𝐎𝟔𝟔┃El enviado de Navier
✦ ˑ CHAPTER O64 (🫀) ᶻ 𝗓 𐰁
⋆。𖦹°‧★ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)⚔️ !❛Un próximo despertar y una forma de sobrevivir.
JISOO LADEO SU CABEZA DE UN LADO A OTRO CON SUS LABIOS FRUNCIDOS, mientras intentaba adivinar lo que se encontraba escrito en el tablero de aquel concurrido lugar. Killua y Gon permanecían a un lado, intentando hacer lo mismo, cuando de repente el albino chasqueo su lengua con algo de disgusto.
― Lo borraron... ― Susurro con molestia, y guardo las manos en sus bolsillos, aun contemplando la tiza borrada y esparcida por el espacio. Era un tablero gigante donde las personas podían poner todo tipo de información, desde ofertas de trabajo, a amenazas públicas.
― Ustedes deben ser Gon, Jisoo y Killua... ― Una voz temblorosa los llamo, y de inmediato se voltearon. Ninguno pudo disimular su mueca de terror. Se trataba de una mujer de pelo largo y desordenado, de un color muy oscuro, piel pálida, como un muerto. Sus labios morados, algo desgastados. Ojos morados y profundos, como un aterrador agujero negro. Llevaba un vestido rosa que sostenía de los bordes, de forma extraña.― Encantada de conocerlos. Mi nombre es Palm. Es un placer.
Gon apretó sus puños con firmeza, mientras que Killua frunció su ceño con cautela. Jisoo la observo en silencio, con curiosidad. La mujer emanaba un aura oscura, pero no hostil. De alguna manera le recordaba al ambiente que usualmente encontraría entre su familia de ojos dorados.
― Cielos... ― Susurro la mujer, mientras una extraña sonrisa aparecía en su aterrador rostro. ― No hace falta que estén tan tensos. Supongo que el director no les ha podido dar muchos detalles. Permítame que se los explique.
Las personas al rededor observaban la escena alejados, manteniendo la mayor distancia posible de Palm. Los menores dejaron escapar una gota de sudor, y con algo de incomodidad escucharon atentos.
― ¿Por qué no tomamos un té? ― Ofreció, dándose la vuelta para empezar a caminar. Sin más opciones, los jóvenes la siguieron hasta llegar a un restaurante. ― Soy una estudiante del maestro Knov, pero me dijo que solo me interponía en su camino...
Mientras llenaba su baso de cucharadas de azúcar, le contaba a los menores sus tristezas, quienes no podían dejar de ver el vaso de té enterrado en azúcar. Sus muecas asqueadas no mentían en absoluto, con solo ver la bebida les podría dar un ataque de diabetis.
Knov, uno de los acompañantes del presidente Netero. Según las propias palabras de Palm, se trataba de un hombre de traje negro. Calmado, inteligente, y muy respetable. La mujer se encargó de recalcar que solo sentía respeto, aunque realmente no lo parecía. Cada vez que hablaba, era una cucharada más de azúcar.
― Al fin y al cabo, a la hora de enamorarse, el respeto es un factor muy importante... ― Sus labios temblaban, mientras miraba su bebida de forma distraída. Por más raro que sonara, Palm se sonrojó ― ¡Ah! Mi maestro no sabe nada de todo esto, por su puesto. No le he dicho ni una palabra, y tampoco pienso hacerlo.
Y tan pronto termino de hablar, acerco el pocillo a sus labios morados, y sin dudarlo, tomo todo el azúcar y él poco liquidó que quedaba dentro, provocando un ruido pausado e incómodo. Jisoo casi deja escapar una náusea, pero rápidamente pego su frente contra la mesa.
― Nunca se sabe qué podría pasar... El amor es algo muy repentino, ¿no les parece?
― Te lo aseguro... ― Le susurro Jisoo, con una risita nerviosa. Palm dirigió toda su atencion a ella, y asintió, poniendo una mano sobre su corazón. Antes de que pudiera hablar, Killua interrumpió.
