𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗱𝗼𝘀.
❝Porque si quieres conservarme, tienes que quererme con más fuerza. Y si de verdad me necesitas, tiene que quererme con más fuerza.
Cariño, quiéreme con más fuerza.❞
━Love Me Harder - Ariana Grande.
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Hye-min entró a su departamento quitándose los tacones, JungKook detrás cerró la puerta descalzándose también, su rostro era de una extrema seriedad, pero de suma tranquilidad.
—¿Quieres algo de beber? —ofreció ella, él negó moviendo su cabeza de lado a lado, Hye-min sin prestar demasiada atención se dirigió a la cocina sirviéndose un vaso de agua fría, bebió un enorme trago refrescando su ser.
Regresó al living al ver que el chico se mantenía callado, frunció el ceño viendo como lentamente se había quitado el saco, arremangando las mangas de la camisa blanca y dejando parte de su pecho expuesto al desabotonar esa zona. Él se acercó tomando la mano de la castaña, se sentía algo confundida por la actitud tan pacifista de su chico cuando minutos atrás estaba demasiado eufórico por volver al departamento.
Con la espalda ancha masculina como su visión principal se dejó llevar sonriendo picara cuando se adentraron a la habitación. Se quedó estática al pie de la cama, el pelinegro se alejó unos cuantos pasos hacia atrás, sin apartar sus ojos del rostro femenino en lo que se quitaba camisa dejando su torso marcado expuesto, aquellos tatuajes que la volvían loca cada que los acariciaba o tocaba.
Tragó saliva ante la imagen tan sensual del chico semidesnudo delante suyo viéndose demasiado callada y sumisa.
—Voltéate —ordenó, la voz ronca del pelinegro tan demandante envío escalofríos por su columna vertebral obedeciendo al instante.
Sintió el tacto masculino bajar lentamente los breteles de su vestido al igual que sentía aquellas caricias en su piel, estremeciéndose cuando la prenda cayó al suelo y las manos calientes comenzaron a recorrer su cintura muy lentamente. A ese paso enloquecería y ni habían empezado.
Ladeó la cabeza sintiendo la respiración del chico en su cuello, la nariz de este rozándole la piel, dejando castos besos en lo que iba desabrochando el brasier hasta dejar sus senos expuestos. Su espalda sintió el calor del pecho masculino al apoyarse en él.
Las caricias que los largos dedos rozaban sus erguidos senos, fueron descendiendo hasta el encaje de sus bragas sintiendo como jugaba con el elástico de la prenda comenzando a bajarlos lentamente por sus piernas, sintiéndose totalmente expuesta y muy excitada.
Gimió, al sentir dos dedos moverse entre su intimidad, mordió sus labios llevando sus brazos hacia atrás, desordenado los cabellos de su chico, quien concentrado besaba su cuello, los largos dedos acariciándola y embistiendo en su interior con fuerza deleitandole a él con sus jadeos y lo mojada que se encontraba sintiendo venir su orgasmo, un tercer dedo se incrustó bombeando más rápido y el orgasmo llegó en segundos.
La sostuvo por la cintura evitando que cayera al suelo al percatarse de su piernas débiles, la volteó teniendo el rostro sonrojado de su chica cerca del suyo, quería besarla, quería devorarla y hacerla suya, pero la necesidad de hacerlo de otra forma, de una muy distinta en la cual pudiera disfrutarla cada segundo por cada rincón que aquel cuerpo femenino tuviera hizo que se tomará el tiempo.
La besó de forma lenta atrayendo el cuerpo desnudo de Hye-min al suyo, la acarició con lentitud, logrando que se recostara en aquella cama con él encima sin dejar caer todo su peso. Solo un beso dónde sus lenguas se encontraban tocándose y rozando, los chasquidos escuchándose en el ambiente y ocasionando que sus respiraciones se aceleren.
JungKook buscando respirar se enderezó colocándose de rodilla sobre ella, comenzó a desabrochar su pantalón sin dejar de mirarla con deseo, el momento volviéndose tortuoso para ella en lo que él se desvestía lentamente —solo quería provocarla aún mas— se tomó el tiempo de buscar y colocarse el condón viéndose imponente e intimidante, subiendo otra vez a la cama gateó, abriéndole las piernas con lentitud y caricias acomodándose entre medio de ellas, volvió a besarla en lo que la penetraba.
Los gemidos bajos perdiéndose en las bocas de ambos cuando el vaivén de caderas del chico eran lentas y tranquilas. Hye-min rodeó con sus brazos el cuello de JungKook, él solo se sostenía de sus brazos para no dejarse caer por completo, disfrutaba del tacto femenino en su cuello y espalda, la cavidad húmeda de la chica arropar a su miembro erecto bombeando.
Sus cuerpos pegados con una fina capa de sudor por el ejercicio rozándose. La chica comenzó a dejar besos húmedos por el cuello masculino, el chico abrazando el cuerpo femenino de forma posesiva, sus grandes manos anclándose en las caderas de ella en lo que sus embestidas se volvían un poco más rápidas y profundas.
Sus ojos conectados con sentimientos y sensaciones tan placenteras que por un momento eran solo ellos dos. Explotando a la par en un orgasmo estrepitoso besándose como si fueran el aire necesario para respirar.
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El agua de la ducha caía mojando por completo a JungKook sintiendo satisfacción por lo cálido en su piel. Apenas estaba amaneciendo cuando despertó decidiendo tomar un baño. Dio un respingo de sorpresa al sentir unas manos y brazos tocarle la espalda rodeándole la cintura, volteó de inmediato encontrando a Hye-min completamente desnuda.
Y aunque ellos ya habían tenido intimidad no podía no tragar saliva sintiéndose ligeramente nervioso ante aquel panorama. Su cuerpo entero reaccionando con solo verla, la piel de Hye-min comenzando a ser brillosa por culpa del agua de la ducha que también la bañaba. Sin apartar la vista, disfrutó de las pequeñas caricias que ella repartía en su pecho, la yemas de los dedos descendiendo con lentitud acariciaban su abdomen marcado tensándose cuando le acarició el monte de venus.
Para ese momento, JungKook ya se encontraba ligeramente empalmado, sus brazos a los costados de su cuerpo sin poder moverlos por una extraña fuerza. Aún no podía apartar la mirada del rostro de ella, los dos en una guerra de miradas extasiadas.
—Hye —gimió en voz baja cuando la mano de la chica rodeó su miembro dando caricias lentas ascendentes y descendentes, la otra subió por su fuerte pecho hasta posarse en su nuca con la intención de acercarlo y repartir castos besos en su perfilada mandíbula. El siguiente movimiento lo alarmó un poco al verla arrodillarse frente a él.
—Quiero hacerlo JungKook, por favor, tú te preocupas porque yo llegué y sienta placer, déjame hacerlo a mi ahora, ¿si? Déjame complacerte.
El pelinegro totalmente embelesado asintió obediente como un niño chiquito mientras tragaba saliva y la veía descender, sintió como acariciaba su miembro tortuosamente, gimio sosteniéndose de la pared de cerámica cuando sintió un beso húmedo sobre la punta, se estremeció cuando la chica tocó con la lengua aquella ranura del glande.
La castaña metió la mitad del miembro en su boca pasando la lengua por la venas hinchadas irrigando sangre escuchando los bajos jadeos del chico, comenzó un lento vaivén mientras entraba y salía masturbando lo demás con la mano.
—¡Hye! —gimió otra vez, la velocidad se volvía más rápida sintiendo la húmeda boca de la chica chupar su falo con diligencia como si fuera una experta. Lo estaba disfrutando mucho, mordía sus labios con algo de brusquedad, sus manos hechas puño se sostenían de la cerámica de la pared, el agua cálida cayendo sobre su cuerpo fría en contraste con su piel caliente. La sensación de dolor en su vientre bajo comenzó a surgir sin querer que ella se detuviera, pero también consciente de que no quería que el primer oral de Hye-min termine con él eyaculando en su boca.
Intentó apartarse, pero estaba muy concentrada en su trabajo, hasta parecía disfrutarlo porque podía escuchar también sus jadeos bajos. La velocidad de aquel caliente oral se volvió frenético sin darle tiempo a qué pudiera hacer algo, gimiendo el nombre de Hye-min se vino en la boca de esta, su cuerpo vibrando y temblando.
Jamás había sentido esas sensaciones ni con todas las mujeres con las que le habían hecho un oral, no como Park Hye-min lo había hecho dejándolo totalmente fuera de si.
En medio de las respiraciones forzadas su pecho subiendo y bajando aún sintiéndose muy sensible, levantó a la chica por la cintura pegándola a su cuerpo, la miró a los ojos acariciando una de sus mejillas.
—Te amo, Hye-min —susurró dejándola totalmente atónita e inmóvil, la besó de forma dulce, sosteniendo sus muslos para levantarla y que sus piernas le rodearan la cintura en lo que él la penetraba y le hacía el amor lentamente en la ducha.
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Suspiró sintiendo calidez a su lado, abrió los ojos de a poco para encontrarse con Hye-min en sus brazos, la visión de su espalda desnuda y su largo cabello castaño regado, la mano sobre su pecho, sus piernas entrelazadas, sonrió como tonto al recordar las veces que la hizo suya en la noche y madrugada. Las veces que le hizo el amor sintiéndose completamente en un limbo de emociones al darse cuenta de los sentimientos por aquella chica.
<<Sentimientos>>, se repitió en la mente, <<sentimientos por una mujer>>, repitió mirando sin emoción en su rostro a la chica a su lado quien dormía plácidamente ajena a todo lo que él pensaba y sentía. Recordó de repente cuando le dijo “te amo” en la ducha mientras volvía a hacerle el amor.
Divagaba en tantos pensamientos perdido en su mundo que no se dio cuenta cuando unos ojos almendrados lo observaban con una imperceptible sonrisa, uno de sus dedos comenzó a dibujar la mandíbula afilada masculina en una caricia que causó que él cerrara sus ojos ante tal acción estremeciendo y sacándolo de sus cavilaciones volteando a mirarla.
—Buenos días —murmuró ella.
—Buenos días —respondió él.
Ambos se miraron en silencio diciéndose mucho con tan solo la mirada, ambos dejándose llevar por las placenteras sensaciones que unas simples, tiernas e inocentes caricias podían transmitir.
El pelinegro cambió sus posiciones colocándose sobre ella, abrió con una de sus rodillas las piernas femeninas hasta acomodarse entre medio de ellas mientras la besaba lentamente en los labios. Tomó entre sus manos su miembro erecto para alinear en la entrada húmeda de Hye-min dónde se enterró con tranquilidad. Volviendo a sentirse los dos, llenándose de caricias y besos dulces, movimientos lentos y sonrisas tontas de enamorados hasta convertirse en uno solo cuando llegaron juntos al clímax.
JungKook besó la frente de Hye-min, aún seguía dentro de ella temblando, acción que para ella no había pasado desapercibido.
—¿Estás bien? —preguntó algo preocupada, JungKook asintió y suspiró fuerte escondiendo su rostro en el cuello de su chica. Cerró los ojos al sentir las caricias sobre su cabello azabache y como lo abrazaba con fuerzas causando que se relajará.
—No sé que estoy haciendo, Hye —confesó preso del miedo, ella no contestó seguía en su trabajo de acariciarlo esperando a que continuara— no quiero separarme de ti, no puedo dejar de pensar en todo lo que quiero hacerte ¡Dios! Hye, te confesé que te amo.
—Creo que eso fue solo el éxtasis de una buena mamada —bromeó riendo, pero disculpándose cuando el chico la miró con el ceño fruncido.
—¿Crees que mentí? —inquirió sin dejar de mirarla— lo dije porque es lo que siento, ¡Maldita sea, Hye! Ni yo sé que me pasa, pero me vuelvo loco de tan solo pensar que cualquier otro pueda tocarte o mirarte o siquiera pensarte como yo lo hago.
Hye-min lo miraba atenta sintiendo su corazón acelerarse al escuchar aquello, ¿lo amaba? Pues, ¡maldita sea, claro que SI! lo amaba y que él sintiera lo mismo solo reconfirmaba que debía dejar salir todo lo que tenía retenido por un insulso miedo.
—Entonces —murmuró temerosa, jugando con las hebras de cabello de la nuca del chico— tú y yo…
—No te prometo un cuentos de hada, Hye, ni que vaya a ser el novio perfecto porque esas mierdas no son lo mío, pero voy a demostrarte de la mejor manera que sé lo que siento. Tú puedes enseñarme lo demás.
Hye-min lo observó sin decir una palabra, sus ojos llenándose de lágrimas cuando se abrazo al cuerpo masculino.
—Oye amor, dime por qué lloras ahora, la Hye que conozco no llora, me desespera que llores. Oye, nena.
—Siento que es un sueño, siento que en cualquier momento voy a despertar y tú no vas a estar —comenzó a confesar mirándolo a los ojos— y me va destrozar el corazón si esto es mentira porque yo siempre he estado enamorada de ti, siempre he estado pendiente de ti y de que supieras de alguna u otra manera que yo estaría contigo hasta el final —confesó en un hilo de voz a causa del llanto dejando asombrado al chico con cada palabra— no importa que nos lleváramos mal, pero no soportaría perderte, y decirte ahora lo que por años escondí me hace sentir vulnerable, me hace sentir que te estoy dando el poder de destruirme cuando se perfectamente como eres.
—¿Y cómo soy?
—Cuando te aburras te irás con alguien más —susurró apartando la mirada. JungKook suspiró tomandole la barbilla instándole a mirarle.
—No me voy a ir amor, por primera vez quiero hacer lo correcto y créeme cuando te digo que esto que siento jamás lo he sentido —se detuvo haciendo una pausa y prosiguió algo avergonzado— y quiero seguir sintiéndolo porque me gusta, me gusta lo que me haces, lo que te hago —finalizó dejando un beso en los labios femeninos— te amo, Hye. Y quiero estar contigo siempre, ¿si?
Ella asintió aún perdida en esos orbes oscuros con un brillo especial sintiéndose un poco más segura en los brazos del pelinegro, dejándose hacer por las nuevas caricias que él le daba. Pues esperaba que esta historia de amor siguiera sin problemas.
¡Aaaaaahhhhhhh! No les parecen hermosos estos dos??? Los amo. Estuvo potente la cosa.
Espero lo disfruten. Lastima que no todo es color de rosa en la vida.🙄🤭
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