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𝐎𝟔𝟑┃Un verdadero problema

✦ ˑ CHAPTER O63 (🫀) ᶻ 𝗓 𐰁

⋆。𖦹°‧★ 🌕(𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)⚔️ !❛Próximo objetivo ...

LA ASOCIACIÓN DE CAZADORES ha descubierto el tema de las hormigas quimeras gracias al equipo de investigación biológica, ahora solo tocaba esperar que los líderes mundiales tomaran una decisión al respecto. Como resultado, los Cazadores usarían los medios necesarios para exterminar a las Hormigas Quimera.

Los líderes mundiales tenían la intención de darle el trabajo a los Cazadores, los más habilidosos y aptos para la situación. Y los Cazadores decidieron contactar a los más profesionales, como se trataba de la familia Doragon, origen de algunos cazadores famosos y poderosas figuras públicas.

Por otro lado, lejos de las agitadas ciudades, el grupo de cuatro Cazadores caminaba por el denso bosque de NGL, a las afueras de la fábrica de drogas. Ninguno de ellos estaba enterado de que un ejército de Hormigas Quimera los estaba cazando, siguiendo una única orden, sin importar su estado, debían atraparlos.

Los pasos de Kite se detuvieron, y con una increíble velocidad vieron por un momento sombras pasar en el cielo. El ceño del mayor se frunció, y entendió la situación rápidamente.

― Estamos rodeados. Y nos superan ampliamente en número. ― Al decir eso, los menores buscaron a su alrededor con cautela, pero no encontraban nada extraño.

De repente, como si se tratara de un proyectil, una Hormiga Quimera salió del cielo e impactó la tierra con fuerza, levantando la tierra, formando una pequeña explosión.

― Bueno... Decidamos el orden y método para proceder. Son nuestros objetivos, así que tienen tres opciones. ― La tierra aún cubría su cuerpo, era imposible ver su apariencia.― Uno, decidir el orden en el que quieren luchar. Dos, intentar escapar. Tres, rendirse y permitir que los capturemos. Si escogen la primera opción, lucharán uno contra uno con nosotros para tener la posibilidad de sobrevivir.

La cortina de polvo se alejó, y fue posible ver sus grandes ojos saltones, una piel verde con verrugas, patas cortas y apariencia viscosa, cubierta con una bata azul. Se trataba de una rana. Jisoo sintió un escalofrío pasar por su espalda, y sin darse cuenta, retrocedió lentamente, evitando a toda costa ver a los ojos a aquel animal que la atormentó durante su niñez.

― No les recomiendo la segunda opción. Nos sentaría bastante mal y acabaría en una persecución brutal y un sufrimiento prolongado para todos ustedes. La opción tres es inviable. Esto nos enfadaría más que la opción dos.

La tierra desapareció por completo, dejando ver el resto de Hormigas Quimera que lo acompañaban. Eran demasiadas, todas completamente diferentes. La rana parecía ser la más apta para comunicarse.

― Bueno, ¿qué quieren hacer?

Kite se dio la vuelta, y miró a sus compañeros. En realidad, era justo lo que Kite esperaba que pasara. Decidieron la opción dos, un combate uno contra uno con sus capitanes. Gon y Killua estaban decididos a pasar primero, a diferencia de ellos, Jisoo permanecía en silencio, de brazos cruzados.

― Bien, hagamos esto rápido. ― La ojirosa se acercó a sus amigos, quienes escondieron sus manos detrás de su espalda. ― ¡Piedra, papel, o tijera!

Gon fue el ganador, y con firmeza camino al frente, donde todas las Hormigas Quimera los vigilaban pacientemente. Al mismo tiempo, Kite ideaba un plan para salir de aquella situación.

― ¡Muy bien, iré primero! ― Exclamó Gon. Un insecto gigante agitó un tarro pequeño, y luego de unos segundos, en un pequeño papel, salió el número seis.

― Seis... ¿Quién es el luchador número seis? ― La rana habló en voz alta, y detrás de él empezó a acercarse un armadillo. ― ¿Baro? ¿Cómo se decidirá el ganador?

― Pues es evidente. El primero que muera, pierde. ―Dijo la Quimera, acercándose al medio, donde Gon ya estaba preparado. Todos estaban alrededor, decidiendo el ring de pelea sin decir nada.

― ¿No podemos rendirnos? ― Pregunto Gon, con inocencia. Las Quimeras se vieron entre ellas, sin comprender.

― ¿Estás loco? Si pierdes, serás comida para nuestra reina. Si no quieres vencerme, ¡ve aceptando tu muerte! ― Respondió el armadillo, señalando de forma acusadora al peliverde.

― Está bien, yo no tengo problema. Es solo que no tienes por qué morir. Sí te gano, yo no podre comerte. Si te rindes, vivirás. Pero si pierdes, tendrás que prometer no comer más humanos. ― Gon hablaba en serio, y eso solo logró molestar de sobremanera al armadillo.

― ¡Te mataré! ― La quimera se transformó en una pelota, y a una increíble velocidad se dirigió al peliverde. Gon lo esquivo, y el armadillo arrasó con uno de los árboles del bosque. El siguiente ataque vino más rápido, de repente el armadillo cambió de trayectoria, y el joven no pudo esquivarlo a tiempo.

Con una mirada algo seria, Gon limpio su ropa mientras se alejaba del árbol donde se había golpeado. La quimera lo rodeaba, caminando lentamente con una mirada confiada.

― Niño, tengo algo importante que decirte antes de matarte. El principal motivo por el que matamos humanos no es comérnoslo ni dárselos a la reina.

― ¿Entonces por qué? ― Inquirió, viendo fijamente sus ojos oscuros. La mirada de su contrincante cambio, y una sonrisa aterradora apareció en su rostro.

― ¡Por qué es divertido! ― Las cejas de Gon se fruncieron. Al decir lo siguiente, Jisoo frunció sus labios con molestia.― Es divertido escuchar a los humanos vomitar sus propios órganos. ¡Ese "Blargh"! Es gracioso.

― No tiene gracia. ― Con lentitud, Gon se acercó, sin una pizca de temor.

― ¡A ti también te haré vomitar tus órganos! ― Nuevamente, se lanzó al menor con una increíble velocidad. Gon desplegó su poderosa aura, y chocó contra el armadillo, rodeándolo con sus fuertes brazos como si fuera un abrazo. Con solo fuerza bruta, el peliverde freno la trayectoria del armadillo, y lo levantó del suelo, cada vez haciendo más presión en su caparazón.

El sonido de algo fracturándose resonó por el bosque, y el armadillo cayó muerto al suelo, con su caparazón roto. Todos permanecieron en silencio, sin poder creer lo que el pequeño niño había hecho.

― Vamos, tengo algo de prisa. ― Killua, con las manos en sus bolsillos, se acercó con una ligera sonrisa emocionada. Su actitud logró molestar a algunas Quimeras. ― ¿Quién es mi contrincante?

El siguiente fue el número tres, un rinoceronte de risa burlona y fuertes músculos. Mientras Gon volvía con Jisoo y Kite, el albino se acercaba al ring de pelea.

― No serás tan creído luego de un rato. Estoy a punto de mostrarte el infierno, ¿entiendes? ― El rinoceronte se acercaba a Killua, cuando de repente señaló al armadillo muerto, lo que claramente molesto a Gon. ― Yo no soy como esa basura de ahí. Soy diez veces más fuerte que ese inútil.

― Ah, entonces no es para tanto. ― Respondió Killua, con naturalidad.

― ¡¿Cómo dices?!

Jisoo mantenía sus brazos cruzados, esperando pacientemente su turno. Kite no necesitaba esperar para ver lo que pasaría, con lo poco que los había visto luchar, se había dado cuenta de cómo sus auras aumentaban de fuerza a la hora de luchar. Deberían poder tener tiempo de sobra para llegar a la reina antes de que nazca el rey. Aun así, un sentimiento molestaba a Kite, como si estuviera olvidando algo importante. Sentía una ansiedad que no podía desaparecer.

