𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗶𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗱𝗼𝘀.
Respiró profundo una vez más, perdiendo la cuenta de cuánto lo había hecho en el día, Beomgyu y Young-nam parecían no llevarse bien, sobre todo cuando la niña comenzó a abrazarse a él sin dejarle espacio ni para respirar cada que el chico se le acercaba. Jamás pensó que ser padre sería algo fácil, pero intentar mantener a dos niños entretenidos, felices y que cada palabra que cruzarán no terminará en pelea se estaba convirtiendo en una aguerrida batalla.
—¡Basta los dos! —ambos callaron cuando escucharon la voz grave y enojada del pelinegro. El interior del auto se volvió silencio y ambos niños miraban las ventanas de dónde se encontraban sentados— entiendo que no se lleven, no sé qué habrá pasado, pero van a tener que hacer un esfuerzo porque los dos son muy importantes para mí.
Beomgyu miró a su hyung cabizbajo, apenado. Young-nam aún se encontraba refunfuñona.
—Princesa, por favor, mírame —la niña a regañadientes lo hizo— podrías por favor tener paciencia con BeomBe, él intenta llevarse bien contigo. Hazlo por mí, ¿puedes?
La niña se encogió de hombros. Había muchas características que desconocía de su propia hija, como por ejemplo su actitud caprichosa de no dar su brazo a torcer tan fácilmente, estaba siendo demasiado estresante para él mismo el no poder manejar la situación. El niño le hizo un gesto como restándole importancia al asunto. Beomgyu también estaba harto, pero haría su mejor esfuerzo para hacer sentir cómoda y feliz a Young-nam, solo por su hyung.
Los tres descendieron del vehículo, detrás de ellos, otro auto siguiéndoles con Sejin y dos guardaespaldas más, era algo abrumador para los niños, aunque necesario al saber que JungKook era una figura pública.
Pensó que salir a almorzar sería algo lindo, sobre todo porque quería hablar con Beomgyu sobre la oportunidad de adoptarlo y saber su opinión al respecto. Pero en vista que ninguno de los dos se dirigía la palabra, el simple hecho de mencionar aquello sería motivo de otra pelea que no tenía ganas de oír.
A pesar de haber hecho todo lo posible por hablar con cada uno e intentar que se comunicaran entre ellos, solo logró obtener simples monosílabos. La situación lo tenía muy nervioso y a pesar de haber apagado su celular para evitar distracciones, las llamadas y mensajes no paraban de llegarle.
—Necesito contestar —se dirigió a los infantes quienes esperaban sentados uno al lado del otro mientras el valet les traía la camioneta— ¿me prometen que se comportarán?
Beomgyu asintió seguida de Young-nam. Esta última siguiendo con la mirada como su padre se alejaba, giró la cabeza mirando al chico a su lado jugar con una nintendo swicht. Este al sentirse observado miró de reojo a la menor y con un ademan de manos le invitó a jugar, a lo cuál ella solo rechazó con su ceño fruncido y cruzándose de brazos.
Beomgyu se encogió de hombros ignorando aquella actitud y siguiendo en lo suyo.
—Niños —Sejin llamó la atención de ambos— vámonos al auto, su padre me pidió que los dejé allí mientras tanto.
—¿Usted se quedará con nosotros, ajhussi? —el hombre asintió extendiendo la mano para que ambos las tomasen— vámonos enana.
—¡I'm not dwarf, human beast!
(No soy enana, bestia humana)
Chilló ella en un perfecto inglés que dejó a Beomgyu atónito y confundido en su lugar. Young-nam se levantó pasando frente a él para sujetar la mano de un divertido Sejin.
Caminaron unos metros hasta tener el auto a la vista. La atención de Beomgyu fue a parar a un enorme parque al costado de la calle. Hacía mucho no iba a uno y viviendo en el orfanato no tenían permiso para salir sino era acompañado. Miró al guardaespaldas que ayudaba a subir a Young-nam a la parte trasera de la camioneta cruzándosele por la cabeza algo.
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Un grupo grande de niños jugaba en los toboganes con laberinto mientras otros lo hacían por si mismos. Beomgyu se había armado un grupito con el cual estaba corriendo en medio de risas, mientras la pequeña Young-nam se encontraba sentada mirando con aparente pena su alrededor. Todos se divertían menos ella.
Se avergonzaba de ser algo tímida en ese momento y envidiaba la capacidad del chico para hacer amigos muy rápido.
Unas niñas a unos metros la observaron con atención lo cual no pasó desapercibido por ella, sin embargo, trató de hacer como si no se daba cuenta, y a los minutos dos de ellas se acercaron.
—Hola, ¿cómo te llamas? Ella es Sunni y yo soy Areum —parecían buenas y muy amables.
—Soy Young-nam.
