Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐎𝟓𝟐┃La pesadilla de Jisoo

𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O52 (💿)GREED ISLAND.

✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) 💗✿˖°!❛ Unos hermosos ojos rosas...

SU PEQUEÑO CUERPO TEMBLABA SIN CESAR, y su espalda recostada sobre la fría roca empezaba a molestar, desviándose a los lados adormilada. Sus labios rosas fruncidos, su respiración agitada, su frente y camisa empapada en sudor, y su semblante asustado fueron más que una señal de que algo andaba mal.

Killua abrió ambos párpados, observándola con atención. Jisoo dejaba escapar bajos gruñidos adoloridos, y pronto su mano soltó la cuerda que sostenía una gigante roca. Sus movimientos fueron rápidos y silenciosos, pasando desapercibidos entre la noche. Con una mano sostuvo la roca sobre ellos y con su mano libre la acercó a su pecho, posando su palma sobre su hombro. Su cuerpo estaba hirviendo.

Jisoo tenía una pesadilla, y parecía ser bastante horrible.

― Veo que te despertó, Killua. ― La voz de Bisky no lo tomó por sorpresa, pues desde hace unos segundos había escuchado sus silenciosos pasos acercarse a ellos. En sus manos una toalla mojada descansaba― Yo me encargo. Son las tres de la mañana, puedes continuar durmiendo.

― Estoy bien, no tengo sueño. ― Dijo, dejando la gran roca que sostenía con una mano sobre la tierra, provocando un pequeño estruendo.

― Entonces me ayudarás. ― La rubia se acercó, sentándose a un lado de la joven de pelo negro, quien movía su cabeza de un lado a otro con brusquedad, susurrando cosas asustadas. Bisky dejó con suavidad el trapo sobre su frente para luego levantar su mirada. ― Tiene una fiebre muy alta, usualmente genera pesadillas y delirios. Ahora quita esa cara de asustado, no va a morir.

― ¿Es normal que tiemble tanto? Voy a traer su ropa, debe tener frío...― Susurro, aun con ella sobre su pecho, sentados en el suelo. Sus ojos azules brillaban de preocupación. Bisky asomo una sonrisa, negando con diversión.

― ¿Por qué no te comportas de esa forma tan tierna cuando está despierta? ― Inquirió, pero fue totalmente ignorada. Killua se levantó del suelo, dejando a Jisoo con cuidado sobre la roca. ― Trae algo liviano para cubrirla, de esa forma los escalofríos se detendrán.

La atención de Bisky volvió a fijarse en Jisoo, posando sus dedos sobre su frente, alejando los mechones rebeldes que empezaban a cruzarse. De repente, sus manos se detuvieron y sus labios se abrieron con sorpresa, alejándose de golpe instintivamente. Un sonido similar al de una porcelana rompiéndose congelaron su corazón.

Por más experiencia que Bisky tuviera, nunca había tenido la oportunidad de ver un suceso como aquel. Simples palabras y descripciones no eran suficientes para compararse con lo que ocurría. Un apellido lleno todos sus pensamientos.

El párpado y pómulo de Jisoo empezaban a fracturarse como una delicada porcelana, su respiración se agitó aún más y sin previo aviso sus párpados se abrieron de par en par, mostrando sus perlados ojos rosas llenos de lágrimas.

― ¡A-ah! ¡M-me duele! ― Exclamó tan pronto despertó, posando su mano sobre su pecho. Frunciendo sus labios retuvo un quejido de dolor, y negando de un lado a otro parecía pelear contra su fiebre.

Bisky aún permanecía en silencio, totalmente congelada. Era imposible. Su pelo negro y bien cuidado, sus ojos totalmente rosas y su piel de un suave color cálido eran simplemente diferentes. No había rastro de pelo dorado y ojos de oro...

― Estoy empapada en sudor... Ugh, necesito un baño. ― Susurro, pasando su mano por su frente y peinar su largo cabello hacia atrás. Su cuerpo aún temblaba levemente, parecía delirar. Sus ojos permanecen rasgados como los de un gato. ― ¿Por qué está tan oscuro el cielo...?

― Es de noche, tonta. ― La voz de Killua logró hacer que sus ojos rosas brillaran y girara su cabeza, encontrando a su amigo acercándose.

― ¡Killua! ¿Qué hora es? ¿Uh? Esa es mi ropa... ― Dijo, ladeando la cabeza. Su mano aún estaba descansando sobre su pecho levemente adolorido, bajo la silenciosa mirada de su maestra. Sin aviso su camisa se estampó contra su rostro, de esa forma evitando que el albino notara su marca en el ojo.

― Jisoo... Deberías descansar, tu fiebre aún está muy alta. ― Dijo la rubia, posando su mano sobre el cabello negro de la menor. ― Mañana tenemos que hablar...

Lentamente, la ojirosa asintió, asomando una pequeña sonrisa sin entender la seriedad de Bisky. Sus ropas cayeron sobre sus piernas tan pronto la rubia apagó la vela que descansaba sobre sus manos, evitando de esa forma que Killua notara la suave piel de Jisoo fracturada.

― Ahora duerman, necesitan descansar muy bien para su entrenamiento de mañana. Descansen las tres horas que les quedan. ― Dijo, alejándose de los menores para sentarse en una roca cercana. Sus labios permanecen fruncidos, aún pensativa.

Cuentos y leyendas rodeaban a esa poderosa familia sangre pura, provenientes de un continente desconocido y alejado de toda la humanidad. A pesar de eso, eran mundialmente conocidos y solían aparecer en la televisión. Pero muchos secretos aún permanecen bajo la arena. 

El ciclo de Jisoo acababa de comenzar, aquella pequeña joven empezaba a florecer, activando el cronómetro de un fenómeno que por tanto tiempo había escapado. Ahora su familia no podría ignorarla más. Jisoo ahora era un peligro para los Doragon. 

(💗)

― Levanta más tu mano, endereza tu espalda. Entiendo la habilidad que tienes planeada, pero para eso tener una buena postura es muy importante, más si es tan grande y poderoso. ― Bisky corrigió la postura de Jisoo, levantando con cuidado el mentón de su alumna. ― Sígueme explicando, forma bien tu idea.

― ¡Un dragón gigante de fuego que pueda controlar! ― Exclamó con brillos en sus ojos, y sin notarlo una gota de sudor se resbaló por la frente de su maestra. Apenas era una niña, no tendría que sorprenderse por sus ideas tan curiosas. ― Es una habilidad que se inclina un poco más a manipulación, tal vez también tiene un poco de potenciación.

Estaba frente a Bisky, dándole la espalda a sus amigos que apenas desayunaban. Observan el entrenamiento de Jisoo, quien no se había girado para saludarlos. Parecía tan sumida en sus pensamientos que sus amigos tampoco querían interrumpirla.

― No te esfuerces más de lo que debes, recuerda que tu cuerpo aún es débil.

― Lo sé... Pero esta marca pronto desaparecerá. Tengo que hablar con mi tío, él sabrá cómo controlar los síntomas. ― Explicó, posando su mano sobre su ojo. ― Debo verme aterradora, es como una gigante cicatriz.

― ¿De verdad crees eso? En realidad te ves hermosa como siempre. ― Dijo Bisky con simpleza, provocando un ligero rubor en las mejillas de la ojirosa. Al escuchar esas palabras la curiosidad de ambos jóvenes se disparó, y sin perder tiempo se acercaron.

Jisoo tapó su ojo, asomando una sonrisa inocente. Eso solo logró llamar la atención del albino, quien empezó a molestarse cuando la pelinegra parecía escapar de él, iniciando una pequeña persecución.

― ¡Déjame ver!

― ¡No!

― ¡Vamos! ¿Qué cicatriz?

Así fue el resto del día. Killua tenía que soportar ver como su amigo y su maestra atendían a Jisoo, y aunque hablan cerca de él en ningún momento cruzó miradas con la pelinegra.

― ¿Te duele? ― Susurro, acercándose curioso. ― Tu piel es como una porcelana a punto de romperse. ¡Eres como una muñequita!

Jisoo solo pudo soltar una risita, desordenando los pelos de su amigo. Killua la observaba en silencio, y desviando su mirada frunció su ceño. Empezaba a desesperarse.

Esa tarde Gon les enseñó su nueva técnica tipo transmutador. "¡Primero la piedra, papel y tijera...!" Dijo con fuerza, rompiendo una gigantesca piedra en pequeños pedazos. Luego repitió lo mismo, pero esta vez cambió la canción, diciendo papel de últimas. Una bola de Nen se desprende de su mano, una habilidad tipo emisión.

Killua tosio de forma disimulada para llamar la atención, y todas las miradas se dirigieron a él. Jisoo lo observó de reojo, tapando su ojo con una risita. El albino no escondió su mueca, mientras una ligera corriente de electricidad iluminaba sus manos.

― Bueno, eso es todo lo que he podido conseguir de momento, pero si lo recargo es muy potente.

― ¡Es muy impresionante, Killua! ¡Eres como una anguila eléctrica! ― Jisoo soltó una carcajada al escuchar el comentario de Gon, quien aún sonreía feliz.

― ¡Esa comparación es lo peor!

― Entonces... ¡Eres como un...! ― La pelinegra ladeo la cabeza pensativa, dándose la vuelta evitando al albino, quien frunció su ceño acercándose.

Las mejillas de Jisoo se sonrojaron de golpe al sentir la respiración de Killua sobre su cuello. El ojiazul estaba detrás de ella, ligeramente inclinado, acercando su mentón a su cuello.

― ¿Cómo un qué? ¿Qué me estás escondiendo? ― Esta vez no tenía la intención de molestarla, solo estaba preocupado. Jisoo frunció sus labios nerviosa. ― ¿Por qué estás tan callada?

La joven negó suavemente, mientras el ojiazul fruncía su ceño con molestia. Sus ojos azules recorrieron el cuello desnudo de Jisoo, notando como estaba enrojecido, y en un acto de inocencia lo sopló.

De repente la joven levantó su cabeza, golpeando la nariz de Killua con un fuerte cabezazo.

― A-ay... Perdón, Killua, soy muy cosquillosa.

Bisky observaba con una pequeña sonrisa. Era sorprendente como aquel joven podía transformar Nen tan joven, aterrador y muy triste. Solo con eso podría descifrar qué clase infancia tuvo que soportar, era un completo milagro que pudiera sonreír.

Killua tapaba su nariz con una mueca molesta, mientras Gon palmeaba su espalda con una mueca apenada y una ligera sonrisa. Jisoo no hallaba que hacer, así que se limitó a disculparse repetidas veces.

Al menos el ojiazul había logrado ver por unos segundos el semblante preocupado de su amiga.

― Bueno, tomemos un descanso. ― Las palabras de Bisky interrumpieron la escena. Como si nada hubiera ocurrido, los tres levantaron sus miradas curiosos. ― Es un poco pronto, pero podemos celebrar una fiesta. ¿Qué tipo de celebraciones hacen en sus países?

― ¿Celebraciones? ― Repitió Gon.

― En el mundo exterior es casi Año Nuevo. El tiempo fluye a la misma velocidad tanto dentro como fuera del juego.

― ¡Rayos! ― Exclamó Gon, pensando lo mismo que Jisoo, quien asintió con emoción. ― ¡Killua, tienes que inscribirte pronto al Examen de Cazador o no llegarás a tiempo!

― Ahora que nuestro entrenamiento empezaba a ser divertido... ― Susurro con decepción.

― tengo entendido que tienes que inscribirte antes de fin de año. ― Dijo Jisoo, recordando la investigación que hizo antes de hacer el examen. Ladeando su cabeza dudo. ― ¿Cómo salimos del juego?

― Supongo que habrá alguna carta de hechizo para hacer eso. ― Opino Killua.

― En tal caso, vayamos a Masadora. Jisoo, tú también tienes que salir del juego, comunícate con tus conocidos sobre lo que ocurrió anoche. ― Dijo con seriedad, notando como su estudiante asentía lentamente, posando su mano sobre su ojo.

Preguntaron en muchas tiendas, donde un señor los mandó cincuenta kilómetros al oeste, donde se encontraba el único puerto de la isla. Solo tendrían que vencer y sobornar al jefe de dicho puerto.

La otra opción era usar una carta de Partir, pero lastimosamente era bastante rara. Sin otra opción fueron al puerto, donde Killua entró a la casa del jefe y con una pequeña descarga eléctrica lo venció.

El joven salió victorioso con dos cartas. Aparte de conseguir su carta había encontrado una para Jisoo, la de Partir, carta que también era posible de encontrar en aquel lugar. 

― Bueno, iré a hacer el examen en un momento y volveré corriendo junto a Jisoo.

― Sí, hablaré con mis conocidos. ― Dijo, asomando una sonrisa nerviosa al notar el semblante pícaro de su maestra. De cierta forma le recordaba a Leorio. Lastimosamente, en aquel momento Jisoo no tenía muchos ánimos de estar junto a su enamorado, pues según sus palabras, no estaba presentable.

― Hay unas bestias llamados Kirito, están en las montañas, viven en un cedro. ― recordó Gon, asintiendo con una sonrisa. ― Jisoo puede guiarte, si ven que eres amigo nuestro te ayudarán.

― Sí, de esa forma llegarás al Examen de Cazador más rápido. ― La ojirosa sintió la mirada del ojiazul, rápidamente girando su cara. Con nerviosismo se despidió con la mano, empezando a caminar alejándose de Killua, quien con una mueca la siguió intentando alcanzarla. ― ¡Nos vemos!

Ambos subieron al barco, donde en un punto determinado entraron a una extraña sala similar a la del comienzo, una joven de pelo blanco los atendió. Recordando las palabras que Jisoo le intercambio en el barco, selecciono como destino el puerto Dolle.

― Por fin llegas. ― Dijo Jisoo, dándole la espalda. Empezando a caminar continuó hablando. Era el mismo lugar donde el capitán que los hizo sufrir en una tormenta los había dejado. ― Vamos, tenemos que subir esa montaña para llegar a la casa de los Kirito.

― ¿Por qué me evitas? ¡Idiota! ¡Mírame de una vez!

― ¡No insistas, no quiero que me veas así! ¡Tonto!

Jisoo se daba la vuelta cada vez que el albino intentaba verla de frente, logrando robar un pequeño bufido de los labios del ojiazul. Ambos subieron la montaña entre risas y juegos, haciendo carreras y bromeando entre ellos.

A lo lejos era posible ver una pequeña casa de madera con las luces prendidas. Al ver eso la joven asomo una risita de alivio, levantando sus brazos con felicidad.

― Necesito un baño y ropa limpia... ― Susurro, caminando más despacio. Ya casi llegaban, y lentamente el sol empezaba a esconderse entre las montañas, dándole espacio a las estrellas.

― Yo igual. Tengo algo de hambre... ― Dijo Killua, descansando su mano sobre el hombro de Jisoo. En un descuido de la joven, el ojiazul se acercó a ella para verla de frente, pero la mano de Jisoo lo alejó, posando su mano sobre la mejilla del más pálido.

― ¿Estás herida? ¡¿Por qué soy el único que no puede ver?!

― ¡No es eso! ¡Solo no quiero que me veas la cara!

Fuera de la casa de los Kirito, ambos jóvenes discutían, lentamente empezando a levantar la voz. Jisoo tapaba su rostro, mientras el albino la perseguía, insistiéndole.

Sin darse cuenta, una curiosa familia empezaba a ver una especie de novela desde la ventana de su casa.

― ¿Acaso que tienes en tu cara? ¡Quiero ver!

― ¡No, no! ¡No me veo linda! ¡¿Por qué quieres verme?!

Y en medio de su discusión Killua la agarró de la mano, obligándola a verla de frente. Jisoo dejó escapar un chillido asustado, notando como los ojos del ojiazul reflejaron sorpresa al verla. Esforzándose por tapar su ojo forcejeo con el albino, quien no tardó en sujetar con cuidado su muñeca.

― Tu piel... ― Al escuchar eso Jisoo volvió a esconderse, esta vez en el pecho del que ahora era más alto. Killua se sonrojó al sentir esa especie de abrazo. ― ¡Oye! ¡No te escondas otra vez! Déjame ver tu cara, quiero ver que no estés herida.

― ¡Déjame! ¡Ahora no te soltaré! ― Exclamó molesta. Killua frunció su ceño, perdiendo la paciencia. Con su mano despeinó su cabello blanco, soltando un bufido.

― ¡Si no me sueltas te haré cosquillas! ― Amenazó.

― ¡¿Qué?! ― Y levantó su mirada sorprendida. Luego de varias horas por fin cruzaban miradas, provocando un cosquilleo feliz en ambos corazones. Antes de que Jisoo pudiera volver a esconderse, dos manos en sus mejillas evitaron que se moviera.

Fue un impulso de Killua, quien no quería apartar a Jisoo de él, y la examino lo más que pudo. Una marcada cicatriz en sus ojos de un lindo color rosa era curioso.

Las manos de Killua sobre las mejillas de las más baja, quien lo abrazaba con fuerza con una ligera mueca molesta, ambos viéndose fijamente a pocos centímetros de distancia. Los Kirito empezaban a impacientarse.

― ¡Bésense de una vez! ¿¡Qué esperan!?

Una voz los llamó desde la casa. Ambos giraron sus cabezas hacia aquella dirección, notando como un animal gigante de piel café y largas orejas los animaba. Jisoo se sonrojó hasta más no poder, mientras Killua se fundió por dentro.

¿Qué estaban haciendo?

Ambos se separaron de golpe, eliminando todo tacto de ellos. Jisoo negó lentamente, acercándose a sus amigos, mientras Killua la seguía con un ligero rubor en sus mejillas y las manos en sus bolsillos. Después de todo, en realidad su amiga no lucía para nada aterradora, y las palabras de aquellos sujetos curiosos revoloteaban en su cabeza.

¿Un beso? Sus mejillas nuevamente se iluminaron al pensar en eso, y negando alejo esas palabras. Para empezar ni siquiera le gustaba, ¿verdad?

Killua estaba sentado en medio de la alfombra, mientras a sus lados los dos padres de la familia lo olfateaban con curiosidad. Frente a él, esta vez Jisoo lo observaba con sus grandes ojos rosas sin esconderse. El albino no podía sentirse más nervioso.

― Puedo oler a Gon en ti... Me gustaría volver a verlo.

― Sobre todo a Jisoo, su olor está completamente impregnado en tu ropa. ― Uno de los Kirito, la madre, observó a la pelinegra con una sonrisa, mostrando sus afilados colmillos. ― Es un gusto volver a verte, no pensé que traerías a tu novio.

― ¿Uh? No es mi novio, al menos aún no. ― Dijo con naturalidad, cruzando sus brazos con una sonrisa, ignorando la atónita mirada de Killua. Con lo que había ocurrido fuera de la casa toda su creatividad y valentía había vuelto. ― Ayúdenos a llegar al Examen de Cazador, Killua necesita darse prisa.

― Sí, mientras más pronto lo haga más rápido volveremos con Gon.

― El examen no empezará hasta dentro de algunos días, mientras tanto háblanos de ti, Jisoo y Gon. ― El joven asintió, observando de reojo a la pelinegra, empezando a asomar una risita divertida. La joven tomó un sorbo del té que le habían dado, fingiendo no notar su mirada. Pero al escuchar las palabras de los Kirito casi se atora. ― Jisoo siempre ha sido muy coqueta, cuando nos conoció ell-

― ¡No, espera! ― La joven se acercó, tirándose a la espalda del gigante Kirito. Era fácil notar como Jisoo les tenía total confianza, pues fueron los primeros en darse cuenta de su curioso origen.

― Yo le diría desvergonzada. ― Dijo el albino, asintiendo con diversión, notando como la chica se congelaba. ― Perdí la cuenta de cuantas veces me coqueteo sin descaro.

― ¡Pero eso no te molesta! ― Se defendió con sus cejas fruncidas, señalando con un sonrojo.

― ¡Eso Jisoo, no dejes ir a tu macho! ― Dijo otro de los Kirito, provocando que la joven tapara su rostro evitando soltar una risa. Toda la noche se la pasaron hablando de sus aventuras junto a Gon, Kurapika y Leorio, hasta finalmente quedarse dormidos en aquella casita.

Killua observaba el techo, perdido entre sus pensamientos. Jisoo había conseguido ganarle, ahora toda su atencion era para ella. Su regla de no mostrar interés empezaba a flaquear.

¿En qué momento todo se saldría de sus manos

(💗)

Jisoo desvío su mirada al escuchar una voz imposible de ignorar. En la televisión de un restaurante cercano a la cabina de teléfono donde se encontraba, un televisor algo viejo reproducía el video de una hermosa mujer de largo pelo rubio y ojos dorados. No la conocía, como a casi toda su familia.

Durante niña tuvo contacto con pocas personas de su familia, y Jisoo podía apostar que el resto de la familia Doragon no sabía de su existencia o del hecho de que su madre tuviera una hija. Pero así era mejor, pues los pocos que sabían buscaban asesinarla al ser una mancha en su historial.

Los Doragon, una familia de alto estatus social que presta servicios de protección y guardia en importantes misiones que requieren de su nivel de habilidad. Más conocidos como los guerreros de sangre de oro, tienen su alto estatus gracias a sus riquezas y su curioso origen.

No son humanos y es un tema que nunca ha sido tocado por los Doragon. Por esa razón, miles de supersticiones decoran el título de aquella poderosa familia.

― Callisa, escucha con cuidado. ― La grave voz en el teléfono desvío toda su atención, era la única persona que la llamaba por su segundo nombre. Estaba hablando con su tío, lo había llamado hace algunos minutos utilizando una línea privada que solo algunos conocían. ― Por tu sangre corren genes humanos, el proceso del cambio será más doloroso.

― ¿Cuánto tiempo tardará en desaparecer la marca en mi ojo? ― Preguntó, cambiando de lado el teléfono de cable. Al otro lado de la línea escuchó un suspiro cansado, casi de preocupación.

― ¿Tuviste fiebre anoche? ― Pregunto primero. La pelinegra ladeo la cabeza, asintiendo suavemente.

― Sí, fue muy alta, tan alta que alucine y tuve pesadillas. ― Dijo sin preocupación, pero el tono serio de su tío la confundió.

― ¿Pesadillas? ¿Recuerdas de qué trataban? ― Parecía molesto, tal vez un poco nervioso.

― No, no recuerdo nada... ― Susurro, intentando hacer memoria. Algo en su cabeza molestaba, como si estuviera escondiendo algo a toda costa. Era un candado firmemente cerrado.

― No pienses en eso. Los futuros síntomas son más fiebre, mareos, y tal vez... ― Por unos segundos permaneció en silencio, para luego volver a hablar. ―¿Recuerdas el collar que te di hace meses? Tiene que ver con el desarrollo de tus habilidades, la marca en tu ojo y la fiebre son solo el comienzo.

― ¿Solo el comienzo? ¡¿Voy a poder hacer esas cosas raras que hace la abuela Hebe?!

― No, no, nada de eso. La habilidad de sangre es diferente en cada persona, tú puedes crear fuego como tu difunta madre. Las habilidades que estás desarrollando son diferentes, son con las que todo Doragon puro nace. ― Explico y guardo silencio en una pausa. ― De ahora en adelante ten más cuidado, puedes estar en pelig-

La llamada se colgó.

― ¿Cisney...? ― Susurró, frunciendo su ceño con cuidado. El sonido de la llamada perdida era inquietante. Sus ojos rosas se pasearon alrededor con cautela antes de colgar. ― Sospechoso...

Guardando las manos en los bolsillos de su short, salió caminando. Lo ocurrido hace pocos segundos le había dejado un mal sabor de boca, y la marca en su ojo definitivamente llamaba la atención. ¿Estaba en peligro? De repente, aquella sensación de peligro tenía sentido.

Killua estaba haciendo el Examen de Cazador, estaba sola. Rápidamente, sacó su celular del bolsillo. Lo último que tenía era algunos mensajes de su padre, el albino había quedado en avisarle cuando saliera.

― Debería... ― Recordando lo que su padre le decía, empezó a caminar entre las personas de la calle. El sentimiento de una mirada sobre ella era constante. Estaba pasando, era otro intento para acabar con su vida.

Sus pasos se aceleraron, aun así fingía que no se daba cuenta de su acechador. Miraba las ventanas de las tiendas viendo por el reflejo los techos de las casas, pero no había nada.

Empezaba a preocuparse, aunque se desviara de camino o se metiera a alguna tienda, la mirada no se apartaba de ella, y sin saber qué hacer le mando un último mensaje a Killua antes de enfrentar a su Cazador.

Me están siguiendo :C 

¿Killua al rescate o Jisoo grande? JASGAHJA Volví  <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro