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𝐎𝟑𝟕┃Un inocente sentimiento

ִֶָ 𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O37 (💿)

✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)🎀 ꏍ !❛Un curioso cartel de cacería...

― ACTUALMENTE, TENEMOS UN DIAMANTE DE TRES MILLONES. TAMBIÉN TENEMOS LOS 2,750,000 JENNY DE LA LUCHA DE PULSOS. ― El mayor posó su mano sobre su mentón, levantando su mirada de forma pensativa. ― Eso nos da un total de alrededor de ocho millones. Necesitamos convertir esto en al menos nueve millones, la oferta de entrada mínima para Greed Island... No veo cómo podamos conseguir eso a través de medios legales.

― No llamaría legal a esa lucha de pulsos... ― Opino Gon, con una mirada apenada.

― Al final todos los retadores eran perdedores desesperados tratando de vengarse. ― Dijo Killua, con las manos detrás de su cuello, recostándose en el sofá. Su mirada se desvió al escuchar un bajo quejido.

― ¿En serio? ― Las miradas de los presentes se dirigió a una de las habitaciones, encontrando a la joven de ojos rosas, quien se acercaba a paso lento, con su mano apoyada en su cintura, donde se encontraba vendado. ― Pensé que les gustaba el diamante... Es realmente bonito y brillante.

― Jisoo, pensé que dormirías más. ¿Cómo te sientes? ― Pregunto Leorio, levantándose de su asiento, acercándose a la menor y ayudarla a sentarse con cuidado. ― Recuérdame más tarde cambiar las vendas.

La joven dejó escapar una suave risa nerviosa, pues el mayor se encontraba mucho más calmado que hace unas horas, cuando los había encontrado entrando a la casa.

Nunca antes había visto a Leorio tan molesto y preocupado, definitivamente nunca lo olvidaría. Jisoo solo estaba agradecida de no haber sido castigada.

― Aún me duele, pero ya me siento mejor que antes. ― Respondió, desviando su mirada a sus amigos, quienes la observaban expectantes. ― Chicos, perdón por preocuparlos... Y Killua, en serio lo siento, ensucie tu camisa rosa...

― Me alegra que te sientas mejor. ― Exclamó el peliverde, ofreciéndole una gran sonrisa a la joven.

― La camisa es lo de menos. ― Respondió el albino, ladeando su cabeza mientras asomaba una sonrisa, notando como la ojirosa asentía con sus mejillas coloridas y una linda sonrisa.

Killua asintió levemente, sintiendo una extraña sensación de alivio. Le alegraba ver a aquella joven sonreír.

El grupo continuó hablando sobre como ganar dinero, cuando Leorio les explicó el plan que tenía en mente. Necesitaban mucha gente para empezar, por lo que la lucha de pulsos en realidad solo era la carnada para sacar a los topos.

Con la mirada confundida de los menores, salieron nuevamente a la calle, con su puesto de pulsos.

― ¡Pasen! ¡Divirtámonos un poco con una subasta condicional! Tenemos un diamante de un valor de tres millones. El ganador será determinado a través de una lucha de pulsos. ― Leorio señaló a Gon, quien permanecía sentado frente a una mesa. ― La primera persona en vencer a este chico gana el diamante. Deben pagar una cuota de admisión de 10,000 jenny.

― Yo también decía eso... ― Susurro Jisoo, cruzada de brazos, sentada en otra silla, al lado del albino.

― Sí, pero tú tienes que descansar. ― Respondió el albino, posando su mano sobre el hombro de la joven, evitando que se levantara de la silla. ― No insistas, espera a mejorarte completamente.

Ambos jóvenes desviaron su mirada al público, notando como esta vez nadie se acercaba, pues entre las personas empezaban a contar lo que había pasado la anterior vez.

Nadie había podido ganarle a Gon.

― Quítense. ― Un hombre bastante alto, de traje negro y voz gruesa, pasaba entre las personas, siendo seguido de otro hombre más bajo, quien mantenía un perfil misterioso.

― Oh, ¿tenemos nuestro primer retador? ― Pregunto Leorio, frotando sus manos con emoción.

― No. Ya sé que mi hombre no puede vencer a tu niño. ― Respondió la persona de baja estatura, guardando las manos en sus bolsillos. ― Estuve observando ayer.

― ¿Entonces qué quieres?

― ¿Estás interesado en ganar un poco de dinero de verdad? Sé donde puedes hacer mucho dinero en vez de las monedas que estás consiguiendo aquí. Puedes hacer cientos... No, millones de veces más.

Los menores observaron en silencio, con miradas sorprendidas, al igual que las personas alrededor. Por otro lado, Leorio agacho su mirada por un momento, riendo con satisfacción.

Siguiendo a los hombres de traje, el grupo cada vez se alejaba más de su pequeño puesto de pulsos, caminando entre callejones. Jisoo frenó un momento, respirando agitadamente, abrazando su abdomen.

La herida aún le dolía, y no podía seguir el paso del grupo que se alejaba de manera apresurada. Su mirada se agachó por un momento, soltando un suspiro.

― Hugh, aún duele... ¡Eh! ― Una exclamación sorprendida salió de sus labios, sintiendo como sus pies dejaban de tocar el suelo y un par de manos se aferraban a su cintura, sintiendo el esponjoso pelo de un chico rozar su mejilla. ― ¡Killua! ¡¿Q-qué haces?!

― ¡Se dice gracias, teñida! No podías caminar porque te duele, ¿no? Idiota, si te duele no tienes que esforzarte... ― Explicó, con sus mejillas sonrojadas, recostándola sobre su hombro, empezando a caminar rápidamente mientras fruncía sus labios, sintiendo como el ardor en sus pómulos aumentaba.

Ambos jóvenes se adelantaron un poco, caminando frente al peliverde y el hombre de gafas, quienes observaron la escena con confusión, escuchando las quejas y palabras apenadas dé ambos. Lentamente, el mayor se agachó, acercándose al oído de Gon.

― Se les nota en la mirada, un amor adolescente. ― Susurro, con una ceja alzada y una risa divertida. ― ¿Jisoo y Killua...?

― No lo sé... Killua aún lo niega, pero siempre que se trata de Jisoo parece ser más tímido. ― Respondió Gon, dejando escapar una risita. ― ¿Amor adolecente? ¡MIto-san me hablo de eso!

― Estos jóvenes... ― Susurro el mayor, separándose del menor, guardando las manos en sus bolsillos, fijando su vista en los jóvenes, y sin poder evitarlo, empezó a reír con diversión. Su mirada se desvió a las personas desconocidas frente a ellos. ― Estoy de buen humor, parece que atrapamos a un pez gordo.

El grupo frenó sus pasos, notando como los hombres de traje paraban de caminar frente a una vivienda.

― Aquí estamos. ― Aviso uno, abriendo la puerta.

Caminando lentamente, entraron a un elevador. Jisoo palmeó el hombro del albino, quien aún la sujetaba firmemente, sin esfuerzo. La ojirosa tapó su cara, sintiendo sus mejillas rojas, y un hormigueo en su estómago.

― Killua, ya puedes bajarme... ― Susurro, con voz apenada. Eso solo logró sonrojar aún más al chico, quien retiró sus brazos, permitiendo a la ojirosa tocar el suelo. Jisoo levantó su mirada, muy cerca del chico. ― ¡Gracias!

― E-eh, sí. ― Susurro, desviando su mirada. A un lado, Leorio no escondía su mirada pícara, levantando sus cejas con diversión. Killua frunció su ceño en dirección al hombre, pero las palabras que tenía listas para Leorio fueron frenadas al escuchar una pequeña campana.

Las puertas del ascensor se abrieron, dejando al grupo boquiabierto.

Una habitación bastante grande, iluminada por luces blancas, en el centro un ring de pelea, donde dos personas se encontraban en una competencia de pulsos, rodeados de una gran multitud.

Tan pronto una de las personas gano, el lugar se llenó de aplausos y gritos entusiasmados.

― Puedo sentir la sed de sangre. ― Admito Killua, ganando una mirada sorprendida por parte de Gon y Jisoo.

― Esta competencia de lucha de pulsos acepta a todos los concursantes y paga bien. ― Explicó el hombre de traje, observando el encuentro de otros dos hombres. ― Los espectadores apuestan en cada encuentro y el ganador recibe 10% de todas las apuestas hechas. Estamos hablando de billones de apuestas en cada encuentro.

― ¡Eso significa millones con cada victoria! ― Exclamó Leorio, con emoción y un brillo en sus ojos.

― Podrías ganar aún más... Tomaré 50% de tus ganancias como mi comisión.

― ¿Eso no es un poco alto?

― No podrás participar a menos que ingrese tu nombre. Además, puedes apostar tu propio dinero. Tendrás grandes probabilidades con ese niño y ganar de nuevo tu apuesta cien veces más.

― ¡Así es! ¡Cuenten conmigo! ― La mirada del mayor se dirigió rápidamente al peliverde, y levantando su pulgar asintió, conforme con las ganancias que obtendría. ― ¡Ve, Gon!

― ¿Huh?

El joven camino hacia el ring, siendo seguido por el hombre de traje, quien lo guiaba. La atención de todos se dirigió al menor, observándolo con sorpresa. Era raro ver a un pequeño niño en un lugar como ese.

De repente, las luces iluminaron todo el lugar por completo, y la exclamación de sorpresa por los espectadores no se hizo esperar.

― ¡Lo siento, pero la lucha de pulsos está cancelada! ― De un salto, una extraña persona saltó al ring, con un micrófono en mano. ― ¡Ahora vamos a hacer una subasta condicional!

Jisoo, Killua se acercaron con miradas curiosas, mientras que Leorio se acercó corriendo con una mueca, frenando sus pasos al llegar a un lado del señor de traje.

― ¿Por qué fue cancelada?

― U-uh no lo sé...

Nuevamente, la mirada de todos se desvió a la extraña persona.

― ¡Para ganar, deben jugar a las escondidas! ¡Empezaremos repartiendo estos volantes! ― Exclamo, mientras señoras de trajes negros empezaban a entregarle hojas de papel con imágenes impresas a todos en aquel lugar.― Examinen las fotos en el volante. ¡Estas siete personas son su objetivo!

Jisoo frunció su ceño, observando las imágenes. Lo primero que su vista notó fue la chica morena con gafas de la anterior vez.

― Hey, esa chica no era... ― Dijó, ladeando la cabeza.

― Sí, luchó conmigo en los pulsos. ― Asintió Gon.

Killua bajo su mirada por un momento, escuchando los susurros de las personas que pasaban a su lado, hablando sobre las personas en las fotos, que al parecer eran responsables de un accidente ocurrido el mismo día que Jisoo resultó herida.

― ¡Por cada objetivo que nos traigan, recibirán una buena suma de dos billones de jenny! ― Tan pronto dijo eso, el público empezó a gritar con entusiasmo. ― No hay tiempo límite. No importa si el objetivo está vivo o muerto. ¡Contáctenos si han capturado a uno! ¡Participar les costará cinco millones de jenny!

― ¿Dos billones? ― Repitió el peliverde.

― ¡Si los atrapamos a todos tendremos catorce billones de jenny!― Contó Leorio con entusiasmo, mientras un resplandor como una moneda de oro iluminaba su cara. ― ¡Vamos a participar!

― No lo sé, esto es muy raro. ― Exclamó Jisoo, recibiendo una mueca por parte del mayor, quien aún seguía ilusionado con la suma de dinero.

