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𝐎𝟑𝟗┃Persecución en las sombras

ִֶָ 𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O39 (💿)

✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)🎀 ꏍ !❛Arrepentirse en un futuro...

SOLDAR ES LA TÉCNICA MÁS DIFÍCIL DE REALIZAR. ― Exclamó el mayor, recogiendo un juguete de una pequeña máquina, para luego empezar a caminar y sentarse junto a los menores en unas sillas más alejadas. ― Pero recientemente ha surgido otra técnica. Es conocida como exposición.

Jisoo se sentó frente al hombre, cruzando sus brazos, sentándose a un lado del peliverde, quien permanecía con una pequeña sonrisa angelical, en medio de sus amigos, quienes mantenían un semblante serio.

La conversación de hace un momento aún atormentaba sus cabezas. No habían llegado a una respuesta, y ambos estaban confundidos.

― Revelas claramente la estatua abierta junto con un tesoro falso. Ya que las personas asumen que no abrirás la estatua si el tesoro fuese falso, las puedes engañar. ― Explicó abriendo el empaque, sacando un juguete de perrito con lentes, cambiándolo por una hoja. Volviendo a cerrarlo, miro a los jóvenes. ― Pero ahora esta técnica está pasando de moda.

― ¿Qué pasa si las personas empezaban a sospechar? ― Pregunto Jisoo, ladeando su cabeza.

― Se inventó una nueva técnica, ¿pueden adivinar cuál?

― Lo sé. ¡El tesoro dentro también es falso! ― Exclamó Gon con una gran sonrisa.

― Incorrecto.

― ¡Sacas el tesoro desde un lugar distinto! ― Opino Killua, chasqueando sus dedos.

― Bingo. ― Asintió Zepairu, mientras el joven de ojos azules asomaba una pequeña sonrisa ― Puedes crear una nueva abertura y sacar el tesoro, luego instalar el tesoro falso, y sellar el agujero. Esto es conocido como ataque lateral.

― Ataque lateral... Parece un movimiento de batalla. ― Susurro Jisoo, dejando escapar una risita.

― Muchos tasadores veteranos han sido engañados. Asumen que la estatua es real si el adhesivo no ha cambiado de color debido a la amplificación del fuego.

― Vives en un mundo increíble. ― Gon entreabrió sus labios con asombro, inclinándose hacia delante. El sonido de un celular llamó toda su atención, y rápidamente lo acercó a su oído. ― ¿Hola?... ¿¡Qué?! ¿Una araña? Entendido... ¡Vamos, Jisoo, Killua!

― Sí, vamos. ― Asintió el albino, caminando detrás de Gon, siendo seguido por la ojirosa, dejando los objetos cubiertos de telas en la silla. Zepairu asomo una mueca.

― ¡Hey! ¿Qué hay de la subasta?

― Dejaremos que te encargues de eso. ― Respondió la pelinegra, observándolo de reojo antes de seguir corriendo. ― ¡Consíguenos un buen precio!

― ¡Bien, lo tengo cubierto!

(💿)

El grupo llegó a un restaurante en un edificio, donde por la ventana era posible ver a una mujer de pelo rosa oscuro y a su lado, un hombre de pelo oscuro. Según Leorio, dos miembros de la araña.

― Bien, deberíamos decidir nuestro próximo movimiento. ¿Cómo atrapamos a esos dos? ― Inquirió el hombre, con una mano en su mentón. A su lado, Gon también ladeaba su cabeza pensativo.

― Dos miembros de la araña... ― Susurro Jisoo, con sus brazos recostados en la mesa, observando por la ventana a las dos personas, mientras a un lado de ella, el albino disfrutaba de un helado al igual que sus amigos.

― Es imposible. ― Declaro Killua.

― ¿Qué dijiste? ¡No lo sabremos hasta intentarlo! ― Exclamó Leorio, levantándose de su asiento. ― ¡¿Y por qué dices eso ahora?!

― Silencio... Nos descubrirán. ― Susurró el albino, tomando un sorbo de su malteada.― Pero aun así es verdad. Los supe cuando los vi. Mi papá una vez luchó contra un miembro de la brigada. Una de las pocas veces que lo he escuchado quejarse.

El grupo lo observó con sorpresa, escuchando atentamente su explicación.

― Dijo que el precio del trabajo no valía la pena. Ese es uno de los más grandes cumplidos que un objetivo podría tener.― Continuó explicando, sintiendo la mirada de la joven, observándola de reojo. ― Fue entonces cuando nos dijo que nos mantuviéramos alejados de la araña. Han pasado unos cuantos años, así que pensé que podríamos tener una oportunidad...

― Eso me recuerda a algo. ― Exclamó Jisoo, dejando escapar una risa, ganando la atención de todos.― Mi padre me había ordenado estrictamente no acercarme a la familia Zoldyck... Y ahora uno de mis mejores amigos es uno.

Leorio negó con una mueca decepcionada, Gon río con una gota de sudor cayendo por su frente, mientras el albino se sonrojaba levemente y baja su mirada, sin saber qué decir al respecto.

Jisoo despeinó su largo cabello con una pequeña mueca y un leve sonrojo, para luego volver a la conversación.

― Pero hablando del tema ¡Cisney-sama me habló sobre las arañas! Aunque no parecía una advertencia, me habló de lo peligrosos y escurridizas que podían ser.

― Vienen de familias poderosas, y para que digan eso... ¿Las arañas en serio son tan fuertes? ― Preguntó el mayor.

― ¿Te gustaría ver a dos Hisokas sentados allí?

Gon asomo una mueca nerviosa, negando rápidamente. A su lado, Leorio se cruzó de brazos, con sus labios fruncidos.

― No, definitivamente eso es algo que no podemos manejar.

― Entonces, ¿por qué creen que están aquí? ― Inquirió el joven de ojos azules, recostando su cabeza en la palma de su mano.

― ¿No están en una cita? ― Pregunto Leorio, ganando una mueca molesta por parte de Killua, quien negó.

― Le están prestando mucha atención a su alrededor. Al principio, pensé que solo era precaución, ya que la mafia está detrás de ellos. Pero en ese caso, no estarían sentados en un lugar público. No están para nada preocupados― Jisoo no pudo evitar mirar al joven de pelo blanco con asombro, quién había deducido todo eso con solo verlos una vez. ― Están esperando que alguien los encuentre. Actúan como carnada para hacer salir a su presa.

― Sí, definitivamente deben ser muy fuertes. ― Asintió Jisoo, alejando su mirada de la ventana. Un frío cosquilleo recorrió su espalda, y sus ojos se rasgaron por un momento. Killua la miro de reojo, frunciendo su ceño con preocupación. ― ¿Qué fue eso?

― La atmósfera cambió. ― Aviso Killua, observando la ventana.

― Tengo un mal presentimiento. ― Admitió el peliverde. ― ¿Nos descubrieron?

― Está bien. ― Aviso el ojiazul. ― Aún no nos han descubierto.

― ¿Estás seguro? ― inquirió el mayor, con una gota de sudor escurriendo por su frente. ― No puedo usar Zetsu como ustedes para ocultar mi presencia.

― Si utilizáramos Zetsu, eso llamaría su atención. No están tratando de percibir Nen. Están tratando de descubrir si hay alguien en esta área que luzca o actúe de manera sospechosa ― dijo Killua, comiendo la cereza de su batido. ― Así que será mejor que quiten esas miradas de sus rostros. Actúen normal.

Gon y Leorio cambiaron su semblante serio por una mueca divertida, y sin poder evitarlos, Jisoo dejó escapar una carcajada, provocando que el albino riera levemente mientras negaba.

― Lo siento, eso fue una mala idea. ― Admitió el ojiazul, riendo junto a la pelinegra. Leorio, con su cabeza recostada en sus palmas, observó con ternura como ambos menores conectaban miradas para luego desviarlas apenados, aún algo incómodos por la conversación de hace un buen rato.

― Ustedes son todo un cuento... ― Susurro el mayor, negando con la cabeza. Su mirada se desvió a la ventana, asomando una mueca asustada en sus labios. ― ¡Se están moviendo! ¿Qué debemos hacer?

― Como les dije, no podemos derrotarlos en una pelea. ― Recordó el albino.

― Encontraremos una manera... ― Respondió Leorio, con un semblante decidido. ― Tenemos que hacerlo.

― Sí, no podemos irnos con las manos vacías. ― Asintió Gon, con un destello en sus ojos.

― Debemos intentarlo, debe haber una forma... ― Susurro Jisoo, levantándose del asiento, observando de reojo al chico de pelo blanco, quien también se levantaba.

