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Capítulo veintiuno.

❝Todo mi cuerpo arde por ti. Mi corazón está sediento de ti. Como una fiebre, fiebre, fiebre, fiebre. Quiero abrazarte, quiero abrazarte.
Aunque me alejes, sigo ardiendo por dentro.❞
Fever - ENHYPEN.
•••

El agua mantenía en una cómoda quietud su cuerpo al flotar con sus brazos abiertos, cualquier ruido siendo opacado solo paz y calma. De un movimiento se sumergió debajo en busca de seguir nadando. Había decidido ir a la piscina cerrada, climatizada del club sin importarle el horario nocturno. Quería soledad y ordenar los pensamientos caóticos que comenzaban a rondar por su mente.

Salió a la superficie peinando sus cabellos hacia atrás quitando los restos del agua, sobó sus ojos que con pequeños aleteos de sus párpados visualizaron un cuerpo parado a orillas de la piscina. Esta llevaba un vestido suelto de seda blanco de tirantes, su rostro neutro con mejillas sonrojadas y aquellos labios carnosos llevaban un color rojo natural con un brillo que lo hacían más apetitosos a la vista.

Él totalmente inmóvil siguió flotando mientras observaba como su acompañante comenzaba a entrar lentamente por las escaleras de material mojándose de a poco, sumergiéndose por completo luego, nadó bajo el agua con elegancia hasta salir a solo centímetros de su persona. Aún seguía sin mover un solo músculo por tan gloriosa aparición, pues aquel vestido al mojarse se había transparentado tanto dejándole ver las rosadas aureolas de los redondos pechos femeninos y las bragas de encaje.

Librándose una batalla de miradas entre ambos, el agua alrededor de ellos como si los iluminará por culpa de las luces de la piscina causó un ambiente íntimo y candente. Las brazos de la chica rodearon su ancho cuello hasta tener sus pechos tocándose mientras las piernas femeninas rodearon su cintura diminuta rozándose así sus intimidades.

Un jadeó salió de su boca cuando la castaña delineó sensualmente con su lengua sus labios delgados para luego estampar sus bocas en un beso apasionado dónde sus lenguas recorrían toda la cavidad bucal. El pelinegro rodeó con uno de sus brazos la cintura femenina en un intento por mantenerla cerca de su cuerpo mientras el otro brazo los mantenía a flote.

Lo que duró poco porque los movimientos pélvicos que la chica comenzó hacer lo volvieron loco, nadó con ella anclada a su cuerpo hasta la orilla, la estampo contra la pared de la piscina sujetandole las muñecas colocándolas sobre su cabeza, volviendo a besarse con pasión aún sintiendo las piernas de ella a su alrededor.

Los gimoteos resonaban con algo de eco en aquel lugar vacío en medio del beso, el pelinegro sintió los rasguños de la chica en su espalda cuando comenzó a fingir lentas embestidas entre sus intimidades aún cubiertos. Si así de bien se sentía, no quería imaginarse lo que era si estuviera dentro de ella.

Su boca pasó a devorar la piel del cuello femenino en lo que sus embestidas se tornaban un poco más salvajes, escuchando los suspiros de su acompañante, las caricias en su ancha espalda, en su cuello, como ella tomaba las riendas al volver a devorar sus labios quitándole el aliento y su nombre en un gemido.

—¡Hye-min!

Su cuerpo sudaba en exceso sumido en medio de la oscuridad de su habitación, solitario y completamente confundido, su pecho subía y bajaba por culpa de su respiración agitada, sus ojos hicieron un breve recorrido hasta su entrepierna dónde su mano rodeaba su miembro erecto y húmedo por debajo de su pantalón de dormir.

Lentamente fue quitando la mano de aquel lugar aún sintiendo lo duro y tenso de su órgano masculino, hasta se diría que un tanto doloroso. Se maldijo a si mismo por haber tenido aquel sueño húmedo con… ni siquiera podía nombrarla. Pensar en ella era doloroso, porque más difícil fue tener que ayudarla a subir a su departamento.

Le recordó aquella vez en que tuvo el ataque de pánico, se quedó dormida en su auto y le tocó llevarla en brazos hasta su piso. Esa vez lo hizo con todo el cuidado y el cariño que podía, pero está vez, llevarla adormilada, borracha y con aquel vestido que dejaba muy poco a la imaginación lo había dejado mareado y no por culpa del alcohol.

Se levantó tomando asiento a orillas de su cama, llevó ambas manos sosteniendo su cabeza, no entendía qué le estaba pasando, no era normal sentirse de esa forma. Lo sabía porque se había imaginado follando con la castaña muchas veces en el pasado, pero está vez fue diferente. Era diferente la sensación con el sueño que tuvo.

Chasqueó la lengua restándole importancia, cayendo en cuenta que hacía mucho no tenía relaciones sexuales con alguien. Sintió algo de alivio al pensar que tal vez, al estar tan cerca de Hye-min todo el tiempo allá recaído en ella la abstinencia.

Sonrió pensando que llamaría alguna amiga que le solucione el problema, pero momentáneamente él mismo se encargaría mientras tomaba una ducha.


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Aquella ducha no había salido nada bien porque mientras el agua tibia caía sobre su cuerpo desnudo y su mano derecha llena de venas masajeaba con fuerza su miembro erecto, no pudo evitar estremecerse y en un alarido gemir el nombre de la castaña otra vez.

Su humor no era el mejor de todos y eso se notaba a leguas, su día libre lo estaba usando en un entrenamiento duro de gimnasio y un juego de squash solitario mientras era escudriñado fuera del salón de juego a través de los ventanales de vidrio por sus dos hyung’s quienes sabían que algo le pasaba al pelinegro.

La manera rápida en que se movía al igual que la forma violenta de golpear la pelota de goma con la raqueta y sus alaridos de rabia en cada golpe le decían que algo malo le había pasado. Alguna pelea con su padre tal vez, aunque estaba siendo demasiado notable su mal humor. Lo cual los llevaba a debatirse que era lo que realmente lo tenía tan perturbado como para tener esa cara y ese humor tan insoportable.

—¡JungKook! —Yoongi abrió la puerta de vidrio entrando a la sala cuando vio a su dongsaeng tomando un respiro del juego siendo detenido al instante por HoSeok.

—¿Acaso quieres morir? Has visto la cara que tiene.

—No pasa nada, no seas miedoso Hobi, ven.

El castaño totalmente negado se detuvo en el umbral viendo como su amigo el pálido entraba dirigiéndose directamente a la fiera. Yoongi se detuvo a un metro de JungKook, este no dejaba de respirar con dificultad sin dejar de moverse de un lado a otro, su ceño estaba más fruncido de lo normal, su sudadera blanca se pegaba a su torso por la excesiva transpiración, sus tatuajes se podían ver perfectamente —le valió mierda que le hayan advertido cubrirselos— su cabello negro también húmedo le tapaba sus ojos. Miró con ojos penetrantes a su hyung.

Yoongi era una persona algo imperturbable, no tenía miedo a la hora de enfrentar las cosas o la gente y menos si se trataba de sus amigos. Conocía perfectamente a JungKook, algo más le pasaba, algo que no era normal y estaba dispuesto a averiguarlo.

—Toma —le tendió una botella pequeña de agua, el otro la tomó de mala gana abriéndola y bebiendo todo el contenido de un solo trago— porque no te tomas un descanso y vienes con nosotros a comer algo.

—No.

—Si sigues así le harás un agujero a la pared —el pálido miró fijamente buscando algún indicio que le dijera qué le pasaba a su menor— te invito un trago entonces.

—Sabes que no puedo, estoy entrenando, hyung.

—No te dije que será ahora, te invito al Dyonisus Lounge Bar en estos días, bebamos una copa y hablemos —se acercó al menor tendiéndole una toalla pequeña— ahora vayamos a comer algo, Hobi tiene hambre.

Los dos miraron hacia la entrada del salón dónde un retraído HoSeok los miraba de lejos, una franca sonrisa brotó de sus labios haciendo sonreír al pelinegro cuando se encontraron a solo centímetros saliendo los tres del salón.

—¡JungKookie! —festejó el castaño abrazando al menor— te invitaré una ensalada de todo con todo, tú pídeme lo que quieras.

JungKook sonrió un poco más aliviado olvidándose por un momento su mal humor, pero solo por un momento, porque la razón de su mal humor caminaba directo a ellos. Vestía de forma deportiva y tenía una sonrisa grata en sus labios.

—Oh, hola oppa, —saludó Hye-min abrazando a HoSeok con cariño, siendo correspondida por este, saludó a Yoongi con un golpe de puños y una inclinación de cabeza hacia JungKook, este último ni siquiera volteó a mirarle y ella ni siquiera le dio importancia— ¿Qué tal su día?

—Bien, ahora íbamos a comer algo, ¿vienes? —ante la propuesta del castaño hacia la chica, Yoongi sujetó por el hombro al menor ya que este último intentó refutar con enojo aquella invitación, le dedicó una mirada significativa que el pelinegro entendió, paciencia.

Los cuatro se dirigieron hasta el comedor frente a los jardines florales dónde hicieron sus pedidos. Una amena conversación se inició entre HoSeok y Hye-min, en ella JungKook supo que Kim NamJoon había ido a visitar a JiMin a los Estados Unidos y que tenían una linda amistad. No puedo evitar sentir celos, celos de que Kim NamJoon estuviera cerca de Hye-min y ahora tener que soportar que su mejor amigo, Park JiMin, también estuviera cerca.

—Cambia la cara —murmuró el pálido cerca del oído del pelinegro, este giró apenas su rostro para mirarle— se te nota demasiado tu disconformidad con la amistad de ellos.

JungKook suspiró porque algo le decía que no hablaba de JiMin sino de su queridita hermana.

Luego del almuerzo que siguió con un poco más de tranquilidad en medio de conversaciones banales, todos siguieron con sus actividades, la tarde paso tan rápido que no se habían dado cuenta. JungKook salía del vestuario vestido casual y fresco con un bolso sobre su hombro, se dirigía hacia la recepción para pedir su auto e irse a descansar a su hogar, pero el rostro serio y preocupado de la castaña trotando en su dirección le llamó la atención. Ella también estaba aseada y cambiada aún llevando su cabello mojado.

—JungKook —se detuvo frente a él mirando su rostro con extrema seriedad— tenemos que irnos a tu casa en este instantes —ante el ceño fruncido y la duda en el rostro del chico ella suspiró— mi madre acaba de llamarme y dijo que nos esperan, tu padre y el mío están esperándonos, todos están allá.

—¿De qué hablas? No entiendo.

El rostro de la chica paso de serio a preocupado.

—Al parecer… hay fotos de nosotros en la disco a la que fuimos anoche —el pelinegro no supo que responder— aparte de otras fotos tuyas en un momento nada grato hace tiempo atrás.

Si su alma quería salirse de su pecho, está vez lo había logrado, se quedó inmóvil con sus ojos como platos mirando a la castaña, ella desesperándose por el breve momento de conmoción del chico le tomó la mano incitándolo a caminar, se tomó tambien el atrevimiento de pedir ella misma el vehículo de él.

Los dos subieron al auto dirigiéndose sin decir nada, a la residencia de los Jeon.

La canción quedaba muy bien con la primera parte del capítulo.. jejeje. Prometo que se pondrá más intenso, pero me gusta lo cliché y todavía no puedo hacer que JK se enamore de verdad o si 🤭igual no va dejar de mandarse cagad**

En un capítulo dije una vez que dejaré detalles que a la larga se tornaran importantes más adelante. Espero se acuerden. Sino no importa. Ya sabrán.

Espero le esté gustando cómo a mi, no olviden comentar y votar.

Tomen mucha agüita, escuchen Bangtan. Gracias.

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