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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘀𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲. 𝗘𝘅𝘁𝗿𝗮.

❝Seré todo lo que necesitas hasta el día en que muera.
Te amaré, una y otra vez.❞
Over and over again - Nathan Sykes feat. Ariana Grande.
•••

Dos años y siete meses después.


La brisa primaveral viajaba en medio de aquella pradera llena de verde y flores, el sol calentaba lo suficiente para mantener cálido los dos cuerpos abrazados. Las pequeñas manitos del niño jugaban con una florecilla de pétalos blancos y núcleo amarillo, una margarita. Se mecía en los brazos de su padre queriendo atrapar los vestigios de los dientes de león volando en el aire haciendo sonreír al pelinegro en su lugar.

—¡Appa! —chilló el niño de dos años señalando con su dedito al cielo, una bandada de golondrinas volaba sobre sus cabezas. El pelinegro puso una mueca de sorpresa en su rostro imitando la del infante, luego besó sonoramente aquellos cachetes rechonchos, ambos observando el horizonte, el sol y paisaje del atardecer.

Cerró los ojos por un momento escondiendo el rostro en el cuellito del niño olfateando su olor, uno dulce y de bebé. Volteó al sentir voces provenir a lo lejos y sonrió viendo el panorama.

Young-nam corría cuesta abajo sin importarle casi haberse caído de cara contra el suelo de tierra, la niña de ahora ocho años amaba la naturaleza y los deportes en ella. Más atrás con suma tranquilidad caminando a pasos lentos y en una amena conversación venían Beomgyu y JiMin junto a Hye-min.

Totalmente embelesado al verla con su pancita de siete meses. Había sido una sorpresa, puesto que decidieron que el niño de nombre Namjae sería el último de tres, pero por un descuido, Hye-min ahora esperaba a otro varoncito y no podía estar más contento por eso. Realmente adoraba la idea de tener muchos hijos.

Dejó al pequeño en el suelo, este corrió cortamente hasta su madre quien intentó levantarlo, pero Beomgyu la ayudó cargando a su hermano en brazos para que se le haga más fácil a ella hacerle algunos cariños. Todos eran muy delicados con la rubia, la cuidaban mucho entre todos, a ella y al pequeño Namjae de dos años.

Al ver la oportunidad teniéndola cerca, JungKook rodeó la cintura de Hye-min besándola cortamente en los labios, un beso con mucha pasión y amor. Escuchó los cuchicheos de sus dos hijos mayores mientras el tío de estos reía apañándolos. Él también se había convertido en padre muy recientemente y no podía no compartir el sentimiento de felicidad de esos dos.

—JungKook-ah, tengo que pedirte que te detengas —dijo JiMin con algo de diversión en su voz cruzado de brazos, más atrás Young-nam le hacía caras a su hermanito y este reía escondiéndose en el pecho de Beomgyu— a este paso dejarás a mi hermana como una coladera si la sigues embarazando.

—¡JiMin! —reprochó su hermana. El pelinegro rio.

—No puedo prometerlo, hyung —sonrió pícaramente mirando de soslayo a su esposa— tu hermana está muy buena.

—¡JungKook! —reprochó, golpeando suavemente el hombro de su esposo.

•••

Estar recostada con muchos almohadones debajo de su espalda y cintura la ayudaban a estar mucho más cómoda, su pequeño momento de paz y tranquilidad para leer. A pesar de que amaba ser madre, necesitaba unos momentos a solas. Y confiaba en Beomgyu y Young-nam al cuidado momentáneo del pequeño Namjae.

Escuchó la puerta de la habitación abrirse, Bam que se encontraba acostado en el suelo a su lado resopló en pose de defensa por cualquiera que quisiera acercarse a Hye-min, con ella era muy sobreprotector ante los desconocidos, mucho más ahora al encontrarse en estado. Pero al ver que se trataba del pelinegro se calmó volviéndose a dormir.

JungKook entró con suma tranquilidad, Hye sin prestarle atención, él se acercó a la cama recostando su cuerpo en el lado izquierdo, acomodó la cabeza muy cerca del vientre abultado y rodeó con sus brazos la cintura de su esposa en un intento por descansar allí. Las inminentes pataditas del bebé sobre su rostro hizo que se alejara un poco haciéndoles reír.

—Siempre me haces lo mismo, no dejas que me acerque a tu madre —levantó la camisa, regando caricias y besos en la piel— creo que tendremos a un futuro boxeador.

—O un futbolista —acotó Hye-min con sus ojos en las páginas del libro.

—Hagamos una tregua, me dejas estar con tu madre unas horas sin la necesidad de patearme o causarle calambres cada que la quiero tocar, ¿qué te parece?

Al no sentir patadas de nuevo, adjudicándolo como una respuesta positiva, sonrió tomando su puesto de nuevo, dejándose hacer por las caricias que la rubia repartía en su negro y corto cabello.

—¿Los niños?

—Mirando una película —respondió cada palabra en un suspiro. Se estaba quedando dormido.

—YangMi llegará en cualquier momento.

—Mmm.

—Jimin y Moni también lo harán con el pequeño Minjiu.

Se habían tomado una vacaciones del trabajo y la rutina, los niños tenían receso de clases, por lo que decidieron irse unos días cerca de la playa. Alquilaron una casa dónde se quedarían un tiempo. El hermano mayor de la rubia estaba de vacaciones también con su familia y había llegado de los Estados Unidos días atrás a visitarles.

—¿Amor? —el pelinegro volvió a contestarle con un simple sonido, Hye-min no dejo de acariciar su cabello, lo observó al bajar el libro a un costado, su respiración era lenta, tenía un puchero en sus finos labios y sus párpados cerrados— ¿Cariño? —murmuró divertida, con cada segundo sentía el peso del cuerpo de su esposo, el último año se había puesto más musculoso y atlético— Jeon.

—No se te ocurra llamarme así, Hye —demandó sin abrir sus ojos, la rubia rio— soy cariño, amor o Kookie para ti.

—Nos estás aplastando —se quejó intentando moverse, le gustaba provocarlo.

—Anoche no te quejabas cuando te daba duro en la bañera —la rubia pellizco la piel de su cuello y él se quejó sobando el lugar afectado.

—No puedes echarme en cara eso, mis hormonas estaban muy alborotadas, no saben lo que hacen, no me ayudas así JungKook —se cruzó de brazos— el médico dijo que era bueno hacer determinados ejercicios antes del parto.

JungKook se sentó en el colchón al ver el rostro enfadado de su esposa. Puchereó, depositando un beso en su mejilla, aquel sonrojo la hacía ver muy tierna. A pesar de que había aumentado algunos kilos a él no le importaba, de hecho le gustaba que tuviera más.

En un movimiento lento y desprevenido, comenzó a besarle el cuello a su esposa, ella se dejó hacer inclusive cuando él la ayudó a sentarse sobre sus muslos rozando sus intimidades. Sus bocas chocaron en un beso despacio y apasionado, JungKook subió sus manos por los muslos desnudos de Hye-min —también le encantaba que ella usará solo vestidos— los apretó y acarició hasta encontrarse con la tela de encaje de su ropa interior.

Ella rompió el beso acariciando el cuello de su esposo, bajó sus manos por los hombros deteniéndose en el pecho fuerte del hombre, quien mantenía los ojos cerrados al sentir las caderas de su esposa moverse sobre su entrepierna. Estaba poniéndose muy duro.

—Será mejor que hagas algo para bajar eso, Kook —murmuró, justo cuando sonó el timbre de la casa, añadiendo emocionada— ¡llegaron las visitas!

Hye-min bajo a duras penas del regazo de su esposo y la cama, con palabras melosas llamó al canino y juntos salieron de la habitación dejando a un quejoso JungKook que boca abajo en el colchón golpeaba con sus manos lloriqueando.


━━━━━━✧❂✧━━━━━━


Dos meses después.


Suspiró entre medio del sueño, ese día en particular había podido conciliar el sueño tranquilamente. Se removió incómoda sobre el colchón. Bam se levantó de su cama a un lado de la habitación y caminó hasta colocarse al lado de Hye-min, se sentó sobre sus patas traseras observándola entre medio de la oscuridad.

La mujer volvió a moverse arrugando su entrecejo llamando la atención del canino quien se mantenía en alerta, rápidamente este volteó la cama para despertar al pelinegro con su hocico dando golpecitos en el brazo de su dueño.

Hye-min jadeó de dolor tomando asiento en la cama de repente, un ladrido fuerte sonó logrando despertar a JungKook encontrándose perdido por unos segundos. Bam trotó de nuevo hasta posicionarse al lado de la rubia moviendo su cola de lado a lado mientras su larga lengua serpenteaba en su boca abierta, estaba muy inquieto.

—Ya es hora —murmuró Hye-min, haciendo que su compañero a su lado salte de la cama en busca de ropa y los bolsos preparados con anterioridad. Respiró con dificultad todavía sentía el dolor de la contracción. Miró al canino que mantenía sus ojitos avellanos en ella, alargó una de sus manos y el animal colocó la cabeza debajo recibiendo algunas caricias— gracias por estar aquí, Bam-ie, eres un perrito hermoso y adorable.

JungKook avisó a su madrastra que en esos momentos se quedaba con ellos para esta especial ocasión. Se quedaría con los niños mientras ellos iban a la clínica. La mujer ayudó a vestir a Hye-min. Beomgyu ayudó al pelinegro a llevar los bolsos al auto. Young-nam simplemente dormía junto a su hermano Namjae.

Las contracciones no eran tan constantes, pero si dolorosas, aparte de eso sentía mucho malestar y eso le preocupaba un poco. Tomó asiento unos minutos en una banqueta al lado de la puerta principal mientras esperaba a que su esposo subiera por ella.

—Todo saldrá bien, querida —alentó YangMi, sobando su espalda en modo de alivió. Ella le sonrió agradecida de tenerla a su lado. Debía avisar a sus padres en el camino, ellos también estaban muy ansiosos por el nacimiento de su cuarto nieto.

La cabecita de Bam reposó sobre las piernas de Hye-min, olfateó su vientre a través del suéter de lana y se quedó allí sin apartar la mirada. Ella sonrió enternecida porque aquel perrito era de JungKook, y aún así, cuando se trataba de ella o los niños se mantenía cuidándolos.

—Te quiero bebé, cuida a tus hermanos mientras nosotros no estemos, ¿si? —acarició la cabeza del animal— otro bebé vendrá luego.

JungKook entró con Beomgyu detrás, este beso la frente a su noona tocando unos segundos su vientre para luego abrazarla. Estaba muy ansioso por conocer a su hermanito.

—Vamos cariño, BeomBe ya avisó a tus padres y ellos van camino al hospital —se acercó al can por un momento— cuida la casa por mi, Bam —susurró, agachado haciéndole mimos a su cabeza y hocico— pronto volveremos con omma del hospital y traeremos a otro integrante —lo abrazó— te quiero amigo.

Rodeó con un brazo la cintura de su esposa mientras su otra mano sobaba la panza. Beomgyu se quedó en el apartamento junto al can, YangMi los siguió detrás bajando con ellos al estacionamiento. Allí se encontraba Sejin esperándolos con el chófer listos para partir hacia la clínica.

A pesar de la ayuda que tenían ambos se sentían muy nerviosos.

•••

Habían pasado unas cinco horas y aún no tenían respuestas del nuevo bebé. Hye-min se mantenía tranquila aunque a veces lloraba un poco por el dolor de las contracciones. JungKook estaba tranquilo también aunque sus nervios estuvieran a punto de explotar.

Para el momento en que estuvo lista y dilatada por completo, la llevaron a quirófano y prepararon, JungKook estaría con ella a su lado apoyándola. Era algo muy especial para él, para ambos. Ya que no fue parte del nacimiento de Young-nam y tampoco lo fue para Namjae porque tuvo que viajar por cuestiones de trabajo y el bebé se había adelantado un poco.

Hye-min pujó con fuerza, lloraba del dolor y la ansiedad, apretaba fuerte la mano de su esposo quien la contenía con palabras de aliento, su obstetra también le indicaba y alentaba, estaba siendo un parto duro, pero ella era muy fuerte. Su cabeza comenzó a doler un poco por el esfuerzo concedido, sentía su cuerpo entumecido a causa del dolor pero no sé detendría hasta ver a su bebé con ella en sus brazos.

En la última grito sintiendo un gran alivio. Estaba algo aturdida pero feliz. Miró a su esposo a su lado que fue desvaneciendo su sonrisa con el correr de los segundos. Cayó en cuenta de que su bebé ya estaba afuera pero no oía ningún sonido provenir de él.

—JungKook, ¿qué le pasa al bebé? —su voz apenas se escuchaba y el rostro serio y atemorizado del pelinegro solo la desespero— ¿qué tiene? ¿qué pasa? ¿porque no llora? —elevó su voz como pudo asombrándose de tener siquiera fuerzas para eso, miró hacia donde los médicos se encontraban junto al infante.

Parecían moverse mucho alrededor con desesperación y premura. Una de las enfermeras a cargo le decía que estuviera tranquila que todo saldría bien. Y en tan solo minutos, un estridente llanto colmado de vida y regocijo, se escuchó en toda la sala causando que a sus padres les volviera el alma al cuerpo.

JungKook recibió a su niño en brazos, lo observó tan embobado como lo había hecho con sus demás hijos, no quería moverse por temor a lastimarlo, pero lo hizo porque su esposa necesitaba verlo. Lo llevó hasta ella colocándolo sobre el pecho casi desnudo de su mujer, Hye-min lloraba con demasiados sentimientos en su interior. Se dejó besar por su esposo y ella tampoco perdió tiempo en mirar a su hijo, en tocarlo y besarle.

—¡Bienvenido al mundo Jeon Jeongjun! —el bebé se removió en brazos de sus padres, lloró fuerte haciéndose escuchar causando sonrisas. JungKook no evitó besar a Hye-min en los labios, era todo demasiado excitante y estaba muy feliz.

Para ambos era el día más feliz de sus vidas.


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Días después.

Sonrió tarareando por lo bajo una canción de cuna mientras se mecía con su hijo en brazos, el pequeño Jeongjun era muy tranquilo, dormía la mayor parte del tiempo y era la nueva sensación de la familia Jeon. Sus padres se sentían tranquilos por tener a un hombrecito sanito. Y sus hermanos se sentían orgullosos de poder cuidarlo también.

Lo acomodó sobre las sábanas con detalles de conejitos rosas en el catre de madera que se encontraba a orillas de la cama matrimonial, lo observó con su característica sonrisa de conejo arrugando la nariz. Decía que tenía mucho parecido a él, pero en realidad, tiraba mas a parecerse a su madre.

Suspiró enderezándose, observando a Hye-min dormir muy plácidamente con Young-nam y Namjae a sus costados. Las mejillas de su esposa aún se veían redonditas, se había recuperado muy rápido y muy bien, se sentía orgulloso de su esposa, de lo valiente y fuerte que había sido durante el parto, en realidad, durante todo el proceso que llevaban esos nueve meses. Siempre sorprendiéndose, admirándola y amándola.

Salió de la habitación porque no quería molestarlos. Caminó por la sala rascando su cabeza, la cocina tenía las luces encendidas y fue hasta allí sintiendo extrañeza porque recordaba haberlas apagado luego de hacer el biberón para los más pequeños. Inhaló aire nuevo encontrando a Beomgyu sentado en la isla comiendo de un tazón de cereales y su celular en mano viendo algunos vídeos.

—¿Quieres un té o quieres cereales?

—Cereales.

El chico se levantó preparando en segundos un nuevo tazón con la mirada atenta del pelinegro sobre él. Depositó los cereales con leche frente al mayor y volvió a tomar asiento llevando una nueva cucharada del suyo a su boca.

—Puedo preguntarte algo, bebé. —el adolescente asintió expectante— eres un Jeon, ¿porqué no me llamas appa o abeoji? —la pregunta sorprendió al muchacho, el pelinegro removió sus cereales llevando una cucharada a su boca y prosiguió luego de tragar— no es que sea necesario, digo, si te sientes cómodo diciéndome hyung sigue haciéndolo —Beomgyu abrió la boca para contestarle siendo interrumpido— no te culpo si no me consideras un padre, creo que no soy uno bueno todavía...

—Puede dejarme contestar —rio cuando el pelinegro levantó las manos en son de paz— primero, ya me acostumbré a decirles de esa manera, a noona también.

—Pero a ella si le has dicho omma, lo he escuchado. Te lo repito, entiendo si no quieres hacerlo porque soy un padre terrible...

—Deje de decir eso —elevó un poco la voz y JungKook se sorprendió de escucharlo con lo que le pareció molestia cuando el muchacho siempre se mostró tan tranquilo— usted es el mejor padre que uno puede tener, es la mejor persona de este mundo, me has dado todo sin pedirme nada a cambio, me amas inclusive cuando me meto en problemas, me escuchas, me aconsejas y me cuidas, me acompañas, me apoyas, no me juzgas ni críticas por mis decisiones —el pelinegro tragó saliva sintiendo sus ojos arder un poco— La vida me dio dos padres muy buenos y tres hermanos adorables. Te quiero mucho, appa, ten en cuenta que tú eres el mejor appa que he tenido y tendré.

Esnifó, mirando hacia otro lado, aquellas palabras hicieron sentir bonito su corazón. Miró al chico quien sonreía tenuemente y sin previo aviso se levantó de la silla para abrazarlo fuerte y ser correspondido, besando la cabeza del chico.

—También te adoro, bebé.

—Deje de decirme bebé, ya no soy un bebé, hasta creo que soy más alto que tú.

Rieron porque era la verdad, Beomgyu con dieciséis años casi le estaba pasando a JungKook por unos centímetros.

A pesar de que Young-nam, Namjae y el nuevo bebé eran su adoración, Beomgyu lo era también, pero a excepción de que el chico siempre había sido su gran compañero.

Aclaró que no sé cómo es un parto natural pero tengo un cierto conocimiento. Así que por favor, no sean duras si me equivoqué en algo 😅

Quise poner una escena o un momento de padre e hijo con Beomgyu porque él acompaño a JungKook desde el principio.

Quiero saber que les pareció. ➡️

Faltan dos más y esto se termina y soy lágrimas.😭

Gracias, gracias, gracias.

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