𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗲.
❝Ese tipo de amor convierte a un hombre en un esclavo. Ese tipo de amor envía a un hombre directo a su tumba.
Me vuelvo loco, loco, nena, me vuelvo loco.
Lo enciendes.❞
━Crazy - Aerosmith
•••
Luego de aquella noche dónde compartieron un cálido y reconfortante abrazo en medio de aquella lluvia que los empapó por completo, no sabían a ciencia cierta como comportarse el uno con el otro. Pero la cercanía que tenían era mucho más. Tanto, que no era nada raro que JungKook le contará sus andanzas a Hye-min, o que Hye-min no estuviera atenta a él si de necesitarle se tratase.
Hasta que peleaban por tonterías o en el caso de Hye-min, tratarlo con frialdad hasta volver al punto cero dónde ninguno de los dos se soportaban por un minuto en la misma habitación. Razón por la que Hye-min comenzó a tener comportamientos erráticos que a más de uno llamó la atención.
JungKook terminó de tomar un baño colocándose una toalla negra alrededor de la cintura mientras con otra mediana secaba su cabello. Salió hacia su habitación queriendo dirigirse hacia el closet para escoger la ropa que se pondría.
Encontrando en su celular sobre el escritorio una videollamada de un número desconocido. Últimamente estaba recibiendo muchos mensajes o emails de destinatarios desconocidos que no tomaba demasiada importancia por creerlos tonterías.
Sin importarle estar en toalla semidesnudo y medio mojado, colocó el aparato sobre un soporte y tocó el círculo verde atendiendo la llamada.
—¡Jeon! —la voz grave le hizo voltear.
—¿Kim? —tomó asiento asombrándose por Kim NamJoon llamándolo, el chico en cuestión se encontraba sentado en lo que parecía en las afueras de un café, vestía casual y fresco, se le hacía extraño el lugar— ¿Cómo conseguiste mi número?
—Sé que tal vez te parezca extraña mi llamada, pero necesito de tu ayuda —habló con semblante serio ignorando la pregunta anterior, al ver que el pelinegro se mantenía en silencio, prosiguió— necesito que por favor estés atento a Hye, últimamente no me contesta las llamadas ni los mensajes y me preocupa un poco.
—¿Acaso pelearon? —se mofó con una sonrisita socarrona. NamJoon suspiró.
—Algo así —sobó con dos dedos el puente de su nariz— necesito que la cuides, que veas y estés atento de ella.
—¿Acaso crees que soy su niñero o algo así?
El moreno volvió a suspirar cansado, sentía estar hablándole a un niñito que no podía acatar una sola y simple instrucción.
—¡Jeon JungKook! —se escuchó una segunda voz apareciendo en la pantalla el rostro de la persona.
—¿JiMin? Hyung, ¿qué haces con Kim? —interrogó con el ceño fruncido, un pequeño sentimiento de celos comenzó a pincharlo.
—Escúchame bien, JungKook —Jimin se veía determinado y muy serio, JungKook sabía que su hyung cuando se volvía así era mejor tomarse la situación en serio— si Nam te está pidiendo que lo hagas es porque Hye-min en estos momentos no está bien y temo que cometa una locura.
El pelinegro frunció el ceño extrañado por la preocupación extrema hacia la chica.
—Ella está bien —alegó intentando restarle importancia— tal vez este mal por lo de tu padre, la conozco, paso con ella casi doce horas al día, seis días a la semana.
—¿Realmente crees conocerla bien, Jeon? ¿o solo lo que ella quiere que veas? —espetó NamJoon dejando con la boca cerrada al pelinegro.
Y la realidad era que, en partes tenía razón. Muchas veces no entendía las actitudes de la chica, últimamente con la cercanía que tenían, o era muy dulce y amable, o era fría y distante, por más lo negara, eso le dolía. Si, le dolía las veces que Hye-min lo trataba como si fuese basura. Cómo si realmente se lo mereciera. Tal vez se merecía ser tratado así.
Cuando él trataba a todas con poco tacto, pero con Park Hye-min era diferente, él no podía ni quería tratarla mal, con ella todo era diferente y hasta divertido. Por eso, en algún punto había dejado de insinuársele. Porque sabía que si la presionaba con tener sexo sin compromiso lo único que obtendría sería puro rechazo y él prefería mil veces su cercanía.
Se detuvo con el auto a unos metros atrás vislumbrando el sitio donde le habían dicho que la castaña se encontraba. Las luces de neón llamativas de un color fucsia y azul hacían un perfecto contraste con las paredes de color gris y la fila larga llena de gente esperando por entrar a uno de los clubes bailables más exclusivos de toda Seúl.
Tuvo que hacer unas cuantas llamadas para saber el lugar donde terminaría su noche, pues la castaña había publicado en sus redes sociales algunas fotos y videos del tour que estaba dando en conjunto con sus amigas.
—¡SolHyun! Preciosa, ¿cómo estás? —saludó al teléfono con una sonrisa coqueta que la otra persona no podía ver.
—Jeon JungKook, que alegría escucharte, mi vida.
—Lo mismo digo, dulzura —contestó observando la entrada del lugar— dime, ¿ya llegaron?
—Si, ya estamos aquí en el vip, te esperamos.
—Ya sabes, nosotros jamás hablamos y el encuentro será sorpresa.
La chica rio coqueta concordando con ello. Guardó su móvil en el bolsillo una vez cortó, se contempló en el espejo retrovisor por última vez antes de salir del auto y dirigirse a la puerta donde los guardaespaldas lo dejaron entrar sin excusas. Dentro la música retumbaba a un alto volumen haciendo bailar a todo el mundo dentro.
JungKook se dirigió hacia el vip dónde también lo dejaron pasar sin problemas. De lejos pudo ver a Hye-min bebiendo de una copa de champagne, estaba sumamente entretenida bailando en sus enormes tacos de diez centímetros y aquel vestido plateado de lentejuelas con la espalda abierta. Era todo lo contrario a la tierna y dulce Hye que él conocía.
Pidió un vaso de whisky en la barra, luego se dirigió con determinación hacia las chicas fingiendo sorpresa de encontrarlas allí. El rostro de Hye-min era de puro descontento al verlo en modo coqueto con sus amigas o con cualquier otra chica que se le cruzará por lo que decidió seguir ignorándole.
—Comportarte así no te queda, Hye —susurró cerca de su oído, ella se alejo mirándolo con mala cara. No respondió y de un solo trago se bebió el vaso de vodka que tenían sobre la mesa. JungKook le quitó de repente el cristal de entre sus manos.
—Tranquila, ¿acaso quieres emborracharte? Así no duraras toda la noche.
—Me importa poco, me da lo mismo, solo quiero divertirme.
El pelinegro bufó riendo. Se había formado un grupo grande donde todos estaban bailando en el vip.
—No podrías divertirte porque no sabes hacerlo Hye, admítelo y vete de una vez.
—¿Crees que no sé cómo hacerlo? —inquirió más que desafiante.
—Seamos honestos, una mojigata como tú no sabe cómo hacerlo. —se burló soltando una risita, dejando de hacerlo cuando vio algo en los ojos de la chica que no supo describir. Lo siguiente lo dejó asombrado.
—Te voy a demostrar a ti y a toda esta barda de estúpidos como sé divertirme —expresó con semblante serio llevándose a los labios el vaso de vodka haciendo fondo blanco luego dejándolo en la mesa con un golpe, todos a su alrededor arengando mientras se alejaba de la mesa dejando a JungKook más que atónito.
Hye-min caminó con paso firme hasta la cabina del DJ dónde se detuvo a pedir la canción con la cual llevaría a cabo lo que quería. Una canción vieja de los noventa con sensuales y lentos acordes empezó a sonar ‘Crazy’ de Aerosmith, haciendo sonreír triunfante a la chica.
Giró caminando hasta la barra donde con ayuda de dos desconocidos subió iniciando sus movimientos sexys deslizando las manos por su cintura y cadera mientras bajaba serpenteando su cuerpo.
Todos los presentes observaban enloquecidos, pero sobre todo un pelinegro que no apartaba los ojos de aquel cuerpo que comenzaba hacer estragos en el suyo, una sonrisa coqueta naciendo en sus delgados labios cuando ella le dedicó una mirada lasciva. Desvaneciéndose al instante cuando vislumbró como un desconocido quiso tocarla.
Sintiendo arder en su interior algo similar a los celos, sintiendo querer matarla por tremendo show que daba cuando debería ser solo para él. Sintiéndose muy abrumado por esos pensamientos repentinos caminó a zancadas entre medio de la gente enardecida por el baile sensual en la barra.
Cuando el solo de guitarra sonó Hye-min ralentizó sus movimientos bajando sin quitar la vista de JungKook cuando lo tuvo enfrente sonando la frase:
“I need your love, honey
I need your love”.
Y juró que si no fuera porque detestaba a esa chica se la llevaría lo más lejos y la follaría hasta el cansancio por aquel movimiento de caderas con esas manos tocándose descaradamente lo estaban volviendo loco. Y otra vez, esa extraña sensación indescriptible activando sus sentidos, cortando todo show cuando sujetó por las piernas a la chica colocándola como un saco de papas en su hombro.
Escuchó los bufidos y gritos de los demás ¡Aguafiestas!, sin embargo eso le valía mierda, no permitiría que Hye-min hiciera un desastre del cual luego pudieran traer graves problemas si es que llegarán a reconocerlos.
