𝐎𝟏𝟗 ┃Una persona especial
☀ CHAPTER O19🌷
☾⋆ 🕊️(𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) ꏍ ✾ !❛Mariposas como las estrellas...
LA BRIZA GOLPEABA SUAVEMENTE LOS ROSTROS DE LOS PRESENTES, quienes se asomaban curiosos por el barandal de barco, observando como el transporte en el que iban se acercaba cada vez más a un espacio con flores verdes sobre la superficie más baja del mar, casi como un pantano, ya acercándose a la isla.
Sobre este espacio lleno de hojas verdes brotaban largos palos de bambú, que aparentemente rodeaban la isla por completo, dándole un ambiente más tranquilo y fresco.
― ¡Bien, hemos llegado!― Exclamó entusiasmada la mujer mayor, zarandeando a Jisoo de un lado a otro con una gran sonrisa, totalmente diferente a como se encontraba su sobrina. Su mirada se dirigió al grupo frente a ella, interrumpiendo lo que sea que fueran a decir. ― ¡Bienvenidos a la Isla Esmeralda, conocida por sus lagos de color verde esmeralda y sus piedras preciosas!
Sin perder el tiempo, Kone agarró un remo de madera y frenó el barco con cuidado frente al puerto, evitando golpear los brotes de bambú. Abriendo una pequeña puerta, salió del barco caminando por unas tablas de madera, para luego atender una llamada en su teléfono.
― Déjenme ayudarles, aunque no lo parezca, las tablas están sobre el mar, suelen tambalearse mucho. ― Explico la ojirosa, ofreciéndole su mano a Gon, quien bajó con cuidado y una mirada curiosa, notando como su amiga mantenía el equilibrio perfectamente.
― No parece muy difícil, tú estás parada como si nada ― Exclamó Leorio, observando como la ojirosa sostenía a Gon sin temblar, totalmente diferente al peliverde, quien no paraba de dar pasos como gelatina intentando llegar a tierra firme.
― Este es el lugar donde Jisoo vivió toda su niñez, seguramente cruzó por este lugar más veces de las que podemos contar, Leorio.― Respondió Kurapika, cruzando con cuidado el puente con ayuda de su amiga, escuchando como el hombre de corbata chistaba detrás de él, también intentando pasar.
Jisoo busco a su alrededor una melena albina, encontrando a Killua del otro lado del puente. No fue necesario ayudarlo, pues se encontraba esperándola con una pequeña sonrisa ya al otro lado, logrando sacarle una baja risita a la joven.
― No es por apurarlos, pero Jisoo tiene cosas importantes que hacer. ― Exclamó Kone más alejada, cruzando sus brazos bajo su pecho luego de colgar la llamada. ― ¡La abuela Hebe nos espera!
― ¡¿Eh?! ¡¿La abuela Hebe?! ¡Pero se supone que sería Cisney! ― El repentino cambio de Jisoo tomó por sorpresa a todos. La mujer asintió con una pequeña mueca nerviosa, y soltó un suave suspiro.
― Hubo un cambio de planes, lo siento, Jisoo...
― ¿La abuela Hebe?― inquirió Killua, con las manos en sus bolsillos, interrumpió la conversación. ― Ese nombre me suena muy conocido.
― No me sorprende. Seguramente ya la conocen o la han visto en la televisión, es bastante famosa...― Respondió la joven, soltando un suave suspiro. ― Pero ella es muy complicada.
― ¡Ah! ¿Eres nieta de alguna actriz famosa? ― Pregunto Leorio, asomándose con una mueca de sorpresa, notando como Jisoo dejaba escapar una risa.
― ¿O tal vez de alguna figura política?
― ¡O hija del dueño de una empresa famosa!
― Tal vez de una periodista.
― Nada de eso, eso solo...
― Jisoo, ¡Rápido! ― Exclamo Kone, apurando a la joven con un ademán de manos. ― Hablemos un momento.
Jisoo soltó un suave soplido, ladeando su cabeza levemente, empezando a caminar siguiendo a su tía a paso rápido, escuchando como sus amigos curioseaban alrededor, al igual que las personas cerca del puerto, quienes observaban a Jisoo con una mirada cautelosa.
La mujer de alta estatura observó a la ojirosa de reojo, notando su mirada ansiosa. Con una sutil seña de mano consiguió que su sobrina se acercara.
― Entiendo que estés nerviosa, la abuela Hebe se ocupará de todo. ― Susurro la mujer, y al no recibir respuesta, continuó. ― ¡De hecho, es mejor! De esa forma, en un futuro no tendrás problemas.
― ¡Eso es lo que me preocupa! ― Exclamó la ojirosa, bajando su mirada lentamente. Y sin poder evitarlo, una pequeña sonrisa se asomó por sus labios, observando a sus amigos de reojo. ― Ellos son importantes para mí, y no quiero que la abuela Hebe los asuste... ¡Mis amigos no tienen malas intenciones!
―Es necesario ― Susurro la mayor, sintiendo como la menor se acercaba más a ella. ― Solo quieren lo mejor para ti, y evitar que tu amistad se convierta en un intento de asesinato. Tú más que nadie conoces los problemas de las personas como ellos... Se dejan guiar por la codicia, son seres mentirosos y.
― ¡Sí, lo entiendo!... No te preocupes, no conocen mi apellido. Y aunque lo conocieran, sé que no tendrían ninguna mala intención. ¡Tal vez ni me creerían! Mi apariencia es diferente, no soy como ustedes.
La mayor se quedó en silencio por unos segundos, observando a la menor, quien no podía notarlo. Su cuerpo era cubierto por una larga bata color blanco que también cubría parte de su cara, dejando a la vista sólo sus labios y algunos mechones dorados.
― Jisoo...
― Lo sé, lo sé...
Una pequeña mueca preocupada apareció en sus labios, notando como la menor fruncía sus labios y baja la mirada, rodeando los ojos, mientras pateaba una roca en el suelo. Jisoo era como un pequeño tesoro, era lo último que su hermana mayor había dejado en el mundo, y por eso mismo debía protegerla.
― No te preocupes por Hebe. Me aseguraré de que no los incomode... No te molesto más, ve con tus amigos.
Jisoo asintió, con una pequeña sonrisa en sus labios.
A paso rápido, se acercó a sus amigos, quienes la recibieron con pequeñas sonrisas. Su situación definitivamente era complicada, pero estaba dispuesta a hacer de todo por no perder a sus primeros amigos.
Luego de unos largos minutos, donde curiosearon alrededor y rieron, el grupo llegó a una inmensa pradera. El pasto les llegaba hasta las rodillas, además de que el cielo se encontraba despejado, permitiéndoles ver las estrellas que poco a poco aparecían en el cielo nocturno.
― ¡Jisoo! ¡Mira esto! ― Exclamó Gon entusiasmado, sosteniendo sobre su mano una bella mariposa cuyas alas emitían una brillante luz dorada, resplandeciendo su cara. ― ¡Parecen de oro!
― ¡Genial! Tendremos luz cuando oscurezca. ― Susurro Killua a un lado del peliverde, observando curioso aquel pequeño insecto, manteniendo su distancia.
― Son Mariposas Estrella. Suelen aparecer por la tarde, casi noche.― Explicó Jisoo sonriendo levemente, estirando sus brazos completamente, fijando su vista en sus amigos. ― ¿Quieren ver algo genial?
La joven empezó a dar vueltas corriendo por la pradera, al mismo tiempo que muchas mariposas brillantes empezaban a aparecer por donde ella pasaba corriendo, elevándose al cielo como estrellas. Gon y Killua no tardaron en unirse, también empezando a correr por el lugar, persiguiéndose entre ellos mientras reían animados.
Sorpresivamente, Kurapika y Leorio también corrieron por el lugar, observando fascinados las mariposas, escuchando las risas de los menores, quienes se empezaban a lanzar pasto entre ellos. Definitivamente, era un animal tan extraño como hermoso.
El grupo se sentó por un momento en el suelo, recostando sus cuerpos sobre la suave hierba, descansando de su caminata, iluminados por las Mariposas Estrella que volaban sobre ellos.
Kurapika noto como algunas extrañas piedras rodeaban el lugar, reconociéndolo como partes caídas de un coliseo, además de que también había algunos pilares de mármol cerca con soles grabados dorados y marcas de espadazos.
No eran estructuras cualquiera, además de que eran muy representativas de algo en especial.
― Este lugar parece un antiguo coliseo... ― Susurro el rubio, deslizando su mano por un trozo de mármol, notando como su amiga asentía sorprendida.
― Estás en lo correcto. Eres muy observador. ― Exclamó divertida, y al notar la mirada de sorpresa de todos decidió hablar más. ― Esto era un antiguo coliseo para observar las estrellas, y además, el lugar donde conocerán a la abuela Hebe.
― ¿Por qué estás tan preocupada por eso, Jisoo? ― Pregunto Leorio, con las manos sobre sus rodillas, notando como la ojirosa dejaba escapar un bajo soplido.
― No quiero que se sientan incómodos o juzgados... La abuela Hebe tiene una lengua bastante filosa. ― Susurro, cruzando sus piernas. ― Quiere conocer sus intenciones.
― ¡Ah! ¿A qué se refiere? ― Pregunto Gon con sorpresa. A un lado de él, Killua ladeo su cabeza con una ligera mueca.
― ¡En todo! En especial si podrían hacerme algún tipo de daño... ― Dijo en voz baja, sintiendo las miradas confundidas de sus amigos, levantando su cabeza rápidamente, negando. ― ¡Sé que no son malas personas, no piensen mal! Es solo que mi familia no sabe eso, y quieren confirmarlo... Lo siento.
― No tienes porqué disculparte, Jisoo. Está bien que tu familia se preocupe por ti. ― Respondió Kurapika, mientras Leorio asentía.
― Sí, no hay ningún problema. Me gustaría conocerla y enseñarle que su nieta está en buenas manos. ― Dijo el hombre de corbata, reposando su mano sobre la cabeza de la menor, asomando una sonrisa. ― No tienes que estar nerviosa.
― ¡Si, no estés triste, Jisoo! ― Asintió Gon, dejando ver pasto sobre su cabeza que anteriormente Killua había dejado sin que el peliverde se diera cuenta.
― Tu familia te sobreprotege mucho, ¿no crees?― Exclamó el albino, reposando sus brazos detrás de su cuello. ― ¿Eres una princesa o qué? No pareces ser muy educada que digamos...
― ¡Oye! ― Jisoo frunció sus cejas con molestia, pero su ceño no tardó en tranquilizarse. ― No, no soy una princesa... Pero mi familia es muy conocida, son muy famosos, y yo no soy como ellos, por eso les asusta tanto con quien me junto. Una persona como yo podría dañar su reputación de miles de años en apenas unos segundos.
― ¿Una reputación? ¿A qué te refieres? ― Exclamó Kurapika, cuando la voz de Kone y un extraño sonido de pasos, más alejados que ellos, los interrumpieron.
El sonido venía del bosque, lo que llamó su atención por completo. De un momento a otro, las Mariposas Estrella se alejaron despavoridas, dejando el lugar totalmente oscuro.
A paso lento, una mujer con una larga bata y presencia imponente se acercaba, marcando sus pasos con el sonido de sus fuertes tacones.
Los ojos de Jisoo se rasgaron, observando a sus amigos con una mueca apurada, acercándose rápidamente a ellos. Gon reposo su mano sobre el hombro de su amiga, intentando tranquilizarla. Detrás de la mujer, cuatro mujeres con trajes blancos y un velo en la cabeza se acercaban cargando con antorchas y otras cosas, haciendo un repetitivo sonido, indicando la llegada de alguien importante.
La tía de Jisoo se acercaba con su celular en mano, siguiendo a la mujer más bajita que ella con un semblante serio, observando lo que sucedía sin pronunciar alguna palabra. El ambiente era tenso entre las dos mujeres.
― ¡Abuela Hebe! ― Rápidamente, Jisoo se agachó en una reverencia, y poco a poco sus amigos empezaban a imitar la acción con caras confundidas por la reciente conversación.
Kurapika tuvo que agachar la cabeza del albino, quien se mantenía firme con las manos en los bolsillos, observando a la mujer recién llegada con detenimiento y una ligera mueca.
En silencio, la recién llegada, frenó sus pasos. Detrás de ella, las cuatro mujeres se agacharon en una reverencia.
― Mmmm... Ya entiendo, ya entiendo. Así que estos son los famosos amigos de Jisoo~ ― Decía la señora, examinando a los jóvenes con la mirada cubierta por su capa. Su mirada se detuvo en la ojirosa, asomando una pequeña sonrisa. ― Jisoo, me alegra que lograrás convertirte en cazadora. Te avisaré cuando tengas que reunirte con Cisney, por ahora, tu padre te espera en casa.
― ¿E-eh? Pero, Abuela Hebe...
― Vine hasta aquí para conocer las visitas, ve y visita a tu padre, no ha dejado de preguntar por ti. ― Ordenó, reposando sus manos sobre su bastón. Una ligera mueca apareció en sus labios, observando a Jisoo con sorpresa. ― Oh, por cierto, tienes pasto en tu cabello.
La risa de Killua no se hizo esperar.
Rápidamente, recibió una mirada de reproche de Kurapika y Leorio, quienes obligaron con la mirada al albino de hacer silencio, quien aún reía sin darle importancia.
Jisoo lo observo de reojo con el ceño fruncido, sonrojada, preocupada por lo que podría decir su abuela, quitando el paso de su cabello rápidamente, notando como Leorio agachaba la cabeza del albino de golpe, y Gon reprime una pequeña risita.
― ¡K-killua! ― Susurro la menor, siendo interrumpida por una suave risa desconocida, que logró hacer que el lugar se quedara totalmente en silencio.
Los jóvenes levantaron sus miradas, observando con atención como la mujer acomodaba los brazos en su cintura y asomaba una diminuta sonrisa.
― Nunca antes te había visto tan distraída, Jisoo~ ― Susurro la recién llegada, con una voz suave y un toque burlón. ― Tampoco te había visto divertirte ni reírte tanto con un grupo de personas, menos en este lugar que tanto odias...
Nuevamente, todo se quedó en silencio. Jisoo sintió como la mano de su abuela reposaba sobre su hombro, agachándose lentamente para hablarle al oído.
― No te preocupes, no me tardaré mucho. ― Dijo, sintiendo como la menor se tensaba. ― Ahora ve con tu padre, y permíteme conocer a tus compañeros de viaje antes de dejarte partir de esta isla.
La mirada de Jisoo se levantó rápidamente, con una mirada totalmente sorprendida, sin lograr formar alguna palabra. La mujer se alejó lentamente, sin decir nada.
― ¡Entonces! ¿Si me dejaras salir de la Isla?
― No te apures, ve con tu padre de una vez.
Jisoo asintió con una sonrisa, pero antes de irse, se dio la vuelta, observó a sus amigos con duda. La tía de Jisoo, Kone, levantó su mano en señal de que todo estaría bien, y de esta forma la pelinegra pudo irse.
― ¡Nos vemos luego, chicos! ¡No me tardaré! ― Exclamó, despidiéndose con la mano mientras se alejaba. No lo negaría, estaba preocupada. No quería que su relación con sus amigos cambiará, ni mucho menos que se sintieran incómodos. Temía que cosas les pudiera decir su abuela, temía que se sintieran mal en aquella isla, tanto como ella odiaba estar allí. Rápidamente, negó con la cabeza, despejando sus pensamientos.
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˗ˏˋ 𑁍 𝐊𝐎𝐍𝐄❜ ˙⊹ع˖⁺
☕☽❛ the woman in the white cape˙⊹...
La caminata apurada de Jisoo paro de repente, fijando su vista en uno de los pilares de mármol que daban la entrada al pueblo, fijando su vista una persona más alejada de ellos, recostada sobre la pared.
El hombre parecía estar dormido, pues su cabeza se encontraba agachada, recostada a un lado, y sus brazos se encontraban cruzados bajo su pecho, sosteniendo un pequeño talego.
― ¿Papá...? ― Susurro la ojirosa, ladeando su cabeza mientras una sonrisa se asomaba por sus labios y sus ojos brillaban levemente, empezando a correr directo al hombre de manera animada, ignorando el cansancio que sentía en aquel momento. ― ¡Papá!
El hombre levantó su cabeza de golpe, dejando ver unos bellos ojos rosas iguales al de su hija. Sin precio aviso, Jisoo ya se encontraba abrazando al hombre escabeché, colgada de sus hombros.
― Jisoo... Me alegra tanto que estés bien. ―Susurro el hombre con voz débil, abrazando a su hija, cerrando sus ojos, posando su mano sobre la pequeña cabeza de la menor y acercarla a su pecho con cariño. ― Dime, ¿por qué te demoraste tanto en llegar? Se supone que llegarías hace dos días.
― Estaba rescatando a un amigo. No tenías que esperarme. Sabes muy bien que es importante que descanses, ¡no te esfuerces demasiado! ― Susurro, aún apoyada sobre él cambiando de tema. Una gota de sudor se escurrió por su frente nerviosa, pues no quería preocupar a su padre de más.
― Es más importante ver que mi hija llegue completa... ¿Se puede saber por qué tu ropa está casi bañada en sangre?― Pregunto el hombre con voz preocupada y molesta, frunciendo su ceño, tomando a su hija por los hombros y alejarla levemente mientras se agachaba para verla mejor.
― ¡¿Cómo te diste cuenta?! ¡La limpié lo mejor que pude! ― Al sentir la mirada preocupada de su padre, supo que el mayor ya había deducido gran parte de las coas que se había esforzado por esconder. Lentamente, Jisoo empezó ponerse nerviosa, pues sabia que era mejor si ella se lo contaba todo a que él lo descubriera. ― Conocí a un loco payaso que dice que me conoce. Un extraño hombre con agujas al parecer me quiere matar, quien también rompió el collar que me entrego Cisney. Y entre a la montaña de los Zoldyck para rescatar a un amigo...
El hombre agachó su mirada por un momento, escuchando cada palabra de su hija, notando como su voz se volvía cada vez más bajita. El hombre no pudo evitar dejar escapar una risa divertida mientras negaba. Su hija parecía un perrito regañado. Su mano se posicionó sobre la cabellera de su hija y la desordeno.
― No puedes ser más parecida a tu madre... Te digo que no hagas algo y más lo haces, eh. ― Se limitó a decir el hombre volviendo a abrazar a su hija. ― Ahora lo más importante es que tú estés bien, Jisoo...
. . .
― ¡Si! ¡Su pelo es blanco como las nubes! ― Exclamo, sentada en una silla mientras recostaba sus codos en la mesa, siendo atentamente escuchada por su padre. ― ¡También es muy rápido y tiene una patineta!
El hombre de pelo negro dejo escapar una risa, frenando sus pasos por un momento, sosteniendo una gran olla con guantes de un tierno diseño de fresas.
― ¿Te gusta ese tal Killua? ― Pregunto sin escrúpulos, notando como su hija empezaba a sonrojarse cada vez más, cubriendo su rostro con sus manos, intentando esconderse. ― Killua, ¿verdad? Es el chico por el que llegaste dos días tarde, por el que intentaste comer pescado, y del que no me has dejado de hablar.
― ¡E-eh! ¡Yo! ― Intentaba decir Jisoo, escuchando como su padre aún reía y la observa con ternura, atento a su respuesta. ― Bueno yo...
― No te fuerces a responder, Jisoo. ― Respondió el hombre, hablando desde la cocina. ― ¿Crees que a tus amigos les gustara el estofado? Es lo que mejor cocino... Quiero recibir lo mejor que pueda a tus amigos, en especial si uno de ellos será tu proximo-
― ¡Papá! ― Exclamo Jisoo, con sus mejillas totalmente rojas, levantándose de la silla.
― Bien, bien, ¡No te preocupes! No te molestaré más. ― Respondió, acercándose para ordenar la mesa al mismo tiempo que consentía la cabeza de Jisoo. ― La comida ya esta lista, ¿vamos por tus amigos?
― ¡Por fin! Se están demorando mucho, ¿que le abra dicho la abuela Hebe? ¿Tendrán frío? ¡Ya es muy de noche! ― Empezaba a hablar Jisoo, agarrando su chaqueta y una linterna, saliendo de la casa, siendo seguido por su padre, quien aún reía al ver la actitud de su hija.
Una pequeña sonrisa se curvó en sus labios.
Le alegraba ver a su hija empezar a formar amistades, en especial cuando estaba consciente de que no le quedaba mucho tiempo para seguir a su lado.
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― Kurapika Kurta, Leorio paladiknight, Gon Freecss y Killua Zoldyck... Qué curioso, todos son totalmente diferentes. ― Susurro la mujer con una pizca de gracia, cruzando sus brazos ― ¿Jisoo alguna vez les dijo su nombre completo?
― Emh- ― Antes de que Gon pudiera responder, la mujer dejó escapar una fuerte carcajada, bajo la incómoda mirada del grupo.
― Honor, pureza, y perfección... Esas tres palabras están unidas a esta familia desde hace cientos de años. ― Exclamó la mujer, con una taza de té sobre su mano. ― También conocida como los ángeles de armaduras de oro, somos una famosa familia de guerreros elite, considerados como una de las fuerzas militares más poderosas y eficaces del mundo, pero también una de las más misteriosas y desconocidas...
― ¿Por qué tanto misterio? Díganos de una vez que es lo que quiere saber de nosotros. ― Dijo Leorio, apretando sus puños con molestia. Por otro lado, Killua y Kurapika escuchaban con atencion, con algo de sorpresa.
― Asesinos. ― Dijo, logrando que la tensión del ambiente empeorara y la atención del albino se fijara en ella. Al tiempo, la mujer pego su mirada en los ojos azules del albino. ― Hace muchos años mi hija mayor fue asesinada, y ahora, Jisoo también está en peligro.
Tomando un sorbo de su taza de té, la mujer ladeo su cabeza.
― Cuando un Doragon se cruza con un Humano normal, nace un mestizo... Bueno, Jisoo es una mestiza. Hija de una poderosa guerrera y un sujeto normal. ― Explico, sin disimular su mueca de disgusto. ― Eso está mal visto entre los Doragon, y por eso, durante años los mestizos han sido asesinados... Ahora mismo, Jisoo permanece en secreto, y así debe ser por siempre. No queremos problemas que puedan dañar nuestra imagen pública.
― Ya entiendo por qué Jisoo odia tanto este lugar. ― Susurro Gon, bajando su mirada, preocupado por su amiga. ― ¿Usted también quiere hacerle daño, abuela Hebe?
― ¿Yo? Claro que no... ― Respondió, sacudiendo su mano de un lado a otro. ― Solo me aseguro de que ustedes no son un peligro para ella, ni para nosotros.
― ¡Abuela Hebe! ¡Ya llegué! ― Una voz conocida llamó la atención de todos, quienes se asomaron a un lado, logrando ver a Jisoo corriendo, tomada de la mano de un hombre mayor quien intentaba seguirle el paso.
― Bien, nuestra charla termina aquí. ― Exclamo Hebe, levantándose de su asiento, aun observando al grupo. ― Si no quieren problemas... Solo no metan la pata.
Sus palabras parecían una advertencia, pero Gon lo entendió de otra forma, y levanto sus brazos.
― ¡Es una verdadera amistad, no tiene por qué dudarlo! ― Respondió Gon con fuerza, mientras a un lado del todos asentían de acuerdo.
Jisoo no tardó en llegar con una mirada preocupada, sin hallar qué hacer, examinando que sus amigos se encontraran bien. Por otro lado, el padre de la ojirosa saludo a Hebe con una ligera reverencia.
― Jisoo, el señor Ryoma te educo mejor, ¿por qué no te has presentado correctamente? ― Inquirió la abuela Hebe, notando como Jisoo tapaba su boca apenada y el grupo hacía muecas sorprendidas.
Aunque estaban conscientes de qué familia se trataba, en ningún momento habían nombrado cuál. Escucharlo salir de los labios de su amiga los logró sorprender bastante, más de lo que habían imaginado.
― Qué pena, creo que soy la única que no se ha presentado correctamente. ― Susurro soltando un suspiro divertido, dejando escapar una pequeña risa. Rápidamente, las miradas curiosas de sus amigos no se hicieron esperar.― Es un gusto conocerlos, lamento no haberme presentado correctamente antes. Mi nombre completo es Jisoo Callisa Doragon.
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