🌟𝗘𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹.🌟
La nieve blanca caía estrepitosa del cielo oscuro imperturbable, las calles se encontraban de un blanco inmaculado en todo su alrededor, ese día en particular la temperatura era la más baja de todo el invierno. Pero eso no impedía la alegría desprenderse en el aire a causa de las festividades navideñas.
A pesar de que en Corea del Sur no se festejaba en si, JungKook no podía encontrarse más entusiasmado por toda la algarabía. Sus padres habían decidido pasar las vacaciones de invierno en los Alpes Suizos aprovechando así también las festividades.
Casi eran las diez de la noche, la mayoría de las familias hospedadas en el gran hotel de lujo contaban con las mesas servidas con la cena. Las gratas conversaciones siendo deleitadas junto con la música instrumental de fondo.
—Cariño, ¿qué tanto buscas? —preguntó la señora Young-nam acariciando los cabellos negros de su niño de cinco años.
—No puedo decírtelo, omma —contestó el niño volteando a mirar a todos lados menos a su madre, causando en ella una sonrisa. Su niño era muy intrépido cuando se lo proponía.
Las horas pasaban, el momento llegando con todos en el gran salón esperando por la medianoche.
JungKook se sentó en uno de los ventanales admirando el afuera, deslumbrado por los copos de nieve cayendo e imaginando las miles de formas que podrían tener y que había aprendido en una clase de biología en su escuela. Rascó su cuellito a causa del suéter felpudo color rojo con detalles de renos que le daba un poco de comezón, su madre había insistido en colocárselo esa noche ya que su abuela se lo había tejido a mano. No podía negarse.
Volteó su cabeza hacia un costado observando a una niña de cabello negro con trenzas a sus costados, tenían casi el mismo suéter, llevaba un jumper verde con medias blancas y zapatos negros de charol. Kook río entre dientes porque la niña se le hizo parecida a un árbol de navidad al tener en su cabeza una vincha con una estrella de color rojo con brillantes. Era muy gracioso para él.
La niña se dio cuenta de aquello y miró con mala cara al infante, lo observó con atención detallando su vestimenta con sus pantalones color caqui y zapatos negros, un suéter rojo navideño afelpado y en su cabecita unas orejas de conejo. Ella sonrió inconsciente al percatarse de que la mueca en el rostro del niño era idéntica a la de un conejito, uno muy tierno.
—¿Qué tanto me ves? —interrogó Kook, cruzando sus bracitos deteniéndose frente a la niña. Ella se encontraba sentada derecha sobre el alféizar de una de las ventanas con sus piernas cruzadas y sus manitos sobre su rodilla, sostuvo su sonrisa y su mirada en la del niño.
—Tu cara —respondió. Kook extrañado comenzó a tocar su rostro con sus manitos en busca de algo raro, frunció el ceño al no encontrar nada— eres como un lindo conejito blanco —chilló la niña pellizcando las mejillas redondas del niño causando un chillido de molestia en él.
—¡Déjame!, eres muy molesta, niña.
—Si, ajá.
JungKook iba a reclamarle, pero se detuvo cuando escuchó a los mayores comenzando el conteo regresivo. Volteó su rostro a la niña y está ya se estaba alejando de la mano de su hermano mayor, refunfuño con las palabras aún flotando en su garganta. Corrió en dirección a sus progenitores siendo contenido en los brazos de su padre, el hombre le dio un sonoro beso en su rechonchona nariz.
Tres.
La alegría se respiraba como el mismo aire.
Dos.
Todos juntos levantando sus copas.
Uno.
Las exclamaciones no se hicieron esperar.
¡Feliz Navidad!
Los abrazos en familia eran apretados, afectuosos y halagadores recibiendo todos juntos la navidad. Kook vio como sus padres se besaban por unos segundos en los labios, aún estando en brazos de su padre.
—¡Iugh!, ¡omma, appa! —los mayores rieron ante la ocurrencia de su niño y fueron sobre él comenzando a repartir besos en sus cachetitos causando la risita en él. Su tierno rostro sonriente. Rieron los tres juntos abrazados. Saludando a las demás familias luego.
🌟🌟🌟🌟
En una de sus manitos, protegidas por guantes especiales, tenía una ramita larga, hacia formitas en la nieve blanca con ella, sus padres decidieron ir a esquiar luego de desayunar. La noche no había terminado del todo bien para él. Luego de la cena y de haber bebido un chocolate caliente junto a sus padres, fue a “dormir” por pedido de su madre. Lo que Kook tenía en mente era otra cosa.
Intentó mantener los ojitos cerrados esperando por la llegada de Papa Noel, pues su madre le había dicho que ese señor llegaba a todos lados sin importar que tan lejano este. Y como ese año él había sido un niño sumamente bueno y con notas excelentes en la escuela, no debía pensarlo mucho, se merecía un buen regalo de noche buena. Así que esperó dentro de las confortables y calentitas sábanas de su cama.
Hasta que escuchó pasos cerca, esperó por la gran llegada sintiendo en un momento comezón en su rostro por culpa de la incipiente barba blanca de Santa, un Santa Claus que se le hacía muy conocido cuando volteó con ojitos entrecerrados a espiar.
Suspiró con un puchero en sus labios, había descubierto de una forma no grata que aquel señor gordo no existía. Santa Claus no existía y quien siempre le traía los regalos era su propio padre. Debió haberlo previsto.
—Sabes que te pareces a un lindo conejito —volteó de inmediato hacia la voz de la niña, su ceño frunciendose porque se sentía ofendido.
—Si, mí omma me lo dice mucho —respondió puchereando, volteó de nuevo a seguir con sus dibujos sobre la nieve, la niña de ojos almendrados se acercó a él observando lo triste que parecía.
—¿Qué tienes? —preguntó, Kook miró el rostro de aquella niña, tenía sus mejillas y nariz roja, llevaba el mismo equipo que él para protegerse del frío solo que ese era completamente rosa. Suspiró dramáticamente dudando de si contarle lo ocurrido o no.
¿Y si ella no sabía y también le arruinaba la ilusión? No podía permitir que eso se sepa, no podía permitir que más personas supieran esa enorme blasfemia. Dudó demasiado, pero algo en su acompañante le decía que podía confesarselo.
—Anoche supe de algo que me desilusionó mucho —miró a los ojos de la niña quien esperaba expectante, Kook suspiró y prosiguió— mi appa es en realidad, Papá Noel, él es el que me trae los regalos—confesó con sumo dramatismo y tristeza.
—Ah eso —el niño miró con ojos desbordados a la niña, ella sonreía como si no fuera algo importante— ya lo sé, yo lo supe el año pasado —ella se cruzó de brazos— el tonto de mi oppa me lo dijo.
Kook la admiró, se le hizo muy gracioso y tierno, sus mejillas rosaditas y el puchero en los labios gruesos. Se le ocurrió algo tonto que haría porque ya que compartían el mismo dolor quería verla sonreír.
Jaló una de las trenzas de la niña entre su manito para luego salir corriendo carcajeándose de su gran hazaña.
—¡Estás muerto! —chilló la niña saliendo a correr detrás del niño.
Corretearon por toda la pista, hicieron guerra de nieve y construyeron un muñeco con la misma. Se sacaron fotos, jugaron a las escondidas con otros niños, esquiaron y compartieron sonrisas. Hasta un chocolate caliente y malvaviscos frente al fuego de la chimenea del gran y lujoso comedor con sus familias. Había sido un día hermoso para los dos. Tanto que se les había olvidado el pequeño descubrimiento de que Papa Noel no existía.
¡Feliz navidad! No es una festividad que me agrade (salvó por la comida, eso sí me entusiasma🤭). Espero hayan pasado bien con sus familias.
Es un capítulo que lo estuve pensando pero no pude subirlo ayer, así que lo traigo hoy. Espero les guste . Es algo muy soft y cute. ❤️
Mery crismas 🎄🎅🌟
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Son dos navidades de este capítulo y estamos en el 2023 🤧 wuao, cuánto tiempo.
💜💜💜
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