𝐎𝟓𝟗┃Los ganadores del juego
𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O59 (💿)GREED ISLAND.
✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) 💗✿˖°!❛ El hombre en el árbol...
― EL CONCURSO HA FINALIZADO. AHORA ANUNCIARÉ AL JUGADOR CON LA MAYOR PUNTUACIÓN... ― Un profundo silencio decoró la pradera, todos los jugadores escuchaban atentamente las palabras de la moderadora. ― Con un total de 87 de 100 puntos, el jugador con más puntos es Gon.
Luego de unos segundos, el grito entusiasmado de los tres menores rompieron el silencio. Jisoo levantó sus brazos, sin poder formular ninguna palabra de la emoción, y en un impulso abrazó a sus dos amigos mientras saltaban. Tenían las 100 cartas de Greed Island.
― Eso significa que Killua ha perdido y será castigado. ― Dijo Gon, y Jisoo asintió con una sonrisa inocente, sin decir nada, pues en realidad tal vez ella era la ganadora del castigo.
― Demonios... ¿Cuántos puntos conseguí? ― Susurro molesto, y la ojirosa cruzó sus brazos desviando la mirada con una risita burlona.
― De seguro fueron muy pocos, perdedor. ― Y automáticamente Killua empezó a pellizcar las mejillas de la pelinegra, quien se quejó intentando liberarse de su agarre, que en realidad era demasiado cuidadoso.
― ¿Perdedor? Tú solo respondiste cuarenta de cien, perdedora. ― Respondió, acercándose de forma peligrosa a su rostro, sin apartar su mirada de los ojos de Jisoo. Ninguno parecía darse cuenta, solo estaban discutiendo.
― ¿Perdedora? Respondí mejor que tú, ¡Perdedor! ― De la misma forma, Jisoo se acercó a él con una mirada retadora. Cada vez estaban más cerca, y la voz del peliverde les hizo caer en cuenta de aquello.
― ¿Se van a dar un besito? ¿Quieren que los deje solos? ― Con inocencia preguntó. Sus dos amigos se congelaron, y luego de unos segundos una fuerte exclamación salió de sus labios antes de empujarse bruscamente entre ellos.
― ¡¿A-ah?! ¡Claro que no! ¡No voy a besarla! ¡I-idiota! ― Killua empezó a hablar con dificultad, mientras su rostro estaba cubierto de un fuerte color rojo. Jisoo dejó escapar una risa, disimulando lo apenada que se sentía.
― Aún no es momento, Killua no se siente preparado ― Dijo, y Gon empezó a reír. Eso solo logró hundir al ojiazul en su propio sonrojo, y dejando escapar una exclamación de molestia, tapó su rostro sonrojado.
― ¡No sigan, idiotas!
El graznido de un ave llamó su atención, y los tres jóvenes miraron el cielo. Una pequeña carta cayó a las manos del peliverde, y sus amigos se acercaron con notoria curiosidad.
― ¿Invitación del gobernador? Tengo que ir solo a Limerio, solo puede ir quien tiene la carta. ― Leyó con atención.
― Nosotros te esperamos fuera del castillo. ― Respondió Killua, pero antes de que su amigo pudiera responder, dos extrañas personas utilizaron acompañar para transportarse a ellos.
― La han conseguido de verdad... Ese niño ha conseguido todas las cartas. ― De forma peligrosa, los hombres empezaron a acercarse a ellos, mientras sonrisas burlonas aparecían. ― Vamos a apostar todas nuestras cartas, lo siento, no tienen alternativa.
Bisky y sus estudiantes se limitaron a verlos en silencio, como si los esperaran. Antes de que pudieran estar a un metro de ellos, Gon y Killua se encargaron de dejarlos inconscientes en el suelo sin tener que utilizar ninguna de sus cartas.
― Bueno, ahora tenemos que planear como llegar a Limerio. ― Dijo Jisoo, y abrió su libro, buscando algo que pudiera ayudar.
― ¿Podemos usar una carta de compañía? ― Pregunto Gon, y Killua negó mientras guardaba sus manos entre sus bolsillos.
― Espera, eso no servirá. Nunca hemos estado en Limerio.
― Tendremos que usar Rumbo. Hemos estado en otras ciudades pero no en esa. ― Sugirió Bisky. Rumbo: Una carta para tele transportar jugadores a lugares que nunca han visitado dentro del juego. Killua usó Rumbo y desapareció, de esa forma sus amigos pudieron usar Compañía para llegar con él. Era una ciudad linda, llena de casas y castillos antiguos. De cierta forma, era parecido a la forma en la que construían las casas en Isla Esmeralda, el hogar de Jisoo.
(💗)
― Me pregunto cómo se siente. ― admitió Bisky, con las manos en su cintura. A su lado, Jisoo observaba en silencio como su amigo peliverde se adentraba al castillo con valentía, y una sonrisa emocionada.
― ¿A qué te refieres? ― Pregunto Killua.
― Al fin y al cabo, podría encontrarse con Ging. El padre al que tanto tiempo lleva buscando... ― Inconscientemente, una sonrisa apareció en los labios de los tres, y observaron a Gon hasta que desapareció por la puerta del castillo.
― Uh, tengo mucha curiosidad. ― Exclamó Jisoo, y levantó sus brazos con una sonrisa entusiasmada. La mano de Bisky se posó sobre su hombro, pero antes de poder responder dejó escapar un bajo grito, y tomándola por sorpresa la agarró de ambos hombros para verla de frente.
― ¡Jisoo! ¡Ya no estás enferma! ― Exclamó, y rápidamente empezó a inspeccionarla, mientras la joven dejaba escapar una suave risa. ― ¿El chico guapo que venía contigo te curo? ¡Qué sujeto tan amable! ¿Por qué se fue tan pronto?
― ¿Chico guapo? Tenía una capa que cubría su rostro. ― Dijo Killua, y la mayor frunció su ceño mientras negaba.
― Es pariente de Jisoo, ¿verdad? ¡Además, es un Doragon! ¿Acaso no los has visto? ¡Los hombres de esa familia son hermosos! ¡Las mujeres y bebés también, parecen ángeles! ― Empezó a hablar entusiasmada, mientras el albino la escuchaba con una gota de sudor y Jisoo reía con nerviosismo.
― Tuvo que irse rápido... Necesita arreglar algunas cosas con su padre. ― Respondió la ojirosa, y de su bolsillo sacó un pequeño tarro de cristal con un líquido morado. ― Es momento de descubrir en quién podemos confiar.
― Así que el señor Ryoma podrá curarse, ¿verdad? ― Pregunto Killua, recordando al agradable hombre. Los ojos de la pelinegra brillaron, y asintió mientras levantaba sus brazos.
― ¡Sí!
Continuaron hablando un rato más, empezaba a atardecer y Gon aún no salía. Bisky estaba sentada en el suelo, con sus ojos cerrados, aunque no durmiera, estaba descansando. En la esquina de aquel lugar, Jisoo estaba sentada en el pasto del pequeño jardín, enseñándole al albino cómo trenzar los tallos de una corona de flores, y aunque Killua parecía escuchar, en realidad estaba perdido en sus pensamientos.
― Luego agarras esta parte y la trenzas en la parte de abajo, entre esta flor.
La forma en la que Jisoo movía sus manos con delicadeza, como su largo cabello se escurría por sus hombros y se movía con el viento, sus mejillas algo sonrojadas, sus ojos claros de un hermoso color, y la forma en la que sus labios chocaban al hablar. Un fuerte sonrojo lo despertó de su sueño al llegar a aquella parte de su rostro, y se maldijo en silencio al darse cuenta.
― ¿Por qué estás tan rojo? ¡No he dicho nada para molestarte! Presta atención. ― Lo reprendió, y como una profesora enseñándole a un niño a escribir, agarro con cuidado su mano, guiándolo al trenzar el tallo. Pero Killua no podía concentrarse, ahora sus pensamientos lo molestaban aún más al estar tocando sus manos. ― Con cuidado, estás muy nervioso... Oh, ¿acaso yo te pongo nervioso?
― ¡¿Eh?! ¡C-claro que no, idiota! ― Mintió con molestia, pero el color rojo de sus mejillas no estaba ayudaba. Jisoo dejó escapar una pequeña risa, y negó suavemente con diversión.
― Entonces no es por mi culpa, ¿verdad?
― Obvio no. ― Repitió, y escapando de su mirada, agarró su intento de corona. Parecía más un nido de pájaros, y al notarlo una mueca apareció en sus labios. ― ¿Así debería quedar?
― No. Por eso debías prestar atencion. ― Respondió, y fingiendo desinterés, se señaló a sí misma. ― pero prefieres quedarte viéndome, ¿no es así?
― ¿¡U-Uh!? ¡Que no! No digas estupideces. ― Al escuchar la risa de Jisoo sus cejas se fruncieron, y empezó a pellizcar sus mejillas, empezando una pequeña guerra. ― ¿Vas a seguir molestando?
Jisoo no podía hablar con sus mejillas atrapadas, y lo intentó empujar mientras reía, afortunadamente, Killua cedió, y sentado en el suelo desvío su mirada hacia un lado. La pelinegra se acercó, y juntando sus palmas, bromeo.
― ¿Un besito?
― ¡Idiota! ― nuevamente logró alterar al ojiazul, quien en un intento de hacerla parar le lanzó pasto, y ella respondió de la misma forma. El pelo de la joven empezaba a llenarse de pasto, y levantó sus brazos en signo de rendición.
― ¡Está bien! Ya paro, no te molestes. ― Dijo con sus mejillas sonrojadas de tanto reírse, y empezó a quitar el pasto de su pelo. Sin decir nada, Killua se acomodó a un lado de ella, y empezó a quitar el pasto que aún quedaba en su largo cabello. Su mirada permanecía seria, y cada vez que Jisoo le dirigía la mirada recibía una mirada molesta, una señal para que no dijera nada al respecto.
Ambos terminaron recostados sobre una pared, aún sentados en el pasto. A lo lejos podían ver como el sol empezaba a esconderse entre las montañas, dejándole el camino libre a la luna.
― Killua, ¿puedo decirte algo? ― Susurro Jisoo, y girando un poco conectaron sus miradas. Killua arqueo una ceja, y sin darse cuenta sus pómulos se colorearon.
― ¿Qué cosa?
― Bueno... ― Con nerviosismo frotó su cuello, eso solo lograba aumentar la curiosidad del albino, quien ya tenía una idea de lo que diría, y esperaba escucharlo. Totalmente diferente a lo que pensaba, Jisoo lo sorprendió. ― Siempre pensé que pareces un gato.
― ¿Uh? ¿Un gato? ― Preguntó, como si hubiera escuchado mal. Jisoo asintió rápidamente con entusiasmo.
― ¡Sí! En realidad eres un poco cruel, pero también muy suave y tierno. ¡Tu cabello es esponjoso y tus ojos son muy lindos, como un gato blanco!
Killua negó de un lado a otro y bajo su cabeza con una pequeña sonrisa, para luego levantarla solo para ver a su amiga con una mueca burlona.
― ¿De verdad? Yo creo que tú pareces una ardilla, o tal vez un conejo. ― Admitió, y levantó sus hombros, fingiendo desinterés, con un sonrojo. ― Inquieta, molesta, escandalosa y escurridiza... Pero más importante, ¡Tus mejillas!
― ¡Uh! Una vez me dijiste lo mismo cuando estuvimos en mi cas- ― Antes de poder seguir hablando, Killua pellizco sus mejillas nuevamente, y como ocurrió por la mañana, se acercó a ella de forma peligrosa, con sus ojos fijos en sus mejillas. Solo ellos dos eran testigos de lo que sucedía.
― Tus mejillas son suaves y redondas, como una ardilla que guarda bellotas. ― Afirmo, y Jisoo frunció su ceño, y por impulso desordenó el pelo de Killua con algo de molestia.
― ¡Tu pelo es desordenado y esponjoso como el de un gato! ― Dijo, y esta vez Killua frunció su ceño, y volvió a apretar las mejillas de la ojirosa, ignorando sus quejas.
El lugar era tranquilo, solo se escuchaban sus bromas y tontos insultos. Los últimos rayos del sol eran para los dos enamorados, cuyos ojos demostraban mucho más que sus palabras. Los ojos azules de Killua brillaban cada vez que Jisoo estaba en su mirada, y para él era imposible disimularlo, porque ni siquiera se daba cuenta. Pero si tanto le gustaba, ¿por qué no podía admitirlo? De esa forma solo lograría lastimarla, y al mismo tiempo, él también terminaría muy herido.
Por ahora solo podía disfrutar de los pequeños momentos con ella, mientras soñaba con nunca perderlos. Por en realidad, él estaba resignado a dejarla ir solo si eso significaba poder protegerla.
(💗)
Los fuegos artificiales cubrían el cielo nocturno de muchos colores, el confeti y gritos de entusiasmo estaban presentes en todo momento. Desde las ventanas o amontonados en la calle miraban a los ganadores del juego, quienes permanecían en un pequeño carro sin ventanas, como una carroza.
Sobre sus cuellos, algunas coronas de flores hechas por la ojirosa los acompañaban. El carro llegó a un restaurante donde comieron todo lo que quisieron. Estaban celebrando con todos los jugadores, muchas fiestas se formaban por su victoria, y en el castillo donde estaban la música resonaba por todas las paredes. Mientras Gon probaba cada uno de los postres de la mesa, Jisoo molestaba un rato a Killua.
