𝐎𝟓𝟒┃Inocente plan de conquista
𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O54 (💿)GREED ISLAND. Hollywood Ending - Not another song about love
✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) 💗✿˖°!❛ Estrategia y flores en el cielo...
AMBOS JÓVENES BAJABAN LAS MISMAS ESCALERAS QUE UTILIZARON AL PRINCIPIO DEL JUEGO, encontrando la solitaria pradera color verde. Jisoo mantenía sus manos entrelazadas detrás de su espalda, mientras el albino las guardaba en sus bolsillos. Sus labios eran decorados por pequeñas sonrisas que se agrandaron al encontrar a Gon y Bisky esperándolos.
― ¡Bienvenidos de vuelta, Jisoo, Killua! ¿Cómo te fue en el examen? ¿Ya eres un Cazador? ¿Jisoo...? ¡Ah! ¡Ya no tienes casi nada en tu ojo! ¡Tu piel ya está mejor! ― El peliverde hablaba sin parar, sin esconder cuanto había extrañado a sus amigos. Los pasos de la pelinegra se detuvieron de golpe al escuchar sus palabras, mientras que, por otro lado, Killua continuó su camino con una sonrisa.
― Lo aprobé enseguida, por supuesto. ― Asintió, chocando los puños con Gon y exclamó al mismo tiempo en forma de felicidad.
― ¿Mi ojo? ― Susurro la joven, posando su mano por su piel, mientras lentamente una sonrisa se asomaba por su rostro. Probablemente, sería temporal, y según su tío los daños llegarían peor, pero no podía evitar sentirse feliz. ― ¡Estoy tan feliz! ¡Aunque intentaron matarme sucedieron muchas cosas buenas!
Jisoo corría por la pradera dando pequeños saltos, estirando sus brazos con alegría, alrededor del grupo que se reencontraba. Killua cruzó sus brazos, y una sonrisa se escapó de sus labios al verla tan feliz. A un lado, Gon codeó su hombro con una sonrisa divertida.
― Jisoo, ¿Cómo te sientes? ― Bisky se acercó, con su libro en mano. La marca en el ojo de su alumna empezaba a desaparecer, esta vez no se notaba tanto como antes.
― Es un proceso natural que no se puede detener, pero que eventualmente llegará a su fin. ― Dijo, intentando repetir las palabras que su tío le había dicho. ― Estaré bien, no es muy grave.
― Entiendo, en ese caso no podemos hacer mucho. Aun así, tienes que tomar la sopa que desde hoy te prepararé, ¡No dejes que tus defensas se debiliten! ― Exclamó, y Jisoo asintió de forma obediente. Su mirada se dirigió a Gon y Killua, quienes seguían bromeando, y con la mano los llamó. ― Lamento interrumpir la celebración, pero miren estas cartas de hechizo.
Los ojos de Jisoo y Killua no podían creerlo, había cartas de todo tipo llenando algunos espacios. La ojirosa señaló una, y levantando su mirada, exclamó con sorpresa.
― ¡Hay una de rango S! ¡Increíble! ― Killua pensó en venderlas, pero tampoco era mala idea guardarlas, pues con todas esas cartas de hechizos defensivos no tenían que temerle a los ladrones.
Gon había probado la cortina de humo, lo que decepcionó al albino, que enseguida le paso una carta más llamativa para probar. Contacto, para comunicarse con alguien que haya encontrado en el juego.
― ¡Oh! ¡Veamos quién está disponible! ― Exclamó Jisoo, acercándose a su amigo peliverde, examinando la carta con curiosidad, inclinándose detrás de su hombro.
― ¡Contacto! ― En el libro que tenía Killua, un montón de nombres aparecieron. Esta vez, Jisoo corrió para asomarse detrás de él, y dejó caer su mentón sobre su hombro, logrando que las mejillas del albino se tiñeran levemente.
Las miradas de ambos no escondieron su sorpresa luego de pocos segundos, y rápidamente levantaron su cabeza para observar a su amigo. Sus muecas perplejas extrañaron al peliverde.
― Oye, Gon... ¿Cuándo te has encontrado con él?
― ¿Chrollo Lucilfer...? ¡¿Chrollo Lucilfer?! ― Exclamó Jisoo, tapando su boca con sorpresa, lo que automáticamente llamó la atención de Gon, y sin pensarlo se acercó con curiosidad.
― ¿Quién es Chrollo? ― La pregunta de Bisky fue ignorada.
― No he visto a Chrollo en el juego. ― Admitió Gon, y Killua frunció su ceño preocupado, examinando los nombres en la lista. Ninguno se daba cuenta de la rubia.
― ¿Eso significa que se cruzaron sin darse cuenta? ― Supuso Killua, pero la ojirosa negó suavemente, y frotando su mejilla lado su cabeza.
― Pero eso no sería un contacto directo, ¿O eso no es necesario para que el nombre aparezca?
― ¿Eh? ¿De qué están hablando? ― Nuevamente, ignorada. La molestia empezaba a mostrarse en su cara.
― ¡Eso no tiene sentido! Kurapika selló su Nen, no tiene forma de entrar a Greed Island.
― ¿Quién es Kurapika? ― Su cara ya daba miedo, pero los menores no le daban su atención.
― Eso solo nos deja una opción... ― Antes de poder terminar, los tres salieron volando por el cielo. Solo un puño de Bisky enfurecida fue suficiente para que se perdieran en el cielo, dejando como último rastro sus gritos asustados.
― ¡Déjenme participar! ¡No me ignoren!
Luego de volver le explicaron lo que sucedía, esta vez con más calma, por fin la rubia asomo una risita feliz, decidida a explicarles la teoría que Killua tenía y no pudo concluir. Purgar el Nen, encontrar la forma de romper el sello de Kurapika, eso pensaba el albino, y luego de que Bisky le explicara que realmente era posible, aquella teoría fue la indicada.
― Deberíamos decirle a Kurapika. ― El ojiazul actuó rápidamente, tenía que informarle a su amigo. Empezando a trotar, se alejó del grupo. ― Saldré del juego un momento. ¡Volveré en unas cuatro horas!
Y así fue, luego de algunas horas, el albino volvió al mismo lugar luego de hablar con el rubio, quien antes de usar su habilidad ya había asumido las posibilidades de que alguien quitar su sello de Nen, pero que lo sentiría de inmediato. Por esa razón...
― Parece que no es el Chrollo real. Kurapika estaba bastante tranquilo, como si no le preocupara. ― Aviso, con las manos en sus bolsillos. Luego de decir eso, el peliverde y la ojirosa se sintieron más tranquilos.
― Bueno, parece que nos preocupamos por nada. ¡Ahora es momento de centrarnos en nosotros! ― Los tres asintieron decididos, pero las palabras de su maestra no habían finalizado. ― No vamos a entrenar, ¡Es hora de comenzar a pasarnos este juego!
(💗)
―¡Vamos, Killua! ― Jisoo agarró con cuidado la mano de su amigo, quien se dejó guiar con una mirada curiosa, ensimismado en los ojos de la joven frente a él. Quién sabe ahora su amiga que había planeado.
Así empezó su tarde, donde recorrían todo tipo de lugares en busca de cartas. Jisoo detuvo sus pasos al ver un hermoso campo de flores, y sin poder evitarlo se acercó con una gran sonrisa. Sin darse cuenta, una misión para conseguir una carta empezó.
― ¿Qué hacemos aquí? ― Inquirió, sin entender la emoción de su amiga al ver el gigante campo de flores que los rodeaba. Sus ojos azules examinaban los alrededores, pero no parecía sentir la misma felicidad que la pelinegra. ― ¿Tanto te emociona este lugar?
― Solo se me ocurrió algo. ― Admitió, y aun sosteniendo las manos de Killua, se sentó en el suelo, obligándolo a hacer lo mismo. Lentamente, Jisoo soltó su mano, y bajo la atenta mirada del ojiazul empezó a hacer una corona de flores, intentando no ser vista.
Killua desvío su mirada con un pequeño sonrojo, jugueteando con las flores en el suelo, aun así, su atención no podía estar lejos de ella, y de reojo la observó. Tal vez porque para él, ella era lo más llamativo de todo ese hermoso jardín.
Al pensar eso, un sonrojo lo tomó desprevenido, al mismo tiempo algo caía sobre su cabeza, adornando su melena. Una simple corona de flores con dientes de león decoró su esponjoso pelo blanco. Frente a él, Jisoo dejó escapar una risa con sus mejillas sonrojadas, y se acercó más a él.
― ¿Uh? ¿Qué se supone que es esto? ― Preguntó, ordenando su cabello. Luego de escuchar la respuesta hubiera preferido no preguntar.
― Leorio me dijo que dar flores es algo romántico, ¡Me aconsejo que te diera las flores más lindas que encontrará! ― Su gran sonrisa electrocutó su corazón, y con una mirada apenada su ceño se frunció y el sonrojo cubrió toda su cara. Aún no se acostumbraba a escuchar ese tipo de comentarios que en realidad no le disgustaba.
― ¡¿E-eh?! ¿¡Eres idiota?! ¡E-eso es vergonzoso! ― Exclamó, evitando su mirada, escuchando la risa que Jisoo no podía reprimir. Todo lo que ella hacía aceleraba su corazón, no podía ni pensar con claridad. ― Eres un desastre...
Una fuerte ventisca elevó todas las flores de golpe, mostrando una linda escena. Killua sostuvo su corona de flores, mientras fijaba su vista en la bella joven que reposaba frente a él. De repente, la atención de ambos recayó sobre algo más, pues una carta cayó sobre las piernas de la pelinegra, al mismo tiempo que las flores volvían al suelo, algunas cayendo sobre sus cabellos.
― ¡Conseguí la carta! ― Exclamó, asomando una gran sonrisa. Su mirada llegó a Killua, y le mostró la carta con entusiasmo. La mueca en la cara del albino merecía ser enmarcada al leer lo que decía. ― ¡El Ramo del Amor! Solo podía funcionar con alguien que de verdad amara.
― ¡¿Eh?! ¡C-cállate, mejor no digas nada! ― La corona de flores que antes reposaba sobre su cabeza se hundió en la de Jisoo, y evitando su mirada se levantó con fuerza, dándose la vuelta con un molesto retumbar en su corazón.
Realmente no podía soportar ninguna de sus palabras.
La ojirosa también se levantó, intentando seguirlo, aun con una pequeña sonrisa en sus labios. Intentando no pisar las flores, no pudo evitar tropezar con una enredadera. Aunque el impacto no dolería, la rápida reacción de Killua evitó que cayera al suelo y se perdiera entre las flores.
Él, que antes estaba de espaldas, ahora estaba frente a ella, sosteniéndola con cuidado del brazo, lentamente su agarre cambió a su mano, aferrándose con más fuerza. Sus miradas se cruzaron, y por algunos segundos permanecieron en silencio. Jisoo dejó escapar un bajo suspiro sorprendido, y sin poder evitarlo dejó escapar un comentario.
― Es como una escena de película romántic- ¡Ah!
Nuevamente, cayó al suelo, sentándose en el suave pasto que rodeaba el lugar.
― ¡No seas tan torpe!
Con una falsa mirada algo molesta, Killua continuó su camino. Jisoo no demoró en levantarse, y limpiando las flores de su ropa volvió a trotar hasta llegar al albino, caminando a su lado. Ambos, con un sentimiento similar y formas totalmente diferentes de demostrarlo, disfrutaban de su compañía. Mientras Killua escapaba, Jisoo se adelantaba. Era como una carrera que aún no tenía un ganador.
Ambos se acercaron a sus amigos, quienes esperaban en un árbol gigantesco. Caminando por la sombra, observaron curiosos lo que sucedía.
― ¡Se dice que el legendario Gran Escarabajo Blanco Rey vive en este árbol! ¡Solo hay una forma de capturarlo! Golpea el árbol con la suficiente fuerza para que caiga.― Explicó el hombre, con una sonrisa.
Gon examinó el tronco alto y ancho frente a él, y tronando sus dedos, asintió. La habilidad que había practicado sacudió el árbol levemente, pero pronto miles de bichos empezaron a caer del suelo. De esa forma, solo consiguieron tres cartas, y aunque pudo ganar más, Gon no quería dañar el árbol.
Con entusiasmo, Jisoo mostró la carta que había conseguido, logrando hacer que Bisky riera con entusiasmo al escuchar la historia. La corona de flores seguía en su cabeza, mientras a su lado Killua desviaba su mirada.
Pronto llegaron a otro lugar, donde tenían que encontrar a una bella joven para conseguir la Carta de Polvo de Oro. A pesar de las insistencias del hombre, que decía que era imposible, Killua llegó con la joven.
― ¿¡Cómo?! ¡Maldito! ― El hombre intentó golpearlo, molesto con la idea de darle la carta, pero al igual que Bisky, con un golpe bien dado, el sujeto salió volando lejos de ellos.
― ¡Una Chica de Polvo de Oro! ¡Lo conseguí! ― Exclamó Killua, levantando la carta con una gran sonrisa.
Luego de conseguir algunas cartas, su siguiente destino fue fijado. Dorias, la ciudad de las apuestas, pero primero pasarían por Antokiba para participar en el concurso mensual donde podrían conseguir aún más cartas. Los tres ganaron muy fácilmente, consiguiendo el Collar de Paladín, que reflejaría todos los hechizos de ataque que les lanzaran, devolvería a la normalidad una carta de trampa. En pocas palabras, era casi imposible robarles cartas.
En total habían conseguido seis cartas de espacios restringidos, y todo fue posible gracias al brutal entrenamiento de Bisky.
― Otro jugador ha usado Contacto para hablar contigo. ― Los pasos de los cuatro se detuvieron, y observaron a Gon expectantes. Alguien intentaba contactarlo.
― Hola. Cuanto tiempo, Gon.― La voz detrás de la rara llamada no les era conocida.
― ¿Quién eres? ― Pregunto, y una suave risa se escuchó.
― ¿No me recuerdas? ¿No recuerdas al jugador que te robó la espada de la verdad en Antokiba? ― El ceño de Killua se frunció, recordando una de las primeras cartas que habían conseguido y que rápidamente les robaron.
― ¿Qué es lo que quieres?
Un intercambio de cartas. Tenían que pensarlo, así que el grupo empezó a discutir sus opciones con mucha cautela, temiendo que algo raro sucediera. Luego de tomar una decisión, se encontraron con el grupo, intercambiando una de sus cartas, pero todo se llevó a cabo con naturalidad, completando siete cartas de diferentes tipos.
Killua estaba un poco decepcionado, esperaba que algo peligroso sucediera. Con las manos en sus bolsillos, levantó sus hombros.
― ¿Hay algún otro evento en la ciudad para conseguir cartas de espacios restringidos?
― Bueno, creo que podemos intentar juegos de máquinas de azar.
El lugar era muy iluminado, máquinas juntas hacían largas hileras llenas de personas sentadas jugando frente a una pantalla. Jisoo frunció su ceño disgustada, no le gustaba ese lugar tan pequeño y lleno de personas.
― Tienes un 0.01% de posibilidades de ganar. Eso es una posibilidad entre diez mil. ― Aviso Bisky, sin notar como el albino observaba todo con sorpresa, aguantando las ganas de ir a jugar.
― Entonces todo se reduce a la suerte. Es bastante arriesgado.... ¡Ya sé, Gon! ¡Usa ese Dado Ariesgado! ― El peliverde utilizó una de las cartas, y un dado de muchos lados cayó sobre la pálida mano de Killua, quien ya estaba frente a una máquina de apostar.
― Pero si te sale mala suerte, te pasará algo malo que cancelara todo lo bueno que ha pasado. ― Advirtió Gon, pero su amigo parecía bastante emocionado.
― Solo hay una posibilidad entre veinte de que te salga mala suerte. ― Dijo, y tirando el dado le salió buena suerte. Jalando la palanca del juego, sacó la opción correcta de primeras, y con una gran sonrisa levantó sus manos.
― ¡Increíble! ¡A la primera! ¡Conseguí un Diamante Arcoíris! ― Sus ojos azules brillaron, con el dado en su mano. ― Lo sabía. Este dado es la clave para ganar en esta ciudad.
― Pero si te sale mala suerte puede dar mucho miedo. ― Dijo Bisky, y la ojirosa asintió de brazos cruzados, ganando la atención de Killua, quien podía notar su nerviosismo.
― No se preocupen, no puede matarm- ― El sonido de una fuerte explosión interrumpió sus palabras, y en otra de las máquinas una persona cayó muerta al suelo.
― Ese tipo ganó el premio grande cinco veces seguidas y actuaba raro, no hacía más que lanzar un extraño dado... ― Empezaron a decir las personas, y automáticamente Jisoo miro a Killua, con una ceja arqueada.
― No puede matarte, ¿verdad? ― Repitió, pero el albino levantó sus hombros y volvió a sentarse, sin escuchar sus palabras. Los minutos pasaron y el dado giraba, mientras la pantalla iluminaba las ojeras que se formaban bajo los ojos de Killua. Un poco más alejados, Gon y Jisoo observaban en silencio, con miradas cansadas.
― Una vez más... ― Susurro, observando la pantalla fijamente. Con fuerza alzó su puño, y se levantó de la silla. ― Dije que puedo hacerlo... ¡Y voy a hacerlo!
― ¡Es suficiente! ― Exclamó Bisky, y regalándole un suave golpe en el cuello, el albino se desmayó por completo, sin poder terminar su última jugada. Jisoo soltó un suspiro, y al mismo tiempo que el peliverde, negó de un lado a otro.
Gon se acercó al Killua, cargándolo en su espalda, mientras Jisoo quitaba la corona de flores de su cabeza y la acomodaba sobre la suave cabellera del albino. Antes de empezar a caminar, le dio un pequeño golpe en su frente con una mirada algo molesta. Lentamente, el grupo se alejaba con el atardecer del sol, esperando por nuevas aventuras, hasta conseguir cincuenta cartas.
Habían logrado conseguir tres cartas de espacios restringidos por cartas de Partir. Fue una estrategia hecha por Killua al darse cuenta de que muchos querían salir del juego, pero al tener una carta poderosa no podían. Ahora en total tenían cincuenta cartas y cuatro tipos.
Sentados en el pasto, observaban con atención todos los objetos que tenían frente a ellos. Eran bastantes, todos muy llamativos.
― Entonces las cartas que no caben en el libro se convierten en objetos... ― Dijo Jisoo, recostada en el suelo, examinaba cada objeto con curiosidad. Sus manos agarraron un pequeño peluche de elefante.
― Nos quedamos sin espacios libres, deberíamos organizarlos ahora. Deberíamos tener cada uno cinco espacios libres.
― Tú quédate con las cartas de hechizo, Killua. ― Opino Gon.
― Bisky, Jisoo, deberían quedarse con algunas cartas defensivas. ― La ojirosa asintió sin prestarle mucha atención, aun jugando con los objetos, mientras que Bisky se negó rotundamente.
― ¡Espera! ¿Tengo que usar cartas de hechizos? ¡No quiero! No sé cómo funcionan.
― ¿Qué demonios? ¡Pues aprende como funcionan! ― Exclamó con molestia el albino. Luego de que todos cerraran sus libros, se levantaron del suelo, escuchando las palabras del ojiazul. ― Hemos estado evitando deliberadamente al resto de jugadores, pero tenemos que arriesgarnos un poco más para conseguir cartas raras.
― Bueno, veamos que podemos conseguir solos, después negociaremos agresivamente si nos encontramos algún jugador. ¿Les parece bien? ― En su primer intento por intercambiar cartas los intentaron estafar, pero el collar de Gon evitó que sucediera. Fue entonces donde Gon recordó a la aldea de Ninjas que habían salvado.
― ¿Y si su enfermedad se trataba de una maldición?
― Pero como no son efectos de una carta, no funcionara. El collar solo funciona con cartas de hechizo. ― Dijo Bisky, a lo que Jisoo negó suavemente con una idea.
― No es mala idea intentarlo. ― Dijo, y Killua asintió. Tenían un presentimiento, era posible que funcionara.
Caminaron algunas horas hasta llegar al bosque donde la aldea se escondía. Sin problemas los dejaron entrar a la casa, donde el pequeño niño seguía enfermo. Los Ninjas le confiaron su vida a los jóvenes, y se transformaron en cartas, y el collar de Gon quitó la maldición.
― ¡Sí, están sanos! ― Exclamó Jisoo, chocando sus manos con la de sus amigos. Minutos después, los Ninjas volvieron a aparecer, y muy agradecidos les dieron un objeto muy especial.
― ¡Este objeto ha pasado de generación en generación, por favor, acéptelo como una muestra de gratitud! ― Se trataba de una Alejandrita de la Suerte.
A las afueras de la aldea, nuevamente otro jugador intentó contactarlo. Jisoo se recostó contra la pared, y aun lado de ella llegó Killua. Los ojos de la pelinegra empezaban a pesar con cansancio, y dejó escapar un suave suspiro cargado de agotamiento.
― Hola, soy Kazsule, el sujeto que hace poco intercambió una carta con ustedes. Me gustaría hablar con ustedes. ¿Podríamos vernos en persona?
― ¿Sobre qué quieres hablar?
― Hay algunas personas cerca de pasarse el juego. Es un grupo de cuatro liderados por un tal Genthru. ― Gon frunció su ceño, asintiendo. Ahora tendrían que dirigirse al lugar donde los habían citado.
(💗)
― Gracias a todos por venir. Lo aprecio mucho. ― El lugar estaba lleno, aunque eran pocas personas. Todos parecían separados en grupos, escuchando las palabras del hombre que vestía una camisa blanca con estampado de felino y un gorro pegado a la cabeza. ― Como mencione usando Contacto, el equipo de Genthru está a punto de completar el juego. Acabo de comprobar la clasificación y ya tienen noventa y seis tipos. Debemos pensar en una forma de detenerlos.
― ¿Puedo preguntar algo? ― La voz de Killua llamó la atención de varias miradas curiosas, muchos de los presentes habían entrado a Greed Island haciendo las mismas pruebas de selección. A su lado, Jisoo cabeceaba intentando no dormirse. ― ¿Cómo se revisa la clasificación?
― Bueno...
― ¿No sabes cómo se hace? ¡Cómo respondamos a todas tus preguntas se nos hará de día! Vayamos directo al grano. ― Las miradas del grupo se fruncieron, dándole una mirada ligeramente fastidiada a la mujer de pelo naranja, que cruzó sus piernas, y arreglando su pelo levantó su mentón.
― Vamos, no seas así... Intercambiar información es uno de los objetivos por el que estamos aquí. Podrían tener información que tú no, Asta.
― Eso es imposible. Esos niños son amateurs que ni siquiera saben usar la Casa de intercambios.
La Casa de Intercambios, un lugar donde aparece la lista de clasificaciones de todos los jugadores y el total de cartas de espacios restringidos, pero si se paga una tasa más alta, era posible saber los últimos números de sus cartas. Efectivamente, el grupo no tenía ni idea de su existencia.
― Pero conseguir el nombre de un jugador desde la clasificación no te permite usar contacto ni fluoroscopia con ellos. No hasta que los encuentres personalmente. ― Con una sonrisa superior, la mujer dirigió su vista a los menores, ya tenía su mirada sobre ellos y parecía no dejarlos tranquilos.― ¿Ya se sienten más inteligentes, niños?
― En otras palabras, si conocemos a los miembros de un equipo, podemos determinar cuántas cartas tienen. ― Explico el compañero del hombre que los había citado. Su pelo era gris, y parecía ser muy sonriente. ― Y al equipo de Genthru solo les falta la carta número cero, la dos, la nueve y la setenta y cinco.
― Hay una teoría sólida que dice que la número cero aparece cuando las otras noventa y nueve se reúnen. Así que solo necesitan tres. Proponemos encontrar una de esas tres antes de que el otro equipo lo haga.
― Podríamos probar alguna otra cosa, como freírlos a base de hechizos. ― La mujer de pelo naranja intervino.
― Ya tienen un collar de Paladín, así que el impuesto es el único hechizo que funciona, y puede bloquear impuestos bajo ciertas condiciones. Podemos asumir que al otro equipo no le importa revelar que está por terminar el juego, porque sus cartas están protegidas con prisión.
Jisoo cruzó sus piernas, y acomodó sus manos a sus lados para recostarse ligeramente hacia atrás. A un lado, Killua apoyó su mano sobre su rodilla, escuchando con atención las palabras del hombre.
― Genthru estaba acumulando un buen puñado de cartas con el resto de personas que intentaron reclutarnos. Es algo que podemos asumir. ― Dijo el albino. Encontrar una de las cartas que les faltaban y monopolizarla era la opción más viable.
― Necesitamos que todos los que estamos aquí cooperemos. ― El hombre que los había citado acomodo las manos en su cintura, examinando a su grupo. De repente, una voz que no había dejado de intervenir rompió el silencio.
― A mí me va bien el plan, pero tengo cierto problema con los miembros del grupo. ― La mayor de pelo naranja ganó todas las miradas. Jisoo no pudo evitar rodar los ojos, cansada de la situación.
― Oye, Asta. He seguido tu condición... Tener más de cincuenta tipos de cartas, estos seis equipos tienen la condición.
― También dije que tenían que ser personas que pudieran contribuir. No veo cómo van a contribuir esos niños.
― Eres tú la que no coopera como debería. ― Contradijo Killua, ofreciéndole una mirada algo irritada. A su lado, la ojirosa se sentó correctamente y asintió.
― Puedo darme cuenta de que desde que llegamos te hemos llamado mucho la atención, ¿verdad? ― Susurro la pelinegra, observándola de reojo.
― Veo que tienen pelos en la lengua. Entonces demuéstrame que pueden ser útiles. ― La mujer sacudió su mano de un lado a otro, restándole interés a los menores, quienes sin dudarlo respondieron, dejando sin palabras a muchos.
― Conocemos las habilidades del equipo de Genthru. ― Dijo Gon, frunciendo su ceño levemente.
― Tenemos una de las tres cartas que buscan. ― Killua la tenía entre ojos, listo para darle su merecido. ― ¿Todavía estás insatisfecha?
― No, me parece suficiente. ― Con más interés, la mujer les dio toda su atención, aun así, el grupo seguía molesto con ella. ― Bien, díganos, cuáles son sus habilidades.
― ¿Y qué me dices de ti? Demuéstranos que puedes sernos útil. ― Killua frunció su ceño, hablando con seriedad.
― Tenemos setenta y un tipos de cartas de espacio restringido... Muchos más que ustedes. Les daré una carta de rango A a cambio de información sobre Genthru. No deberías tener objeciones con eso.
― Pues sí las tengo. Las cartas de rango A las podemos conseguir solos. Danos dos cartas de rango S o información del mismo valor. De lo contrario, no te diremos nada.
― ¡No seas engreído, mocoso! Ni siquiera puedo tomarte en serio con eso que tienes en la cabeza. ― En ese momento, Jisoo y Killua se dieron cuenta de la presencia de la corona de flores. Esta vez, el albino frunció su ceño aún más enojado. La mujer observó al resto del grupo con molestia, y levantó su voz. ― ¿Escucharon lo que dijo? Estos niños no servirán de nada. Quieren dos cartas de rango S de cada equipo. Esas son diez cartas que se van a llevar.
― No seas idiota. Solo quiero las cartas de tu equipo. ― Dijo, y la mujer exclamó con confusión, observando al ojiazul. ― A los otros cuatro equipos no tengo problemas en darle información. Les dejaré decidir qué ofrecer a cambio. ― Su mirada se dirigió nuevamente a la mujer mayor. ― ¡Pero no pienso decirte nada hasta que cumplas mi condición!
― Eres un mocoso impertinente... ¿Quieres tocarme las narices porque no te he tratado bien?
― ¡Basta, no tenemos tiempo para discusiones!
― ¡Todavía no he aceptado hacer equipo con ellos!
La mujer empezó a discutir con su grupo, al igual que Killua. Ninguno de ellos estaba dispuesto a hacer equipo con el otro, pero no tenían opción, así que ignorando su irritación, continuaron.
― Vamos, Killua, no te estreses por esa señora. ― Dijo Jisoo, reprimiendo una risita al ver como su ceño se encontraba fruncido y sus brazos cruzados.
― Qué mujer tan irritante... ― Susurró el albino, despeinando su cabello con frustración, cuando la corona de flores que Jisoo le había hecho impidió que frotara sus mechones. Un sonrojo apareció en sus mejillas, y antes de que pudiera decir algo, la ojirosa lo quitó con cuidado de su cabeza.
― Las flores empezaron a marchitarse, no es necesario que lo uses más... ― Dijo, desviando su mirada de forma apenada, dejando la corona a un lado de ella, en una roca, donde estaban sentados.
Killua notó su semblante algo entristecido, seguramente por el comentario de la mujer de pelo naranja. Un suspiro salió de sus labios, y con un pequeño sonrojo en sus mejillas negó.
― Es mi corona de flores, ¿verdad? Yo la veo bien. ― Dijo, posando su mano donde esperaba que estuviera el detalle de su amiga, pero en vez de eso, dejó su mano sobre la de Jisoo. ― ¡A-ah!
Ambos se giraron, alejando sus manos con nerviosismo. A un lado, una gota de sudor bajó por el cien de Bisky, totalmente confundida. Estaba segura de que ya los había visto abrazados, pero ahora se inquietaban por un roce de manos.
En fin, solo eran dos menores enamorados, no esperaba mucho más. Un balde de agua fría cayó sobre Bisky al pensar en eso, ahora se sentía mucho más vieja. Nuevamente, otro balde la empapo al reflexionar sobre su edad.
― Genthru tiene dos habilidades, Countdown y Little Flower. Así que lo mejor es mantener la distancia de él. ― Gon estaba en el centro del círculo que habían decidido hacer, explicando todo. Muchos parecían ser víctimas de Genthru, pues los habían tocado.
Gon y Bisky habían encontrado a un sujeto víctima del hombre, eso sucedió cuando Jisoo y Killua estaban fuera del juego. Para desactivar la técnica era necesario tocar a Genthru y decir, "Atrape a Bomber". Las bombas no podían activarse hasta que el sujeto explicara su habilidad, por eso tenían que mantenerse alejados.
― ¿Sabías que hay dos formas de lanzar hechizos? ― La mujer de pelo naranja intervino luego de escuchar al peliverde, quien asintió. Esta vez, la mayor parecía cooperar.
― Una carta de hechizo se usa en el momento en el que dices su nombre en alto. Pero es imposible reutilizar un hechizo. Por ejemplo, ¿sabes que si pones Robar en el libro, aparece una lista de jugadores que han encontrado? Si utilizan el hechizo sin oprimir el botón de selección, pueden reutilizar la carta.
También les explico como conseguir todas las cartas de rango B en las tiendas, utilizando el truco de comprar cincuenta veces. Si se convertían en un cliente habitual, les darían ofertas. Asta, la mujer de pelo naranja, apoyó su mentón sobre su mano.
― ¿Es suficiente información para compensar lo que nos dijeron? Puedo darles otra carta si no están conformes.
― No, ¡Es suficiente, gracias! ― Asintió Gon, con una pequeña sonrisa. Cada vez anochecía cada vez más, pero el ambiente estaba animado, pues todos compartían sus conocimientos sobre el juego.
Decidieron buscar la carta número dos, Remanso de la Orilla. Utilizando una carta de compañía, viajaron hasta Soufrabi. Llegaron a una ciudad bastante grande, y los grupos se dividieron en busca de información, caminando entre las calles de la iluminada ciudad. Era algo parecido al pueblo donde Jisoo vivía.
Razor y los quince demonios, siguiendo la información que habían conseguido, entraron con cautela a una casa donde un grupo de hombres de apariencia intimidante les dieron la bienvenida. Su objetivo era conseguir la carta Remanso de la Orilla, y así evitar que alguien más ganará el juego. Poco a poco la luna llegaba a su punto más alto, y el cambio de Jisoo llegaba con ella.
DADO ARRIESGADO - B. Un dado de 20 caras, un lado pone mala suerte, mientras que en los otros 19 pone buena suerte. Si el jugador saca buena suerte, le pasará algo bueno. Pero si saca mala suerte, algo horrible le pasará para compensar todo lo bueno.
CHICA DE ORO - A. Una chica que expele polvo de oro. Un baño al día produce unos 500g. Es muy tímida y silenciosa.
GRAN ESCARABAJO BLANCO REY - A. Es una carta de Espacio Restringido y su número es el 53, por lo que es necesaria para terminar el juego. Es una carta de rango A con un límite de 30 copias.
COLLAR DE PALADÍN - D. Cuando un jugador lo lleva, todos los hechizos que lancen serán reflejados. También puede deshacer hechizos emplazados a cualquier carta que toque el jugador.
(No canon) RAMO DEL AMOR - B. Una carta tipo hechizo. Es un broche de diente de león, si permanece más de 60 segundos en la víctima y los pétalos empiezan a separarse, liberando esporas, la víctima revelará información personal sobre su vida amorosa.
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