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𝐎𝟔𝟐┃Bestias sangrientas

✦ ˑ CHAPTER O62 (🫀) ᶻ 𝗓 𐰁

⋆。𖦹°‧★ 🌕(𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)⚔️ !❛Deseo y realidad...

EL GRUPO DECIDIÓ ALQUILAR CABALLOS para dirigirse a su destino, y empezar la cacería. Jisoo cabalgaba junto a Gon, sentada detrás de él, mientras que detrás de ella, Killua permanecía de pie, con sus brazos cruzados, totalmente tranquilo a pesar del movimiento que lo podría hacer caer en cualquier momento. Antes de partir, los sujetos del árbol habían admitido no escuchar sobre insectos humanos, aun así los Cazadores preferían revisar los pueblos cercanos para estar más seguros.

Los caballos descansaban un rato, mientras el grupo hacía una pequeña parada para ver el mapa y guiarse mejor. Con dos cantimploras hechas de caña, Jisoo le llevó agua a sus amigos, quienes examinaban el mapa con cuidado.

― ¿Nos siguen siguiendo? ― Pregunto Killua, y la ojirosa asintió suavemente. Un poco más alejados, dos personas de semblantes amigables los seguían con caballos. ― Dicen que lo hacen por si nos encontramos tribus desconocidas y necesitamos intérpretes o intermediarios, pero está claro que nos están vigilando

― Bueno, tampoco espere que la gente de aquí nos fuera de mucha ayuda. ― Kite se acercó a los menores, y de reojo observó a la pareja que los andaba siguiendo. Estaban cerca de su presa, las hormigas quimeras. ― Mi instinto me dice que está aquí.

Al mismo tiempo, otro grupo de cazadores que Jisoo conoció en una prueba del Examen de Cazador encontraban a las bestias de frente, las Hormigas Quimera cada vez estaban evolucionando más, el Nen ya no era un obstáculo para ellos. Disparos resonaron por lo profundo del bosque, los árboles se mancharon de sangre, y con el último suspiro de sus labios, pequeñas abejas con una carta de ayuda salieron volando con cautela entre los árboles.

"¡Ayuda! Nido de Hormigas Quimera. Zona rocosa. ¡Informen a la asociación de cazadores!"

Kite agarró con fuerza la pequeña nota, mientras la pequeña abeja se posaba sobre el dedo de Gon. Jisoo frunció su ceño, sintiendo una molesta presión en su pecho, como si presintiera algo.

― Será peligroso. ― Dijo Kite mientras se bajaba del caballo, viendo a los menores, quienes se limitaron a observarlo con curiosidad, y al terminar de escuchar sus palabras, una sonrisa apareció en sus rostros. ― ¿Pueden acompañarme?

Obviamente, los menores asintieron. Eran Cazadores profesionales, estaban preparados para acompañar a Kite. El peli plateado mandó a sus otros dos compañeros de vuelta para buscar al resto del grupo, para de esa forma informar a la asociación de Cazadores. Las criaturas que cazaban parecían ser más peligrosas de lo que creían.

― Si no pueden seguirme el ritmo, los dejaré atrás. ― Aviso Kite, viendo de reojo como los más chicos ya se habían bajado del caballo, y ahora solo se concentraban en estirar sus cuerpos de la mejor forma posible.

― Lo mismo te digo. ― Dijo Killua. A un lado, Jisoo amarraba su largo cabello en una coleta baja, mientras el peliverde estiraba sus piernas, con una sonrisa entusiasmada.

― Bien, entonces vámonos. ― En apenas unos segundos, los cuatro desaparecieron entre el desierto donde se encontraban. La mujer que estaba siguiendo se quedó atónita, totalmente congelada.

No tardaron mucho en llegar al bosque. El silencio tan profundo y desesperante era inquietante, y el ambiente hostil los obligaba a permanecer alerta. La ojirosa respiro profundamente, al igual que Gon. El rostro de su amigo cambió de repente, y con algo de preocupación señaló unos arbustos.

