𝐎𝟏𝟔 ┃En busca de Killua
☾⋆ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗢16 🗝️
☾⋆ 🕯️▞▞▞▞ (𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑) ꏍ !❛Un perro guradían peligroso...
Provengo de una familia de asesinos. Todos los miembros de mi familia son asesinos, y digamos que tienen muchas esperanzas puestas en mí... Pero no lo soporto. ¿Quién va a querer una vida ya programada?
La cabeza de Jisoo no paraba de recordar aquella vez en la que Killua les hablo sobre su familia. Su rosa mirada observaba el cielo nocturno sin decir nada, se encontraba perdida entre sus pensamientos, recordando las veces que hablo con él durante la noche, y aunque fueron pocas, se iban conociendo poco a poco.
¿Quién pensaría que aquel chico con el que conecto miradas al llegar al examen sería tan importante para ella? No lo sabía, pero no podía dejar de preocuparse por él. Si la vida de un asesino era tan cruel como le habían contado, ella se aseguraría de sacarlo de aquel lugar.
― Killua... ― Susurró, apoyando su cabeza contra el cristal de la aeronave.
Un trozo de papa que volaba cerca de ella sostenida por la mano de Gon la saco de sus pensamientos. El joven le ofreció una sonrisa entregándole el plato de comida a su amiga junto con un pequeño postre.
― ¡Encontré un postre para ti! ― Exclamo Gon sentándose a un lado de ella mientras sonreía intentando animarla, aunque él también estuviera igual. ― Ya no estés triste, Jisoo.
― Sí, no pongas esa cara tan deprimente ― Leorio sostenía un vaso con gaseosa en su mano mientras se apoyaba en la pared. ― Tú tampoco, Gon.
― Por la mañana estaremos en la república de Padokea. ― Aviso Kurapika intentando calmar la angustia de los menores. ― Verán a Killua en muy poco tiempo.
― ¡Sí! ― Asintió Gon con una gran sonrisa mandando un pedazo de papa a su boca. Su mirada entusiasmada se dirigió a su amiga, quien seguía con una mirada un poco afligida. ― ¿Uhm?, ¿Qué pasa, Jisoo? Pronto veremos a Killua.
― Es qué... ― Su mirada observo aquel postre que le había dado Gon, notando como tenía una fresa en el medio con crema. La voz de Jisoo bajo de volumen y sus mejillas se sonrojaron tímidamente. ― Se parece al postre que Killua me regalo en el Examen de Cazador...
(🕯️)
El tren en el que iban recorría los rieles a toda velocidad. Gon, Kurapika y Leorio se encontraban asomados por la ventana observando el paisaje soleado de la ciudad entusiasmados, mientras que Jisoo luchaba por ordenar sus cabellos despeinados por el viento.
Ya habían llegado a la región de Dentora, en la república de Padokea, donde vive Killua. Por la ventana se podía observar con facilidad la famosa montaña de la que les había hablado Illumi.
― La base de esa familia de asesinos está en esa montaña? Parece un lugar escalofriante ― Opino Leorio con su brazo apoyado sobre el marco de la ventana.
― Sí. Apenas lleguemos a nuestro destino deberíamos empezar a recabar información. ― Les aviso Kurapika recibiendo afirmaciones de todos, quienes seguían distraídos observando el paisaje.
Apenas llegaron, salieron de la estación de trenes en busca de otro bus que les llevará a la montaña. Los cuatro terminaron subiéndose a un autobús turístico con guía incluida que llegaría directo a las puertas de la montaña Kukuroo.
― Muy bien... Gracias por utilizar hoy el Autobús turístico de los Lamentos. ― Una bella señora de cabello rosa y ojos color verde se inclinó haciendo una reverencia y continuó con su explicación. ― Visitaremos la montaña Kukuroo, hogar de la famosa familia Zoldyck.
Jisoo casi se atora con su batido de fresa que Leorio le había comprado antes de entrar al bus. Aun lado de ella, Gon empezó a palmear la espalda de su amiga quien tocia con una mano apretando su pecho.
― ¡Jisoo, respira! ― Exclamó el peliverde preocupado, aun así, no pudo evitar soltar una risa al ver la mueca de su amiga mientras tosía de manera exagerada ― Te lo dije, sé que te gusta mucho la fresa, ¡pero no tomes tan rápido!
― Ay... perdón ― Susurro Jisoo con dificultad aun tosiendo. ― Es que nunca había probado algo tan delicioso... ¿Quieres?
La joven le ofreció a su amigo su bebida con una sonrisa como si nada hubiera pasado. Gon asintió divertido sosteniendo el vaso con una mano y probar un sorbo. Al final, ambos chicos terminaron encantados con la bebida.
― ¿Pueden prestarme atención? Por favor, miren a su derecha.― Exclamó el guía señalando una de las ventanas ― Esa es la montaña Kukuroo, donde vive la familia Zoldyck.
Jisoo observó el paisaje curiosa. La montaña parecía un lugar solitario y triste. Su mano tocó el cristal del bus con una mirada decidida. Aunque su padre le hubiera explicado sobre las diferentes familias de asesinos que hay en el mundo, y le hubiera ordenado especialmente no acercarse a la familia Zoldyck, ya era muy tarde para eso.
― Un bosque rodea la montaña de 3,772 metros, y el lugar en el que viven los Zoldyck está en alguna parte de esa montaña. Pero nadie ha llegado a verlo. ― Siguió explicando la señora ― La familia Zoldyck está compuesta por diez miembros. ¡Y todos ellos son asesinos! Muy bien, aproximémonos a la montaña.
Al llegar, lo primero con lo que se encontraron fueron cinco puertas de metal gigantes y gruesas, rodeadas por una muralla igual de grande y majestuosa. Jisoo observó con sorpresa los dragones tallados sobre la gran puerta de metal, que a sus ojos eran gigantes y familiares.
― Esto es realmente impresionante ― Susurro Leorio observando de arriba abajo el lugar, notando como cada puerta tenía un número escrito hasta llegar al cinco.
― Esta es la puerta de entrada a la residencia de la familia Zoldyck. ― Exclamó el guía con su mano levantada señalando las puertas ― También se la conoce como la puerta de Hades, porque nadie que la haya atravesado ha vuelto vivo. Para entrar, hay que pasar a través de la puerta que hay junto al puesto de seguridad. ― La mirada del grupo se dirigió al lugar, encontrándose con una puerta mucho más pequeña y una caseta al lado ― Pero la zona que hay tras la puerta es propiedad privada, por lo que no podemos acceder a ella.
― ¡Un momento! ― Exclamó Leorio con sorpresa luego de unos segundos, pudiendo notar como la montaña aún se encontraba alejada― ¿Esa es la puerta de entrada? ¡Pero si la montaña está muy lejos de aquí!
― Correcto. ― Contestó la señora con una sonrisa ― Los Zoldyck son dueños tanto de la montaña Kukuroo, como de todo el territorio que la rodea.
― ¿Toda esa zona es su jardín? ― Susurro Jisoo con sus labios levemente abiertos de la sorpresa.
El grupo observó con sus ojos muy abiertos la montaña que aún sobresalía sobre la puerta. Tendrían que caminar bastante para rescatar a su amigo.
― Disculpe, señorita... ― Llamó Gon ganando la atención de la guía para luego señalar las puertas de metal ― ¿Qué tenemos que hacer para llegar ahí?
― Pequeño, ¿no has escuchado lo que acabo de explicar?
― Sí, pero...
― ¡Si entras no podrás salir con vida! ― Respondió la señora con sus cejas fruncidas, pero sin quitar su sonrisa ― Ahí dentro viven asesinos.
― No son más que cuentos ― Exclamó una persona desconocida cargando una gran espada en su espalda, pasando por detrás de la señorita dirigiéndose a la puerta más pequeña. ― Una familia de asesinos a la que nadie nunca ha visto.
― Una simple foto de sus caras debe valer cerca de cien millones ― Dijo el compañero del hombre, caminando cerca del mientras cargaba un equipaje bastante grande.
― ¡¿En serio?! ¡Demonios! ¡Debería haber sacado una foto de Killua! ― Exclamo Leorio chasqueando sus dedos. Tan pronto Jisoo escucho eso le ofreció una mirada molesta a su amigo mientras negaba.
― No es más que otro de esos casos en los que un montón de rumores camuflan una realidad que no es la gran cosa. ― Siguió hablando uno de ambos hombres acercándose a la caseta con una sonrisa confiada.
Uno de los hombres rompió la puerta de la pequeña casa con una mano, sin nada de cuidado sacó de adentro a una persona de mayor edad del cuello de la camisa, exigiendo que abriera la puerta para poder entrar a la residencia mientras lo mantenía en el aire.
El señor se negó varias veces, pero terminó accediendo. Con dificultad les pasó la llave de la puerta y por fin lo soltaron, cayendo al suelo.
― Qué dolor... ― Susurro el viejito parándose con dificultad. Para su sorpresa, sintió unas manos en su espalda que lo ayudaron a levantarse, encontrando una joven niña de hermosos ojos rosas.
― No lo puedo creer, son mayores que yo y no saben cómo tratar a un viejito ― Escucho como la niña se quejaba mientras lo ayudaba.
― ¿Está bien? ― Pregunto otro chico de pelos puntiagudos sosteniéndolo del brazo. El adulto mayor noto como el joven tenía su brazo vendado, además de tener una mirada gentil.
― Si, estoy bien. ― Respondió girando su mirada a la puerta que acababa de cerrarse. ― Vaya... Ahora Mike va a volver a picar entre comidas.
Un fuerte y desgarrador grito se escuchó detrás de la puerta congelando a todos los presentes. La puerta volvió a abrirse, dejando ver dos esqueletos correspondientes a las personas que acababan de entrar y ahora salían muertas. Pero lo que más les sorprendió, fue ver como una gigante garra era quien los sacaba de la entrada.
El guía dejó escapar un fuerte grito y salió corriendo de allí junto con la mayoría de los que iban en el bus, también gritando. Todos ellos se metieron al vehículo sin chistar en un apenas unos segundos.
― Y yo que estaba evitando que comiera fuera de sus horarios habituales. ― Se lamentó aún el viejito frotando su cabeza. ― ¡Mike! ¡No me eches la culpa si engordas!
― ¡Eh, chicos! ¿Se puede saber qué están haciendo? ― Exclamó el guía moviendo de un lado a otro una especie de bandera asomándose por la puerta del bus ― ¡Suban rápido al autobús!
― Pueden irse. Nosotros nos quedamos aquí. ― Le aviso Gon recibiendo una mirada sorprendida por parte de la señora.
― Aún tenemos algo importante que hacer, ¡gracias por la guía! ― Exclamó Jisoo despidiéndose con la mano. La señora asintió lentamente nerviosa, segundos después el bus se fue del lugar apresurado desapareciendo de la vista de todos.
(🕯️)
― Ya veo. Así que son amigos del señorito Killua.―El viejito empezó a servir té para el grupo mientras una sonrisa se asomaba por sus labios―Me alegra escuchar eso. Llevo veinte años trabajando aquí, pero esta es la primera vez que veo amigos que vienen de visita.
El hombre se sentó en su silla mientras paseaba su mirada por el grupo con curiosidad. ― Como trabajo aquí, tal vez no debería decir esto, pero este sitio es muy solitario. Nadie viene nunca de visita. ― Su mano apuntó una caneca detrás de él donde reposaban los esqueletos de dos personas ― Aunque constantemente viene gente como esos dos. Bueno, una familia de asesinos no es algo que se encuentre en todas partes, supongo que son gajes del oficio. En fin, me alegro de que estén aquí. Gracias.
