
𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗶𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗼𝗰𝗵𝗼.
❝Mi corazón esta ardiendo por tu amor, deseo que me ames como lo hiciste ayer. No sueltes mi mano otra vez y cada vez que mi corazón late, seguire sus pasos, asi no deambularé más.
Siento que eres mi destino. Siento que soy tu destino.❞
━Heartbeat - BTS.
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Las cosas se habían puesto un tanto extrañas entre los dos. El viaje de regreso fue tranquilo, normal como si nada hubiera pasado. Tampoco se volvió a tocar o insinuar el tema del regreso a los Estados Unidos. Hye-min había comenzado a trabajar en la Embajada de Corea y los niños pronto comenzarían sus clases. Young-nam entraría en la misma escuela primaria a la que Beomgyu había asistido y estaba muy contenta por ello.
JungKook trabajaba arduamente y con calma. Esperaba paciente a que la sentencia de divorcio saliera lo más pronto posible, Sana había intentado sabotear cientos de veces cuando supo que él se había ido junto a Hye-min y su hija de viaje. Su padre intentaba buscarlo, pero él siempre encontraba una excusa para ignorarlo.
Ambos solían verse casi todos los días, JungKook cuando pasaba a ver o buscar a su hija, o Hye-min la iba a buscar al departamento de este. Debes en cuando solían cocinar juntos y quedarse a cenar entre los cuatro. Se hablaban a través de Kakao talk todo el tiempo por cosas importantes y otras no tantas, consultarse por cualquier cosa era algo muy normal para ellos, pero de allí jamás pasaba.
—Ga-yeon podrías ayudarme a subir el cierre, por favor.
La joven la ayudó con el vestido, tendría un evento formal en la embajada por las fiestas nacionales del país. Personajes ilustres y de la política asistirían. Hye-min sabía que se encontraría a personas que no eran de su agrado, también sabía que su consciencia estaba tranquila y su vida por primera vez en mucho tiempo encaminada.
Terminó de alistarse, tomando su bolso. Ese día llegaría tarde por lo que no vería a su hija que ya se encontraba en la escuela. Realmente estaba contenta con el rendimiento académico de la pequeña y lo muy sociable que se había vuelto, Young-nam le había contado que en esa escuela encontró a dos niñas que había conocido en un parque y de las cuales se hizo amiga rápidamente.
—Dentro de dos horas Sejin vendrá con los niños de la escuela, haz que Nami almuerce y haga su tarea, Beomgyu se quedará hasta que JungKook venga por él —se calzó los tacos en la entrada— me dijo que vendría él mismo a buscarlo. Sabes que cualquier inconveniente me llamas.
—Si, no se preocupe, unnie —la chica borró lentamente su sonrisa y con nerviosismo miró a la rubia— ahm, quisiera consultarle algo —al tener la atención de la mayor prosiguió con algo de duda— me preguntaba si este sábado podría faltar, tengo un evento especial.
Hye-min entrecerró sus ojos analizando a la chica, algo le decía que aquel evento tenía nombre y apellido.
—Ga-yeon, sé sincera conmigo —la chica apretó sus labios en una línea esperando— tú y HoSeok, ¿están saliendo?
La joven comenzó a boquear en busca de una respuesta, su rostro se coloreo de rojo mientras sus ojos miraban a todos lados menos a la rubia frente a ella. Hye-min sonrió de la ternura percibiendo la incomodidad de la chica, le tomó las manos dándole un suave apretón de confianza.
—Escucha, no tiene nada de malo lo que hacen y yo no soy quien para juzgarles, es más, me alegra que HoSeok este saliendo con una persona tan buena y encantadora como tú —le sonrió, y la joven sintió un peso menos— Hobi necesita de alguien nuevo a su lado —ante la mirada tímida en el suelo de la menor, la rubia añadió— no le hagas caso a lo de la edad.
—Él me lleva casi diez años.
—No importa, si es amor de verdad, si es sincero la edad no tiene importancia —se sonrieron— cuídalo mucho, realmente ha sufrido estos últimos años y quiero que sea feliz. Se merece ser feliz.
Ga-yeon sonrió observando a Hye-min tomar las llaves del auto. Estaba dudando si contarle lo que había percibido al haber hablado con el castaño.
—Creo que él extraña al señor JungKook —soltó bajito, dejando a Hye-min estática. Está volteó a mirarle sin decirle nada— me ha contado toda la historia, paralelo a lo que me ha contado usted. Le he dicho a HoSeok que intente hablar con él, pero siento que aún hay resentimiento a pesar de que olvidó a aquella mujer.
Hye-min se sintió melancólica al saber que JungKook y HoSeok en el pasado eran inseparables, se querían mucho y creía que aún lo hacían. Sin embargo, las malas decisiones por parte del pelinegro llevaron a arruinar una hermosa amistad que no sabía cuánto llevaría en arreglarse.
—Todo saldrá bien, ya verás y por lo del sábado tomate el fin de semana y nos vemos el lunes. —la joven le agradeció y Hye-min salió.
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El salón donde se llevaba a cabo el evento había empezado con un discurso por parte del nuevo Presidente, un hombre joven y con ideas frescas. Discursos y exposiciones sobre la historia antigua de Corea, muestras de arte que el mismo edificio tenía. Se había degustado también platos típicos junto a música regional.
Hye-min se encontraba en compañía de su padre y otros invitados, el señor Myung-back era senador del partido del actual presidente de Corea. Prefería estar acompañada, sobre todo cuando supo que el señor Jeon Jung-suk también estaría en el evento.
A pesar que el señor Jeon estaba atravesando por varias denuncias, una investigación por corrupción y lavado de dinero, hacia su vida como si nada. A pesar de que aún trabajaba en el gobierno teniendo gente a su alrededor, su impunidad para moverse indignaba a más de uno. Sobre todo a ella. Hacía un tiempo largo que lo había visto en el festejo y el hombre no dejaba de mirarle.
Sin embargo, ella solo lo ignoraba, no le daría el poder de arruinarle su día.
Observó la hora en su teléfono celular, eran casi las cuatro de la tarde, el evento duraría un un par de horas más, por lo que debía permanecer hasta su horario de salida a las ocho de la noche. Tenía una llamada entrante por parte del pelinegro.
Pidió disculpas y se alejó para atender.
—Dime.
—Todavía estás en el evento, ¿volverás tarde?
—Supongo, le dejé a Ga-yeon algunas indicaciones para que ayude a los niños, ¿pasarás más tarde por BeomBe? —preguntó, admirando a través de las ventanas del edificio las calles.
—Si, y quería comentarte que me llevaré a Young-nam también, olvidé decirte que iríamos a recorrer Seúl.
—mmm está bien, llévale a Nami un abrigo por si la noche refresca, dijeron que más tarde llovería y no quiero que enferme.
—Okey —hizo una pausa, Hye-min sabía que él quería decirle algo más y esperó unos segundos a que lo hiciera— ¿esta todo bien allí?
—Si lo que quieres decir es, si me encontré con tu padre, si, si lo hice, pero no se ha acercado a mí y no creo que lo haga, estoy con el mío todo el tiempo —escuchó un suspiro de alivio del otro lado.
—Mejor entonces, mantente alejada de él y ten cuidado, bonita.
—No te preocupes, Kook —su preocupación le hacía sonreír.
—Estaré saliendo de la oficina en una hora, buscaré a los niños y le avisare a Ga-yeon sobre Nami.
Quería comentarle sobre HoSeok, prefirió sería en otro momento más adecuado, dónde estuvieran los dos solos, tenía mucho ruido y gente a su alrededor.
—Esta bien, hablamos luego.
Sonrió al colgar, admirando su fondo de pantalla, era un collage con fotos del viaje a Jeju de los niños y JungKook. Había sacado tantos que su galería estaba llena, sin contar las fotos que él había sacado con su cámara profesional, le había pasado y tenía guardadas en su laptop. Realmente le hacía feliz mirar aquellas imágenes y recordar ese viaje.
—Veo que mi hijo eligió su lugar.
Hye-min se tenso con tan solo escuchar aquella voz, ojeo con rapidez la imagen de la pantalla y la bloqueo sosteniendo fuerte el teléfono en su mano.
—Señor Jeon —saludó con una reverencia cuando volteó— espero este disfrutando la velada.
El hombre la miró de arriba abajo con aires de grandeza, sus ojos destellaban algo que Hye-min no supo descifrar, pero se le asemejaba frío y escalofriante. De todos modos, no tardaría en volver, no quería estar un segundo más allí en compañía de ese hombre.
—Lo estoy disfrutando, realmente se han esmerado este año —habló con amabilidad— lástima que Lee Hyun sea algo joven y sin experiencia, nuestro país necesita mantenerse siempre entre los mejores.
Ella quería reírse en su cara por aquel comentario malintencionado, pero no lo hizo por simple respeto.
—Creo que nuestro presidente electo ha tenido un mandato más que idóneo —opinó, llevando las manos a su espalda y tomando una postura relajada— ha tomado decisiones correctas y ha tenido ideas modernas. Tiene a su alrededor un grupo de gente que trabaja arduamente.
El señor Jeon la escuchaba atentamente. Siempre admiró la osadía y el carácter de la menor de los Park, pero también rechazó porque sabía que sería imposible de manejar a alguien así.
—Debes estar feliz ahora —espeto con voz gutural y de ultratumba. La rubia suspiró cansada de lo mismo, no le daría el poder a de seguir malgastando su tiempo.
—Si me disculpa, señor Jeon —hizo una leve inclinación acompañada de una amable sonrisa con la intención de marcharse. Jadeó de la impresión al sentir la mano de Jung-suk apretando alrededor de su brazo cuando pasó por su lado, le dejaría marcas si seguía ejerciendo esa fuerza.
—Te pedí una sola cosa, una sola y no pudiste cumplirla —siseó, con los dientes apretados y la mandíbula tensa.
—Su hijo terminaría sabiendo la verdad tarde o temprano, usted no podía arrebatarle el derecho de saber que tiene una hija.
—Tu influencia y la de tu difunto esposo solo ha hecho que JungKook arruine su vida.
Quería reírse totalmente indignada por la caradurez del hombre.
—Acaso no entiende que su hijo es feliz junto a esos niños —jaló su brazo con la intención de soltarse, pero el agarre se volvía más fuerte— le dió dos hermosos nietos que usted no disfrutará por su absurda necesad.
—El mocoso ese no tiene mi sangre y la niña —su voz pasó a uno con sarcasmo— lamento que hayas sido tú la madre, tal vez consideraría si hubiera sido varón.
—Usted no tiene límites, es un cínico —apretó sus labios para no soltar un alarido al sentir las uñas del hombre incrustarse en la piel de su brazo— suélteme, me está lastimando —sus ojos contuvieron lágrimas al estar aterrada, su cuerpo traicionándola al comenzar a temblar— si yo no hubiera aparecido JungKook no le hubiera dado nietos de todas formas, siempre se cuidaba cuando estaba con Sana o su secretaria, él mismo me lo dijo.
Los ojos del hombre se abrieron como platos tensando más su agarre en el brazo de la rubia, la jaló de un tirón hacia él con intenciones de tener su rostro más de cerca.
—Me robaste a MI hijo, mi JungKook.
Hye-min chilló, presa del pánico cuando sintió que Jung-suk la arrastraba hacia algún lugar desconocido. La voz de su padre a lo lejos y de varios invitados hicieron que ella cayera al piso cuando Jung-suk la soltó bruscamente.
—Hija, ¿estás bien? —preguntó, Myung-back, sumamente preocupado sosteniéndola de los brazos. Hye-min no quería abrir los ojos, logró asentir y se abrazó a su padre buscando refugio. La ayudaron a levantarse, sus piernas temblaban y su brazo aún le dolía sintiendo palpitar la zona.
El señor Jeon fue increpado por algunas personas mientras sus acompañantes se mantenían a su lado. Este no dejaba de observarla, a Hye-min se le hizo extraño la forma en que lo hacía porque no era con aquella irá con la que la atacó hacia unos minutos atrás, sino con una de completa tristeza y devastación. Estaba como ido y no respondía a los demás.
Eso le causó más temor.
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Abrió la puerta con tranquilidad cuando recibió en su móvil el mensaje de que JungKook se encontraba en la entrada. Se había enterado del ataque que ella tuvo por parte de su padre y estaba muy enojado.
—Estoy bien —dijo cuando sujetó su rostro observándola de pies a cabeza con desesperación buscando indicios de alguna herida. Su brazo solo se había puesto colorado y le dolió los primeros minutos, prefirió colocarse una camisa de mangas largas para evitar que él vea la marca de los dedos.
—Juro que lo voy a matar —siseó, el su ceño fruncido.
—¡JungKook estoy bien!
La aferró entre sus brazos, cerró sus ojos olfateando su aroma, acariciando su espalda y cintura. Solo así calmaría la rabia que tenía en su interior.
—Voy a poner otra denuncia en su contra.
—Tranquilo mi padre ya lo hizo —lo tranquilizó, colocó sus manos en la cintura de este para apartarlo un poco y mirarlo.
—Si te hubiera hecho algo no sé que haría. Me volvería loco, jamás permitiría que te vuelvan a tocar, jamás voy a permitir que siquiera te toquen —confesó, y ella le sonrió para intentar disuadirlo.
—Pasa, por favor.
Cerró la puerta detrás, él se descalzo y dejó su sobretodo sobre el respaldo del sillón en la sala, aún llevaba puesto el traje de la oficina. Había salido toda la tarde junto a sus hijos, minutos antes de recibir la noticia había dejado a Young-nam en su casa volviendo con Beomgyu al suyo. Ni bien lo supo salió corriendo a ver a Hye-min.
—Nunca sabrás todo lo que lloré esa noche —confesó, teniendo el panorama de la espalda femenina— fue lo más duro que debí hacer en mi vida, Hye —ella intentó respirar con normalidad, era imposible sabiendo lo que escucharía a continuación— él mismo me confesó que fue el culpable de aquel atentado donde casi te disparan. Me había amenazado con que sino te dejaba te pasaría algo peor.
Él solo recordar aquellas palabras hicieron que los vellos de su cuerpo se erizarán. Hye-min volteó a mirarle sin emoción alguna en su rostro, tenían una considerable distancia.
—Jamás voy a poder perdonarme el haberte abandonado, el haberte lastimado de esa manera. Contigo sentí por primera vez en mi vida que algo era real.
Su garganta dolía por culpa del nudo que no le dejaba tragar, sus ojos escocían por las lágrimas acumulándose. Verlo a él hablar tan vulnerable y sincero le revolvía el estómago de una forma extraña.
—Jung...
—Contigo siento que todo es real —confesó, acortando un poco la distancia— que lo necesito, te necesito a mi lado, haces que mi vida sea mejor… nada de lo que siento ha cambiado, aún te sigo amando de la misma manera sino es que más y planeo seguir enamorándome de ti y planeo enamorarte aún así me cueste mucho.
No sabia que decir, no sabía que pensar ni cómo reaccionar, todo eso le había tomado desprevenida.
—Yo contigo lo quiero todo, Hye-min… en ese todo también están los días malos —terminó por aproximarse a ella, le sujetó el rostro mirándole fijamente a los ojos, la rubia no se había movido ni un solo centímetro— te quiero para toda mi vida, Park Hye-min.
El sonido estridente de un trueno hizo que ella diera un respingo del susto colocando distancia entre ambos, a los minutos la vocecita de Young-nam se escuchó mientras corría en busca de refugio.
—Me asuste mucho, appa —dijo, cuando esté la contuvo entre sus brazos. El pelinegro miró a la mujer aún atónita en su lugar. Había sido sincero desde lo más profundo de su corazón sin obtener respuesta.
—Esta bien, nena, no pasa nada —sobó la espalda de su hija, otro retumbante trueno hizo que la niña se aferrara más al cuello de su padre— no tengas miedo.
—No quiero dormir sola.
—Vamos, me quedaré contigo hasta que te duermas, ¿si?
La niña asintió, ladeó su cabeza para observar a su madre.
—Omma, ven con nosotros por favor, no quiero dormir solita.
Hye-min salió del trance al oír la voz de su hija. Asintió automáticamente, los tres dirigiéndose a la habitación.
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Miraba el temporal cayendo sobre las calles de Seúl a través del ventanal del living, hacia minutos había dejado dormida a su hija y salió para no molestar su sueño. En medio de aquello, Hye-min se había escabullido dejándole solo un rato. Se cuestionó a si mismo si fue lo correcto haberle dicho todo lo que dijo, pero no pudo evitarlo cuando por culpa de su padre ella debía pasar un mal rato.
Además, todo lo que había confesado era cierto. Aún seguía enamorado de esa mujer y quería que lo supiera. Quería que supiera que pasará lo que pasará, él estaría allí con ella y para ella.
—Quédate, con este diluvio no podrás conducir —advirtió ella, llamando su atención. Estaba seria y tranquila lo cual supuso que quería ignorar aquel momento. La siguió detrás dirigiéndose a la cocina. Se detuvo en el umbral observando cada movimiento por parte de Hye-min, disponiéndose a poner agua en la tetera eléctrica. Ella volteó mirándolo e indicándole que tomara asiento— te preparé la habitación de invitados, puedes descansar allí, de todos modos mañana es sábado y no trabajarás.
JungKook asintió, le agradeció cuando ella se dirigió a la nevera de dónde sacó un plato con lo que parecía ser una porción de cheesecake y otro de lemon pie envueltos en film transparente. Colocó el plato en medio de la isla y del cajón sacó dos tenedores medianos que colocó frente al plato. Una vez el agua estuvo en su punto sirvió en las tazas haciendo que el líquido tomará el color verde correspondiente del té.
Él fue el primero en beber un sorbo cuando tuvo la taza enfrente, un gemido de satisfacción salió de su garganta al sentir lo exquisito del sabor del matcha en su paladar, soltó otro leve gemido cuando probó un pedazo del cheesecake cayendo luego en Hye-min mirándolo fijamente con ojos desorbitados. Ella no pudiendo contenerse rio divertida por las muecas que él hacía.
—Si, perdón, pero hace mucho no probaba estas cosas —se defendió, cortando otro pedazo de dulce para llevarlo a la boca y comerlo con ganas.
—Tú y tu regla de ejercitarte duro y comer sano.
—Debo mantener la figura —se encogió de hombros. Ella negó con la cabeza llevando la taza de té a los labios.
—¿Has podido hablar con HoSeok?
Dejó la cuchara en el plato masticando lento y luego tragando, miró por unos segundos la mesa para luego mirarle a ella.
—No, no creo que siquiera me atienda. No ha ido a Jeju, ni he recibido algún mensaje de felicitación —suspiró largo y tendido— lo extraño, sabes —confesó, en voz baja.
—Yo creo que él también lo hace, solo que aún le falta impulso —cortó un pedazo grande del lemon pie llevándolo a su boca.
JungKook se atrevió a llevar su pulgar a la comisura de los acolchonados labios de Hye-min para quitar el excedente del postre e instintivamente se los llevó hasta su boca chupando su dedo, lo cual, ante lo ojos de ella se vio jodidamente excitante. Tragó saliva desviando su mirada hacia cualquier otro lado.
—Deberías mandarle un mensaje.
—Lo haré.
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Sintió uno golpecitos tenues en la puerta de su habitación, cerró con fuerza los ojos sabiendo que esos no eran los toques de su hija. Se debatió mentalmente si levantarse y atender dejándole pasar o simplemente hacerse la loca, o mejor dicho, la dormida e ignorarlo. Esperó otros pocos segundos mordiendo sus labios, moviendo también sus pies entre las sábanas de su cama. Ladeó apenas la cabeza mirando de reojo la puerta. Nada. Al instante en que parecía que todo acabó otros dos golpecitos volvieron a escucharse.
¡Diablos! Era demasiado riesgoso, debió haberlo dejado ir y no estar muriéndose de la desesperación en estos momentos por tenerlo a escasos centímetros cerca suyo. Suspiró levantándose y quitándose las sábanas de encima, tomó su albornoz del mismo material que su camisón de seda lila colocándoselo, se acercó a la puerta parando oreja sobre la madera en un intento por escuchar algo del otro lado no consiguiendo nada.
Inhaló una gran cantidad de aire tomando valor y abrió la puerta lentamente para encontrar de espaldas a JungKook retomando su camino hacia su habitación, aún no se había quitado la ropa y por un momento sus ojos recayeron en las clavículas masculinas y en el principio de sus pectorales culpa de la camisa abierta cuando él volvió a verla.
—¿Pasa algo?
—No puedo dormir —confesó, rascando con nerviosismo su nuca— pensé que tal vez… olvídalo.
Iba a retomar su camino de vuelta y ella lo iba dejar irse, pero una vocecita en la mente de Hye-min le reclamó con fuerza que no lo permitiera, que le hiciera desistir a él de su huida.
—Kook —llamó en voz baja, pero lo suficientemente firme para que se detuviera y volteara a mirarla. Hye-min se insultó mentalmente y se hizo a un lado abriendo más la puerta cediéndole la entrada.
Él tragó saliva y asintiendo ingresó con suma rapidez, Hye-min cerró detrás y en silencio caminó hasta la cama donde se sentó en la orilla del lado derecho, JungKook hizo lo mismo del lado izquierdo. Aunque el silencio reinaba en el ambiente era demasiado ameno como para romperlo. Ella volvió a tomar la iniciativa recostándose sobre el colchón mirando al techo, él a los segundos le siguió colocándose de perfil teniendo sus ojos en ella.
Hye-min luego de cavilarlo por unos minutos hizo lo mismo encontrándose con los ojos negros fijamente sobre su persona, JungKook parpadeaba lentamente dejándose llevar por la letargia y el silencio tan exquisito al lado de la mujer como su aroma, las sábanas tenían su olor y no sabía a ciencia cierta si enterrar su nariz allí o en ella.
En un ínfimo movimiento, Hye-min se movió más cerca de JungKook, este hizo lo mismo acortando la distancia, otro movimiento por parte de ella y se encontraba sintiendo el calor corporal del hombre a su lado. Un calor que dejó que la envuelva cuando JungKook se atrevió a acariciarle la mejilla con los dedos. Cerró sus párpados dejándose hacer por el toque masculino tan suave que no supo advertir cuando los finos labios de este comenzaron a besar su rostro.
Hye-min abrió los ojos encontrando a solo centímetros el rostro de JungKook, un movimiento en falso y podrían besarse, ¿podrían? ¿quería? Claro que quería, quería besarlo desde esa vez en Jeju y que escapó por su cobardía. Vio la duda en los ojos del hombre, la reacción de su cuerpo comenzando a tomar distancia y no lo pudo contener más. Ella fue la que acercó su rostro, la que estampó sus labios en los de él, la que comenzó a moverlos y rozar su lengua con la intención de adentrarse más profundo.
Se sorprendió un poco cuando sintió el cuerpo fornido estamparse al suyo cuando la rodeó con el brazo la cintura para atraerla. Sus bocas se movían con parsimonia, con el mismo ritmo como si sus labios tuvieran una conocida danza que solo ellos sabían. Sus respiraciones entrecortadas iban al mismo ritmo, sus bocas reclamándose como tanto se habían extrañado.
JungKook fue el primero en romper el beso, sus pupilas destilaban un brillo que a Hye-min le supieron a lujuria, no evitó mirarle los labios, hinchados y colorados por el beso, sintiéndose totalmente acalorada al igual que él. Quería volver a besarla, quería ir mucho más allá, pero no haría nada que la alejase de su persona, ya no permitiría eso.
Hye-min se levantó, JungKook pensó que se había arrepentido y que en cualquier momento lo echaría de ahí, se sorprendió un poco cuando a mitad de camino hacia el baño ella volteó a mirarle encontrando en aquellos ojos almendrados lo que a él le supo a lujuria. Como si fuera la misma serpiente al escuchar la canción de la flauta la siguió totalmente ido e hipnotizado.
17/06/23: Heartbeat es mi canción favorita ever.❤️
Siento que describe perfectamente la historia de JungKook y Hye-min, el como él se siente por ella y todo lo que pasaron.
So, escuchenla porque toma sentido con lo que él le confesó.
Feliz sábado. 🥰
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