasar, quiero que siempre lo recuerdes... Eres una niña fuerte, y valiente. Y te amo.
Y su padre se fue, cerrando la puerta detrás de él. La noticia de que se marcharía llegó sin previo aviso, la joven aún recordaba cómo su tío de pelo dorado llegó, y con secas palabras le dijo a su padre que era hora de irse. ¿Acaso otra vez estaban en peligro? ¿Hebe los había encontrado? Las venas empezaron a marcarse en su frente, y un sentimiento amargo le llenó de rabia. Camino con pasos seguros hacia la última habitación del pasillo, y abrió la puerta sin tocar. Su tío estaba de espaldas, mientras leía pequeñas cartas.
― ¿Cómo puedo curar a mi padre? ― Tan pronto pregunto eso, el Doragon dejó escapar una suave y elegante risa. De reojo la observó, y asintió con aprobación. La pequeña niña lo observaba con sus ojos rosados llenos de firmeza, como un cazador que observaba a su presa, lista para clavar sus colmillos.
― Veo que estás lista.
― ¿Lista para qué?
― Para matar a Hebe.
La única forma de salvar a su padre era asesinando al culpable, cuya habilidad lograba envenenar a todo aquel que quisiera, con su sangre similar al néctar o al veneno de una serpiente. Y aunque Cisney confiaba en el aterrador poder de Jisoo, estaba consciente de que Hebe no sería el único obstáculo en su camino. La familia Doragon empezaba a dividirse en dos bandos, la guerra no solo se trataba de sangre y muerte, sino de estrategia y astucia.
Nuevamente, se enfrentarían a los Cazadores. Probablemente, esta sería su última oportunidad. Killua observó de lejos a Jisoo, mientras examinaba sus suaves movimientos y sus lindos ojos rosas que radiaban de seguridad y fuerza. Inconscientemente, sus ojos azules siempre terminaban puestos en ella.
― Aparta tu mirada. ― La voz en su cabeza sumergió sus ojos en una profunda oscuridad por un momento, mientras de golpe bajaba su mentón. La joven se acercó, y cuando ya estaban los tres jóvenes, emprendieron camino.
Bisky se despidió de ellos en la entrada, y cuando ya estaban lo suficientemente lejos, su mirada cambió. Ella podía notarlo todo, y las actitudes de Killua eran resultado de un amor asfixiante. Un amor retorcido e interesado. Sin una increíble fuerza de voluntad, Killua no podría hacer nada para deshacerse de ese mal.
― Es momento. ― Dijo la pelinegra, y Gon asintió con fuerza a un lado de ella. Frente a los menores, tres cazadores de distintas apariencias los esperaban con miradas tensas. Había un desconocido, un sujeto alto de pelo morado atado en una coleta alta.
El perdedor le entregaría su ficha al ganador. El momento había llegado, todos lo sabían. Por eso mismo, se separaron, y caminaron por el bosque hasta encontrar un lugar adecuado para su enfrentamiento. Roman parecía más sonriente que de costumbre, tal vez se trataba porque Jisoo tenía una mirada diferente. Por primera vez, la ojirosa sentía la fuerte necesidad de pelear de verdad, sin contenerse, y sin temer.
― ¿Sabes? Cisney me dijo que fuera cuidadoso.
― No necesitas serlo.
― No me refería a eso. Yo soy el que debería tener cuidado. ― Admitió, y dejó escapar una risa entusiasmada. La idea de que Jisoo fuera tan fuerte lo llenaba de esperanza, pues de aquella pequeña joven dependía la muerte de Hebe, y parte de su sueño. ― no me mates, ¿Sí? Aún tengo un sueño que cumplir.
― Uhm, lo pensaré. ― Bromeo Jisoo, y dejó escapar una suave risa. Ahora estaba llena de seguridad, su entrenamiento empezaba a completarse, y la técnica de sangre ya no era tan difícil de controlar. Ahora debía enfocarse en salvar a su padre, esa era su más grande preocupación por el momento. Jisoo iba en serio, y Roman lo entendió cuando los golpes y ataques eran más fuertes y certeros que su anterior encuentro.
― ¿Terminaste con tu novio o qué? ― Preguntó, con su respiración agitada, de tanto esquivar mariposas doradas. ― Pareces molesta, o tal vez muy decidida.