― Huele a sangre. ― Aviso, y todos se dirigieron al lugar. La imagen frente a ellos era una completa pesadilla. El suelo ensangrentado y las notorias salpicadas alrededor eran aterradoras, no quedaba ningún cuerpo, solo ropa desgarrada y partes humanas. Jisoo no pudo retener las náuseas que sentía, y el golpe en su pecho la obligó a agacharse, mientras sus ojos empezaban a picar.

― E-es el sombrero de P-ponzu... ― Susurro la joven, ganando la atención de sus amigos. Sus ojos titilaban con desespero, y de repente su rostro asustado cambió a uno de molestia ― Es de Ponzu... La asesinaron.

Killua bajo su mirada, buscando alguna pista. Al ver algo brillante, se agachó para levantar algo del suelo.

― Esto es un casquillo de bala.

― Pero aquí no se permite nada mecánico, ¿verdad? ― Dijo Gon. Kite se acercó a la escena con los brazos cruzados.

― Entonces los gobernantes clandestinos de NGL estaban fabricando armas, además de drogas.

― Pero a juzgar por esto... El responsable no ha sido un humano. ― Al decir eso, la mirada de todos cambió por una más cautelosa, una aterrada y completamente espantada. ― Probablemente, sea obra de una hormiga quimera. Si usan armas de fuego... Odio considerar esta posibilidad, pero es posible que los gobernantes de NGL ya hayan servido alimentos a la reina.

Estaban en peligro, y ahora no solo se trataba de una suposición o predicción.

Jisoo se agachó frente a los pocos restos de Ponzu, y sus labios se fruncieron con fuerza. Sangre por todos lados, realmente le aterraba, pero el sentimiento en su interior reaccionaba peor de lo que debería, como si una escena parecida intentara aparecer en su mente. Sin darse cuenta, una lágrima se resbaló por su mejilla, hasta caer al suelo.

― Jisoo, es hora de irnos, debemos dirigirnos a otro lugar. ― Killua fue completamente ignorado. Con las manos en sus bolsillos y una mirada preocupada decidió acercarse, y con cuidado tocó la espalda de Jisoo, pero no obtuvo respuesta.

Lentamente, se arrodilló a su lado, y la contempló en silencio. Las pequeñas lágrimas no podían detenerse de sus ojos, pero su rostro permanecía inexpresivo, con sus puños cerrados y sus cejas algo fruncidas. Nuevamente, sus ojos azules recorriendo la sangrienta escena, una imagen que estaba acostumbrado a ver, muchas veces situaciones que eran causadas por sus propias manos.

― Deja de ver eso, Jisoo... ― Susurro, y levantó su mano a la altura de los ojos de su amiga, bloqueando su vista por completo. La joven parpadeó varias veces, y levantó su mirada al cielo.

― Llorar en una situación como esta no es profesional de mi parte, ¿verdad? ― Admitió en voz baja, mientras cerraba sus ojos con cuidado. ― Pero las lágrimas no se detienen...

― Vamos, salgamos de este lugar. ― Nuevamente, el albino insistió, pero esta vez agarró la mano de Jisoo, y se levantó del suelo. La joven imitó su acción, sin verlo a los ojos, escondiendo sus ojos algo rojos. Sin decir nada más, y con algo de torpeza, se acercó un paso más, y con su dedo pulgar limpió la lágrima que se resbalaba por la mejilla de su amiga, levantando su rostro con cuidado.

― Me harás sonrojar, Killua... ― Susurro Jisoo, y una pequeña sonrisa logro aparecer en sus labios.

Sus rostros estaban cerca, con sus ojos conectados, totalmente en silencio. Su mano aún no podía separarse, y eso solo los acercaba cada vez más, de forma inconsciente y muy lentamente. Sus miradas llenas de cariño y un inocente sentimiento no mentían. 

Tu única preocupación cuando conoces a alguien, es si lo puedes matar o no...

Una voz en su cabeza resonó en lo más profundo de él, y su ceño se frunció con algo de molestia. Jisoo estaba confundida, y con cuidado acercó su mano hacia Killua.