― No tiene por qué darlas ― Respondió Leorio apenado, observando como el mayor se agachaba en una reverencia.
― Sin embargo... No puedo dejarlos pasar. ― El hombre sintió la mirada sorprendida de ellos por la confesión ― ¿Vieron el tamaño del brazo de esa criatura? Se llama Mike. Es el perro guardián de la familia Zoldyck. Solo obedece a los miembros de la familia, y ataca a cualquier otro. La bestia todavía sigue la orden que le dio su señor hace diez años. Que matara a todos y cada uno de los intrusos.
Todos se quedaron en silencio escuchando atentamente sus palabras con un aura levemente tensa y sorprendida, cuando la amigable risa del mayor llamó su atención.
― Aunque no sigue las órdenes al pie de la letra. Porque no hace más que comérselos. ― Con cuidado levantó su vaso de té y tomó un sorbo para continuar ― Como sea, no los puedo dejar pasar. No me gustaría que los amigos de Killua quedarán reducidos a meros esqueletos.
― Señor guardia, ¿y por qué a usted no le pasa nada? ― Pregunto Kurapika luego de procesar la explicación del señor. ― Supongo que usted si entra, ¿cierto? Si no necesitara entrar, no llevaría ninguna llave.
― Eres muy observador. ― Halago el guardia mientras rebuscaba en su bolsillo, sacando una llave metálica ― Tienes razón, pero a medias. No necesito ninguna llave para entrar. Esta llave es para los intrusos.
― ¿Una llave para los intrusos? ― Inquirió Leorio examinando con su mirada aquel objeto.
― Por algún motivo, del 80% al 90% de los intrusos, intentan usar la puerta de entrada para ingresar. Si no les abrieran la puerta, intentarán derrumbar la otra y eso sería un problema, por esa razón pusimos una puerta cerrada con llave al lado. Los intrusos le quitan la llave al guardia indefenso y Mike se los come.
― ¿Una puerta cerrada con llave a propósito...? ― Susurro Jisoo pensativa con sus cejas levemente fruncidas.
Kurapika levantó su cabeza rápidamente con sorpresa al escuchar aquello, dirigiendo su mirada al supuesto guardia con sospecha, quién lo noto tan pronto sintió la sorpresa del rubio. El señor no pudo evitar sonreír levemente.
― Como ya habrás deducido, no soy ningún guardia― admitió el hombre observando a Kurapika con sus cejas levantadas ― Simplemente limpio los restos que Mike deja.
― ¡Y la verdadera puerta no está cerrada con llave!
― Exactamente.
La mirada del grupo se dirigió rápidamente a las cinco gigantes puertas de metal. Una sonrisa emocionada apareció en las caras de los más jóvenes, quienes se miraron entre ellos asintiendo empezando a correr al lugar.
No fue hasta que llegaron frente a las puertas que fueron conscientes de lo pesado que podría ser moverlas. Poco a poco el sol se escondía dándole paso a la noche, y aun así, Leorio y Jisoo seguían intentando mover la puerta, siendo observados por Kurapika y Gon, quienes ya habían entendido que sería imposible moverlas por ahora.
― ¡No se mueve ni un centímetro! ― Se quejó Jisoo recostada sobre la puerta, observando sus manos decepcionada.
― ¡He tirado y empujado! ― Exclamó Leorio exaltado a un lado de su amiga ―¿seguro que no está con llave?
― Lo que pasa es que no eres lo suficientemente fuerte. ―Le respondió el hombre mayor con las manos en la espalda.
― ¡Estoy empujando con toda mi fuerza!
― Observa. ― Se limitó a decir el guardia quitando la parte de arriba de su uniforme, dejando ver una camisa sin mangas color blanca. A paso lento se acercó a las puertas para quedar frente ellas. ― El nombre oficial de esta puerta es "La puerta de la Prueba" Cualquiera que no pueda abrir esta puerta, no está cualificado para entrar en la residencia de la familia Zoldyck.
El hombre estiró sus palmas hacia adelante, y de cierta manera el aura de su cuerpo cambió. Sus manos se posicionaron sobre la puerta y empezó a empujar provocando un fuerte estruendo. De un rápido movimiento la primera puerta ya se encontraba abierta hasta la mitad, pero luego volvió a cerrarse.
― Como pueden ver, la puerta se cierra automáticamente, por lo que tendrán que entrar corriendo tan pronto se abra. ― El mayor se dio la vuelta con gotas de sudor bajando por su frente y brazos. ― Y no se preocupen por Mike. Tiene órdenes de no atacar a nadie que entre por la Puerta de la Prueba. Aun así, esto se vuelve más difícil con los años... Pero el día que no pueda abrirla, me despedirán, así que necesito mantenerme en forma.
Jisoo asintió levemente estirando sus brazos mientras ladeaba la cabeza relajando su cuello. Su mirada recorrió las puertas teniendo que levantar su cabeza para poder verlas por completo, notando los números que se encontraban marcados.
― ¿Esos números significan algo en especial, como el peso de cada una? ― Preguntó la joven.
― Cada una de las hojas de la puerta número uno pesa dos toneladas. ― Dijo antes de continuar con su explicación y señala la puerta ― Mira con atención. Hay siete puertas. Cada una pesa el doble que la anterior.
― ¿¡Dos toneladas?! ― Exclamó Leorio con sus ojos muy abiertos sin poder creerlo igual de sorprendido que sus amigos.
― El número de puertas que se abren al empujar depende de la cantidad de fuerza del que la abra. Por ejemplo, cuando el señorito KIllua volvió, abrió hasta la puerta número tres.
― ¿La número tres? ― Susurro Gon sin esconder su sorpresa, al igual que Jisoo, quien frunció su nariz confundida. ― ¡Eso serían doce toneladas!
― Dieciséis toneladas, Gon― Le corrigió Kurapika con una gota de sudor. El joven frotó su cabeza con una sonrisa apenada.
― ¿Lo comprenden ahora? Eso es lo que hace falta para atravesar esta puerta ― Volvió a hablar el guardia con las manos sobre su cintura ― Viven en un mundo completamente diferente al nuestro.
― ¿Puedo... intentar escalar el muro? ― Pregunto Jisoo con una pequeña sonrisa. Era fácil notar en sus ojos que se encontraba totalmente dispuesta a entrar, pero recibió una respuesta negativa.
― Como dije antes, Mike matará a todos aquellos que entren, a excepción de los que entren por la Puerta de la Prueba. ― La joven asintió rápidamente apenada, susurrando un "Es verdad, lo había olvidado" para luego dejar descansar sus manos detrás de su cabeza. Aunque detrás de la muralla se encontrara aquella bestia, no tenía problema en hacerlo.
― Señor, déjeme la llave. ― Pidió Gon con una mirada decidida. ― He venido a ver a mi amigo, no a superar ninguna prueba. Puede considerarme un intruso. Así que présteme la llave. Usaré la puerta para intrusos.
Leorio y Kurapika le ofrecieron miradas preocupadas, mientras que Jisoo una asombrada al ver la actitud de su amigo.
― Si no quiere prestarme la llave, no pasa nada. Como dijo Jisoo, treparé el muro si es que hace falta.
― ¡No seas idiota, Gon! ¿No viste el tamaño de esa bestia? ― Exclamó Leorio con su ceño fruncido y una mirada molesta, dirigiendo su mirada a la joven, esperando que esta le diera la razón.
― Yo tampoco tengo problema alguno, ¡crucemos el muro, Gon!
― ¿¡Tú también, Jisoo!?
― ¡No pienso aceptar eso! ¿Por qué iba uno a querer probar a sus amigos?― Exclamó el peliverde. Su mirada se dirigió rápidamente a su lado al sentir como alguien lo tomaba del brazo como si se tratara de una cadena, encontrando a Jisoo con una sonrisa.
― ¡Jamás entraremos a través de esa puerta! ― Continuó Jisoo aferrándose al brazo de su amigo en señal de que lo apoyaría. Ambos jóvenes observaron al señor decididos, quien soltó un suspiro asintiendo.
― Tienen toda la razón. Aunque, hacerlo a su manera va a ser imposible. Mike los matará.
― Estoy de acuerdo. Tenemos tiempo de sobra. ― Dijo Kurapika detrás de ambos menores ― Pensemos en una forma de entrar a través de la puerta número uno.
Jisoo se cruzó de brazos cerrando sus ojos pensativa. ― En realidad yo no tengo tiempo de sobra... ― Susurro recordando la conversación que tuvo por teléfono antes de llegar a la región de Padokea.
A un lado de ella, Gon extendió su mano en dirección al guardia, esperando a que le entregará la llave, ignorando completamente las palabras de Kurapika. El peliverde seguía dispuesto a entrar por la otra puerta a pesar de las consecuencias.
― Es inútil ― Le susurro Leorio a Kurapika esforzándose por no ser escuchado por los menores ― No van a cambiar de idea.
― Tienes razón. ― Aceptó el rubio negando con decepción.
― Por desgracia, no puedo prestarles esta llave. No pienso alimentar a Mike con los amigos del señorito Killua. ― Respondió el hombre, pero luego de unos segundos cambió de opinión ― Bueno, esperen un momento.
El guardia empezó a caminar de vuelta a la caseta, siendo seguido por el grupo, quienes se quedaron esperando en la entrada con miradas curiosas. El hombre marcó un número en el teléfono de cable y lo acercó a su oído.
― ¿Hola?, soy Zebro. Cuatro amigos del señorito Killua han venido a visitarlo. ― Dijo observándolos de reojo ― Si, lo siento. Sí, sí. Lo comprendo. Lo siento, siento mucho haberlo molestado. ― El viejito dejo el teléfono en su lugar y frotó su frente ― Sabía que iban a enfadarse conmigo.
― ¿Llamó a la mansión? ― Pregunto Gon.
― No, estaba hablando con el mayordomo de la familia Zoldyck. ― Respondió Zebro. ― Toda comunicación con la mansión, debe realizarse a través del mayordomo. Es muy difícil contactar con los miembros de la familia.
Jisoo se acercó al teléfono a paso lento, siendo seguida por Gon. Al parecer ambos tenían una idea, y cuando se miraron entre ellos confirmaron que pensaban en hacer lo mismo.
― ¿Podría llamarlo de nuevo? Me gustaría hablar con él. ― Dijo Gon acercándose más al teléfono al recibir una respuesta afirmativa. A un lado del aparato, Jisoo se recostó en la pared, también dispuesta a comunicarse con el mayordomo.
― Te aseguro que no será agradable. ― Advirtió el guardia marcando el número.
― No se preocupe, si algo pasa, Gon me pasará el teléfono ― Respondió Jisoo con una pequeña sonrisa.
Aunque la joven no tuviera intenciones de escuchar la conversación, era inevitable para ella lograr escuchar cada palabra que salía de aquel teléfono.
― ¿Sí? Aquí el mayordomo.
― Soy Gon, uno de los amigos de Killua-kun. ¿Está Killua-kun ahí?
― Killua-sama no tiene amigos.
Y la llamada se cortó.
Jisoo frunció su ceño bajando la cabeza con una vena marcada en su frente, una pequeña sonrisa apareció en su cara, lo que la hacía ver aún más aterradora. Ya estaba cansada de escuchar que Killua no tenía amigos, pues ella ya había escuchado de los propios labios del albino decir que quería ser amigo de ella, parecía que su propia familia se lo prohibía, y eso le molestaba bastante.
― Pásame el teléfono, Gon. ― Pidió recibiendo el aparato. Detrás de ella, Leorio, Kurapika y Gon observaban curiosos la actitud de la más joven.
― ¿Sí? Aquí el mayordomo.
― ¿Cómo va a ser posible que usted sepa eso?! ¡Ponga a Killua al teléfono de una vez! ¡Deje de molestar!
Detrás de ella, los chicos hicieron muecas de sorpresa viendo como su amiga lucía bastante molesta, cuando hace unos momentos parecía más calmada. Ahora la pequeña sonrisa en los labios de la más joven se había convertido en una mueca furiosa.
― ¿Dijiste que te llamabas Gon-kun?
― Gon es mi amigo, la persona que está al teléfono en este momento es Jisoo, la amiga de Killua.
― Supongamos que es cierto que Killua-sama tiene amigos llamados Gon y Jisoo. No hay ninguna prueba de que tú seas Jisoo.
― ¡Si pone a Killua al teléfono, me reconocerá!
― ¿Por tu voz? Esa no es una prueba concluyente.
― "¡Si pone a Killua al teléfono, me reconocerá!" ― La voz de la joven se repitió de manera idéntica, para luego volver a escuchar la voz del mayordomo ― Eso era una simple grabación. Y hay muchas más formas de imitar la voz de una persona.
― ¡Entonces-
― Lo siguiente que pidas será que te reconozca viéndote. Hay muy pocos métodos que permiten imitar perfectamente la apariencia de otra persona, pero sigue sin ser imposible. ― Jisoo suavizó su semblante mientras escuchaba las palabras del hombre ― Además, es posible que alguien te haya forzado a forjar una amistad con Killua-sama por motivos turbios. Mientras tal amenaza exista, no puedo permitir que te encuentres con Killua-sama. La familia Zoldyck se dedica al negocio del asesinato, y, como es normal, han hecho enemigos. Como mayordomos, nuestro deber es proteger a nuestros señores de sus enemigos. Lo siento, pero por favor vete.
Esta vez ella fue la que colgó el teléfono, quedándose en silencio por un rato. De cierta manera entendía al mayordomo y su insistencia en negarles la entrada, pues solo intentaba proteger a Killua de cualquier posible amenaza y mentira. Aun así, ellos no estaban mintiendo, y estaban dispuestos a entrar de cualquier forma.
La joven se dio la vuelta empezando a caminar aún con su ceño fruncido y sus puños apretados, a un lado de ella se encontraba Gon, quien había escuchado la conversación con el mayordomo al hacerse cerca de ella.
Ambos parecían dos hermanos pequeños con muecas en sus caras caminando de manera furiosa a la otra puerta.
― Han perdido los estribos... ― Se lamentó Leorio.
― Van a trepar el muro. ― Aviso Kurapika, provocando una exclamación sorprendida y preocupada por parte del hombre de corbata.
― ¡Deténganse! ¡Jisoo, Gon!
El peliverde había sacado su caña de pescar lanzando el anzuelo al otro lado de la muralla, mientras que Jisoo estiraba sus brazos y piernas lista para treparse y ayudar a Gon. Ambos con un semblante decidido decorando sus caras.
― No pasa nada, ustedes esperen aquí. ― Aviso Gon jalando la cuerda de la caña asegurándose de que se encontrará lista. ― Iremos Jisoo y yo.
― ¡Vamos en camino, Killua! ― Exclamó Jisoo animada tirándose a las decoraciones metálicas de la puerta, lista para empezar a escalar, cuando una mano la agarró de la espalda, evitando que continuara.
― ¡No puedo permitir que hagan eso! ― Leorio se encontraba detrás de los menores intentando evitar que estos subieran, aun así, Jisoo se resistía negando.
― Estaremos bien.
― ¡No lo estarán!
― ¡Cálmense! ¡Se lo digo a los tres! ― Exclamó Kurapika acercándose rápidamente.
― Yo estoy muy calmado ― Respondió Leorio sin prestarle más atención, observando con nervios como su amiga escalaba rápidamente, alejándose del suelo junto con Gon, quien le preocupaba aún más por su brazo vendado. ― ¡Niños, bajen aquí ahora mismo!
― ¡Todo estará bien, Leorio!
― ¡Jisoo, no seas terca y baja de una vez!
Sin moverse de la entrada de su caseta, Zebro se encontraba observando todo con una gota de sudor bajando por su frente. Al parecer ambos jóvenes no se rendirán a pesar de sus advertencias, no había manera de detenerlos.
― Gon-kun, Jisoo-chan. ― Ambos giraron sus cabezas al mismo tiempo, dirigiendo sus miradas al guardia ― Les daré la llave. Pueden pasar a través de la puerta.
― Un momento abuelo, podemos convencer a Gon y Jisoo de que se detengan. ― Exclamó Leorio notando como el mayor se acercaba, y al mismo tiempo, los menores retomaban su escalada.
― ¿De verdad? A mí me parecen un par de chicos muy tercos. Y para compensarlos, los acompañaré a través de la puerta. ― Dijo ganando la atención de los menores. ― Hay una posibilidad de que Mike me reconozca y decida no atacar. Aunque estoy completamente seguro de que nos matara a todos.
El primero en bajar fue Gon, quien se negó rápidamente al escuchar las palabras del mayor.
― No puede hacer tal cosa. No quiero causarle ningún problema.
― No, iré con ustedes. El resultado será el mismo si me quedo aquí.
― ¿A qué se refiere? ― preguntó Jisoo bajando de un salto, ladeando la cabeza, se acercó.
― Si envió a los amigos de Killua a una muerte segura, jamás podré volver a mirarlo a la cara. Si ustedes mueren, yo también moriré.
El peliverde se quedó en silencio por unos segundos procesando las palabras del mayor, al igual que Jisoo. Rápidamente, una mirada apenada apareció en sus caras.
― Ahora lo comprendo. No me había parado a pensar en su situación. ― Dijo Gon. De manera rápida quitó el anzuelo del otro lado y se acercó al mayor. ― Lo siento.
― Tiene razón, yo también lo siento mucho ― Susurró Jisoo haciendo una pequeña reverencia. ― Mi intención no fue ponerlo en esa situación tan complicada.
Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Zebro. El peliverde parecía confiar en sus habilidades al igual que sus amigos, y la ojirosa tenía una actitud temeraria y decidida, tanto que no le temía a Mike solo para ver a Killua. Ambos pequeños eran buenos chicos que estaban dispuestos a tragar su ira por el bien de otra persona, además ninguno parecía temerle a Mike.
― Gon-kun, deben gustarte mucho los animales. ― Comentó el guardia dirigiendo su mirada a los menores.
― ¡Oh! Sí. ― Afirmó Gon sin dudar.
― Como lo pensaba. ¿Creciste jugando en una zona rural? ― pregunto de nuevo, recibiendo una respuesta afirmativa ― Bien, voy a abrir de nuevo la Puerta de la Prueba. Quiero que vean a Mike por ustedes mismos.
(🕯️)
En el momento en el que vio a aquella gigante bestia llamada Mike, Jisoo confirmó varias cosas que ya esperaba. Ella y la familia Zoldyck vivían en mundos completamente distintos.
Según las propias palabras de Zebro, aquel canino era como una máquina programada. Un perro de presa entrenado que no se parece en nada a los animales salvajes que personas como Gon, Kurapika y Leorio acostumbraban a ver.
Y aunque Jisoo sí estaba familiarizada con animales extraños al ojo de personas normales, al momento en el que aquel animal fijó su vista en ella, la joven sintió su sangre helarse del miedo.
Definitivamente, aquella familia de asesinos no era cualquiera. Ya entendía por qué su padre le había insistido tanto en no tener contacto con aquellas peligrosas personas, pero sobre todo, evitar a toda costa que supieran de donde provenía.
Pero ella ya había tomado una decisión, y a pesar de todas las consecuencias que le esperarían, encontraría a Killua y lo sacaría de aquel horrible lugar.
Para las personas que leen Hunter en este momento y en un futuro: muchas gracias por acompañarme mientras escribo este fic, lo quiero mucho <333 Gracias por votar y perdón por los errores de ortografía.
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