Jisoo ignoró la pregunta, y continuó en el intercambio de golpes. Lo había entendido, su preocupación más grande era su familia, no podía distraerse con sus sentimientos no correspondidos. Intentaría dejar su amor por Killua, volver como antes, cuando no sentía nada por él y eran simples amigos que se molestaban por todo. Así serían las cosas, así estaba decidida a que fueran, y ambos estaban de acuerdo.
Su enfrentamiento causó muchos destrozos, las fuertes llamas de fuego y la tenía de Jisoo eran atractivos, movimientos delicados, pero mortales que solo una miembro de la familia Doragon podría hacer. Aun así, no era suficiente. A pesar de los esfuerzos de Jisoo, aún no lograba encontrar el adecuado control de sus emociones, y nuevamente, la sangre en sus venas causó heridas.
Ahora era de noche, y Jisoo estaba de rodillas en el suelo, agotada. Su pecho subía y bajaba, mientras pequeñas lágrimas de rabia brotaban de sus ojos. Sus manos ensangrentadas y algunas marcas en sus piernas eran prueba de su peligrosa batalla. La tierra estaba llena de marcas, por la verdadera habilidad de Roman. See you in Hell era realmente aterrador, la mirada asustada de la pequeña joven era suficiente evidencia.
― Cada vez te acercas más... ― Susurro, agachándose frente a ella, mientras dejaba una de sus manos sobre la cabeza de la menor. ― Sigue entrenando, y te aseguro que no fallarás. Pero por ahora, yo me encargaré de la ficha... No estás peleando sola, no tengo tiempo para explicarlo, pero estamos del mismo bando.
Y así fue. A la mañana siguiente, los acompañó a la entrada de NGL. Gon y Killua también habían fallado, y el silencio que los acompañaba era prueba de su tristeza. Las manos vendadas de Jisoo, la mirada perdida del peliverde y el animal de Nen en su hombro, y los puños tensos de Killua. Con cuidado se bajaron del carro, y observaron el árbol gigante
― Knuckle. ― La voz de Gon interrumpió el silencio. El mayor lo observó, esperando sus palabras. El pequeño niño frunció sus labios antes de hablar, y con sus ojos cristalinos, habló. ― ¡Promételo! Tienes que... ¡Tienes que salvar a Kite!
― Cuenta conmigo. Te prometo que lo traeré de vuelta. Lo juro por esta ficha. ― Aseguro.
Jisoo frunció sus labios y bajó su mirada, con todas sus fuerzas, escondió las incontrolables ganas de llorar que sentía. Roman se acercó, y le dio un pequeño golpe en la frente para llamar su atención.
― Recuerda que no estás sola, Jisoo. ― Con un tono algo burlón, intento darle ánimos. Ahora se aventuraban a NGL, donde las Quimeras no eran el único peligro. Aquel lugar tan alejado del mundo también era el lugar perfecto para que los Doragon hicieran de las suyas, y era seguro que ya los estaban persiguiendo. ― Haré lo que pueda, te despejará el camino.
En silencio, los menores volvieron a entrar al vehículo. Gon se quedó atrás, observando el cielo con sus ojos a punto de soltar lágrimas cristalinas. Jisoo agarró con fuerza la baranda que los ayudaba a subir al camión, cuando escucho las quebradas palabras de su amigo.
― Soy débil... Nunca supe... ¡Nunca supe lo frustrante que es ser débil!
Sin darse cuenta, las lágrimas se liberaron de sus cadenas y empezaron a caer por sus mejillas rosas con desesperación. Los tres subieron al camión sin decir nada, con el único sonido de sus lágrimas. Jisoo estaba sentada a un lado de Killua, mientras que Gon permanecía en el suelo, apoyado cerca de las piernas de la ojirosa.
Gon no podría usar Nen durante treinta días, Jisoo continuará con su entrenamiento, y Killua se encargaría de protegerlos mientras todo eso ocurría. Luego de eso, sería hora de despedirse. Sin darse cuenta, los tres amigos empezaban a alejarse, cada uno sumergido en sus problemas y pensamientos.
Ya quiero que killua se quite la aguja y le diga a jisoo que la ama TT
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro