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━━━━━ Capítulo treinta ━━━━━━

======== :Hospital: =========

Kiochi entreabrió los ojos con dificultad, cerrándolos casi al instante al sentir la intensa luz que chocaba contra su rostro. Al sentir aquella incomodidad, tuvo el impulso de levantar una de sus manos para restregar sus ojos; pero al tratar de hacer aquello, notó como todo su cuerpo estaba completamente entumecido.

Algo agobiado pestañeó repetidas veces, enfocando su vista en el pulcro techo del cuarto donde se encontraba. No tenía ni la más mínima idea de dónde estaba, lo último que recordaba era haber estado acostado con su padre la noche anterior, recuerdo que, lo hizo sentir ligeramente contento a pesar de su situación actual.

Oh, despertaste más rápido de lo que imaginamos —una dulce voz llamo su atención, haciendo que desviara la mirada del techo—. ¿Puedes hablar, Kiochi?

El aludido entreabrió sus labios para formular una respuesta, sintiendo al instante un intenso ardor en su garganta. Carraspeó un poco bajo la atenta mirada de la enfermera, quien de inmediato notó el malestar del chico—Debes tener la garganta seca —susurra, y aunque él no podía verla del todo debido a su posición, dedujo que se había movido a buscarle algo para beber.

La enfermera se acercó más a él, ayudándolo a recostarse un poco para que pudiese ingerir el agua más cómodamente. Kiochi suspiró internamente al sentir el líquido pasar por su garganta, agradeciéndole con la mirada a la mujer antes de pronunciar—¿Dónde estoy?

—En el hospital central de Musutafuresponde, y al ver la expresión de confusión en el rostro del chico, continuó:—. Estás un poco... enfermo, pero ya estamos trabajando en eso, no te preocupes.—la mujer embozó una temblorosa sonrisa, con la intención de tranquilizar al muchacho.

Pero este no era estúpido, él no era de enfermarse con facilidad; y tomando en cuenta el hecho de que ni siquiera podía mover un dedo por su cuenta, le confirmaba que aquello no era una simple enfermedad.

¿Quién me trajo hasta acá?—cuestiona el muchacho, haciendo que la mujer alzara un poco las cejas.

Oh, pues... sinceramente no lo sé, no estuve cuando llegaste —musita, sobando su barbilla con expresión pensativa—. Pero escuché por ahí que... fué tu padre, creo.

Aquella respuesta lo dejó ligeramente desconcertado, hasta que las neuronas en su cabeza empezaron a funcionar correctamente. Una leve sonrisa se formó en su rostro al recordar el rostro de su padre, y aquel gesto se ensanchó al darse cuenta de que estuvo lo suficientemente preocupado por él como para llevarlo personalmente al hospital.

—¿Mi padre?—repite, sin borrar la sonrisa en su rostro—. ¿Y dónde está él ahora?

Hmm, no lo sé, la única persona en la sala de espera es el héroe número dos —contesta, frunciendo levemente las cejas—. No he visto a tu padre, ¿cómo es él?

Kiochi entreabrió los labios, cerrándolos inmediatamente al no saber que decir. Aún no había aclarado del todo ese tema con su padre, y no sabía si era correcto responderle con la verdad a la enfermera; lo que menos quería era manchar la reputación de su padre o algo por el estilo, así que debía ser muy cuidadoso con sus palabras.

¿M-Mi padre?—balbucea nervioso, recibiendo un asentimiento como respuesta—. Pues... no lo sé, ahorita tengo una laguna mental y no recuerdo ni mi nombre.

La enfermera frunció las cejas, sintiendo algo de compasión por el muchacho—Tu nombre es Kiochi Uchiha.

—A-Ah, ya veo —masculló, forzando una pequeña sonrisa—. Y hmm... ¿qué es exactamente lo que tengo?

Un silencio incomodo fué lo único que obtuvo como respuesta, su ceño se frunció al ver la expresión de pena en el rostro de la mujer, quien no parecía tener la más mínima intención de responder su pregunta—Creo que... saldré a buscar a tu padre un momento, espérame aquí.

Kiochi alzó una ceja desconcertado al ver como la mujer salía prácticamente corriendo de la habitación, dejándolo completamente solo y confundido—¿”Esperame aquí"? No podría irme aunque quisiera.—susurró desanimado, clavando su vista en la blanca pared frente a él.

Por otro lado, la enfermera ya se encontraba recorriendo el pasillo hacia la sala de espera. El reloj estaba apunto de marcar el medio día, por lo que gran parte de los visitantes debían estar en la cafetería justo ahora. Al llegar confirmó su teoría, lo único que logró visualizar fué al tan famoso héroe número dos, quien por alguna razón, se veía bastante ansioso y preocupado en su asiento.

Este último levantó la mirada del suelo al sentir un par de ojos puestos sobre su persona, y al ver que se trataba de una enfermera, inmediatamente se levantó para acercarse a ella—Hola, ¿usted es la enfermera encargada de Kiochi?—cuestionó directamente una vez llegó a su lado, dejándola algo desconcertada.

Huh... sí.—respondió confundida, haciendo que el héroe alzara las cejas ilusionado.

¿Cómo está?, ¿puedo pasar a verlo?—preguntó con rapidez, acercándose un poco más a la mujer.

Esta ensanchó un poco los ojos antes de dar instintivamente un paso hacía atrás—L-Lo lamento mucho señor, pero solo familiares pueden ingresar a la habitación del paciente.

El bicolor suspiró pesadamente antes de adoptar su característico semblante neutro. Ciertamente, luego de esto los rumores sobre Kiochi no tardarían mucho en aparecer en los diferentes canales y revistas de chismes de todo Japón; no sabía cómo reaccionaria el público ante aquella noticia, la cual, a él le seguía costando asimilar.

Pero de todas formas, tarde o temprano todos se iban a enterar.

Yo soy familiar —responde más tranquilo, dejándola aún más confundida—. Soy su padre.

—Oye Sasuke... Todoroki se llevó a Kiochi en su auto.—informa Naruto, girando un poco la cabeza para observar a su amiga.

Lo sé, no estoy ciega.—masculla.

Gracias a Itachi...—canturrea con burla, ganándose una mala mirada de su parte—. ¿A dónde crees que lo lleve?, ¿al parque?

La mujer se encogió de hombros, sin tomarle mucha importancia al asunto—Mientras no lo lleve a cambiarse el apellido, todo bien —suspira, relajando sus hombros—. Por cierto, ¿que haces aquí? Deberías estar cuidando a Boruto y Mitsuki de la Liga de fracasados.

El Uzumaki se encogió de hombros. Luego de escuchar los planes de Toga y Spinner contra los niños, ninguno de los dos se vió mínimamente afectado por aquello, ya que incluso los menores podían hacerse cargo de ellos sin mucho problema—Deku dijo que los cuidaria, prefiero chismosear que pasa contigo y Todoroki al final.

No pasará nada, idiota —gruñe, frunciendo inmediatamente el ceño—. En el peor de los casos, solo tendré que traer a Kiochi una vez a la semana para que lo visite.

—O puedes llevar a Todoroki a Konoha para que visite a Kiochi.—sugiere, haciéndola fruncir aún más el ceño.

¿Eh? Eso es mucho más complicado y estúpido —niega inmediatamente, torciendo los labios—. Como sea, dime dónde está Kiochi ahora.

Naruto frunció los labios de mala gana antes de concentrarse en buscar el chakra del Uchiha. Alzó las cejas confundido al sentir la energía vital del muchacho más débil de lo normal, haciendo que inmediatamente abriera los ojos para informarle a su amiga sobre aquello.

Creo que Kiochi está herido o enfermo, su chakra se siente algo débil.—anuncia, dejándola desconcertada.

¿Cómo que su chakra se siente débil? Literalmente todo lo que hizo ayer fué escapar y dormir —masculla, a lo que él simplemente se encogió de hombros—. Mejor vayamos de una vez, me huele mal todo esto.

—Y eso que me bañé antes de venir —rie el rubio, recibiendo solo silencio de su parte—. Uy, veo que no estamos de humor por acá.—refunfuña, empezando a caminar junto a ella.

Un hospital...—murmura Sasuke, observando las enormes instalaciones frente a ella.

Vaya, debemos darle las gracias a Itachi por esos maravillosos ojos que te dejó —suelta con ironía el Uzumaki, mandándole una mirada de fastidio—. ¿Entramos o quieres seguir viendo la entrada?

Sasuke chasqueó la lengua antes de dar el primer paso hacia el interior del edificio. El aire acondicionado de la recepción, acompañado por el intenso olor a medicina le produjo náuseas de inmediato, pero ignorando aquello, caminó directamente hacía la mujer en el mostrador.

Esta levantó la mirada para atenderla, curvando una pequeña mueca al ver la expresión de pocos amigos que mantenía la Uchiha—Huh... buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlos?

—¿En qué habitación se encuentra Kiochi Uchiha?—pregunta directamente, dejándola momentáneamente pasmada.

Sintiéndose extrañamente incómoda e intimidada, bajó la mirada hacía el computador que reposaba en el escritorio—Solo puedo compartir esa información con familiares directos del paciente, lo siento mucho.

—Soy su madre —replica con obviedad, a lo que ella alzó las cejas—. Mi nombre es Sasuke Uchiha.

—Oh, en ese caso no hay problema —sonrie, haciéndola suspirar con alivio—. ¿Podría enseñarme su documento de identidad?

La Uchiha entreabrió los labios, pestañeando confundida—¿Mi... que cosa?

—Documento de identidad —repite, observándola con cautela—. Lo necesito para verificar lo que dice, ¿no lo trae?

Ella aclaró su garganta incómoda, negando con la cabeza. En Konoha no se les proporcionaba ningún tipo de identificación a los aldeanos, así que no tenía ni la más mínima idea de lo que pedía la recepcionista—No, se me quedó en la casa.

—Oh, entonces deme el número de su identificación, la buscaré en el sistema.—pide, a lo que ella frunció sus labios en un mohin.

¿El número? Pues... cuatro —habla, a lo que la mujer asintió mientras esperaba que continuara—, eso es todo.

«¿Qué?, ¿acaso hay alguna camara oculta en algún lado?» pensó la recepcionista desconcertada, observando disimuladamente a su alrededor—Señora... el número de identificación es más largo.—masculla, tratando de ser lo más paciente posible.

Agh, esto me busco por tratar de hacer las cosas correctamente —masculla la Uchiha en voz baja, para seguidamente activar su Sharingan en dirección a la mujer. Buscó rápidamente en sus recuerdos el número de habitación de su hijo, encontrandolo casi al instante—. Bien, gracias por todo.

Naruto frunció las cejas con empatía al ver como la recepcionista estaba bastante aturdida en su asiento, y aceleró el paso al ver que su amiga había empezado a caminar sin él—Oye Sasuke, se me ocurrió una nueva idea —comenta, y al no recibir respuesta de su parte, prosiguió—. ¿Que tal si le damos a los aldeanos una identificación?

—¿Para qué?—gruñe irritada, a lo que él se encogió de hombros.

No lo sé, yo quiero una, ¿tú no?—cuestiona interesado, observándola por el rabillo del ojo.

Lo único que quiero es tomar a mi hijo y volver a Konoha —masculla, frunciendo los labios— y tal vez una identificación.

Naruto sonrió complacido al escuchar aquello, terminando de seguir a su amiga por el extenso pasillo. Esta se detuvo frente a una puerta que tenía grabado el número 57, y para sorpresa suya, no la abrió de inmediato; simplemente se quedó observándola detenidamente.

¿Q-Que pasa-...

—Shoto está ahí adentro —lo interrumpe, sin despegar sus ojos de la puerta—. Que problema...

—¿Problema? Yo lo quiero saludar —sonrie, estirando su brazo para tomar la manilla de la puerta. Alzó una ceja cuando su amiga lo detuvo tomando su brazo bruscamente—. ¿Qué pasa?

—¿Acaso estás loco? No vamos a pasar mientras él esté ahí.—niega inmediatamente, dejándolo confundido.

¿Por qué? Ya sabe que Kiochi es su hijo.—replica, y al ver que no respondía, sonrió con malicia—. Parece que a ALGUIEN le da miedo hablar con Todoroki.

—No me da miedo, solo... no es adecuado hacerlo en un hospital —murmura de mala gana, soltando bruscamente el agarre en su brazo—. Esperemos a que salga-...

—Permiso, el Hokage va pasando —la interrumpe Naruto, abriendo abruptamente la puerta antes de dar un paso dentro de la habitación. Sus ojos inmediatamente chocaron con la mirada heterocromatica del héroe, quien no se molestó en disimular lo sorprendido que estaba; frente a él, se encontraba Kiochi completamente inmóvil en su camilla, y a diferencia de su padre, este permanecía completamente tranquilo en su lugar—. Todoroki, te ves bien —halaga el hombre, levantando su pulgar como seña de aprobación. Su mirada se desvió hacia su sobrino, y de inmediato bajó el pulgar en su dirección—. Kiochi, tú no te ves para nada bien.

Shoto pestañeó repetidas veces, verificando que la persona frente a él fuese el legítimo Naruto Uzumaki. Su apariencia física había surgido un increíble cambio en comparación a la última vez que lo tuvo frente a frente, y si no fuese por la característica aura que desprendía, tal vez no habria logrado reconocerlo.

Naruto...—pronunció su nombre, aún pasmado por la impresión.

Septimo Hokage para tí —dice en tono serio, para seguidamente soltar una risa y hacer un ademán con su mano—. Bromis, solo me gusta presumir —sonrie, acercándose más a él para darle una amistosa palmada en el hombro—. ¿Cómo has estado, viejo?

—Yo bien, gracias por preguntar.—masculla Kiochi, mandándole una mala mirada al líder de su aldea.

¿Tu madre no te enseñó modales? Agh, que pregunta tan estúpida, ni ella tiene —rueda los ojos, suspirando antes de observarlo—. No interrumpas cuando los adultos están hablando, Kiochi, eso no está bien.

Shoto agitó la cabeza inmediatamente, dando un paso hacía atrás para alejarse del ninja—Tú... ¿qué haces aquí?—cuestiona con semblante neutro, a lo que él se rascó la nuca incómodo.

Vinimos a buscar a Kiochi, Boruto y Mitsuki —responde, torciendo los labios—. Pero escuché que las cosas están algo tensas por acá, con todo el tema de David y la liga de villanos.

—¿David? Querrás decir Dabi —corrige, a lo que él asintió inmediatamente—. ¿Y a qué te refieres con... vinimos?, ¿quién más vino contigo?

Naruto se tensó al escuchar aquella pregunta, volteando disimuladamente hacía la puerta en busca de su amiga; al no encontrarla, se centró en buscar su chakra, sintiéndolo un poco alejado de la habitación—P-Pues... vine solo.

—Dijiste "Vinimos", o sea que no estabas solo.—insiste, ganándose una sonrisa temblorosa del rubio.

¿A-Acaso olvidas a Kurama? Se que está dentro de mi, pero igual cuenta como otro ser vivo.

«Si claro, usame como excusa» gruñó el zorro, haciéndolo sobresaltar.

El héroe frunció el ceño desconfiado, observándolo atentamente. Tenía la esperanza de que Sasuke también estuviera en este mundo, ya que así podría aclarar de una vez por todas la situación de Kiochi; pero decidió no darle muchas vueltas al asunto por ahora, ya que tenía mayores problemas que atender.

Como sea —suspira, desviando la mirada hacía su hijo—. Kiochi, saldré un momento para hablar con Naruto, espérame aquí.

El joven frunció el seño irritado, mordiendose la lengua para no soltar algún comentario irrespetuoso «¿Acaso a todos se les olvida que no puedo siquiera mover un dedo?» pensó cansado, musitando un sonido afirmativo—Está bien, yo los espero aquí.

—No te vayas a mover, eh —rie el rubio, sin recibir respuesta por parte del menor—. Es igualito a Sasuke.—masculla, dejando de reír.

Ambos adultos salieron de la habitación, cerrando la puerta detrás de si. Naruto observaba con ciertos nervios la enorme espalda del Todoroki menor, quien solo se dedicaba a caminar hasta encontrar algún espacio adecuado para conversar con el rubio. Giró hacía la izquierda para adentrarse a un pasillo aparentemente vacío, y de inmediato se detuvo para empezar con la plática.

No te veo desde hace años —comenta, haciendo que el ninja asintiera con cierta nostalgia—. Me enteré de que formaste una linda familia, me alegro por tí.

El Uzumaki sonrió ampliamente, soltando una corta risa—Muchas gracias'ttebayoShoto asintió, observándolo atentamente—. Papá me contó que te volviste un gran héroe, ¡eso es genial!

—Claro —murmuró, bajando los hombros—. Quiero preguntarte muchas cosas, pero hay un tema que debemos abordar primero.

—¿Kiochi?—cuestiona, a lo que él asintió lentamente—. ¿Los doctores ya averiguaron que tiene? Se ve bastante raro.

—Está envenenado —informa sin rodeos, a lo que él alzó inmediatamente las cejas—. El veneno actúa de forma lenta, pero es bastante potente e incluso mortal —suspira, llevándose una mano al puente de la nariz. Se sentía terriblemente culpable por todo lo que había sucedido; el hecho de que su hijo estuviese envenenado por culpa de un descuido suyo, lo hacía sentir como la peor basura del mundo—. Parece que el cuchillo que utilizó Toga para herir a Kiochi tenía alguna clase de veneno especial, el punto es que... no han encontrado alguna cura hasta el momento.

Naruto tragó saliva, nervioso. No tenía mucho conocimiento sobre medicina, por lo que aquel tema era casi desconocido para él. No se le ocurrían muchas maneras de ayudar a su sobrino, pero debía hacer algo antes de que fuera demasiado tarde.

Sakura-chan sería útil en este momento...—susurró para si mismo, sobando su cuello con cierta desesperación—. ¿Y esa tal Toga tendrá el antídoto?

—Puede que si, como también puede que no —contesta, frunciendo inconscientemente el ceño—. Es una completa psicópata, dudo mucho que se haya tomado la molestia de buscarle un antídoto a su veneno.

Naruto se mordió el labio ansioso, repicando su pie contra la cerámica del suelo. Debían resolver esto con rapidez, ya que mientras más tiempo pasaba, la salud de Kiochi solo seguía empeorando. Pero tampoco tenían muchas opciones, y la única que se le ocurría, seguramente no le iba a agradar mucho a Sasuke—Creo que... tendré que buscar a Sakura-chan para que cure a Kiochi.

—Oh, y... ¿cómo harás eso?, ¿puedes crear portales?—cuestiona, un poco más animado que antes. Le aliviaba mucho saber que ya tenían una opción para ayudar a Kiochi, ya que aquel tema lo estaba atormentando mentalmente desde que se enteró.

Naruto desvió la mirada incomodo, negando lentamente con la cabeza—Yo no, pero... Sasuke si puede, ella también vino conmigo a buscar a Kiochi.

Procedo a decir XDDDDDDDDDDDD

POR FAVOR NO ME ODIEN, ESTABA OCUPADA Y NO TENIA TIEMPO PARA ESCRIBIR 😭

Siento que el cap me quedó del culo pero ngbna tengo dos meses sin escribir XDDDDD necesito acostumbrarme de nuevo. En fin, esto no volverá a pasar, lo juro:(

💟No olviden votaaaaar

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