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𝐎𝟒𝟑┃Empieza una feroz batalla

𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O43 (💿)

✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)🎀 ꏍ !❛ Una feroz batalla empieza...

AMBOS JÓVENES PERMANECIERON EN SILENCIO, esperando a su amigo peliverde, quien buscaba su chaqueta verde en la habitación donde se quedaban en aquel momento. No era un ambiente incómodo o molesto, pero por alguna razón, Jisoo y Killua se sentían nerviosos.

Esta vez su amiga vestía algo diferente, y eso llamaba toda la atención del albino, quien no había podido quitar su mirada de ella desde por la mañana.

― ¿Qué ocurre? ¿Es porque hoy me veo muy linda? ― Exclamó Jisoo intentando alejar el silencio, dejando escapar una suave risa mientras sus mejillas permanecían rosas. Como le gustaba molestar a su amigo. ― Si quieres, tómame una foto, no me molestaré solo porque eres tú.

― ¡I-idiota! ― Killua saltó levemente, mientras su piel se erizaba con sorpresa y sus mejillas se sonrojaban de golpe.

Y sí, se veía realmente hermosa.

Botas sencillas, un pantalón color grisáceo, una camisa de botones con cuello alto, un buzo azul muy claro de mangas anchas. Y por último, pero más importante, dos pequeñas moñitas sostenían el pelo de Jisoo aún suelto.

Killua alejó su mirada de forma apenada, guardando las manos en sus bolsillos con una mirada divertida. Dándose la vuelta, le prestó nuevamente su atención a Jisoo, empezando a acercarse a ella.

― De hecho no es mala idea, te tomaré una foto. ― Asintió de forma traviesa con una sonrisa gatuna, acercándose a su amiga con su celular en mano.

La ojirosa se sonrojó, y sin poder evitarlo, su semblante cambió a uno tímido. Guardando las manos detrás de su espalda, ladeo la cabeza observando el suelo.

Killua pensó que recibiría algún regaño o la joven le seguiría el juego, pero Jisoo reaccionó de forma muy diferente, tomándolo desprevenido.

― ¿Entonces de verdad crees que me veo linda?

― ¿A-ah? ― Dejó escapar el ojiazul, frenando de golpe con un fuerte sonrojo en todo su rostro. Jisoo levantó su mirada, observándolo a los ojos, con un tierno sonrojo.

― ¡Llegue! ¡Estaba debajo de la cama! ― La animada voz de su amigo peliverde los despertó de su burbuja de pensamientos, obligándolos a alejar la mirada de forma apenada, observando a su amigo.

Gon llegó animado, con una idea que no tardó en comentar. Mientras tanto, Jisoo saco algunas cartas de su bolsillo, abriendo el paquete, empezó a leerlas, escuchando como sus amigos empezaban a debatir.

Tenía muchas cartas, todas entregadas por la mañana.

― Mi pequeña fresa, no te preocupes. Estoy envejeciendo, pero nada malo me ocurrirá. Como me lo pediste, estoy comiendo bien y de vez en cuando salgo a caminar.

¿Cómo te encuentras? ¿Cómo están tus amigos? Dime, ¿todo va bien con Killua? El jardín está floreciendo, hace una semana empezaron a crecer las rosas que tanto me habías pedido. Cisney debes en cuando viene, me trae noticias de ti. Recuerda comer bien y lavarte los dientes, no quiero que te metas en problemas. Cuida tu cuerpo y no te sobre esfuerces. Eres una niña y creces a tu ritmo, no tienes que acelerar ese proceso.

Con mucho amor, tu padre. Ryoma❞


― Querida Jisoo, ¿recuerdas nuestra conversación antes de que partieras de Isla Esmeralda?

Necesito pruebas. Es el momento, puedo empezar el proceso y deshacernos de Cisney. De esa forma, nada malo volverá a ocurrir y podrás conseguir lo que quieres. Escapar, ¿no? Nunca lo dijiste y te esfuerzas por esconderlo, pero en realidad no es difícil descubrirlo.

Puedo ayudarte, no tengas miedo, estás bajo mi capa, nada podrá dañarte. Confía en mí, y acabemos con Cisney.

Con cariño, tu abuela Eve❞


― Joven Jisoo Callisa, me alegra que cumplieras la orden de recuperar la Espada de Citrón.

Tus habilidades han mejorado gracias a tu propio esfuerzo y obediencia, cada día estás un paso más para convertirte en una heredera ejemplar. Como prometí, te enviaré la poca información que se tiene sobre Navier.


Cisney Doragon❞

― Escoge un lugar donde Ricitos de Oro no pueda llegar.

Navi❞

Soltando un suspiro, volvió a guardar las cartas, y sin poder evitarlo dejó escapar un chillido de emoción. Gon la miró curioso, pero de repente, el leve golpe en la su frente lo distrajo.

― No. ― Respondió Killua, notando la mueca que aparecía en la cara del peliverde. A un lado, Jisoo permanencia en silencio, de brazos cruzados sin saber de qué hablaban.

― ¿¡Eh!? ¿Por qué no? ¡Eres tú el que quería capturar a Las Arañas!

― ¿Qué? ¿Capturar a las Arañas? ― Susurro Jisoo, logrando que el albino pellizcara su mejilla levemente y negará.

― ¡No! Jisoo, no capturaremos a las arañas. ― Respondió, negando de un lado a otro, dirigiendo su atención a Gon. ― Ahora no tendría sentido. Con la recompensa cancelada, estarías tomando un riesgo por nada.

― ¡Sí, pero capturar al Gen'ei Ryodan valdría la pena!

― ¡Estás mezclando tus prioridades! ¿Has olvidado porque estamos aquí?

― Greed Island.

― Greed Island... ― Susurro la joven, apoyando la mano en su mentón. Mientras sus amigos hablaban, ella formulaba muchas respuestas, pensando cómo responder cada una de las cartas.

Aunque en realidad, la carta de Navier no podía dejar de rondar en su cabeza. Podría curar a su padre... ¿No?

― ¡Exacto! La subasta de Zasan empieza en dos días. ¡Necesitamos reunir nuestros fondos!

― De hecho, tengo un grandioso plan para conseguir el juego. ¡Pero en este momento, es un secreto!

Killua agarró a Gon pasando su brazo por el cuello de su amigo, empujándolo hacia abajo el peliverde empezó a quejarse, intentando zafarse del agarre de su amigo.

― ¡Deja de actuar tímidamente y dilo!

― Me estás estrangulando, ¡voy a morir!

Por otro lado, Jisoo permaneció en silencio, cuando de repente, un foco se incendió en su cabeza. Con una pequeña sonrisa, observó a su amigo de pelo verde, quien se encontraba fuera del agarre del ojiazul.

― Gon, ¿en verdad tienes un plan? ― Preguntó, con un pequeño brillo en sus ojos, dando un pequeño paso y acercarse a su amigo con una gran sonrisa. ― ¿Podemos conseguir el juego...?

― Sí, pero no hay garantía de que funcione... ― Admitió, frotando su cuello tímidamente, notando la felicidad de su amiga.

― ¿Cuál es la probabilidad de que funcione tu plan? ― Pregunto el albino, acercándose con sus brazos cruzados. ― ¿Qué porcentaje crees que tiene de funcionar?

― ¿70%? T-tal vez más bien 60% ― Susurro, escuchando la exclamación sorprendida de sus amigos. Asintiendo para él, asomó una sonrisa, ignorando la mirada nerviosa de los más altos.

― Entonces es de 50%. ― Finalizó el albino, palmeando la espalda de Jisoo, quien lo observó de reojo con una ligera mueca. ― ¿Qué opinas?

― Es mejor que tratar de conseguir mucho dinero en dos días... ― Opinó la ojirosa, recibiendo una afirmación por parte del ojiazul, quien observó al peliverde.

― Bien, hazlo a tu manera. Dejaré que te encargues del juego. Pero no podemos lidiar con Las Arañas solos. Solo nos moveremos si Kurapika nos ayuda.

― ¡Bien! ― Asintió Gon, asomando una sonrisa. Dándose la vuelta, empezaron a caminar. Un recuerdo llegó a su cabeza, y se dio la vuelta rápidamente. ― ¿Ya llegaron las cartas? ¡Estabas muy feliz! ¿Qué ocurrió?

― Bueno... ¡Por fin podré encontrarme con Navier! ¡Luego de mucho tiempo...! ¡Mi padre estará sano! ― Jisoo asintió varias veces, con una gran sonrisa sincera, sintiendo la emoción llenar su cuerpo.

― ¿¡En serio?! ― Exclamó Gon, asomando una sonrisa animada.

― Creí que sería más difícil comunicarse con él. ¿Dónde se verán? ― Pregunto Killua, apoyando su mano sobre el hombro de la chica, quien le ofreció una sonrisa.

― En eso estaba pensando... Un lugar de difícil acceso, donde mi familia no pueda interferir. ― Susurro, observando a sus amigos, quienes asomaron una pequeña sonrisa. ― Greed Island.

(💿)

― ¡Kurapika, déjanos ayudar! ― Exclamó Gon, acercándose a los mayores, quienes los observaron de reojo, notando como se acercaban casi corriendo. ― Estamos dispuestos a hacer lo que sea.

Recházalo.

Pensaba Killua, sin decir nada. A un lado, Jisoo se limitó a ladear la cabeza, no muy convencida de perseguir aún a las arañas. Estaba dispuesta a ayudar a su amigo, pero...

― La recompensa fue cancelada.

― Lo sé. Quiero detener a Las Arañas. ― Asintió Gon al escuchar las palabras de Kurapika, y frunciendo su ceño demostró lo convencido que estaba de querer ayudar.

― Podemos ayudar en lo que necesites. ― Exclamó Jisoo, recibiendo una mirada totalmente sorprendida por parte de Killua, quien observó a Kurapika sin decir nada.

Recházalo... ¡Rechazalos!

Estarían arriesgando sus vidas.

Vamos, eso no les importa.

Gon y Jisoo permanecieron en silencio, observando a Kurapika con una mirada decidida, sin querer ceder a su insistencia sobre el tema. Por otro lado, Killua aún permanencia con su cara expectante.

― Bien, elaboremos un plan.

¡¿Accedió?!

El grupo se sentó en una de las mesas de aquel solitario lugar, dispuestos a planear su próximo paso. Los menores se sentaron frente Leorio y Kurapika, quien empezaba a contar los puntos que tenía claros para la misión.

― Primero, necesitaremos que alguien vigile su base y proporcione noticias.

― Yo puedo hacer eso. ― Se ofreció Killua, levantando su mano de forma despreocupada.

― El objetivo es la mujer llamada Pakunoda. Puedes ignorar a todos los demás. Ten mucho cuidado.

― No te preocupes, no tentaré a la suerte. ― Aseguró, recibiendo una mirada un poco molestar por parte de Jisoo, quien cruzó sus brazos y arqueó una ceja.

― No harás nada muy peligroso, ¿verdad? ― Inquirió, recordando la anterior vez que se habían encontrado con la araña. Desviando su mirada, soltó un suave suspiro. ― No lo olvides, aún me debes una disculpa.

Killua bajo su mirada frunciendo sus labios, para luego levantarla y asentir con seguridad. Posando su brazo en el espaldar de la silla, casi cubrió a la ojirosa.

― No lo he olvidado. ― Se limitó a responder, ofreciéndole una sonrisa a su amiga.

― Necesito a un conductor que me acompañe. ― La voz de Kurapika los devolvió al tema. ― ¿Leorio, podrías encargarte de eso?

― ¿U-uh? Si... ― Asintió, esforzándose por ocultar su nerviosismo por la situación en la que sus amigos se sumergen sin miedo.

― Estará bien. Estarás a salvo si estás con Kurapika. ― Intentó tranquilizar el albino, asomando una sonrisa, notando la mueca molestas del mayor.

― ¡Oye, Killua! ¡No hagas que suene como si tuviese miedo o algo así!

Gon y Jisoo se miraron entre ellos, asomando una mueca confundida. Su mirada se dirigió al rubio, quien ya los estaba observando.

― Oye, Kurapika. ¿Qué hay de nosotros? ― Pregunto el peliverde, con una ligera mirada expectante. A un lado, Jisoo ladeo la cabeza, curiosa.

― Jisoo, ya te encuentras bien, ¿no? ― inquirió, recibiendo una animada afirmación. La herida de la menor ya había sanado por completo. ― Bien, entonces, necesito que actúen como señuelo para despistar a los enemigos.

― ¡Entendido! ― Asintió la ojirosa, sonriendo junto a su amigo de pelo puntiagudo.

― ¡Un momento! ― La voz de Killua llamó la atención de todos. ― ¿No es ese un papel peligroso? ¡Tendrán que enfrentar de nuevo a los miembros de La Araña!

― Eso depende de nuestra estrategia. ― Respondió Kurapika, aun siendo observado con curiosidad por parte del ojiazul.

― ¿Estrategia? ¿Qué estrategia usaremos?

Realmente era algo muy simple. Mientras el enemigo se distraía con Gon y Jisoo, Kurapika capturaría a Pakunoda y escaparía en el auto que maneja Leorio. Pero lo que más llamó la atención de los menores que actuaría como carnada, era que podrían decidir su estrategia.

Solo necesitaban distraerlos por medio segundo, y el Kurta tendría tiempo suficiente.

― Ustedes son la clave, ¿pueden hacerlo?

― Medio segundo... ― Susurro Gon, con un semblante serio. Jisoo se recostó en el espaldar de la silla, cruzando una pierna.

― Podremos hacerlo, ¿no? ― Asintió Jisoo, recordando la vez que se había encontrado con la mujer de pelo corto rubio y traje de oficinista.

― No estoy seguro. Necesitaré pensarlo. ― Admitió Gon, frunciendo sus puños levemente.

Tenían seis horas. Sí la subasta que ocurría en aquel momento seguía su curso, Las Arañas harían su jugada, y el plan que el grupo empezaba a acordar no tardaría en empezar.

― Hey, ¿por qué estás aceptando nuestra ayuda ahora? ― Pregunto Killua, luego de observar a sus amigos de reojo.

― Porque el riesgo que estoy tomando ha incrementado. Tengo que eliminar a Pakunoda de inmediato. Sin importar el costo. ― Las miradas de sorpresa no se hicieron esperar, fijando su vista en el rubio que ahora parecía diferente.

Su determinación parecía ser más fuerte.

― ¡Kurapika, pon una cuchilla de Nen dentro de mí! ― Pidió, señalando su corazón. Jisoo y Leorio le ofrecieron una mueca sorprendida, sin disimular.

― ¿Gon, no estuviste escuchando? ― Inquirió Leorio, frunciendo su ceño. ― ¡Kurapika morirá si ataca a cualquiera que no sea un miembro de la Araña!

― ¡Baja la voz! ― Exclamó el rubio, notando como el hombre de corbata asentía con una gota de sudor.

― ¿Entonces por qué hay una cuchilla de Nen en el pecho de Kurapika? ― Pregunto, y nuevamente recibe miradas de sorpresa. ― Kurapika no es un miembro de la Araña.

Todos permanecieron en silencio por un tiempo, hasta que Kurapika bajó su mirada y asintió. ― Lo que estoy a punto de decirte aumenta mi riesgo aún más.

Jisoo y Leorio fueron los primeros en entender, y se levantaron de sus asientos, dispuestos a dejar a sus amigos conversando en privado. El albino los observo confundido, sin moverse de su lugar.

― Oye, Killua. ― Llamó Jisoo, ofreciéndoles una sonrisa mientras extendía sus manos. ― ¡Vamos, cómprame mis fresas! Me debes unas.

El albino observó a Gon, quien asintió levemente, y luego de eso, dejó que Jisoo lo agarrara de las manos y lo guiara fuera de aquella mesa, con una sonrisa en sus labios, feliz por sus fresas.

Mientras tanto, Kurapika y Gon tenían una sería charla.

Las cinco cadenas en sus dedos tienen diferentes funciones y habilidades. Dos de ellas estaban reservadas especialmente para atacar a Las Arañas. La primera, Prisión de Cadena, que es para atrapar a las Arañas. En su dedo meñique, su Cadena del Juicio. Apunta el corazón de su objetivo y luego impone las reglas que debe seguir.

Si la regla es rota, el objetivo muere. Y eso es lo que él había hecho, apuntando una cuchilla a su corazón, juró morir si atacaba a cualquiera que no fuera de la Araña.

― Pero fue entonces cuando me percate de algo. ¿Usarlas en mí mismo no sería considerado como una violación a esa regla? ― Kurapika observó a Gon a los ojos, con un semblante serio. ― Era posible que yo fuese una excepción, pero no estaba del todo seguro.

En realidad, solo podía usar la Prisión de Cadena contra el Gen'ei Ryodan, lo que significaba que podía usar su Cadena de Juicio en aquellos que no seas Arañas.

― Pero primero, debe cumplirse una condición. ― Sus ojos empezaron a tornarse rojos como la sangre, sorprendiendo a Gon. ― Esta cadena solo puede ser utilizada cuando mis ojos son de color escarlata.

― ¿Ahora puedes volver tus ojos escarlatas?

― Tuve que trabajar en ello. Me tomo un tiempo antes de que pudiera tornarlos escarlata deliberadamente. ― Explicó, extendiendo su mano. ― Domine el poder de mi dedo medio jurando nunca soltar esta cadena y tener siempre el riesgo de la muerte.

El de mi dedo meñique fue determinado por mi naturaleza única. Cuando mis ojos están escarlata, me convierto en un especialista. Y puedo emplear cualquier habilidad que haya aprendido con toda su fuerza.

― No estoy seguro de lo que signifique eso, pero deberías poder usar tu cuchilla Nen en mí, ¿cierto?

― Sí.

― Adelante, puedes escoger la regla. ― Acepto Gon, señalando su pecho, bajo la escarlata mirada de su amigo, quien permanencia con un semblante serio.

― Acepto tu determinación. ― Admitió.

― ¡Genial! ¿Puedes hacer tres cuchillas de esas? ― De repente, sus tres amigos salieron detrás del sofá donde se encontraba, observándolo con sonrisas como si nada.

― Nunca había hecho algo como esto, ¡adelante! ― Exclamó Jisoo, asomando una gran sonrisa.

― Puedes cancelar la regla una vez que acabe nuestra misión, ¿cierto? ― Pregunto Leorio, también con una pequeña sonrisa, ganando la mirada sorprendida de Gon.

― ¡Jisoo! ¡Killua! ¡Leorio!

Los tres se miraron entre ellos, asintiendo con seguridad.

― Bueno, tuvimos una pequeña charla.

― Y ya que estamos trabajando juntos...

― Deberíamos compartir el mismo destino, ¿qué dices, Kurapika?

El rubio bajó su mirada, cerrando sus ojos por un momento. Gon permaneció en silencio, expectante a una respuesta, al igual que sus amigos.

― La respuesta a ambas preguntas es sí. Pero los tres están completamente equivocados. ― Posando su mano sobre su cadena empezó a emitir una suave aura. ― Nunca tuve la intención de usar mi cuchilla en ustedes.

― ¿Entonces porque te arriesgaste en decirnos tu secreto? ― Inquirió el menor con una ligera mueca.

― Gon, quería.... No, quería agradecerles por su determinación. Incluso si uno de ustedes termina revelando mi secreto, no me arrepentiré. ― admitió, asomando una pequeña sonrisa. Bajando su mirada, su semblante se tranquilizó. ― Tengo buenos amigos...

Killua desvío su mirada de forma apenada, Jisoo sonrió complacida al igual que Leorio, y Gon, por otro lado, bajo su mirada con una mueca y sus mejillas un poco infladas.

― No es justo, Kurapika. ― Se quejó el peliverde. ― En realidad no estás poniendo más presión de esta manera

― Ese era mi objetivo.

― ¡Oh, ahora lo entiendo!

El chico de pelo puntiagudo dejó escapar una risita, mientras Killua asomaba una ligera mueca. Al ser descubierto por Kurapika, desvió la mirada y empezó a caminar, pasando frente al sofá.

― Bueno, entonces me pondré en marcha. No puedo perder el tiempo. ― Aviso, empezando a caminar con las manos en sus bolsillos de forma despreocupada. Sus pasos frenaron de repente, observando a la joven de reojo. ― Jisoo, ¿qué esperas? Vamos por tus fresas.

― ¡¿Eh?! ¡En serio! ― La joven asintió victoriosa, elevando sus brazos, acercándose rápidamente a su amigo. Pasando su brazo por el hombro del chico, casi lo abraza, demostrando su felicidad.

― ¡Cuídense! ¡Nos vemos luego! ― Exclamó Gon, con una sonrisa, levantando su dedo pulgar en dirección al albino, recordando los consejos que le había dado. Asintiendo levemente, ambos jóvenes se alejaron lentamente de aquel lugar.

― Qué sorpresa, ¿cuándo empezó todo? ― Exclamó Leorio con diversión, negando levemente.

― En el Examen de Cazador, ¿no? ― Susurro Kurapika, bajando su mirada con una pequeña sonrisa. ― Nunca lo había pensado, de hecho, solían discutir.

(🍓)

― Ahora que lo pienso, me debes muchas cosas. ― Exclamó Jisoo, sentada en la mesa de aquel pequeño restaurante, observando a Killua, quien no apartaba su mirada de ella, sentado en la silla de enfrente.

Sobre la mesa, un pequeño vaso con fresas y crema ya terminadas descansaba, mientras los menores charlaban un rato antes de irse.

― Tú también me debes algo. ― Recordó el albino, asomando una sonrisa divertida. ― Aún no me has dado la foto.

― ¡E-eh!... Creí que era una broma. ― La joven frotó su mejilla con un sonrojo, provocando que el chico frente ella también se sonrojara y desviara su mirada de brazos cruzados. Bajando su mirada, la ojirosa soltó un suave suspiro apenado, sintiendo como el chico evitaba su mirada. ― Oye, Killua... Si sientes que empiezo a volverme molesta puedes decírmelo, no reaccionaré mal. ¡Hablo en serio!

― ¿Eh? ¿A qué viene eso? ― Inquirió el joven con una mueca que poco a poco se suavizó, recordando lo sucedido hace unos días. Sus ojos examinaron el semblante de su amiga, frunciendo sus labios levemente. ― Oye, teñida. ¿En serio sigues pensando en eso?

Automáticamente, recibió una mirada molesta. Sin darle la oportunidad de responder, Killua cruzó sus manos y observó a la joven, ofreciéndole una sonrisa sincera.

― No tienes por qué creerme cada vez que te digo ese tipo de cosas, en serio, muchas veces no sé por qué lo digo. ― admitió, reposando sus brazos detrás de su cuello, cerrando sus ojos. ― Me confundes, y mucho...

― ¿Eso es malo?

― Realmente no lo sé, pero no es desagradable. ― Respondió, y frunciendo sus cejas levemente, la observó de reojo. Sin previo aviso, golpeó su frente sin emplear fuerza. ― No eres molesta, ¡no me vuelvas a creer cuando te digas cosas hirientes! Cada vez que eso suceda no estaré hablando en serio. Aunque, no creo que algo como eso vuelva a suceder...

Ambos permanecieron en silencio, cuando de repente, Jisoo dejó escapar una risita, negando con sus mejillas sonrojadas, observando al joven frente ella con una indescriptible mirada.

― ¿Hablas en serio?

― ¡Que sí, idiota!

― Entonces, si sucede algo parecido ¡Te golpearé la cabeza y diré que te quiero!

― ¡A-ah! ¡Haz lo que quieras!

Ambos asintieron para luego empezar a reír, con un sonrojo y su corazón tocando una bella canción de amor. Ambos estaban rendidos por el otro, pero cada uno se daba cuenta de ello a su propio ritmo, y eso era lo emocionante de su primer amor.

― Ya es hora, tengo que hacer mi parte. ― Aviso Killua, acomodando una chaqueta totalmente negra con capota que no permitía ver su cara. ― Sabes, creo que ya no te debo nada...

― Así es, ya no me debes nada ¡Por ahora! ― Respondió Jisoo, riendo levemente. Su mirada se desvió a una de las ventanas, notando como llovía sin parar. ― ¿No te va a dar frío con solo esa chaqueta? ¡Oh, olvide algo!

Sin dejarle responder, Jisoo actuó rápidamente, y posándose detrás del albino, cruzó su brazo alrededor de su cuello, abrazándolo mientras tomaba una foto con su celular.

― Ahora ya no te debo la foto.― Exclamó de forma alegre, aun abrazando a su amigo. Killua sintió sus mejillas arder, y sin poder evitarlo desvío la mirada, sintiendo un adictivo sentimiento que le saco una sonrisa.

¿Así que eso era enamorarse?

Una disculpa, la escuela me consume.

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