Mientras una vida llegaba, otra se iba. El viejo truco de un cambio equivalente...

Esa noticia fue de las peores. Alexis sintió un hueco en su pecho, Alejandro en su estomago. No lo podían creer y aunque se les repitiera seguía sin entrar en la cabeza de ambos.

Luego de unos pocos días se pudieron marchar del hospital. Que Alexis tuviera a su bebé en brazos no quitaba la depresión en el aire, incluso cuando llegaron a la casa se sentía el frío en el ambiente.

[...]

Días pasaron, pero ya nada era como antes. Alexis quiso recoger todo en la habitación de la castaña, era una forma de trabajar en ese dolor de superar.

Entre todas las cosas encontró una carta sobre aquel vanity lleno de productos y diferentes cosas. No iba a leerla, pero vió su nombre en la esquina junto al de su esposo, la lógica era leerla con Alejandro... Y así fue.

[...]

Mientras más leía, más ganas de llorar tenía.

"Alex, ella lo sabía." le dijo a su esposo en un murmuro. "Ella sabía que no iba a salir bien de allí."

Alejandro se apresuró a tomar la carta para comenzar a leerla .Cada cosa que leía le secaba la boca y no había una buena explicación para esto. Mary sabía que no estaba bien de salud como para tener a un bebé, aun así, lo quiso tener aunque cada día que pasaba iba empeorando. En sus propias palabras, ella decía que sabía que podría morir en el parto, pero no le importaba, por que ya había vivido lo suficiente. Estaba feliz de que sus últimos meses fue acompañada de dos grandiosos chicos y de la bebé a la que alguna vez tuvo que dar a luz, le dieron un cambio enorme a su vida y eso le hizo feliz, un cambio de rutina con las personas que amaba. Lastimosamente, en el momento en el que ella tuvo a Delancey no fue tan bueno, le dejó secuelas y problemas con su útero y demás, pero nunca quiso que los chicos lo supieran, por ende, le pidió a los doctores que no les dijeran nada.

Entre todas las palabras que escribió recalcó que no quería que nadie tocara su restaurante, que la única persona a la que le confiaba este era a Alejandro, cosa que hizo que el chico sintiera dolor en su pecho. "¿Quien más podría con un ambiente como ese?" recalcaba ella en su carta. "Remodélalo, cámbialo, has con él lo que quieras, pero, que no deje de ser un lugar donde la gente puede ir a disfrutar del ambiente. Y... Por favor, Alejandro, no dejes que Alexis se eche la culpa encima. Siempre fui una mujer solitaria que sólo vivía una rutina muy estricta, misma que cambió gracias a ustedes. No dejes que se derrumbe por esto."

El menor tomó asiento junto a su esposo en silencio. Claro que le dolía perderla, pero Alexis la estaba pasando peor que él, perdió a la madre de su bebé y a su mejor amiga, estaba destrozado.

"Fue mi culpa." dijo el mayor llamando la atención de Alejandro. "Si no la hubiera llamado ese día no hubiéramos bebido y— Ella seguiría con vida." murmuraba sin saber lo que decía el resto de la carta, no tuvo la energía para hacerlo.

Alejandro dejó el papel en la mesa para abrazarlo con todas sus fuerzas. Dejó que llorara en sus brazos tanto como quisiera, llegó un punto donde se quedo dormido contra su pecho de tanto llorar, fue en ese momento que se tomó el momento para seguir leyendo la carta pausadamente.

Con una suave sonrisa suspiró al leer la ultima frase de la carta...

"Me gustaría que mi bebé se llame Dylan si es niño, si es niña, me gustaría que fuera Dhalia. Esos nombres irían de maravilla con Delancey."

Por supuesto que respetarían sus decisiones. Por eso, miró a el bebé descansando en su cuna y con su garganta atorada sonrió.

"¿Dhalia? Le queda bien..." dijo con suavidad mirando a la bebé plácidamente dormida.

Ya estarán contentos, no más Mary.

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Si hay faltas de ortografía o un error, por favor déjenme saber.
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