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𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗶𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗮.

❝Yo odio tener que ser fuerte, odio que te hayas ido, yo odio todos mis defectos. Odio que ames a otra persona, odio todo.
Solo odio todo ahora.❞
Hate Everything - Golden.
•••

Sonreía, era feliz, muy feliz y eso se veía en su rostro, en su forma de moverse o comportarse, en la forma tan amable y agradable en que trataba a la gente o sus trabajadores. Ahora todos sabían sobre la existencia de la primogénita de Jeon JungKook. Y la mayoría se sentían alegres por aquella pequeña luz que iluminó el oscuro y amargado corazón del pelinegro.

—Debemos poner un poco de presión al arquitecto para que terminé con los últimos detalles, lo mismo con los decoradores de interiores —se encontraba firmando unos contratos y debatiendo con SeokJin— quisiera que en un mes o menos podamos inaugurar el hotel.

Extendió los papeles a su joven secretario y le agradeció con una amable sonrisa que el chico no supo cómo recibir. Al igual que la mayoría, aún se encontraban algo sorprendidos por las nuevas actitudes.

—Estoy pensando en algo —dijo con algo de timidez en su voz mientras jugaba con la pluma entre sus dedos— estuve pensando que podría invitar a Hye-min y su familia a la inauguración en Jeju, quisiera que Young-nam vea lo que algún día será de ella.

SeokJin frunció el ceño un tanto confundido.

—¿Quieres heredarle todo esto a tu hija? —asintió acompañado de un "ujum". Jin parpadeó un par de veces— ¿Y si ella no quiere o no le interesa nada de esto?

JungKook suspiró dejando caer su espalda sobre el respaldo de la silla.

—No voy a obligarla, quiero que ella elija su futuro y lo que le haga feliz, sea lo que sea la apoyaré —Jin miró a su menor con una sonrisa de labios cerrados— pero, de todas formas, sabe que tiene algo con que sustentarse el día de mañana, además, lo he estado pensando mucho —hizo una pausa pensativo— y quiero que Beomgyu también formé parte de la empresa el día de mañana —ante la sorpresa en la cara del otro, el pelinegro añadió— no creo volver a enamorarme o tener hijos y estoy sumamente feliz con mi bebita, así que... estuve pensando en adoptar a BeomBe.

Aquello dejó mudo a SeokJin, sabía lo cercano que ese niño era para JungKook, pero no pensó que tomaría una decisión así de difícil e importante. Ese niño era la única persona que lo mantuvo cuerdo, el único que le sacaba una sonrisa cuando su vida era completa oscuridad.

—Me siento orgulloso de ti JungKook, serás un gran padre.

Iba responderle con una negativa, pero su teléfono celular sonó con una videollamada entrante sorprendiéndole en demasía al leer el nombre de Hye-min en la pantalla. Tragó saliva y el castaño advirtiéndolo se despidió dejándolo solo y en tranquilidad.

Se aseguró de verse presentable aún cuando él siempre estaba impecable a todas horas. Deslizó el dedo en la pantalla aceptando la llamada y llevándose la sorpresa de que, en realidad, la que lo llamaba era su hija, no pudiendo evitar sonreír enormemente.

Kookieee, te fuiste y no me avisaste —su dulce reproche fue un golpe al corazón herido de JungKook y la ternura en su máxima expresión.

—Lo siento mi princesa, te veías tan hermosa dormida que no quería despertarte —colocó el teléfono sobre un soporte y cruzó sus brazos reposándolos sobre la madera de su escritorio— prometo ir a verte más tarde, podríamos comer algo o podría llevarte tu comida favorita —de repente su sonrisa fue desvaneciéndose al no saber algo tan sencillo de ella, detalles tan simples como su comida favorita.

Si, me gustaría —acercó su pequeño rostro a la cámara haciendo que sonría divertido— me gusta mucho las hamburguesas y la pizza, pero omma dice que no puedo pasarme la vida comiendo eso, que debo comer mis frutas y vegetales —comentó con una ligera tristeza para luego volver a sonreír— pero aquí comí algo que me encantó, se llama algo así como jajami, jagami...

JungKook rio bajito arrugando su nariz su hija era muy adorable cuando se ponía a pensar.

—¿Jajangmyeon?

¡Si eso! ¡Me encanta!

Volvió a reír y su corazón se detuvo por unos instantes cuando escuchó a través de la pantalla la voz de alguien más, pero lo que hizo que casi se incendiara vivo fue ver la silueta de Hye-min en tan solo una toalla cubriendo su cuerpo mientras su cabello rubio caía mojado por su espalda. Definitivamente, luego de esto necesitaría un trago fuerte porque sabiendo lo mal que estaba no podía apartar sus ojos de allí.

Ahora se percataba de que su hija se encontraba, en la habitación de su madre hablando por su teléfono. La vio acercarse al ver a la niña sentada en la cama con el aparato en mano, Young-nam tampoco se había dado cuenta de estar enfocando a su madre en paños menores. Así que, cuando la mayor lo advirtió su rostro estaba mucho más que rojo.

Debiste avisarme que estabas hablando con él por una videollamada que tampoco me avisaste cuando habíamos quedado en que solo lo llamarías —le reprochó, JungKook ahora podía ver la carita cabizbaja y arrepentida de su hija. Le dolía escuchar aquello y no pudo evitar salir a defender a su bebé.

—Hye, no la regañes, no se dio cuenta, lo hizo sin querer —el enfoque del teléfono cambio, está vez el rostro de Hye-min apareció causándole a él un poco de alivio el que ya llevará una bata de baño que la cubriera por completo.

Tuvo dos sentimientos, decepción y alivio.

JungKook, te pediré que no me contradigas cuando se trate de nuestra hija —"nuestra" sonó tan sublime que sintió estremecerse por completo— nosotras habíamos quedado en que te llamaría no que haría una videollamada y si lo hacía, debió avisarme.

—¿Puedes calmarte? a este paso te saldrán canas si sigues así —bromeó, escuchando la risa de la niña de fondo mientras Hye-min tenía una cara de pocos amigos— hasta arrugas si sigues poniendo tu bonito rostro así.

Sonrió al escuchar la risa más fuerte de su hija y el resoplido de la mujer, Hye-min seguía siendo la misma. La misma gruñona cuando no se hacía lo que ella quería. La misma de la cual se enamoró.

Appa dijo que vendría a verme hoy y que comeríamos mi comida favorita.

Se perdió con eso, se encontró perdido en un limbo de refulgentes luces de colores que hacían agitar muchos sentimientos en su interior. Escuchar que aquella niña que era suya le llamaba appa de forma tan natural no evitó ponerlo eufórico y feliz.

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Procuró en dejar todo el trabajo de oficina hecho o por lo menos adelantar gran parte para salir temprano e ir a visitar a su hija en casa de los Kim. Inclusive, encontrarse con NamJoon y comenzar una amena conversación fuera de los serios temas que tenían se había vuelto costumbre.

Se había pasado la tarde entera hablando con la menor, conociéndose y contándose sobre sus cosas descubriendo así, que su hija amaba pintar y dibujar como él en algún pasado, que también le gustaba la naturaleza, leer, jugar y comer. Habían visto dibujitos animados en la televisión los cuales hicieron que se durmiera a mitad del programa. Luego, se habían tomado un momento para comer algunos snacks, JungKook le había hecho probar a su hija la leche de plátano acompañado de un par de mitarashi dango —bolitas de arroz bañadas en un delicioso glaseado de salsa de soja dulce— quedando ambos totalmente satisfechos y largos minutos después, con la menor dormida en sus brazos.

—Parece que tus brazos le son muy cómodos porque cae rendida sin problemas —murmuró Hye-min cuando los siguió a la habitación de la menor. JungKook depósito a la niña en su cama, se la quedó mirando detenidamente, besó su cabecita y carita sin poder evitarlo.

—Dímelo tú a mí, ¿mis brazos eran cómodos cuando te quedabas dormida en ellos? —fue su pregunta inconsciente arrepintiéndose al segundo. Volteó a verla algo incómoda en su lugar— lo siento, no quise...

—Esta bien, salgamos —ella también besó la cabecita de su hija antes de salir al pasillo dejando la puerta de la habitación entreabierta.

—Hye —su voz melancólica la detuvo en medio del pasillo cuando la sujeto de la mano— perdóname —no supo si aquella palabra le causó alivio o tristeza y las siguientes palabras tampoco— yo en serio te amaba con locura, pero la simple idea de que mi propio padre te hiciera algo no me dejó pensar bien las cosas —se obligó a si mismo a no derrumbarse, necesitaba expresarle lo que sentía— sé que debí decírtelo en su momento para buscar una solución juntos, sé que debí ser más valiente, pero no pude, ya te habían lastimado una vez y sentí pánico de pensar que te lo volverían hacer —se le hizo imposible mirarle a esos almendrados ojos cristalizados, pero aún así lo hizo— sigues siendo muy importante para mí, no solo porque eres la madre de mi hija, sino porque sé que haz sido el amor de mi vida.

Hye-min intentó no inmutarse, su interior era un desastre de sentimientos y sensaciones imposibles de ponerle nombre.

—No me importa que estes con NamJoon, que él ahora sea el dueño de tu corazón, solo —tragó saliva tratando de deshacer el nudo en su garganta que le impedía hablar correctamente— solo no me alejes. Ustedes son lo único que me hace feliz en estos momentos, por favor, Hye.

Mentiría si dijera que no tenía ganas de abrazarlo y reconfortarlo entre sus brazos, de la misma manera en que ella sufrió sin él, él debió hacerlo sin ella. Hye-min intentó sonreír, una lágrima traicionera escapó recorriendo su mejilla secandola rápidamente. Las cosas al fin tomaron su lugar y ella se sentía feliz con como se dio todo.

—Creo que por algo pasó todo lo que pasó —carraspeó, poniendo su voz más firme y con dulzura añadió— sé que hubiéramos hecho algo diferente si en su momento me lo hubieras contado, pero ya todo es pasado —sonrió mirando a los ojos del hombre enfrente— yo jamás te alejaría de tu hija, ella te quiere mucho y yo... puedes contar conmigo siempre.

—Gracias bonita. —aquel apodo hizo que su corazón saltará frenético trayéndole un poco de nervios desencadenando en sus mejillas coloreándose. ¿Por qué de repente haber escuchado todo eso la hizo ponerse así?

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—¿Piensas que hay algo más en todo esto?

Aun no lo sabemos, pero mi padre me ha dicho que durante su gobierno —refiriéndose el señor Jung-suk— se ha movido mucho dinero para nuevas infraestructuras, no es nada nuevo que en su momento se hayan construido varios centros de salud y escuelas.

NamJoon y JungKook se miraron mientras tenían una llamada con Yoongi.

Tendremos que esperar a que HoSeok me diga lo que ha encontrado —el pelinegro suspiró y Yoongi no pudo evitar preguntar— ¿Todavía no pueden sentarse hablar? Es absurdo que sigan peleados, sabemos que lo que hiciste lo hiciste porque Hobi quería disuadirte de dejar a Hye y tú lado oscuro quería alejarlo. Me parece muy estúpido que sigan así.

—Dame tiempo hyung, quiero darle su tiempo a él también, siento que no será fácil pedirle perdón a Hobi hyung y que me perdone o por lo menos recuperar su amistad.

NamJoon analizaba a JungKook mientras seguían hablando con Yoongi, todo había sido de forma involuntaria, pero ahora no podían pasarse separados sin hablar de algo, aparte de la investigación por corrupción que tenían entre manos. Muchas familias habían salido afectadas en el proceso.

Quería comentarle que la semana que viene iré a Jeju para organizar la promoción y divulgación del hotel Begin, además de entrevistar al chef Baek Jong-won, realmente quedé fascinada cuando supe que lo tendrían en el restaurante, lo admiro señor Jeon.

—Siempre quiero lo mejor, así que cuando algo se me mete en la cabeza no paro hasta conseguirlo.

No lo dudo, trabajar a su lado será increíble.

Cortó la llamada luego de unas cuantas palabras e indicaciones. La nueva relacionista pública llamaba su atención, era muy inteligente y perspicaz, sabía muy bien lo que él quería o necesitaba, estaba haciendo un trabajo excelente.

—¿JungKook? —volteó al moreno acercándose a él— Hye está en el jardín techado, quiere que vayas, tiene algo para ti.

Asintió, guardando su celular en el bolsillo delantero de su pantalón negro de vestir. Caminó con tranquilidad hasta donde ella se encontraba, se detuvo antes de que supiera de su presencia, quería observarla por un rato. Hacía mucho no tenía la oportunidad de compartir algo así, algo como la intimidad de la familia, el disfrutar la cercanía de sus seres queridos sin querer alejarlos por sentir que los invadiria con su tristeza.

Se veía hermosa y radiante, se veía como es ella, la maternidad le había sentado tan bien que, por un momento insultó a Kim de ser el maldito afortunado de tener tremenda mujer a su lado. Y más le valía hacerla feliz porque sino se las vería con él. Si ella era feliz... él también lo sería.

—Namjoon dijo que querías verme.

—Si —asintió, señalando la silla a un lado, él tomó asiento y sus ojos cayeron en una caja mediana de color fucsia sobre la mesa.

—¿Qué es esto?

—Ahm, estás son algunos detalles de Young-nam cuando bebé... las tenía guardadas y le pedí a JiMin que las trajera —la acercó a JungKook para que lo viera— si quieres puedes quedarte con todo —sacó la tapa dejándole ver un montón de objetos, como ropita muy pequeñita, fotos, unos zapatitos rosas, un sonajero, unas tarjetas donde decían el peso, el tipo de sangre, etc; entre otras tantas— sé que te perdiste gran parte, pero quería que tuvieras algunas cosas de ella.

—Si, claro que me encantaría tenerlas, gracias —se quedó en silencio, embelesado revisando cada cosita, imaginando lo tierno qué debió verse su nena en esa ropa— Hye, ¿puedo preguntarte algo? —miró fijamente los escarpines para luego posar sus ojos en ella, expectante— si tu idea era jamás decirme sobre ella, ¿por qué le pusiste el nombre de mi madre?

Esa pregunta la tomó por sorpresa, tanto que no supo cómo responder poniéndose algo nerviosa.

—Bueno —tragó saliva, intentando terminar con el suplicio del nudo en su garganta y buscando las palabras concretas— creo que... a pesar de todo, aún seguía enamorada de ti y cuando tuve a mi bebita en brazos te vi en ella, no pude evitar sentir que algo tuyo debía tener, no sé, tal vez al tener el nombre de tu madre sabría que estabas cerca a pesar de habernos rechazado.

—Pero no lo hice, yo jamás las rechace —se adelantó, defendiéndose— si lo hubiera sabido en su momento me hubiera enfrentado al mundo entero solo por ustedes dos.

—Lo sé.

Sus ojos se mantenían fijos el uno en el otro luego de que ella dijo eso. Y como si fuera telepatía, se preguntaron al mismo tiempo la dichosa pregunta del: ¿Qué hubiera pasado si...

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Luego de haber despertado de su siesta, haberse puesto cariñosa con su madre y de hacerle un berrinche con llanto incluido por haberse negado a su petición. Se encontraban allí despidiendo a la menor que pasaría por primera vez una noche junto al pelinegro. Young-nam había preparado una mochila con sus pertenencias, estaba feliz de visitar la casa de su appa Kookie como ella lo llamaba.

JungKook movió cielo y tierra en tan solo minutos para que uno de los departamentos de los pisos inferiores donde tenía su penthouse fuera rápidamente arreglada para su estadía. No sería tan idiota de meter a su hija a la boca del lobo junto a Sana sabiendo lo loca que estaba. Quería darle a su bebita la mejor noche de su vida.

—No te olvides de cepillar tus dientes cuando termines de comer, nada de cosas dulces antes de dormir, ni de celulares, siempre permiso, por favor y gracias —miró a JungKook de pie quien intentaba no reír— asegúrate de que termine toda su comida, no confíes en sus ojitos de borrego y por favor, JungKook maneja despacio te lo pido por favor.

NamJoon rio por lo bajo negando y JungKook no evitó carcajearse delante de ella por su pronunciada preocupación.

—Ella estará bien, Hye, estamos a solo media hora, puedes llamarme cuando quieras hablar con Nami —la rubia suspiró, cruzándose de brazos y él miró a su hija con la mochila en su espalda— ¿nos vamos, princesa? —la menor asintió y se dirigió a darle un fuerte abrazo a su madre.

—Nos vemos omma bonita. —unió sus frentes por unos segundos— no olvides que te amo.

—Tú no olvides que yo te amo más —Hye-min besó las mejillas de su hija y dejó que se dirigiera a NamJoon. También unió sus frentes con sus manitos acunando los cachetes del mayor y en voz baja le dijo.

—Appa no estés celoso, ¿si? Yo te sigo amando mucho, mucho —eso hizo sonreír al moreno haciendo que la niña tocará con sus deditos aquellos hoyuelos que tanto adoraba, y él besó las manitos— cuida a omma por esta noche.

Young-nam se aferró a la mano de JungKook dispuesta a irse, comenzaron a alejarse con tranquilidad, el pelinegro ayudó a su hija a subir al auto, ponerse el cinturón de seguridad y asegurarse de que estuviera cómoda antes de tomar su puesto frente al volante.

NamJoon se acercó a Hye-min rodeándole con su brazo la cintura haciendo que quedarán casi abrazados. Esa imagen calo en el interior de JungKook. En lo recóndito de su mente se imaginó a él mismo en aquel lugar.


05/06/23: Hoy voy actualizar hasta el capítulo 55. Aviso.

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