—¡Un gusto conocerte! —dijeron ambas al unísono— te vimos sola y pensamos que querrías jugar con nosotras.
—¿A qué juegan?
—Todavía no lo decidimos —dijo la tal Sunni.
—¿Han jugado al avioncito? —propuso la pelinegra mirando expectantes a las niñas, ellas se miraron y asintieron— a mí me enseñaron uno que es un poco más difícil y con muchas vueltas.
—Entonces ven y nos explicas.
Young-nam sonrió alegre y miró a Sejin a unos metros atento a ellos, siguió a las niñas mientras conversaban animadamente y se encontraban con las demás.
•••
Apenas había pasado media hora cuando la mayoría jugaban juntos. Young-nam se estaba llevando de maravilla con la mayoría, a excepción de un grupito de tres niños que se burlaban de ella al saber que no había nacido en Corea llamándola falsa, eso la había puesto triste a pesar de que sus nuevas amiguitas la consolaban.
Beomgyu solo se mantuvo al margen vigilándola, tampoco le gustó la forma en que se burlaron, pero no haría nada que la hiciera enojar o molestar a Young-nam, no mientras no sea necesario.
La pelinegra intentó subir a uno de los juegos donde debía cruzar varios obstáculos hasta llegar a un tobogán en forma de caracol, pero uno de los niños la empujó hacia atrás lanzándola al suelo dónde comenzó a llorar. La risa de algunos de los infantes la hicieron sentir peor y solo quiso salir corriendo a los brazos de su omma. La estaba pasando muy mal.
—Nami, ¿te lastimaste? —la voz preocupada de Beomgyu le llamó la atención, el niño la levantó del suelo asegurándose que no se haya lastimado, tomó su rostro y secó las lágrimas con sus dedos sonriéndole en acción de alivio, la colocó detrás de él y volteó a encarar al causante de la caída— la próxima que te atrevas a tocar a mi hermana te va ir muy mal, ¿me escuchaste?
Young-nam tenía sus ojos desorbitados por la sorpresa.
—¿Y qué vas hacer niño? —desafió este levantando su puño como amenaza. Beomgyu rodó los ojos, no era más grande que él, pero tampoco era chiquito. Lo sujetó de la camisa lanzándolo al suelo con una llave de karate causando que sus secuaces se asustarán y los otros niños rieran y aplaudieran la hazaña.
—Te lo advierto, la próxima que te atrevas a pasarte de listo con ella u otro niño te irá peor —el otro asintió sosteniendo su brazo adolorido y salió de allí acompañado de sus amigos, BeomBe volteó de nuevo hacia Young-nam— ¿estás bien?
Ella asintió y se abrazó a él con fuerza.
—Quiero irme con appa —Sejin quien había estado observando todo y a punto de intervenir se acercó a ellos para ayudarlos a subir al auto. JungKook se encontraba cerca y había estado observándolos por unos instantes salvó en aquel momento.
—¿Por qué me defendiste? —preguntó ella, sorprendida.
—¿Por qué no lo haría?
—Te he tratado mal todo el día y tú has sido muy bueno conmigo. —ella se cruzó de brazos encogiéndose en el asiento, él suspiró y la miró para decirle.
—Escucha, yo conozco a tu omma y tu appa mucho antes de que tú nacieras —la simple idea se le hacía extraña— los quiero mucho porque los considero como mis hermanos mayores, tú a mí no me caes mal, pero si me molesta que tú lo hagas cuando yo no te he hecho nada. Me pareces buena y divertida, hyung sonríe cuando te ve y le hablas, y eso me basta a mí, bueno, eres su hija no es como si...
De repente, Beomgyu calla abruptamente cuando siente que Young-nam lo ahoga entre sus bracitos.
—Gracias oppa —le dice ella, mirándolo con ojitos divertidos y ternura en su voz.
—¿Oppa?
—Si, a mí me explicaron que aquí en Corea hay formas de decirle a la gente y como tú eres mayor que yo y eres como mi hermano entonces debo decirte oppa, ¿acaso me equivoqué? —puchereó y al niño se le hizo muy tierno ese gesto— omma le dice oppa a tío Mimi y ellos son hermanos, dime, ¿me equivoqué, BeomBe?
Él comenzó a reír, no pudiendo contenerse en abrazarla contagiándole su risa. Por lo menos, había sido un buen comienzo.
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JungKook quiso preguntar qué había cambiado en el transcurso en que no estuvo, porque la actitud que se cargaban los menores ahora era muy diferente de cuando los había dejado. No paraban de hablar, de jugar y de sonreír. Había descubierto que su hija hablaba mucho mientras el chico la escuchaba atento. También que era muy curiosa, cariñosa y pegote cuando se le daba confianza.
No le molestaba aquello solo quería saber que había cambiado. Y viendo el momento indicado mientras tomaban un helado en el departamento llamó la atención de los dos.
—Quería comentarles algo —habló con tranquilidad tanteando el terreno— veo que han mejorado la relación.
Beomgyu y Young-nam se miraron cómplices. Habían acordado con Sejin no decirle nada al pelinegro sobre el pequeño incidente en aquel parque, sería como su pequeño secreto.
—Bien, ahm —se rascó la cabeza intentando encontrar las palabras correctas— lo he estado pensando y... —tomó una bocanada de aire y prosiguió dirigiéndose al menor— BeomBe, ¿a ti te gustaría vivir conmigo?
La sorpresa en el rostro del chico no pasó desapercibida por los Jeon, mientras JungKook se veía nervioso expectante ante la respuesta, Young-nam le dedicó una mirada llena de confianza.
—Pero, vivir con usted, ¿cómo?
—Ahm, bueno, estuve pensando en adoptarte, en que seas un Jeon, claro si es lo que tú quieres.
El gritito eufórico de la pequeña exaltó a ambos y no pudo contenerse en bajarse de su silla y correr al lado del chico.
—¡Seremos hermanos, oppa!, hermanos oficiales —chilló abrazándolo. JungKook no pudo evitar reírse mientras miraba la escena tan divertida e hilarante.
—No me contestaste, ¿quieres vivir conmigo?
Beomgyu preso de la sorpresa y algún otro sentimiento imposible de describir, asintió con un nudo en la garganta, JungKook le tomó la mano acercándolo a él para contenerlo con dulzura entre sus brazos mientras el niño lloraba de la emoción. Young-nam se acopló a ellos unos segundos después.
Se sentía feliz de saber que las cosas estaban tomando su lugar, de saber que podría tener su familia, la que tanto había anhelado.
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Solo esperaba que su felicidad no fuera opacada otra vez. Se sentía harto de tener un momento de paz y que todo se viniera abajo en solo minutos.
Había llevado a su hija a la casa de los Kim pasada la media tarde, cayó rendida en su cama ni bien la tocó, realmente se veía muy feliz y contenta.
Aprovechó de encontrar a la mayoría allí para hablar sobre las nuevas noticias que no eran nada buenas. Estaba sumamente encabronado y decepcionado, algo no nuevo.
—Es suficiente para iniciar una investigación y denunciar a la policía.
—Hay suficiente material de años que puede hacer caer a más de uno.
Las voces callaron por un momento y todas las miradas recayeron en JungKook que se encontraba sentado taciturno y con la ira recorriéndole las venas.
—¿No dirás nada? —dijo HoSeok seco, no le apetecía estar en la misma habitación que él, pero su padre también había sido parte de los negocios del ex presidente en el pasado donde había sacado beneficios y años posterior estafado.
—Hay que proceder con la policía, pero no con los que están aliados a mi padre —miró a sus hyung sintiendo en su interior algo parecido a la nostalgia, tenerlos allí para desbancar a su padre y no poder disfrutar con ellos la noticia de sus hijos— en cuanto a Sonmi, supongo que ella sabe mucho más, me dijo que esto solo era un poco.
—¿Quieres que inicie acciones legales contra ella? —propuso Yoongi siendo el abogado encargado del caso. JungKook negó, se sentía un completo idiota por haber confiado en ella.
—No, de ella me encargo yo.
Para ninguno fue sorpresa que el señor Jeon Jung-suk haya sido parte de la corrupción en sus años de presidencia, había desviado fondos de varios ministerios hacia mucha gente de poder que le garantizó beneficios. Había hecho tratos con empresas privadas de Japón para vender servicios del país, fue socio en el tráfico de dinero lavado a través de asociaciones que se hacían pasar por ayudas comunitarias.
Su secretaria Moon Sonmi sabía de ello y fue la que ayudó a que toda esa información saliera a la luz cuando entregó los documentos a JungKook y Yoongi, pero con lo que no contó, fue que descubrieron que ella había sido la artífice de entregar a la prensa la noticia de la pequeña niña y como sino fuera poco, JungKook descubrió que ella fue quien había recibido esa supuesta carta donde Hye-min le contaba sobre su embarazo y el dichoso mail donde supuestamente él le había contestado de una forma horrible.
Está vez, no solo les haría pagar por hacerlo sufrir y haberle rebatado su felicidad, les haría pagar absolutamente todo el mal hecho y no le importaba cuántos cayeran.
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—¿Ya te vas?
Volteó encontrando la dulce sonrisa de Hye-min, quería decirle tantas cosas, pedirle disculpas y hacerle olvidar todo el sufrimiento que pasó por culpa de terceros, quería abrazarla muy fuerte entre sus brazos y...
—Si, ya se hizo muy tarde —guardó sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón— debemos descansar, se nos vienen días algo difíciles —murmuró, algo pensativo.
—Todo saldrá bien, Nam piensa que dentro de poco todo estará solucionado y seguiremos con nuestras vidas —él asintió aún metido en sus pensamientos— ahm, Kook, quería comentarte sobre algo —prosiguió al tener toda la atención— Nam y yo estuvimos hablando, sabes que trabajamos allá en Estados Unidos, Nam se irá unos días para arreglar unas cuestiones en la editorial, yo he podido hablar con la embajada y puede que me trasladen aquí —esas eran buenas noticias— la verdad, es que queremos que Nami comience la escuela y —la notó algo nerviosa— bueno, pensé que tal vez cuando todo esto de la investigación y demás se arreglé y tú estés más tranquilo podríamos ir juntos a escoger un lugar para ella, ¿qué te parece?
<<Te besaría hasta quedarnos sin aire>>. Se maldijo a si mismo por tener ese pensamiento. Pero no podía dejar de sentir felicidad, de sentir regocijo en saber que lo tomaba en cuenta para algo tan importante como lo es su hija.
—Claro, me encantaría —se hizo un silencio cómodo y entre los dos se acompañaron hasta la salida, JungKook pensó que era el momento ideal para contarle lo de Beomgyu— quería contarte algo que me tiene emocionado —se detuvieron afuera, la noche siendo iluminada por las enormes farolas de la casa— verás, BeomBe estará muy seguido conmigo, hace un tiempo lo vengo pensando y comencé con los papeles para los trámites de su adopción.
—¿En serio? —Hye-min no pudo contenerse de la emoción y lo abrazó fuertemente— oh Dios, Kook, eso es muy lindo, en serio, BeomBe estará muy muy contento.
—Gracias, bonita. Y si, lo está, ya lo he hablado con él y con Young-nam, ambos coinciden en que la idea de ser hermanos es buena —rieron aún abrazados.
—Me alegra que puedas tener a tu familia contigo.
—Nuestra Hye —le dijo separándose y mirándole a los ojos con escasa cercanía entre sus cuerpos— nuestra familia, porque tú también eres mi familia, eres la madre de mi hija, eres como una hermana mayor para Beomgyu que se va convertir en mi hijo —rieron.
—Una extraña familia debo decir.
—Pero una en fin y que espero sea muy unida.
—Lo será —sonrió de forma dulce tomándose el atrevimiento de acariciarle los brazos— sabes que puedes contar con todos nosotros siempre.
—Lo sé, gracias, Hye —tomaron distancia sintiéndose ligeramente incómodos ambos, aunque felices— debo irme, pero cualquier cosa me llamas. Dale un beso a mi bebita de mi parte —ante los ojos llenos de sorpresa de la rubia él preguntó— ¿Qué? ¿dije algo malo?
Ella negó.
—Descansa JungKook, nos vemos.
—Tú también.
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El sonidito incesante del celular lo comenzó a aturdir entre medio de su sueño tranquilo, tanteó con una de sus manos las sábanas y bajo las almohadas, dormir solo en una cama enorme tenía sus desventajas. Lo consiguió casi al borde apunto de caer aún sonando, sin siquiera fijarse contestó y el sueño se le fue automáticamente al escuchar el llanto al otro lado de la línea.
—¿Hye?
—JungKook, ven rápido por favor —sollozaba, apenas se le podía entender por su voz temblorosa.
—Hye, tienes que calmarte, dime, ¿dónde estás?
Miró confundido a su alrededor buscando algo, la habitación se encontraba en penumbras, se fijó rápidamente la hora en el celular, la una de la madrugada. Devolvió el aparato a su oído pudiendo escuchar lo mal que ella se encontraba y eso hizo acelerar su corazón trayéndole un mal presentimiento. De repente, la llamada pareció tener un ruido de interferencia y una nueva voz hablando.
—JungKook-ah.
—Hyung, ¿qué pasó? —sin darse cuenta ya se encontraba de pie vistiéndose con algo de apuro— ¿le pasó a algo a Young-nam? ¿están bien?
—No —también pudo notar la voz algo afectada de Jimin— estamos en el hospital central, NamJoon acaba de tener un accidente automovilístico y llegó muy mal, lo están por operar de urgencia —escuchó de fondo algunos llantos y su corazón dio un vuelco entrando en pánico por escuchar a Hye-min así de afectada.
—Estaré allí en unos minutos.
Cortó la llamada quedándose en silencio unos minutos estático de pie mientras las lágrimas caían de sus ojos. Esnifó inhalando aire a sus pulmones, debía calmarse y ser de ayuda para Hye-min y su hija. Todo saldría bien, se dijo, solo fue un accidente y todo saldrá bien. Fue el mantra que se repetía camino al hospital.
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