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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗲𝗰𝗲.

❝Ayúdame, es como si las paredes se estuvieran desmoronando. A veces tengo ganas de rendirme. Pero no puedo
No está en mi sangre.❞
In My blood - Shawn Mendez
•••

Estacionó su Aston Martin frente al orfanato, no quería tener que depender de los guardaespaldas de su padre ni de ningún chófer, por lo que vendría en su vehículo siempre. Entró saludando amable a los guardias de seguridad, luego saludando a la señora Ye-Sol y la directora Choi encontrándolas en el camino.

Los niños ya se encontraban desayunando en el comedor, listos para luego asistir a sus clases, observó todo el lugar buscando a determinada persona, le resto algo de importancia pensando que tal vez se encontraba ocupada en otro lado del edificio.

—Buenos días, hyung —saludó uno de los niños, Kook sonrió devolviéndole el saludo, ayudándolos a terminar de alistarse en lo que llegaba el horario de las clases.

Ayudó en cuestiones administrativas y reparó algunas cosas rotas que había encontrado por allí, inclusive había estado cocinando junto a la madre de TaeHyung, este siempre llegaba al medio día ya que  las horas de la mañana tenía clases en la universidad.

—Oh, JungKook-ah —saludó el azabache alegre tomando una frutilla de la cesta de mimbre para llevárselo a la boca y darle un mordisco.

—Tae —el pelinegro imitó la acción del chico masticando la fruta con lentitud en lo que se debatía por preguntar— hyung —ante el mmm como respuesta, JungKook se rascó la nuca— sabés... Hye-min... no la he visto en toda la mañana, tu madre tampoco sabe y pensamos que tal vez salió a hacer algo.

—Oh, no sabías —ante el rostro confuso del pelinegro, TaeHyung dudó en si hablar— es que no sé si decírtelo.

—¿Qué cosa? —el azabache se removió nervioso evitando mirarlo a los ojos, a veces JungKook lo intimidaba un poquito— hyung, dime, ¿le pasó algo a Hye-min?

El chico dudó otro poco, pero en vista de que no iba salir de allí sin que el pelinegro supiera lo que pasaba, desistió.

—Hye-min me llamó anoche en la madrugada, me dijo que tuvo una pelea algo fuerte con su padre y que hoy necesitaba el día —se tomó una pausa antes de seguir— ella decidió mudarse sola.

JungKook se paralizó en su lugar sin poder pensar del todo, uno porque sabía lo que era tener una fuerte discusión con tu progenitor, sabía lo que eso se sentía y el sabor amargo que todo ello conllevaba después; y dos, le había prometido a JiMin cuidar de ella –aunque no lo necesitará– pero lo más inquietante que se cuestionó en ese momento, era saber qué tan grave fue todo como para que la chica tomará la drástica decisión de irse sola y separarse de sus padres.

—Sabes dónde ¿verdad, hyung?

El susodicho se removió dudando en si decirle eso también, pues la chica le había pedido por favor que no dijera nada a nadie y que la reemplazará mientras ella no iba.

—Hyung, por favor, dime.

Después de largos minutos de debatirse mentalmente, TaeHyung le pasó la dirección exacta del departamento donde la castaña viviría de ahora en más.

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Se detuvo frente al edificio de unos diez pisos, este se encontraba en la zona residencial de Itaewon, a leguas se podía notar que era costoso. Se detuvo frente al portón con una caseta de seguridad, un hombre de mediana edad salió preguntándole a quien buscaba.

Sin pensarlo ni dudarlo mencionó a Park Hye-min y que lo estaba esperando, muy lejos de ser cierto, el de seguridad le pidió que aguardará unos momentos en lo que lo anunciaba, JungKook quiso evitarlo puesto que solo había caído de sorpresa, pero la sorpresa lo invadió a él cuando le permitieron el paso sin problemas.

Aparcó en el estacionamiento al aire libre, se apeo del vehículo caminando el largo tramo de rocas hasta la entrada del edificio, el lugar era muy bonito y moderno. Subió al ascensor marcando el número del piso correspondiente, TaeHyung le había indicado perfectamente la dirección y cómo llegar.

Por un momento, se sintió mal al ser excluido y que ella no le pidiera su ayuda.

El ascensor se detuvo en el piso siete, para su buena suerte aquel lugar solo contaba con dos departamentos, caminó por el pasillo hasta encontrar el número en la placa de la puerta, tocó el timbre esperando con cierta ansiedad que no supo de dónde provenía. A los segundos, quien lo recibió fue un NamJoon vestido de forma deportiva, los dos mirándose sin gracia.

El moreno se hizo a un lado dándole el paso al interior encontrándose con algunas cajas grandes dónde se encontraban las pertenencias de la chica, aún así pudo ver muy por encima que el departamento estaba completamente amueblado y en condiciones aparentes para ser habitada de inmediato.

—Hye-min —jadeó de sorpresa al verla de frente, el golpe que su padre le había propinado había dejado secuelas, su mejilla se encontraba algo roja y un moretón violáceo decoraba la comisura de sus labios acolchonados— ¿estás bien? ¡que mierda! —su evidente molestia no pasó desapercibida por ella quien se sorprendió cuando el pelinegro sostuvo con delicadeza su rostro— Hye-min, dime, ¿qué pasó?

Ella sin poder articular palabra alguna negó con la cabeza en lo que un sollozo salía de su garganta, JungKook sintiendo su corazón ser estrujado por algún sentimiento extraño que no tomó importancia, la abrazó atrayéndola a su pecho, rodeándola con sus brazos, una de sus manos sobando la espalda de la chica con lentas caricias.

Volteó su cabeza buscando el sillón, yendo de inmediato sin apartar a la chica de su anatomía, ella temblaba y aún seguía sollozando cuando se sentaron juntos uno al lado del otro. JungKook volvió a sujetar el rostro de Hye-min secando con su pulgar algunas lágrimas teniendo cuidado de no lastimarla.

—Estoy bien, Kook, ya pasó —dijo con voz gangosa alejándose del toque del chico, no podía permitirse disfrutar de aquello.

—Yo iré un momento abajo debo terminar de revisar algunas cosas —avisó Namjoon, la chica asintió y a los segundos ya se encontraban solos.

—¿Cómo sabes dónde vivo? —preguntó tomando distancia.

—TaeHyung.

—Oh.

—Hye-min.

—No paso nada, JungKook, simplemte tuve una discusión con mi padre dije cosas que no le gustaron y me golpeó, punto —comentó como si no hubiera sido grave.

—A JiMin no le gustará esto —murmuró él en voz baja, ella escuchándolo perfectamente lo miró de repente indignada, bufó sintiendo molestia.

—Tú no le dirás absolutamente nada a mi hermano —indicó con autoridad cruzándose de brazos.

—Entonces le mentiras, ¿no le contarás nada? —espetó con enojo, se levantó del sillón suspirando— JiMin tiene derecho a saber que está pasando porque esto no es normal Hye-min.

—¿Disculpa?

—Hye tú no eres así, jamás te metes en problemas, jamás has respondido de mala manera o haz tratado mal a alguien, ¿qué tienes?

La castaña lo observó fijamente, observó cada facción de aquel atractivo rostro, su cuerpo musculoso vestido completamente de negro, aún así sin perder el marcado estilo que lo caracterizaba. Su ceño estaba fruncido, la miraba de la misma forma que ella lo hacía con él, solo que JungKook intentaba entender la actitud de la chica y Hye-min...

—Lárgate.

—Hye-min, deja de ser caprichosa. Intentó entender que pasó para poder ayudarte.

—¡Lárgate, JungKook! No necesito de tu ayuda, ni de tu maldita caridad, estoy bastante grandecita para saber cómo comportarme y tomar mis propias decisiones —hablaba tan rápido que ni ella misma se entendía, sin embargo él si— que yo decida como tomar las riendas de mi vida, así como lo hizo mi hermano no me hace menos madura de lo que tú eres, porque déjame decirte que esa actitud de chico malo puede traerte beneficios, pero ante todos no eres más que un chiste. No vengas a hacerte el preocupado —su voz era un fino hilo— no necesito un guardaespaldas ni mucho menos a ti y ni se te ocurra ir con el cuento a mi hermano, no te metas en mi vida, vete.

JungKook golpeó con la lengua las paredes internas de su mejilla, respiraba con dificultad por el cumulo de irritación dentro de su pecho mirándola fijamente. Sin decir nada salió del departamento azotando la puerta detrás. Se maldijo a si mismo por intentar meterse dónde nadie lo llamó.