Killua usó una de sus técnicas de asesino, haciendo ver al rinoceronte muchos Killuas al mismo tiempo. Con cautela se acercó a la Quimera, y con un golpe directo a su pecho, intentó arrancar su corazón.

Pero no funcionó. El rinoceronte tenía su piel tan fuerte como el metal. A pesar de sus comentarios burlones, Killua lo atacaba en silencio, pero ninguno funcionaba.

― ¡Puedo aguantar tantos ataques como me lances!

― Ah, ¿en serio?

Una corriente eléctrica impactó el cuerpo del rinoceronte, luego otra, y luego otra más fuerte. La quimera no tenía tiempo para reaccionar, y cada vez más sus fuerzas se debilitaban. Lentamente, el caparazón del rinoceronte se debilitaba, hasta que por fin Killua pudo arrancar su corazón, formando una sangrienta escena de color azul, con la sangre de la Hormiga Quimera.

― ¿Hay alguien más que sea diez veces más fuerte que este? ― Inquirió, bajo la atenta mirada de todos.

― ¡Es mi turno! ― La voz de Jisoo llamó la atención. Faltaban solo dos victorias, esta era la oportunidad de una Quimera para vencer. ― ¿Quién será mi contrincante?

Killua pasó a un lado de ella, ofreciéndole una pequeña sonrisa confiada. El número que apareció fue el ocho, y en silencio, Jisoo se acercó al área de combate. Sus brazos cruzados y mirada hostil demostraban su molestia.

― Es la segunda vez que me encuentro con una pequeña humana. ― De entre las Quimeras apareció un ratón, de orejas alargadas, al igual que su cola de un suave color rosa. Sus grandes dientes eran aterradores.

― ¿A ti también te parece divertido matar humanos? ― Inquirió, con firmeza. La Quimera se limitó a reír, y se acercó aún más a Jisoo, quien no se movió de su lugar. La firmeza de su mirada logró hacer que el ratón se emocionara.

― Oh, ¿estás molesta? Va a ser divertido jugar contigo hasta matarte, hasta desaparecer tu cuerpo por completo y comert- ― Una fuerte patada lo mando volando directo a uno de los árboles, levantando algo de tierra. Definitivamente, aquella niña de ojos rosas no tenía ganas de jugar, era diferente a las humanas temerosas que encontraba.

Jisoo extendió sus brazos, y de sus manos empezaron a aparecer pequeñas mariposas doradas hechas de Nen. Al ser hechos exclusivamente de aura, era imposible de ver para los que no conocían del Nen.

― Efecto mariposa... ― Susurro, y sus cejas se fruncieron. La Quimera ratón volvió a levantarse, y usando su cola como látigo intentó atrapar a Jisoo, quien esquivó fácilmente los ataques que le lanzaba. Sus ojos rosas permanecen hostiles, con un semblante serio que lograba asustar lentamente al ratón.

― ¡Alejate! ¡Arrancaré tu ropa y te comeré el corazón! ― Sus amenazas desagradables eran inútiles, la joven se acercaba aún más a él, esquivando los torpes ataques que recibía. La rabia que la pelinegra sentía empezaba a crecer, el recuerdo de Ponzu llegaba a su cabeza, y tan solo pensar en las palabras que aquel ratón decía le generaba náuseas.

― Me das asco. ― Dijo, y nuevamente lo golpeó sin medir su fuerza, tumbándolo en el suelo, generando grietas en la tierra. Su pierna hizo presión sobre el pecho de la Quimera, impidiendo que se levantará. La mirada de Gon cambió a una llena de preocupación, notando como su amiga empezaba a perder el control. ― Sentirás el mismo dolor que ella sufrió.

― ¿Q-qué? ¡¿Qué eres?! ― Todos permanecen en silencio. Jisoo, con la misma apariencia de un inocente niño humano, atacaba con la ferocidad de una bestia mágica.

― ¿Te gustan las mariposas? ― Pregunto, repitiendo la palabra que había escogido para activar su habilidad.

― ¿E-eh? ¡Cuando te quites, te mataré, cortaré tu garganta! ¿Escuchaste? ¡Si eres valient- ― Miles de mariposas invisibles para las Quimeras salieron volando directo al ratón, esquivando a Jisoo. La sangre empezó a salpicar alrededor, las elegantes mariposas atravesaban al ratón sin piedad, como peligrosas cuchillas.

El bosque se llenó de gritos aterradores, cargados de dolor. La ojirosa se dio la vuelta, y se alejó de la Quimera en silencio, con su mirada baja. Las mariposas desaparecieron luego de que todas atravesaran al ratón, y dejaron el cuerpo moribundo en el suelo.

― Te mataré... ― La voz del ratón provocó que sus pasos se detuvieran.

― Oh, sigues vivo. ― Dijo, y lo miró de reojo, con su ceño fruncido. ― No te preocupes, el veneno no demorará en matarte.

Y luego de decir eso, continuó su camino, alejándose del lugar, mientras la Quimera se desplomaba en el suelo, bajo su propio charco de sangre. A pesar de haberlo matado, no había logrado calmar su molestia. Aquel ratón no era el asesino de Ponzu, aun así, Jisoo creía firmemente que merecía morir de una forma horrible, y ella se había encargado de cumplir eso.

― Jisoo... ― Susurro Gon al tener cerca a su amiga. La ojirosa cerró sus párpados, y dejó escapar un bufido molesto. El peliverde apoyó una de sus manos sobre su hombro. ― ¿Te sientes bien?

― ¿Uhm? Sí, estoy bien. ― Respondió, y con cuidado examinó a todas las Quimeras que estaban ocupadas, escogiendo el próximo combate. Todas ellas habían matado a alguien, eso era seguro, pero ninguno era el asesino de Ponzu. ― Solo estoy molesta.

Killua se acercó, con las manos en sus bolsillos. Sin decir nada, limpio con su manga la mejilla de Jisoo, borrando la pequeña salpicada de sangre azul que había caído sobre su piel.

― Se notó mucho que lo estabas, creo que no volveré a hacerte enojar. ― Opino, y levantó sus hombros con algo de diversión. Los tres menores guardaron silencio, fijaron su mirada en Kite, quien se acercaba al lugar de combate.

Sin rodeos, el mayor invocó su habilidad, y una gigante guadaña apareció. Sus ojos oscuros se fijaron en la rana, quien hace algunos segundos se había ofrecido a pasar.

― Gon, Killua, Jisoo... Salten dentro de tres segundos. ― Pidió, observándolos de reojo.

Una horrible presión invadió el bosque, cada vez que Kite se acercaba las Quimeras sentían como se ahogaban por el ambiente tan peligroso. En apenas un parpadeo, Kite partió a la mitad a todas las Quimeras y árboles alrededor, como un tornado.

Los menores volvieron a tocar el suelo luego de saltar, y con asombro vieron la silenciosa escena. Todos estaban muertos menos ellos.

― Esta guadaña solo se puede usar con esta técnica y no desaparece hasta que la uso... ― Susurro, y con una ligera mirada cansada, volvió a caminar. ― Es un fastidio.

El grupo empezó a caminar entre los cuerpos con cautela, atentos a cualquier movimiento. Aunque todos estuvieran por la mitad, eso no aseguraba su muerte inmediata. A partir de aquel momento, las cosas irían peor, no podían compadecerse del enemigo. Ahora se dirigían al castillo de la reina, su siguiente objetivo. 

El capítulo quedo muy corto, y es porque no he escrito la otra parte TT para no demorarme más, al final decidí publicar lo que tenía escrito! Por ahora, ¿tienen un capítulo favorito de Hunter? 

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