𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗮𝘁𝗼𝗿𝗰𝗲.
❝Abrázame fuerte, pégame a ti. ¿Puedes confiar en mi? ¿Puedes confiar en mi? ¿Puedes confiar en mi? Estréchame fuerte, abrázame fuerte, pégame a ti, ¿Puedes confiar en mi? ¿Puedes confiar en mi?
Por favor, por favor, por favor tómame y abrázame.❞
━Hold me tight - BTS.
•••
Las cosas entre JungKook y Hye-min parecían retroceder, el simple hecho de encontrarse en la misma habitación era señal de tensión y peleas, ninguno se hablaba o se dirigía la mirada sino era para lo necesariamente estricto a la hora de hacer las actividades en el orfanato.
Todos se habían dado cuenta de eso, por lo que tampoco era muy cómodo para nadie que estuvieran cerca de ellos cuando los veían pelear.
—¡Ya basta! —TaeHyung golpeó la mesada de la cocina deteniendo las pocas palabras que esos dos se decían a gritos— ¡los dos tienen que detenerse! ¡me tienen cansado!
El chico miró con hastío a ambos, Hye-min cruzada de brazos mirando una cesta de verduras a un costado; JungKook con sus manos en su cintura golpeteaba las paredes internas de su mejilla con la lengua, los dos molestos.
—Haya lo que haya pasado la otra vez entre ustedes no es motivo alguno para que incomoden a todo el mundo con sus absurdas peleas.
—Lo siento, Tae —la castaña se disculpó, suspiró cansada volteando hacia JungKook.
Luego de ese día donde habían discutido en el nuevo apartamento, ella se había pasado toda la noche llorando no solo por lo ocurrido con su padre, sino también por la poca paciencia que le tuvo al chico cuando él tuvo la amabilidad de ir a verla, la preocupación de querer ayudarla y acompañarla.
Luego, también, al enterarse por terceros, que el pelinegro estuvo muy bien acompañado esa noche y otras tantas.
—Lo siento, JungKook —sus disculpas eran sinceras— en verdad lo siento —murmuró antes de salir por la puerta de la cocina.
Dejando a los dos jóvenes extrañados ante la actitud sumisa y tranquila de la castaña.
—¿Y a está qué le pasa? —susurró JungKook para si mismo. TaeHyung suspiró.
—Deberías tranquilizarte, Kook, sabés más que nadie lo que se siente discutir con tu padre y las cosas se salgan de control —comentó haciendo que el pelinegro lo mirará con rostro serio— sé más tolerante con ella, no la está pasando nada bien.
—¿Y piensas qué yo si la paso bien peleando con ella? —señaló con su mano por donde la chica se había ido minutos antes— no la conoces como yo lo hago, es nuestra naturaleza pelear.
—Podrías dejar de provocarla —aquello dejó con la boca cerrada al pelinegro-—porque Hye-min siempre intenta hacer las cosas bien, no pretendas que no responda ante las barbaridades que le dices o haces.
No hubo más palabras por parte de ambos por un largo tiempo, JungKook suspiró cansado dejando que sus brazos reposen sobre el mármol de la mesada de cocina, TaeHyung sin mirarlo salió caminando lentamente dejándolo solo.
Suspiró cansado de tanto drama, lo agobiaba no poder llevarse bien con Hye-min, aunque tampoco le era de gran importancia, aún así lo hacia y no sabía el porque. O tal vez, el hecho de estar pasando la mayoría del tiempo con ella hacia que se acostumbrará a su presencia y el ínfimo tiempo en que no se veían, pelearán o no hicieran alguna interacción tal vez llevaba a qué él sintiera esa necesidad de tenerla cerca casi siempre y la excusa de que JiMin le pidió cuidarla.
<<Quitemos la palabra excusa>>
Respiró profundamente obviando a aquella vocecita entrometida y salió de la cocina en busca de algo que hacer, pensar en esos momentos no era bueno y beber un trago no estaba dentro de las opciones en ese momento. Encontró a la mayoría de los niños en el patio, la castaña y el azabache con ellos.
—Jugaremos a las escondidas —comentó una de las niñas cuando vio al pelinegro acercarse— nos dividiremos en tres grupos, el primero tendrá que encontrar la mayoría de los otros grupos y colocarles este sello —indicó la niña mostrando dicho objeto pequeño— que el equipo de oppa sea el que cuente mientras los demás nos escondemos. —propusó dirigiéndose al chico de sonrisa cuadrada quien aceptó de inmediato.
—Pueden esconderse en cualquier lugar del orfanato menos en las habitaciones y baños o donde estén en este momento trabajando —notificó TaeHyung con su equipo colocándose en formación— JungKook, tú serás el líder del grupo negro, Hye-min del rojo y yo del púrpura.
El pelinegro asintió mientras los niños de su grupo se acercaban a él esperando indicaciones. Una vez los del equipo púrpura comenzaron a contar con sus ojos cubiertos por sus propias manos, todos los demás corrieron a esconderse por separado, ninguno siguiendo órdenes.
JungKook trotó adentro riendo bajo con algunos niños que ayudaba a esconderse y les decía algunos trucos por si necesitaban escapar. Justo doblando en una esquina chocó intencionalmente con otro cuerpo, los dos insultando a la par.
—No debería decir esto, pero he aprendido una mala palabra —declaró divertido Beomgyu tapando su boca con la mano.
—¡No! Olvida esa palabra —exigió Hye-min inclinándose un poco al niño— bórralo de tu cabeza. —el infante rio negando con la cabeza tomando la mano de la chica al escuchar voces cerca.
JungKook les siguió al darse cuenta de que eran los del bando púrpura. Trotaron con cuidado hasta adentrarse a la cocina.
—Tae dijo que no dónde están trabajando —la castaña detuvo a Beomgyu intentando retroceder para buscar otro sitio.
—Tranquila noona, no hay nadie ahora —el pequeño caminó unos pasos observando entre medio de los estantes donde tenían algunos utensilios de cocina— usted y yo podemos entrar en medio de los estantes, pero usted, hyung no creo que pueda.
Beomgyu miró al pelinegro con algo de timidez, este a punto de contestarle sin darles tiempo a que dijera algo ya qué escucharon la voz de TaeHyung y los niños cerca. El pequeño corrió sin pensar hasta adentrarse a lo que era el depósito dónde guardaban la comida seca.
—¡No! Beomgyu, no —los dos mayores entraron detrás con la puerta cerrándose tras ellos.
—Bien hecho, BeomBe —reprochó el pelinegro puesto que por dentro no tenía manija ni manera de abrir sino era de afuera.
—Ups —se encogió de hombros avergonzado.
—Necesito salir de aquí —masculló la castaña rascándose las muñecas— necesito salir de aquí —su voz parecía bajar de volúmen, pero siempre repetía lo mismo, se notaba nerviosa temblando, estado que no pasó desapercibido por JungKook quien con el ceño fruncido la observo detenidamente.
¿Acaso estaba teniendo un ataque de pánico?
—¿Hye-min?
—Necesito salir de aquí, ¡Abran por favor! —gritó golpeando la puerta seguido de un sollozó desgarrador que asustó a los dos.
JungKook observando como Hye-min rasguñaba con violencia sus brazos la detuvo, acorraló por las muñecas a la castaña llevándolas atrás de la espalda de esta mientras su brazo derecho la rodeaba los hombros atrayéndola a su pecho.
—Hye-min mírame —la susodicha temblaba demasiado cerrando sus ojos con fuerza, su mandíbula tensa al igual que su cuerpo entero— Hye-min ¡maldita sea! —apoyó su frente con la de la castaña y con voz más dulce y paciente hablo— bonita, mírame, por favor, confía en mí, Hye.
—¿Hyung, noona se pondrá bien? —lloriqueó el niño preocupado.
—Tranquilo, ella se pondrá bien.
Ella negó frenéticamente perdida en su crisis, JungKook fue soltando lentamente la mano que sostenía las muñecas femeninas para usar su brazo izquierdo y abrazarla mientras que su mano derecha acariciaba la mejilla que se encontraban llenas de lágrimas.
—Bonita mírame, respira, no te pasará nada conmigo aquí —murmuró secando algunas lágrimas con el pulgar.
Aquellas suaves caricias junto con el calor de la cercanía del cuerpo masculino ayudaron a qué Hye-min abriera de a poco sus párpados encontrando el rostro de JungKook a solo centímetros del suyo, esos oscuros ojos mirándola fijamente con preocupación.
Su corazón acelerado a más no poder y no solamente por el ataque de pánico.
—Respira despacio, tú puedes, nada te va pasar —susurró de forma dulce.
Hye-min intentó respirar sin tener éxito al principio, pero una vez fue cayendo en la realidad, se dio cuenta de la posición en la que se encontraba, firmemente sostenida por los brazos del pelinegro, podía sentir los músculos de este, su calor, su respiración, su aliento y hasta podía jurar que el corazón agitado.
De a poco, su respiración fue acompasándose, sus manos que se habían convertido en puños a los costados de su cuerpo se destensaron, viajaron hasta posarse en el pecho del chico sintiendo con más intensidad no solo sus pectorales por encima de la camisa sino también aquel palpitante corazón.
—¡Hye-min! ¡maldita sea! —la puerta del depósito se abrió al mismo tiempo que JungKook sostenía entre sus brazos el cuerpo de Hye-min que se había desmayado.
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Se removió donde sea que su cuerpo descansaba, sentía su cabeza y cuerpo pesados, le costaba abrir sus párpados, lentamente comenzó a percibir voces a lo lejos al igual que sensaciones a su alrededor. Un extraño olor fuerte y aséptico hizo que arrugará su nariz y su ceño.
—Creo que está despertando.
—Trae agua, tal vez este deshidratada.
Hizo otro gran esfuerzo por despertar, por moverse diciéndole a su cerebro que mandé las señales correspondientes a su terminaciones nerviosas. Sus párpados fueron abriéndose de a poco, a pesar de que la luz de la lámpara en el techo era tenue no evitó la molestia que le causó a sus ojos una vez abiertos.
—¿Cómo te encuentras, querida? —interrogó con voz dulce la señora Ye-Sol, la castaña solo asintió en lo que intentaba reincorporarse. Sintiendo que la ayudaban cuando tomaron sus manos y brazos, TaeHyung al otro costado, pero su vista se dirigió de inmediato al frente cuando encontró la mirada oscura y sin atisbo de gracia de JungKook sobre ella.
—Toma un poco de agua, Hye —ofreció Tae colocando el vaso de agua fría en las manos de la castaña, está bebió de a poco el líquido vital sintiendo saciedad y un poco de alivio ante la repentina sed— eso es pequeña, muy bien.
—¿Qué pasó? —susurró a duras penas, su voz salía con dificultad sintiendo también mareos, su cuerpo aún se sentía muy pesado.
—Tuviste un ataque de pánico por la claustrofobia al quedarnos encerrados en el depósito —la voz del pelinegro salía sin emoción. Intimidaba bastante.
Hye-min bajó la cabeza mirando sus piernas sintiéndose avergonzada y sobre todo cansada, se aguantó como pudo las lágrimas implorándose a si misma no ser débil.
—Será mejor que me vaya a casa tal vez descanse mejor una vez llegue —dijo levantándose de la cama, trastabillando al instante y siendo atrapada por los brazos de TaeHyung.
—Llamaremos a tus padres.
—Yo la llevaré hasta su casa —sentenció JungKook dirigiéndose a la puerta.
—No es necesario que...
—No te estoy preguntando, Hye-min yo te llevaré.
Ella no dijo nada más y se dejó llevar a la salida con ayuda, pues su cuerpo aún se sentía muy débil. El sueño comenzó a atacarla de repente también.
—Noona, perdón, perdón por favor —gimoteó Beomgyu corriendo hacia ella abrazándole la cintura mientras su cabeza se apoyaba en el estómago de la chica. Hye-min sujetó por los hombros al niño separándolo unos centímetros de su cuerpo para luego agacharse y abrazarlo.
—No te preocupes bebé, estoy bien —susurró acariciando con ternura la espalda del niño— no fue tu culpa, no pasó nada, ¿está bien? —tomó entre sus manos el rostro del niño dedicándole una sonrisa de alivio, él asintió dejando que ella secará sus lágrimas y besará sus mejillas regordetas.
Elevó la mirada encontrando la de JungKook, sintiendo inquietud por la forma tan intimidante y seria con la cual la miraba. Se levantó con dificultad, aferrándose del brazo del azabache caminaron hasta el vehículo de JungKook, entró tomando asiento en el copiloto abrochándose el cinturón de seguridad, minutos después el pelinegro entrando en su puesto colocándose el suyo, prendió el motor y manejó en completo silencio.
Hye-min no pudo evitar sentirse algo incómoda por la cercanía del chico, por cómo la había tratado y lo que había hecho para intentar calmarla. Recostó su cabeza sobre el cabezal del asiento, su cuerpo se sentía lánguido, ladeó apenas la cabeza mirando detenidamente a su acompañante, cada detalle de él mientras sus ojos se cerraban y Morfeo la tomaba entre brazos.
Solo diré que mi estabilidad emocional desapareció con los AMAs, BTS fueron los reyes de los premios, de la noche, de todo. Me siento orgullosa de los siete y de todo lo que han ganado no solo como artistas y personas. No me toquen que estoy sensible 😭
Gracias por leer esta historia. No olviden comentar y votar. 🙏
Tomen mucha agüita, cuidense del sol, escuchen mucho Bangtan.
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