― Está bien. Entonces escuchen con cuidado. ― La atención de todos se dirigió a Killua. ― Gon, Jisoo y yo los seguiremos. No podemos dejar que nos vean por ningún motivo. Usaremos Zetsu.

Los cuerpos de los menores fueron cubiertos por una delgada aura, bajo la atenta y asombrada mirada de Leorio.

― Asombroso... Puedo verlos pero no percibirlos.

― Gon, Jisoo, necesito que me prometan dos cosas. ― Ambos nombrados se miraron entre ellos y asintieron con sonrisas en sus labios. ― Si nos ven, nos rendiremos inmediatamente y escaparemos. Si considero que seguir persiguiendo es imposible por cualquier motivo, nos rendiremos. ¿Entendido?

El grupo caminó hasta el cajero, pagando sus comidas para luego empezar a bajar del restaurante. Killua aún explicaba el plan, demostrando su experiencia en el tema.

― La señal para detenernos será una llamada telefónica. Asegúrense de tener sus teléfonos en modo vibración. Si se separan seguiremos a la mujer. Leorio, conecta a Zepairu y vigila la subasta por nosotros.

Frente al restaurante, se detuvieron.

― ¿Supongo que nunca antes han seguido a alguien? ― Inquirió el albino, con las manos en sus bolsillos.

― Bueno... Durante el Examen de Cazador seguí a Hisoka.

― ¿En serio? ¿Sin que se diera cuenta?

― Sí, estuve tras del un día entero.

Gon asintió con una sonrisa, mientras Leorio lo felicitaba. De repente, el albino le asestó un golpe en la cabeza, provocando que Jisoo frunciera sus labios con sorpresa.

― ¡Killua! ¿Por qué lo golpeaste? ― Jisoo frotó la cabeza del peliverde, con una mueca confundida dirigida al chico de pelo blanco, quien ladeo su cabeza.

― Uh, parecía apropiado. ― Admitió, señalando a la pelinegra. ― ¿Alguna vez has seguido a alguien?

― Eh... Yo nunca antes lo había hecho... ― Susurro, frotando su mejilla, cuando una idea llego a su cabeza. ― ¡Ah, ya me acordé! ¿Tal vez cuando seguimos a Kastro en el Coliseo del Cielo...?

Esta vez, el albino pellizco las mejillas de la ojirosa.

― ¡No, Killua! ― Exclamó Jisoo, dejando escapar una risa nerviosa. En realidad el albino no la estaba pellizcando con fuerza, provocando cosquillas. El albino negó con un pequeño sonrojo, dejando las mejillas de la joven.

― Gon no debería tener ningún problema, asegúrate de permanecer fuera de su campo de visión. ― Exclamó, mientras el peliverde asentía. Su mirada azulada se dirigió a la ojirosa, asomo una sonrisa. ― No tienes ninguna experiencia en el tema, consideró que deberías venir conmigo, Jisoo.

― ¡Bien, vamos!

(💿)

Jisoo observaba la calle de la plaza desde una terraza, observando con sus brazos recostados como la pareja se alejaba cada vez más, caminando tranquilamente entre las personas del lugar. Un pequeño sonrojo en sus mejillas apareció, logrando sentir el ambiente incómodo que la rodeaba junto a ojiazul al estar solos.

Su mirada se desvió, notando el chico hablaba por teléfono, un poco más alejado de ella.

― Los objetivos han dejado la plaza y entraron a una calle lateral.

― Bien, confirmado. ¿Saben que estamos aquí?

― Está bien. Estamos usando Zetsu, así que no deberían percatarse de nosotros a menos que algo este muy mal. Pero están en alerta contra los depredadores, así que mantente atento.

Sí, ustedes también.

Colgando la llamada, su atención se dirigió a la ojirosa. La joven aún permanecía cubierta por su chaqueta, dándole la espalda, mientras su largo pelo se tambaleaba por el viento.

― Jisoo, es hora de movernos. ― Aviso, alejando su mirada de la chica. Dándose la vuelta rápidamente, empezó a caminar con una ligera mueca y un sonrojo, evitando a la ojirosa.

Tal vez fue mala idea pedirle que fueran juntos, pues al lado de Jisoo no podía concentrarse en otra cosa que no fuera ella. Y eso le afectaba aún más al recordar la pregunta tan directa de la joven.

Con solo recordarlo sus mejillas se encendían y su corazón latía con fuerza.

"¿Te gusto o no?"

Negando de un lado a otro con un leve sonrojo, esfumó aquella pregunta tan difícil de responder para él. Pasando una mano por su cabello, soltó un suspiro, esforzándose por pensar en otra cosa.

Ambos empezaron a correr por los tejados, frenando sus pasos de vez en cuando, examinando a la pareja. Un hombre de pelo largo color negro, un objeto envuelto en telas, y ropa holgada; Una mujer de mediana estatura con el pelo suelto color rosa y una sudadera simple.

Relativamente, era un trabajo simple para Killua, quien había entrenado desde que era un infante, perfeccionando sus técnicas de rastreo con el tiempo. Esa era una de las razones por la que intentaba enfocarse tanto en el objetivo que ahora tenían.

Una gota de sudor nerviosa bajó por la mejilla del albino, escondiéndose detrás de un pequeño muro.

― Cuando se percaten de que estamos aquí, reaccionaran de alguna manera. Pueden ocultarlo, pero sus rostros o comportamientos los delatarán. ― Aviso, observando a la ojirosa de reojo, fijando su mirada en el lugar donde permanecía la herida de la joven, bajo su chaqueta. Un destello de preocupación cubrió sus ojos y desvió la mirada. ― Si te duele no dudes en avisarme.

― Sí, está bien... ― Sus palabras fueron esfumadas por el aire al darse cuenta de que estaba hablando sola. Killua había vuelto a adelantarse sin avisarle.

Jisoo bajó su mirada por un momento. Así como podían darse cuenta de que habían sido descubiertos por los rostros de los objetivos, ella podía notar como parecía muy presionado por no perderlos de vista, y lentamente se alejaba más de ella, sin esforzarse por fingir no evitarla.

Soltando un suspiro, Jisoo apretó sus puños, caminando por donde el albino se había ido sin esperarla, y luego de unos minutos, logro alcanzarlo. El chico permanecía agachado, observando al rededor con cautela. Manteniendo su distancia, Jisoo se agachó, imitando la acción del ojiazul.

― Killua...

― Ya deben haberse dado cuenta de que los están siguiendo... Ahora se dirigieron a un lugar desierto. ― Susurro, volviendo a moverse rápidamente, cambiando de escondite sin siquiera dirigirle la mirada.

Nuevamente, Jisoo frunció su ceño, y sin poder contenerlo, empujo una roca en el suelo, cambiando su semblante a uno molesto.

― Al menos escucha lo que te quiero decir. ― Susurro, empezando a caminar, frunciendo sus labios y hablar casi en balbuceos, sin esconder su molestia. ― ¿Cómo puede ser tan atento y luego tan distante? ¿Estará incómodo? ¿Yo lo incómodo? ¿¡Porque soy tan directa?! ¡Es un canoso afanado!

Intentando despejar su mente, Jisoo volvió a empezar a correr, siguiendo la melena blanca que corría más adelante de ella. Luego de caminar sin perder de vista su objetivo, entraron a un edificio abandonado.

Asomándose por la ventana, ambos jóvenes notaron como los individuos permanecían totalmente quietos en la planta baja, de brazos cruzados.

Casi parecía que los estuvieran esperando.

Killua sacó su celular, contestando la llamada que vibró en su bolsillo.

― ¿Y bien, Killua?

― Están esperando a alguien o tratando de atraernos.

― ¿Saben que los estamos siguiendo?

― En este momento las probabilidades son de 50-50. Pero no conocen nuestra ubicación. Quieren que salgamos porque no saben donde estamos. Nos están invitando a salir.

― ¿Qué hacemos?

― Podría ser que estén esperando a alguien más. Mantén tu posición y espera. ― La mirada de Killua se dirigió a la ventana, frunciendo sus labios. ― Gon, voy a colgar. Presta mucha atención... ¡Si reacciona de cualquier manera, huiremos a toda prisa! Escapa tan pronto como te llame. ¿Entendido?

― Sí, entendido.

La mirada del ojiazul se paseó por el lugar, ubicando a la ojirosa, quien permanecía más alejada en una de las ventanas de la misma habitación, observando a los objetivos de brazos cruzados, arrodillada, con sus labios fruncidos.

― Jisoo...

― Oh, por fin me hablas... ― Susurro, ignorando la mirada del joven. ― No quiero que te sientas incómodo... Creo que lo mejor será que cambie de habitación.

Killua pudo notar la mueca decaída de su amiga, provocando que una leve corriente hiciera presión en su pecho. Frunciendo su ceño, negó.

― Quédate. ― Susurro, observándola de reojo. Por un momento noto como los ojos de la joven brillaron, hasta que completo la oración. ― Podrían descubrirnos, no tienes experiencia. No es momento de curiosear.

― No tengo experiencia, lo sé. ― Respondió, cruzándose de brazos y fruncir su ceño levemente. ― Pero tú si, y no quiero evitar que te desconcentres.

― ¿Desconcentrarme? No te preocupes, eso ya ocurrió desde el inicio.

― ¿En serio? Pero si todo el tiempo me dejabas atrás.

― Eres muy lenta, ¿es apropósito?

― No sé si de pura casualidad lo recuerdas, pero alguien siempre me insiste en no hacer movimientos bruscos.

― Entonces no hubieras venido. Es mejor que te recuperes completamente.

― ¿Hablas en serio? Tú me dijiste que debería venir contigo.

Ambos permanecieron en silencio con muecas molestas en sus rostros, y sin darse cuenta, habían terminado cara a cara, en una discusión de susurros.

― Ve a otra habitación si es lo que quieres.

― Si, eso haré, no te preocupes por mí.

Jisoo se dio la vuelta, empezando a caminar sin disimular su mirada molesta, dándole la espalda por completo a Killua, quien también se dio la vuelta, fijando su mirada en los objetivos mientras fruncía su ceño.

Sus puños se serraron, y frunció sus labios, sintiendo un incómodo sentimiento.

― Qué tediosos. Siempre que estás cerca de mí no puedo pensar con claridad. Estás en mi cabeza o en mi camino, y yo... ¿Qué se supone que debo hacer con lo que siento?― Killua desordeno su propio cabello y negó levemente, bajando su mirada. ― Habría sido mejor que te quedaras con Leorio y dejarás de molestarme a cada rato.

Los pasos de Jisoo se interrumpieron de golpe, y se dio la vuelta bajo la atenta mirada del ojiazul, quien suavizó su semblante de repente.

Los ojos de Killua temblaron y un horrible sentimiento de arrepentimiento golpeo su pecho al ver la cara de su amiga. El semblante de Jisoo no se encontraba enojado como creía, sino todo lo contrario.

Al ver sus ojos bellos ojos rosas cristalinos, su preocupación aumento.

― Estás siendo un poco duro, ¿no lo crees?... ― Susurro en voz baja, apretando sus puños y desviar su mirada con una mueca triste. ― ¿Por qué no me lo dijiste desde el principio?... Que en realidad te parezco una molestia.

― Yo solo... ― Sus palabras fueron interrumpidas al sentir una suave tela estamparse contra su rostro, y sin demorar la quito. Al abrir sus ojos, encontró su chaqueta sobre sus manos, y rápidamente levanto la mirada.

― ¿Si tanto te molesto porque eres tan atento conmigo? ¡Deja de preocuparte tanto por mí si tanto fastidio te doy! Deja de confundirme... ― Exclamo molesta, bajando su mirada para luego levantarla de golpe, observando al chico de pelo blanco a los ojos― En serio eres un tonto, Killua.

Y dándose la vuelta, empezó a alejarse, casi escapando de aquel lugar.

Rápidamente, Killua extendió su mano, pero sus labios no podían encontrar alguna palabra para ofrecerle a Jisoo.

― Maldición... ― Susurro, apretando sus puños.

No tenía tiempo para eso, pero aun así, el dolor que inundaba su pecho y que nunca antes había sentido lo carcomía y no lo dejaba tranquilo. Realmente la había hecho sentir mal, y esa idea no le gustaba para nada.

Su mirada se dirigió a la ventana, examinando a los objetivos, intentando desviar el pensamiento de Jisoo que se repetía sin descanso en su cabeza. No era momento para pensar en eso, y el impulso de ir por ella y aclarar todo se enterraba cada vez más.

¿Cómo podría aclarar algo si él ni siquiera sabia que sentía?

Sus ojos azules se conectaron con unos vacíos color gris, y en ese momento su alma casi deja su cuerpo al encontrarse con la mirada de uno de los objetivos. A una velocidad increíble, empezó a correr, y el pensamiento de su amiga llegó nuevamente a su cabeza.

Habían sido descubiertos y debía advertirle a toda costa.

Una persona en la puerta por donde había salido su amiga le bloqueó el camino. Sus ojos examinaron la escena y frunció su ceño. No podía quedarse en aquel lugar, Jisoo podía estar en peligro, y su condición le preocupaba aún más.

Sin perder el tiempo, empezó a correr por toda la habitación.

Para una persona normal era imposible poder verlo, pero para la persona alta, sudadera, y pelo rubio fue fácil detenerlo, agarrándolo de una pierna y colgarlo, dejándolo de cabeza.

Sin rendirse, le tiró unas piedras, y aprovechando esa distracción intentó patearle la cara, pero nuevamente fue detenido. Con fuerza hizo presión en el suelo, y dándose la vuelta logró liberarse, dejándole una marca rojiza más arriba de sus tobillos.

El hombre silbó impresionado.

― Phinks, ¿por qué estás aquí? ¿No ibas a ir con el jefe? ― Killua se dio la vuelta, encontrando a uno de los objetivos que habían estado persiguiendo, parado sobre el marco de la ventana.

― Para engañar al enemigo, primero debes engañar a tus amigos.

― El jefe me engañó de nuevo... Me preguntaba por qué había tantos usuarios de Zetsu por ahí― Admito, dejando escapar una risa. Killua frunció sus labios con una mueca nerviosa, pues habían sido engañados desde el principio ― Bien, niño. Tengo unas cuantas preguntas para ti.

Por otro lado, Jisoo se encontraba en silencio, totalmente quieta en el pasillo donde antes caminaba. Desviando su mirada, encontró a una mujer de traje elegante color púrpura y pelo corto.

Su ceño se frunció y endureció su semblante, notando como la mujer se acercaba a paso lento.

― Niña, ¿conoces al usuario de la cadena?

― Nunca antes lo había escuchado.

― ¿En serio? Lo estamos buscando.

― No sé de quién hablas, no lo conozco.

― Si estás mintiendo lo haces bastante bien. ― admitió, levantando una de sus manos y ladear la cabeza, volviendo a acercarse. ― No importa. De cualquier modo, puedo revisar.

Al ver eso, Jisoo retrocedió, y sin pensarlo dos veces, acomodo su cuerpo. No dudaría en atacar si se acercaba, y con solo ver su mirada era posible notar eso. Antes de que alguna de las dos pudiera decir algo, el suave tono de llamada de un celular las interrumpió.

La mayor acercó el aparato a su oído, y fijo su vista en Jisoo.

― Entendido, vamos en camino. ― Asintió, colgando la llamada. El lugar se llenó de un profundo silencio, cuando de repente, la mujer de pelo rubio cruzo sus brazos. ― Niña, tus amigos se rindieron.

En apenas unos segundos, los tres menores terminaron dentro de un carro negro, rodeados de personas que nunca habían visto antes, pero que parecían ser peligrosas a simple vista.

Jisoo mantenía su ceño fruncido y sus brazos cruzados, ignorando la mirada preocupada que Killua le brindaba. No estaba de buen humor luego de su pequeña conversación de hace un rato.

― ¿Conoces al usuario de la cadena?

― Mi respuesta es la misma. No lo conozco. ― Respondió Gon, con su ceño fruncido.

El chico se encontraba en medio de sus dos amigos, quienes se encontraban en el centro, y a los costados dos personas bloqueaban las salidas del carro, con miradas serias.

― Ya veo, ¿qué hay de ti? ¿Alguna idea? ― La mujer de pelo rubio y traje elegante rodeo a Killua con su brazo, observándolo de reojo. El albino negó levemente, con una mirada sería, sin decir nada.

Luego de unos minutos salieron del carro, llegando a un lugar desértico, y frente a ellos, un alto y abandonado edificio. Los mayores aún rodeaban a los jóvenes, atentos a cualquier intento de escape, mientras salían del vehículo para acercarse al sitio.

Lentamente, se adentraron. Jisoo frunció sus labios, sintiendo los nervios recorrer su cuerpo, mientras un llamativo sentimiento de peligro gritaba en su interior. Observando de reojo a Gon, noto como parecía estar igual.

― Bienvenidos a nuestra base.

Frente a ellos, un grupo de personas los esperaban, sentados sobre algunos desechos de plástico. Los ojos de los menores temblaron levemente, y gotas frías recorrieron su frente.

Estaban en la base del Gen'ei Ryodan.

Tal vez su plan se había salido un poco de control.

Ya se acerca la película de HxH Phantom Rouge. No es canónica, pero la quería escribir, si no las has visto... No lo sé, mírala si quieres jsjsj

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