𝐎𝟓𝟑┃Solo serán tres veces
𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O53 (💿)GREED ISLAND.
✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) 💗✿˖°!❛ Peligros en la plaza y ella...
SUS OJOS RELEYERON EL MENSAJE EN LA PANTALLA DE SU CELULAR. Su sangre se heló de repente, mientras un horrible sentimiento de preocupación inundó su pecho. Era oficialmente un Cazador, solo había tenido que hacer una fase donde fue el único vencedor, pero tan pronto terminó, un mensaje llamó su atención por completo.
-Me están siguiendo :C
No tuvo que pensarlo mucho para salir a buscarla mientras llamaba a su celular, caminaba entre las personas buscándola con su mirada, fijándose en cualquier detalle que pudiera guiarlo a su paradero. El buzón de mensajes logró que su ceño se frunciera.
― ¿Cómo puede escribir con tan poca seriedad cuando está en peligro? ― Susurró, negando suavemente. Jisoo era fuerte, durante todo el tiempo que habían pasado juntos era una de las cosas que más le había dejado en claro. Era una joven valiente, pero no podía evitar preocuparse, en especial al estar consciente del débil estado en el que se encontraba.
Sus pasos seguían caminando sin rumbo, volviendo a llamar a su amiga de pelo negro una y otra vez. Necesitaba una noticia de ella. El sonido de una reconocida voz despertó todos sus sentidos, observando como alguien de mirada baja corría hacia él. Antes de poder hacer algo, una joven se estrelló contra su pecho, buscando un escondite.
― No te muevas. Solo escucha y finge que es algo... Romántico. ― Dijo con duda. La voz de Jisoo iluminó sus ojos y sus mejillas se sonrojaron como dos tomates. Aun así, la débil apariencia de su amiga lo preocupó. Parecía asustada.
― ¿R-romántico? ― Susurro, sintiendo como poco a poco se fundían en un abrazo, lo que inevitablemente lo obligó a rodear sus brazos en la espalda de la pelinegra. Sus ojos examinaron a Jisoo, buscando algún signo de malestar.
― Sí, pero veo que no tienes que fingirlo. ― Bromeo Jisoo, levantando su mirada para guiñar un ojo, forzando una sonrisa. Totalmente incorrecto a lo que esperaba, el albino frunció su ceño con molestia, notando el esfuerzo de la joven por aparentar estar bien, actuando como si nada.
― ¿Acaso estás loca? Me preocupaste mucho. Dime que sucede realmente. ― Ordeno molesto, notando como la ojirosa fruncía sus labios y desviaba su mirada. Con cuidado, Jisoo deshizo el abrazo, sintiendo los ojos azules de su amigo sobre ella.
― Viste el mensaje, ¿verdad? Me están siguiendo. ― Dijo, soltando un bufido molesto. Abandonando toso rastro de engaño, Jisoo bajo su mirada con miedo. ― No debe estar muy lejos, aunque logre engañarlo, no creo que se rinda.
― ¿Tienes alguna idea de quién es? ― Pregunto, agarrando con cuidado la mano de su amiga, empezando a caminar entre las personas con cautela. Su ceño permanecía fruncido, decidido a salir de aquel lugar. ― Pudiste hablar con tu tío, ¿verdad?
― Sí... Justo después de eso la llamada se cortó y sentí que empezaban a seguirme. ― Dijo, caminando más rápido para estar al lado del albino. ― No es la primera vez que esto sucede.
Ambos caminaban por la plaza, dispuestos a alejarse y llegar al lugar donde volverían a Greed Island, de esa forma no podrían seguirlos más. Una gota tomó por sorpresa a ambos, quienes notaron como empezaba a lloviznar sobre sus cabezas.
Buscando refugio, la ojirosa hizo un techo con sus manos, cuando un extraño ruido que corto él viendo agudizo sus sentidos.
Los pasos de Killua frenaron en seco al igual que los de Jisoo, notando como un dardo de color dorado con la punta roja interrumpía su camino. Un suave pitido empezó a sonar, detalle suficiente para que los ojos de Killua se oscurecieran y frunciera sus labios.
Conocía muy bien ese tipo de dispositivos, similares a los explosivos de rastreo, así que sin pensarlo cargo a Jisoo como pudo y salió corriendo como una bala, evitando que el pequeño aparato los volará en pequeños pedazos.
― ¡¿Nos encontró?! ― Se quejó Jisoo, posando sus manos sobre los hombros del albino, observando cómo ambos se alejaban de la pequeña explosión.
― ¡Vigila que no nos siga! ― Exclamó, corriendo entre las calles mientras era empapado por la lluvia, parecía no darse cuenta de que llevaba a Jisoo entre sus brazos, quien miraba a sus espaldas vigilando con una ligera mueca incómoda.
Una sombra entre los techos la espanto, y rápidamente observó al albino, quien mantenía su vista fija en el camino.
― ¡No está siguiendo! ¿No crees que es mejor si yo también corro?― Al notar la mueca en sus labios, las cejas de la chica se fruncieron ― ¡Me estás cargando, tonto! ¡Yo también puedo correr!
― ¡¿A-ah?! ¡Lo hubieras dicho antes! ¡Idiota!
Jisoo salto de sus brazos, empezando a correr de su lado. Sus ropas empezaban a pesar de lo mojadas que estaban, y los charcos en las calles hacían los pasos de la ojirosa salpicar. Esta vez había pocas personas en la calle, quienes en vez de ver una persecución veían a dos jóvenes corriendo bajo la lluvia con las manos juntas.
― Esto sí podría ser algo romántico. ― Bromeo Jisoo, recibiendo una mirada totalmente extrañada, lo que le saco una risa divertida. Ambos estaban tan mojados que parecía como si un balde les hubiera caído encima. ― Es una lástima que estemos corriendo por nuestra vida.
La sombra empezaba a saltar entre los techos, siguiendo a las únicas personas que corrían sin paraguas como loquitos. No importaba lo rápido que fueran, eran los únicos llamativos.
Solo tenía un objetivo, y ese era eliminar a la joven con la extraña marca en el ojo que empezaba a desprender una extraña y conocida energía. Tenía que encontrar la forma, pues de esa forma lograría ganar reputación entre su familia de cabellera dorada.
― ¡Tengo una idea! ― Dijo Killua, manteniendo su semblante serio. Agarrando la mano de Jisoo con firmeza, empezó a correr entre las personas con paraguas sin chocar con ninguna. La ojirosa frunció su ceño al ver como el albino agarraba el paraguas de un sujeto desprevenido.
― ¡Oye, ahora el pobre hombre se va a mojar todo!
― ¿Qué prefieres? ¡¿Morir o que el pobre hombre se empape?! ― Y así ambos corrían esta vez cubiertos por el paraguas, pasando entre las personas, logrando despistar a la misteriosa persona que los seguía con una pistola de dardos color dorado, similar al frisbee de Jisoo.
De repente, otro dardo impactó el zapato de la ojirosa, quien dejó escapar un grito por la sorpresa, asustando a Killua. La ojirosa lo quitó como pudo, lanzándolo a una caneca de basura cercana donde explotó sin dañar a nadie.
― ¡La sombrilla no sirvió de nada! ― Dijo, frunciendo su ceño, posando su mano sobre la mano del albino que sostenía la sombrilla. ― Ahora yo tengo una idea. ¡Ten esto!
― Como tú digas.
La pelinegra le paso a Killua una bolsa de color azul, provocando una mirada curiosa en el chico. El pequeño talego tenía su nombre con un corazón, felicitándolo por ser un Cazador. Sus ojos azules brillaron al leer aquello. Antes de poder preguntar, Jisoo agarró un puñado de los papeles de colores dentro del regalo.
― Suelta la sombrilla y prepárate para correr. ― Dijo, asomando una risita divertida.
El paraguas salió volando a sus espaldas junto con el montón de papeles de colores, dificultando la vista del sujeto que los perseguía, quién sé estrelló contra la sombrilla mientras los papeles se pegaban a su cuerpo con ayuda dé la lluvia. Parecía un payaso mal vestido.
― ¡Niña estúpida! ― Exclamó, limpiando su capa negra, frenando por pocos segundos antes de empezar a correr, siguiendo su camino con más furia. Pasando derecho, ignoró un camino oscuro, justo donde dos niños se escondían.
Ambos jóvenes permanecían en silencio, contra una pared. La lluvia no lograba filtrarse por el estrecho lugar, dándoles un respiro de la persecución. Concentrados en los ojos del otro, ambos sentían un sentimiento algo curioso, parecido al primero que sintieron cuando cruzaron miradas por primera vez.
Las manos de Killua sobre los labios de Jisoo evitaron que pudiera decir algo vergonzoso.
― No digas nada... ― Susurró, fingiendo esperar a que el sujeto se alejara. Sus ojos brillaban, sintiendo como su corazón palpitaba cada vez más rápido. Algo inexplicable era lo que Jisoo provoca en él, como un cosquilleo en todo su cuerpo y una felicidad repentina.
La ojirosa, sin darse cuenta, recorrió al joven con la mirada, examinando sus facciones. Sus ojos afilados de un suave color azul, un semblante despreocupado, su pelo blanco alborotado mojado por la lluvia. Un sonrojo iluminó sus mejillas, y nuevamente llegó a una conclusión.
Jisoo acercó sus manos a las del chico, alejando lentamente sus manos de sus labios para poder hablar, ofreciéndole una sonrisa que solo logró poner más nervioso al albino.
Fue un impulso, algo inocente que salió de sus labios.
― Me gustas, Killua.
Sus manos taparon los labios del ojiazul, quien permanecía totalmente congelado, sintiendo cómo su corazón se saldría de su pecho y sus mejillas amenazaban por quemar todo alrededor de lo calientes que estaban. Sus ojos temblaron, y apretó sus puños. Nunca antes había imaginado que alguien le dedicaría aquellas palabras llenas de cariño, y de solo ver a Jisoo observándolo de esa forma sentía que algo se le fundiría por dentro.
Jisoo ladeo la cabeza, observándolo con cariño, escondiendo una leve pizca de tristeza. Lentamente, retrocedió.
― No me respondas, sé que no sientes lo mismo. ― Dijo rápidamente, alejando sus manos del chico, quien aún le daba toda su atención, en silencio. Jisoo levantó su dedo índice, asintiendo. ― Te lo diré tres veces, si en todas me rechazas, me rendiré y dejaré de intentarlo, pero antes de eso, te advierto que haré todo lo posible por enamorarte... ¿Nos vamos?
Jisoo se dio la vuelta, empezando a caminar por el oscuro pasillo entre las casas, buscando la luz del final, mientras sus mejillas eran decoradas por un rubor y una risita reprimida decoraba su semblante. Estaba feliz, con una mezcla de nerviosismo.
Sin decir nada, levantó sus brazos con victoria. Killua no lo vio, pues mantenía su vista fija en el suelo con las manos escondidas en sus bolsillos.
Empezaba a tener una pequeña guerra mental, tal vez una mezcla de felicidad y culpa empezaba a invadirlo. Sus manos aún sostenían un pequeño regalo para él, al parecer Jisoo lo había olvidado. ¿Ahora cómo podría hablar con ella? ¿Estaba bien seguir su juego?
Su mirada se levantó, observando la espalda de la dueña de sus sonrojos. Ella parecía feliz, tarareando una canción mientras parecía dar pequeños saltos. Una sonrisa en sus labios apareció tan rápido como desapareció. ¿Tenía derecho a ser feliz junto a alguien como ella?
― ¡Killua! ¿Estás bien? ― La voz de Jisoo lo despertó, ahora estaban en un cálido restaurante, sentados en una mesa para dos. El chico cruzó miradas con ella antes de bajar su atención a la carta del restaurante.
― Sí, no te preocupes... Solo estoy algo cansado. ― Respondió, y levantando disimuladamente su mirada, noto como la joven le ofrecía una sonrisa que lleno sus pálidas mejillas de color. Esta vez le prestó más atención, notando como su amiga temblaba sin darse cuenta. ― Deberíamos ir pronto donde Bisky, no tenemos ropa de cambio, podrías resfriarte si sigues con esa ropa húmeda.
― Tienes razón, pero pienso que es mejor comer algo rico antes. ― Opino, cuando negó rápidamente con nerviosismo. ― ¡Bisky cocina muy bien, claro!
― ¿Esa vieja? ¡Puaj, esa sopa que prepara ya está me está aburriendo! ― Dijo Killua, logrando que Jisoo riera. Al notar eso, desvío su mirada con una pequeña sonrisa y cerro sus ojos, cruzando sus brazos.
― ¿Qué van a pedir? Uh, ¿Qué les pasó? Parecen vagabundos con esas ropas todas destrozadas... ― La voz de la camarera detuvo sus voces. Killua y Jisoo intercambiaron miradas antes de que la ojirosa se diera la vuelta con una mirada sorprendida, encontrando de frente una cabellera morada muy conocida.
― ¿Esa no es...?
― ¡Mist!
― ¡Ustedes!
Al fondo del restaurante, un hombre ya de edad avanzada salió de la cocina, regañando a la joven de piel morena por su comentario. Mist se sentó con los dos jóvenes, asomando una gran sonrisa. Sus quemaduras ya estaban totalmente sanas sin ninguna cicatriz, parecía mucho más sonriente que antes.
― Y bien, ¿Qué ha pasado en mi ausencia? ― Preguntó, cruzando sus piernas con una risita. Killua frunció su ceño al notar como lo miraba con curiosidad. ― Dime, ¿Tú y Jiso-
― Queremos dos chocolates calientes, una porción de pastel de fresa y otro de chocolate. ― Interrumpió, cerrando la carta y dejarla sobre la mesa. ― Tenemos prisa.
― ¿Oh, en serio?
― ¿Tan pronto? ― Dijo Jisoo, levantándose para darle un pequeño abrazo a la pelimorada por la espalda, quien sonreía victoriosa. ― ¡Un poco más!
― Jisoo, tenemos que irnos pronto. No queremos problemas con el extraño sujeto de hace rato. ― Contradijo, pero la ojirosa ya se encontraba hablando feliz con su amiga de ojos delineados.
Luego de lo sucedido en el Coliseo del Cielo Mist había viajado por varios lugares junto con todo su dinero ahorrado, el pequeño grupo que tenía en el coliseo ahora estaba dispersado.
Ahora trabajaba en un pequeño y humilde restaurante con una pareja de una edad avanzada que se encargaban de cuidarla. Una vida normal, como ella soñaba. No conocía a sus padres, y no los necesitaba, eso solía decir Mist.
Mientras Mist traía su pedido, les prestó dos toallas, dejando a los dos jóvenes nuevamente solos. De repente, los labios de Jisoo formaron un círculo, reprimiendo una exclamación de sorpresa.
― ¡El regalo! ¡Lo perdí!― Dijo, levantándose de la silla, empezando a buscar alrededor.
― Yo lo tengo, tonta. ― Aviso Killua. Jisoo rio con nerviosismo, acercándose a él tan pronto escucho eso. ― ¿Se supone que era sorpresa? Qué despistada eras.
Una toalla se estampó contra su cabeza con fuerza, logrando que de sus labios saliera un quejido molesto. Sin darse cuenta, ambos empezaron una pequeña guerra.
― ¡Sí, era una sorpresa! ― Respondió con molestia, empezando a molestar el largo pelo de Killua. ― Tú eres el despistado, ¡Tonto! ¿Viste lo que había adentro?
― ¿Eh? ¡Claro que no!
― ¡Entonces ábrelo! Felicidades por convertirte Cazador― El albino abrió la bolsita, encontrando una delgada manilla plateada, totalmente de metal bastante simple, con una pequeña cadena. En el fondo algunos chocolates y papeles de colores decoraban la caja. Un sonrojo iluminó sus mejillas, pero totalmente diferente a sus sentimientos, dijo otra cosa.
― ¿Una manilla? ¡Eso es para niñas!
― ¡¿E-eh?! ¡No seas tonto! ¡Busqué algo que te gustara con mucho esfuerzo!
― ¿A si? ¿Y para qué quiero una manilla?
― Porque es algo especial, y tú eres especial para mí. Eso dijo la señora de la tienda.
― ¡I-idiota! ¡E-eso es vergonzoso y...! Olvídalo... ― Dijo, desviando su mirada con nerviosismo, escuchando como Jisoo dejaba escapar un bajo suspiro entristecido.
― Olvídalo tú, si no lo quieres déjalo en la caja, no te preocupes por eso... ― La joven se cruzó de brazos, dándose la vuelta con molestia. Killua levantó su mirada rápidamente, pero las palabras no salían de su boca para decir algo más, cuando sin previo aviso Jisoo se dio la vuelta. ― ¡Era mentira! ¡Malagradecido, yo te lo di con mucho cariño!
Los postres no tardaron en llegar y desaparecer. Ambos tenían mucha hambre. No hablaron tanto, pues Mist estaba ocupada atendiendo a los demás clientes, pero quedaron en encontrarse otro día y hablar más.
Ambos jóvenes tuvieron que ir al puerto, escogiendo el mismo barco que los había traído, y con solo mostrar su anillo del juego los dejaron entrar. Empezaba a anochecer, la ojirosa ya empezaba a cabecear. Apoyada sobre el barandal del barco, casi se queda dormida.
Habían pasado tantas cosas en pocas y ahora estaba totalmente agotada.
― Oye, teñida. ― La voz de Killua llamó su atención, y con una pequeña exclamación le indicó que seguía despierta. Con las mejillas sonrojadas, Killua frotó su cabello, dejando ver una pequeña manilla en su muñeca. ― Gracias por el regalo...
El suave suspiro adormilado de la pelinegra logro hacer que una gota nerviosa de sudor bajara por su frente. Suavemente, negó, dejando sobre la espalda de Jisoo una pequeña cobija que había encontrado, y se apoyó contra el barandal a su lado, permitiendo que su amiga apoyara su cabeza sobre su hombro.
Sí, lentamente, sus sentimientos empezaban a salirse de sus manos.
(💗)
Su cuerpo se estampó contra la pared sin piedad, mientras el cuello de su camisa era sujetado por el joven de pelo teñido. Sus ojos de un hermoso color dorados como el oro temblaban, totalmente débil ante aquella persona que había desaparecido tantos años atrás.
― ¿Quién te ordenó matarla? ― Pregunto, acercándose lentamente a su rostro, susurrando al oído con molestia. ― Espero que digas la verdad, Zeth... Lo mismo ocurrió en el Coliseo del Cielo. No me obligues a sacarte la verdad a golpes.
― ¡Aléjate, Navier! ¿Por qué la defiendes ahora? Desde el principio la dejaste indefensa, no hiciste nada para detener todo lo que le hicieron de joven. ― El rubio empujó a su primo, aprovechando su estado desprevenido. Sus palabras habían tenido un peso muy grande. ― Jisoo no recuerda nada, es mejor acabar con su vida antes de que recuerde todo...
Nuevamente, su cuerpo fue estampado contra la pared de aquel callejón, mientras una risita salía de sus labios. Su primo seguía igual de impaciente, a pesar de los años no había cambiado. Los ojos de Navier brillaban de furia, y cada vez su fuerza aumentaba. Su pelo dorado ahora teñido de negro callo por su frente.
― ¿Cómo puedes hablar de matar a tu propia familia con una estúpida sonrisa en tu rostro? Ella confía en ti. ― Exclamó con fuerza, cuando su mirada se agachó, aflojando su agarre lentamente. ― Luego de que escapara, tú fuiste su última esperanza, Zeth...
― ¿Entonces por qué escapaste? ― Preguntó, limpiando el hilo de sangre que se escurría por sus finos labios. ― Ella no fue la única afectada luego de eso... Tu padre se volvió loco, Cisney es un dolor de cabeza.
― Eso no es importante... ― Se limitó a decir, y levantando su mano un montón de enredaderas atraparon el cuerpo de Zeth. Quien asomo una mueca asqueada en su rostro. ― No sé por qué confíe en ti, cuando sigues siendo el perro de la abuela Hebe.
― ¡Oye! ¿En serio me dejarás aquí? ― Exclamo Zeth, removiendo su cuerpo con molestia. El chico de pelo teñido y un lunar bajo su ojo pico la frente de su primo, para luego empezar a caminar ignorando por completo sus llamados, despeinando su pelo con cansancio.
― Jisoo logrará grandes cosas, aunque su apariencia sea diferente, sigue siendo una Doragon... ― Dijo, tapando su rostro con una capota de cuero. Su misma familia lo había espantado, sus acciones despreciables comenzaron luego de que Hebe empezará a dirigir todo con la muerte de Alyra, la madre de Jisoo. Aquella joven de ojos rosas era la carta sorpresa que le quedaba para quitar la venda que tapaba los ojos de todo, la única persona capaz de destronar a Hebe.
Por ahora él tenía otras cosas que hacer, como esperar a encontrarse con aquella joven mientras solucionaba algunos asuntos en Greed Island. Ahora era médico, tenía lo que Jisoo quería para salvar a su padre.
¡Se viene un One Shot especial con mi querida bubblebluebeep y su fic The Young Heir! Lo podrán encontrar en la segunda galería de Arte que publicaré dentro de pocos días. ¡Gracias por leer HUNTER!
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