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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼.

❝Ojos de avellana, estaba tan ciego de color, estábamos perdiendo el tiempo. Durante toda mi vida nunca hemos cruzado la línea. Sólo amigos en mi mente, pero ahora me doy cuenta.
Siempre fuiste tú.❞
It was always you - Maroon 5
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Bebió el contenido del vaso de un solo trago, era la cuarta o quinta ronda. Ese último chupito lo bebió en soledad sentado en la barra lejos del grupo de amigos a un costado de la gran terraza iluminada por faroles amarillos y algunos de colores en la hermosa noche de Seúl, todos ellos parecían pasarla muy bien aunque él dudaba de si mismo.

Observó desde la distancia como la castaña hablaba alegre junto a HoSeok y NamJoon, se preguntaba cómo ese tipo se ganaba a cualquiera con su sonrisa y sus absurdos hoyuelos, su labia llena inteligencia y cultura, su porte con altura y elegancia. Era un maldito aburrido. ¿Qué tenía Kim que no tenía él? Si era toda una joyita, era muy bueno en deportes, sabía idiomas, le gustaba leer, se vestía muy bien, siempre tenía buen gusto en todo. Siempre sabía salir airoso en todo. Entonces, ¿por qué sentía que no era suficiente para ella?

La frustración lo carcomía por dentro, una especie de molestia latía en sus venas al ver cómo Hye-min le sonreía al moreno, como ella reía y era cálida con todos. <<Son celos, JungKook>>. Aquella vocecita que en estos momentos no ayudaba en nada se hacía presente. Pidió otro chupito en lo que colocaba sal en su mano derecha tomando con la izquierda el diminuto vaso observando el panorama del grupo. Lamió la sal llevando a sus labios el vaso tragando el tequila que recorrió su garganta quemándole en el recorrido y gruñendo por el ardor.

—Si sigues así terminarás peor de lo que estás.

El pelinegro solo se encogió de hombros en lo que pedía otra ronda más siendo detenido por Yoongi.

—Hyung —reprochó, quería emborracharse, no podía soportar la cercanía con ella y no hacer algo.

—Te lo repito, si sigues así te irá peor —lo miró fijo a los ojos— dile.

JungKook abrió sus ojos pasmado, ¿decirle? ¿decirle que sentía algo por ella? ¿decirle que se sentía muy confundido? O ¿decirle que se acostó con otra para darse cuenta de sus sentimientos? Tragó saliva porque no se le había cruzado por la cabeza aquello. Miró por sobre su hombro otra vez, su corazón acelerándose cuando la vio bailar tan libre y hermosa con HoSeok, todo en cámara lenta. Realmente estaba jodido.

Volteó esperando el chupito que había pedido, miró a su mayor a su lado, una pelea de miradas, si iba hacer algo debía tomar valor. Bebió aquel chupito sin la sal ni el limón, lanzó el vaso gruñendo por lo fuerte del sabor. Caminó en medio de la gente que bailaba, detrás Yoongi algo preocupado, sentía haber cometido un error al instarlo a qué hablara, JungKook en su estado podía cometer cualquier cosa que traería graves consecuencias. Llegó a la mesa donde estaban los demás.

—¡Dos rondas para todos! Yo invito está noche —vociferó a uno de los meseros, los de su alrededor coreando felices. El ambiente parecía ponerse más divertido, todos estaban metidos en la fiesta, los tragos y el baile. 

JungKook observaba como Hye-min bailaba en compañía de TaeHyung, también lo habían invitado, el chico se había llevado muy bien con todos a pesar de ponerse tímido al principio. Al pelinegro no le molestaba que bailará con él le tenía confianza, pero cuando su compañero de baile cambió por NamJoon, no evitó sentir celos de nuevo. Debía hacer algo.

Miró a su alrededor encontrándose con los ojos de una hermosa chica extranjera que desde hacía rato le sonreía coqueta, JungKook se mordió el labio inferior, observó de soslayo la cercanía de los otros dos. Caminó hasta la chica tomando su mano sin permiso, llevándola hasta la pista de baile dónde la atrajo a su cuerpo mientras se movían muy cerca.

Sonrió para sus adentros cuando se dio cuenta de la mirada que la castaña les dedicaba, su rostro había cambiado a uno más serio, pero la sonrisa que a él lo tenía en los cielos por llamar la atención de ella se desvaneció cuando vio como Hye-min también se acercó al cuerpo del moreno. El pelinegro gruñó sosteniendo la cintura de la chica colocándola de espaldas a él, ella meneando y él siguiendole el ritmo.

Se detuvo cuando Hye-min hizo lo mismo con NamJoon, esto no estaba funcionando bien. Debía cambiar los planes. Sacó del bolsillo de sus jeans el celular tecleando un mensaje. Giró su cabeza buscando por sobre su hombro al chico pálido quien leía con su ceño fruncido su móvil, este miró al pelinegro negando con la cabeza, no haría tal estupidez, JungKook le asintió suplicándole con los ojos. El pálido suspiró cansado insultándose a si mismo por lo que iba hacer.

Caminó con paso decidido hasta el moreno hablándole al oído por culpa de la música fuerte, los dos se miraron por unos segundos, NamJoon asintió y se acercó a hablarle a Hye-min al oído disculpándose porque se alejaría unos minutos. El pálido miró a su menor amenazándole con la mirada, le debía un gran favor, uno enorme.

JungKook sonrió para sus adentros disculpándose con la chica cuando le dijo que iría al baño. Pero solo era una piadosa mentira mientras iba en busca de la castaña quien se había perdido en medio del tumulto de gente.

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Hye-min esperó paciente su vaso de piña colada, se movía al compás de la música, se estaba divirtiendo como hacía mucho no lo hacía. Agradeció al barman tomando en su mano el cóctel queriendo volver a donde los demás se encontraban, pero se detuvo mirando fulminante al pelinegro a su lado cuando esté tomó sin permiso el palito con frutas que llevaba la bebida.

—¿No tienes otra cosa que hacer más que molestarme?

JungKook negó divertido llevando aquellas frutas a su boca de forma seductora sin apartar su mirada de la castaña. Ella bufó bebiendo de su trago, desviando sus ojos a cualquier otro lado, la cercanía del chico la estaba inquietando de más y el poco alcohol ingerido en su sistema no le ayudaba mucho.

Se alejó de a poco moviendo el cuerpo al ritmo de “one dance” de Drake. No necesitaba de un compañero, amaba bailar, sentirse libre y rebelde. Sintió la presencia masculina detrás, decidió ignorarlo por su propia tranquilidad, lo que no sabía es que el contoneo de sus caderas lo estaban volviendo loco.

Otra canción diferente sonó minutos más tarde, Wild side de Normani y Cardi B haciendo que su cuerpo se moviera con lentitud y sensualidad, sintió el calor de unas manos masculinas posarse sobre su cintura, no necesitaba saber de quién se trataba, aquel perfume lo reconocería a kilómetros de distancia. No supo si la razón por la que se dejó conducir era por el alcohol recorriendo su torrente sanguíneo o por la tentación de sentir el cuerpo del pelinegro cerca del suyo.

JungKook le quitó el vaso de las manos depositándolo en una mesa cualquiera, rodeó con sus brazos la cintura de Hye-min apoyando la espalda de esta a su pecho, olfateó el perfume a miel de su cabello castaño, su nariz acarició la parte de atrás de la oreja deteniéndose en su cuello, sus delgados labios dejaron un imperceptible beso que pareció estremecerla. Ella se movía de forma lenta sintiendo el calor masculino detrás, su imaginación le decía que aquellos movimientos de caderas parecían excitar a su acompañante. Muy lejos de ello no estaba.

El pelinegro colocó sus manos en las caderas de la chica volteándola para tenerla frente a frente, acercándola todo lo que podía a su cuerpo, ella le rodeó el cuello. Ambos moviéndose de forma sensual y lenta. Él sentía no aguantar más al tenerla así de cerca y no hacer lo que tanto le estaba tentando.

Comenzó a dejar un paso de húmedos besos por la piel del cuello femenino deleitándose con la suavidad de esta y su perfume, sus enormes manos viajaron lento deteniéndose en su espalda baja sin ir más allá, atrajo las caderas de ella a la suya haciéndole sentir sus insinuantes movimientos pélvicos. Hye-min gimió por lo bajo cuando sintió los dientes del chico morder la piel de su cuello.

Abrió sus ojos desmesuradamente al percatarse de aquella cercanía tan libidinosa y lo mucho que le había gustado. Salió apresurada empujando a la gente en el camino, sus ojos llenándose de lágrimas por haberse dejado llevar con él. Era algo imperdonable.

Un desconocido la detuvo sujetandole la cintura con intenciones de sacarla a bailar, a punto de negarse de mala manera, sintió como este salió volando de su espacio quedándose totalmente atónita cuando vio al pelinegro a centímetros de ella.

—La vuelves a tocar y te mato, ¿me escuchaste?

Hye-min sintió una latente molestia en su interior, ella podía cuidarse sola no necesitaba un guardaespaldas y menos que él lo fuera. Con la rapidez que se permitía salió trotando de la terraza intentando tomar el ascensor, se iría a su casa, había sido demasiado por esa noche.

—¡Hye! —JungKook la tomó de la mano impidiendo que se alejara.

—Eres un maldito salvaje, ¿qué carajos crees que haces, Jeon? ¡suéltame! —vociferó con toda la rabia intentando zafarse.

—La frígida saco sus uñas, eh —se mofó él riendo sin emoción— ¡Cálmate!

—¡No! suéltame, ¿qué mierda quieres de mi? ¡maldita sea, JungKook! —se sacudió de nuevo, su cordura se había ido hace rato y solo quería escapar.

—Esa boca Hye-min, voy a enseñarte a no maldecir.

—Enséñame mejor a irte a la maldita…

La boca de JungKook impactó de lleno con la de Hye-min. Ninguno se movió por un breve lapso de segundos, los ojos desmesurados de la chica no podían apartarse de los de él, tenían un brillo especial y sus pupilas estaban dilatadas. JungKook se sintió desfallecer comenzando a mover sus labios, Hye-min aún no podía reaccionar. Le rodeó la cintura con su brazo derecho atrayéndola a su anatomía, atreviéndose a rozar aquellos labios con la lengua queriendo entrar.

Se separó por un instante sin dejar de mirarla, sus respiraciones estaban agitadas a pesar de que apenas fue un beso inocente. JungKook volvió a mirar los labios rojos de Hye-min no pudiendo contenerse más, cerró sus ojos apretando su brazo en la cintura y ancló su mano izquierda a la nuca estampando sus bocas de nuevo.

Está vez Hye-min correspondió sin titubeos dejando que la lengua del pelinegro entrará en su boca y masajeara la suya. Era un beso que los estaba dejando sin aliento, un beso que era mucho más de lo que habían podido imaginar. Un beso que enloqueció a Hye-min y que estremeció a JungKook comenzando a temblar, apretó el cuerpo de la chica al suyo dejándose llevar por todo eso que lo confundía.

Gimió en medio del beso por las sensaciones avasallantes recorrer su cuerpo entero. Sus labios se movían sobre los de ella como si fuera el mismo aire que necesitaba para respirar.

Cuando se separaron intentando respirar, JungKook aún tenía sus ojos cerrados aferrándose al cuerpo de Hye-min, no quería que ella se escapara.

—Jung…

—Me gustas Hye —respiraba con dificultad, miró fijo a los ojos almendrados de ella— me encantas bonita.

—Como todas las mujeres te gustan —se atrevió a decir con su voz estrangulada.

—No, me gustas como mujer, me interesas, Hye —acarició su mejilla con dulzura sin permitir que se alejara ni un solo centímetro— No entiendes que siento cosas por ti, que no puedo dejar de pensarte, siento que me arde el pecho y el cuerpo entero cuando estoy cerca de ti. No solo tengo ganas de follarte Hye, es una sensación extraña que no puedo explicar… lo único que quiero es siempre verte, besarte, tocarte, estar a tu lado.

Ella negó con su cabeza, sus ojos contenían las lágrimas, no podía creer una sola palabra, no podía creerle. El estallido de voces y risas causó cierta distracción que usó para soltarse de los brazos del pelinegro. Corrió con desesperación sin rumbo fijo, detrás de ella, él siguiéndole.

—¡Hye-min! —la tomó del brazo deteniéndola causando que chocarán entre si, la castaña intentó zafarse pero el agarre era firme sin intenciones de lastimarla— necesitamos hablar.

—No tengo nada que hablar contigo.

—Mírame siquiera dímelo a la cara.

—¡Dijo que la soltarás! —la voz estridente y firme de NamJoon causó cierto alivio en Hye-min, pero un torbellino de enfado en JungKook queriendo enfrentarle.

—¡Vete a la mierda, Kim!

—¡Basta! —gritó ella interponiéndose— JungKook déjame en paz, no puedo creerte, no quiero creerte cuando tú no te tomas nada en serio.

—Bonita, escúchame.

—No, escúchame tú a mí. No quiero ser una más, yo no soy igual que Sana o las mujeres con las que tú juegas, yo no voy a permitir que me lastimes. Soy mucho más que eso, soy mucho para ti y no sé si estés dispuesto a lidiar con lo que soy —ninguno dijo nada, solo se miraban fijamente— mejor vete a descansar, tal vez mañana pienses mejor las cosas.

Se alejó dejándolo más que insatisfecho.

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Entró azotando la puerta de su departamento, se descalzo y lanzó el bolso con algo brusquedad en el sillón del living. Gruñó mientras se dejaba caer sobre el suelo frustrada, a punto de gritar.

—¿Te encuentras bien, cariño?

—¡Omma! —chilló asustada llevándose una mano en el pecho en lo que miraba a su madre parada en el umbral de la entrada de la cocina con una sonrisa.

—Perdón, mi vida, no quise asustarte —la señora Jennim se sentó en uno de los sillones individuales con lentitud en lo que llevaba una mano al hombro de su hija.

La conocía perfectamente, sabía que algo le pasaba, sabía que tenía que ver con Jeon JungKook. Jennim acarició con ternura los cabellos de su niña esperando que se calmara, Hye-min se subió sobre el sillón para esconderse entre los brazos de su madre quien la recibió con un fuerte abrazo.

—Me besó, me besó, me besó —sollozó, cubriendo su rostro con las manos— y me gustó —murmuró destapándose, llevó sus manos hechas puño hacia su pecho para calmar a su desbocado corazón enamorado— y me da rabia porque no puedo quitarlo de mi cabeza —tragó saliva sintiendo las lágrimas recorrer sus mejillas coloradas al igual que su nariz— lo peor de todo es que él terminará rompiéndome el corazón .

—Esta bien, cariño —murmuró la mujer con dulzura acariciando los brazos de se hija— está bien sufrir por amor. Va doler, dolerá de todos modos.

—Él no es para mí, omma, sabemos cómo es, sabemos las cosas que he hecho para olvidarme de él, para quitármelo del corazón.

—Lo sé, cariño.

—Te amo por no juzgarme.

—Eres mi hija, te seguiré apoyando a pesar de que no esté de acuerdo con ciertas decisiones.

—¿Qué debo hacer?

—Los temas del corazón son muy complicados y enredados, mi vida, no podemos escapar de ellos. Lo mejor que podemos hacer es aceptarlos y saber cuáles son nuestros límites —secó despacio algunas lágrimas del rostro de su hija— Algo me dice que si te dio ese beso, es por algo, JungKook no hace lo que hace porque si, las dos sabemos eso.

Hye-min negó sintiéndose confundida y ofuscada consigo misma, aquel fuerte muro que había construido alrededor de aquellos sentimientos por el pelinegro se había resquebrajado y derrumbado cuando él la beso en los labios.

¿Por qué? ¿por qué ahora? Las cosas no cambiarían entre los dos, ella sabía que él era un mujeriego inmaduro que poco le importaban las cosas. Si, entendía que al sentirse solo y herido por jamás ser comprendido por su padre buscó en otras cosas entretenerse.

Pero ella no quería ser una más, no quería abrirse y que le rompieran el corazón, demasiado había hecho para mantenerse alejada del deseo hacia Jeon JungKook. No se iba a rebajar ahora que parecía que él se daba cuenta de, ¿Sus sentimientos? Era absurdo.

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