Jisung y Minho se encontraban en un silencio, el castaño estaba cruzado de brazos sentado enfrente de Minho viéndolo directamente a los ojos.

El pelinegro se estaba muriendo de ternura, Jisung le estaba habiendo un berrinche y eso le daba unas ganas de besarlo.

— ¡Ya Sunggie dema un beso!. — dijo Minho soltando un suspiro.

— ¡Que no, primero quiero jugar!. — dijo con un puchero el castaño.

— Pero Jisung llevas haciendo esto desde hace unos días, por que no solo me das un beso y ya. — dijo el pelinegro.

— Es que las otras veces no jugamos a escondidas. — dijo como si fuera obvio Jisung.

Minho se paró del mueble y se dirigió hacia la cocina para hacer la comida.

Esto sería más difícil de lo que pensaba, pero de que obtenía su beso lo obtenía, aunque le tuviera que jugar a las escondidas con su pequeño novio.

No es que no le gustara jugar con su Jisung, el problema es que el castaño se sabia esconder bien y más por su altura.

[...]

Ya habían pasado dos horas desde aquella "pelea" que tuvieron, Minho se encontraba haciendo ejercicio y Jisung se encontraba en la sala viendo una serie.

El castaño se encontraba acostado en el mueble y en su estómago reposaba un plato con uvas.

Todo se encontraba en silencio, solo se escuchaban las voces de la televisión.

Minho por otra parte se encontraba haciendo lagartijas tranquilo mientras escuchaba música.

Estaba tan concentrado que no se dio cuenta cuando Jisung entró a la habitación, hasta que se subió en su espalda.

Con una sonrisa siguió haciendo ejercicio solo se escuchaban las respiración de los dos y de fondo estaba la música, todo estaba tan tranquilo.

Hasta que Jisung hablo.

— ¡Escondidas! — dijo feliz el castaño.

— Primero dame un beso y jugamos a las escondidas. — comentó.

El pelinegro no iba a acceder así de sencillo.

— Entonces nunca. — dijo con un puchero y con su ceñito fruncido bajo de su espalda.

— Entonces no vamos a jugar escondidas. — dijo sinplemente Minho.

[...]

Ahí se encontraba el mismísimo Lee Minho contando para dejar que Jisung se escondiera.

— 26, 27, 28, 29 y 30 listos o no ya voy Sunggie. — término de contar.

Bueno digamos que el pelinegro era muy débil con su bebé y más a esos pucheros que hacía, que le daban ganas de besarlo.

Después de unos 10 minutos que había pasado buscando al castaño, se estaba dando por vendida.

Sabia que este era uno de los juegos favoritos de su Jisung, pero lo que más le gustaba cuando jugaban era su sonrisa y escuchar su risa, era como música para sus oídos.

Pero el pelinegro sabía que el castaño se escondía en lugares donde no podrá entrar solo el.

Minho por su altura le era imposible, pero para Jisung no.

El pelinegro había escuchado la risitas de su angel soltaba cuando pasaba al rededor de su cama.

Después se dirigió hacia la salida y cerró la puerta para que Jisung pensara que ya se había ido.

Jisung solo sacó la cabeza y se le veían solamente sus ojitos, cuando salió completamente y se empezó a sacudir su ropa, cuando sintio unos brazos rodeando su pequeña cintura.

— Uno, dos y tres por ti Sunggie. — susurro Lee y el castaño soltó un gritito.

— Eso no se vale Honnie, es trampa. — se quejo Jisung fruncido su ceñito haciendo un puchero.

—  Si se vele y ya te encontré ahora quiero mi beso. — dijo poniendo sus labios en forma de pato esperando su beso.

Jisung tuvo que alzarse de puntitas para llegar a los labios de Minho y plantar un beso.

Después de separarse Minho soltó un suspiro y volvió a besar a Jisung, el anterior mencionado soltó una risitas.

Después de separarse el castaño exclamó.

— ¡Escondidas!. — con una  risa y sus ojitos brillaban.

— Si bebé pero quiero mis besos. — dijo con una sonrisa Lee a lo que Han sonrió y asintió rápidamente.

Haci pasaron toda la tarde jugando a las escondidas y dándose besitos.

Esa tarde se la pasaron entre risas, besitos, caricias, abrazos y diciéndose lo mucho que se amaban.

Ellos dos eran el una para el otro.