Bajó por el ascensor dirigiéndose al estacionamiento a punto de meterse al interior de su Aston.

—¡Jeon! —tomó una bocanada de aire inspirándose paciencia, volteó a mirar al moreno-— por tu cara presiento que pelearon, ¿no es así?

JungKook soltó una risita nasal, sus manos comenzaban a picar un poco convirtiéndose en puños.

—No lo sé, Kim, por lo visto lo sabes todo.

—Ha sido difícil para ella —comentó acercándose un poco mas— creo que deberías ser más tolerante.

—¿Me sermonearas? estoy grandecito y ella también, que se las arregle sola —espeto metiéndose rápidamente a su vehículo, prendiendo el motor y saliendo a toda prisa de allí.

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Entró a la discoteca más exclusiva de toda Seúl acompañado de unos guardaespaldas, se dirigió hasta el VIP dónde algunos conocidos lo esperaban.

—¡Jeon JungKook! ¡que alegría verte por aquí!

—Lo mismo digo de ti, Kim YuGyeom.

Chocaron sus manos también dándose un abrazo amistoso, Kim YuGyeom era el hijo de un emblemático CEO de la industria musical, siempre rodeado de famosos. JungKook y él habían sido compañeros de instituto toda la vida y amigos hasta la fecha.

—Diviértete, amigo —palmeó suavemente la espalda del pelinegro— te recomiendo unas amigas que no están nada mal —le susurró cerca del oído causando risas.

Definitivamente tenía que divertirse, la tensión en su cuerpo estaba siendo muy notoria al punto de sentirse fuera de lugar allí, su mente volviendo a rememorar aquella pelea que tuvo con la castaña. Bufó bajando las escaleras del VIP dirigiéndose a la barra donde pidió un vaso de whisky.

Lamentaba mucho por su amigo JiMin, pero él no sería niñera de nadie y menos de una persona que lo único que hacía era rehuirle siempre. No importaba las maneras que él quisiera acercarse a Hye-min, sea con intenciones sexuales o amistosas, no lograba llegarle. Y eso, en partes, lo fastidiaba en demasía.

Siempre obtenía lo que quería, ¿porque ella era la única que no accedía?, ¿Por qué?

<<Tal vez porque ella realmente si es una persona sensata>>, pensó en su interior, <<tal vez porque ella es madura y yo no. Tal vez porque ella tiene un futuro a lado de Kim o de cualquier buen hombre>>.

Aquel último pensamiento lo incómodo al caer en cuenta de que le molestaba la presencia de Kim NamJoon en la vida de Hye-min, ni siquiera para decir que él y ella solo eran amigos, porque la poca relación que tenían era buena, si, tenían confianza para hablar de cualquier cosa, pero aún faltaba mucho como para nombrarla alguien importante en su vida.

<<Hye-min ha sido importante toda mi vida>>.

De un sorbo bebió el trago ambarino del whisky saliendo de sus pensamientos cuando sintió alguien pararse a su lado y tocarle suavemente el brazo.

—¿Sonmi? —frunció el ceño al ver a la morocha, su vestimenta era muy diferente a la formal con la cual la solía verse siendo la secretaria de su padre, está vez se la veía muy sexy con aquel vestido negro corto y ceñido.

—Que alegría encontrarte aquí, Kook —ronroneó suficientemente alto para que el chico la escuche— he venido con una amiga, ¿y tú? —su dedo índice recorrió el brazo derecho donde apenas podían vislumbrarse algunos de los tatuajes que él tenía.

—Vine a entretenerme un rato —dijo restando importancia, pidiéndole otro vaso de whisky al barman.

—Si quieres puedes venir con nosotras —le susurró al oído, haciendo un ademan con la cabeza mostrándole a un costado de la discoteca como una rubia despampanante le saludaba con la mano y le guiñaba un ojo.

JungKook sonrió pícaro por aquella propuesta tentadora que obviamente no descartaría. Bebió de un solo trago el nuevo vaso de whisky que se le había servido minutos antes haciendo una mueca por el fuerte sabor recorriendo su garganta, estampando luego, sus labios sobre los de Sonmi, un beso sucio y caliente entre los dos como previa de una noche muy larga.

JungKook desquitándose de la semana de mierda que había tenido.

Sonmi por el simple hecho de tener al chico en sus manos y vengarse, involuntariamente, de la castaña.

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