― Esto... ¿Puedo interrumpirte? ― Pregunto, y al no recibir respuesta continuo. ― ¿Entonces se supone que debemos enfrentarnos a ti?
― ¿Eh? Cielos... Sí, mis disculpas. El presidente y mi maestro me dijeron que no podía acompañarlos más. ― Su rostro se agachó, y continuo hablando en un tono más bajo. ― Pero yo insistí en ir con ellos. Parece que pase toda una vida intentando convencerlos de mi decisión. Al final cedieron, pero con una condición...
― No, te pregunto sobre... ― Y Killua fue interrumpido.
― Mi maestro parece muy frío, pero en realidad es muy amable. Pero para darte cuenta de ello tienes que pasar mucho tiempo con él. ¡Ah! Pero no se hagan ideas raras, él-
― ¡Ya bueno! ¡¿Cuál es la condición?! ― Exclamo Killua, con firmeza y algo de molestia. Palm por fin se calmó, y con seriedad respondió.
― Vencer a Knuckle, Shoot, y a Roman. ― Respondió, con sus ojos muy abiertos, mientras que sus manos apretaban la taza de té, que lentamente gracias a su aura empezaba a regarse. ― Y pensar que esos bárbaros, maleducados y vulgares podrían tener permiso para entrar a NGL antes que yo... ¡No lo puedo permitir!
― ¡Palm-san, desactiva tu Hatsu! ― Exclamo Gon, retrocediendo, intentando evitar tocar el té que se regaba por la mesa y se acercaba a ellos. A pesar de que Palm era potenciadora, igual que él, aquello no le causaba mucha gracia.
Por otro lado, con una rápida reacción, Jisoo se corrió a un lado, esquivando las gotas de té caliente que caían por el borde de la mesa. Fue demasiado tarde cuando escucho el bajo quejido incómodo de Killua, quien había quedado muy cerca de ella. Jisoo podía sentir la respiración del ojiazul en su cuello, y el calor que su cuerpo emanaba. Sin poder evitarlo, dejó escapar un bajo grito de sorpresa mientras sus mejillas explotaban en un color rojo.
― ¡A-ah, lo siento, en serio! ― Empezó a decir con desespero. No era muy común en ella, pero empezó a trabarse mientras explicaba lo sucedido. No quería que Killua pensara algo equivocado, no quería arruinar la incómoda amistad que a penas mantenían. ― ¡Y-yo no quería hacer algo incómodo, lo juro! ¡Mi intención no es molestarte, no quería incomodarte!
Con rapidez se corrió a su puesto, bajando su mirada con timidez. Killua permaneció en silencio, sin saber qué decir. La escena había pasado tan rápido que no había podido pensar con claridad lo sucedido. Pero no podía quedarse callado como un tonto, un tonto que solo pensaba en la niña que le gusta. Soltó lo primero que se le ocurrió.
― Torpe.
Jisoo levantó su mirada con sorpresa, y dejó escapar un bajo quejido de nerviosismo. A pesar de que era un comentario muy tonto, la ojirosa bajo su mirada algo apenada. Killua no tardó en darse cuenta de lo que había hecho, pero no supo qué más decir, estaba en blanco. La situación entre ellos era más difícil de lo que parecía.
Gon limpio la mesa, y luego algunas gotas que cayeron en el pantalón de la ojirosa.
― ¡Eso es! ― Dijo Palm, con su rostro sombrío. ― Al fin y al cabo, no soy yo la que tiene que a Knuckle, Shoot y Roman. Son ustedes tres.
Los menores dirigieron toda su atencion a lo que decía. Derrotar a aquellos Cazadores era lo que definiría su asistencia a NGL.
― Knuckle y Shoot son estudiantes de Morel. Ellos también tienen una condición. Aunque no sé qué condición es... Roman llego hace poco, su maestro es un hombre al que aún no conozco. ― Explico, y lentamente su rostro se volvió aún más aterrador. ― Pero tanto si somos nosotros o ellos, solo uno de los grupos puede ir a NGL. La fecha límite es un mes.
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― ¿Solo por un mes? ― Inquirió, sentado frente en una de las sillas altas del bar. Su pelo rojo se escurría por su frente, y sus ojos claros permanecen fijo en el líquido dorado de su copa. Con un tono de voz serio, levantó su mirada. ― Es tiempo suficiente, pero si queremos tener ventaja, debemos actuar lo más pronto posible, Navier.
El nombrado acercó su mano a su mentón, y con una ligera mueca pensativa, desvió sus ojos dorados al techo del establecimiento. Ya no tenía su capa oscura, en un lugar como ese, lleno de personas perdidas entre el licor, no tenía por qué preocuparse. Su pelo teñido estaba amarrado en una cola alta, que dejaba escapar algunos cabellos.
― Lo sé, en este momento, Jisoo debe de estar recibiendo la carta de Hebe. ― Dijo, y empezó a jugar con el anillo en su dedo. Tenían el tiempo perfectamente contado, aun así, necesitaban más ventaja. ― La maduración de Jisoo ya casi termina, Hebe se siente más amenazada que nunca... Pero, tengo una pregunta, ¿cómo supiste que la niña mestiza va a ser la salvadora de todos ustedes?
De reojo observo al pelirrojo, que frunció sus labios con rabia. Sus ojos claros no tenían ni una pizca de color dorado, aun así, la sangre de un Doragon corría por sus venas, y la rabia que sentía contra ellos no tenía límite. Él, el hijo no deseado de un Doragon, encontraba a su aliada más fuerte para vengar a todos los hijos mestizos que los Doragon habían asesinado.
― Los Doragon tienen sus maneras de deshacerse de los hijos no deseados, y de sus madres... Como me ocurrió a mí. ― Susurro, y golpeó su copa contra la mesa. ― Jisoo es afortunada, sus genes son fuertes, y por eso es la única mestiza que he conocido que realmente puede amenazar a los Doragon. Lo supe cuando la vi... y por la valentía de sus padres, es la única a la que le han permitido vivir. Simplemente, es afortunada, y cuando sepa la verdad estoy seguro de que estará de mi lado, como tú lo hiciste.
De golpe, el pelirrojo se tomó todo el contenido de su copa, y luego la levantó con firmeza. Navier, con más calma, y con una pequeña sonrisa, también levantó su copa. Ambas produjeron un elegante ruido al tocarse.
― Acepte solo porque es conveniente, y además... No quiero que ningún niño inocente sea asesinado, o peor, que sufra lo que le hicieron a Ryoma y a su hija. ― Aclaro, entrelazando sus dedos.
― Jisoo no luchará sola... Y acabaremos con la falsa imagen de los guerreros Dorados. ― Dijo, y cerró sus ojos con fuerza. Con algo de nervios ordenó su pelo hacia atrás.― Será una lucha sangrienta, una lucha para matar a Hebe y a sus peones dorados.
― Jisoo no luchará sola. ― El sonido de un timbre lo distrajo, con cautela observó la pantalla del celular, y luego lo guardó rápidamente. Navier se levantó de la silla, y acomodo su chaqueta negra. Con cuidado, deslizó unas monedas de oro por la mesa. ― Yo invito, solo no tomes mucho más... Oh, y no presiones a Jisoo, no querrás terminar con su paciencia. Estar en su proceso de maduración es suficiente presión, cuando esté finalizada, recordará muchas cosas que su propia familia escondió... Sobre eso, Cisney se encargará del proceso de maduración.
Antes de que pudiera darse la vuelta, el pelirrojo lo llamó desde la silla. Navier observó de reojo, escuchó con atención sus palabras, y su ceño se frunció con disimulo.
― El padre de Jisoo está enfermo, ¿verdad? Una tos grave, sangre, mareos, y pérdida de masa muscular. ― Pregunto, y al no recibir respuesta, continuó. Su rostro reflejaba sincera preocupación. ― Si es así, ya está entre los ojos de Hebe, desde un comienzo lo estuvo...
El Doragon permaneció en silencio, su largo cabello atado en una coleta fue sacudido por el viento de la entrada, y sus ojos dorados se escondieron detrás de sus párpados cerrados. Siempre lo supo, pero era una realidad que no quería afrontar. Ryoma, el hombre que le enseñó muchas cosas, y evitó que siguiera el camino de su familia, ahora se encontraba entre una delgada línea de vida o muerte, aun así, había conseguido la forma de sobrevivir, y todo por el increíble amor que le tiene a su única hija.
― Le diste el postre de fresas, ¿verdad? Ryoma me insistió en que debería darle uno mientras llegaba, gracias por entregárselo. ― Dijo, y se despidió con la mano, dándole la espalda al pelirrojo. ― Nos vemos luego, Roman.
Y desapareció por la puerta, con su imponente aura y olor a colonia. Roman parpadeo varias veces, y con una mueca algo confundida, se levantó de la silla.
― ¡¿Ryoma va a venir?! Espera... ¡¿Cisney va a estar encargado de Jisoo?!
Aún quedan muchos misterios por resolver, y cada uno de ellos será descubierto a su debido tiempo... Una lucha decidida por el destino empieza, una batalla que dio inicio el momento en el que aquella niña de ojos rosas nació, una lucha que una madre desesperada no pudo evitar. El mundo de los guerreros dorados es más profundo de lo que todos creían, y es momento de una nueva generación.
― ¡Mi nombre es Knucle Bine! ¡Soy un Cazador de Bestias! ¡Reto a los tres candidatos a unirse al equipo disciplinario a un duelo! ¡Vengan a media noche y enfréntense a mí! ― Con un cartel rojo que decía adelante, un hombre de traje blanco y un peinado extraño caminaba por la ciudad, espantando a los ciudadanos de alrededor. Detrás del sujeto, el hombre atractivo que le había dado el postre a Jisoo caminaba con los brazos detrás de su cuello, con un postre en sus labios, y unas gafas oscuras. ― ¡No huiré ni me esconderé! No llevaré armas y solo iré yo.
― También vas conmigo. ― Dijo el pelirrojo, quien fue completamente ignorado.
― ¡Iré yo solo! ¡¿Escucharon?! ¡Iré yo solo, así que vengan y enfréntense a mí!
― Por lo menos di donde, idiota. ― Con molestia, el pelirrojo siguió caminando detrás de él, sin importarle todas las miradas extrañadas que recibían. Knucle no lo escucho de lo concentrado que estaba gritando todas esas cosas.
― ¡Un hombre nunca da la espalda! Los seguiré hasta el fin del mundo si hace falta... ¡Los encontraré! ― Y en medio de sus gritos, un joven de pelo blanco y ojos rasgados pasó por su lado, como si nada. Sutilmente, le ofreció una corta mirada al hombre de pelo rojo, quien lo ignoró por completo.
¿Acaso ese no era el hombre que se había acercado a Jisoo de forma sospechosa? Algo hizo Clik dentro de su cabeza, y su ceño se frunció, con preocupación y algo de molestia. Killua llegó al restaurante donde había quedado con sus amigos, y luego de pedir algo para comer les contó lo que había visto, y lo que ellos seguramente habían escuchado.
― Están esperando a que alguien actúe sospechoso, según Palm, ni siquiera saben nuestros nombres... A excepción de uno. ― Sus brazos se cruzaron, y se recostó hacia atrás con algo de molestia. ― El hombre raro de pelo rojo estaba con Knuckle, y considerando la forma en la que se acercó a Jisoo hace unos días, él debe tener la otra parte de la ficha.
― ¡¿En serio?! ― Jisoo casi se atora con el postre de fresas que aquel hombre le había entregado. Gon dejó escapar una gota de sudor con nerviosismo, mientras reía con timidez.
― Espera... ¡¿Estás comiéndote el postre que ese bicho raro te dio?!
― ¡No resistí la tentación! ¡Además, no sabe nada mal!
― ¡Jisoo! ¡No debes aceptar cosas de extraños, y mucho menos comértelo!
La ojirosa inflo sus mejillas sin saber qué más decir, pues el ojiazul tenía la razón. Algo en su inocente cabeza le dio una idea, era un comentario que de seguro pondría nervioso al chico de pelo blanco. Pero no podía decir nada, ya no tenía la misma valentía para hacerlo. Aquellos comentarios que antes eran divertidos, ahora serían incómodos.
Con un bajo suspiro, asintió, lo que sorprendió un poco a Killua, quien por alguna extraña razón esperaba algún comentario respecto a todos los postres de fresa que alguna vez le dio.
― Olvídalo, igual ya terminé. ― Dijo Jisoo, y cerró el paquete. Un extraño ambiente abrazo a los dos jóvenes, quienes no podían apartar sus miradas molestas.
― Idiota.
― Tú lo eres más.
La conversación logró fluir con tranquilidad después de eso.
En una pelea Nen nada está asegurado. Para sobrevivir, hay que aumentar las posibilidades de victoria, medir la diferencia de fuerza entre el oponente era algo importante. Su misión en aquel lugar era hacerse más fuertes para poder regresar a NGL y salvar a Kite, con ese pensamiento, Gon era imparable.
Mientras los chicos continuaban con su conversación, Jisoo salió un momento del restaurante. Un ave pasó a una velocidad increíble, dejando dos cartas sobre las manos de Jisoo casi de forma mágica. El sello dorado con la forma de una rosa le indico que una era de la abuela Hebe, y la otra con el sello de cisne era de Cisney. Su ceño se frunció, y con molestia abrió la carta.
Jisoo Callisa Doragon, estás creciendo, y la maduración de tu sangre casi está completa, lo que da inicio a una nueva era, y a un suceso inevitable que tú has decidido seguir sin importar las consecuencias. Si logras finalizar esta misión, podrás volver a tu hogar con la frente en alto y obtener todo lo que alguna vez fue de tu madre. Bajo la luz de la luna, vivirás el mismo destino que tu madre, y reposarás en un campo de delicados pastos, como debe ser.
Hebe Doragon. -
Sus ojos brillaron de curiosidad, y únicamente se fijó en las partes que más le llamaban la atención, y de esa forma ignoró por completo las verdaderas intenciones que aquella mujer sedienta de poder se aseguró de decir. Eran días complicados, donde empezaban a definirse bandos.
Está mintiendo, todo es un cruel engaño que solo puedes enfrentar empuñando una espada. No tendrá piedad, realmente nunca la tuvo. A pesar de que te permití salir al mundo con la esperanza de que nada malo sucediera, no funcionó, y ahora está dispuesta a asesinarte, bajo la luz de la luna.
Cisney Doragon. -
Su corazón se detuvo por un momento al leer las primeras palabras. Probablemente, su piel estaba casi tan pálida como la de Killua, sus manos temblaron, y una baja exclamación de sorpresa salió de sus labios. Todo era tan repentino que apenas podía asimilarlo. De repente empezó a sudar frío, su cabeza empezó a doler, y su garganta se secó.
Aquel sentimiento de debilidad y desespero que hace rato no sentía volvió, las personas a su alrededor eran más intimidantes que antes, todo se volvía más aterrador y grande. Su corazón palpitaba muy rápido, por reflejo su mano se posó sobre su pecho, y sin ser consciente de sus acciones, las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.
¡Gracias por leer este capítulo tan extraño y lleno de información! TT <3 Perdón por la demora, he estado muy enferma. En este capítulo quería escribir muchas más cosas, pero preferí dejarlo así. Este no es el único capítulo potente, todos los capítulos de este arco estarán llenos de muchas cosas.
ROMAN KOI (DORAGON) Un joven abandonado desde pequeño por su madre, quien luego de tener una aventura con un hombre atractivo de ojos dorados, entro en una desastrosa locura que la mato. Porque los Doragon tienen sus maneras de deshacerse de los hijos no deseados, y de sus madres... Como le ocurrió a él.
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