𝐎𝟑𝟒┃Respuesta de papá
ִֶָ 𓂃⊹ ִֶָ CHAPTER O34 (💿)
✩。⋆ ⛓▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑)🎀 ꏍ !❛¿En qué momento?...
― YA VEO, ASÍ QUE ESTA ES LA CAJA...― Exclamó Killua, examinando la caja por todos lados, con una mirada confundida. ― Huh... ¿Cómo la abres?
― ¿Tu padre te dejo esto? ― Susurro Jisoo, sentándose a un lado del albino, asomándose a un lado, intentando ver la caja metálica con atención. ― Parece ser difícil de desbloquear.
― Sí, he tratado muchos métodos, pero no se abre. ― Asintió el peliverde, ladeando la cabeza.
― ¿Te importa si uso la fuerza? ― Pregunto el ojiazul con una pequeña sonrisa, recibiendo un asentimiento como respuesta. ― Bien...
Sus manos sujetaron con fuerza la caja de ambos lados, frunciendo su ceño. Luego de unos segundos, el albino dejó escapar un bajo gruñido, intentando nuevamente abrir aquella caja con ambas manos, haciendo una presión increíble que incluso marcó sus brazos.
Finalmente, soltó un suspiro, haciendo una ligera mueca.
― Es inútil. Esta no es una caja ordinaria. Debería poder abrir una caja de metal ordinaria torciéndola. ― Explicó, moviendo la caja de un lado a otro. ― Y ya que no sabemos lo que hay adentro no podemos romperla.
― Puedo ver algo un momento, Killua. ― Pidió la ojirosa, notando como el albino asentía y la dejaba sobre sus manos. Jisoo la acercó a su oído, moviéndola en busca de algún sonido, negando levemente, ― No está haciendo ningún sonido.
Gon posó su mano sobre su mentón, pensativo.
― Tu papá dijo que te daría esto una vez te convirtieras en Cazador, ¿no? ― Recordó Killua, mientras el peliverde asentía.― Una vez que te conviertas en Cazador...
Killua empezó a lanzar hacia arriba la caja para luego atraparla, con una mirada pensativa. A un lado del el Jisoo se recostó en el piso, dejando escapar un bufido aburrido.
La atención de ambos se desvió a la caja, logrando ver un pequeño destello brillante.
― Entiendo... ¡Lo descubrí! ― Exclamó Killua, asomando una sonrisa y mirar a su amigo peliverde. ― Gon, hay algo que no hemos intentado. Algo que tienes como Cazador y antes no tenías.
― ¡Oh, ya sé! ¡Mi licencia de Cazador! ― Rápidamente, Gon agarró la caja con una sonrisa entusiasmada que poco a poco se esfumó. ― Pero no hay ninguna abertura para la tarjeta.
Jisoo dejó escapar una risa, notando como el albino baja la mirada con una gota de sudor y negaba.
― No, no es eso. Quise decir Nen...
― Oh...
Gon se sentó en posición de mariposa, sosteniendo la caja en sus manos y empezó a emitir una suave aura que poco a poco cubrió la caja. De repente un destello de energía empezó a brillar dentro de la caja, obligando a los jóvenes a alejarse.
― ¡Se abrió!, pero... ― Susurro Jisoo, acercándose curiosa. ― Hay otra caja dentro.
Killua se agachó, agarrando una de las piezas que se había separado de la caja, confirmando el material.
― Estas son solo placas de metal... Parece que nada las estaba conectando. ― Su mirada tranquila cambió, sorprendiendo a sus amigos.
― ¿Ah, qué pasa? ― Inquirió la ojirosa, notando como el albino les extendía algunas piezas de metal.
― ¿Este diseño no les parece familiar? ― Preguntó el albino.
Gon y Jisoo examinaron las piezas, notando como otros pequeños dibujos de informática decoraban la otra cara de la pieza.
― Esto es... ¡Ya sé! ― Exclamó Gon, levantando su mirada con emoción. ― Este es el mismo diseño en el hilo de promesa de Wing-san.