Ni bien sintió la brisa del afuera, caminó con ella en su hombro hasta el estacionamiento, metió la mano en su bolsillo sacando las llaves y desactivando el seguro del auto. La bajó a duras penas manteniendo su cuerpo junto al suyo para que no cayera de bruces al suelo.
Hye-min rio bajito por culpa del alcohol, JungKook abrió la puerta del copiloto metiéndola al interior a duras penas, cerró la puerta con cuidado para dirigirse luego a su lugar mirando con el ceño fruncido a su acompañante al escuchar su estridente risa.
—Que aburrido eres, Jeon, te iba demostrar lo que es divertirse —dijo entre risas mientras se desperezaba en su lugar.
—Eso bonita era un show de striptease —se mofó resoplando y añadió mintiendo— además, bailas pésimo.
—¿Ah sí? Pues la gente no decía lo mismo.
—No decía lo mismo, pero te aseguró que con el tremendo bailecito que te diste sus pensamientos eran de otra realidad —rio enarcando una ceja— tener que cuidar a una puritana, lo que me faltaba.
Apoyó las llaves en el contacto deteniéndose en seco cuando Hye-min en un rápido movimiento se sentó sobre su regazo, sintiendo el cuerpo femenino sobre el suyo, sus rostros a escasos centímetros, no pudiendo evitar mirar los labios carnosos rosados de la chica quien en una acción provocadora y tentadora se los mordió.
—¿Quién te dijo que sigo siendo virgen, Jeon? —dictaminó con una sonrisita divertida asombrandolo al principio, terminando por reírse.
—Claro, Hye, como si tú fueras capaz.
—¿Cómo crees que siempre consigo lo que quiero? —Jungkook tragó saliva duramente sin poder creerlo, pues sabía que Park Hye-min era una chica que todo el mundo quería y admiraba por su temple tan amable y dulce— me he follado a media alcurnia de Busan y algún otro privilegiado en Seúl —acarició con su dedo índice la mandíbula afilada del chico— que yo no grite a los cuatro vientos que disfruto de mi sexualidad no quiere decir que no lo disfrute como tú lo haces.
—Qué... —quiso reprochar su actitud pero el movimiento que la castaña hizo con sus caderas fue el comienzo de su perdición.
—Jeon, si quieres te demuestro que contigo todo es aburrido, tú eres tan fácil —ronroneó acariciando el rostro del chico con su dedo índice enviando electricidad por todo su cuerpo— que con tan poco caes.
Sus labios apenas se rozaban, las manos masculinas apretaban las caderas femeninas sin saber a dónde dirigirse a causa de los nervios. Hye-min parecía jugar con la cordura de JungKook, excitándole a ella lo perdido que se encontraba, sonriendo satisfecha cuando al mover sus caderas de nuevo escuchó un bajo gemido salir de la garganta del chico.
Por instinto, JungKook llevó su rostro al cuello de Hye-min acariciando con la punta de su nariz la tersa y cálida piel de su acompañante enloqueciéndole su perfume, sintiendo a su amigo despertar dentro de sus boxer, sintiéndose demasiado acalorado que se dejaría hacer cualquier cosa que ella quisiera.
Cuando decidió apenas separarse para probar aquellos apetitosos labios, percibió la respiración pesada de la chica sobre su oído, un imperceptible ruidito salir de la garganta de ella adjudicándolo como un ronquido. Se rio entre dientes y maldiciéndose a si mismo por el error que casi iba a cometer.
Con dificultad movió el cuerpo femenino al asiento de copiloto colocando alrededor el cinturón de seguridad hasta abrocharlo, observó la falda levantada del vestido y su cabeza en un recorrido de las cientos de cosas que pudo haber pasado y hubieran echo en el interior de su auto si ella no se hubiera dormido sintiendo un inminente calor con esos hechos.
Acomodó la tela de modo que no mostrará demás quemándole en el intento el ligero roce de sus nudillos con la piel de los muslos femeninos quitándolos de inmediato, respiró con dificultad, quitándose la chaqueta de cuero para cubrirle lo suficiente el cuerpo a la chica, no necesitaba de la tentación ante sus ojos ahora.
Prendió el motor sumido en pensamientos que se entremezclaban sin sentido alguno, miró hacia su entrepierna dónde el bulto bajo sus pantalones seguía mínimo.
—Esta noche no amigo, está noche no —ladeó su cabeza mirando de reojo a la castaña, chasqueó la lengua— ella no te puede poner así, no como lo pienso.
Cómo si su órgano masculino tuviera vida propia le respondió con una pulsación latente y algo dolorosa dejándole en claro que aquella fémina a su lado no solo lo ponía de esa manera, sino que comenzaba a alterar en su interior haciendo estragos en su estabilidad mental y emocional.
Ahm, dejare esto por aquí y me voy. 🤭
Solo diré, que mientras más tensión allá, más intensa será la cosa. 🤫🤭
Espero les guste. No olviden comentar y votar.
💜💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro