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𝐎𝟒𝟐┃Un día soleado y un plan

𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O42 (💿)

✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)🎀 ꏍ !❛ Un primer intento...

LOS SUAVES RAYOS DEL SOL GOLPEABAN LOS ROSTROS DE LAS PERSONAS en aquel gigante prado en medio de la ciudad, donde muchos disfrutaban de un lindo día. Entre ellos, tres jóvenes de apariencias curiosas e inagotable energía.

Observando toda la comida sobre la manta en la que descansaban, ambos chicos levantaron su mirada, con una sonrisa ganadora. En medio, Jisoo dejó escapar un suspiro con una mirada nerviosa.

― Solo no se atoren ni desperdicien comida, ¿entendieron?

Ambos jóvenes asintieron ante la indicación, observándola de reojo, expectantes por las próximas palabras de su amiga de lindos ojos rosas.

― ¿Listos? ¡Ya!

Gon y Killua empezaron a comer lo más rápido que podían, agarrando pizza, donas, pollo, y pinchos de carne. Mientras tanto, Jisoo observaba sin esconder su mueca aterrada, notando como sus amigos desaparecen la comida en cuestión de segundos.

Su ceño se frunció, notando como empezaban a agarrar de su lado, arrasando con sus donas y algunas fresas que tenía en un plato.

Sin pensarlo, empezó a comer de su lado y más, luchando por lograr comer algo.

― ¡Dejen algo para comer!
― ¡Come rápido entonces!

Killua asomo una sonrisa divertida, notando las mejillas de la pelinegra llenas de crema mientras le ofrecía una mueca molesta, intentando apartarlo de sus fresas.

Gon levantó su mirada tomando por sorpresa a sus amigos, y sus ojos cafés brillaron con lo que veía a lo lejos.

― ¡Kurapika! ― Rápidamente se levantó del suelo, dejando al peliblanco con sus mejillas manchadas por la comida que el peliverde le había tirado sin querer.

Las risas de Jisoo no se hicieron esperar, y el sonrojo de Killua no tardó en llegar.

Gon se acercó corriendo al más alto, encontrando de frente a su amigo de cabellera rubia y traje tradicional, quien lo observó con una mirada normal y tranquila que tanto lo caracteriza. Aun así, era posible ver un destello de molestia.

― Esto es grandioso. ― Aseguro el menor, recibiendo una mirada confundida. ― Las arañas están muertas, así que finalmente puedes concentrarte en tu objetivo principal. Tienes que encontrar los ojos de tu gente.

― Gon...

― Sí. Si hay algo que podamos hacer para ayuda-

Un tortazo se estampó contra su cara.

Killua asomo una sonrisa traviesa, manteniendo el pastel en la cara de Gon por algunos segundos, antes de salir corriendo con una mueca de satisfacción, escuchando como la ojirosa lo perseguía.

― ¡Killua, te la comiste todas! ¡Todas! ― Exclamaba Jisoo, con una mueca molesta detrás del peliblanco, quien la esquiva a la perfección con una sonrisa burlona.

― ¡Solo si me atrapas te compare más fresas! ― Ofreció, con las manos en sus bolsillos. De repente, una tarta de crema rozó su espalda, y volteando a ver a Gon asomo una sonrisa. ― ¡Hey!

― ¡Tú lo hiciste primero!

― ¡Estaba vengándome!

― ¡Pero no lo hice a propósito!

― ¡Si lo hiciste!

― ¡Tú te comiste mis fresas a propósito!

― Eso no puedo negarlo.

Los menores discutían mientras se perseguían y volaban tartas, ignorando las curiosas miradas que les daban.

Kurapika asomo una sonrisa que poco a poco se transformó en una risa genuina, observando las divertidas acciones de sus amigos. Killua estampo otra torta contra Gon, para luego saltar y golpear la frente de Jisoo con diversión. Su risa incrementó, y negó suavemente.

Gon se sentó nuevamente en la manta donde estaban sentados, ofreciéndole algunas de las comidas que quedaban en buen estado a su amigo mientras sus amigos aún se persiguen alrededor.

― Supongo que es verdad lo que dijo Leorio. ― señaló Kurapika, sosteniendo una pequeña dona con una servilleta, sentado de lado mientras observaba a Jisoo y Killua. ― Tú también me hablaste al respecto, Gon.

― ¡Uhmm? ¡Oh, ya lo recuerdo! Ellos se gustan. ― Asintió Gon, cuando de repente, la voz apenada de Jisoo los interrumpió.

― ¡Puedo escucharlos! ¡Dejen de decir esas cosas! ¡Dejen de decir que nos gustamos! ― De repente, Killua, quien venía corriendo frente a ella, escuchó aquello y se sonrojó de golpe. Sin poder evitarlo, se estrelló contra la joven y cayeron al suelo.

Gon dejó escapar una risa, negando suavemente, desviando su atención a Kurapika mientras le explicaba a detalle el plan que había intentado hacer con su amigo albino. Kurapika dejó escapar una risa al escuchar los consejos que le había dado.

Un suave sonrojo iluminó las mejillas de Jisoo, mientras observaba los profundos ojos azules del joven sobre ella, quien permanecía con sus brazos apoyados a los lados, evitando caer encima de la joven.

Ambos en silencio, sin reaccionar aún.

Una sonrisa apareció en los labios de la ojirosa y ladeo la cabeza. Sin notarlo, el corazón de Killua se aceleró, permaneciendo con una mueca embobada hasta que escuchó las palabras de Jisoo.

― Te atrapé. ― Aseguro la pelinegra con una sonrisa triunfante, apoyando sus manos en los brazos del chico. ― ¡Te atrapé, ahora cómprame mis fresas!

Una mueca apareció en los labios del albino, observando como Jisoo reía con diversión con un sonrojo en sus mejillas. Una corriente y un cosquilleo molesto en su espalda, y se sonrojó al pensar en lo linda que era su amiga.

― ¡T-torpe!

― ¿¡Eh!? ¡¿Por qué?!

― ¿¡C-como que porque?!

― ¡Sí! ¡¿Por qué?! ¡Tonto!

― ¡Tu- digo, yo! ¡Agh! ¡I-diota!― El joven alejo su mirada, y desviando su cuerpo a un lado, se dejó caer en el pasto. Jisoo se sentó correctamente detrás de la cabeza del ojiazul.

Con sus ojos cerrados, Killua reposo su brazo sobre su cabeza. Los consejos de Gon llegaron a su mente, y el sonrojo en sus mejillas incrementó.

Era el momento perfecto. Debía intentarlo si quería dejarle en claro a Jisoo que no pensaba nada malo de ella. Nunca podría, y nunca lo haría. Un poco de esfuerzo, y sus labios se abrieron, intentando pronunciar alguna palabra.

Dile cosas lindas.

¿Cosas lindas? ¿¡A qué te refieres con eso, idiota?!

Dale cumplidos o dile cosas lindas que tú opines de ella. ¡Es sencillo y será algo muy tierno! Así podrás conquista- ¡Auch! ¡Killua!

Definitivamente, era una locura, pero confiaba en Gon.

Sus ojos se abrieron lentamente, encontrando a Jisoo de cabeza, quien le ofrecía una linda sonrisa mientras sus largos mechones de pelo se deslizaban por sus hombros.

Sí, Jisoo era una joven muy linda, y no tenía manera de negarlo.

― T-tu... Tu sonris-

― ¡Jisoo, Killua! ¡Dejen de jugar, es hora de irnos! ― La voz de Kurapika los interrumpió, y el albino frunció su ceño de golpe. ― Me cayó una gota de agua, vamos antes de que la lluvia nos atrape.Oh, Lamento interrumpirlos.

A un lado, Gon cargaba la manta y algunas comidas cerradas. El mayor se empezó a alejar, tapando su frente con sus manos, mientras hablaba con Leorio por teléfono. Las gotas se volvían más rápidas y caían sobre ellos.

― ¡Vamos, ya empezó a llover! ― Jisoo se levantó del suelo, limpiando sus rodillas y pararse correctamente, encontrando al joven de ojos azules frente a ella con una mirada molesta. ― Lo siento, cuando lleguemos puedes terminar de decir lo que querías.

― ¿¡A-ah!? No te preocupes...― Respondió, levantando sus hombros fingiendo no darle importancia. ― En otro momento será...

― ¡Entonces vamos! ― Exclamó Jisoo, tapando su cabeza con sus manos, sintiendo las gotas golpear su cabeza. El albino la observaba en silencio, con sus ojos puestos en ella. De repente, la mano de Killua rozó su mejilla, y un sonrojo apareció en su cara.― ¿Eh?

― No sabes comer, tenías crema en tu mejilla. ― Se excusó el chico, levantando sus manos con rendición.

Una pizca de adrenalina inundó su cuerpo. No había podido decirle a Jisoo lo que quería, así que solo le quedaba una opción, y era hacer algo que Jisoo hacía a menudo y le sacudía el corazón.

Era su turno.

Agarrando la mano de la joven con fuerza, sus dedos se entrelazaron, y empezaron a correr bajo la lluvia, intentando seguir el paso de sus amigos que se alejaban entre las personas. Ambos reían, mientras un cálido sentimiento cubría sus corazones y sus dedos entrelazados, totalmente aferrados, les causaba un adictivo cosquilleo.

Intentaría demostrarle con pequeños detalles lo que empezaba a sentir su joven e inocente corazón...

(💿)

Finalmente, los cuatro estaban reunidos. Leorio mantenía las manos en su cintura, con una agradable sonrisa. Killua observaba a Kurapika curioso mientras comía un pequeño dulce. Jisoo, a un lado de él, sonreía con las manos detrás de su espalda, y por último Gon, quien extendió sus brazos con felicidad.

― ¡Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos todos juntos! ― Exclamó, con una gran sonrisa, sin esconder la emoción que le causaba estar reunido con sus amigos.

El grupo empezó a caminar al ascensor, dirigiéndose al hotel donde se quedaban. Jisoo ladeo su cabeza, recordando algo.

― ¿En dónde está Zepairu?

― Quería validar nuestro cheque y encontrar gemas más ocultas para vender. ― Respondió Leorio. Observando de reojo al rubio, guardó las manos en sus bolsillos y ganó una mirada curiosa. ― Pero dime... Tienes esta intensidad. Ahora pareces más intimidante.

― ¿En serio? ― Inquirió Kurapika. ― Tú no pareces haber cambiado mucho.

― ¡Y también eres más molesto! ― Aseguro. La ojirosa negó levemente dejando escapar una risita, recordando las peleas de los mayores en el Examen de Cazador.

― ¡Kurapika! ― Llamó la joven, ganando la atención del mayor. Tomando por sorpresa al rubio, Jisoo lo rodeó con sus brazos, escondiendo su cara en la camisa azul del más alto, para luego separarse levemente y sonreír. ― Es verdad, ahora te ves más profesional... ¡Y alto!

La joven entrecerró sus ojos, notando la mirada cansada y decaída del mayor. De seguro se traba con un tema relacionado con Las Arañas, y se notaba que la estaba pasando mal.

― Supongo que han pasado muchas cosas. ― admitió, observando los ojos inocentes y llenos de emociones de la menor. Reposando su mano sobre la melena de la menor, sonrió levemente. ― Tú pareces más experimentada y grande.

― ¡En serio! ― Jisoo asintió con emoción, adentrándose rápidamente al ascensor donde sus amigos ya se encontraban. Lentamente, las puertas se cerraron, y el cuarto empezó a elevarse.

― Oh, escuche que mataste a un miembro de Las Arañas. ¿Cómo lograste eso, habiendo aprendido Nen hace poco? ― Pregunto Leorio.

― Si están buscando un consejo para atrapar a las arañas, entonces deténganse.

― Esa no es la única razón. ― Aclaro Gon rápidamente.― Queremos dominar el Nen. Porque definitivamente necesitaremos Nen en el futuro.

― Entonces no querrán mi consejo. No les servirá de nada.

― ¿Por qué no? ― Pregunto Jisoo, con una ligera mueca. Kurapika desvío su mirada, observando la puerta del pequeño cuarto.

― Mi poder solo puede ser usado contra Las Arañas.

Una exclamación de curiosidad y sorpresa inundó el ascensor, sin lograr entender las palabras de su amigo de pelo rubio. El suave sonido de una campana lo interrumpió, y salieron del lugar.

Ya en la habitación, Kurapika se sentó en un sofá frente a los menores, explicándoles con mayor detalle.

― ¿Restricción y juramento? ― inquirió Killua, recostando sus brazos sobre sus rodillas.

― Sí. El Nen es fuertemente afectado por tu estado mental. ― Explicó, levantando su mano a la altura de su hombro. Una suave aura cubrió su mano y cadenas aparecieron en sus dedos. ― Mientras más fuerte sea tu determinación, más poder recibirás. Sin embargo, también corres un gran riesgo. A cambio del poder Nen, jure usarlo solo contra las arañas. Establecí esa regla para mí mismo.

― ¿Cuál es la regla? ― Pregunto Leorio a un lado de él.

― Si uso mis cadenas en alguien que no sea una araña, perderé la vida.

Los menores dejaron escapar una baja exclamación, observando la seriedad con la que su amigo hablaba. El de gafas frunció su ceño y una mueca apareció en su rostro.

― ¿Uhm? ¿A qué te refieres? ― Inquirió.

― Hay una cuchilla Nen apuntando mi corazón. Si rompo la regla, esa cuchilla atravesará mi corazón, matándome. Esta es la regla que demuestra mi determinación. Restricción y juramento. ― Explicó, observando su mano con un semblante serio. ― Mi poder es producto del odio puro. Solo funciona con las arañas.

Jisoo frunció su ceño y bajó su mirada, escuchando a su amigo. No le gustaba que hablaran sobre la muerte con tanta facilidad, pero debía entender. Desviando su mirada, noto como Killua apretaba su camisa y sudaba nervioso.

― Se los digo porque confió en ustedes. No se lo digan a nadie más.

― ¿Por qué...? ― De repente, Killua se levantó de su asiento y levantó la voz, frunciendo su ceño. ― ¿¡Por qué nos dirías algo tan importante!?

Kurapika levantó su mirada con sorpresa, agachándose levemente de forma pensativa.

― No estoy seguro. ― admitió, ladeando su cabeza, cruzando sus manos. ― Con la muerte de su líder, debí haberme relajado.

― Estará bien si mantenemos nuestras bocas cerradas. ― Leorio interrumpió, notando el semblante molesto y confundido del joven de pelo blanco, ganando su atención.

― Es demasiado peligroso. Uno de los miembros sobrevivientes puede leer mentes. ― Explicó, con una mueca preocupada. ― ¡Si lo descubren, Kurapika no podrá derrotarlos!

― Killua. ― Tan pronto escuchó la voz de su amiga, desvío su mirada, ofreciéndole toda su atención. Jisoo se sonrojó al notar aquello, y asomó una ligera sonrisa con sorpresa. ― Recuerda que la anterior vez no encontró nada.

― Es porque no sabíamos que el Kurapika era el usuario de la cadena. ― Respondió, ladeando su cabeza con una gota de sudor.

― Entonces solo tenemos que mantenernos alejados de ellos. ― Opino Leorio. ― Ya los han revisado, así que creen que no saben nada.

― Pero también está un tipo llamado Nobunaga. Es especialmente peligroso. ― Continuo Killua. Sus hombros rígidos y una ligera mueca en sus labios demostraban que mantenía su preocupación. ― Está buscando a Kurapika y aún está tratando de atraparnos.

― ¿Sabe que conocen a Kurapika? ― Preguntó el hombre de gafas, notando como los menores negaban. Asomando una sonrisa, intentó tranquilizar al ojiazul. ― ¡Entonces está bien! Mientras nadie cercano a la persona que lee la mente conozca a Kurapika, entonces están a salvo.

― Bueno... ― La voz del rubio llamó la atención del grupo. ― También he estado en contacto con Hisoka.

― ¡¿Eh?! ¡Hisoka! ― Exclamó Jisoo, con una mueca asustada en su cara. A un lado, sus amigos y Leorio se encontraban igual que ella. ― ¿¡Cómo...!?

― Él sabe que soy el usuario de la cadena. Hicimos un pacto, pero su presa, el líder de las arañas, ahora está muerto. Así que no sé qué hará.

Las gotas de lluvia golpeaban las ventanas del lugar, mientras el sol se escondía entre las nubes grises que cubrían el cielo que antes había estado despejado.

Jisoo y Gon escuchaban en silencio, observando lo que sucedía.

― ¿Qué hacemos? Ahora que conocemos el secreto de Kurapika, es peligroso estar por ahí. Si Nobunaga nos captura a Gon, Jisoo y a mi nuevo, probablemente no podremos escapar. ― Continuó Killua. ― Pero ahora tenemos a Kurapika con nosotros. Debemos acabarlos antes de que tengan una oportunidad de recuperarse y escapar.

El albino observó de reojo a sus amigos, quienes asomaron una mirada curiosa. Desviando su mirada, el ojiazul continuó hablando, intentando convencer a su amigo rubio.

― Podrían estar haciendo un escape mientras hablamos. No tenemos tiempo para pensar mucho. ― Aseguró el joven, notando como el rubio apoyaba su mano sobre su mentón.

― La mujer que mencionaron es ciertamente una amenaza...― Asintió, y asomó una sonrisa en sus labios. ― Pero ya que su líder está muerto, haré lo que dice Gon y me concentraré en recuperar los ojos de mis camaradas.

― ¡¿En serio?! ― Pregunto Killua.

― Sí.

― ¿Estás seguro de eso?

― Kurapika ha tomado una decisión. ― Asintió Leorio, con una sonrisa. ― No podemos obligarlo a cambiarla.

Killua relajo su semblante, y se sentó nuevamente a un lado de Jisoo, asintiendo para el mismo. A su lado, Jisoo le ofreció una sonrisa al igual que Gon.

― Lo siento, Killua. ― Dijo Kurapika, dirigiendo su mirada al ojiazul. ― Gracias por la valiosa información.

De repente, el celular del rubio emite un suave sonido, y rápidamente el mayor lo sacó de su bolsillo y observó la pantalla con una mirada confundida.

― Es de Hisoka... ―

Todo se paralizó en un instante, y los ojos de Kurapika se abrieron con sorpresa, sin poder emitir alguna palabra, dejan escapar un bajo aliento sin poder creerlo.

Los cadáveres eran falsos. -_- ♦♥

Un rayo cayó e inundó la sala con su estruendoso ruido en medio del profundo silencio, mientras Kurapika permanencia quieto, observando la pantalla de su celular con la mirada baja.

― ¿Kurapika? ― Llamó Gon con un tono preocupado.

― Los cadáveres eran falsos...

― ¿Uhh? ¿Te refieres a los cadáveres de las arañas? ― Inquirió Leorio.

― ¡Sí, las arañas muertas eran falsas! ― Exclamó, con una mirada llena de nerviosismo y una gota de sudor bajando por su frente. ― Sería posible para un mago lograr eso. ¡Maldición! ¿Por qué no me percate de esto antes?

Los menores escuchaban en silencio, con un semblante preocupado, notando la desesperación de su amigo. A un lado, Killua dejó escapar un suave suspiro.

― La situación ha cambiado. ¿Ahora qué? ― Exclamó Killua, asintiendo levemente. ― Estamos aquí para ayudar.

― Sí, te ayudaremos. ― Asintió Gon, con una mirada decidida.

Jisoo y Leorio asintieron, apoyando a su amigo con la mirada, ofreciéndole un semblante decidido, demostrándole que estarían dispuestos a ayudarlo por completo.

Kurapika asintió con cuidado, y soltando un suave suspiro contestó a una llamada entrante, bajo la curiosa mirada de todos.

― ¿Hola? Senritsu. ― Hablo, con una mirada confundida. Luego de unos segundos colgó, y dirigió su atención a sus amigos, con un semblante serio. ― La recompensa ha sido cancelada. Las Arañas vienen de Ciudad Meteoro.

― Tiene sentido... Eso explica por qué sus identidades aún son desconocidas y porque los policías no han podido capturarlos. ― Asintió Leorio, frotando su barbilla de forma pensativa.

― ¿Que es ciudad Meteoro? ― Pregunto Gon.

― Una ciudad habitada por personas que, en lo que concierne a la sociedad, no existen.

― ¿Hay una ciudad así? ― Esta vez pregunto Jisoo.

― Sí. Oficialmente, está despoblada, pero se dice que diez millones de personas viven ahí. ― Explicó Leorio. ― Comenzó como un basurero hace 1,500 años. La gente empezó a vivir de la basura que era arrojada ahí. Tienes permitido tirar lo que sea ahí, desde basura, armas o personas...

Un mareo inundó la cabeza de Jisoo, y una voz lejana en su cabeza resonó al escuchar aquello.

Sin darse cuenta bajó su cabeza, recibiendo una mirada preocupada por parte de sus amigos. Cerrando sus ojos con fuerza, sentía como una niebla cubría su memoria, y un gigante candado bloqueaba el otro lado.

― Jisoo, ¿te encuentras bien? ― Pregunto Kurapika, notando como Jisoo levantaba su mirada y asentía con un intento de sonrisa.

― Eso creo, solo que escuchar sobre Ciudad Meteoro... ― Explicó, negando levemente, bajando otra vez su mirada de forma pensativa. ― Creo que lo había escuchado antes, eso es todo.

― Bien, recuérdame revisar tus vendas esta noche. ― Pidió Leorio, levantando su mano y seguir explicando. ― Los habitantes aceptarán lo que sea que quede allí. Escuche que los habitantes de ciudad Meteoro comparten un vínculo más delgado que el que hay entre extraños, más fuerte que el que hay entre la familia.

― De hecho, hay aquellos que proveen a Ciudad Meteoro de armas y metales preciosos bajo el pretexto de basura. ― Continuó Kurapika, ladeando su cabeza. ― Esa sería la comunidad de la Mafia.

Los menores dejaron escapar una exclamación de sorpresa.

― ¿A qué te refieres? ¡Pero la magia está cazando a las Arañas! ― Exclamó Gon.

― A cambio, la Mafia reclutaba a gente de Ciudad Meteoro. ― Leorio asintió, pensativo. ― Gente que no existía era perfecta para cometer crímenes. El Gen'ei Ryodan destruyó la relación normalmente íntima entre la comunidad de la Mafia y Ciudad Meteoro. Pero la mafia ha decidido priorizar esa relación...

La noche no tardó en llegar, mientras el cielo aún era cubierto por las nubes grises y la luz de la luna. Jisoo caminaba por el pasillo del gran cuatro de aquel hotel con un pijama con un estampado de mariposas.

Recién había salido del baño, donde Leorio le había cambiado las vendas y Kurapika se había enterado de lo ocurrido. Sí, se había preocupado, pero luego de algunas palabras fue fácil salir del tema.

Ahora en mano llevaba algunas hojas, tinta, y unos cuantos objetos.

― Tengo sueño... ― Susurro, entrando a la habitación que compartía con sus amigos. Su mirada se dirigió a los chicos, quienes estaban recostados en su cama, observando el techo de forma pensativa. ― ¿Y ustedes qué tienen?

― No puedo dejar de pensar en la conversación de hace un rato. ― Admitió Gon, sentándose correctamente, observando a Jisoo con curiosidad. ― ¿Para qué es eso?

― Voy a intentar contactar a Navier. ― Respondió, abriendo la ventana de la habitación, acomodando el papel en la pared, empezando a escribir. ― También le escribiré a mi padre, aunque mi familia interceptara las cartas...

Observando de cabeza a la joven, casi escurriendo en la cama, Killua dejó escapar una exclamación curiosa. Jisoo lo observó de reojo, y sin poder evitarlo rio levemente.

― ¿Cómo está tu herida? ¿Si mejoro? ― Inquirió. El albino vestía una camisa simple azul y una pantaloneta cómoda. ― Oh, ¿Qué ocurrió hace un momento? Te mareaste.

― Sí, ya cicatrizó. ― Asintió, aun escribiendo. Deteniéndose un momento, frotó su mejilla. ― Hace un momento... ¡Ah! Bueno...

Ambos jóvenes se acercaron a ella sin esconder su mirada curiosa, sedienta de respuestas. La ojirosa ladeo su cabeza, y asintió para ella misma.

― Es simple, no recuerdo gran parte de mi niñez. ― Explicó, escuchando exclamaciones sorprendidas. ― Es como si esa parte de recuerdos estuviera totalmente bloqueada, ¡Puf! Desaparecida.

― ¡Ah! ¿Nada, nada? ― Pregunto Gon.

― Nada, nada.

― ¿Qué años no recuerdas? ― Pregunto Killua, con las manos en sus bolsillos.

― Yo diría que... ¿Algunos cuatro? ― Doblando la carta, soltó un suspiro, frunciendo su ceño levemente. ― No recuerdo a mi madre por esa razón, pues murió cuando tenía siete años, y lo que viví con ella es difícil de recordar porque era muy pequeña.

― Entiendo... ¿Sabes por qué no recuerdas nada? ― Inquirió el albino, agarrando una almohada y dejarla en sus rodillas, recostando sus brazos. ― Es raro perder la memoria de forma natural, a no ser que se trate de alguna enfermedad o evento traumático.

― Realmente no lo sé. ― Admitió Jisoo, levantando sus hombros. ― Pero en ese tiempo ocurrieron muchas cosas. Hay personas que no recuerdo, pero que me conocen, como Hisok-

― ¡¿Hisoka?!

― ¡No griten! ― Exclamó, asintiendo con una sonrisa nerviosa, observando las muecas en las caras de sus amigos. ― Sí, Hisoka... En el Examen de Cazador me lo dijo, y aprovecha cada momento para recordármelo.

Gon se dejó caer nuevamente en la suave cama con su pijama de dinosaurios, sin esconder la mueca en su rostro. A un lado, Killua observaba a la ojirosa perplejo.

― Bueno, eso explica muchas cosas...― Asintió el ojiazul, recordando el Coliseo del Cielo y Las Arañas. ― No deberías acercarte a ese psicópata, puede hacerte daño.

― ¡Hisoka es peligroso! ― Exclamó Gon con preocupación. ― Lo que dice Killua es cierto, él podría querer hacerte daño... ¡Y si está mintiendo!

― No lo sé... No creo que esté mintiendo, él ha dicho cosas que nadie más podría saber. ― Respondió. Dirigiéndose a la ventana, silbó con fuerza, y en cuestión de minutos, llegó una gaviota. ― Es hora de enviar todo esto...

Gon se acercó rápidamente, consintiendo al animal, mientras Jisoo dejaba las cartas en un pequeño bolso que el ave cargaba sin darle incomodidad, mientras dejaba la manilla que le había dado Cisney. En un parpadeo, el animal ya había emprendido vuelo con su destino marcado.

No importaba qué tan lejos estaban, aquellas cartas llegarían a su destino. Solo faltaba esperar a ser respondidas, y cada respuesta guardería una pista a su camino.

― ¿Qué harás luego de encontrar a tu primo y curar a tu padre? ― Pregunto Killua, recibiendo la atención de la joven. Observando la ventana, soltó un suave suspiro.

― Aún no he terminado de decidirlo, pero estaba pensando en que tal vez debería... Reclamar lo que me pertenece. 

Una disculpa por la demora, <3 La película saldrá cuando el Arco esté terminando, no quiero que se confunda con los capítulos. 

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