𝐎𝟒𝟗┃Un mapa para explorar
𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O49 (💿)GREED ISLAND.
✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) 💗✿˖°!❛ Una niña de pelo rubio...
UN CAMPO LLENO DE PASTO VERDE, a lo lejos todo parecía estar solo, pero a pesar de eso, la constante sensación de una mirada empezaba a incomodar al joven albino. Estaban en una pequeña caseta sin paredes, permitiéndoles ver todo alrededor.
― Todos se fueron a diferentes direcciones... Somos los últimos. ― Susurro la ojirosa, agachándose en el suelo hasta sentarse. Una sonrisa apareció en sus labios. ― ¡Bueno, en este lugar empezaré a trabajar en mis metas!
Recostado sobre la pared con los brazos cruzados, el albino observó de reojo a Jisoo, quien jugaba con el suave pasto. Un cosquilleo molesto su pecho al escuchar eso, recordando como la chica había admitido frente a todos querer conquistarlo. Su mirada se desvió al horizonte, intentando olvidar eso, no quería sonrojarse tan pronto. Su ceño se frunció por un momento, notando algo.
― Nos están observando... ¡Bueno, vamos! ― Dijo Killua, restándole importancia. ― Sin importar quien nos esté viendo deberíamos empezar inmediatamente la recopilación de información.
Los tres jóvenes empezaron a caminar por la pradera mientras charlaban un rato. Antes de entrar se habían encontrado con la misma persona que se encargaría de guardar sus datos. Diciendo libro en voz alta, el objeto apareció flotando frente al albino. Esa era una de las cosas que les habían explicado antes de entrar al mapa. En ese libro recolectarían todas las cartas superando diferentes pruebas.
― ¿Cuántas tarjetas tenías guardadas? ― Pregunto Jisoo, observando el anillo con piedras verdes en su dedo índice. Una sonrisa apareció al por fin poder tenerlo. Le gustaba como se veía en su mano.
― No había ninguna guardada. Pero había un mensaje de Ging diciendo... "Disfruta el juego" ― Respondió Gon, logrando que Killua dejara escapar una exclamación de sorpresa.
― Pero esto realmente no se siente como un juego... ― Admitió el albino, desapareciendo su libro. Al igual que todos los jugadores, un anillo reposaba en su mano. ― Sobre las reglas todavía no sabemos lo suficiente.
De repente los pasos de los tres se detuvieron. Frente a ellos rodeado de aura una persona aterrizó de pie con una pequeña sonrisa y su libro flotando a un lado. Las caras de los menores mostraron su confusión al ver esa extraña técnica.
― Esta debe ser su primera vez en el juego. ― Declaro.
― Tal vez. Ya que estás llevando un libro también eres un jugador. ― Dijo Killua sin obtener respuesta. El hombre abrió el libro y dejó una carta en un espacio bajo la atenta mirada de los jóvenes. Luego de unos segundos levantó su mirada.
― Gon, Killua y Jisoo, ¿Eh?
― ¿Cómo sabes nuestros nombres?
― ¿Quién sabe? ― Río en voz baja. Una carta de hechizo de la cual los recién llegados no tenían conocimiento. Agarrando otra carta cambió su movimiento, esta vez haría algo más peligroso. ― ¡Rastreo encendido! ¡Ataca a Killua!
Sin pensarlo el nombrado salió corriendo, siendo seguido por una especie de luz amarilla. Gon también corrió, y, por otro lado, Jisoo apretaba su puño y se acercaba al hombre que había amenazado a su enamorado.
― ¡No se puede escapar de los hechizos de este juego! ― Gritó el hombre, al mismo tiempo la bala de energía alcanzaba al albino electrizando su piel, dejándolo estático. Eso fue suficiente para que Jisoo se acercara al hombre dispuesto a golpearlo, pero la voz de Killua la detuvo.
― No es necesario, Jisoo. ― Dijo con voz severa, observando fijamente al hombre. Su aura se volvió oscura al igual que su mirada, y el aura alrededor podía sofocar al hombre. ― ¿Qué es lo que acabas de hacerme?
Es peligroso. Ese fue el primer pensamiento del atacante. Killua dio un solo paso que bastó para asustar al hombre, quien con otra carta desapareció así como llegó a ellos de sorpresa, volando por el cielo.
Killua chasqueó su lengua con molestia, mueca que desapareció de su rostro al sentir el suave roce de la mano de Jisoo sobre su hombro. Automáticamente, su mirada se fijó en ella, notando sus labios fruncidos con preocupación.
― Estoy bien, no tienes que preocuparte. ― Al decir eso y ver la sonrisa que se formaba en los labios de su amiga se sonrojó. Desviando su mirada noto lo raro que había sonado eso para él. ― Y no frunzas los labios, así nadie querrá salir contigo.
Un golpe en su cabeza lo empujó levemente al suelo.
― ¡No tienes que ser tan duro! ― Exclamó con molestia la ojirosa, negando suavemente y empezando a caminar sin esperarlo, dejando a Gon y Killua atrás. ― Si sigues diciendo esas cosas nadie querrá salir contigo.
Los chicos la siguieron rápidamente, sin importarles que Jisoo no supiera a dónde se dirigía. Eventualmente, llegarían a algún lugar. Gon dejó escapar una risa, negando suavemente.
― Nadie querrá salir contigo. ― Repitió, ganando una mirada severa. ― Está bien, era una broma. ¿Cómo te sientes?
― En realidad no siento nada raro.
― Pero todavía me preocupa. Definitivamente, eso hizo algo en ti.
― ¿Estás seguro? Yo lo veo igual de hiriente que siempre. ― Dijo Jisoo, cruzando sus brazos. Detrás de ella, Killua asomo una sonrisa gatuna.
― ¿Te dolió lo que dije?
― Sí, y mucho. ― Dijo con voz fingida, apretando su pecho como si le hubieran disparado. Rodando los labios, susurro. ― Idiota.
― Hey, ¿Estaba usando Nen cuando dijo "Rastreo encendido"? ― Pregunto Gon, recordando al hombre. Sus amigos negaron, pues no habían sentido ningún tipo de Nen al escucharlo recitar ese ataque. Tal vez se trataba de magia solo disponible en el juego que descubrirían más adelante.
― ¡Miren, un pueblo! ― Exclamó Gon, aumentando su paso con emoción. ― ¡Jisoo, nos guiaste a un pueblo sin saberlo!
― ¿Uh? ¿En serio? ― Susurro la joven. Efectivamente, habían llegado a Antokiba, la ciudad de los premios. En todas las paredes se encontraban papeles pegados donde explicaban los premios que podían ganar. Jisoo se acercó al peliverde, examinando un tablero numerado.
― ¡Mira esto, Killua! "Programas de torneos mensuales de Antikoba" Hay un torneo de piedra, papel o tijeras. ¡El premio es La espada de la verdad! ― Dijo Gon, y rápidamente el grupo se acercó a revisar.
― ¡Si! Deberíamos participar, no podemos perdernos esto.
― Entonces vamos a tratar de ganar todo tipo de premios.
― Debemos recoger información también. ― El estómago de los tres sonó al tiempo y rápidamente los colores subieron a sus mejillas. No podían ignorar el hambre que ahora sentían.
Entraron a un restaurante casual, donde la animada voz del chef los invitó a sentarse en una mesa redonda de sillas verdes. Jisoo verificó la carta, pero antes de poder decir algo un gigante plato de pasta cayó en su mesa, y así los tres tenían platos realmente gigantes frentes ellos.
― ¡Si pueden terminar este plato de pasta en menos de treinta minutos, todo será gratis! También recibirán una carta Galgaidam como premio. ― El chef de mejillas regordetas como las de un gato sonrió. ― ¡Bueno, comiencen!
Gon agarró su tenedor metiendo un gran bocado de pasta a sus bocas al igual que sus amigos, concentrados en comer y saciar su hambre. Antes de que el chef se fuera, Killua aprovechó para preguntarle algo rápido.
― Oye Chef, ¿sabes cómo usar la magia?
― ¿Qué es eso?
― ¿Quién es la persona que tiene información en esta ciudad?― Esta vez pregunto Gon mientras comía.
―¿Qué es eso?
Killua comió nuevamente con sus cejas fruncidas, mientras Gon se limitaba a verlo curioso. No sabía nada y respondía como si se tratara de un robot.
― Parece solo un personaje del juego, ya olvídenlo. ― Jisoo continuó comiendo, con sus mejillas llenas de crema, logrando sacarle una pequeña risa al albino. ― Eso no tiene cara de ser barato, ¡Vamos, será gratis!
Luego de unos minutos los platos estaban vacíos. Como dijo el Chef todo fue gratis, y además ganaron unas cartas Galgaida.
― 1217 F- 185... ¿Qué significa esto? ― Leyó Killua sin esconder su desconcierto.
El número sin letra es la cantidad de tarjetas que existe, la dé al lado es la dificultad para obtenerla. Hay diez filas de dificultades, F sería una de las más fáciles de conseguir. El número al lado de la letra es el máximo de transformación.
― Eso significa que no es más que basura. ― Concluyó Killua luego de la explicación del chef.
De repente un golpe sonó fuera del restaurante seguido de un grito asustado. El grupo no dudó y se acercó corriendo al lugar, donde un grupo de personas rodeaba una escena. Un cuerpo muerto en el suelo con el pecho lleno de sangre que empezaba a esparcirse. Killua no tardó en reconocerlo como uno de los Cazadores que habían llegado con ellos.
― ¿Qué ocurrió aquí? ― Pregunto a una de las personas que miraban la escena.
― Su cuerpo estalló de repente. Desde el interior. ― Explico.
Solo había pasado una hora desde que habían entrado y ya alguien había muerto. El cadáver era muy real, no parecía un juego. Estaba arriesgando sus vidas. El cuerpo se cubrió en un aura azul que cambio a color negro, y el cuerpo se esfumó.
― Game Over. ― Susurro Killua.
― Oye... ¿Lo habrán matado con magia como la que usaron contigo? ― Dijo Gon, empezando a sudar nerviosos. A un lado, Killua también sintió angustia al pensar en eso.
― No se preocupen. ― Una voz a sus espaldas llamó su atención. ― No hay tal hechizo en este juego. Como lo acabo de decir, es algo como la magia. Él murió por el Nen de otro jugador.
― ¿Significa que los jugadores están tratando de matarse unos a otros? ¿Por qué?
― Caza jugadores. Más adelante les explicaré. De todos modos, ¿están interesados? No conocemos una manera segura de terminar este juego. Si están interesados síganme. Mis aliados están esperando adelante.
Los menores se miraron entre ellos. Habían acabado de conocer a ese sujeto que ahora los reclutaba para algo. Sonaba sospechoso y habían tenido un mal comienzo. El hombre notó esto, y con solo nombrar el incidente del ataque a Killua supieron que se trataba de las persona que los observaba desde el inicio. Y no era el único, pues muchos van por los novatos primero.
― Si vienen les explicaré porque muchos esperan en ese lugar y que ataque te lanzaron. ― Ofreció el hombre y Killua levantó ligeramente su ceja.
― Estás muy agradable, debe haber una trampa.
― No tenemos otra opción. Este juego es difícil, desagradable y aterrador. Una vez que te des cuenta, seguro querrás aceptar nuestra oferta. ― Las palabras del mayor sorprendieron al grupo, quienes notaban su mirada decaída. ― Bueno, de cualquier forma, es su primera vez. Seguro les servirá algo de información.
― ¿Que te hace pensar que es nuestra primera vez? Podríamos ser jugadores que regresan al juego.
El hombre sacó su libro y automáticamente los menores retrocedieron de un salto.
― Eso demuestra que son principiantes. Un jugador experimentado reaccionaría sacando su propio libro porque se necesitan cartas de hechizos para defenderse.
― Entonces el hechizo de Killua solo podía ser detenido con una tarjeta... ― Susurro Jisoo.
― Incluso si no llevan ninguna carta deben invocarlo. ― Finalizó de explicar el hombre, demostrando que en realidad el grupo si era principiante en el juego.
Hablando un poco más con el hombre descubrieron que tendrían que ir a Masadora para conseguir cartas, el mismo lugar donde el hombre del comienzo había escapado. Tenían que ir con el hombre, y luego de convencer a Killua emprendieron camino.
Luego de unos minutos llegaron a una escaleras donde un pequeño grupo se encontraba reunido. No habían convencido a muchas personas. Observando a los demás, Jisoo noto que la mayoría eran Cazadores que habían llegado con ellos.
― Bien, empecemos. ― El hombre cruzó sus brazos. ― Otro jugador fue asesinado, llegó con el resto de ustedes. Su estómago explotó... Fue el bombardero.
― Las víctimas no son asesinados por los hechizos, no hay hechizos capaces de herir o matar a una persona. ― Dijo otro de pelo claro y gafas. ― Hay cuarenta hechizos diferentes. Inspección, de rastro. Con estos se puede saber todo sobre un jugador.
Esa era la razón por la que tantas personas esperaban a los jugadores recién llegados, de esa forma podrían robar las tarjetas que posean apenas lleguen.
Robar a otros jugadores, comerciando, o cumpliendo misiones. Esas tres formas de conseguir tarjetas eran las únicas. No obstante, el número de jugadores que roban a otros había aumentado. Pero si matas a un jugador las tarjetas desaparecen, y a cambio el número para conseguirlas aumenta.
Esa regla fue creada para evitar muertes en el juego, pero ahora, luego de diez años, empezaba a fallar.
― ¡Es por eso que estamos tratando de poner fin a este desorden! Estamos reclutando aliados para terminar este juego. ¡Necesitamos su ayuda!
Hiban a usar hechizos para robar a otros jugadores. Esa era la única manera de terminar el juego. Si completaban el juego se dividirán el premio entre todos, pues todos habían sido contratados por la misma persona.
Los presentes empezaron a unirse sin pensarlo. Jisoo ladeo su cabeza, dudando. No sabía qué hacer. Le servía terminar el juego para estar más cerca de encontrar a su primo, pero la idea de robar le disgustaba.
Si se unían quitarian el hechizo de Killua. Aun así, Gon no estaba convencida. Sus labios estaban fruncidos y su mirada baja, sintiendo la mirada de todos, que esperaban su respuesta para unirse.
La ojirosa soltó un suspiro, discutiendo mentalmente su respuesta.
― Killua, lo siento... Estoy fuera. Estoy jugando esto por mi cuenta. ― Declaró Gon antes de irse sin mirar atrás, tomando por sorpresa a la joven.
― Yo paso. ― Dijo Killua rápidamente, corriendo detrás de Gon.
― E-eh, yo... Ya los escucharon, yo también estoy fuera. ― Dijo Jisoo, dándose la vuelta y caminando a paso lento aun pensativa. No le agradaba la idea de robar a otros jugadores, pero... No, ya no podía cambiar de opinión.
El grupo se detuvo de repente, pues el peliverde frenó sus pasos. Soltando un suspiro, se dio la vuelta para veros y sonreir timidamente.
― Lo siento, Jisoo, Killua... No podía soportarlo más. Tendremos que esperar un poco más para quitar tu hechizo, Killua.
― Ah, es por eso.. No te preocupes, no es la gran cosa.
― Si te duele algo avísanos. ― Dijo Jisoo, ofreciendo una risita. Su mirada se desvió a Gon. ― De todos modos... ¿Por qué estás tan enojado?
― Porque no tenían que decir cosas malas del juego de Ging. No creo que el juego tenga la intención de matar o robar, yo quiero disfrutar el juego. Cuando empecé sabía que no sería fácil, es la mentalidad del jugador lo que me asusta, no el juego.
― ¿En serio? Creo que tiene sentido.
― ¿En serio? ¿Tiene sentido? ― inquirió Jisoo, ladeando su cabeza. ― Ellos querían conseguir tarjetas robando...
― Es por eso que el juego es para Cazadores. Matar es malo, estoy de acuerdo contigo en esa parte. ― Jisoo no pudo esconder su sonrisa al escuchar eso, notaba lentamente el cambio en la actitud de su amigo. ― Pero, ¿Qué pasa si dos jugadores tienen un duelo con las reglas determinadas y el ganador obtiene una tarjeta?
― Eso es aceptable. ― Respondió Gon, entendiendo poco a poco. Le costaba admitirlo, pero era verdad.
― ¿Ves? Cuando ese chico lanzó un hechizo sobre mí y cuando esos tipos llevaban a cambio su plan solo estaban siguiendo las reglas del juego. Bueno, olvídate de ellos. ― Dijo, empezando a caminar con los brazos detrás de su cuello. ― Vamos a disfrutar este juego.
― Killua, gracias. ― El nombrado miro a Gon con un brillo inocente en sus ojos, sorprendido por sus palabras. Sus ojos azules resplandecieron y su corazón palpitó con fuerza ― Me alegra que hayas venido conmigo... No, me alegra haberlos conocido.
― Ya basta, idiota... Me estas avergonzando.
Jisoo sonrió con ternura, mientras Killua bajaba su mirada. De repente, la ojirosa rodeo el cuello de sus amigos juntándolos en un fuerte abrazo. Ignorando las quejas de Killua, Jisoo lo rodeó con fuerza junto al peliverde, escondiendo su cara entre el hombro de sus amigos.
― ¡No digan nada, yo les doy las gracias a ustedes dos! ― exclamó Jisoo, separándose lentamente con su mirada baja. El brazo de Gon impidió que se alejara, nuevamente fundiéndose en un abrazo.
Sin poder negarse, Killua deslizó con cuidado su brazo por la espalda de Jisoo y Gon, aceptando su abrazo con una pequeña sonrisa en sus labios. En realidad ellos estaban equivocados, él era el más agradecido y feliz.
― Buenos, amigos, ¡Vamos a explorar! ― Exclamó Jisoo, corriendo tomada de las manos con sus amigos, pasando entre las personas.
A lo lejos, una pequeña niña sentada en un balcón los observaba con una pequeña sonrisa traviesa. Sus coletas rubias y su largo vestido se tambaleó mientras entrelazaba sus manos sobre sus piernas. Sería divertido jugar con ellos y su tierna amistad.
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― ¡Final del campeonato en siete segundos! ― Dijo el árbitro, fuera de las baldosas donde Gon y Killua se miraban fijamente con sus puños escondidos. Era una especie de coliseo, donde una de las voces que más se escuchaba era la de Jisoo, alentando a ambos con una barra improvisada. ― Listos... ¡Ahora!
― ¡Piedra, papel, o tijera!
Gon saco tijeras, mientras el albino cerró su puño en una piedra. Jisoo permaneció en silencio antes de dejar escapar un grito de emoción, haciendo nuevamente una barra improvisada. Ella había perdido en una de las primeras rondas, así que ahora se había concentrado en animarlos.
― ¡El ganador es Killua! ― Gon bajó su mirada con una mueca y Killua sonrió de lado. Minutos después le dieron La espada de la verdad, al tocarla se convirtió en una carta.
Con eso tenían una carta. Invocando su libro, el ojiazul la guardo.
― El problema es proteger la tarjeta, no tenemos ningún hechizo de defensa. ― Se lamentó Jisoo, caminando con las manos entrelazadas detrás de su espalda. Y como si hubiera invocado sus palabras, una persona apareció detrás de ellos.
― ¡Ustedes tres, denme La espada de la verdad! Hagan lo que digo o... ¡Sere muy malo con ustedes!
― De ninguna manera, estupido. ― Se limitó a responder Killua, dándose la vuelta para continuar caminando sin prestarle atención al pobre hombre.
― ¡Esperen! ¡Libro! ― El hombre de mirada nerviosa invoco su libro, al mismo tiempo que los menores imitaban su acción. Ninguno tenía una carta de hechizo para defenderse.
― Están mintiendo, acaban de empezar el juego... ¡Este es ladrón! ― Una carta apareció en su mano. ― Con esto les robare la carta, ¡Ataca a KIllua!
De repente, la carta desapareció de su mano. Más cerca del hombre, Gon le devolvió la carta. Y empezando a caminar nuevamente donde sus amigos nego.
― No ha entrenado en absoluto, señor. A la próxima no le devolveré la tarjeta.
― Debe ser un aficionado, aun así, gracias por la información. Una carta de hechizo no funcionará a menos que termines la orden...
― Tienes razón, chico. ― Dijo otro hombre detrás de ellos. Jisoo dejó escapar una exclamación al ver como ahora estaban rodeados sin escapatoria. Todos querian la carta que recién conseguían.
No tenían como defenderse.
Les habían robado la carta, y eso era más que suficiente para que emprendieran un nuevo camino a Masadora, la ciudad de la magia. Detrás de ellos, una niña de pelo rubio los seguía.
En una tienda vendieron las cartas que consiguieron en el restaurante, ahora no tenían que preocuparse por dinero. Jisoo ofreció comprar algunos alimentos antes de dirigirse a la ciudad, gastando con su dinero un chocolate. Gon, por otro lado, compró un mapa que llenarían según lo que descubrieran.
Preguntaron donde quedaba Masadora, pero el señor les advirtió de bandidos y hordas de monstruos que acechaban el camino. Los menores parecieron emocionados, pues ahora sonaba como un juego.
― ¡Muy bien! ¡Hora de partir! ― Gon levantó su mano emocionado, recibiendo con gusto el chocolate por la mitad que Jisoo dejaba sobre su mano.
― Será un viaje largo, vamos lo más rápido que podamos. ― Opino Jisoo mientras quitaba el papel del chocolate que empezaba a acabarse. De repente, Killua le robó un gran mordisco, ganando una mirada molesta. ― ¡Oye, ese es para Gon y yo!
― ¡Eh! ¿No me quieres compartir? ― Bromeo, fingiendo estar ofendido. En vez de recibir una queja, un chocolate completo llegó a sus manos. Rápidamente levantó su mirada, observando a Jisoo con sorpresa. Al escuchar sus palabras se sonrojo por completo.
― Te gustan los Chocorobots, ¿no? Te compre uno. ― Dijo con simpleza, antes de que Killua pudiera decir algo con sus mejillas rosadas, una voz femenina lo interrumpió.
― ¡Por favor esperen! ¡Se los ruego! ― Una bonita niña que parecía de su misma edad frenó sus pasos frente a ellos. Sus ojos eran violetas y llevaba un lindo vestido. ― ¡Por favor, déjenme acompañarlos!
― Ah, lo siento. No se puede. ― Contestó Killua sin prestarle mucha atención.
― A-ah, ¿Por qué no?
― Sería una molestia.
― ¡Killua! No tienes que ser tan grosero. ― Exclamó JIsoo, interrumpiendo los pensamientos maliciosos de la jovencita rubia, quien ya planeaba como destruir sus vidas. La mirada de Jisoo se dirigió a la niña y sonrió con amabilidad. ― Yo no creo que sea una moles-
― Ya vamos, Jisoo. Tenemos cosas importantes que hacer. ― Interrumpió Killua, posando su mano sobre el hombro de su amiga, llevandosela de ese lugar junto a Gon.
― ¡Hey, alto ahí! ― Exclamó la rubia con furia, rápidamente cambiando su voz al darse cuenta. ― E-eh, ¡Por favor! ¡Me esforcé para no entrometerme en su camino! ¡Oye, niño de pelo blanco, escucha a tu novia!
Los tres corrían por el bosque, aun siendo seguidos por la niña de vestido rosa. Jisoo la observaba con duda, pues no tenía problema en ayudarla a llegar. KIllua la observó de reojo, frunciendo su ceño levemente.
― Solo ignorenla. Una vez que los bandidos se presenten nos desharemos de ella.
― ¿Eso no es un poco cruel?
― ¡Si, Gon, eso es cruel! ¿Por qué no la ayudamos y ya?
― ¿De qué están hablando? Ella pudo pasar así que su nivel de Nen debe ser muy bueno. Creo que podrá escapar si las cosas se ponen mal.
Poco a poco anochecía y aún seguían corriendo por el bosque. Cada vez estaba más cerca de ellos, casi pisándole los talones.
― No pensé que podría seguirnos tanto... ― admitió Killua. Por otro lado, la niña rubia los evaluaba mentalmente. Tenían fuerza física considerable a pesar de ser niños.
Sus pasos se frenaron, pues extrañas personas vestidas con máscaras blancas como Ninjas se atravesaron en su camino. Eran seis en total con armas a sus espaldas.
― Lo haremos, ¿no? ― Susurro Killua. Por fin podría deshacerse de la niña que los seguía. Cuando los ninjas lanzaron hacia ellos sorpresivamente se agacharon en una reverencia, acción totalmente diferente a lo que Gon se imaginaba.
― ¡Por favor, ayudenos! ¡Se los ruego! ― En medio del bosque los ninjas los guiaron a casas tradicionales iluminadas por faroles. En medio de la habitación un pequeño niño permanecía acostado mientras temblaba.
― ¿Qué le pasó al pequeño? Está temblando a pesar de estar caliente. ― Susurro Jisoo, posando su mano sobre la frente del menor.
― Es una enfermedad que está pasando alrededor de la isla. Se inicia con una fiebre leve, luego una más alta hasta que lo conduce a la muerte. Lo único que podemos hacer es usar la medicina para mantenerlo bajo control. ― Un hombre mayor con una larga barba les explico. ― Pero la medicina solo funcionara una semana...
― Es muy cara y nos hemos quedado sin dinero. ― Dijo otro de los ninjas. ― Y además, todos hemos caído enfermos. No podemos hacer ningún trabajo de bandidos.
― ¿Es contagiosa? ― Pregunto el peliverde a su amigo, quien negó.
― Es solo un escenario.
― ¿Cómo podemos ayudar? ― Pregunto Jisoo con notoria preocupación. Killua asomo una mueca, y pellizcando su mejilla para llamar su atención se acercó a su oído para hablarle en secreto.
― ¿No escuchaste? Es solo una simulaci-
― ¿Nos podrían prestar algo de dinero?― Pide el ninja acercándose a Jisoo, quien permaneció en silencio, escuchando al albino.
― Deben darnos algún ítem o información si les damos dinero... ― Opinó. Jisoo frotó su cuello, asintiendo levemente. Su mirada examinó al pequeño con una pizca de tristeza, la imagen de su padre llegaba a su mente al verlo en ese estado.
― ¿Cuánto necesitan? ― Pregunto Gon con una amable sonrisa.
― 80.000 Jennys.
― Eso es todo lo que nos queda... ― Susurro el peliverde a sus amigos, quienes asintieron con gotas de sudor. Al parecer sabían todo sobre ellos.
― Um, tengo suficiente para cubrir los 80.000 Jennys. ― La voz de la rubia detrás de ellos los agarró por sorpresa. Jisoo le ofreció una pequeña sonrisa que rápidamente cambió al escuchar a Killua.
― Ah, ¿podrías callarte un momento? ― Una mueca apareció en la cara de la niña de vestido rosa. Ahora quería matar aún más a ese niño de pelo blanco.
Jisoo le dio un codazo sin disimular, ofreciendo una mueca de reproche que Killua respondió con una risita inocente.
― Muy bien, les daremos los 80.000 jennys. ― Dijo finalmente Gon.
― ¿En serio? ¡Muchas gracias! ¡Has salvado la vida de mi hijo! ― El Ninja agacho su mirada, llorando de felicidad. La ojirosa no escondió su sonrisa, asintió.
― Le recomiendo tomar duchas tibias de vez en cuando, eso le bajara la fiebre...― Susurro, aunque sabía que era una simulación no pudo evitar decirlo. A un lado Killua dejó escapar una sonrisa. Su mano se levantó, dispuesto a dejarla sobre el hombro de su amiga, lastimosamente, rápidamente la alejó dudando.
Detrás de ellos la joven de pelo rubio no dejó escapar esto, asomando una sonrisa divertida. Al parecer la parejita estaba en alguna clase de problemas. Eso volvía al grupito más interesante y divertido.
― Hace frío. Mucho frío... ― Hablo el pequeño por primera vez. Todos dirigieron su mirada al niño con sorpresa.
― ¡Oh, no! Morirá antes de que podamos darle la medicina. ¡Si tan solo tuvieramos algo de ropa de niños! ¡Necesitamos ropa!
― Que indirecta más directa. ― Susurro Killua, empezando a quitar su camiseta blanca.
― Yo le puedo dar mi ropa. ― Dijo Gon, y automáticamente los ninjas se lanzaron para agradecerle. Los menores retrocedieron con sonrisas nerviosas.
― ¿Qué tal si nos dan un poco de información o equipo? ― El albino sonrió con inocencia, pero los ninjas retrocedieron. No les habían dado nada. Perdieron su ropa y dinero, ahora solo corrían por el bosque de noche.
― ¿No tienen frío? Me siento un poco mal, yo si tengo ropa... ― Susurro Jisoo. Sus amigos a un lado de ella permanecen con camisetas blancas delgadas.
― No te preocupes, Jisoo. Una vez pasemos esta montaña estaremos más cerca, también encontraremos monstruos. ― Dijo Gon. ― Estaremos bien, el clima no está tan frío.
― Si les ganamos y los convertimos en tarjetas podremos venderlas por mucho dinero.
― ¡Llegó la hora de pelear!
― Es hora de ver lo que tienen. Quiero ver lo que han logrado con su entrenamiento Nen. ― Dijo Killua, logrando que los ojos rosas de su amiga brillarán entusiasmada.
Luego de unos minutos llegaron a un acantilado, llegando a una zona rocosa con grandes estructuras naturales. Al mismo tiempo, los tres saltaron adentrándose a esa zona llena de gigantes con garrotes.
Los menores empezaron a golpearlos, y luego de un tiempo entendieron que con solo sus puños no podrían vencerlos. Killua noto esto, y dándole una patada en el único ojo del gigante este se esfumó.
― ¡El ojo es su debilidad! ― Aviso. Al mismo tiempo, una carta caía sobre su mano, guardándola en el libro, volvió a saltar directo a uno de los gigantes.
No tardaron mucho en derrotarlos a todos. La joven rubia los observaba en lo alto, examinándolos en silencio. Killua cruzó sus brazos, mirando a un gigante tirado en el suelo. Una sonrisa apareció en sus labios.
― Bien, los monstruos tienen debilidades. Si pensamos un poco antes de actuar estaremos bien. ¡Estamos listos para ir a Masadora!
― ¡Si, vamos! ― Exclamó Gon, dándose la vuelta. Un estruendo rezongo en todo el lugar. Una especie de lagartija o tal vez rana apareció detrás de ellos, sacándolos corriendo de ese lugar entre gritos.
Escondiéndose detrás de una gran roca, Jisoo respiro agitadamente con gotas de sudor bajando por su frente. Parecía pálida del miedo.
― E-eso era una rana, ¿verdad? ― Susurró, temblando con una mueca. ― Era gigante... Más grande que la del Examen de Cazador...
― No te preocupes, ya la perdimos. ― Dijo Gon rápidamente, intentando hacer que su amiga se tranquilizara. ― ¡Ya se fue!
― ¿Por qué te asustan tanto las ranas, Jisoo? Mírate, estás pálida del susto. ― Exclamó Killua, con las manos en sus bolsillos, examinandola con preocupación.
― Cuando era más pequeña los niños del pueblo solían espantarme con ranas muertas...No los culpo, sus padres fueron los culpables de enseñarles eso ― admitió, apoyando sus manos sobre sus rodillas. Aún respiraba agitadamente, asustada. ― Por eso al ver una tan grande me saco corriendo.
El albino chasqueó su lengua con molestia al escuchar eso, mientras Gon fruncía sus labios. A veces los niños podían ser muy crueles sin siquiera saber el más que hacían.
― A la próxima golpeare esa rana- ― Las palabras de Killua fueron interrumpidas luego de recibir un golpe en su cara. Una especie de pelusa negra se había estampado contra él para luego salir corriendo a toda velocidad.
Jisoo dejó escapar una risa, señalando mientras se carcajeaba. En ese momento los tres se dispusieron a atrapar la pequeña pelusa, pero esta se movía tan rápido que era casi imposible.
A lo lejos, la niña rubia los observaba. Solo tienen que ver el patrón y así atrapar al pequeño monstruos, pero los menores no se daban cuenta. El tiempo pasaba y la joven se daba cuenta poco a poco. Ellos solo estaban desperdiciando su potencial.
Eran como tres piedras en bruto que podrían brillar como diamantes si eran pulidas de la forma correcta.
Ya había tenido suficiente de solo observar, tenía que intervenir y hacerles ver lo que ellos aún no podían ver.
― ¡Gyo! ¡Mantengan sus ojos en él! ¡Usen Gyo! ¿No saben cómo? ― Exclamó sería, señalando al monstruo desde una roca. Los niños obedecieron. ― ¿Lo ven? ¡La armadura es solo una marioneta! Sus ataques no funcionan contra él.
Siguiendo un rastro de Nen aprovechando que sus amigos distraen la armadura resplandeciente, Gon encontró un pequeño conejo rosa que se esfumó frente a él, dejando una carta. Automáticamente, la armadura se desarmo.
― Eso fue inesperado... ― Susurro Jisoo. Su mirada se dirigió a la niña de vestido rosa, quien saltó frente a ellos
― Así que si pueden usar Gyo... ¿¡Qué están esperando!? ― La niña levantó su dedo, y rápidamente los menores usaron Gyo, encontrando un número. ― ¿Qué es lo que ven?
― El número uno.
― Bueno, escuchen. Si yo levanto mi dedo deben usar Gyo y luego gritan lo que ven. Si alguna vez ven algo sospechoso usen Gyo. ¿Está bien? ― Su voz demandante y las manos en su cintura molestaron a Killua.
― Espera, ¿¡Por que nos estas dando órdenes!?
La niña levantó su dedo y rápidamente Gon y Jisoo respondieron el número que habían encontrado. Señalando a Killua, la rubia frunció su ceño.
― Salta y dame 200 flexiones. ¡Es tu castigo! ¡Manos a la obra!
― ¿Qué demonios? ¡¿Por qué iba a hacerlos?!
― ¿Tienes algún problema?
― ¡Por supuesto! ¿Quién crees que eres?
― Ah, no me he presentado todavía. ― La niña cambió su rostro enfurecido, sonriendo. ― Soy el Pro Cazador Profesional Bisky Krueger. Me gradué hace cuarenta años y voy a compartirles una rica experiencia para entrenarlos. Deben estar agradecidos.
― ¿¡Hace cuarenta años!?
― ¡Pero si te ves muy joven!
― ¡Eres una vieja bruja!
Killua salió volando de un golpe por los cielos, sacándole un pequeño grito a Jisoo. ¿Quién pensaría que aquella molesta y linda niña tenía más de cuarenta años? Bueno, ahora serían entrenados por alguien experimentado.
Biscuit o Bisky?
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