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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘀𝗲𝗶𝘀.

Comenzó a bajar la velocidad de su Aston Martin al llegar por el camino a la residencia Jung, una mansión sumamente moderna y vanguardista como lo era esa familia. Jung HoSeok, hijo de un congresista de alto rango, importante CEO del país mientras su madre era una modelo muy reconocida en su época joven, al igual que su hermana mayor. Una de las familias más queridas y envidiadas en la alta alcurnia y porque no, el país.

Una vez guardó el vehículo en el garaje personal de la familia —no confiaba en nadie de afuera para dejarlo allí— se adentró por una puerta con acceso a la cocina a la residencia escuchando de fondo la música retumbante. Se cruzó con algunos mozos de traje y bandejas en las manos de comida o copas de champagne. Saludó con una leve inclinación de cabeza, choques de manos o sonrisitas joviales a los invitados al pasar.

—Esto te gustará, Jeon, prueba —el pálido amigo del pelinegro le tendió una pequeña copa con un líquido color claro sintiendo un aroma amaderado como enebro cuando lo acercó a sus labios y bebió el líquido de un solo trago, sintiendo un ligero sabor a vainilla en sus papilas volviéndose a la vez muy picante.

Arrugó el entrecejo disfrutando del sabor dulce quemar su garganta, en satisfacción, haciendo sonreír a su acompañante.

—Te gustó, ¿verdad? —el pelinegro asintió relamiendo sus labios, dejando que el otro le quite la copa de las manos— este licor se llama Cannabis Sativa Licor. Lo he traído de mi último viaje de Ámsterdam —relató con orgullo.

—Por eso somos amigos, Min, sabes que darme en el momento adecuado —sonrió más que satisfecho.

—Yo fui el que te enseñó a beber un buen licor, así comenzó nuestra amistad —comentó orgulloso del menor.

—Así que tú le enseñaste a beber, pues yo le enseñe a festejar como se debe —manifestó ofendido, JiMin acercándose a los dos en compañía del castaño HoSeok— ustedes sin mí no son nada —bebió el líquido burbujeante de su copa.

—Ustedes tres sin mí no son nada —rebatió el castaño de sonrisa brillante— a qué no habían visto tremenda fiesta. Deberían aplaudir al anfitrión —vanagloriándose, haciendo reír a los demás.

—Espero que está noche diga lo mismo, Jung —Yoongi comenzó a caminar en dirección al salón donde se había improvisado una pista de baile observando a la gente a su alrededor y compartiendo miraditas lascivas con algunas mujeres al paso.

—Pienso lo mismo que hyung, espero que está noche sea buena —habló el menor abrazando al castaño por el hombro— realmente necesito entretenerme —la mirada oscurecida del pelinegro buscaba a su nuevo objetivo.

—Yo creo que no necesitas esperar tanto —opinó Yoongi con una sonrisita en la comisura de sus labios mirando al frente haciendo que los otros tres lo siguieran.

Una pelirroja bastante conocida para JungKook se acercaba con suma elegancia y contoneo en sus caderas al caminar hacia ellos. Los mayores dejaron solo al menor cuando la fémina estuvo a solo centímetros del pelinegro a quien saludó con un beso húmedo sobre su mejilla.

—Hola JungKook-ie —saludó con dulzura haciendo sonreír pícaro al chico.

Minatozaki Sana, que alegría verte por aquí —le rodeó la cintura acercándola a su cuerpo.

—Pensé que te habías olvidado de mi —puchereó jugando con la solapa de la camisa negra.

—No me he olvidado de ti, dulzura.

—No me llamaste —"ni pensaba hacerlo" pensó JungKook para sus adentros.

—Pensé que te fuiste a Japón, escuché que tu padre dejó el puesto de embajador en Corea.

—Si, pero me quedaré ya que estoy estudiando aquí, además pienso trabajar en la embajada —contó con alegría— así estaremos más cerca.

—Me alegra escuchar eso, dulzura —mintió,  mostrando falso entusiasmo, sabía que podía aprovechar sus momentos de diversión, pero su lema de "vivir el día a día como si fuera el último" no dejaba demasiado a la imaginación cuando para él solo era cuestión de una vez.

Sin embargo, aprovecharía que aquella hermosa pelirroja sabía cómo entretenerlo. Debía admitir que luego de Park Hye-min, Sana era la que lo sacaba de su decepcionante realidad.

—Te espero arriba —susurró sensual al oído del pelinegro causando una sonrisita divertida en este.

Sana se alejó contoneando sus caderas, a la vez que dejaba caer a propósito una de las tiras de su vestido verde esmeralda haciéndolo sonreír mientras él se arremangaba las mangas de su camisa hasta los codos dejando expuesto varios de sus tatuajes.

Caminó detrás de ella sosteniendo un vaso de whisky de una bandeja en el camino deleitando sus ojos con el cuerpo de espaldas de la fémina que comenzó a subir las escaleras. Sintió calor en el trayecto en que bebía sus tragos del ámbar líquido. Entró a la habitación desconocida detrás de la pelirroja que lo acorraló una vez estuvo dentro dejando caer aquel vaso ya vacío en la alfombra.

JungKook recorrió sin pudor la cintura y cadera de la fémina con sus manos, sus lenguas frotándose la una con la otra disfrutando de un caliente momento. Sana comenzó a desabrochar botón por botón la camisa, sentía desfallecer con cada segundo que no tenía al chico sobre ella.

Un tanto desesperada se atrevió arrodillarse hasta tener la entrepierna del pelinegro frente a su rostro, desabrocho con lentitud aquel pantalón acariciando el miembro masculino aún cubierto por los bóxer, escuchando los jadeos de su acompañante sintiéndose ganadora.

JungKook echo su cabeza hacia atrás gimiendo bajito cuando sintió el trabajo de felación que la pelirroja le hacía, mordió su labio inferior sosteniéndose con una de sus manos sobre el borde de una cómoda mientras la libre tomaba un puñado de cabello rojo para dirigirla a su antojo.

—¡Aaahh! Así, así —comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás, la chica aumentando el ritmo de los chupones, la música del piso inferior amortiguando los morbosos ruidos.

La puerta se abre dejando ver a ciertas chicas entrar riendo encontrándose con el panorama bochornoso.

—¿Quieren unirse? —preguntó a duras penas. Las féminas saliendo de la habitación completamente avergonzadas y riendo en lo que bajaban a la fiesta de nuevo.

JungKook volviendo a colocar su atención en aquella pelirroja que lo llevó al divino éxtasis cuando llegó al orgasmo.

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Peinó su cabello azabache hacia atrás haciendo suspirar algunas chicas a su paso. Caminó mientras tomaba de una bandeja una copa de champaña deteniéndose cuando vislumbró a lo lejos un grupito de chicos llamándole la atención dos de aquellos integrantes.

Hye-min reía alegre al igual que su acompañante Kim NamJoon, se encontraban junto a otras dos chicas que él sabía eran amigas de la castaña.  Decidiendo tomarse una parada antes de seguir.

—¡Buenas noches, preciosuras! —saludó  una vez estuvo frente al grupito de cuatro— Kim —saludó sin emoción mirando al moreno.

—Buenas noches, JungKook —saludaron alegres las otras dos.

—Veo que la frígida Park decidió venir a divertirse un rato —se burló acercándose hasta colocarse al frente de la castaña con semblante serio.

—¿Y tú? —la castaña sonreía con sorna— ¿ya te contagiaste de la primer ETS de la noche?

Las risitas bajas hicieron molestar un poco al pelinegro, aún así no perdió su encanto.

—Es raro verte por aquí, recuerda que mañana tienes que ir a cuidar a los niños —dijo recostándose con uno de sus brazos de la pared mirando de lado a Hye-min.

—Tenemos, tú también tienes que ir, Jeon —refutó bebiendo un sorbo de su bebida— supongo que está noche te tomarás un tiempo para despedir a oppa.

JungKook frunció su ceño sin entender.

—¿De qué hablas? —preguntó confundido mirando a NamJoon también.

—¿Qué acaso no sabes?

—Por su expresión supongo que no lo sabe —dijo el el moreno con algo de burla.

JungKook fulminándolo con la mirada busco respuesta en la chica.

—Que JiMin se irá de Seúl —confesó sin tapujos.

—¿Qué?

—¿No lo sabías? Ups... pues ahora lo sabes Jeon, mi hermano se irá a vivir a América.

El pelinegro totalmente sorprendido se quedó estático sin saber qué pensar o decir, pues uno de sus mejores amigos se iría lejos, lo que no era malo, siempre se apoyaban mutuamente entre ellos, lo que no entendía era como no se había enterado, no les había contado o siquiera les había consultado sobre su decisión.

Salió apresurado dejando al grupo atrás buscando entre la enorme multitud al chico de cabellos chocolate, lo divisó a unos cuantos metros junto a sus otros dos hyung. Se acercó rápidamente deteniendo toda conversación y risas que esos compartían al ver el semblante serio del menor.

—¿Es cierto lo que dijo tu hermana? —interrogó con algo de brusquedad haciendo que los otros tres se mirarán entre si.

—¿Qué cosa? —confundido negó sin entender a dónde iba.

—Te irás a vivir a Estados Unidos —soltó dejando en completo silencio al pequeño grupo a pesar de la música retumbante en el ambiente. JiMin sin saber que responder maldijo para sus adentros a su propia hermana.

Él mismo quería contarles a sus amigos la decisión que había tomado desde hacía un tiempo atrás, pero se le dificultaba ya que sentía que le dolería el siquiera decirlo. Esos tres hombres eran como sus hermanos. JungKook siendo el menor de los cuatro era su pequeño y arrebatado dongsaeng.

—Si, me iré en dos días. —afirmó asumiendo la verdad.

—Así que esperaste hasta que estemos lo suficientemente borrachos para decirnos eso, Park —espetó con extrema seriedad el pálido, no lo diría jamás, pero aquello lo tomó tan de sorpresa que se sintió triste.

—¿Por qué crees que arme está fiesta? —dijo el castaño intentando apaciguar el momento tenso, pero empeorandolo.

—¿Hobi lo sabía y nosotros no? ¿Qué buen amigo Park?

—Oigan...

—Tal vez no debiste siquiera decirlo, da lo mismo si te mueres —pronunció Yoongi por lo bajo bebiendo de un solo trago su vaso de whisky.

—Chicos...

—Tal vez hyung prefiere largarse para dejarnos con toda la mierda junta.

—¡Yah! ¿qué les ocurre? —gruñó JiMin, enfrentando a un Yoongi desentendido del ambiente y a un JungKook sumamente enojado. Los dos parecían niños caprichosos— se los iba a comentar está noche, fue muy de repente. La oportunidad de poder escribir un libro sobre mis viajes salió de la nada —contó rápidamente— solamente Hye-min lo sabía y ella fue la que me impulsó a que aceptará.

El pelinegro bufó queriendo reírse echándole la culpa de todo a la castaña, su mejor amigo se iría lejos y no es porque fuera un sentimental o tal vez el hecho de haber bebido un poco lo tenía así de ciclotímico, pero no le estaba gustando cómo estaban llevando la situación.

—Deberiamos de festejar, una despedida por nuestro manggaetok —exclamó abrazando a los otros dos— vamos, no sean aguafiestas.

JungKook y Yoongi alternaron miradas cómplices, suspiraron bajando la guardia y acercándose al de cabellos chocolate.

—La próxima que nos escondas algo así, te juró Park que te mataré —amenazó el palido entrecerrando sus ojos gatunos— y espero que tengas una habitación preparada especialmente para mí cuando vaya a América de visita.

JiMin sonrió enternecido por las palabras de su hyung, sus ojos volviéndose dos medialunas mirando luego al menor esperando una respuesta.

—Si piensas que lloraré por tu partida sigue soñando, Jimin-ssi —lo abrazó por el hombro— nos debes una ronda de shots.

—Veo que tu grupito de desarrapados se enteró de tu viaje al fin, oppa —todos voltearon a ver a la castaña que veía divertida la situación.

—No sabes hacer nada bien, borrega —ladró el pelinegro acercándose intimidante a la chica— por tu culpa JiMin se irá, ¿no te sientes mal por eso?

—Ay, pobrecito de ti, uno de tus lastres se irá —se burló sin mucha gracia— tampoco es para tanto algún día iba pasar.

—Necesito algo fuerte, ya me estoy cansando de ver a estos dos mocosos pelear siempre —se quejó el pálido— el día que terminen juntos en la cama me avisan para decirles se los dije —finalizó alejándose no sin antes recibir un manotazo por parte de JiMin haciendo reír a HoSeok.

—No estaría mal que terminemos en la cama —la sonrisita picarona que JungKook le mostró a Hye-min no le causó mucha gracia, tampoco cuando el chico relamió sus labios en acción provocativa.

—El día que tú y yo terminemos en una cama será cuando todos los mares de este mundo se sequen —manifestó sin apartar la mirada del pelinegro. Este río divertido.

—Te veo mañana, bonita. No llegues tarde y dile a Kim que deje ser tan frígida —comenzó a alejarse deteniéndose para agregar— ah, me olvidaba que frígida y frígido pegan pero no hacen magia.

Rio de su propio chiste malo. Hye-min sonrió malévola.

—Créeme que NamJoon sabe moverse mejor que tú.

JungKook rio jocoso boquiabierto por lo que acababa de escuchar. Y es que juraba que, tanto Park Hye-min y Kim NamJoon eran dos de las personas más puras e inocentes dentro de ese ambiente nada bueno.

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Hye-min reía en compañía de sus dos amigas bailando y bebiendo a la vez, disfrutando de la noche y la cercanía con su hermano y amigos de este.

Las peleas repentinas con Jeon no podían faltar claramente.

Llevó el vaso a sus labios bebiendo un trago, observando a una chica de cabellos rojo fuego acercasele con rapidez, está la empujó bruscamente por el hombro haciendo que se tirará encima un poco del líquido, Hye-min estaba más que furiosa.

—Aléjate de mi Guk-ah —chilló la colorada en tono infantil dejando pasmada a la castaña.

—Disculpa —bufó en una risa— no sé de qué me hablas.

—Me escuchaste, Park, aléjate de JungKook.

—Aaahhh, hablas de Jeon JungKook —le restó importancia al asunto causando más enojo en su rival— no sabía que eras su dueña.

—¡Aléjate! O sino...

—¿Sino qué? —desafió de brazos cruzados mirando a la colorada con ojos fulminantes.

—Te voy a enseñar a respetar a mi hombre.

Hye-min miró por un momento en silencio a la chica, algunos comenzaron a observar el intento de pelea siendo las dos el centro de atención. De repente y para sorpresa de muchos, la castaña comenzó a reír de forma histérica haciendo confundir a la colorada en su lugar, enfadándola.

La risa estridente de Hye-min se detuvo cuando Sana la golpeó en el rostro con la mano abierta dejando a medio salón en silencio, solo la música escuchándose. De pronto, la razón de la pelea apareciendo a observar entre divertido e indignado seguido de sus amigos.

—Estas advertida, Hye-min —declaró en un intento de voltearse para ir hasta el pelinegro, pero una mano empuñando una gran cantidad de cabello rojo hizo que Sana gritará del dolor en lo que era jalada hacia un lugar desconocido— ¡Aaahhh! ¡Suéltame animal!

Gritó sin ser escuchada o ayudada, intentó soltarse del agarre de la castaña quien furiosa caminaba hasta el exterior con aquella mota de pelo rojo en sus manos. Todo el mundo siguiéndolas divertidos, algunos grabando el momento.

Hasta que se escuchó un fuerte chapoteo de agua. Hye-min había lanzado a Sana al agua sucia de la piscina, todo el mundo sorprendido, festivos y riéndose por tal hecho humillante.

—La próxima que te atrevas a levantarme la mano te irá peor, ¿me escuchaste? —vociferó furiosa.Volteó en lo que todos los invitados y sus amigas la felicitaban encontrándose con la sonrisa divertida del pelinegro ardiéndole más— cuida a tu noviecita, Jeon, no me voy a contener en desfigurarle la cara.

—Ey, ey, ey, ella no es mi novia —se defendió con el ceño fruncido.

—Me vale poco, mantén tus asuntos en orden, o por lo menos, aclarale como son las cosas a la loca esa, que no me meta en sus delirios —exclamó con enojo a punto de irse encima al pelinegro, le empujó el hombro al marcharse sin moverlo un centímetro, JungKook giró a seguirla para refutarle.

—¡JungKook! —gritó Sana saliendo totalmente empapada y desalineada siendo completamente ignorada por el chico.

—¡Oye! Hye-min, yo no tengo nada que ver con ella somos simples amigos.

—¡Ya te dije que no me interesa!

—Entonces deja de culparme por todo, loca.

—Te odio, JungKook.

—No tanto como yo, queridita Hye-min.

La castaña lo barrio con la mirada de arriba abajo antes de marcharse furiosa. JungKook resopló peinando sus cabellos nervioso ante el bochornoso espectáculo, rodó sus ojos maldiciendo cuando escuchó la voz de la colorada detrás suyo.

—Mira como me dejó la loca esa, Guk-ah —habló en aegyo.

—¿Guk qué?

La chica ignoró por completo la pregunta del pelinegro con intenciones de abrazarlo alertándolo y causando que la empujara sin ser brusco.

—Guki-ah —se indignó cuando vio el rechazo.

—Deja de llamarme así, Sana —dijo cansado de aquella actitud, quería largarse de allí— Escucha, no quiero que malinterpretes las cosas, la pasamos bien, tenemos nuestros momentos, pero es eso, solo momentos.

La pelirroja miró sin expresión alguna al pelinegro esperando que fuera una estúpida broma.

—Quieres decir que simplemente soy un acoston, una diversión —inquirió lo más neutral. Él solo asintió, lo siguiente lo dejó aturdido. Sintiendo arder su rostro ante el cachetazo que ella le propinó— ¡Eres un maldito desgraciado, Jeon JungKook!

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