"Recuerda comer saludable." Le decía Alexis a su esposo mientras conducía el auto en dirección a donde debía estar Alejandro antes de las ocho.

"Ajá." Asintió Alex mirando la carretera mientras mordía su uña con nervios.

"Y no te vayas a meter en problemas." Le dijo para mirarlo por un momento.

"¿Por quien me tomas? No soy nada problemático." Le dijo volteando a verle.

"No, casi nada." Bufó el de greñas.

Se estacionaron y suspiraron con fuerzas a la misma vez. Era un momento demasiado tenso para ambos.

"Me llamarás, ¿no?" Preguntó Alexis mirando a Alejandro.

"Por supuesto." Sonrió en respuesta para acercársele abrazándolo.

El mayor no dudó en abrazarlo de regreso con todas sus fuerzas. "Promételo."

"Lo juro."

Se mantuvieron abrazados por un largo rato. Al verse obligados a separarse se dieron un profundo beso lleno de amor. Querían quedarse así para siempre pero no podrían.

"Te amo." Murmuró Alejandro mirándolo directo a los ojos. "Lo sabes, ¿no?"

"Por supuesto que lo sé." Susurró Alexis para suspirar. "También te amo, cariño.."

Con un último beso se soltaron. Alejandro bajó del auto y tomó sus cosas. Antes de alejarse le dió otro beso por la ventana abierta del auto y se fue trotando con algo de prisa. Antes de desaparecer del todo de la vista de su esposo volteó y le lanzó varios besos haciéndole sonreír, fue entonces que ya no lo vió más en su campo de visión.

Alexis ya lo extrañaba y Alejandro también se sentía igual. No podrían verse hasta dentro de dos meses, luego de allí tendrían momentos para visitarse y tal pero no era suficiente para ninguno de los dos.

El de greñas no tenía la intención de irse todavía. Quería quedarse a esperar por él, quería verlo volver a sus brazos. Solo estaba siendo egoísta.

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