Pero tú no puedes matarla a ella, entonces lo haré yo

Con miedo se alejó de ella, dando un gran paso hacia atrás, antes de que Jisoo pudiera tocar su mejilla con cariño. Nuevamente, retrocedió, y desvío su mirada de ella, como si quisiera escapar de algo con desespero. ¿Qué demonios estaba haciendo? Debía alejarse, pero no conseguía hacerlo.

― ¿Qué sucede...? Killua, ¿te encuentras bien? ― Sorprendida por la escena, Jisoo se acercó con cuidado. Podía notar como su respiración sé agitaba, y como sus ojos azules la evitaban. Al escuchar la voz de la joven, el ceño de Killua se frunció, y negó suavemente, como si despertara de un trance.

― No es nada, vamos, nos están esperando. ― Respondió, y como si nada levantó su mirada, asomando una falsa sonrisa para no preocupar a Jisoo. La joven asintió, no muy convencida, y sin preguntar nada más lo siguió, dejando atrás la sangrienta escena.

Su deseo por vengar a su amiga o por lo menos acabar con las Hormigas Quimera empezaba a aparecer.

El grupo continuó corriendo por el bosque. Era seguro que las hormigas tenían el control de NGL, pero por ahora su prioridad era encontrar el nido antes de que el rey naciera. Los pasos de Kite se detuvieron, y en silencio examinó las pequeñas casas hechas de madera destrozadas. El lugar estaba completamente solo, pero algunas prendas desgarradas, objetos y juguetes indicaban que alguna vez estuvo lleno de personas.

Decidieron explorar un poco más el lugar, pero solo lograban encontrar cosas rotas por el suelo. Lo único interesante fue la pequeña muñeca de trapo que encontró Jisoo.

― Oigan... Algo huele muy mal. ― Dijo Gon, y señaló un establo vacío más adelante de ellos, donde un rastro de sangre los guiaba a lo profundo del bosque. Killua tapó su nariz con una mueca asqueada, el olor cada vez era más fuerte.

El rastro se detuvo frente a tres árboles, donde tres caballos grandes estaban empalados como si se tratara de un sacrificio, específicamente perteneciente a una especie de pájaros, quienes empalan a sus presas en lugares puntiagudos, como ramas.

― ¡Oye!

Todos miraron a sus espaldas con sorpresa al escuchar aquella exclamación desconocida. Una bestia parada en dos patas de piel morada, alas, y orejas de conejo apareció, viéndolos con total normalidad. Nunca habían visto algo parecido.

― ¿¡Q-qué es e-eso!? ― Exclamó Killua, con una gota de sudor bajando por su mejilla. No solo su apariencia era extraña, la forma en la que la bestia había escondido su presencia inquietaba aún más a Kite.

El grupo estaba alerta a cualquier movimiento que la bestia hiciera, mientras miraban fijamente a su objetivo. Lentamente, el animal extendió su brazo, y señaló a Kite, quien no mostró ningún signo de preocupación.

― Escoria. ― Su ceño se frunció, y las venas se marcaban en su rostro. ― ¡Esos son míos!

De repente, el peliplata desapareció, y la bestia extendió sus alas al darse cuenta, empujando a los menores con fuerza. En realidad les había dolido más de lo que creían. Kite liberó su aura, demostrando su fuerza sin tener que hacer nada. La bestia no se movió, reconociendo que no podría contra él. En silencio, el hombre de pelo plateado se dio la vuelta, y cruzó sus brazos, observando a los menores.

― Gon, Killua, Jisoo. Tendrán que encargarse de él ustedes solos. ― Esta vez, la bestia fijó su atención en ellos, y su ceño nuevamente se frunció. Kite siguió explicando, con calma, mientras los jóvenes no apartaban su mirada del enemigo. ― Es un soldado de las Hormigas Quimera. Nos encontraremos a muchos más como él. No podré ayudarlos durante el combate. Si no pueden vencerlo, tendrán que marcharse... Solo serían una molestia.

Dicho eso, los más jóvenes liberaron sus auras, era fácil notar lo inocente, pero resistentes que eran, todo gracias a sus entrenamientos y experiencia que empezaban a colectar.