― ¿Sabes qué significan las coronas de flores? ― Inquirió, acercándose al chico, quien permanecía sentado, con un jugo en su mano. Arqueando una ceja, negó con cautela. Hablar con Jisoo le había enseñado muchas cosas, sobre todo a tener cuidado con no sonrojarse mucho al escucharla. ― Bueno, realmente no lo sé, pero yo te las doy porque me gustas. ¡Eres una persona muy especial para mí!
― ¡¿Uh?! ― Su esfuerzo por sonrojarse fue inútil. Jisoo dejó escapar una carcajada, sin esperar obtener respuesta, pero ella no estaba enterada de algo. Esta vez, Killua no se quedaría callado. ― ¿Qué te hace pensar que especial soy? Si sigues diciendo esas cosas no podré negarme.
― ¡¿Lo dices en serio?! ― Jisoo tapó sus mejillas sonrojadas, observando al ojiazul con brillos en sus ojos. En momentos como ese Killua no podía desviar su atención de ella, no siempre la podía ver con sus pómulos sonrojados, como usualmente a él le ocurría.
― ¡¿Eh?! ¡S-Solo bromeo! ― Aclaro, y la sonrisa de la joven se volvió una mueca triste. Él permaneció en silencio, y desvío su mirada. ¿Jisoo que le veía de especial?
― Ya me lo esperaba. ― Admitió, y se sentó a un lado de él, en otra de las sillas. Hablando en voz baja, cerró sus ojos, escondiendo la pequeña molestia que sentía ― Por esa razón intento conquistarte...
Las horas pasaron, y finalmente el grupo entró a una de las habitaciones del castillo, donde Gon les enseño lo que le habían entregado en su reunión. Era un pequeño espacio para poner tres cartas, todos se sentaron en el suelo y lo observaron curiosos.
― Cuando escoja las tres cartas que puedo quedarme, tengo que ir al puerto. ― Les dijo, con su libro abierto a un costado.
― ¿Te han hablado de tu padre? ― Pregunto Bisky, con notoria curiosidad. El peliverde ladeo la cabeza, y asintió.
― Sí, pero no saben dónde está ahora mismo.
― Ya veo. Así que el juego no tiene ninguna pista... ― Su mirada de lamento cambió de repente, y con brillos en sus ojos se acercó. ― Y bien, ¿qué cartas vas a escoger?
― ¿Qué les parece si escogemos cada uno? ― Sugirió Killua.
― ¡Pues yo quiero planeta azul! ¡Sigue siendo la mejor! ― Bisky estaba muy emocionada, sus mejillas estaban rosas y los corazones salían de su cabeza con solo ver la hermosa piedra azul. ― Me muero de ganas de verla de verdad ¿Qué carta vas a escoger, Killua?
― Mhm, sigo pensando. ― Respondió con sus ojos cerrados y los brazos detrás de su cuello, luego de unos segundos observó a sus amigos. ― ¿Ustedes ya decidieron?
― La verdad no quiero ninguna, y solo son tres espacios, escojan ustedes. ― Respondió Jisoo, asomando una pequeña sonrisa. Killua asintió, y sin ninguna razón golpeo su frente solo para llamar su atención.
― Bueno, yo creo que ya escogí una. ― El primero en escoger fue Gon, y los dos menores se acercaron a su amigo sin esconder las ganas de conocer la carta. ― Veamos... Esta.
Bisky frunció su ceño sin entender la razón, mientras que Jisoo ladeo la cabeza sin decir nada, leyendo la carta que había señalado. Por otro lado, Killua sí logró entender el motivo de su elección, y con una mano en su mentón asintió varias veces.
― Entiendo. Tiene sentido. Solo puedes llevarte las cartas de espacios restringidos... Parece divertido, ¿cuándo tuviste esa idea?
― ¡Oh! ¡Ya entiendo! ― Asintió Jisoo. Entre los tres menores empezaron a planear su próximo movimiento, hablando con emoción y seguridad. La rubia ladeó su cabeza mientras los llamaba con la mano, sin entender nada de lo que hablaban.
― ¿Tú estás conforme con planeta azul, Bisky? ― Pregunto Jisoo, pero no obtuvo respuesta, y a cambio salieron volando por un golpe bien dado, sin darles opción de reaccionar.
― ¡Que me lo expliquen! ¡¿Qué sucede?! ― La noche pasó y a la mañana siguiente se dirigieron al puerto, para finalmente, y luego de un gran entrenamiento, abandonar Greed Island. La ojirosa, Killua, y Bisky esperaban a Gon pacientemente, fuera del juego. Luego de unos minutos, una cabellera verde apareció.
― ¿Ya estamos en el mundo real? No se siente como si así fuera. ― Susurro, acercándose a sus amigos. Su maestra lo apuro, emocionada por ver las cartas.
― ¡Apresúrate! ― Exclamó. Gon sacó la carta y Bisky la sostuvo con cuidado, levantándola al cielo, asintió, y diciendo las palabras para obtenerla, una hermosa piedra redonda cayó sobre sus manos. ― ¡Qué feliz soy! ¿Cómo la voy a llamar? ¡Pla-chan! ¿Azulita-chan? ¿Planetita chan? ¡Sí, planetita-chan!
Ella se reía sola, mientras levantaba la piedra y la contemplaba. Los menores la observaban en silencio, con una gota de sudor cayendo por sus frentes. Luego de unos minutos, la mayor pareció reaccionar, y guardando la piedra en su bolsillo volteo a ver a sus estudiantes.
― ¿Y bien? ¿Están seguros de lo que escogieron ustedes? ― Los tres asintieron, y sacaron las cartas de sus bolsillos. Jisoo los observaba curiosa, esperando a que su plan funcionara. Y sí, había funcionado. Usaron transformar para convertir compañía en una carta de espacio restringido, después usaron el collar del paladín para restaurarla, y de esa forma poder sacarla al mundo real.
Habían hecho todo eso para encontrar a Ging, porque en la lista de contactos de Gon, el primer nombre que aparecía era el de su padre. Era probable que Gon hubiera visitado Greed Island junto a Ging cuando aún era un bebe.
― Tu dedicación es digna de elogio. ― La mirada de Bisky era tierna, la actitud con la que el peliverde cumplía todos sus retos para encontrar a su padre era digna de admirar. ― ¿Y bien? ¿Que piensas hacer cuando encuentres a Ging?
― ¡Presentarle a mis amigos, por supuesto! ¡Mis mejores amigos!
― ¡Idiota, no digas esas cosas! Me da vergüenza. ― Killua desvío su mirada con un sonrojo, y totalmente diferente a él, Jisoo abrazo a sus amigos por detrás, dejando sus brazos sobre sus hombros.
― ¡Mejores amigos! ― Volvió a decir. Killua bajo su mirada apenado, mientras Gon reía con ella.
― En serio, déjenlo... ― Susurro Bisky con voz quebrada, y cuando voltearon a verla sus ojos estaban llorosos. Con un pañuelo se sonó, parecía una abuelita viendo a sus nietos irse de la casa. ― ¡No puedo con esto! Debe ser por la edad. No hace falta mucho para hacerme llorar...
Killua froto su cabello sin saber qué decir, Jisoo rio con nerviosismo, y Gon le ofreció la mano.
― ¿Quieres venir con nosotros a ver a Ging? ― Su maestra permaneció en silencio por unos segundos, dándoles la espalda.
― No, pasaré. ― Respondió, aun sin verlos. Si seguía más tiempo con ellos, solo lograría tomarles más cariño. ― No me interesan los hombres con hijos.
― De acuerdo. ― Asintió Gon, con una pequeña sonrisa. Era momento de despedirse, cada uno seguiría su camino hasta volver a encontrarse. ― Bueno, cuídate, Bisky.
― Sí, ustedes también.
― ¡Gracias! ― Dijeron los tres al mismo tiempo, haciendo una ligera reverencia. Habían mejorado mucho con las lecciones de su maestra, eran más fuertes que antes, y estaban agradecidos. Usando la carta, los tres menores desaparecieron de su vista, dejándola sola en aquel lugar. Con un ligero brillo en sus ojos se despidió por última vez, observando el cielo.
― Adiós...
Gon finalmente había completado el juego que creo su padre, y se ha vuelto mucho más fuerte. Por otro lado, el padre de Jisoo cada vez se recuperaba, y ahora su meta principal ganaba toda su atencion. Estaba preparada para enfrentar a los asesinos que venían por ella, y obtendría lo que le pertenece. Al mismo tiempo, Killua aún luchaba contra sus sentimientos, sin saber que pronto tendría que tomar una decisión al respecto que podría meterlo en problemas.
¡Greed Island termina! Gracias por leer Hunter TT <3 No estoy lista para escribir el siguiente arco, se vienen muchas cosas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro