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𝐎𝟐𝟓 ┃Algodón de azúcar


:✧。CHAPTER O25🍒

✩。⋆ 💌(𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) ꏍ !❛ Contrincante salvaje y feroz...

BIEN, HOY TENEMOS UN EMOCIONANTE ENCUENTRO PARA USTEDES. ¡PRIMERO TENEMOS A GON, QUIEN LOGRÓ PASAR A ESTA CLASE SIN FALLAR! ¡SU OPONENTE SERÁ GUIDO, QUIEN MANTIENE UN RESPETABLE RÉCORD DE 1-4!

La voz del parlante llegó a los oídos de la ojirosa, quien reposaba sus manos sobre sus rodillas, respirando de manera agitada. Se había apurado por llegar. Con facilidad lograba escuchar las incesantes bullas del público, animando a los luchadores de aquel día. Su pequeña sonrisa se deformó en una mueca al ver todas las personas en aquel lugar, casi sin dejar asientos libres.

― Llegue muy tarde... ― Susurro con una mueca apenada, regañándose mentalmente por quedarse durmiendo hasta tarde.

― ¡Jisoo! Por fin llegas. ― La joven dejó escapar un bajo grito al escuchar la voz de Killua a sus espaldas, quien empujo a la joven levemente. Jisoo se volteó automáticamente con una mueca y sus cejas fruncidas.

― Si sigues haciendo esas caras feas, ningún chico se fijará en ti. ― Exclamo con burla, golpeando su frente, empezando a caminar adelantándose. Rápidamente fue seguido por Jisoo, quien rodó sus ojos con fastidio al escucharlo.

Ambos jóvenes se sentaron al frente, pues el albino ya había guardado algunos puestos en un lugar donde casi no había personas, y así poder ver el enfrentamiento de su amigo con más tranquilidad.

Sus miradas examinaron la situación frente a ellos con curiosidad. El enfrentamiento había empezado, y Gon se encontraba estirando sus piernas con un semblante serio, pero una mirada llena de emoción.

El peliverde se disculpó mentalmente con su maestro mientras una sonrisa nerviosa aparecía en sus labios. Lograba recordar cómo Wing les había insistido en empezar a pelear luego de dos meses, para así poder enseñarles lo más que pudiera sobre el Nen.

Pero Gon es un chico bastante imperativo, así que ahí se encontraba, listo para dar todo de él en su enfrentamiento.

Guido levantó su bastón, extendiéndolo frente él. Un trompo empezó a girar sobre la rama si caerse, al mismo tiempo que el hombre tapaba el objeto con una mano. Luego de unos segundos alejo la mano, dejando ver como ahora se encontraban muchos trompos sobre el bastón.

¡Allí están, los trompos bailarines de Guido! ¡Usa numerosos trompos para atacar a su oponente! ― Explico la señorita del parlante.

El hombre lanzó aquellos trompos al suelo, provocando que estos empezaran a bailar al rededor de Gon, poco a poco empezando a rodearlo.

El joven no sabía a qué lado mirar, pues había bastantes al rededor. Uno de los trompos se golpeó contra otro, provocando que este saliera disparado directo a Gon, golpeándolo en la espalda con fuerza, empujándolo.

El joven logro amortiguar su caída con sus brazos y piernas, negando con su cabeza, volvió a levantarse.

― ¡Golpe limpio! ― Aviso el árbitro, automáticamente las voces del público se escucharon por todo el lugar.

Gon había perdido un punto automáticamente, y Guido había ganado uno.

El joven volvió a acomodar su cuerpo, listo para continuar. Por un momento intento comprender el patrón de ataque de los trompos, pero era bastante complejo para él y su capacidad. Pero Gon estaba dispuesto a encontrar una manera.

En todo momento se esforzó por esquivar los trompos y no perderlos de vista, con el golpe que había recibido recientemente ahora estaba más alerta, pues aquel objeto pequeño infligía el daño similar al de un martillo.

Un golpe impactó contra su cara, tomándolo por sorpresa, tirándolo al suelo. Jisoo dejo escapar una exclamación preocupada parándose de su asiento, al mismo tiempo que Killua fruncía sus cejas.

¡Golpe limpio y noqueo! ¡Dos puntos! ¡Guido ya ha obtenido 4 puntos!

Gon se levantó rápidamente, frunciendo su ceño. Su vista se fijó en Guido, quien seguía frente él junto a los trompos.

― ¿Puedes continuar?

―¡Puedes apostarlo!

Por otro lado, Wing se encontraba viendo el enfrentamiento desde uno de los grandes televisores que proyectaban los combates.

Rápidamente, noto como el contrincante de Gon usaba Hatsu, uno de los cuatro principios del Nen. Guido proyectaba su aura a los trompos, permitiéndole a estos moverse con más fuerza y velocidad de lo común.

Pero, esos trompos no podrían ser tan fuertes si simplemente utilizara aura para hacerlos girar. Aún faltaba algo por descubrir.

Gon intentaba seguir los trompos, pero cada vez era más complicado. Lograba sentir como el Nen fortalecía los trompos, cayendo en cuenta de algo.

― Puedo sentirlos... ― Pensó, frenando sus pasos por un momento y cerrando sus párpados. Sus ojos se abrieron de golpe, sintiendo como su Ten se desvanecía.

Otro golpe directo impactó contra el joven, esta vez golpeándolo con más fuerza.

¡Otro golpe directo! ¡Ha sido arrojado fuera del cuadrilátero! ¡La puntuación ahora es de 6-0! ¡Ha cavado su propio agujero!

El peliverde se levantó rápidamente, frunciendo sus labios.

― No funciona... Si me concentró en percibir los trompos, mi manto de Ten se disolverá. ¿Qué debo hacer? ― Su atención se desvió a uno de los trompos que se encontraba fuera del cuadrilátero, notando como este no lo atacaba a diferencia de los demás.

― ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? ― Preguntó el árbitro acercándose al menor con preocupación.

― ¡Silenció! Estoy pensando en este momento. ― Exclamó el peliverde, con una mirada estresada, esforzándose lo que más podía por idear un plan y darle sentido a lo que sucedía.

― ¡Si no estás en el cuadrilátero a la cuenta de 10, te declararé como el perdedor! ― El árbitro frunció su ceño con una mueca sorprendida, alzando su brazo. ― ¡Uno...!

Gon ignoró las palabras del hombre, aun sumergido en sus pensamientos. Ahora que lo reflexionaba, no había sentido el Nen hostil. También había notado como los trompos solo giraban y se chocaban entre sí.

Tal vez los trompos en realidad no lo estaban atacando.

― ¡Cuatro!

― ¿Por qué estás parada fuera del cuadrilátero? ― inquirió Gon al escuchar la voz del árbitro, quien contaba mostrando el número con sus dedos.

― ¡Si me quedo en el cuadrilátero seré lastimado! ¡Cinco!

― Justo como pensé... ¡Esto es como un juego de sumo de trompos!

En ese caso, Gon no tendría por qué temerle a los trompos, solo tendría que concentrarse en atacar a Guido. Con ese pensamiento en mente, corrió hasta el cuadrilátero.

El peliverde salto, dispuesto a golpear al hombre con una patada, pero para su sorpresa, Guido empezó a girar como un trompo.

¡Ahí está! ¡La técnica especial de Guido, combinando defensa y ataque! ¡Tornado de trompo!

Ya era demasiado tarde para poder detener su ataque. El resultado fue de esperarse, pues Gon salió volando fuera del cuadrilátero al chocar contra el cuerpo giratorio de Guido.

¡Guido infringe un fuerte contraataque sobre Gon! ¡El juez ha otorgado un golpe crítico y un noqueo! ¡Guido tiene 9 puntos! ¡Gon está a punto de perder!

El peliverde se levantó levemente, observando cómo el hombre de capa roja empezaba a reír.

― ¡Me convertí en trompo para protegerme, mientras usaba mis Trompos Bailarines para atacar! ― Exclamó el hombre, aun girando. ― Mi estrategia podría ser aburrida, pero es efectiva para acumular puntos.

Gon se acercó rápidamente al cuadrilátero, permaneciendo en la orilla mientras pensaba. Quería prolongar el encuentro, pero no sabía qué hacer en aquel momento. Guido solo necesitaba un punto para ganar.

El peliverde apretó sus puños, al mismo tiempo que su aura lentamente se desvanecía. Wing dejó escapar una exclamación de sorpresa. Gon estaba utilizando Zetsu sin darse cuenta, la técnica para ocultar su presencia.

Aquel chico tenía un potencial increíble.

Los trompos empezaron a acercarse al él, girando a toda velocidad. Killua se levantó de su asiento, frunciendo sus cejas, mientras una gota de sudor caía de su frente con preocupación

― ¡Si eres golpeado por un ataque Nen sin protección, estarás completamente arruinado! ― Exclamó el albino, logrando ser escuchado por el peliverde.

Pero eso él ya lo sabía, su intención era seguir la compleja trayectoria de los trompos con sus sentidos. Cerrando sus ojos, empezó a intentar sentir aquellos peligrosos objetos que se dirigían a él.

― Gon, sé que tal vez estés pensando en alguna idea, pero... ¡Por favor ten cuidado, tonto! ― Exclamó Jisoo, con una mueca preocupada en su rostro, inclinándose sobre las barandas.

Los trompos se acercaron a él con más potencia que antes, aquel ataque tenía la intención de infligirle mucho daño, casi para matarlo.

Para sorpresa de todos, el menor lo esquivó con facilidad, aun con sus ojos cerrados. En las gradas, el albino y la ojirosa se observaron entre ellos con sorpresa, volviendo a dirigir su mirada al peliverde.

― Puedo sentirlos... ¡Se hacia donde se dirigen! ― Pensó Gon, aun esquivando los trompos.

Eso era lo único que podía hacer en aquel momento, esquivar sin parar los ataques de su oponente, y así evitar que su enfrentamiento llegará a su fin tan rápido. 

(💌)

Jisoo suelto un suspiro, caminando con una mueca decaída. Aún lograba escuchar la bulla del público, emocionados por el final de aquel interesante combate.

Pero ella solo podía pensar en una cosa, y era saber el estado en el que se encontraba su amigo luego de ser golpeado por aquellos molestos trompos. A un lado de ella se encontraba Killua, caminando con las manos en sus bolsillos.

― Qué tonto es... Fue muy descuidado. ― Susurro el albino, frunciendo su ceño molesto, escuchando como Jisoo asentía a un lado.

― Ya no hay nada que hacer... Solo espero que se recupere pronto. ― Bufo la ojirosa, desviando su mirada al ver a una persona vendiendo todo tipo de dulces en una canastilla de madera. Una idea iluminó su semblante. ― Killua, ¿Tienes dinero?

― ¿Hum? Sí, ¿para qué?

― ¡Deberíamos comprarle algunas golosinas a Gon para que se anime!

Sin esperar respuesta, la pelinegra agarro la mano del albino, quien se dejó guiar por su amiga con una mirada apenada.

Jisoo examino los dulces con una mirada seria, asegurándose de haber escogido algunos que le gustaran a su amigo peliverde. Toda su atención fue llamada al ver una golosina similar a una suave nube.

Nunca había visto ese tipo de dulces.

― Señor, ¿Cuánto cuesta esa nube?― Pregunto la joven, provocando que el albino dirigiera su mirada a aquel lugar rápidamente.

― Oh, es un algodón de azúcar. Si compras tres, te lo puedo dejar a un precio más barato, solo a ocho Jennys.

― ¿Algodón de azúcar...? ― Su mirada se dirigió a Killua, quien también la observo curioso. Sin darse cuenta, ambos aún se sostenían de las manos. Jisoo dejo escapar una risa animada. ― ¡Killua, se parece a tu pelo!

clik.

En aquel momento, la ojirosa se quedó congelada al escuchar su propio comentario. Como si fuera una poderosa bala impactando su cabeza, todos los recuerdos de aquella vergonzosa noche llegaron a su cabeza.

― ¿Qué dices, niña? ¿Lo compras? ― Inquirió el señor, ignorando como su pequeña cliente parecía tener un corto circuito.

― Sí, deme los tres algodones. ― Intervino Killua, haciendo énfasis en la palabra algodón, logrando que su amiga se sonrojara aún más.

El vendedor se fue de aquel lugar luego de recibir el dinero, dejando a los dos jóvenes solos. La mirada del albino se fijó en su amiga, quien casi parecía un tomate, aún totalmente congelada.

― Y-yo...

― ¿Tú?

― ¡Lo siento! ― Exclamo la joven bajando su mirada, agachando su pecho en una reverencia, haciendo aquello una y otra vez, ganando la atención de las personas al rededor. ― ¡Lo siento, de verdad lo siento! ¡Mi intención no era ponerte incómodo! ¡Lo siento!... ¡No siento haber dicho que tu pelo es lindo! ¡Pero si siento mucho haber hecho esa escena!

Killua se sonrojó al sentir la mirada de todos sobre ellos, pero su sonrojo fue mayor al escuchar las palabras de su apenada amiga. Jisoo rápidamente soltó la mano del albino, tapando su cara con sus manos, evitando ser vista por el joven frente ella.

― ¡Ya, idiota! N-no es para tanto...

― También siento haber sostenido tu mano todo este tiempo... No quiero ponerte incómodo... Si eso te molesta, intentaré dejar de hacerlo. ¡Lo siento mucho!

― ¡Deja de disculparte por todo! ― Esta vez fue turno del albino en agarrar la mano de Jisoo, caminando apresuradamente entre la gente, quienes poco a poco alejaban su atención de ambos jóvenes.

Rápidamente, se adentró al elevador, sosteniendo la mano de la pelinegra y los dulces en la otra. Ambos se quedaron en silencio con sus mejillas sonrojadas, sin saber qué decir para romper el inquietante silencio.

Killua observo de reojo a Jisoo, quien había agachado su mirada levemente, aún totalmente sonrojada con sus labios fruncidos.

Nunca antes la había visto tan roja.

Un rápido pensamiento invadió la mente del albino, provocando que se sonrojara y alejara su mirada, sintiendo un leve cosquilleo en su pecho. Su amiga lucia realmente linda con sus mejillas rojas que combinaban a la perfección con sus ojos. Realmente le gustaría verla por más tiempo, pero sus escandalosos latidos lo distraían y apenaban.

El sonido del ascensor saco a ambos de sus pensamientos, indicándoles que ya habían llegado a su destino, saliendo rápidamente de aquella pequeña habitación aun sin decir nada.

― La habitación de Gon es la 2207...― Susurro Jisoo, soltando suavemente la mano del ojiazul para tocar la respectiva puerta.

Ambos entraron al lugar, aun con sus caras levemente sonrojadas. Su atención se dirigió automáticamente al peliverde, quien se encontraba recostado en su cama con su brazo vendado. Killua se acercó, sentándose a un lado de su amigo luego de entregarle los dulces a Jisoo, quien entro un momento a la cocina.

― Tres costillas rotas. Y otras doce fracturas menores... Cuatro meses antes de que estés completamente curado. ― Gon observo con una mirada nerviosa y apenada al albino, quien frunció sus cejas haciendo una mueca. ― ¡Idiota!

― Lo siento...

― ¡Una disculpa no ayudará! ¿Tienes cerebro ahí dentro? ― Killua se acercó al peliverde, golpeando su frente con un dedo. ― ¿No viste lo que les paso a aquellos que sufrieron la bienvenida Nen tradicional? ¡Un movimiento equivocado y pudiste haber acabado como ellos! Tienes suerte de no haber sido lastimado peor.

Jisoo se asomó, notando como los ojos de Gon brillaban al ver como su amiga no se encontraba molesta, pero aquella sonrisa del peliverde se esfumó en apenas unos segundos, notando como la ojirosa soltaba un suspiro y negaba con decepción.

― ¡Eres muy descuidado, Gon! ¡A la próxima no te lances al peligro sin pensar, no eres inmortal.― La joven se acercó, extendiéndole el algodón de azúcar a su amigo, quien lo acepto con una mirada apenada. ― Ten, para que no estés triste.

― Cielos, ¿por qué crees que él cuatro ojos estaba entrenándonos? ― Bufo Killua, también aceptando el dulce que Jisoo le acerco, cambiando su semblante serio por unos segundos hasta que Gon respondió apenado.

― Aun así... Tuve un presentimiento de que estaría bien. Recibí varios golpes, pero no estuve en peligro mortal, siempre y cuando él errara mis puntos vitales... ― Las palabras de Gon se detuvieron abruptamente al sentir como su brazo vendado era apretado por el albino en señal de regaño.

El peliverde agito sus brazos con sus párpados fruncidos, intentando liberarse del apretón del albino. Su mirada se dirigió a Jisoo en señal de ayuda, pero solo logro que ella golpeara su frente.

― ¡Tonto, Gon, tonto! ¡Me preocupaste mucho! ― Reprimió la ojirosa, desviando su mirada por un momento al escuchar como la puerta era tocada.

― Pase. ― Exclamo el albino, levantándose de la cama y acercarse a la puerta de madera, encontrándose a Wing, cuyo semblante permanecía serio. ― ¡Cuatro ojos!

El hombre pasó a un lado de Killua sin decir nada, dirigiéndose a Gon con los brazos detrás de su espada.

― Uh... Lo siento.

Una cacheta resonó en aquella habitación. Jisoo y Killua se alejaron levemente, observando desde lejos sin saber qué decir.

― ¡Una disculpa no ayudará! ¿¡En que estabas pensando!? ¿No viste lo que le paso a aquellos que sufrieron la bienvenida Nen tradicional? ¡Pudiste haber acabado como ellos!

― Oh, eso es lo que le acabo de decir. ― Exclamo Killua con una cara gatuna, recostando sus manos detrás de su cuello, notando como una gota de sudor se resbalaba por la frente de su amiga.

Wing se acercó a Gon, quien bajo su mirada, sintiendo como la mano de su matero se posaba sobre su hombro.

― En serio... Estoy feliz de que no hayas resultado más herido.―Susurro el mayor, observando a Gon con alivio. El peliverde levanto su mirada.

― Wing-san, lo siento mucho... ― Susurro. El hombre sonrió amablemente, para luego cambiar su semblante a uno serio.

― No, no dejaré pasar esto. ― Respondió con una vena molesta marcada. ― Killua-kun, Jisoo-chan. ¿Saben cuando estará completamente recuperado Gon-kun?

― El doctor dijo que tomara dos meses. ― Respondió el albino, sonriendo nuevamente una cara gatuna.

― Comprendo. ¡En ese caso, no te permitiré participar en ningún encuentro por dos meses! No te permitiré estudiar o entrenar Nen. Si no cumples con esas reglas, nunca te enseñaré de nuevo. ― ¿Y bien?

― Entiendo. Haré lo que dices.

― Dame tu mano izquierda. ― Wing saco un hilo verde de su bolsillo, amarrándolo en el dedo meñique de Gon. ― Este es un hilo de promesa, será un recordatorio visual de tu promesa.

El peliverde asintió, observando curioso su mano. El maestro acomodo sus manos detrás de su espalda, observando de reojo al albino y a la ojirosa.

― Killua-kun, Jisoo-chan, necesito hablar con ustedes un momento, por favor.

(💌)

― ¿Cuál es el verdadero objetivo que ustedes tres persiguen? ― Inquirió Wing frente a los jóvenes, quienes se encontraban sentados en una banca fuera del coliseo del cielo.

― Bueno, en verdad no tengo un objetivo. Antes de encontrarme contigo y Zushi, mi plan era conseguir un poco de dinero fácil.

Respondió el albino, observando de reojo a la ojirosa, quien se encontraba distraída, observando al rededor con curiosidad, escuchando sin decir nada.

― Jisoo está aquí para entrenar y recolectar experiencia en combate. Gon está aquí para entrenar duro y vencer a un tipo llamado Hisoka. Eso es todo, en serio.

― Parece que los otros en los 200 quieren llegar al último piso... ― Susurro Jisoo, pensativa, desviando su mirada a Killua.― ¿Cómo se llamaba? ¡Oh! Batalla Olimpia. ¿No? No estamos interesados en eso...

El albino asintió a un lado de ella, moviendo sus pies de un lado a otro. Jisoo levanto sus piernas, sentándose en posición de mariposa y recostar sus codos en sus rodillas.

― Oh, Gon esta... Bueno, no estoy seguro... ― Exclamo el albino, levantando su mirada y observar a Wing. ― Dijo que solo quería enfrentar a Hisoka. Pero luego de ver su encuentro... Tengo un presentimiento de que disfruta de las emociones...

― ¿Dices que disfruto de una situación que pudo haberle costado la vida? ― Inquirió el maestro, recibiendo una afirmación del ojiazul.

― Sí. Lo sé porque me he sentido igual... Y seguro que Jisoo alguna vez también se sintió igual.― Respondió, notando como la ojirosa dejaba escapar una risa nerviosa.

― Aunque también tomo circunstancias en consideración. ― Recordó la pelinegra, frotando su mejilla curiosa. ― Una vez que está en la zona, pierde de vista todo lo demás a su alrededor...

― ¡Oh! Pero no es el tipo que rompe una promesa dos veces, así que no necesitas preocuparte...― El albino se levantó del asiento, observando a Wing con una mirada levemente retadora ― Es demasiado tarde. Ya que Gon, Jisoo y yo ya lo sabemos. Si lamentas habernos enseñado y decides renunciar, encontraremos a alguien más o aprenderemos por nosotros mismos. No tienes que sentirte responsable. Mi hermano y Hisoka pueden usar Nen, así que estamos destinados a descubrirlo eventualmente. ¡Vamos, Jisoo!

El albino se dio la vuelta, empezando a caminar junto a la pelinegra. Los pasos de ambos se detuvieron al escuchar la voz de Wing.

― Entiendo. Y pretendo terminar lo que empecé. ― Respondió el mayor, notando como Jisoo y Killua lo observaban de reojo. ― Hay muchas cosas que debo decirles. Zushi está esperando en mi estancia. Pueden entrenar con él.

― No, gracias. ― Respondió la joven, volviendo a fijar su vista en el camino. ― Dos meses no es mucho... puedo esperar.

― No abandonaremos a Gon. ― Exclamo el albino, empezando a caminar. ― Si mantiene su promesa, empezaremos a entrenar cuando él lo haga.

El hombre entreabrió sus labios sorprendidos al escuchar las respuestas de sus estudiantes, quienes siguieron caminando, cada vez alejándose más de él sin prestarle atención a su propuesta.

― ¡Esperen, díganle esto a Gon! ― Exclamo Wing. ― Le permitiré practicar el otro tipo de "Nen". ¡Díganle que practique "Ten" a diario"!

(💌)

Ambos caminaban en silencio por el elegante pasillo del piso 200, dirigiéndose a la habitación de Jisoo a recoger algunas cosas, para luego ir a la habitación de su amigo peliverde. Ninguno de los dos sabía qué decir, pues aún lograban sentir el incómodo ambiente que los rodeaba a ambos.

Tal vez la más apenada de ellos era Jisoo aunque no lo pareciera. La joven despeinó su cabello con molestia. Aún no podía creer que hubiera actuado de manera tan irrespetuosa con el albino.

 Aquel momento que antes no recordaba ahora le parecía más claro que el cristal, y ahora era imposible para ella pensar en otra cosa al caminar por el mismo pasillo donde ocurrió todo. 

― Si prefieres espera afuera, Killua. ― Susurro la joven mientras frotaba su cuello, sintiendo la mirada del ojiazul sobre ella. ― Solo buscaré mi billetera, no pienso que me demore mucho. 

― ¿Me vas a dejar afuera luego de que te acompañara? ― Exclamo Killua dejando escapar una risa, entrando a la habitación con las manos en sus bolsillos y sentarse frente al ventanal de la habitación.

― Bien, bien... Como quieras. ― Susurro Jisoo, corriendo hasta su maleta y empezar a buscar. La joven soltó un suspiro, esperando tener dinero para poder devolverle al albino, quien en aquel momento no dejaba de mirarla, logrando ponerla nerviosa. ― ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? 

― ¿Por qué estás tan roja? ― Inquirió el joven curioso, notando como Jisoo ladeaba la cabeza confundida, aun sin quitar su sonrojo. 

― ¿Cómo quieres que no lo esté? Aún me siento algo apenada... ― Respondió riendo nerviosa, dejando escapar una exclamación animada al encontrar su billetera. ― ¡Casi que no la encuentro!... ― Su mirada se dirigió al albino, quien desvío la mirada sonrojado. ― ¿Tú también sigues avergonzado por qué tu pelo es como un lindo algodón?

― ¡Eh! Ya olvida eso. ― Bufo el albino con una mueca, frunciendo su ceño al escuchar las risas de su amiga. Aún no podía acostumbrarse a los comentarios tan sinceros y despreocupados de la ojirosa. ― ¡No estoy avergonzado, idiota!

― Gracias por esperarme. ― Dijo la joven cambiando de tema, acercándose al albino y dejar ocho jennys sobre su mano. ― Te los debía, gracias por prestármelos... Algodón de azúcar.

― Cállate, ojos de chicle. 

― ¿Eh? ¿Qué ocurrió con el "teñida"?

― Teñida entonces.

― ¡Pelo de trapero canoso!

― ¿¡No que mi pelo era como una linda nube!?

― ¡No me arrepiento de decirlo! 

Jisoo salió corriendo mientras reía, dejando a un sonrojado y apenado Killua. Rápidamente, el albino se levantó frunciendo su ceño, empezando a correr persiguiendo a la ojirosa.

Una pequeña sonrisa apareció sin darse cuenta en los labios de Killua, fijando su vista en la chica que corría por el pasillo frente él, aun riendo animada. Un extraño cosquilleo recorrió su pecho, al mismo tiempo que sus mejillas cambiaban a un color rosa al verla reír de manera tan feliz. Le alegraba saber que las palabras de aquella noche no eran simples mentiras como llego a creer en un momento.

Los pasos de la joven frenaron abruptamente, provocando que por poco Killua se estrellara contra ella, aun perdido en sus pensamientos.

― Con permiso...― Susurro Jisoo, empujando la puerta de la habitación sin hacer ruido.

Ambos jóvenes entraron a la habitación con cautela, notando como Gon se encontraba en silencio, sentado en su cama, meditando con los ojos cerrados tranquilamente.

Jisoo y Killua se miraron entre ellos, volviendo a dirigir su mirada a su amigo con una pequeña sonrisa. Sin decir nada, ambos se acercaron a un lado, sentándose en el suelo frente a la cama. Sin ser necesario decirle, Gon ya se encontraba entrenando Ten, y sus amigos estaban dispuestos a acompañarlo durante dos meses.

No abandonarían a Gon.


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