Alejandro era detective de policía, no era que no fuera fan de el uniforme azul, pero le gustaba vestir más cómodo, era lo mismo con el poder usar su propio auto en su trabajo.

La radio de el auto comenzó a sonar haciendo que alzara las orejas, pero no dejó de engullir su tostada, misma que remojaba en su café. Tan pronto dejó de sonar la radio tomó esta para hablar.

"¿De qué se trata?" Preguntó dejando la comida masticando para encender el auto.

"Una mujer llama hablando sobre maltrato domestico. Ya se enviaron unidades, le esperaran allá."

"Bien." Alejandro dejó la radio, se terminó su café y comenzó su camino.

[...]

Al llegar en su auto se estacionó y bajó viendo todo el estruendo. Se veía muy mal todo, más cuando vió esa figura que gritaba como si fuera cacatua. La reconocería donde sea, pero no significaba que era algo bueno.

"Sofía." Dijo Alejandro mirándola con un semblante serio nada más llegar, esto hizo que los ojos de la mujer se posaran en él.

"¿Qué haces aquí? Mejor vete y deja que los hombres de verdad se ocupen de esto." Dijo manoteando frente a él, Alejandro cerró los ojos por instinto, o trauma, esta ultima era más acertada. "Y sigues teniéndole a una mujer, no puedes ser más marica."

Con un suspiro hacia sus adentros abrió los ojos para mirar alrededor. Parecía un barrio de dinero y el hombre que estaba siendo arrestado era un joven con un golpe en la nariz, misma que sangraba. Se hacia una idea de lo que sucedió.

"¡¿Me estás escuchando?!" Chillaban a su lado frustrándolo.

Justo cuando Alejandro se iba a encaminar para preguntar los detalles le tomaron del brazo, él no dudó en soltarse nada delicado y esto la puso furiosa.

"¡¿Te crees muy duro?!" Le gritó antes alzar su mano con la intención de golpearle.

Y sí sucedió.

La mejilla del chico estaba rojiza y su rostro miraba a otro lado de lo fuerte que le dió. Hasta llamó la atención de los más cercanos.

Una sonrisa quiso salir de los labios de Alejandro, lástima que no podía.

Volvió a mirar a la chica y se llevó su mano a su propio cinturón para sacar sus esposas. "Queda bajo arresto por agredir a un oficial de la policía." Dijo agarrándola a la fuerza para esposarla, fue difícil, parecía pez fuera de agua con lo mucho que se movía.

"¡¿Qué?! ¡Tú no puedes—" Sofía chilló tanto que fue ridículo, parecía que hacía rabieta com niña pequeña. "¡Tú!" Llamó a otro oficial. "¡No le hice nada! ¡Este pervertido me intentó tocar!" Decía sin saber que todos sabían que el pelinegro pagaría una fortuna con tal de nunca ver el cuerpo de una mujer. "¡Ayuda!"

Alejandro la arrastró hasta uno de los carros de sus compañeros y la subió a este para mirarle una vez estaba atrapada.

"Tienes derecho a guardar silencio. Se te asignará un abogado." Dijo con firmeza, sin titubear y sin dejar de mirarle a los ojos. "Se supone que venía a sacar a una mujer abusada, pero eres de todo menos eso. Fue muy estupido golpear al detective de tu caso y más cuando fingiste ser la víctima." Dijo con firmeza y un toque de desprecio. La odiaba tanto que quería devolverle el golpe, pero solo perdería el tiempo.

"¿¡Detectiv—" Ni la dejó terminar, le cerró la puerta y fue caminando a sus compañeros para hablar de lo sucedido.

Si Sofía creía que Alejandro seguía siendo aquel débil chico de hace años atrás estaba en lo incorrecto, no iba a hacer más que perder todo.

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Si hay faltas de ortografía o un error, por favor déjenme saber.
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