Haciendo una larga fila, Leorio se inscribió, firmando una hoja de papel. Luego de eso, el grupo salió de aquel lugar, notando como el sol empezaba a esconderse entre los edificios.

Los alrededores del lugar estaba lleno de personas con las imágenes impresas, hablando sobre el tema.

― Tenemos que apresurarnos. ― Aviso Leorio, caminando entre las personas con las manos en sus bolsillos.

― No hay prisa. ― Intervino Killua. ― No podrán atrapar nuestros objetivos. Después de todo, la mafia está teniendo dificultades para encargarse de ellos.

― ¿A qué te refieres? ― Pregunto Jisoo, ladeando su cabeza, sin entender.

― La subasta condicional no es más que una cacería de recompensa. En otras palabras, la Mafia está admitiendo que no puede capturar a esos objetivos sola.

― Tienes un punto. ― Asintió Leorio. ―Estuvieron dispuestos a suspender todo para encontrarlos...

― Acabo de escuchar que la subasta clandestina fue atacada anoche. ― Aviso Killua, recordando los comentarios de las personas que pasaban cerca de él.

― ¿El mismo día en el que Jisoo fue lastimada? ― Susurro Gon, recibiendo una afirmación por parte del albino.

― ¿Subasta clandestina? ¿Fueron ellos los que la atacaron? ¿Por eso hay una recompensa por sus cabezas? ― Preguntó el hombre, levantando su mentón, fijando su vista al cielo.

― Sí. Deben estar locos por robarle a la Mafia. Y ya sabemos quienes estarían lo bastante locos para eso. ― Tan pronto el ojiazul dijo aquello, los pasos de sus amigos se detuvieron, observándolo de reojo, frunciendo su seño levemente.

― ¡El Gen'ei ryodan! ― Exclamó el mayor. La mirada de los cuatro empezó a brillar levemente, recordando su amigo de cabellera rubia.

― Oh, es cierto... ¿Qué está tramando Kurapika?― Exclamó Gon, asintiendo.

― Lo mismo me preguntaba. Si algo sucedió con el Gen'ei ryodan, seguro que ya está enterado. ― Opino Jisoo, posando su mano sobre su mentón, observando a sus amigos.

― Debe estar en la ciudad, pero no se ha contactado. ― Recordó el albino.

― Lo llamaré. ― Exclamó Jisoo, sacando su celular, y sin demorar, empezó a marcar, mientras observaba el cielo de forma pensativa. Luego de unos segundos, el tono de llamada seguía sonando, hasta que finalmente se cortó solo. ― No contesta... ¿Estará trabajando?

― Escuche que ha estado trabajando como guardaespaldas. Probablemente, para alguien importante... ― Explicó Leorio, frunciendo su ceño levemente. ― Está tratando de encontrar los Ojos Escarlatas, así que debe ser alguien del bajo mundo.

― ¿Qué hay si estuvo cuidando a esa persona en la casa de apuestas y fue atrapado en el ataque? ― Exclamó Gon, cambiando su semblante a uno lleno de preocupación.

― No habría sido atrapado. ― Intervino Leorio rápidamente, evitando que el menor se preocupara aún más. ― Si el Gen'ei Ryodan ataco, estaría buscándolos activamente.

― Espero que tengas razón... ― Susurro Gon, bajando su mirada levemente, soltando un suave suspiro.

― ¡No te pongas triste, Gon! ― Exclamó Jisoo, con una sonrisa, desordenando su pelo. Una sonrisa apareció en los labios del peliverde, y lentamente dejó escapar una risita, que rápidamente fue cambiada por una mueca preocupada. ― Ay, me duele...

― ¡Jisoo! Deja de hacer movimientos tan bruscos. ― Exclamó Leorio con el ceño fruncido, soltando un suspiro. ― Killua, ¿por qué no la vuelves a llevar alzada?

― ¿¡A-ah!?

― Y pensar que hace unos segundos estabas hablando tan serio ― Señalo el mayor, apuntando al albino con un dedo y empezar a carcajear. ―¡Te pusiste rojo, Killua! ¡Pareces un tonto con esa expresión!

― ¡Cállate, Leorio! ― Exclamo con fuerza el ojiazul, frunciendo su ceño, escuchando la suave risa de la ojirosa, provocando que se sonrojara aún más. ― ¡No digan tonterías! 

(💿)

Jisoo cruzó sus piernas, sentándose en posición de mariposa, observando con una mueca aburrida el computador en la mesa frente ella. Otra vez se encontraban en aquel lugar para buscar información donde Killua había gastado tanto dinero con sus inversiones arriesgadas.

― Esa recompensa de dos billones por cada araña es atractiva, pero encontrarlas será imposible. ― Dijo Killua, dándose la vuelta, aún sentado en la silla frente al computador.

― Podríamos pedir información concreta por internet. ― Exclamó Gon, con una mirada entusiasmada. ― Como la ubicación actual del Gen'ei Ryodan. Podríamos ofrecer una gran recompensa

― Aguarda... No tenemos dinero para eso. ― Se lamentó Leorio, cruzando sus piernas.

― Estará bien... Necesitamos dinero, ¿no?― Gon escarbo en su bolsillo, extendiendo su licencia de Cazador con una sonrisa. ― ¡Tengo una idea!

― ¿No me digas que vas a...? ― Susurro Jisoo, observando a Gon, con su cabeza recostada en el espaldar de la silla, viendo a sus amigos de cabeza. Luego de recibir un bajo asentimiento, Jisoo agrandó su sonrisa. ― ¡Qué arriesgado! ¡Yo también quiero intentarlo! Empeñar la Licencia de Cazador...

― Están locos. ― Concluyó el albino, riendo levemente, recibiendo un leve codazo de Jisoo, quien estaba al lado, también dejando escapar una risita.

Leorio sonrió de lado, observando a la joven con una sonrisa picará, para luego observar a Killua con sus cejas levantadas. A un lado de él, Gon frotó su cuello nervioso y emocionado, entendiendo el mayor que haría.

El peliverde y el hombre de gafas se quedaron en silencio, viendo a ambos jóvenes con atención, ganando la mirada confundida de ellos.

― ¿Qué ocurre, Gon? ― Inquirió Jisoo, frotando su mejilla confundida.― ¿Por qué de repente estás tan serio?

― Seré directo. ― Aseguro el mayor, con una mirada seria, cuando de repente, una pequeña sonrisa divertida apareció en sus labios y habló de forma emocionada. ― ¿Ustedes se gustan?

― ¿Qué?

― ¡¿A-ah?!

Jisoo parpadeo varias veces, ladeando la cabeza. Luego de unos segundos, las palabras pronunciadas hicieron eco en su cabeza, hasta que por fin logró reaccionar, sonrojándose de golpe.

Por otro lado, Killua parecía estar convulsionando, chocando con sus palabras mientras negaba, rojo como un tomate.

― Eso me responde todo. ― Aseguró Leorio, observando a Gon de reojo, quien observaba la escena con una sonrisa enternecida, sin esconder su emoción. El mayor asintió varias veces, cruzando sus brazos. ― ¡Estamos frente a un primer amor! No puedo esperar a contárselo a Kurapika.

― ¡Mito-san me dijo algo parecido! ― Dijo Gon, con una mirada pensativa mientras se levantaba de la silla y sonreía. ― Dijo que era cuando sientes una atracción y amor profundo hacia otra persona, como... ¡Disfrutar tiempo juntos, sonrojarse, decir cosas tierna-

― ¡G-gon! ¡Y-ya! ¿¡Cómo puedes decir cosas tan vergonzosas!? ¡I-diota!― Exclamó Killua, levantándose de la silla con su ceño fruncido. ― ¡Dejen de hablar tonterías! ¡No me interesa el tema del amor! ¡Están locos!

― Claro, claro... ― Asintió Leorio, notando como el chico tartamudeaba con un fuerte sonrojo, evitando la curiosa mirada de la ojirosa, quien permanecía sonrojada con una pequeña sonrisa. ― ¿Seguro que no te interesa Jisoo? Digo, no está mal estar enamorado-

― ¡Ya cállate, viejo! ¡N-no me interesa nada de eso! ¡No insistas! ― Exclamó, dándose la vuelta, dispuesto a escapar del lugar, encontrándose con la mirada de Jisoo, quien retrocede levemente con sus mejillas sonrojadas. 

― ¿Estar enamorada? ― Susurro la joven, logrando que el ojiazul se sonrojara nuevamente, sintiendo su corazón acelerado, casi cabalgando. Los ojos rosas de Jisoo se conectaron con los azules del chico, quien sintió una corriente recorrer su espalda, y un cosquilleo revolver su estómago.

El pensamiento de lo linda que se veía su amiga con sus mejillas coloridas lo descarrilo. Si seguía en aquel lugar se volvería loco. Jisoo lo volvía loco.

― ¡M-me voy! ― Exclamó, dándose la vuelta, dirigiéndole una mirada molesta a Leorio, quien seguía molestándolo.

― Aquí te esperamos, ¡trae algo para comer, yo lo pago! Hoy estoy de buen humor. ― Admitió, dirigiendo su mirada a la menor luego de ver como el albino desaparecía del local. Jisoo aún seguía confundida, perdida en sus pensamientos.

― ¿Me gusta Killua...? ― Susurro, sonrojándose al decir aquello, bajando su mirada levemente. Gon y Leorio se miraron entre ellos, con una pequeña sonrisa. ― Es mi amigo, y lo quiero mucho, pero también quiero a Gon, Leorio, Kurapika, Mist, Zushi... Pero...

La joven permaneció en silencio unos segundos, con la mano en su mentón, siendo observada por sus amigos, quienes esperaban expectantes a la respuesta de la joven.

― Nunca lo había pensado de esa manera... Mi padre dijo algo parecido una vez, pero pensé que era una broma. ― Admitió. La imagen del joven llegó a su mente, y sin poder evitarlo se sonrojó. ― Es tierno, me hace reír, me gusta estar con él... Y es lindo.

― ¿Tierno? ¡Es un maleducado y egocéntrico! ― Susurro Leorio, frunciendo su ceño mientras dejaba escapar una risa.

― A veces es un poco pesado. ― Asintió Gon, divertido, con un dedo en su mejilla, pensativo. ― ¡Solo es tierno si se trata de Jisoo!

Al escuchar aquello, la ojirosa bajo su mirada con un pequeño sonrojo. 

¿En qué momento? Esa pregunta inundó la cabeza de Jisoo. ¿En qué momento su corazón latía tan rápido, o se llenaba de una inmensa alegría al estar con Killua? Tal vez cuando cruzaron miradas en el Examen de Cazador, o cuando el albino entrelazo sus manos, ayudándola a cruzar un lugar lleno de personas.

O en todos esos momentos y muchos más que habían vivido, todos esos detalles que lograban acelerar su corazón y llenarla de un extraño sentimiento. Jisoo estaba segura de algo, y quería estar junto a Killua, creando muchos más recuerdos juntos.

Entonces, ¿le gustaba Killua?

Tal vez la palabra "gustar" se quedaba corta a su inocente sentimiento. 

Ahora sí se vienen problemas para los protas. 

 -_Ctcherry_-Siempre me sorprendes, en serio, DIBUJAS HERMOSO TT <3 ¡Muchas gracias por tu lindo dibujo! Me emocioné demasiado cuando me llego la notificación, nunca antes pensé que alguien haría dibujos sobre HUNTER

AYYY QUE BELLEZA 😭❤️ TE QUIERO MUCHO, CHURQUITA

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