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𝐎𝟓𝟓┃Suposiciones y piratas

𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O55 (💿)GREED ISLAND. 

✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) 💗✿˖°!❛ El mago de pelo rojo... 

HABÍAN ENCONTRADO UN RESTAURANTE LLENO DE SUJETOS PELIGROSOS, aun así, les pidieron amablemente que se retiraran. Una fuerte risa de burla fue su respuesta, y de repente el más grande de ellos se acercó con un fósforo encendido en sus manos, y haciendo un círculo con su bebida, lo prendió en fuego.

― No importa cuántos de ustedes ataquen a la vez. Si pueden sacarme de este anillo, los llevaré a ver a nuestro jefe. ― Dijo, y el primero en pasar fue un sujeto de fuertes brazos.

Su cuerpo acumuló Ren, y luego de unos segundos se lanzó directo al pirata de gran tamaño, quien no se movió ni un centímetro. El contrincante lo abrazo, empezando a hacer fuerza sin detenerse.

― Eres fuerte... ― Admitió, y empezó a caminar acercándose al fuego, sin importarle que el hombre empezara a quemarse. Aunque gritaba que se había perdido, el pirata parecía no escucharlo, riéndose de su sufrimiento.

Una fuerte patada en su mejilla liberó al hombre, quien cayó al suelo. Sin pensarlo, Jisoo agarró de los hombros al sujeto, alejándolo del lugar para revisar sus heridas. Por otro lado, Gon, quien le había dado la patada, mantenía una mirada seria. Ahora había ganado la atención de todos.

― Admitió su derrota. ¿Por qué no lo soltaste?

― Ya les expliqué las normas. Pierdes si sales del anillo. Incluso admitir la derrota no tiene validez alguna. Me pegaste una patada y luego saliste del círculo, también perdiste.

― ¡Ah! ¡Maldición! ¡Un momento! ¡Quiero probar de nuevo! ―Gon intentó convencerlo, sin esconder su semblante nervioso. De repente, una mano se apoyó sobre su hombro.

― No te molestes, Gon... ― Dijo Killua, con una pequeña sonrisa traviesa, viendo fijamente al pirata. ― Seguramente querías probar tu nueva técnica, pero es mejor no revelarla frente a tanta gente. Deja que yo me encargue de esto.

― ¿Qué pasa? ¿Tú me vas a atacar? ― Exclamó el pirata, siguiendo con la mirada al albino, quien se acercó a la barra para agarrar una botella de cristal. Con una pequeña sonrisa la abrió, y una mueca asustada apareció en los labios del sujeto. ― ¡¿No irás a...?!

Antes de completar su frase ya estaba bañado en alcohol, y con una ligera corriente eléctrica su cabeza empezó a arder en fuego. Killua estaba dentro del círculo, mientras que entre gritos el pirata salió rodando.

― Gané.

El hombre se levantó lentamente del suelo con una mirada severa, observando a Killua con una aterradora mirada, quien con las manos en sus bolsillos asomaba una sonrisa burlona. Sin pensarlo, saltó hacia él.

― ¡M-maldito niño!

La pequeña sonrisa de Killua desapareció al ver como otro sujeto interrumpió el ataque, provocando que el pirata volviera a estamparse contra una pared del local. Parecía ser de su mismo equipo, pues en su cabeza había el mismo sombrero de bufón que utilizaba el pirata y muchos de aquel lugar.

― Las normas las pusiste tú. No te enfades. ― Dijo, y su compañero asintió arrepentido, tendido en el suelo. La mirada del sujeto más alto examinó a los presentes. ― Ustedes, vengan conmigo. Los llevaré ante el jefe.

Una gigante mansión en una montaña frente al mar se encontraba el sujeto que buscaban. Cuando las puertas se abrieron lo único que encontraron fue algo parecido a un club de deportes. Un hombre de pelo rojo y cuerpo musculoso les daba la espalda.

― Jefe, tenemos visitas. Quieren echarnos del pueblo.

― ¿Echarnos? Ah... Pues hagamos un concurso. ― El hombre se dio la vuelta, permitiendo ver su semblante amigable totalmente diferente a su musculoso cuerpo. ― Si ganan, nos iremos de la isla. Sin embargo, nosotros escogeremos qué será. ¿Qué les parece?

― ¿Y qué pasa si perdemos?

― Nada. Simplemente se tendrán que ir de aquí.

Una competencia de deportes. Cada uno se enfrentaría a una persona diferente en un deporte, era una victoria por persona, y el primero en conseguir ocho ganaría. El primer juego fue boxeo, donde los piratas ganaron. No sería fácil. El siguiente juego era trucos con pelotas de fútbol. Gon, sin pensarlo, se ofreció.

Antes de pasar hablo con Bisky, Jisoo y Killua, sorprendentemente, terminó pasando la rubia, quien perdió apenas comenzó. No podían vencer con el equipo que tenían, así que decidieron perder deliberadamente y obtener información. Así pasó el tiempo, donde todos perdían hasta darles los ocho puntos a los piratas. Sin decir nada, los Cazadores salieron.

― Hemos cumplido nuestro objetivo principal, impedir que los bombers completaran le juego. Les será imposible conseguir un equipo de quince. ¡Nosotros nos vamos! ― La mujer de pelo naranja empezó a caminar junto con las otras dos personas de su equipo, alejándose. ― Deberían pasar de esta competencia. Si consiguen la carta serán un objetivo para muchos.

Dicho eso, casi todos los anteriores miembros del grupo se fueron, abandonando la misión de conseguir la carta. Jisoo dejó escapar un suspiro cansado, sentándose en el suelo. Solo habían quedado sus amigos y un hombre de aura amigable.

― Lo mejor es conseguir esa carta cuanto antes. ― Dijo el hombre, y a un lado Killua asintió.

― Así evitaremos conflictos internos potenciales. ― Dijo, y al ver la mirada confundida de Gon continuó explicando. ― Faltan al menos quince personas para participar, aunque uses Clon, puedes conseguir solo tres copias de Remanso de la Orilla, eso fue diseñado para crear disputas internas.

Necesitaban más personas para lograr su objetivo. Gon abrió su libro, y automáticamente su mirada se fijó en Chrollo. Aunque era un impostor, usando otra carta pudieron ver que no se esforzaba por conseguir cartas.

― Si de verdad es un miembro del Ryodan, no lo invitaremos. Solo le haré unas cuantas preguntas. ― Dijo Gon.

― Entonces no vale la pena molestarse. Estoy seguro de que es uno de ellos.

― ¡Es importante saber quién es, pero lo es más saber por qué están aquí!

― ¿¡Es que eres tonto!? ¿¡Les quieres preguntar qué hacen aquí!? ¡No te lo van a decir!

― ¡Pues sí, soy tonto! ¡Soy tonto, así que voy a preguntar!

― ¡Entonces haz lo que quieras!

― ¡Por supuesto!

El hombre ladeó su cabeza, y buscando ayuda observó a las dos chicas del grupo. Bisky sonreía con delicadeza, rodeada de un aura rosa totalmente diferente a la de los chicos. Jisoo estaba recostada en el suelo, viendo las estrellas con una mirada ligeramente molesta.

― Si siguen gritando me voy a molestar yo también. ― Susurro Jisoo, y el hombre frotó su cuello nervioso, pues los menores cada vez más levantaban la voz.

― ¿Están bien? ― Pregunto, escuchando cómo los jóvenes no paraban de discutir intentando tomar una decisión.

― Es totalmente normal en ellos. ― Asintió la rubia. Los dos menores parecían echarse fuego de lo molestos que estaban. Finalmente, decidieron ir a ver de quién se trataba, aunque Killua no estaba de acuerdo.

Jisoo se levantó del suelo, y acercándose a sus amigos les dio un pequeño golpe en la frente a ambos. Luego de eso y algunas quejas, partieron de la isla usando la carta de Compañía. El sol empezaba a asomarse entre las montañas, Jisoo no había dormido nada, pero el cansancio que sentía fue cambiado por un golpe de energía.

Llegaron a un pantano rodeado de niebla y tierra húmeda, era complicado ver quién había alrededor, pero un cuerpo desnudo de pelo rojo cubierto por la densa niebla lograba resaltar.

― No puede ser... ¡Es Hisoka! ― Lentamente el hombre se dio la vuelta. No tenía maquillaje y su pelo despeinado cubría su frente, asomando una sonrisa de lado, examino con sus ojos de un brillante color amarillo a los jóvenes en la orilla.

― Vaya, vaya... Tengo visitas inesperadas. ― Sin preocuparse por esconder su cuerpo musculoso, los vio de frente, desplegando su aura. Sin pensarlo, los menores también demostraron su Nen, y Hisoka ensanchó su sonrisa. ― Tal como esperaba... Han madurado mucho. Parece que han encontrado un excelente maestro.

Hisoka parecía muy emocionado, no sabía controlarse para nada. Antes de que Jisoo pudiera ver algo, sus ojos fueron cubiertos por las manos de Gon y Killua, quienes con una reacción muy rápida salvaron sus ojos, casi empujándola, sin prestarle atención a la queja confundida de su amiga.

― Tal y como pensaba, cada vez son más apetecibles...

― ¿¡A-ah!? ¿¡Qué ocurre!? ― Exclamó la ojirosa, mientras que, por otro lado, el hombre que los acompañaba no escondió su mueca de disgusto. Gon y Killua también retrocedieron con incomodidad.

― ¿Q-quién es este pervertido?― Pregunto, pero Hisoka solo lo vio por pocos segundos, el sujeto era muy normal, y desvío su mirada, encontrando a la pequeña niña rubia que parecía verlo como si se tratara de un apetitoso dulce.

― ¡Basta! ― Exclamó Bisky como una pequeña adolescente emocionada, dándose la vuelta con emoción.

― ¿Qué quieren de mí? No, de Chrollo... ― Corrigió. Esta vez ya estaba vestido, mientras con cuidado arreglaba su camisa. Jisoo se había liberado de sus amigos, quienes preferían no dejarla ver. Bueno, en realidad era Killua que aún intentaba tapar sus ojos.

― Tengo una pregunta. ¿Qué haces aquí? ― Dijo Gon sin rodeos. Hisoka permaneció en silencio unos segundos. No podía decirles la verdad, sabía muy bien cómo reaccionarían los menores. Ágilmente, contestó sin parecer sospechoso.

― Estoy buscando a Chrollo. ― admitió, peinando su pelo hacia atrás con una mano. Los jóvenes no escondieron su sorpresa. ― Parece ser que hay una forma de eliminar el Nen de Kurapika de él.

― Purgarlo.

― Si lo saben, eso lo simplifica un poco. Busco a Chrollo para darle esa información, pero no tengo ninguna pista. Entonces fue cuando recordé que algunas de las arañas estaban interesadas en el juego, y usando este nombre me aseguré de que vinieran a verme, para preguntar sobre el paradero de Chrollo.

― Ya veo, solo se estaba haciendo pasar por un miembro del Ryodan... ― Dijo Killua.

― Hisoka se ve raro sin maquillaje. ― Jisoo dejó escapar una risita, ganando la atención del arlequín, quien no dejó escapar la casi imperceptible cicatriz en su ojo.

La pelinegra lo saludo con la mano, con un semblante algo feliz. Hisoka la observó en silencio, asintiendo para el mismo. Aún no parecía recordar nada, pero aquella cicatriz en su ojo era señal de que pronto podría empezar a hacerlo.

Un proceso doloroso, utilizado justamente para manipular recuerdos. De repente, Killua tapó los ojos de Jisoo, empujándola hacia atrás. A la vista de Hisoka, ambos menores parecían más juntos desde la última vez que los había visto.

― Ahora me toca preguntar. No han venido hasta aquí solo para preguntar eso, ¿verdad?

― De hecho sí. ― Admitió Gon sin pena, y una gota de sudor bajó por la frente del pelirrojo. Killua bajó su mirada con rendición, mientras Jisoo empezó a reír, palmeando su espalda en forma de consuelo.

― Bueno...― La voz de Bisky los llamó. Con un aura de elegantes rosas y su mirada más adorable, empezó a hablar mientras su largo vestido se movía con el viento. Su interés por Hisoka no podía ser más evidente. ― En realidad estamos buscando a gente que sea fuerte de verdad. ¿Te importaría unirte a nosotros?

― ¿Eh? Claro. ― Contestó Hisoka sin darle importancia, mientras los menores miraban la escena sin palabras. Invitar al arlequín nunca había sido el plan. ― ¿Por qué están buscando a gente fuerte?

El grupo se reunió en un pequeño círculo discutiendo en voz baja, mientras el pelirrojo observaba todo sin decir nada.

― Un momento... Me opongo. ¡Es demasiado peligroso! ― Exclamó el hombre de sonrisa amable.

― ¡Eso, no conoces a ese tipo, Bisky! ― Dijo Killua, mientras Jisoo y Gon asentían intentando convencerla. El mago era un hombre difícil de leer, alguien que se mueve por beneficio propio.

― ¿Eh? Eso no es cierto. Puedo sentir que es un espíritu amable. ― Dijo, mientras sus manos proyectaban una frase hecha de Nen. "Está mintiendo" La rubia estaba de espaldas, era imposible que Hisoka la viera. Ahora entendían, en realidad Bisky solo tenía curiosidad.

Al final lo dejaron entrar al grupo.

― Deberíamos ir directo a la ciudad del amor, Aiai. Es un lugar para nuevos encuentros. Tal vez allí encontrarán a gente fuerte. ― Señalando un lugar en específico, y empezaron a caminar a la ciudad dicha por Hisoka.

Los menores y Bisky caminaban más adelante, y aprovecharon que el arlequín y su otro compañero estaban alejados para discutir entre ellos. Debían preguntarle sobre la curiosa frase que había escrito con Nen.

― Técnicamente, debería decir que no estaba diciendo toda la verdad. Tengo una corazonada. Tras mentir durante cincuenta años puedo reconocer a un mentiroso como yo. ― Dijo, riendo con orgullo. Killua frunció su ceño con molestia, no podía refutarle, la mayor tenía toda la razón.

Pero seguro Hisoka escondía algo, y por eso querían que estuviera cerca, para descubrir de qué se trataba eso que tanto quería esconder. Un sentimiento incómodo empezó a atormentar a los dos chicos del grupo, la incesante mirada en su trasero era algo que no podían ignorar.

― ¡¿Eh, Hisoka?!

― ¡Ve tú delante!

La ciudad era muy colorida en tonos rosas, por todas partes rebosaba el amor y parejas felices. Las casas estaban decoradas con corazones y todos los habitantes eran muy atractivos. Tan pronto entraron, muchas mujeres hermosas se acercaron a ellos tropezando accidentalmente. Parecía un simple evento del juego.

― ¡Voy a llegar tarde!

― ¡L-lo siento! ― El hombre de sonrisa amable se disculpó, y la hermosa mujer salió corriendo con una mirada molesta.

― No deberías disculparte. Tendrías que haberle dicho que era ella la que tenía que mirar por donde camina y pelear. ― Dijo Hisoka, moviendo sus manos de un lado a otro, a lo que Jisoo dejó escapar una gran carcajada.

― Es la ciudad del amor, ¿no? Pelear por eso no sería romántic- ― Esta vez alguien se tropezó con ella. Un atractivo joven de pelo negro y ojos morados cayó al suelo, frente a Killua, quien le ofreció una mirada molesta. Los ojos del albino luego se desviaron a su amiga, quien le ofreció su mano al chico raro. ― Lo siento, ¿te encuentras bien?

― ¡Idiota, no caigas en su trampa! ― Dijo, pero la pelinegra lo ignoró, y decidió ayudar al joven que no parecía ser más grande que ella. En realidad, Jisoo tenía curiosidad por algo, pero eso el albino no parecía notarlo. ― ¡Jisoo!

El grito de Gon desvió su atención por completo, y frotando su cabello se alejó con frustración, no sin antes decapitar con la mirada al chico que ahora sostenía la mano de Jisoo. Más alejada estaba Bisky, hablando con un hombre que quería convertirla en modelo. Todos parecían hipnotizados.

Su amigo peliverde era otro que había caído en los chicles de la ciudad del amor, pues había intentado salvar a una bella mujer. Dándole un fuerte golpe en la cabeza, lo regaño.

― ¡Oye, eso dolió!

― ¿¡Cómo has podido caer en semejante trampa!? ¡No te dejes engañar por ellos!

― ¡O-oye, espera! ¡A mí ya me gusta alguien! ― La voz apenada de Jisoo llegó a sus oídos, y de inmediato se dirigió hacia ella, encontrando una escena qué logró molestarlo. El chico de pelo negro sostenía su mano con cariño, observándola con ojos suplicantes.

― Pues no lo veo por ninguna parte, si te deja de esa forma no es un buen pretendiente para una hermosa joven como tú. ― Aseguró, sin darse cuenta de como un furioso albino lo escuchaba detrás de él. Jisoo dejó escapar un suspiro cansado, sin importarle como el chico empezaba a consentir su largo cabello, observando las puntas naranjas. ― ¡Seamos novios y-

― ¡¿No la escuchaste?! ¡Ya le gusta alguien, ahora aléjate de ella! ¿Cómo esperas salir con ella si ni siquiera respetas eso? ― Dijo, y pasando a un lado del pelinegro, volvió a hacerlo caer. Agarrando con cuidado a Jisoo por los hombros, la alejó de aquel lugar rápidamente. Hablando sobre su hombro, no escondía su molestia. ― No tiene sentido quedarnos en esta ciudad.

Jisoo rio levemente, y frenó sus pasos, obligando a Killua a hacer lo mismo. Con cuidado ella recostó su cabeza hacia atrás, sobre el hombro del albino, quien la observó de reojo, para luego alejar su mirada con sus pómulos de un suave color rojo.

― ¿Ahora porque me ves de esa forma? ― Susurro, pero Jisoo no respondía, ella solo podía sonreír con un cálido sentimiento en su pecho.

― Lo siento. ― Dijo luego de algunos segundos, lo que solo logró confundir aún más al albino. Jisoo se separó de él, y con sus mejillas sonrojadas tapó su cara, escondiéndose. ― Yo solo quería ver si te molestabas. ¡Lo siento!

― ¡¿A-ah?! ¡¿Hablas en serio?! ¡Idiota! ― Exclamó, sintiendo como su piel se erizaba de golpe al no ver esa trampa, pero Jisoo ya había escapado de su agarre, iniciando así una pequeña persecución. Ella asintió sin pena, al mismo tiempo que no escondía la emoción del resultado de su prueba.

― ¡No podía evitarlo! ¡Realmente no pensé que caerías en ese tonto cliché! ― Admitió la ojirosa, riendo mientras corría, escapando del joven que quería más respuestas. Sin darse cuenta, se habían alejado del grupo. De golpe frenó, sintiendo la mano del albino sobre su muñeca, aun así, Jisoo no podía parar de reír. ― Pero todo eso que dijiste fue muy lindo... ¡Lo siento!

― ¿Por qué lo sientes? ¡Deja de decir eso y ya no molestes! ― Exclamó en forma de queja, apretando con molestia las rosas mejillas de su amiga, quien reía con dificultad.

― ¡Yo solo quería tu atención! Intentar darte celos se siente mal, ¡casi como traición!, ¡no volveré a hacer eso! Siempre mi atención sólo está fija en ti, Killua ¡Lo prometo!― Admitió sin nada de pena, pero al ver como toda la cara de Killua se coloreaba, tapó sus labios, y negó de un lado a otro. ― ¡¿Dije algo incómodo?!