― ¿Es que no nos escuchaste antes, Kite?

― Nosotros también somos profesionales.

― Vinimos para ayudar, y eso es lo que haremos.

Lentamente, los tres se acercaron a la bestia que media el triple que ellos. Gon limpio su rostro con su muñeca, Killua remango sus mangas, y Jisoo respiro profundamente. Al mismo tiempo, los tres hablaron con firmeza.

― ¡No nos trates como si fuéramos niños!

De repente, los menores parecían mucho más fuertes que antes, y eso la bestia no demoró en notarlo. Fue demasiado tarde para él, pues desaparecieron de su vista, y empezó a recibir ataques. Killua llegó por arriba, y una pequeña chispa de electricidad se formó en su mano. Con un solo toque, la bestia se electrocutó por completo, con una impresionante descarga.

La Hormiga Quimera estaba molesta, y se lanzó con rabia a la primera persona que vio. Jisoo le ofrecía una sonrisa inocente con algo de burla, detalle que cegó a la bestia de las mariposas doradas que volaban con calma a su alrededor.

― Deberías tener cuidado con las explosiones. ― Fue lo último que escuchó al empujar una de las mariposas, logrando que esta explotara con brusquedad contra su brazo. Solo era necesario la explosión de una para que todas se lazaran a su objetivo, explotando tan pronto rozaban su piel.

El bosque se llenó de un estruendoso ruido, y para finalizar el espectáculo, Gon usó su habilidad para golpear el pecho de la bestia, y con solo un puño, lo sacó volando hacia el cielo.

― ¡Sí, le dimos de lleno! ― Exclamó Killua, viendo como la bestia se perdía en el cielo. De repente, su sonrisa se volvió una mueca, notando como de repente su víctima desapareció, y otra Hormiga Quimera se la llevaba mientras volaba, lejos de su alcance.

La Hormiga que enfrentaron abrió sus ojos de repente, y los vio con odio puro. Mientras tanto, la otra bestia que lo llevaba los examinaba de reojo mientras se alejaba.

― ¡Bastardos! ― Su grito logró sacudirlos, y obligó a Jisoo a tapar sus oídos, algo aturdida. ― ¡Voy a comerlos! ¡Lo haré! ¡Me las pagarán!

Después de todo, sus ataques no habían funcionado, eso era lo único en lo que los tres menores podían pensar.

― Ese tipo es muy inteligente. ― Kite se acercó a ellos con calma, observando a la Hormiga Quimera que recién aparecía para rescatar a su compañero. ― Dejó que su soldado peleará para poder descubrir nuestras habilidades...

Los niños lucían decepcionados, aún miraban como su víctima se alejaba mientras gritaba, como si no le hubieran hecho nada. Parecía estar igual que antes, a pesar de sus habilidades.

― ¿Van a venir? ― La voz del peligris llamo su atención. ― No tiene que deprimirse. Sus ataques no estuvieron nada mal. Solo les falta algo de experiencia. Si quieren hacerse más fuertes, esta es la oportunidad perfecta. Pero si no están preparados, no podrán aguantar esta dura experiencia. Ganemos o perdamos, lo que nos espera es el mismo infierno.

Pero ellos ya estaban decididos a acompañarlo. Gon, que buscaba a su padre, encontró a Kite, y estaba seguro de seguirlo. Jisoo, quien quiere ser más fuerte para buscar un futuro tranquilo para su padre, encontraba pistas sobre la muerte de su madre. Y Killua, quien se encontraba en una guerra mental entre el deseo y la realidad, aún estaba descubriendo su posible futuro.

― Te acompañaremos. 

(🌕)

Nuevamente, una escena horrible aparecía ante ellos. Sujetos de trajes blancos estaban regados por el suelo, colgados en árboles, o simplemente tendidos, completamente muertos. El hedor empezaba a llevarlos solo hacia cadáveres.

― Miren esto. ― Killua levantó dos armas del suelo con facilidad. ― Este es el lado oculto de NGL.

― Eso parece.

― Killua, Jisoo, Kite... ¿Qué es eso? ― Gon los llamo. El chico estaba en una colina, con una mirada preocupada. Con cautela señaló un acantilado rocoso lleno de ventanas, se trataba de una fábrica de drogas, ahora tomada por Hormigas Quimera. Los menores no sabían eso, su curiosidad por saber de qué se trataba era infinita.

― Vamos. Comprenderán que es cuando estemos dentro. ― Dijo Kite. Con cautela entraron en uno de los agujeros que funcionaba como ventana. El lugar estaba solo, con las luces prendidas y suaves, apenas era posible ver.

― No hay forma de saber cuándo o desde donde atacaran. Mantengan la guardia.

― Sí, de acuerdo. ― Respondió Killua. ― Aquella Hormiga Quimera había ocultado por completo su presencia.

El túnel era largo y poco iluminado, al final encontraron máquinas de metal destruidas, más personas muertas, y sangre que daban pistas a lo sucedido. El olor era peculiar y molesto, Jisoo arrugó su nariz con disgusto.

― Este lugar... ― Susurro Gon, observando todo con atención.

― Sí, este es el lado oscuro de NGL. Una fábrica de drogas, en este sitio se produce el D2, la cual se está extendiendo por todo el continente. ― explicó Kite. ― Seguramente cerca haya árboles Bila, los que producen su principal ingrediente. Es irónico, dado que se declaran conservacionistas.

― Fabrican algo más que drogas. Miran. ― Killua abrió una de las cajas acumuladas en el lugar. Estaban llenas de armas, recostadas sobre pasto seco. ― Es igual que el resto.

― Supongo que los líderes de NGL saben la verdad sobre este lugar. ― Kite levantó su mirada. El olor a sangre era notorio. ― El resto de los miembros se unieron porque de verdad amaban la naturaleza.

― Entonces estas instalaciones son el centro de las actividades ilegales de NGL. ― Killua dejó el arma en la caja. ― Si están vacías... Entonces las Hormigas Quimera han acabado con la mafia de NGL. Aficionados con armas no van a ser suficientes para acabar con ellas.

― ¿Y su jefe? ― Pregunto Gon.

― O se ha escapado o se lo han comido. En cualquier caso, son malas noticias.

― ¿Qué quieres decir, Kite?

― ¡Silencio! ― Jisoo habló con fuerza, ganando la atención de todos. Su mirada lucía asustada, y con cuidado señaló uno de los muchos túneles dentro del acantilado. ― Escucho algo... Se están acercando.

El grupo se adentró a otro de los túneles, y entraron a una habitación casi vacía, ocupada por algunas cajas de madera. Frente a ellos, solo quedaban tres túneles oscuros, sin nada de iluminación. El grupo seguía en silencio, esperando a que Jisoo les diera más información.

― Viene por el túnel del medio. ― Esta vez hablo Kite, y los menores lo vieron con curiosidad. ― Puedo detectarlos en un radio de cuarenta y cinco metros. Dependiendo de mi condición física o mental, puedo aumentar unos cuantos metros.

― Ya vienen. ― Aviso Jisoo, y todos fijaron su atención en el túnel del centro. Lentamente, una bestia con lengua de serpiente apareció, con unas cadenas en sus manos, paseando a dos humanos como si se trataran de mascotas. Los puños de la pelinegra se fruncieron, viendo la escena con cautela. El ambiente era peligroso, en cualquier momento la Hormiga Quimera podría matará a los dos humanos, y eso mantenía a Jisoo alerta.

― ¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo se atreven a entrar en mi dominio? ― inquirió, viéndolos fijamente. Los balbuceos de uno de los humanos que arrastraba lo interrumpió.

― Por favor... ¡Sálvennos!

― ¡Deja de hablar, Pochi! ¡Solo eres un perro! ― Y sin medir su fuerza, lo piso, matándolo en el acto, llenando sus patas de caballo de sangre. El humano cayó al suelo, con un rostro desesperado. ― Vaya, no quería hacer eso... Bueno, no importa. Ya me estaba aburriendo de este par.

El otro hombre que arrastraba se levantó como un perro en dos patas, y empezó a sacar su lengua como si se tratara de uno, rogando por no morir, mientras las lágrimas se resbalaron por sus mejillas. La bestia levantó su pata, amenazando con aplastar al pobre sujeto que rogaba por su vida.

― ¡Detente!― La voz de Gon resonó por el lugar, y antes de que pudiera correr para salvar al hombre, Kite lo agarró de la muñeca con firmeza.

― No seas imprudente. Hay más de un enemigo. Quieren que se lancen al ataque.

De los otros dos túneles salieron tres Hormigas Quimera totalmente diferentes, riendo con diversión. Finalmente, la hormiga del medio aplastó al humano sin piedad, y Gon no pudo evitar voltear su cabeza para no ver lo que sucedía, mientras que Jisoo cerró sus ojos con fuerza al ver la cara horrorizada del hombre, ahora muerto.

― No aparten la mirada. ― Kite les llamó la atención. A diferencia de ellos, él y Killua siempre mantenían su mirada fija en lo que sucedía alrededor. ― Si viene un proyectil en nuestra dirección, no podrán verlo venir.

La bestia de lengua de serpiente relamió sus labios, y con sus ojos rojos examinó los rostros del grupo. Su cuerpo era gigante y fuerte, sus patas de caballo lucían fuertes, y su mirada de serpiente era filosa. Jisoo sintió un escalofrío recorrer su espalda. ― Ya lo sé. Ustedes serán mis nuevos perros.

― Las hormigas Quimera siempre han sido agresivas, pero parece que se han vuelto peores luego de comer humanos malvados. ¡Si no acabamos con ellas aquí mismo, morirán muchos más!

― ¡Captúrenlos! ― Ordenó la Hormiga Quimera, y las otras tres bestias se lanzaron directo a ellos con la intención de matarlos. Uno parecía un conejo, mientras la otra parecía más como una avispa, y el último tenía tantas patas como fuera posible.

― Yo me encargaré del de atrás. Ustedes encarguense de los otros. ― Con fuerza, liberaron sus auras, y se alistaron para el ataque. Kite, aun con su mirada tranquila, vio a la bestia más imponente― No duden deben luchar a muerte.

Sin dudarlo, Jisoo se apartó del grupo, y de inmediato fue seguida por la Hormiga Quimera con forma de conejo. Sus dientes eran grandes, su pelaje era blanco y sus ojos rojos, además, medía casi dos metros de alto.

― Pensaba que los conejos eran tiernos... ― Se lamentó. Sus puños se cerraron con fuerza, y tronó sus dedos.

― ¡Toma esto! ― Una de las cosas más aterradoras era su capacidad para hablar como un humano. Jisoo esquivó una fuerte patada que amenazaba con enterrarla contra una pared de roca. El conejo saltó contra la pared, para impulsarse con fuerza hacia ella. ― Umm, ¿cuál será tu nombre cuando seas una mascota? ¿Ratoncito? ¡Oh, tal vez Puka!

Jisoo nuevamente lo esquivo, y con agilidad pateó su nuca con la intención de matarlo. Aun así, la Hormiga Quimera cayó al suelo, pero se levantó como si nada hubiera pasado. Eran bestias realmente resistentes, debía atacar con algo mejor, algo que lo matara al instante. Con una mueca, Jisoo frotó su pierna, lugar con el que había lanzado la patada.

Tendría que mostrar su nueva habilidad.

― ¡Siéntete afortunado, serás el primero en recibir mi nuevo ataque! ― Exclamó Jisoo, quien agarró un fuerte suspiro antes de expulsarlo como una llamarada de fuego de un suave tono rosa. La Hormiga Quimera lo esquivo retrocediendo, y dejó escapar una fuerte risa.

― Diablos, escogí al humano más débil. ― Dijo, y Jisoo contestó con una pequeña risita, escondiendo el hecho de que realidad sí había fallado si primer intento-

― Ojalá hubiera sido así.

Sus ojos se iluminaron por las llamas, y su largo cabello amarrado se elevó por la ventisca. Una bola de fuego de corta distancia, combinada con su habilidad de Sangre que tanto miedo tenía de usar, salió de sus labios como un dragón, y empezó a desprenderse de su aura. Solo necesitaba cerrar su puño con fuerza, provocando una herida que liberará algo de sangre, y al soplarlo con fuerza, ésta salía disparada como una llama, con ayuda de un pequeño despliegue de aura que su Emisión le permitía hacer.

Su posición era firme y con sus manos parecía guiar la bola de fuego que lentamente tomaba la forma de un dragón. En ese momento, el conejo entendió que debía escapar.

Parecía la cara de un dragón con su boca abierta, llena de colmillos filosos, pero había un problema, el dragón cada vez se hacía más pequeño. Jisoo lo controló con sus manos, y con un ataque directo y algo inestable, su ataque agarró a la bestia con sus dientes, y pasó derecho contra su pecho, volviendo cenizas aquella parte, dejándolo con un gran agujero dentro, a pesar del pequeño tamaño de la habilidad.

― Ugh, necesito practicar más... No pensé que fuera tan desgastante. ― Susurro con dificultad. Su garganta dolía y su frente sudaba. Era la primera vez que intentaba el ataque, ni siquiera tenía un nombre, era completamente improvisado. ― Pero funcionó.

La bestia cayó al suelo, totalmente muerta y calcinada. Jisoo posó una mano sobre su pecho, y respiró con dificultad. Recostándose contra la pared, fijó su vista en el joven de pelo blanco y ojos azules. Sus mejillas se sonrojaron al pensar lo bien que se veía con aquella ropa que había comprado, definitivamente, las prendas con cuello alto le quedaban bien.

Su mirada tranquila de repente se volvió una hostil, como si activara un interruptor para asesinar dentro de él. Sus ojos eran oscuros, sin ningún sentimiento o temor. Jisoo observó con una gota de sudor bajando por su mejilla, con una mirada algo nerviosa. Killua había roto el brazo de la Hormiga Quimera como si se tratara de papel.

― ¡Yo te maldigo! ― Exclamó la Hormiga Quimera, antes de que su otro brazo desapareciera. Pero la atacante no se daba por vencida, y de repente un aguijón salió de su boca y ombligo, logrando enterrar una parte en la espalda del albino. ― ¡Idiota! Es el aguijón venenoso. ¿Y bien? ¿Cómo te sientes al sentir el veneno recorrer tu cuerpo? ¿Te gusta?

El joven se tambaleó, hasta finalmente caer al suelo de tierra. El ceño de Jisoo se frunció, y dio un paso al frente, con la intención de acercarse.

― Cuando estés suficientemente drogado, tendremos un nuevo perro. ― Dijo la Hormiga Quimera, y alejó su vista del chico, viendo a su compañero, que se enfrentaba con Gon. ― ¿Aún no has terminado-

Su cabeza giró completamente, rompiendo su cuello. El niño que creía inconsciente ahora saltaba sobre ella, casi a punto de arrancar su cuello con sus propias manos. No tenía sentido, el veneno debía haber funcionado.

― Mi cuerpo es inmune al veneno. ― Con delicadeza se alejó, y con calma vio a la Hormiga Quimera a los ojos. Sus manos se marcaron con venas y sus uñas se afilaron. ― Si te portas bien, te mataré rápido.

Y arrancó su cabeza con un corte fino, como alguna vez su familia le había enseñado. Sin decir nada, alejó su mirada del animal muerto, y tan pronto se dejó la vuelta, encontró la mirada de Jisoo más alejada, quien permanencia con una mueca sorprendida, viéndolo solo a él. Sus ojos azules brillaron sin darse cuenta.

― Cuando te vi en el suelo casi me da un infarto. ― Admitió Jisoo en voz baja, aun con un leve dolor de garganta al usar su habilidad. Al escuchar su propia voz, dejó escapar una risa.

― Esa Hormiga Quimera no tenía oportunidad contra mí, no tenías que preocuparte. ― Respondió, y se acercó a ella con cautela, sin interrumpir el enfrentamiento de su amigo peliverde y Kite. Luego de estirar sus brazos, se recostó en la pared, cerca de ella. ― Vi tu habilidad. No está nada mal para ser la primera vez que lo intentas.

― ¿En serio? ― Susurro Jisoo, con una sonrisa entusiasmada. Killua asintió, y descansó sus brazos detrás de su cuello, observando a Jisoo de reojo. La joven hablaba con brillos en sus ojos rosas, viendo la batalla de Kite. Su voz era suave, más baja de lo habitual y un poco rasposa.

― Traeré agua.

― ¿Um? Bueno.

Los dos jóvenes miraban las batallas mientras tomaban un poco de agua que quedaba en las cantimploras. Jisoo rápidamente recuperó su voz, y sintió el dolor de garganta desaparecer. Tal vez ahora dependía del agua para poder hacer su Dragón de Fuego. Una brillante luz cubrió el lugar. Con su habilidad de Tijera, Gon había partido por la mitad al ciempiés que enfrentaba, como si su mano se tratara de una espada.

Gon se dio la vuelta, y para su sorpresa la Hormiga Quimera, con la mitad de su cuerpo, saltó hacia él. Un disparo de Kite evito que algo horrible sucediera. El mayor se acercó victorioso, luego de dejar muerto a la bestia mitad caballo y serpiente, en el suelo, con su habilidad, Crazy Slots.

― No puedes relajarte tras desmembrarlos, la cabeza y el cuerpo pueden sobrevivir todo un día tras haberse separado. Tienes que destrozar la cabeza.

Y de ser posible, matarlos en silencio y rápido. ― Hablo Crazy Slots, riendo como un payaso.

― ¡Ah, es él! ― Dijo Jisoo, señalando a la habilidad con una mueca acusadora. ― ¡El que nos disparó en el bosque!

Tengo una ruleta en la boca. Va del uno al nueve. Cada número invoca un arma diferente. ¡Es mi Crazy Slots! ¡No olviden el nombre!

― Lárgate. ― Tan pronto Kite dijo eso, la habilidad se esfumó. La habilidad tenía el don de hablar sola, y además, escoger el arma de forma aleatoria, sin darle a Kite la opción de cambiarla. Al explicar aquello, se dio la vuelta con una ligera mueca de lamento. ― Es realmente molesto.

Los tres menores dejaron escapar una gota de sudor al ver como se alejaba con molestia, incómodo con la habilidad que él mismo había escogido y creado. Habían acabado con las Hormigas Quimera de la fábrica, ahora tendrían que seguir caminando.

― Sus poderes son mucho más sencillos de usar que el mío.

― ¿En comparación con esa cosa tuya?, desde luego. ― Respondió Killua, y sus amigos afirmaron con la cabeza, mientras una pequeña gota de sudor bajaba por sus mejillas.

― Gon, parece ser que has incorporado habilidades de Potenciador, Transmutador, y Emisor a tu Piedra, Papel y Tijera. ― Concluyó el mayor, mientras caminaban. El peliverde asintió, con una pequeña sonrisa.

― Sí, pero mi afinidad natural es la de Potenciador.

― Killua, tú utilizaste un rayo. ¿Eres un Transmutador?

― Sí, pero no es muy potente y me deja sin energías rápidamente.

― Todavía puedes mejorar mucho. ― Luego de decir eso, Kite miró a Jisoo, quien aún tomaba agua de la pequeña cantimplora. ― Jisoo, para crear tu Dragón de Fuego usaste la Emisión, Manipulación, y Transmutación, pero ese fuego rosa salió de tus manos. ¿Cómo lo hiciste?

― Es una habilidad heredada de mi familia, me permite convertir mi sangre en fuego... Pero es muy peligroso, tengo planeado solo usarlo para crear el Dragón de Fuego. ― Respondió. Kite asintió, y con una mirada algo sería su paso aceleró sin previo aviso. Los menores no escondieron su curiosidad, pero no dudaron en seguirlo.

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