Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Once

Nayeon se levantó la mañana siguiente con un sentimiento extraño en su pecho. No podía descifrar exactamente qué era, pero suponía que era efecto de haber evadido las pesadillas. Tener una noche normal era extraño en ella, por lo que cada vez que ocurría sentía como si algo estuviera mal, en la mejor manera posible.  

Caminó al baño para lavarse la cara y los dientes, mirando su reflejo con intensidad. Sus mejillas parecían haber recobrado color, lo que antes era piel pálida había sido reemplazada por una gama más natural y menos enferma, y aunque sus ojeras seguían ahí ahora eran mucho menos oscuras. Frunció el ceño, sin saber cómo era posible que su cuerpo se reanimara en cuestión de un par de días o la causa de la repentina revitalización. Decidió quitarle importancia; lo que sea que fuera, era bien recibido.

El estuche de sus gafas la saludaba desde el estante y a su lado se encontraban sus lentes de contacto. Por primera vez en su vida universitaria vaciló en la decisión de cuál usar, si bien consideraba que se veía mejor con lentillas, ponérselas y quitárselas todos los días era una verdadera molestia. Así que sin pensarlo mucho alcanzó sus gafas y las sacó de su cajita, colocándoselas sobre el puente de su nariz y haciendo una mueca ante lo que veía en el espejo.

Los anteojos le daban un aspecto más nerd, por ponerlo de una manera. Cuando estaba en la escuela primaria solía escuchar comentarios, la mayoría provenientes de alfas, que se burlaban de ella por esto mismo. Por otro lado estaban los alfas que amaban verla así, porque lucía más inocente y más débil cuando tenía puestos los anteojos que sentían la necesidad de protegerla. Nayeon odiaba ambos lados. ¿Por qué no solo podía ser dejada en paz?

Y si los niños eran crueles, los adolescentes lo eran aún más. La evidencia estaba en el anterior par de gafas que habían sido rotos en partes iguales por un alfa incluso más desagradable de lo normal después de que Nayeon lo había rechazado. El chico la había empujado con fuerza, murmurando algo que sonaba como deberías agradecerme por siquiera haberme fijado en ti con esos horribles anteojos, coneja fea.

Nayeon se había alejado con una expresión en blanco, aparentemente inafectada por la situación, solo para romper en llanto una vez que llegó a casa y su hermana mayor preguntó preocupada por sus gafas. Decidió nunca volver a usarlas, rogándole entre sollozos para que le comprara lentillas y así no volver a ser molestada por su aspecto.

Suspiró ante la memoria, alcanzando detrás de sus orejas para quitarlas de su rostro, solo deteniéndose por completo cuando unas palabras resonaron en su cabeza.

Yo creo que te ves hermosa así.

Nayeon tragó pesadamente. La alfa se había visto tan sincera en sus palabras que incluso ahora sentía sus mejillas arder, soltando una risita cuando después recordó lo nerviosa que Tzuyu se puso una vez que se dio cuenta de lo que había dicho.

Volvió a mirar su reflejo. De algún modo se veía diferente a pesar de que su expresión no había cambiado, las gafas ahora se sentían más ligeras y menos como si estuviera cargando con un gran peso. No se perdió del destello en sus ojos plateados, brillando como una bola de espejos donde antes no había ni un atisbo de luz.

Salió del baño con las gafas aún en sus ojos. Un día no podía hacer daño, ¿verdad?

— Buenos días, unnie — Chaeyoung saludó, sentada en uno de los banquillos de su dormitorio comiendo un bowl de cereal mientras miraba la televisión.

Nayeon respondió al saludo, alcanzando su celular para desbloquear la pantalla y pasar por sus redes sociales distraídamente, encontrándose con lo usual. Se mordió el labio para reprimir su sonrisa cuando pasó por la conversación que tenía con Tzuyu. Su corazón latía con fuerza mientras escribía un me alegro haber sido de ayuda, solo para ser interrumpida por Chaeyoung justo cuando iba a presionar el botón de enviar.

— ¿Con quién hablas? — la omega menor dijo con una sonrisa burlona, dándole una miradita a su amiga quien salió de la aplicación de mensajes más rápido que un rayo.

— Con nadie — Nayeon se apresuró a hablar, bloqueando su teléfono.

— ¿Sabes que te ves incluso más sospechosa de esa manera? — Chaeyoung explicó con una leve risa — No voy a meterme en tus asuntos, unnie. Pero si me quieres decir...

Nayeon apretó los labios. Por un lado, no deseaba que en este momento sus amigas supieran de Tzuyu, más que nada por evitar ser molestada, pero por el otro, si lo escondía daría la impresión de que su relación con esa alfa era más importante de lo que realmente es. Además, Chaeyoung conocía a Tzuyu.

Es cierto, pensó, la curiosidad inundando su pecho al recordar que su amiga parecía ser cercana a la alfa de ojos dorados. ¿Qué relación tenían? ¿Cómo se habían conocido? Y más importante, ¿cuándo? 

— De hecho, quería preguntarte algo, Chae — empezó tentativamente, ahora captando toda la atención de la mencionada — Pero tienes que prometerme que no pensarás cosas que no son.

Chayeoung asintió repetidas veces, mirando con anticipación a la mayor con ojos muy abiertos.

— ¿Qué clase de persona es Tzuyu? — preguntó, sonando desinteresada a propósito a pesar de que la necesidad de saber más sobre la alfa la atacaba — Dijiste que la conocías desde hace mucho, ¿no?

Chaeyoung se llevó a la boca una cucharada de su cereal, haciendo una pose pensante mientras masticaba. 

— Sí, es cierto. Pero no estoy segura de cómo responder a tu pregunta...

— ¿A qué te refieres?

— Tzuyu es extraña, siempre lo ha sido. Los demás solían llamarle alien porque parecía ser de otro planeta. No hablaba con los demás y siempre estaba buscando insectos en los jardines — Chaeyoung ríe, negando con la cabeza.

Nayeon no puede evitar sonreír al escuchar eso. Parecía que la afición de Tzuyu por los escarabajos venía desde una edad temprana.

— Debo admitir que la primera vez que la vi, estuve aterrorizada de ella. Era mucho más alta que yo y parecía una alfa intimidante, así que trataba de mantenerme lo más alejada posible — la menor empieza a contar, dejando su desayuno a un lado.

La omega asiente con la cabeza, comprendiendo de donde venían sus palabras. Recuerda la noche donde conoció a la alfa por primera vez, la forma en que su cuerpo se había congelado al verla frente a ella grabada por siempre en su memoria. No había forma en que podría olvidar ese encuentro. 

Chaeyoung continúa con su relato y una sonrisa cariñosa se dibuja en su rostro. Hace que Nayeon sienta una emoción extraña en su pecho por el afecto que su amiga parecía tenerle a la alfa.

— Eso fue hasta que un día, por accidente, choqué con ella en el almuerzo y derramé jugo sobre su camisa. Empecé a llorar porque pensé que me iba a hacer algo malo, pero Tzuyu fue la que se disculpó por ser "demasiado grande y tapar el camino" — Chaeyoung dice, una mirada soñadora en sus ojos claros y, por alguna razón, Nayeon siente una punzada — Creo que eso es lo que la describe mejor.

Aún así, la narración es tierna. Nayeon puede ver por qué la omega menor parecía ser tan aficionada a Tzuyu. De repente es recordada de todas las cosas que la alfa ha hecho por ella, desde devolverle su preciado collar, cargarla hasta la residencia, defenderla de esos dos desagradables alfas, siempre siendo tan cortés con ella a pesar del trato que le daba. Su corazón late una vez con fuerza y una rosa florece en él, creciendo alrededor de la maleza que lo rodeaba. Quizá, y solo quizá, se había apresurado a sacar conclusiones. Quizá algo bueno podía salir de todo esto.

La cosa sobre los 'quizás' es que siempre existe la posibilidad de equivocarse.

Las siguientes palabras de Chaeyoung se lo recuerdan.

— A pesar de los rumores, ella siempre fue muy amable conmigo. Y...

Nayeon parpadea un par de veces.

— ¿Rumores? — habla con un tono cauteloso, y no se pierde la forma en que Chaeyoung se tensa por la pregunta.

— Bueno, ya sabes, los adolescentes suelen hablar. No creo que el cotilleo de algunos estudiantes de octavo grado sea de confianza — murmura bajo su aliento, intentando quitarle importancia al asunto.

Nayeon la mira con ojos entrecerrados, toda su actitud inspirándole nada menos que pura desconfianza.

— ¿Qué tipo de rumores eran? — Nayeon interroga firmemente.

Chaeyoung se remueve incómoda en su asiento, suspirando cuando se da cuenta de que no hay manera de que la mayor olvide el tema ahora que había surgido. 

— Honestamente, fue todo culpa de los profesores. Nos notificaron una semana antes de que Tzuyu llegara y... a los omegas nos advirtieron que tengamos cuidado con ella — la omega menor dice evitando a toda costa los ojos de su unnie.

La respiración de Nayeon se entrecorta.

Sabe lo que eso significa. No era extraño por sí mismo, en su propia escuela igualmente solían notificar una semana antes cuando un alfa se uniría al salón de clases - sobre todo para prevenir cualquier pelea de poder que pudiera causar entre los de su misma categoría - pero las únicas veces en que se les aconsejaba tener cuidado con uno antes de que llegara era cuando ese mismo alfa había tenido un registro de violencia contra los omegas en su expediente.

— Pero eso no importa, unnie. Tzuyu nunca demostró ser agresiva así que estoy segura de que fue un malentendido.

Las palabras de Chaeyoung no hacen nada para aliviar sus inquietudes. Miles de preguntas surgen en su cabeza ante esta nueva información pero Nayeon se traga el nudo en su garganta y trata de concentrarse en la situación que tiene entre manos. Pero no funciona. Todo lo que puede pensar es cómo esta revelación ha confirmado sus peores temores:

En algún punto de su vida, Tzuyu fue considerada una amenaza para los omegas. No, podía ser que lo seguía siendo.

Sus manos empiezan a temblar ligeramente a sus lados. 

El dormitorio se queda en silencio y es suficiente para que el sonido de la televisión llene el lugar, el noticiero matutino resonando en los oídos de ambas omegas y lo que se escucha hace que Nayeon sienta como si pudiera vomitar.

— Otro omega ha sido víctima de un ataque por parte de un alfa a las afueras de...

Que manera tan cruel del universo para hacer que se enfrentara nuevamente a la realidad. 

No puede evitar que la ansiedad suba rápidamente hasta llegar a su punto más débil, pero Chaeyoung se apresura a apagar el televisor notando la angustia en su rostro.

Nayeon parece despertar del trance de pensamientos negativos del que se encontraba presa, sacudiendo la cabeza como si de esa manera pudiera deshacerse de todas las inquietudes que su cerebro se encargaba de maquinar.

— Unnie... — Chaeyoung dice con un ceño preocupado al ser una de las pocas veces que ha visto a su amiga tan perturbada.

— Está bien, Chae. Estoy bien, solo... No es nada — Nayeon fuerza a sus labios a formar una sonrisa tranquilizadora.

Chaeyoung asiente con lentitud, claramente no creyendo sus palabras pero decidiendo no decirle nada.

— Sé que dije que no iba a meterme en tus asuntos, pero... No dejes que el miedo te quite la oportunidad de tener algo lindo — la omega rubia empieza con suavidad, sonriendo apaciblemente cuando los ojos de Nayeon se abren de par en par — Tzuyu es una gran alfa. 

Nayeon no responde, pero su corazón habla por sí solo, diciéndole una verdad que no quiere aceptar.

No está asustada de lo que Tzuyu podría haber hecho en su pasado. Está asustada porque se da cuenta de que aún si lo supiera, duda que pueda cambiar cómo su omega la percibía.

(...)

Deja el dormitorio con una expresión en blanco, gafas aún pegadas en sus ojos y, por imposible que parezca, realmente espera no encontrarse con Tzuyu por el resto del día.  No cree poder manejarlo.

Está doblando la esquina que la lleva a la salida de la residencia cuando nota a Jihyo parada en la entrada, hablando amenamente con alguien del otro lado de la puerta de cristal. En confusión, se acerca un poco más, pero se detiene cuando escucha la conversación que se está dando.

— ¿No crees que es muy temprano para visitas? — escucha la voz de Jihyo, y suena casual, casi juguetona, de la misma manera en que habla cuando sabe algo que la otra persona no — Nayeon no ha bajado, si eso es a lo que viniste.

El corazón de la ahora mencionada se detiene por un momento. ¿Por qué Jihyo está hablando de ella? 

— Oh, ya veo.

Esa voz. 

Nayeon la reconoce al instante. Sería imposible no hacerlo. El timbre bajo acompañado de ese tono triste que estaba empezando a atormentarla. Era Tzuyu.

Maldición, Tzuyu, ¿porqué tienes que llegar en el momento menos indicado?

— De todos modos, ¿qué es tan importante como para estar aquí a estas horas de la mañana? — Jihyo cuestiona, cruzándose de brazos — Si es algo relacionado con alguna clase, seré feliz de darle el mensaje por ti.

Hay un leve silencio del otro lado, dándole a Nayeon unos segundos para tratar de orientarse. Frunce el ceño, sin darse cuenta de que está esperando cierta respuesta de la alfa.

— No, está bien. Es un asunto personal... — Tzuyu dice, y a pesar de no poder ver su rostro Nayeon puede imaginarse la expresión que tenía ahora mismo — Solo quería verla.

Su ceño desaparece rápidamente cuando escucha las palabras de Tzuyu. En su lugar, sus labios se abren ligeramente y exhala el más leve de los suspiros, una expresión de sorpresa pintándose sobre su rostro. Su estúpido y traidor corazón parece florecer aún más, como si todavía no hubiera aprendido la lección.

¿Esta realmente era la misma alfa de la que había tener cuidado? 

— Hoy estaré el día fuera... quería hablarle antes de irme.

Aquello le hace sentir cálida y fría. Sus reuniones pasaban por casualidad, pero ahora, Tzuyu la busca activamente. Y es un detalle encantador, por más que se niegue a admitirlo. Por otro lado, sabe que su deseo de no toparse con la alfa por el día es ahora realidad, lo que debería calmarla, sin embargo el efecto es todo lo contrario. ¿A dónde se iría?

Como si leyera su mente, Jihyo pregunta por ella.

— ¿Oh? ¿Y eso? 

— Uhm... tengo que trabajar... necesito el dinero extra — Tzuyu habla silenciosamente, como si estuviera avergonzada de admitirlo. 

Nayeon no puede evitar preguntarse cuál es la situación económica de la alfa. No solo es parte del programa de becas sino que también parecía trabajar durante la semana, y su corazón se rompe un poco porque lo primero ya es una carga demasiado pesada para cualquiera y duplicarlo con una ocupación más solo lo empeoraría. 

— Eh, sí. Me iré ahora... gracias de todos modos.

Jihyo solo se ríe, negando con la cabeza y despidiendo a la alfa. 

Cuando la beta se da la vuelta, es encontrada con una muy conmocionada Nayeon escuchando toda la conversación apoyada en la pared de la residencia. Las piezas empiezan a encajar en su mente y Jihyo le da una sonrisa socarrona a su mejor amiga que solo se hace más grande cuando las mejillas de la omega se encienden.

— Cierra la boca, Park — Nayeon dice, girándose sobre sus talones y caminado del lado contrario a Jihyo con prisa.

— ¡Ni siquiera he dicho nada! — Jihyo responde y el tono divertido que usa delata sus verdaderas intenciones.

Nayeon es rápida en escapar de ella, tomando asiento en las escaleras de la residencia que daban hacia los demás dormitorios. Su corazón galopa como loco en su pecho y se dice a sí misma que solo es por el esfuerzo de estar corriendo, llevándose su puño hacia su clavícula y respirando pesadamente. Nota cómo sus piernas se mueven ansiosas, el impulso de ir detrás de Tzuyu y agradecerle por pensar en ella casi demasiado grande como para ignorar. 

¿Cómo era posible que, aún después de las palabras de Chaeyoung, sea incapaz de siquiera sentir un poco de aprensión hacia la alfa?

Todo parece dar vueltas, cada día que pasa más cerca de Tzuyu la vuelve más loca que antes. Eso estaba, loca. No había otra explicación para justificar la montaña de emociones que esos dos ojos dorados le hacían sentir, miedo y curiosidad, dos sensaciones completamente opuestas, mezclándose y creando un tumulto dentro de su corazón.

Con dedos temblorosos saca su teléfono de su bolsillo, escribiendo sobre las teclas de la pantalla táctil.

Suerte en tu trabajo.

Mira el botón de enviar por lo que parecen ser horas antes de finalmente presionarlo, un nuevo deseo creciendo en ella.

Tal vez yo también quiero conocerla, piensa, levantándose y caminando hacia su próxima clase.

(...)

Son por lo menos las seis de la tarde cuando su celular vuelve a vibrar con un mensaje de texto de Tzuyu.

Lo siento, esto puede sonar extraño, pero ¿puedo llamarte?, el mensaje se lee, y Nayeon tiene que releerlo al menos dos veces para asegurarse de que su cerebro no le está jugando una mala pasada.

Se muerde el labio con nerviosismo, dándole una pequeña mirada a Chaeyoung que tiene sus auriculares puestos, asintiendo al ritmo de la canción que escucha mientras escribe en su libreta. Aún así, no quiere arriesgarse, así que baja las escaleras de la residencia con rapidez y sale al aire libre, tomando asiento en la fuente frente la entrada y escribiendo un corto sí.

La respuesta llega casi al instante y Nayeon mira como la pantalla se ilumina con una llamada entrante, el nombre de Tzuyu brillando en letras blancas frente a un fondo negro. 

— ¿Hola? — Nayeon es la primera en hablar, escuchando charlas y ruido al otro lado de la línea, lo que la hace fruncir el ceño.

— Nayeon — la voz de Tzuyu suena justo en su oído, y es tan es profunda y penetrante que manda una serie de descargas eléctricas por el cuerpo de la omega — G-gracias por tu mensaje de antes. Supongo que Jihyo te contó.

— Eh, sí — Nayeon ríe nerviosa, sin revelar que en realidad había estado escuchando la conversación en secreto — ¿Por qué me llamaste?

— No lo sé — Tzuyu admite, suspirando en el recibidor antes de cambiar de tema abruptamente — Hoy no te vi.

Nayeon sonríe a pesar de sí misma. 

— Lo sé — es lo único que dice, y hay un crujido que resuena del otro lado acompañado de algo que parece ser un ruido que indicaba movimiento — ¿En dónde estás?

— En el metro, regresando del trabajo — Tzuyu suena cansada entonces. Nayeon solo podía imaginar lo exhausta que debía estar, siendo estudiante y trabajando al mismo tiempo. Ella odiaba el metro, tantos aromas y gente en un espacio tan pequeño le hacían perder la cabeza, por lo que quizá para Tzuyu era igual.

— Oh. Te dejaré ir, entonces. No quiero molestar... — murmura, sintiéndose como una intrusa a pesar de que fue Tzuyu quien la llamó. 

No podía evitarla, en realidad, esa vocecita en su cabeza que le recordaba no convertirse en un estorbo para los demás. Lo había escuchado demasiadas veces que uno pensaría que se había acostumbrado, pero era todo lo contrario.

— No digas eso. No eres una molestia, nunca podrías serlo — la alfa respondió instantáneamente, sonando casi molesta — Yo soy la verdadera molestia. Llamándote tan de repente... 

Nayeon ríe un poco.

— Está bien. De todos modos no estaba haciendo nada.

— Bien — caen en un silencio justo después, y Nayeon puede escuchar como Tzuyu se remueve en su asiento.

— En serio me llamaste sin pensarlo, ¿verdad? — Nayeon bromea, deshaciéndose un poco de la tensión palpable aún cuando hablaban por teléfono.

Para ser justos, Tzuyu no había pensado tan lejos. Cuando Jihyo le había susurrado que se pusiera en contacto con Nayeon una vez que regresara de trabajar, no había preparado un discurso, ni siquiera un plan. Todo lo que sabía era que le gustaba hablar con la omega. Entonces decide ser honesta.

 — L-lo siento. Yo, realmente... solo quería escuchar tu voz.

La garganta de Nayeon entonces se apretó. El sol se estaba ocultando detrás de ella dejando nada más que una brisa helada que estaba empezando a afectarla. Pero todavía se aferró al borde de la fuente. Si se dejaba ir, se ahogaría. Aún si el agua no parecía ser lo suficientemente profunda.

— Qué estás diciendo... — Nayeon dice sin aliento. Decide no reconocer las palabras de Tzuyu. Sabe cuánto la alfa lo dice en serio, el tono que usó siendo más que un indicador, pero reconocer lo que acababa de salir de su boca sería aceptar la forma en que la hizo sentir. Y cree no estar preparada para eso.

El silencio que siguió pareció pesado. Nayeon no se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiración hasta que le empezaron a doler los pulmones.

— ¿Nayeon? — la voz de Tzuyu suena en los altavoces de su celular, amortiguada y con leve estática debido a la mala señal del subterráneo.

— ¿Si? — Nayeon responde, temblando ligeramente en anticipación, como si su cuerpo estuviera esperando algo pero su cerebro todavía no estaba informado de lo que era.

— ¿Tienes algo que hacer mañana?

Nayeon se queda quieta, su corazón removiéndose casi de forma incómoda en su pecho. Es algo salido de una comedia romántica. Tiene el sentimiento de ya haber visto esta película antes. Y no le gustó el final.

— ¿Por qué preguntas? — se las arregla para decir en voz alta.

— En biología, — Tzuyu empieza y parece tan sacado de contexto que confunde por un momento a la omega — cuando no entendemos algo y queremos saber más, investigamos sobre ello.

La omega casi bufa. 

— ¿Soy un estudio de campo, entonces? — Nayeon pregunta. No es acusador aunque su tono lo parezca, levemente molesta por la analogía. 

— ¿Es así cómo quieres que sea? — Tzuyu responde con otra pregunta y es cuando Nayeon se da cuenta.

Esto no es Tzuyu tratando de imponerle algo con lo que no está cómoda. Es Tzuyu dándole la opción de escoger cómo quería que fueran las cosas. Es Tzuyu diciéndole indirectamente tú tienes el poder de decidir lo que esto será, en lo que podemos convertirnos. Conocidas, amigas, nada, todo.

Es lo mínimo. Pero Nayeon se percata de que nunca antes le habían dado la opción de elegir. Y mientras más lo piensa, más quiere ceder.

— De acuerdo — al fin habla, y se siente mejor de lo que pensó en un principio, finalmente escuchar los deseos de su corazón en lugar de solo negar siquiera que existía para algo más que bombear sangre — ¿Qué es lo que tienes en mente?

— Salir del campus. Contigo. Hay este lugar realmente agradable... creo que te gustará — Tzuyu le dice, y Nayeon por poco puede escuchar la sonrisa plasmada en el rostro de Tzuyu cuando habla. Casi puede dibujarla en su mente. Porque la alfa no sonríe mucho, Nayeon se ha dado cuenta.

Nayeon sonríe. No hay nadie alrededor que pueda verla, por lo que no se molesta en ocultar su reacción. Aunque no cree que hubiera podido disfrazarla de todos modos. No repara en cómo usualmente suele odiar dejar la seguridad que el campus le daba, por poca que fuera. Su supervivencia es lo último que tiene en mente ahora mismo. 

— Bien. Más te vale que sea así, Chou — bromea, soltando una risa cuando escucha a la alfa tragar pesado del otro lado de la línea — Entonces, mañana.

Hay una pausa. No está segura de qué corazón es el que late con fuerza, si el suyo o el de Tzuyu.

— Mañana — Tzuyu repite. Suena emocionada, como si la idea de ver a Nayeon en persona fuera del campus significara mucho para ella. 

La omega se muerde el labio para evitar que una sonrisa amplia se apodere de todo su rostro. Hay un sentimiento delicado que la envuelve, como si de nuevo fuera una adolescente nerviosa e inexperta todavía aprendiendo su camino por la vida. La sensación es demasiado agradable como para durar. Después de todo, uno siempre terminaba creciendo, la venda sobre sus ojos terminaría cayendo y develaría la cruel verdad del mundo. Pero hoy, en ese momento, sentada en el borde de una fuente escuchando el fino sonido del agua corriendo, con una mano en su teléfono y escuchando la voz de Tzuyu, no se siente de esa manera.

— La luna está hermosa esta noche — Tzuyu espeta sin previo aviso. 

Nayeon deja salir una risa incrédula, alzando la mirada y encontrándose con un cielo todavía lo suficientemente claro como para revelar el místico astro.

— Apenas está oscureciendo — Nayeon sacude la cabeza — Además, pensé que estabas en el metro.

Tzuyu tararea.

— Puedo verla. Siempre está ahí. Y es hermosa — la alfa dice en un tono que podría derretir hasta el más frío de los hielos. Y aún así, su voz suena misteriosa, como si compartieran un secreto que solo les pertenecía a ellas dos. Como si hubiera más a sus palabras de lo que se percibía en la superficie.

Dentro de Nayeon, su omega aúlla, queriendo transmitir un mensaje a algún receptor del que ella no estaba enterada. Recuerda la historia que solía leer antes de dormir cuando era más pequeña, sobre cómo la luna se había robado la sombra de los lobos para recordarlos y por eso cada noche, aullaban para que las devolviera.

Nayeon siente que le están robando algo más importante que su sombra.

(...)

N/A: ¡Hola, hola! Antes que nada, gracias por acompañarme una vez más en la historia. Como siempre, agradezco mucho sus votos, comentarios, pensamientos. Aún si no hacen ninguno de estos, el hecho de que me lean me llena el corazón.

Creo que estamos en un punto importante para la historia, pero al mismo tiempo, aún queda mucho por ver. Estoy emocionada. Tuve que detenerme a mi misma de seguir escribiendo porque quiero darles tiempo de procesar apropiadamente todo lo que está pasando. Es apenas la punta del iceberg, lo prometo.

En fin, es todo lo que quería decir. ¡Nos leemos a la próxima!

- pi <3


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro