• • • 𝘪𝘪. 𝘢𝘳𝘳𝘰𝘨𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘺 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘶𝘯𝘤𝘪𝘰́𝘯
❝ 𝐓𝐨𝐝𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐞𝐥 𝐨𝐝𝐢𝐨𝐬𝐚, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐲 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐥𝐨𝐜𝐮𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐚𝐛𝐥𝐞𝐬 ❞
— Cicerón
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Mesopotamia 5000 a.C.
De la tierra salieron pequeños brotes dejando ver un pequeño tallo y dos hojas casi en la punta. Ojos maravillados vieron como la pequeña planta se asomaba y pronto una hilera de esos mismos brotes apareció, adornando la tierra café con algo de verde.
— Deben regarlas cada siete días, tardarán un tiempo en crecer pero cuando lo hagan pueden sacarlas de la tierra, lavarlas y luego ponerlas a hervir para comerlas, nunca las coman con tierra
— Gracias, Damkina¹
El coro de voces hizo sonreír a la castaña quien solo llevó una mano a su pecho y se inclinó levemente a ellos, de esa forma diciendo que había sido un placer para ella. Se despidió de todo e igualmente de los niños quienes de no ser por sus padres la hubieran seguido correteando a su lado. Camino por los campos, viendo como las mujeres seguían las indicaciones que hace algunos minutos les había dado.
— Oye Raissa —Sprite llamó la atención de la de ojos ámbar, pronto esta la miró alzando una ceja, preguntando que sucedía — la comida está lista, Ajak nos llama
Sonrió de lado y se acercó hacia la pelirroja, rodeándola con un brazo para poder ir hasta donde se había servido el almuerzo. — ¿No te encanta? aprenden muy rápido
— Supongo, si te gusta perder el tiempo explicándoles todo con tanta lentitud y paso a paso — rodó los ojos, cruzándose de brazos mientras caminaban — los humanos pequeños son muy estúpidos, me jalaron para que corriera con ellos ¿para que quiero yo correr sin sentido?
Dejo salir una risita al escuchar sus quejas — los humanos pequeños se llaman niños, Sprite, y el punto de eso es simplemente correr, les gusta ver quien es mas rápido y dado a que luces como ellos supongo que creen que lo eres, no te enfades
— Que fácil para ti decirlo, a ti todos te adoran y alaban una y otra vez
Noto cómo el ceño de la contraria se frunció, por un segundo creyó que estaba celosa pero descarto eso, tal vez solo le molestaba no hacer lo mismo que ella. — a ti también te adoran, les fascina que les cuentes historias — dijo en un intento de animarla — ¿Qué planeas contar esta noche? a mi también me encantan tus historias
El antes ceño fruncido de la más baja desapareció y en su rostro se formo una sonrisa de lado bastante agradable — aun no lo he decidido, pero intentaré que sea del agrado de todos
Raissa rió complacida al escuchar ello, soltando a Sprite cuando llegaron a la mesa donde los demás estaban ya reunidos, bueno, a excepción de Ikaris, Thena, Gilgamesh, Kingo y Makkari. Esta última llegó entonces, provocando una suave brisa al pasar frente a ambas y detenerse, teniendo una sonrisa.
— Lo lamento — se disculpó hacia ambas
— No te preocupes — respondió Raissa, notando entonces la ausencia de sus compañeros — ¿y los demás?
Makkari no tuvo oportunidad de responder pues entonces llegaron Thena y Gilgamesh, él sosteniendo la mano de la rubia como si fuese alguna reina aunque ya era costumbre; Kingo iba detrás de ellos limpiando su ropa.
— Esperen ¿se fueron sin mi? — preguntó la castaña al verlos llegar.
— Estabas muy ocupada con los humanos — esa voz llegó del cielo, bueno, de alguien bajando de este. Ikaris aterrizó cerca a ella y se acercó a la mesa para tomar una manzana de la mesa y darle una mordida — no queríamos interrumpirte pero necesitábamos ir y hacer un patrullaje, y si fue necesario porque nos atacaron unos desviantes
— ¿Nos? ¡Fue a mí a quien atacaron esos desviantes! y ustedes llegaron para cuando ya estaba terminando con él — se quejó el de traje morado, dejándose caer en una de las piedras que servían como asiento.
Ajak se acerco a el, dándole un plato con algo de fruta — Raissa, preciosa, yo se que quieres ayudar a los humanos y mejorar su vida pero también tienes una responsabilidad con Arishem, ellos te necesitan para acabar con los desviantes
— Oh no, no la necesitamos — por poco Raissa y se lanza sobre él de traje azul, frunció el ceño cruzando de brazos mientras lo miraba — que siga con ellos ayudándolos, de verdad lo necesitan, entre los cinco podemos perfectamente con los desviantes
— Repite eso — murmuró cruzada de brazos — yo no sabía que iban a ir de patrulla, si me lo hubieran dicho obviamente hubiera ido con ustedes. Manipulo los elementos, no leo mentes como Druig — señaló con mala gana al mencionado haciendo que alzara una ceja por sus palabras incorrectas pero simplemente negó con la cabeza y continuó con su comida
Ajak alzó las cejas, mirando al castaño — Te pedí que la llamaras para que fuera con ustedes, Ikaris
Los labios de la chica se abrieron con impresión al escuchar ello ¡la había dejado fuera intencionalmente!, bufo mirándolo esperando alguna explicación medianamente lógica de su parte.
— Ya te lo dije, Ajak, no la necesitamos — fue su simple respuesta, incluso encogiéndose de hombros inocentemente — es más una pensadora que luchadora, se nota
— Pensa... yo te voy a mostrar lo que hace esta "pensadora" — le gruño y de su mano derecha lanzó una llamarada de fuego a sus pies, haciendo sobresaltar a Ikaris — vuelve a dejarme de lado y será tu cuerpo el que termine incendiado si no que nadando entre los peces en lo más hondo del mar
— Raissa, por favor — las palabras de Ajak sonaron casi como un regaño logrando que con un buido a castaña moviera su mano a un lado, apagando la llamarada mientras rodaba los ojos — Ikaris no volverá a hacer algo así pero tu también debes estar atenta a todo lo que pasa, eres una luchadora y no pueden estar avisando cada vez lo que es su deber
Ambos mencionados se miraron entre sí bajo la atenta mirada de la líder del grupo, Kingo que estaba considerablemente cerca hubiera jurado que de los azules ojos de su "jefe" por poco y salían sus característicos rayos de energía cósmica mientras que en los ojos ámbar de su amiga veía fuego, aire, tierra y agua en tempestad hacia el contrario.
— De acuerdo —la respuesta salió de ambos al mismo tiempo y cómicamente se dieron la espalda alejándose.
En el silencio incomodo que habían dejado Sprite no pudo evitar reírse y pronto la siguieron sus compañeros a excepción de Ajak aunque este tenía una sonrisa en el rostro, todos se habían divertido con la estúpida discusión de ambos aunque por supuesto que los mismos involucrados no
— Dejen de reírse —ordenaron al unísono y a los dos segundos se miraron — ¡Deja de hablar al mismo tiempo! ¡Detente de una vez!
Aquellos reclamos simplemente incrementaron las risas de los demás e irritaron aún más a los dos que eran la causa de estas. Los alegres sonidos duraron por algunos minutos hasta que Ajak movió sus manos pidiendo que los demás pararan.
— Ya rieron, ahora por favor coman que lo necesitan — dijo de una forma que incluso podía encontrarse maternal y es que, en muchos sentidos, Ajak se comportaba como una madre con todos ellos — vamos, todos a la mesa
Como niños fueron a sentarse a la mesa y pronto empezaron a ingerir los alimentos que muy amablemente los humanos les había proporcionado, en todo el almuerzo ni Raissa ni Ikaris se habían dirigido la mirada y menos habían hablado. A ella le había desagradado, su arrogancia era en muchos aspectos desesperante y le irritaba en extremo que fuera tan frío y aislado, como si, porque ella y los demás estuvieran ahí sólo retrasaran su misión con Arishem. El en cambio se había sentido bastante sorprendido y algo amenazado por la castaña, sus poderes eran diferentes a los que alguna vez hubiera pensado, eran grandes pero le parecía estúpido que los desperdiciara en esos seres que debían proteger, si él tuviera las misma habilidades seguramente ya hubiera terminado con todos los desviantes sin problemas y en ello recaía la amenaza, con tal poder sentía que al mejor momento Raissa podría desplazarlo y tomar su lugar. El problema de ambos era que no se habían dado la oportunidad de conocerse así que el concepto que tenían del otro no era ni medianamente bueno.
Ajak pudo notar eso y sabía que de seguir así sería perjudicial. Si iban a estar en ese planeta por tiempo indefinido la relación armoniosa entre ellos era sumamente importante y como líder forma parte de sus responsabilidades asegurar esta. Cuando todos terminaron de alimentarse y procedían a levantarse para recoger lo que cada uno había ensuciado la mujer aclaró su garganta.
— Dejen todo como está, Ikaris y Raissa van a encargarse de esto, juntos — alzó las cejas mirando a los nombrados. Kingo ahogó una risa y siendo quien estaba en medio de ambos pasó su mirada de uno a otro y los rodeos con un brazo a cada uno
— No creo que se atrevan a desobedecer a nuestra Eterna Suprema ¿o si? — comento con una amplia sonrisa, viendo la caras de desagrado de cada uno que solo lo hizo sonreír más — oh, yo se que harán un maravilloso dúo, bueno, mejor me voy, diviértanse.
Pronto todos se retiraron dejando a ambos totalmente quietos en sus lugares hasta que nada mas quedo Ajak, ella suspiro mirándolos antes de hablar — Tienen que comprender que es esencial que ambos se lleven bien, no sabemos cuánto tiempo estaremos en la Tierra pero tenemos una misión con los Celestiales y todos somos un equipo para eso, así que es necesario que exista una armonía entre nosotros. No solo ordenarán todo esto, pasarán el resto del día junt... — no pudo ni terminar de hablar cuando las quejas de ambos jóvenes se alzaron a ella — y si siguen peleando seguirán juntos hasta que se lleven mínimamente bien ¿me entiende? y no esta a discusión, así que empiecen
Entonces los dejó completamente solos, Raissa suspiro y se puso de pie inmediatamente poniéndose a recoger los platos de madera sucios, estaba juntando todos ellos cuando se percató de que lo estaba haciendo sola. Levantó la mirada a Ikaris notando como estaba recostado en su lugar con los ojos cerrados como si nada pasara a su alrededor — ¿Qué no vas a ayudarme?
El ojiazul abrió sus ojos y pasó estos por la castaña prácticamente analizándola por segundos antes de encogerse de hombros — No — respondió de forma seca, volviendo a cerrar sus ojos.
Raissa tenso la mandíbula y miró a la mesa, había sobrado algo de compota de manzana así que sin pena alguna tomó esta en su mano y se la lanzó directamente al rostro, se aguanto las ganas de reír escandalosamente cuando se sobresalto por el frío de la compota caer en su rostro pero sí soltó una pequeña risa. — Si no quieres que eso y toda la comida que está en la mesa termine en tu cabeza te sugiero que levantes tu gran trasero de ese lugar y te pongas a limpiar.
— ¿Crees que tengo un gran trasero? — preguntó con una sonrisa pícara viendo como la contraria tomaba otra cosa de la mesa y alzaba el brazo dispuesta a lanzárselo, el igualmente alzó ambas manos en signo de rendición — de acuerdo, de acuerdo, tranquilízate, ya me pongo a hacerlo — rodó los ojos poniéndose de pie, miró de reojo a la castaña y en cuanto noto que estaba distraída tomó las cáscaras de unas nueces que habían quedado y se las lanzó. Raissa levantó la mirada a él, casi incinerándolo con esta — ¿que? es mi venganza por lo de la compota
La ceja de ella se arqueo, mirándolo como si acabara de decir la estupidez más grande del universo — ¿Venganza? lo hice porque el señorito estaba de vago tomando el sol mientras yo hacía todo — su mirada pasó rápidamente por la mesa pero como no había visto nada de comida solamente tomó uno de los tazones tirándolo directamente a su cabeza ¿Qué tanto daño podía hacerle? después de todo era inmortal.
Cuando creyó que el objeto golpearía a Ikaris este, en un ágil movimiento, atrapó el tazón con una sola mano alzando una ceja mirando algo irritado a la joven — ¿Qué pretendes? ¿Abollarme la cabeza si no te ayudo?
— No planeaba eso pero ya que lo mencionas — se encogió de hombros dispuesta a tomar otro bol para repetir su acción pero cuando sus manos se disponían a tocar este el brazo del Ikaris se puso en su vista, haciendo presión en medio para evitar que lo levantara. Pudo ver las venas de sus brazos ligeramente marcadas gracias a la fuerza que sus músculos aplicaban e incluso se mordió el labio. No podía negar que aquello se le había hecho bastante atractivo y bastante tentador extender sus dedos para delinear con estos las líneas que formaban sus arterias.
— Atrévete a hacerlo y estarás cayendo a mil metros del suelo antes de que te des cuenta
Eso bastó para que dejara de pensar en tener contacto con él, su ceño se frunció y sus ojos se dirigieron a los contrarios. Hizo cierto esfuerzo para ignorar lo hipnotizante del azul de estos, debía estar molesta con él, no sentirse atraída.
— Ajak dijo que debíamos intentar llevarnos bien — sentenció, sujeto de mejor manera el tazón y tiró un poco de este pero ni siquiera se había movido ni un centímetro — quita tu mano, no me dejas recoger
— ¿Y arriesgarme a que me lo tires a la cabeza? No estoy loco como tú — aprovechando que la fémina se veía demasiado distraída intentando quitar el objeto bajo su mano dejó el que había lanzado previamente y se estiró para tomar otro de los contenedores que tenía pedazos de lechuga dentro. Sonrió con cierta travesura y no dudó en vaciar el contenido en el rostro de la joven, pronto el vegetal verde terminó desparramado por el cabello castaño que esta tenía con algo más en su rostro y traje violeta.
Tuvo que poner de toda su voluntad para no estallar en carcajadas al ver como sus mejillas y nariz se sonrojaban seguramente por el enojo y aunque le daba gracia incluso creía que se veía adorable. Pensó que si Raissa se enteraba de ese pensamiento seguramente su enojo sería mayo lo que lo llevó a preguntarse si otra parte de su rostro también enrojecería. Tal vez se había perdido demasiado en sus pensamientos e imaginaciones pues de la nada sintió un gran chorro de agua encima, literalmente. No necesitaba ver todo para saber que la obvia autora se encontraba justo frente a él.
— ¿Vamos a jugar así? — inquirió, dándole la opción de disculparse y detenerse.
— A menos que te de miedo — con un movimiento de muñeca y un ligero brillo dorado su mano lo "abofeteó" con un chorro de agua — arrogante — espeto arrugando la nariz como si le diera asco tenerlo en frente.
La mirada del hombre se dirigió a la mesa, buscando algo con que atacar así que tomó la jarra que aún contenía jugo de uva e igualmente la lanzó en el rostro de la más baja quien apenas logró cerrar los ojos a tiempo — presumida — sentenció, en el mismo tono que ella había usado.
— ¡La arrogancia y la presunción son lo mismo! — reclamo una vez se pasó la mano por el rostro, quitándose la bebida dulce.
— ¿Estás diciendo que somos iguales?
Lanzada aquella pregunta ambos se miraron, ambos analizando al que estaba enfrente suyo. Posiblemente hubieran resaltado mil y un cosas en las que eran diferentes, lo más obvio como el género, la altura, el color de ojos, etc, pero en su lugar simplemente observaron al otro. Ikaris admitió para sí mismo que incluso con trozos de lechuga en el oscuro cabello y el jugo de uva goteando por la curvatura de su rostro se veía guapa, especialmente con aquellos ojos del color del sol mirándolo tan fijamente. Igualmente Raissa no pudo negarse que a pesar de el agua cubriendo su rostro y varios restos de la compota de manzana en su cabello y ropa se veía encantador, y ni mencionar sus marinas iris tan centradas en ella.
Se miraron por segundos, tal vez algunos minutos hasta que con un suspiro conjunto las pupilas que antes se aferraban la una a la otra a la lejanía finalmente rompieron su conexión. El silencio se hizo presente y quedó entre ellos intentando hacerse incómoda y tuvo cierto éxito pues cada uno se preguntó qué demonios acababa de pasar. El más alto estuvo a punto de retirarse en silencio pero una dulce melodía llegó a sus oídos. Nuevamente su mirada viajó a la joven frente a él y confirmó sus sospechas, se estaba riendo. La miró como si estuviera loca y hubiera perdido todo uso de razón pero incluso con la mirada de ceja alzada que le dio la risa de Raissa se siguió escuchando, alegre y melodiosa por algunos segundos más hasta que pareció recuperar la compostura. Un suspiro suave y sus ojos nuevamente puestos en Ikaris indicaron que su contenta sonrisa había terminado.
— ¿Sabes que? no creo que seamos iguales, pero sí bastante parecidos — concluyó, acompañada de un imperceptible encogimiento de hombros — eres arrogante y no te molestes en negarlo, yo soy presumida y tampoco me molestare en negarlo
"Diablos, esta chica esta realmente loca"
Fue el primer pensamiento que se le cruzó por la cabeza pero, si lo estaba ¿eso importaba? Por primera vez una sonrisa se dio en su rostro dirigida a ella, un suspiro la acompañó y la relajación de los músculos de su espalda se notó. No entendía como acababan de pasar de lanzarse las sobras de la comida a nada más concluir en que se parecían, tampoco se propuso entenderlo en ese momento, no creía que necesitara una explicación para aceptar ese cambio.
— De acuerdo — le respondió y extendió su brazo a ella, mirándola con suma calma — si somos tan parecidos como creer el pelear entre nosotros si puede resultar una estupidez total, digo que hagamos una tregua
Raissa ladeo la cabeza con sus pupilas atentas al musculoso brazo que se le extendía, como si la seño fuera completamente extraña, pero no lo era, simplemente se debatía internamente entre si confiar o no. Su propia pelea mental no duró más que segundos y su propio brazo se extendió para tomar el contrario. Su mano pronto sujetó el antebrazo de Ikaris y el hizo exactamente lo mismo en el antebrazo más delgado. Cuando sus dedos se cerraron alrededor de su piel sintió algo extraño, como si se tratara de un choque eléctrico aunque no había sido doloroso. Esa sensación provocó que se separaran y en el intento de hacerlo los dedos de ambos se rozaron por la parte interna del antebrazo, bajando a la muñeca, la palma y finalizando en los dedos donde al finalizar el contacto aquella sensación se extendió por todo su cuerpo.
No existía ningún cambio en el exterior, pero ambos sintieron que aquel escalofrío, por llamarlo de alguna forma, recorrió desde sus uñas hasta la punta de cada uno de sus cabellos. No fue hasta que la impresión desapareció dejando un pequeño cosquilleo como consecuencia que parpadearon y cayeron en cuenta de algo. Sentían que les faltaba algo, algo que era esencial y parte de ellos y que en su lugar había algo ajeno. Se miraron, ambos con cierto pánico en los ojos.
— ¿¡Qué hiciste!?
¹Damkina: Diosa madre de Mesopotamia.
Hey ¿que tal todo? un gusto volver a saludarles, aquí el segundo capítulo y sí, es un salto en el tiempo. Al igual que en la película jugaré bastante con estos saltos en el tiempo pero también dependerá de ustedes.
A modo de hacer esto un poco más didactico en algunos capítulos dejaré la opción abierta, es decir que entre ustedes podran decidir si quieren que el siguiente capítulo sea durante la "actualidad" (es decir la línea temporal del primer capítulo) o, que sea sobre el pasado compartido de Ikaris y Raissa (Mesopotamia, Babilonia, etc).
Será bastante sencillo que "voten" pues se definirá en comentarios. Para aquellos que quieran el capítulo desarrollado en la actualidad deben comentar su canción favorita de la playlist de Raissa
AQUÍ
Y para quiénes quieran el capítulo situado en el pasado comenten su canción favorita de la playlist de Ikaris.
AQUÍ.
Apreciaré mucho si votan ⭐ y comentan 💬, eso siempre motiva y alegra un montón. Si más que decir me despido.
Les mando un beso impreso.
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