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48|Noche de bodas (+18)



Algo malo de tener que usar el casco era que no podía besar a su esposo, fuera de eso, todo era genial y ni siquiera habían comenzado. Alexis estaba amando cada segundo de verlo completo vestido con esa chaqueta, esos pantalones, esos zapatos, los guantes y el casco, verle así lo ponía ardiendo de la excitación. Si bien no era su fetiche más grande, estaba seguro de que estaba en el top tres de estos.

Alejandro empujó a su Alexis a la cama con cuidado de no hacerle daño. El de cabello largo cayó sentado y lo miró con algo de emoción tras sus ojos. El menor se quitó el cierre de la chaqueta pero no se la quitó, no todavía. Se colocó sobre el contrarió para, ahora sí, acostarlo en la cama usando sus manos. Lo mantuvo contra la cama con una mano contra el pecho forzándole a quedarse abajo, con su otra mano le bajó el cierre pantalón y luego este mismo para tomar su miembro. Al instante notó como Alexis se tensaba de la emoción. Hace mucho no tenían ninguna interacción sexual, por esto mismo estaban tanto deseosos.

El de ojos claros comenzó a agitar su mano con lentitud pero firmeza sin apartar su mirada de los ojos cafés ajenos. Notaba en sus ojos como se estaba dejando caer poco a poco ante el placer. Alexis no supo como terminó acostado contra las almohadas de piernas abiertas con cada una de estas a los lados de las piernas de Alejandro, este último estaba de rodillas entre las piernas del mencionado, su mano seguía moviéndose y la otra mano seguía en su pecho pero bajo la camisa de Alexis para mantener su torso descubierto.

"Lo estás disfrutando más de lo que pensé." Rió Alejandro moviendo más rápidamente su mano.

"Cállate, lo estás arruinando.." murmuró Alexis con una sonrisa divertida entre jadeos haciendo que su esposo riera bajo.

Alex podía ver como el pecho del mayor subía y bajaba. Aveces hasta podía ver como contraía su panza por los estímulos, lo que le subía el ego porque le hacía saber que lo hacía bien. Con diversión en sus ojos se inclinó a él para verle más de cerca subiendo más la velocidad de sus movimientos, el hombro de Alejandro se sacudía debido a estos mismos y si era sincero ya le dolía el brazo pero no le importaba.

Alexis no dudó en subir el oscuro visor del casco para ver sus profundos ojos azules. Notó como sus ojos lo miraban los suyos y solamente estos, no veía su cuerpo u otra cosa, solo sus ojos. Por alguna razón lo hizo sonrojar con fuerzas a la vez que se mordía el labio inferior con fuerza.

"Eres tan lindo." rió suavemente Alejandro con diversión.

"No te has visto al espejo." Le respondió Alexis entre jadeos y con el mismo tono juguetón.

El pelinegro menor sonrió suavemente y se mantuvo callado sintiendo como el cuerpo ajeno vibraba de tanta excitación. Se detuvo para reincorporarse y comenzar a desabrocharse el cinturón. Alexis se reincorporó con él y el ayudó para avanzar, no había prisa pero le deseaba con tantas ganas que no quería esperar ningún segundo. Una vez el cinturón fuera y la bragueta abierta Alexis se vió otra vez más en la cama acostado.

"Ven." Murmuró con una enorme sonrisa en su rostro, no que Alexis la pudiera ver. Le tomó la mano y la dejó en su entrepierna. "Es todo tuyo." Le dijo con una voz agitada tras au casco. "Has con él lo que gustes, muñeco."

El de greñas estaba perdiendo la cabeza con rapidez. "Alex, tengo tantas ganas de ti..." Y se le notaba en la cara, en el cuerpo, en su respiración.

Las muecas que hacía Alexis al sentir tan siquiera el tacto de su amado le volaba la cabeza al menor. Como meta quería ver más de esto, quería verlo rogar por él, quería que no pudiera ni respirar bien.

En un movimiento rápido el mayor se colocó sobre su esposo y con sus manos en su pecho lo mantuvo abajo indicándole que se quedara allí. Lentamente bajo ambas manos por su torso hasta llegar a el borde del pantalón oscuro de el mencionado y tiró de este lo suficiente como para revelar sus boxers rojos. Fue entonces que pasó su lengua por la mancha húmeda en estos para atrapar el bulto con sus dientes, luego labios.

Una palabra en otro idioma salió de los labios de Alejandro. Al ser una de sus madres de Ucrania él sabía este idioma, no a la perfección, pero lo sabía.

Volviendo a la situación, Alexis bajó los boxers para atrapar el miembro del pelinegro entre sus labios. Succionó la punta y pasó su lengua por esta haciendo énfasis en el pequeña apertura de esta. Alejandro se mantenía con sus codos contra la cama levantándose levemente y con su cabeza tirada hacia atrás dejando expuesto su blanco cuello y la manzana de este, Alexis quiso saltar a morderlo y besarlo pero se enfocó en su tarea actual.

"¿Crees que vas a salir ganando?" Murmuró el menor bajo su casco con una evidente sonrisa que se escuchaba en su voz. "No, estás equivocado, muñeco.." Con su mano agarró los largos cabellos de su esposo y empujó su cabeza hacía a abajo. No era cruel, sabía que a el mayor le gustaba esa sensación de embestidas su boca. Aunque se le pusieran los ojos llorosos y el rostro rojo siempre se dejaba hacer amando la sensación de sentirse ahogado. "Esto es lo que te gusta, ¿no?" Dijo entre jadeos y gruñidos sin detenerse.

Con ambas manos tomó su cabello para continuar sus acciones mientras se dejaba caer hacia atrás en la cama. Escuchaba como el ruido de la saliva era demasiado ruidoso y esa melodía junto al ruido de los gajes que hacía le ponía más caliente.

Cuando por fin lo soltó Alexis se separó para tomar una gran bocanada de aire jadeando con el rostro casi hecho un tomate. Alex rió por esto y extendió sus brazos a él con sus manos abiertas, Alexis sabía lo que significaba esto, le estaba invitando a que lo montara. Así que ni corto ni perezoso fue de una a sentarse sobre sus caderas para posicionarse. El de ojos azules se encargó de alinearse e introducirse, fue tarea fácil.

"¡Ah! ¡Alex!" gimió el de greñas tan pronto sintió su interior ser invadido. No pudo evitar arquear su espalda y morderse la lengua ante esto.

Alejandro le agarraba de las caderas y lo ayudaba a mantenerse algo alzado para que fuera más fácil embestirlo. El ruido de el cinturón de este mismo era ruidoso pero no tanto como el ruido de chapoteo que hacían los glúteos de Alexis contra la poca piel descubierta de su esposo y su pantalón. Podía ver cada expresión y como su rostro estaba empapado. No sabría decir que si eran lágrimas o saliva, pero estaba seguro que eran ambos.

Una de las manos de Alejandro soltó las caderas de su novio para poder volver a tomar su propio miembro y entrar una vez más. Iba tan rápido que accidentalmente se había salido, pero no había de otra, así le gustaba a su esposo.

Su esposo. Sonaba bien esa palabra. Le gustaba.

"No te— detengas." Le pedía el mayor con una voz entrecortada y con salvajes gemidos de por medio. "Cógeme tanto que no me harás falta hasta que vuelvas." Le pidió sin pena alguna.

Eso fue suficiente. Alejandro lo soltó deteniéndose y con desesperación se quitó sus guantes. Mientras él hacía todo esto Alexis comenzó a mover sus caderas con rapidez cabalgando al pálido con ritmo. Una vez Alex tuvo los guantes fuera se desabrochó el casco para quitárselo revelando que estaba cubierto en sudor y que sus mejillas estaban un poco rojas. Tiró todo a un lado y lo miró fijamente. Se le veía lo decidido en sus ojos.

Alejandro atacó el cuello de Alexis tan pronto pudo. Besó y succionó tanto que iba a dejar marcas por semanas. Mientras, sus manos agarraron con fuerzas sus glúteos para hacerlo moverse aún más sacándole más gemidos. Más de una vez azotó sus nalgas, ya estaban rojas y con marcas de que le saldrían marcas moradas en estas.

Dió una vuelta y dejó al chico con su rostro contra la cama. Alejandro lo agarró desde atrás y luego de escupir en su entrada volvió a embestirlo sin piedad. Alexis estaba en la ruina. Sentía tanto placer que veía borroso y su cabello estaba pegado a su rostro. Gemía el nombre del contrarío con locura y desesperación, después de todo, era lo que quería.

[...]

No fue hasta horas después que lo dejó todo arruinado y hecho un desastre en la cama entre tantas manchas húmedas. Ni Alexis, ni Alejandro podían más, pero debían culminar con esta última ronda.

"¡Cariño!" Chillaba el de greñas. "¡No puedo más—"

"Casi termino.." murmuró Alejandro entre dientes con el ceño fruncido. "¡Repíteme de quien eres!" Le exigió tirando de él, bueno, de su cabello.

"¡Tuyo!" No dudó en decir.

"¡Di mi nombre!" Volvía a exigir para azotar por una cantidad sin número de veces

"¡Al— Alejandro!" Gimió.

El de ojos claros usó toda la fuerza que le quedaba para ponerlo contra el mueble con espejo de la habitación y dió todo lo que tenía hasta que explotó en otro orgasmo más junto a su querido.

Ambos se quedaron callados, desnudos, sudorosos y exhaustos por unos momentos. No podían más, estaban muy agostados. Con cuidado Alex dirigió a Alexis a la cama y lo acostó allí para acostarse a su lado jadeando. No tenían fuerzas ni para ir a ducharse ni a limpiar el desastre de la habitación.

Con un último beso se abrazaron y jadearon sobre los labios contrarios, no dijeron nada pero sabían que con ese beso se dijeron miles de cosas. ¿Qué tan cansados estaban que no podían ni hablar?

Normalmente, una noche de bodas no era así. Pero, vaya que lo disfrutaron.


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Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
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