― Por esa razón reacciono al sentir tu Nen... ― Asintió Jisoo.
― Apuesto a que este diseño tiene un poder similar al Nen.
― Tal vez se supone que inserte la tarjeta aquí. ― Exclamó el peliverde, agarrando la caja. Sin esperar, incrustó la tarjeta, y nuevamente una suave luz salió de la caja. ― ¡Funciono!
Los tres jóvenes asintieron con emoción, examinando los objetos dentro con cautela y sorpresa. Lentamente, dejaron la caja en el suelo, dejándola a la vista de los tres.
― ¿Una tarjeta de memoria? Un anillo y una cinta... Bueno, el anillo es bastante lindo. ― Susurro Jisoo, ladeando la cabeza confundida, acercando su mano al objeto, cuando el ojiazul la interrumpió.
― El anillo tiene otro diseño por dentro― Exclamó Killua, fijando su vista en el anillo y agárralo con curiosidad, observando a la joven de reojo. ― Deberías tener cuidado antes de ponértelo, también tú, Gon.
― ¿En serio? ― Pregunto Gon, asomándose a un lado de la ojirosa, quien asintió al escuchar las palabras del ojiazul. ― ¿Crees que Ging podría tratar de lastimarme?
― Solo para estar seguros.
Gon bajo su mirada por un momento, y Jisoo no tardó en notarlo, rápidamente palmeando la espalda de su amigo y le ofreció una sonrisa, intentando hacer que pensara en otra cosa.
― Bueno, podríamos escuchar la cinta. ― Sugirió. El peliverde levantando su mirada y asintió varias veces, levantándose del suelo, buscando algo para escucharlo.
― Oh, Gon, ¿Puedes hacer una copia? ― Pidió el albino, llamando la atención del joven.
― Seguro, ¿por qué?
― Solo para estar seguros.
Gon oprimió uno de los botones de la radio luego de acomodar la cinta, notando como un suave sonido de interferencia empezaba a salir del objeto. Todos se quedaron en silencio, atentos a lo que podría suceder.
Hola, Gon
Los ojos del peliverde brillaron de sorpresa, dejando escapar un suave suspiro. Era la primera vez que escuchaba la voz de su padre.
Así que también te convertiste en Cazador. De cualquier modo, tengo una pregunta para ti... ¿Quiere verme?
Jisoo y Killua se miraron entre ellos con una ceja arqueada, volviendo a dirigir su vista a la radio para luego ver a su amigo, quien lucía realmente emocionado.
Sí es así, sigue escuchando. Si no, presiona el botón de detener... Supongo que eso es un "sí". Entonces te preguntaré una vez más. ¿Estás preparado? Los Cazadores son criaturas egoístas. Están dispuestos a sacrificar lo que sea para obtener lo que quieren. Si solo estás un poco interesado en verme, deberías detener la cinta ahora.
Te daré un minuto para considerarlo.
― ¿Y bien?...― Las palabras de Killua fueron detenidas al ver la emoción en los ojos de Gon, era más que obvia la respuesta.
― No creo que sea necesario considerarlo... ― A un lado, la ojirosa asomo una sonrisa.
Supongo que en verdad quieres verme. Pero yo no quiero verte.
Jisoo frunció su ceño, mientras que sus amigos no escondieron su sorpresa al escuchar aquello.
No sé cómo podría verte de frente ahora. Después de todo, elegí a mis propios deseos en vez de mi deber paternal. Soy una mala persona. Creo que para el momento en el que estés escuchando esta cinta, habrán pasado por lo menos diez años. Pero una cosa aún no ha cambiado. Yo aún soy yo.... Mientras escuchas esta cinta, voy a hacer cosas peligrosas.
Si quieres verme, encuéntrame. Pero como dije antes, no quiero verte. Si percibo que estás cerca, me largaré. Atrápame si puedes. Eres un Cazador, ¿no?
Una sonrisa apareció en los labios del peliverde mientras las palabras de aquel hombre se detenían. Jisoo cruzó sus brazos, ladeando la cabeza. Definitivamente, consideraba que la crianza de Mito era mejor que ver a su amigo crecer con aquel hombre imprudente.
― No va a ser fácil seguirle el rastro a tu papá. ― Concluyó Killua, acercándose a la radio para apagarla, cuando Gon lo detuvo.
― Oh, espera... Ging aún está ahí.
Oh, olvidé mencionar algo... Es acerca de tu madre. Si quieres saber más, sigue escuchando. Si no estás interesado...
La grabación se detuvo.
Gon pulso el botón sin dudarlo, volviendo a sentarse correctamente, recibiendo miradas curiosas de sus amigos.
― ¿Estás seguro? ― Pregunto Jisoo, notando como su amigo asentía.
― Sí, muy seguro.
― Pero podría haberte dejado una pista. ― Exclamó el albino.
― Lo dudo. Eso es lo que dice mi instinto. ― Respondió, levantando su mirada con una sonrisa. ― Además, ya les dije. Mi mamá es Mito-san.
― Tienes razón... ― Asintió Jisoo, levantándose del suelo para sentarse en una silla no muy lejos, asomando una sonrisa. El sonido de algo gruñendo provocó un sonrojo en sus mejillas ― Tengo hambre...
― ¡Iré a traer algo! ― Exclamó el peliverde, levantándose del suelo, escuchando las risas del albino mientras molestaba a la pelinegra. Tan pronto como Gon iba a salir de la habitación, la exclamación sorprendida frenó sus pasos.
― ¡Hey, Gon!
― ¡La cinta se está moviendo sola!
― ¡¿E-eh?! ― Gon se acercó rápidamente, notando como un aura cubría el objeto por completo. ― ¡Hay aura en el reproductor!
― Es Nen... ― Susurro la ojirosa, ganando miradas sorprendidas.
― ¡El Nen está retrocediendo la cinta! ― Asintió el albino, notando como Gon empezaba a ver alrededor con su ceño levemente fruncido.
― ¿Está cerca?
― ¡No, impregnó este reproductor con Nen hace diez años! ¡Para que empezara a retroceder una vez se detuviera! ― Explicó Killua. ― Esto es muy confuso.
― ¡Ahora está grabando! ― Exclamó la pelinegra, sin saber qué hacer, observando la máquina con sorpresa. ― ¡¿Está borrando el mensaje?!
Tan pronto Jisoo dijo aquello, Gon intentó detenerla, pero el botón no cedía en absoluto.
― ¡No funciona, no puedo detenerlo! ― Exclamó, levantándose rápidamente, corriendo hasta el enchufe. A pesar de que lo hubiera desconectado, la radio aún funcionaba.
― ¡La desconecté! ¿Por qué sigue funcionando?
― Lo siento, Gon... ¡Tendré que romperlo! ― Killua se levantó del suelo, dándole un puño al reproductor que lo lanzó al otro lado de la habitación. Aun así, siguió borrando el mensaje. ― ¡Maldición! ¡Es inútil! ¡Hay Nen protegiendo el reproductor! ¡Jisoo!
Tan pronto escuchó su nombre, la joven frunció su ceño y se acercó. Ambos chicos habían sido testigos de las fuertes patadas que aquella joven era capaz de dar.
― ¡Lo intentaré! ― Exclamó, pateándolo con fuerza, produciendo un estruendoso ruido que probablemente se escuchó también en el primer piso. Pero no se rompió. ― ¿¡Eh?! ¡No se rompe!
Jisoo se sentó en el suelo, negando luego de volver a intentarlo. Era imposible. Poco a poco el aura se desvanecía, frenando también el reproductor, llevándose la grabación con él.
― Término...
Los tres jóvenes se sentaron alrededor de la radio, probando la grabación que habían copiado, pero al escuchar sus voces en ella entendieron que también había sido borrada.
― La otra cinta también fue borrada... ― Exclamó la joven, dejándose caer en el suelo.
― ¿Por qué llegaría tan lejos?
― Tal vez no quería dejar ninguna pista. ― Al ver la mirada curiosa de sus amigos, Killua continuó. ― Puedes extraer mucha información de un fragmento de audio. Puedes determinar altura, peso, género, edad, características faciales, enfermedades crónicas y estado mental.
Gon y Jisoo se miraron con sorpresa, escuchando la explicación de su amigo.
― También puedes determinar el lugar por el ruido de fondo. Pero estaba más preocupado por algo más.
― ¿Algo más?
― Nen. No me sorprendería que hubiera un usuario de Nen en algún lugar que pudiera analizar los datos mejor que una máquina. Alguien que supiese todo de una persona con solo escuchar su voz... Tu papá es formidable.
Jisoo dejó escapar un suspiro, agarrando la otra cinta grabada, sosteniéndola con una sonrisa triste. ― La cinta ahora es inútil, solo nos quedarían dos pistas... El anillo y la tarjeta de memoria.
― Dudo que el anillo vaya a ser útil, pero la tarjeta de memoria podría ser importante. ― Exclamó Killua, observando con atención los objetos.
― Sí, es más pequeña que una tarjeta de memoria normal... ― Susurro Gon, midiendo con sus dedos. ― ¿Quizás es necesario una máquina especial para usarla?
― ¿Uh? Esta tarjeta solo funciona con el JS. ― Tan pronto dijo eso, Gon y Jisoo lo observaron con una mueca llena de confusión. ― Una consola de juegos llamada JoyStation. Es de hace tres generaciones. No saben nada, ¿o sí?
― Conoces mucho sobre el tema, Killua... ― Susurro la ojirosa, notando la emoción del chico.
― Si esta isla aún tiene productores de cintas, probablemente tenga una consola. ― Exclamó, apretando su puño con una sonrisa. ― ¿Hay una tienda de juguetes aquí?
Tan pronto recibió una afirmación, salió de la habitación con emoción. Ambos jóvenes aún sentados dejaron escapar una risita, mientras el albino desaparecía por la puerta.
― ¿Debería pedirme algo? Ya que va al pueblo... ― Susurro la ojirosa, levantándose del suelo y asomarse por la ventana, logrando ver a su amigo de ojos azules salir de la casa.
Gon asintió, mientras una idea iluminó su rostro que luego se convirtió en una sonrisa apenada.
― Oh, olvide decirle dónde queda... ― Rápidamente, se asomó a un lado de su amiga, agitando la mano. ― Killua, ¡Está fuera del puerto!
― ¡Killua, no olvides traer algo para compartir los tres!― Exclamó Jisoo, notando como el joven se daba la vuelta y levantaba su dedo pulgar, asintiendo con una sonrisa. ― ¡Ten cuidado!
(💿)
Jisoo observaba con curiosidad el televisor mientras tomaba un sorbo del juguito que le había dado aquel albino, el mismo que lograba controlar aquella consola con normalidad. Luego de conectar el cable y configurar algunas cosas, ya se encontraban explorando aquella consola junto con la memoria, descubriendo que solo había un juego guardado.
― ¿Greed Island? ― Repitió la ojirosa, con curiosidad.
― De cualquier modo, hay muchos datos. ― Exclamó el ojiazul, examinando la pequeña tarjeta y luego insertarla. ― Dudo que sea de alguna ayuda, pero copiaré los datos por si acaso.
Copiando Greed Island
Rápidamente, Killua se levantó del suelo, acercándose a un computador que había dejado sobre la mesa.
― ¿Qué haces? ― Preguntó Gon curioso.
― Buscando en línea. Sabemos el nombre del juego, así que estoy buscando una tienda que lo venda. ― Explico. Luego de unos segundos, dejó escapar una fuerte exclamación de sorpresa. ― ¿Ni un solo acierto?
― ¿Quiere decir que se agotó? ― Inquirió el peliverde, acercándose al ojiazul.
― No hay ninguna copia usada... Un juego agotado aún tendría algunas copias flotando por ahí. Es posible que este juego no esté a la venta.
― ¿A qué te refieres? ― Pregunto Jisoo, haciendo una mueca sin entender.
― Podría ser un juego de una compañía independiente que nunca fue sacado a la venta o fue prohibido por algún motivo. En fin, seguiré buscando.
― "Greed Island, un juego para Cazadores"... ¿Para Cazadores? ― Susurro Jisoo, leyendo la información de la página a la que había entrado el albino.
― ¿¡Que hay con ese precio!?
― ¿580 millones?
― ¡¿Eh?!
― ¡5.8 billones, Gon!
― ¡¿U-uh?!
― ¡Eso es ridículo!
― Solo 100 copias fueron producidas. Eso es mucho. ― Susurro Gon, ganando una mueca por parte de Killua.
― ¡Prácticamente no es nada! Los desarrolladores fueron arrogantes... ¡El número es demasiado bajo! Pero tiene sentido. El precio es ridículo, pero los Cazadores pueden costearlo. Eso explica cómo se agotaron.
― ¿Los creadores tienen alguno a la venta? ― Pregunto Jisoo, recostándose en la mesa.
― Seguro, supongo que podemos preguntar.
El juego por el que está preguntando ya no está a la venta. Desafortunadamente, no hay planes para publicar copias adicionales.
― Umm, ¡Tal vez podríamos anunciar que buscamos el juego en una página de subasta inversa y esperar a que alguien nos ofrezca vendernos una copia! ― Exclamó Jisoo, levantando su mirada, con una sonrisa.
― ¿Pero de dónde conseguiremos el dinero? ― Pregunto Gon. La pelinegra bajo su mirada pensativa.
― Si juntamos nuestro dinero del Coliseo del Cielo, son 800 millones. ― Dijo Killua, guardando el celular en su bolsillo, fijando su atención en la ojirosa.
― ¡Ah! Entonces necesitamos otros cinco billones.
― No necesariamente. Con estos tratos privados el vendedor tiene todo el poder, probablemente lo cobre con el valor original.
― Aún más caro...
Los tres dejaron escapar un suspiro, pensativos. Gon se acercó nuevamente al computador, tecleando algunas cosas. ― Bueno, podemos buscar un anuncio de búsqueda, sólo por si acaso.
― Sí, pero dudo que alguien lo seleccione. ― Respondió el albino, corriéndose a un lado de su silla para darle espacio a la pelinegra que se acercaba.
― Hay que intentarlo, podríamos perder una oportunidad si no lo hacemos. ― Opino Jisoo, dirigiendo su vista al computador, escuchando un molesto pitido. El brazo del albino se acomodó en el hombro de la joven. ― ¡Oh! ¿Qué son estos números?
― ¡Son ofertas! ¡Ya tenemos más de diez mil ofertas! ― Respondió Gon, con sorpresa.
― Así que es eso... Están tratando de vendernos falsificaciones. Eso debería ser obvio, considerando el precio. Este plan es inútil. No podemos examinar cada oferta. Además, no podemos saber si es el verdadero juego.
El albino se levantó de la silla, lanzándose a la cama con el ceño fruncido. Gon se acercó, con una mirada curiosa.
― ¿Hay alguien que sepa mucho sobre juegos y el internet?
― ¡Oh! ― Killua levantó su mirada, haciendo una mueca. ― Hay alguien que sabe mucho acerca de ambos. Incluso podría tener una copia de Greed Island.
― ¿Qué? ¡En serio! ― Exclamó el peliverde con emoción, sentándose a un lado.
― Pero no quiero preguntarle...
― ¿Quién es? ¡Si no quieres, yo lo puedo hacer! ― Sugirió la ojirosa, automáticamente recibiendo un no por parte del albino, quien frunció su ceño levemente al pensar en las palabras de la joven.
― No tienes por qué hablar con el Cerdito... ― Susurro, sacando nuevamente el celular, decidiendo marcar un número.
― ¿Cerdito?
Luego de unos segundos, la llamada fue contestada, bajo la curiosa mirada del peliverde y la ojirosa.
― ¡Oh, Goto! Es Killua. Sí, estoy bien. ¿En este momento? ¿A quién le importa en dónde estoy? Si te digo mi mamá podría descubrirlo. De cualquier modo, llamó al Cerdito al teléfono.
Gon y Jisoo se miraron con confusión al escuchar aquel apodo, imaginando algo bastante raro que provocó que empezaran a reír en voz baja.
― ¡No mientas! ¡Nunca sale! ¡Dile que si no responde el teléfono en diez segundos, romperé todas sus figuras!... Solo estaba bromeando, hermano. No tienes que enfadarte tanto.
Gon y Jisoo nuevamente se miraron entre ellos, ladeando la cabeza. Luego de unos segundos, el albino había llegado a un trato con su hermano.
Tan pronto colgó, su atención se dirigió a sus amigos.
― Lo siento. Acabe intercambiando la copia de la tarjeta de memoria.
― Sí, no hay problema. Es solo una copia. ― Respondió el peliverde.
― A cambio, conseguí dos piezas de información sólida. Primero, hay una página Web solo para Cazadores. Probablemente, encontremos pistas acerca de Greed Island.
― ¡En serio! Tendré que utilizar mi licencia de Cazador.
El peliverde se acercó a la computadora, pero antes de que pudiera incrustarla, la voz asustada de Killua y Jisoo lo detuvieron.
― ¡Gon, no! ¡Es peligroso!
― ¡Estúpido! ¡Si usas la computadora de tu casa sabrán tu dirección! ¡Tendrás a tipos que querrán tu licencia viniendo a la Isla!
― Tienes que usar computadores públicos para estas cosas... En un hotel o café de internet... Un lugar donde no puedan descubrir tu dirección. ― Explicó Jisoo, negando levemente. ― Tienes que ser más prudente, Gon.
El joven frotó su cuello nervioso, asintiendo. Su atención se dirigió al albino, quien guardo las manos en sus bolsillos y continuo explicando.
― La segunda pista es la subasta de YorkShin. ― Al ver la sorpresa en los rostros de sus amigos, Killua asintió. ― Sí, es el lugar donde se supone que nos reunamos con Kurapika y Leorio. En septiembre, la ciudad llevará a cabo la subasta más grande del mundo. Probablemente, sea un engaño, pero hay un rumor de que alguien distribuirá copias en la subasta.
― ¡Tal vez ese alguien sea Ging!
― Sí, esa teoría hace que el rumor sea más creíble.
― Necesitaremos una increíble suma de dinero para comprar una copia.
― Es cierto. Creo que de verdad era nuestro destino ir a Ciudad YorkShin.
Jisoo asomo una pequeña sonrisa. Mientras Gon encontraba pistas para encontrar a su padre, ella trabajaba para poder obtener información sobre su hermano, y poco a poco acercarse a su verdadera meta.
(💿)
Jisoo se levantó de la cama en silencio, observando de reojo como Killua dormía dándole la espalda, con sus brazos estirados y la mitad de su cuerpo sin la cobija. Una pequeña sonrisa divertida apareció en sus labios.
Antes de darse la vuelta, la ojirosa lo cubrió correctamente, intentando no despertarlo, para luego empezar a caminar con delicadeza, acercándose a la puerta de la habitación y salir de aquel lugar, bajando las escaleras hasta llegar a la entrada de la casa.
Era momento de empezar la búsqueda de su hermano, y para ello necesitaba que fuera de noche, como Cisney lo había pedido.
Sin hacer ruido, empezó a caminar por la montaña, acercándose a una pequeña colina al lado de la casa que daba la vista directo al mar.
― Espero que no se despierten... ― Susurro, acercando sus dedos a su boca y chiflar lo más fuerte que pudo. En su otra mano se encontraba una carta, un pedido muy importante para aquel hombre rubio.
― ¿Qué haces despierta?
Jisoo dejó escapar un grito, dándose la vuelta rápidamente, pegando un salto al encontrar al albino muy cerca de ella con una pequeña sonrisa.
Su intento por retroceder falló y terminó enredándose, en un esfuerzo por no caer se aferró a Killua, quien en vez de sostenerla también se enredó y terminó cayendo con ella por la colina.
Ambos jóvenes dieron algunas vueltas, seguido de bajos gritos, hasta finalmente frenar su caída al caer en un espacio recto, donde ambos se quedaron en silencio con sus mejillas sonrojadas y miradas incómodas, extendidos en el suelo.
Aunque no habían quedado en alguna postura incómoda, Jisoo había sentido como su corazón casi saltaba de su pecho por el susto.
― ¿Killua? ¡Killua! ¡Me asustaste! ― Exclamó la joven con su ceño fruncido, levantándose del suelo, limpiando su ropa llena de pasto y acercándose al chico, quien estaba más alejado de ella con una mirada perdida.
― ¡Ah, yo-! ¡¿Qué haces aquí, teniña?! ― Exclamó, con sus mejillas sonrojadas, desviando la mirada.
Tal vez aquella joven no había caído en cuenta, pero mientras rodaban la había sujetado por la espalda, casi abrazándola, evitando que se hiciera daño. Ahora que el albino era consciente de ello, no podía evitar sonrojarse, pues era la primera vez que sentía estar tan cerca de ella.
― ¡T-te vas a resfriar si sales así de noche!
― ¿En serio? ¡Por qué no pensaste en eso cuando me seguías! ¡Tú tampoco tienes chaqueta!
― ¡Idiota, yo no me enfermo por esas cosas!
Ambos se sentaron en el pasto, evitando sus miradas, aun con sus mejillas rojas. Killua agarró con fuerza el saco rojo que guardaba debajo de su brazo, y cerrando sus ojos con fuerza, se lo lanzó a Jisoo, frunciendo su ceño.
― Tú si te enfermas por estas cosas, tonta... ― Susurro, escuchando como la ojirosa dejaba escapar una exclamación de sorpresa, automáticamente sintiendo como nuevamente un sonrojo se apoderaba de sus mejillas.
― Muchas gracias... ― Dijo con una pequeña sonrisa, poniéndose el saco con sus mejillas sonrojadas, observando al ojiazul de reojo. ― ¿Por qué me seguiste?
― Curiosidad, supongo...
El fuerte sonido del canto de un ave interrumpió su conversación. Jisoo se levantó del suelo, limpiando su ropa para luego elevar su mano al cielo. En apenas unos segundos, una gaviota se sentó sobre su brazo.
― ¿Ah? ¿Qué haces? ¿Por eso te despertaste tan temprano? ― Pregunto el albino, también levantándose del suelo, notando como Jisoo dejaba una carta en el pico de aquella ave.
― Es una ave mensajera. Voy a empezar mi búsqueda para encontrar a Navier. ― Respondió, mientras el ave elevaba sus alas lista para emprender vuelo. ― Tengo un plan, pero para eso necesito pedirle un favor a Cisney.
― ¿Huh? ¿Vas a pedirle un favor al hombre que le pagó a alguien para que te matara?
― Si lo dices así suena muy tonto. Navier es el hijo de Cisney, tal vez podría ayudarme al menos un poco. ¡Además! Aun no se si el culpable del atentado es Cisney. ― Respondió, sentándose en el suelo, sintiendo como el albino se acomodaba a un lado de ella. ― Aunque el verdadero culpable pertenece a su guardia, mi instinto me dice que Cisney no tiene nada que ver con esto.
― ¿Entonces crees que se trata de una trampa para culpar a Cisney? ― Exclamó, ganando una mirada sorprendida.― Es fácil utilizar el nombre de alguien para ese tipo de cosas.
― Todo es tan confuso, ¡no puedo confiar en nadie! Es más difícil de lo que pensé, por ahora solo puedo concentrarme en curar a mi padre...
― Si es muy confuso. ― Susurró el albino, dejándose caer en el suelo y reposar sus brazos detrás de su cabeza, observando el cielo. ― ¿Cómo planeas sobrevivir en un mundo donde todos quieren matarte?
― Aún no lo sé... Alguna vez pensé en escapar, pero si hago eso y abandono mi puesto en la herencia será tomado como traición. Por ahora solo he pensado en cómo salvar a mi padre.
― ¡Tonta! ¡Necesitas planear todo! ― Exclamó, posando una mano sobre su mentón, chasqueando los dedos con una idea. ― ¿Y si te conviertes en heredera?
Al ver la mirada incrédula de Jisoo, negó rápidamente.
― Sé que es lo que quieres evitar, pero, eso te daría muchas ventajas y podrías darle la herencia a otra persona mediante un testamento sin que se considere traición. ¡Tu familia no podrá hacerte daño!
― ¡Ah! Bueno... De hecho no es una mala idea. ― Susurro, recostándose en el suelo a un lado del chico. ― Pero, para empezar, todos los atentados contra mí han sucedido para evitar que me convierta en la futura heredera... Una mestiza no puede ser heredera. Si decido reclamar mi puesto, aún más personas querrán detenerme...
― Cielos... ¿Por qué tu familia quiere evitar que te conviertas en heredera? Te insisten tanto con el tema, pero al mismo tiempo quieren evitarlo... Es casi como si quisieran que abandonaras la idea de algún día poder ser heredera y todas las ventajas que eso podría darte.
Tan pronto Jisoo escuchó eso, sus ojos se abrieron de golpe. Un recuerdo llegó a su cabeza, pero por más que intentaba hacer memoria y recordar las palabras que una vez escuchó, no lograba hacerlo.
― ¿Ventajas? ¿A qué te refieres con ventajas?
― Podrías heredar los derechos, estatus, y riqueza de tu madre. ¡Todo eso podría darte conexiones para curar a tu padre! Incluso con el estatus de tu madre nadie podría hacerte daño. Bueno, no sé cómo funciona tu familia con esos temas. ¡El punto es que, no es un puesto para nada malo! ¡Podría beneficiarte!
Jisoo parpadeo varias veces, con un semblante pensativo. Su mirada se desvió al cielo, soltando un suspiro mientras ladeaba su cabeza.
― ¿Beneficiarme? ― Susurro. ― Si llegara a convertirme en heredera, e intentaran hacerme daño, los altos mandos tendrían que intervenir ¿Acaso eso quiere evitar mi familia?
― En mi opinión, así parece... ¿Por qué otra razón intentaron hacerte daño sin ser la heredera? Pueden intentar deshacerse de ti sin meterse en problemas.
La joven cerró sus ojos, asintiendo mientras escuchaba las palabras molestas del ojiazul. Todo este tiempo su familia la había acorralado en un solo camino, cuando en realidad había muchas maneras para salvar a su padre y vivir de manera tranquila.
Pero para eso tendría que soportar todos los ataques hasta poder convertirse en heredera, y nada le aseguraba poder sobrevivir.
― Si me convierto en heredera... Podría vivir a gusto con mi padre y dejar de preocuparme por quién podría hacerme daño. Solo faltan dos años para eso... Pero...
Killua asomo una pequeña sonrisa, notando como los ojos de su amiga brillaban como si hubiera descubierto un tesoro, pero un suave destello de duda también los inundaba.
Una fuerte briza desordenó sus cabellos.
― Es complicado procesar todo. Siempre pensé en escapar, esa parecía ser mi única opción, pero ahora... No lo sé...
― Es una decisión muy importante, piénsalo con calma. ― Respondió, levantándose del suelo. ― Ya deberíamos entrar a la casa, será un problema que te enfermes.
― ¡Antes de irnos!, tengo una pregunta.
― ¿Cuál?
― ¿Desde el principio no estabas dormido?
― No, no lo estaba... Ahora vamos.
Las mejillas de Jisoo se sonrojaron, escuchando las risas de su amigo, quien empezaba a subir la colina, observándola de reojo.
Una sonrisa se asomó en sus labios con un extraño sentimiento, y despeinando su albino cabello se sonrojó. ¿En qué momento? Esa pregunta se paseaba por su cabeza de vez en cuando. En qué momento su corazón empezó a latir tan rápido al verla, o simplemente escucharla y tener su atención.
Tal vez en realidad sí quería algo, y sin darse cuenta cada vez más deseaba aquello.
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