"Alexis, mira lo que tengo." Alejandro se acercó al mencionado con sus manos juntas escondiendo algo luego de abrir la puerta de su estudio.

"¿Puede esperar?" Preguntó el de greñas bajando los papeles importantes que tenía en sus manos. "Es que estoy con unas cosas."

"Nop, no puede esperar." Avanzó hasta él dándole la vuelta al escritorio.

"¿Qué es?"

"Cierra los ojos." Alexis le miró sin querer confiar en él. "Por favor, será rapidísimo."

Con un suspiro Alexis cerró los ojos, segundos después sintió como tomaban sus dos manos quitándole los papeles que traía.

"No hagas trampa." Advirtió el menor.

"Si me pones tu verga en la boca voy a morderte." Amenazaba el mayor de regreso.

"Ay, que rico."

"¡Alejandro!"

El chico estalló de risa para negar aunque no le viera, le gustaba bromear de esa forma sin importar el contexto.

Unos pocos minutos pasaron cuando ya había cumplido lo que quería. Ahora le permitió abrir los ojos.

"¿Para qué tanto escándalo?" Murmuró Alexis mirándole para bajar su mirada a sus manos llevándose una sorpresa. "Oh, Alejandro..."

El menor sonreía mirándole desde el suelo arrodillado con sus propios brazos sobre su rodilla apoyadas. "¿Te gusta?" Su voz era suave y dulce.

"Me encanta..." rió con suavidad sin dejar de mirar el anillo en su dedo.

"Me estaba preguntando..." Alexis le miró con una sonrisa suave. "¿Te casarías conmigo, otra vez?"

Con una sonrisa el chico le tomó de las mejillas para darle un profundo beso lleno de amor y sentimiento. Alejandro no tuvo duda, eso era un sí.

Después de todo, Alexis le debía una boda...

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