Killua bajo su mirada, desordenando su pelo sin saber qué decir. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, y el sonrojo en sus mejillas lentamente se calmó. No había mejor sensación que saber que tenía su total atención. Levantando su mirada, la encontró con una sonrisa nerviosa, y su delicado agarre en sus mejillas se liberó.

― Ya vámonos de este lugar, torpe. ― Ambos con sonrisas en sus labios empezaron a caminar, y aunque no estaban tomados de las manos, tan solo estar juntos los lograba poner algo nerviosos, era una mezcla un poco extraña. ― A pesar de aún no dormir, no pareces cansada.

― Es raro, tengo mucha energía, y ahora también estoy feliz.

A lo lejos encontraron a Hisoka hablando junto con el otro miembro de su equipo, y esta vez corrieron hasta él con entusiasmo, no podían esperar por ir a otra ciudad. Tan pronto el arlequín escucho a los menores acercarse, los observo de reojo.

― Hisoka, vayamos a alguna otra parte. ― Pidió Killua, guardando las manos en sus bolsillos. Hisoka arqueó su ceja, cruzando sus brazos bajo su pecho.

― ¿Sí? Pero si aquí no nos vamos a aburrir, ve y diviértete con Jisoo. ― Sugirió, señalando a la pelinegra con su mano.

― Ya nos divertimos. ― Asintió la ojirosa con una sonrisa inocente. Hisoka rió con diversión, negando de un lado a otro con una ligera sonrisa, algo que Jisoo no logró entender, hasta que el mayor habló.

― Traviesos.

― ¿Eh? ¡Oye!

Killua permaneció congelado, aun meditando las palabras de Hisoka. No quería aburrirse, pero si estaba buscando al Ryodan tendría que estar ocupado, no buscando diversión en ciudades extrañas, por lo que en realidad ya los había encontrado y ahora no tenía nada para hacer. Una suposición muy lógica.

Solo había una opción, y esa era que ahora esperaba por algo más, el purgador de Nen era la respuesta más visible. Aunque el albino lo hubiera descifrado, no podía decirle a Gon, pues su amigo peliverde no sabía guardar secretos. Y aunque Jisoo pudiera guardarlo, no permitiría que Hisoka siguiera en su equipo. Necesitaban más miembros, si perdían al único que habían conseguido estarían en problemas.

― Killua, Jisoo, estaba pensando... Deberíamos reclutar a Tsezgerra. Aunque no se nos una, deberíamos encontrarnos con él para tenerlo en nuestra lista de contactos. ― Dijo Gon. Ahora estaban a las afueras de la ciudad, por fin habían podido salir luego de que Jisoo le insistiera al mago sin miedo.

― ¿Tsezgerra? ¿Quién era él? ¡Ah, ya lo recuerdo! ― Exclamó Jisoo, y la imagen del hombre que les hizo las pruebas para entrar a Greed Island llegó a su cabeza. Una risita nerviosa apareció en sus labios, recordando cómo había volado su manzana en pedazos.

― Estaría bien saber ver que están haciendo. ― Una idea iluminó los ojos de Killua, y como si Gon leyera su mente, el menor se acercó al pelirrojo, pidiendo ver su lista de contactos. No era sospechoso, a diferencia si él lo pedía.

― Quiero ver si Tsezgerra está en la lista de jugadores que te has cruzado. ― El pelirrojo sacó su libro sin negarlo, no parecía nervioso. Killua observó en silencio, algo desesperado. Unas palabras inesperadas lograron confundirlo.

― Aquí está Tsezguerra

― ¿Uh?

Todos se acercaron a su lado, observando curiosos el libro de Hisoka. Killua leyó todos los nombres, pero no encontraba ninguno del Ryodan. Tal vez solo se trataba de paranoia, o eso creía él. En realidad, Hisoka había usado un pequeño truco con su habilidad Nen. Su textura engañosa siempre era muy útil.

¿Un enemigo o amigo? Ahora Killua no tenía sospechas contra él, solo quedaba esperar a ver lo que sucediera, y confiar en que no sucediera nada malo. 

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